Capítulo 25. ¡¿Primera cita?!
Hinata se inclinó al sonido de las campanas, mientras rezaba y pedía su deseo.
"Este año deseo ser yo misma"
Y es que bueno, era más fácil pedirlo que hacerlo por ella misma.
"¡Y buenas notas en los exámenes para Sasuke!"
A su lado su hermana sonreía, atrapada en su plegaria.
- ¿Qué has pedido? -preguntó, de forma tímida.
- Poder convertirme en modelo pronto -contestó, entusiasmada. Hinata sonrió, enternecida.
- Aún eres muy pequeña -explicó, revolviendo su cabello.
- Entonces quiero un novio -volvió a inclinarse para rezar, pero Neji la detuvo.
- Oh no, nadie tendrá novio aquí -advirtió, con amenaza.
- Pero Neji-niisan -se quejó Hanabi.
- Ni hablar. Desde ahora tendré que cuidarte para que los chicos no se te acerquen.
- ¿Qué hay de onee-chan?
- Hinata no necesita que la cuide, ella espanta a los chicos por su propia cuenta.
- ¡Neji! -gritó indignada, sintiendo la sangre subir a sus mejillas. Su primo le sonrió.
- Es broma Hinata -respondió, revolviendo su cabello-. ¿Vamos a casa ya?
- Sí -Hanabi tomó la mano de su primo de inmediato, cual niña pequeña.
- Sí -murmuró Hinata, dando un pesado suspiro.
Juntos esquivaron al resto de los visitantes y bajaron las escaleras del templo.
En la parte baja había un pequeño festival de año nuevo, aunque ninguno tenía la intención de visitarlo. De pronto, por el rabillo del ojo, un muchacho de cabello negro que se dirigía hacia el festival llamó su atención.
Hinata se detuvo sin poder evitarlo, atraída por aquella visión, y es que se encontraba por completo segura de que el muchacho que había visto se trataba de nadie más que Sasuke.
- ¿Hinata? -la llamó Neji. Ella dio un respingo, por competo insegura.
- Adelántense, volveré a casa más tarde -afirmó. Su primo dio un suspiro.
- A ver en qué problemas te metes ahora.
- ¡Trae pasteles a casa, onii-chan! -exigió la pequeña Hyuuga. Neji les dirigió una mirada de sospecha.
- ¿Onii-chan?
- Son cosas entre onee-chan y yo -explicó Hanabi, sacándole la lengua. Su primo las miró con fastidio.
- Sí claro, como quieran.
Hinata sonrió y se despidió, mientras que daba media vuelta para correr tras aquel chico. Por un segundo pudo seguir su pista por el comienzo de las tiendas del festival, pero pronto aquel muchacho de cabello azabache se perdió entre el público.
Frustrada se detuvo.
"Tal vez lo confundiste con alguien más"
Y es que bueno, eso tenía más sentido que pensar en que Sasuke estaría en el templo sólo. Es más, pensar en encontrarse con algún conocido era realmente alocado, pues era algo que sólo sucedía en los mangas y en los anime. Sí, exactamente eso, como en los animes románticos.
Por ejemplo, en la vida real uno no se encontraba con el chico que le gustaba.
No era como si pudiera ir caminando por las calles del templo y se encontrara de golpe con…
- ¿Hina?
Hinata volteó, de pronto inundada por los nervios.
- ¿Naruto? -le llamó, sorprendida de hallarlo justo enfrente de ella.
El chico sonrió al verla.
- ¡Hina! -exclamó, evidentemente feliz de no haberse equivocado-. ¡Feliz año nuevo!
- Feliz año nuevo -correspondió ella, sonriendo de inmediato-. ¿Qué haces aquí?
- Vine a ver el templo con mis padres y Konohamaru, pero me perdí -rascó su nuca, avergonzado ante lo último-. ¿Y tú? ¿Con quién estas?
- Mi familia -confesó-, pero me escape hace un rato.
- Oh, ¿y eso por qué?
- Es que creí ver a Sasuke -explicó, volteando hacia el festival. Naruto siguió la dirección de su mirada, aunque no vio nada más que ella.
- Bueno, Sasuke me dijo que no vendría -comentó confundido. Hinata sonrió, levemente nerviosa.
- Sí, debí haberme confundido.
- Pero ya que estamos aquí podemos hacer algo juntos, ¿te parece?
Su corazón se aceleró, mientras una sonrisa se dibujaba en su rostro.
¿Acaso eso era como una cita?
- Claro -aceptó al instante, sin siquiera pensarlo.
- Entonces vayamos por algo de comer -propuso-. Vi un puesto de ramen hace unos cuantos metros y…
Se quedó quieto, de pronto congelado, con la vista en un punto fijo tras ella.
- ¿Naruto? -le llamó Hinata. Él de inmediato tomó su mano y tiró de ella fuera del camino, ocultándose entre los arboles-. ¡¿Pero qué…?!
- ¡Shhh! -exigió, por completo nervioso. Llevó la mano a su boca y la tapó, mientras la hacía girar hacia el camino para que pudiera ver lo que lo había obligado a huir en primer lugar:
A Sasuke.
El joven avanzaba por el camino con actitud despreocupada y una sonrisa relajada, parecía que no los había visto. Pero eso no era lo único interesante, lo interesante era la muchacha que caminaba junto a él, con un adorable sonrojo y una sonrisa imborrable en su rostro.
"¡¿Sakura?!" -gritó Hinata en su mente, ya que el muchacho rubio aún tapaba su boca.
Naruto esperó a que ambos pasaran aquellos puestos antes de soltar a Hinata y volver a salir al camino. Ella le siguió de inmediato.
A unos cuantos metros sus amigos continuaban caminando, sin haber caído en la cuenta de la presencia de ambos. Conversaban amenamente, en un ambiente cargado de corazones flotando que golpeaban al resto de las personas.
- ¡Maldito! -masculló Naruto, frunciendo el ceño-. Me dijo que no vendría.
- ¿Sasuke tenía una cita con Sakura y ninguno me lo dijo? -murmuró Hinata, más que sorprendida.
Naruto entrecerró sus ojos.
- Tal vez esto se trate un movimiento.
- ¿Tú crees? -preguntó sorprendida.
- Sí, se aprovecha del hecho de que nosotros no estamos cerca para poder dejar salir su lado tímido y amable y así anotar puntos con Sakura -explicó, de manera segura-. Usaba ese truco en la primaria para conseguir los mejores juguetes.
- ¡¿Qué?! -preguntó, sorprendida. Naruto le asintió.
- Debemos seguirlos.
- ¿Seguro? -Naruto ni siquiera se preocupo en contestar, simplemente tomó su mano y le sonrió.
- ¡Pero claro! ¡Es nuestra oportunidad para que ambos comiencen a salir de una vez!
Ella rió y entonces el chico comenzó a correr, llevándola con él. Tras unos metros, claro, soltó su mano al sentir las miradas de todo el mundo.
Hinata vio su propio reflejo gracias a un pequeño espejo en una de las tiendas. El cabello corto, la ropa holgada y los lentes negros fueron lo que se reflejaron nuevamente.
Sin quererlo suspiró.
Nuevamente parecía un chico…
La primera parada fue en el puesto de las fortunas, en donde por sólo 100 yenes podían averiguar su fortuna durante el resto del año.
Hinata jamás participaba, aunque a Hanabi le gustaba hacerlo año tras año.
Sasuke y Sakura se dirigieron directamente allí, como si lo hubieran planeado con anterioridad. Naruto y ella, en cambio, se mantuvieron cerca ocupando uno de los tantos puestos para cubrir su presencia mientras observaban a sus amigos.
- ¡Estamos acabados! -exclamó Naruto, apenas vieron a donde se dirigían-. ¡Sasuke tiene pésima suerte para estas cosas!
- ¿Tan así?
- Siempre que lee su suerte termina amargado el año completo -explicó el chico-. ¡Y siempre le sale la peor de las suertes!
Hinata observó de nuevo hacia sus amigos, recordando de golpe lo quejoso que Sasuke regresaba a la escuela luego de las vacaciones de invierno. Ahora con la explicación de Naruto todo tomaba sentido.
- Estamos muertos -suspiró, derrotada.
- ¿Te rindes tan fácil? -preguntó el chico, incrédulo.
- No podemos hacer nada -replicó ella, girando a verlo. Sus rostros quedaron tremendamente cerca el uno del otro, por lo que sus ojos se encontraron con facilidad.
Hinata sintió al sangre golpear sus mejillas con fuerza.
- ¿Eh? ¿Acaso tienes fiebre? Tu rostro está rojo -comentó de pronto Naruto. Hinata sintió ganas de ocultarse.
"¡Cuando dije que deseaba ser yo misma no me refería a esto!" -pensó, avergonzada. Devolvió al vista al frente, justo a tiempo para ver a Sasuke tomar uno de los pergaminos.
- ¡Es el fin! -exclamó Naruto, observando aquello también. Hinata se cubrió los ojos, incapaz de ver.
Y fue cuando Sakura lo detuvo.
- ¿Qué tal este? -preguntó ella, entregándole otro pergamino. Sasuke lo recibió de inmediato, con una gran sonrisa en el rostro.
- Claro.
Naruto y Hinata tragaron asustados, mientras el chico desenvolvía la que sería su fortuna durante el año entero.
"Mala suerte"
"Pésima suerte"
- ¡Mucha suerte! -exclamó Sasuke de pronto, en un grito de emoción. Sakura sonrió junto a él.
- ¡Eso es genial! -un sonrojo adornó el rostro del muchacho ante eso, quien avergonzado desvió la vista.
- G-Gracias por querer venir conmigo…
- Está bien, me alegro mucho que me invitaras -susurró ella, desviando la vista también. Ambos se quedaron en silencio algunos segundos.
De pronto Sasuke dio un paso al frente, tragando.
- S-Sakura…
- ¿Sí? -preguntó ella, clavando sus ojos jade en él. El chico se sonrojo aún más.
- T-Tengo hambre… ¿busquemos algo de comer?
Sakura le quedo mirando, de pronto perpleja. Hinata creyó que se molestaría y le gritaría por aquella invitación tan poco educada, pero contrario a lo esperado su amiga no hizo más que sonreír llena de dulzura.
- ¡Claro que sí!
Naruto y Hinata retrocedieron con velocidad, mientras que Sasuke y Sakura terminaban de colgar sus fortunas para luego dirigirse de nuevo a los puestos de comida. Ambos chicos les siguieron tras unos cuantos segundos, marcando la distancia y usando a la gente para cubrirse.
- ¿Realmente está sucediendo esto? -preguntó Naruto en un punto, mientras esperaban a ver qué cosa hacían sus amigos.
- ¿Qué Sakura y Sasuke estén en una cita?
- No, que estemos aquí escondiéndonos y siguiéndolos -rió él, volviendo a verla-. De seguro la gente cree que estamos locos.
Ella rió. Naruto volvió a inclinarse para revisar el camino.
- Oh, están haciendo fila para comer algo de yakisoba -informó.- Por cierto, ¿tienes hambre?
- Sí -admitió Hinata, sintiendo su estomago rugir.
- Puedo ir por algo de comer, tú espera y vigila, ¿sí? -pidió, antes de volver a alejarse en dirección contraria.
Hinata asintió y tomó asiento en una pequeña banca, dando un pesado suspiro.
Podía ver a Sakura y Sasuke a unos cuantos metros, charlando mientras esperaban sus órdenes. Por el ángulo en el que se encontraban ellos no podían verla a ella, por lo que se encontraba a salvo a esa distancia.
- ¿Ah? ¿Hinata-chan?
La chica se puso de pie sorprendida, mientras giraba a ver a la persona que la había llamado.
Una hermosa joven cabello azul le devolvió la vista, a unos cuantos metros.
- ¿Melodi-chan? -preguntó con sorpresa.
- ¡Eres tú! -exclamó la joven, sonriendo automáticamente. Corrió a ella y la abrazó con fuerza, provocando que la gente volteara a verlas-. ¡Que alegría~!
- ¿Melodi, a quien demonios abrazas? -la pregunta captó su atención. En cuanto alzó su vista para ver tras la joven se encontró con un muchacho de ojos y cabello azabache, con dos manzanas acarameladas en sus manos. Tenía el ceño fruncido y la observaba como si fuera una molestia-. Ah, eres tú. ¿Qué haces aquí, Hyuuga?
- ¿Kyoto? -preguntó sorprendida. Melodi la soltó, corrió al chico y lo abrazó, de pronto entusiasmada. No fue hasta ese momento que Hinata notó los kimonos que ambos usaban. El de la chica era azul con un diseño de peces koi, como si estuvieran nadando en el agua; y el de su novio era por completo negro…
…clásico de Kyoto, la verdad…
- A-Ah, v-vine con mi familia… -respondió de inmediato. El muchacho alzó sus cejas, escéptico. A su lado Melodi ya se encontraba probando la manzana acaramelada.
- ¿En verdad?
- Sí.
- ¿Y entonces qué demonios hace Namikaze atrás de ti?
Ella giró sorprendida, encontrándose con Naruto que ya había regresado de su compra. En sus manos también habían dos manzanas.
- Oh, tú eres ese chico del salón de junto -observó el rubio, acercándose a ellos con una sonrisa-, quien jugó con Kiba, Sasuke y Hina en el partido de futbol.
- Sí -contestó Kyoto, con calma. Hinata tragó nerviosa, de pronto asustada de que le fuera a decir la verdad sobre ella, aunque por suerte aquella no fue la situación.
- ¿Qué hacen aquí? -preguntó el rubio.
- Estamos en una cita -contestó Melodi entusiasmada, mientras tomaba al mano de su novio. El chico de cabello oscuro sonrió, cual gatito domado-. Supongo que ustedes también lo están, ¿no?
Hinata se sonrojó de golpe, Naruto en cambio sonrió.
- Sí, bueno, más o menos -contestó riendo, mientras le daba una de las manzanas a Hinata-. Considéranos chaperones de una cita.
Kyoto alzó su ceja, sorprendido.
- ¿Chaperones?
Hinata apuntó hacia el puesto de yakisoba, en donde Sasuke y Sakura continuaban esperando la comida.
- ¡¿Sakura-chan?! -gritó Melodi, emocionada y espantada a la vez.
- ¡Shh! -de inmediato Hinata y Naruto los empujaron con rapidez fuera del camino, asustados de ser oídos o vistos por sus amigos.
Kyoto abrió a boca para quejarse.
- Maldita sea, yo sólo quería un día normal con mi novia.
- ¿En verdad? -preguntó la chica, emocionada.
- ¡No hagan esas cosas de parejas! -se quejó Hinata.
- ¿Celos Hyuuga? -se burló Kyoto.
- No, pero…
- Voy a ver que hacen, ¿sí? Ya regreso -anunció Naruto.
Se alejó hacia el festival, con paso sigiloso. Apenas se hubiera marchado Hinata volteó hacia Kyoto y Melodi.
- ¿De verdad no son novios? -preguntó Melodi, con curiosidad. Hinata enrojeció de golpe.
- ¡No!
- Harían una linda pareja -se quejó la chica-. Debo preguntarle a Sakura sobre esto.
- No haríamos nada, se supone que soy un chico -explicó la joven.
- Cierto, cierto -suspiró su amiga, como si hubiera olvidado aquel detalle-. Pero se ve que es un gran chico.
- Es un idiota, amor -interrumpió Kyoto, con calma-. Créeme.
- Bueno, pero los chicos idiotas son los más lindos -rebatió ella, con una sonrisa-. Así como los chicos tsunderes.
Hinata aguantó la risa que aquello le provocó. Kyoto giró hacia Melodi y abrió la boca, pero escogió guardar silencio mientras se tragaba su orgullo. Incluso había enrojecido.
- ¿Sucede algo, amor? -preguntó Melodi. Kyoto abrió la boca para contestar.
- Hey -Naruto apareció de nuevo-. Ya volví. Siguen untos, ahora irán a comer al parque y… ¿interrumpo algo? -cuestionó, al ver las caras de todos.
Hinata y Melodi comenzaron a reír, pero Kyoto alzó la cabeza y se alejó, orgulloso.
- Nada -masculló, al pasar junto a Naruto. De inmediato las chicas le siguieron hasta los puestos.- ¿Qué harán ustedes ahora?
- Pues observar -respondió Naruto, como si fuera obvio-. Queremos ver que sucede.
- ¿Sólo eso?
- ¿Nos quieren ayudar? -preguntó Hinata.
- ¿Quieren que les ayudemos? ¿Están locos?
- Nee, Kyoto, no seas malo -se quejó Melodi, inflando sus mejillas. El chico se sonrojó al ver aquello y desvió al vista, atrapado.
- Supongo que puedo pensarlo…
Naruto sonrió emocionado, pero Hinata les observó con mayor burla.
- Como un buen gatito domado, ¿no Kyoto?.
- Silencio Hyuuga, no quieres que yo empiece a hablar -sonrió, advirtiéndole con la mirada. Hinata guardó silencio-. Bien, tu secreto está a salvo.
- ¡Kyoto! -le regañó Melodi.
- ¿Secreto? -preguntó Naruto, sin comprender.
- ¡No es nada! -aseguró Hinata, deprisa. El chico frunció su ceño e hizo un mohín.
- Vamos Hina, dime~ -pidió, de forma infantil. La chica fulminó a Kyoto con la mirada.
- Bueno, nos retiramos -decidió el joven.
- ¡¿Qué?! -preguntaron las chicas, incrédulas.
- Creí que nos ayudarían.
- Sí, pero cambie de opinión -explicó, con calma. Miró a Hinata y sonrió con burla-. Los dejaremos con su cita a solas.
- ¡Pero Kyoto! -Melodi se cruzó de brazos, inconforme-. ¡Yo quiero ayudar a Sakura!
- Somos demasiados, así sólo conseguiremos llamar su atención -explicó el joven, decidido. Tomó la mano de su novia-. Además de eso es buena idea dejar al par de tortolos solos.
Hinata enrojeció, pero Naruto sólo le miró confundido.
- ¿De qué hablas?
- Averígualo -se burló el muchacho, marchándose mientras llevaba con él a la joven.
- ¡Espera mi llamada Hina-chan! -exclamó la chica, estirando su mano a ella. Hinata sonrió y se despidió con un leve movimiento de su mano.
- Je, son muy graciosos -sonrió Naruto.
- Sí. Hacen muy linda pareja -volteó a ver a Naruto-. ¿Entonces en verdad observaremos?
Él asintió.
- ¿Estas aburrido?
- No, me divierto estando contigo y… -guardó silencio de golpe, sorprendida por lo que había dicho. Naruto le sonrió.
- Yo también me divierto contigo, Hina -explicó, halagado-. ¡Ahora andando!
Ella sonrió y le siguió.
Rodearon el pequeño parque que estaba cerca, mientras buscaban a Sakura y Sasuke con la mirada. Cuando los encontraron sólo fue cosa de ubicarse a algunos metros, dándoles la espalda. Y es que desde donde se encontraban era poco probable que sus amigos voltearan a verlos.
Ambos tomaron asiento, esperando a ver qué sucedía.
- Pues en caso de que nada interesante suceda -comenzó Naruto, sacando su celular-. Tenemos pruebas de un hecho irrepetible y único.
Hinata rió.
- Sasuke te matara cuando se entere de que tienes eso contigo.
- Y por lo mismo no debe saberlo -contraargumento él. Dio un suspiro, sintiendo la brisa.
Alrededor de ellos había un montón de gente, tanto en parejas como en grupos de amigos. Todos disfrutaban del lindo día que se les había presentado. Pese a que aquel era un día para pasarlo en familia ambos se encontraban juntos, cosa que la alegraba profundamente.
- Así que Kyoto si sabe tu secreto… -comentó Naruto de pronto.
- S-Sí, bueno, pero es sólo porque lo descubrió por accidente -explicó ella, con velocidad. Su amigo hizo un mohín.
- Todos lo saben menos yo -se quejó-. ¿Acaso no confías en mi?
- No es que no confié en ti -murmuró en voz baja, mientras desviaba su vista-, es sólo que… es complicado…
- ¿Por qué?
- Es porque… no lo sé. Es difícil. Y parte de mi tiene miedo de que te vayas a enojar si te lo cuento -y al decirlo lo observó directamente a los ojos.
- No me enojaría contigo, Hina -prometió el muchacho rubio, sin comprender del todo-. Somos amigos, ¿no?
- Sí, pero… sigue siendo complicado -murmuró nuevamente, entristecida.
- Pues entonces… hagamos una promesa…
- ¿Una promesa? -volteó a verlo, notando de pronto la seriedad en la mirada del chico. Su corazón se aceleró.
- Sí. Cuando deje de ser complicado para ti, me lo dirás. ¿Trato?
Ella asintió, mientras devolvía la vista al frente incapaz de apartar sus pensamientos del muchacho sentado a su lado.
A unos cuantos metros Sasuke y Sakura reían, sentados el uno al lado del otro.
Hinata sonrió al ver lo último, pues hacían tan buena pareja que no podía evitar alegrarse al verlos juntos. Sasuke era un gran chico que, aunque frio, podía resultar muy cariñoso; mientras que Sakura era la chica perfecta, decidida, hermosa y femenina.
De alguna forma, todo lo que ella no era…
- Sería agradable gustarle a una chica, ¿no crees? -preguntó de pronto Naruto, observando de la misma manera a Sasuke y Sakura.
Ella suspiró para darle la razón. No podía creer que Naruto fuera tan ciego.
Es decir, él ya le gustaba a una chica. Le gustaba a ella.
"No pidas tanto, ni siquiera pareces una chica de verdad…"
- Supongo -musitó, lentamente.
- Lastima que en verdad no sea para nada atractivo -rió él, rascando su nuca.
Hinata infló sus mejillas, avergonzada.
- Tus ojos -susurró, segura de que él no la oiría. Para su mala suerte no fue así.
-¿Qué hay con mis ojos? -cuestionó él, sin entender. Hinata dio un respingo.
- P-Pues que son azules -explicó rápidamente, sintiendo su corazón latir con violencia-. E-En Japón no hay chicos con los ojos azules, a-así que realmente si lo piensas cuidadosamente son muy lindos para las chicas y…
Naruto sonrió, halagado.
- ¿Tú crees? Je, pues los tuyos también lo son.
Ella tragó, de pronto incapaz de pensar en otra cosa que no fueran sus palabras.
- ¿Q-Qué cosa? ¿M-Mis ojos?
- Claro, cuando te quitas los lentes… -comenzó, mientras que llevaba sus manos para apartar los lentes- …tus ojos son realmente muy lindos, Hina.
Hinata se sonrojó, pese a todo el esfuerzo que utilizó en no hacerlo.
Sus latidos se incrementaron de golpe, consiguiendo ser tan fuertes que ella estuvo segura de que el muchacho también los oiría.
- G-Gracias…
- Así que cuanto te guste alguien sólo me lo debes decir, ¿entendido? -preguntó él, decidido-. Yo haré lo que sea para ayudarte a conquistar a esa persona.
Hinata sonrió, más por la ironía que por otra cosa.
- Algún día, Naruto. Lo prometo.
CONTINUARA…
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