Capítulo 21. ¡Pelea de chicos!
Esa mañana en medio del patio, Hinata sintió que tal vez dejarse llevar por el orgullo y el enojo no era la mejor idea de todas…
- Estarás bien -las manos de Sasuke sobre sus hombros, acompañadas de sus palabras de aliento, le resultaban reconfortantes-. Eres más rápida que cualquiera de ellos. Solo tienes que correr.
- Estoy fuera de forma -le recordó al chico.
- En ese caso no deberías jugar -Kyoto se veía serio, sin apartar la vista del equipo rival. Hinata frunció el ceño, pero decidió ignorarlo, a fin de cuentas comprendía lo estresado que debía estar el chico.
- ¿Acaso nunca les da miedo de lastimarse cuando van a jugar?
- Pero claro que nos asusta -contestó Zentraedi, con una sonrisa sabia-, solo que no podemos dejar que otros noten nuestro temor, confiar en tus habilidades es esencial para ganar la batalla.
- A mi me suena más bien a que temen que otros les llamen cobardes -murmuró ella, en respuesta-, no hay nada de malo con sentir miedo. El orgullo no debería ser lo único que los guie, si están asustados no tienen porque pelear.
- Es por eso que las chicas no van a la guerra -se burló Kyoto. Hinata le devolvió la sonrisa con confianza.
- Y es por eso que solo las guerras las han provocado los hombres -respondió, avanzando hacia la cancha. Ride y Rode controlaron la pequeña risa que les provocó aquella respuesta antes de salir tras ella.
- No puedo creer que mi amiga te haya hecho Jaque mate, campeón -se burló el muchacho castaño. Kyoto solo sonrió en respuesta.
- Me gusta que sea desafiante, no se ven muchas chicas así últimamente -comentó en respuesta y con calma. Se encogió de hombros y avanzó hacia delante, junto a Kiba. Sasuke y Zentraedi les siguieron con calma.
El equipo contrario también llegó a la mitad de la cancha, echándole una mirada sospechosa al improvisado equipo y a aquel misterioso nuevo miembro. Naruto, quien también se encontraba con los chicos como nuevo defensa, en cambio sonrió automáticamente al reconocerla y la saludó con alegría. Hinata correspondió moviendo de manera tímida su mano antes de ser detenida por Kiba.
- ¿Quién es ese? -preguntó de inmediato uno de los chicos, quien parecía ser el capitán del equipo contrario. De cabello blanco y ojos verde agua no pareció caer en el hecho de que Hinata fuera una chica, cosa que la alivió profundamente. En cambio, el sujeto la miró de arriba abajo en un segundo antes de ignorarla por completo.
- Nuestro nuevo miembro -respondió Kiba, firme.
- ¿De dónde lo sacaste?
- ¿Vas jugar o no? -se burló Sasuke, desafiante-. ¿O quieres matar el tiempo para que no te demos una paliza nuevamente?
Ella no pudo evitar tragar.
Los chicos sí que eran directos en una pelea, no ocultaban sus expresiones de odio como las chicas.
- ¿Al menos su miembro sabe perseguir un balón? -le hizo la pregunta a Kiba, pero Hinata supo que era ella quien debía responder.
- ¿Me lo pregunta el idiota que anotó un autogol para su equipo en el último partido?
Todos lanzaron risas y burlas, excepto el joven, quien no dudo en matarla con la mirada.
- Solo demuéstranos que no eres una niña para esto.
Ella frunció el ceño, enfadadísima.
- Imbécil sexista -masculló, dando media vuelta y caminando a la que sería su posición. Definitivamente ahora tenía ganas de humillarlo en su propio terreno.
- Así es Toneri -contestó Kyoto, caminando también a su posición. Le dirigió una leve sonrisa a la chica-. Me alegra saber que te cae bien.
Ella le devolvió la sonrisa antes de correr a su lugar designado junto a Kiba.
Un chico, quien parecía ser de mayor año, se acercó al grupo con un silbato entre sus labios. Este último sonó y el partido comenzó.
Al instante el instinto se despertó en Hinata, quien comenzó a correr a tras el balón que ya era disputado en el centro de la cancha. Llevaba años sin jugar, pero pronto el cansancio en las piernas le pareció de lo más agradable.
Poco a poco todo lo que sabía de aquel deporte regreso a su mente y su cuerpo pudo moverse con mayor naturalidad de la esperada. Había creído que sería un desastre apenas comenzara, pero parecía que por el momento se estaba manejando bastante bien y eso la hacía sentir tremendamente feliz.
O al menos así era hasta que se topó con el balón.
- ¡¡Hinata ponte a correr ya!! -le ordenó Sasuke llevándose las manos a la cabeza, desde la portería y aterrado al ver como su joven hija se había convertido en el blanco de todos aquellos chicos.
…definitivamente así no era como se había imaginado a un montón de adolescentes con hormonas persiguiendo a Hinata durante la preparatoria…
La chica dio un grito ante eso y pateó el balón para comenzar a correr directo a la portería contraria, esquivando a uno que otro jugador que se acercaba con la intención de robarle el balón.
Casi llegando observó como Naruto corría a ella, con una expresión desafiante en el rostro. No pudo esquivarlo y pronto ambos se disputaban el balón con energía. Hinata le dio la espalda mientras buscaba a alguno de los chicos para un pase rápido, pero entonces Naruto le habló.
- ¿Sin rencores, cierto Hina?
La tomó con la guardia baja y le provocó un respingo. El muchacho rubio aprovechó aquello y le quitó el balón en un movimiento, pateándolo hasta el otro lado de la cancha.
- ¡Hey! -volteó a verlo, pero no pudo decir nada. Naruto lucía emocionado.
Volvió a correr al otro extremo, en donde el muchacho que había recibido el balón se dirigía hacia Sasuke, quien se mantenía esperando en el arco.
De pronto Ride y Rode, quienes se habían mantenido a la espera, corrieron con agilidad hacia el muchacho y consiguieron desequilibrarlo, haciéndolo caer. Sin dudar ambos patearon el balón al mismo tiempo de vuelta a ella.
Hinata saltó y lo recibió usando el pecho, solo para toparse de frente con Toneri quien corría a ella con velocidad.
No dudó. Giró y comenzó a correr de inmediato hacia la portería, con el tipo pisándole los talones.
En un segundo, y usando su cuerpo, el chico le dio un fuerte empujón. Aunque no consiguió hacerla caer, aquello fue suficiente como para hacerla perder el equilibrio y el balón todo al mismo tiempo.
Toneri lo tomó y dio media vuelta para correr de nuevo a Sasuke.
Hinata sintió como la rabia se extendía por su cuerpo al ver aquello. Se enderezó y corrió para perseguirlo, decidida a recuperar lo que le habían quitado, pero Kyoto se les cruzó antes y pronto ambos chicos se encontraban disputándose el balón con eficacia, entre gruñidos e insultos.
De pronto Kyoto lanzó una maldición y cayó al suelo.
Justo en ese momento el silbato sonó, terminando con aquel pequeño primer tiempo.
Toneri y el resto de su equipo volvieron a su lado; en cambio ellos se reagruparon en torno a Kyoto, quien continuaba agachado.
- ¿Estás bien? -preguntó Rode, preocupado.
- Sí, a excepción del moretón con el que apareceré mañana -respondió el muchacho, frunciendo el ceño.
- ¿Te pateó? -preguntó Hinata, sorprendida. Kyoto se acarició el tobillo, evaluando el daño.
- Viene haciendo lo mismo desde que comenzó el partido -gruñó.
- ¿Y por qué no lo han detenido?
- Porque sabe cómo hacerlo sin que lo detecten -volvió a colocarse de pie y clavó sus ojos en Hinata-. Lamento la presión Hyuuga, pero tienes que ponerte más dura este segundo tiempo.
- ¿Es absolutamente necesario que Hina haga eso? -preguntó Sasuke, preocupado-. ¿Qué sucede si Toneri la lastima?
- Tranquilo papá, yo la cubro -prometió Kiba, sonriendo con desafío.
- Le echaremos un ojo encima también -comentaron los gemelos.
Hinata no pudo evitar morderse el labio, preocupada. No quería que los muchachos añadieran a la lista de cosas que hacer el preocuparse por ella y evitar que la golpearan.
Se suponía que era parte del equipo, ¿no?, entonces significaba que ella también debía aguantar eso. No era justo recibir mayores cuidados solo por ser una chica.
- No nos queda remedio, cada uno deberá jugar en serio desde aquí -Zentraedi le sonrió a Hinata y Sasuke-. Prepárense para ver la mayor estrategia de todos los tiempos.
- Hmp -Kyoto y Kiba también sonrieron-. Presumido…
El silbato volvió a sonar.
Kyoto y Kiba salieron disparados hacia delante mientras que Zentraedi, llevando el balón, comenzó a dirigirse a la portería de su propio equipo. Hinata no supo cómo reaccionar ante eso, pero en seguida comprendió la estrategia al ver como todos los jugadores del equipo contrario comenzaban a perseguir al joven de cabello blanco. En cuanto estuvo a punto de llegar a Sasuke el chico giró, echo el pie hacia atrás y arrojó el balón hasta el otro extremo de la cancha en donde Kiba lo recibió con maestría.
De pronto los únicos que quedaban entre él y el arco eran Naruto, el otro defensa y el arquero. Rápidamente le hizo un pase a Kyoto, quien corrió con el balón con una sonrisa desafiante. Naruto lo bloqueó con habilidad y, al igual que con Hinata, consiguió robarle el balón y devolverlo al centro de la cancha.
Hinata corrió sin dudar hacia la pelota y se encontró nuevamente con Toneri quien ya corría a ella para arrebatárselo. Comenzó a correr decidida a no perderlo de nuevo, pero el muchacho volvió a empujarla.
Hinata frenó y a penas duras evitó el golpe, pero volvió a perder el balón.
La ira la recorrió y de pronto olvidó las reglas.
Furiosa salió tras él y le metió el pie, decidida a hacerlo caer. No le importaba que la expulsaran, solo quería verlo caer en su propio juego.
Él vio venir su movimiento y cargó contra ella, utilizando su cuerpo como arma.
Ambos cayeron al suelo con un fuerte golpe: ella sentada y él de pecho.
- ¡Hey! -gritó Kiba, corriendo directo a Hinata para ayudarla a ponerse de pie-. ¿Estás bien?
- ¡Maldita niña! -rugió el chico, poniéndose de pie en un salto. Caminó a Hinata, con tanta energía que parecía dispuesto a golpearla, pero por suerte varios alcanzaron a ponerse en medio.
- ¡Woah! Sin peleas -exclamó Naruto, firme. Toneri no le hizo caso, pues camino hasta ponerse justo frente a Sasuke quien cubría a Hinata.
- Retrocede -le advirtió el joven Uchiha, sin apartar los ojos de los suyos.
- Entonces dile que sea honesto jugando.
- No seas hipócrita -atacó Kyoto-. Has hecho trampa todo el juego, solo te la devolvió. ¿O qué? -se burló-. ¿Una basura como tú no puede jugar limpio?
Toneri gruñó.
- Sabía que esta niña era mala para…
- ¡Deja de llamarme niña! -exigió Hinata, dando un paso al frente.
- ¿O qué? -una sonrisa presumida apareció en sus labios-. ¿Vas a ir a llorar como lo hacen las…?
Ella arrojó el puñetazo.
En el instante en el que los nudillos golpearon su rostro sucedieron dos cosas: el sujeto cayó al suelo, con la nariz sangrando; y ella gritó, en una mezcla de rabia y dolor.
- ¡Oh demonios! -chilló, sosteniéndose la mano.
¡¡Era como haber golpeado a una roca!!
- ¡¿Estás bien?! -gritó Kiba. Tras él Sasuke y Kyoto lucían sorprendidos.
- Maldita sea -anunció el azabache-. Nunca más te pongo en duda, Hyuuga.
- ¡Duele como un maldito infierno! -siguió gritando Hinata-. ¡¿Cómo aguantan esto?!
- Tal vez se rompió algo -Sasuke se veía horrorizado ante la idea-. ¡¡Nos vamos al hospital, Hina!!
- Sasuke, estas exagerando. Solo fue un puñetazo y ya.
- ¡No me digas que exagero! ¡Podría tener la mano rota!
- Sasuke, ¿te han dicho que pareces un papá?
- ¡Ahora no, Zentraedi!
- ¡Hay que llevarlo a la enfermería!
- ¿A quién?
- ¡A los dos, claro!
- Pues yo votó porque abandonemos al idiota de Toneri a su suerte -pidió Kyoto, con calma. Aunque lo último no fue necesario pues el muchacho de cabello blanco se colocó de pie con lentitud-. Bueno, debí sospecharlo, hierba mala nunca muere…
- Cállate ya, mocoso -le replicó el chico, limpiándose la sangre que ya había comenzado a caer de su nariz.
Sí, definitivamente había sido una fractura.
- En serio me gustaría verte desangrarte hasta morir -replicó Kyoto, con una sonrisa presumida-, pero creo que ya has llegado a tu limite.
- Yo decidiré eso -respondió, fijando sus ojos en Hinata con dureza-, y tú, no creas que olvidare esto…
- Alto, alto -Kiba caminó al frente-, nuestro jugador también está herido.
- ¿Esa niña solo da un simple golpe y ya no puede seguir? -se burló, mirando directamente a Kyoto-. Creí que tu equipo era más rudo que esto.
Hinata tragó, preocupada.
Era cierto. Un chico de verdad continuaría jugando sin prestar la atención debida en su herida, sobretodo si recibía una provocación como esa. Pero en ese instante la mano en verdad le dolía.
Tal vez era verdad… tal vez los chicos simplemente eran más fuertes que las chicas y por eso eran capaces de soportar tanto…
¿Quién lo sabía? A ella siempre le habían enseñado que nunca sería tan fuerte como un chico, que no era necesario… Los chicos eran los que peleaban, los duros, los fríos, los valientes, los fuertes…
¿Y entonces eso significaba que las chicas no eran eso?
- ¿Qué dices, hermano? -preguntó Kyoto, tras unos cuantos segundos-. ¿Hyuuga puede seguir?
Zentraedi se acercó a Hinata y tomó su mano, examinándola con delicadeza.
- Tenemos un esguince -aseguró con pesar tras su pequeña deliberación.
- ¿Y qué tan grave es?
- No mucho, pero aún así sería buena idea ir a enfermería.
- Pues entonces no podemos jugar -decidió Kyoto con absoluta calma-. Tenemos un miembro lastimado y no contamos con reemplazo. Nos retiramos, a menos que deseen establecer una tregua y cambiar la fecha del partido.
- ¡¿Eso es todo?! -cuestionó Toneri, molesto.
- No me interesa que un miembro de mi equipo resulte aún más lastimado por una mala decisión mía -le contestó el capitán-. No le obligare a jugar si no quiere, eso sería estúpido. Además tampoco tú puedes continuar en tu estado, mejor nos retiramos y jugamos la próxima semana con los equipos completos.
Y dicho todo aquello dio media vuelta, dispuesto a marcharse.
Toneri miró a Kiba, esperando a que hiciera algo, pero el chico castaño no hizo nada más que no fuera encogerse de hombros.
- Nada puedo hacer, tiene razón.
- ¿Sí? Pues en mi opinión es un maldito niño cobarde…
Kyoto frenó en seco, como si de pronto todo a su alrededor hubiera sido congelado, incluido él mismo.
- Válgame el cielo -susurró Zentraedi con pesar, aún sosteniendo la mano de Hinata. La chica le miró sin comprender.
- ¿Niño? -preguntó Kyoto, girando hacia Toneri-. ¿Me acabas de llamar niño?
- Lo perdimos -comentó Ride, cubriéndose el rostro.
Toneri avanzó hacia él, sin siquiera mostrarse intimidado ante la mirada de amenaza que el muchacho le dirigía. Su nariz ya había comenzado a hincharse, producto del golpe que había recibido minutos antes, pero la sangre había parado.
- Sí, niño, te hablo a ti.
- Ay demonios -Kiba suspiró al ver la expresión de Kyoto-. Esto será una masacre. Mejor lleven a Hinata a la enfermería.
- ¿Qué está…? -iba a preguntar, pero justo en aquel segundo Naruto apareció en su mira, corriendo a ella y escapando de su equipo por un instante.
- ¿Estás bien? -preguntó con preocupación. Ella asintió sin poder evitarlo, aunque tuvo que controlarse para que la sonrisa de idiota tampoco se le escapara.
Del otro lado la pelea estaba por comenzar, cosa obvia por los gritos a coro de "¡pelea, pelea, pelea!" que ya habían comenzado a resonar en todo el patio por los estudiantes.
- ¡El último que me llamo niño terminó en el maldito hospital!
- ¿Ah sí?, pues a ver si puedes hacer algo contra mí, ¡niño!
- ¡Te lo advertí imbécil!
- ¡¡Pelea, pelea, pelea, pelea, pelea!!
- ¡Por el amor de Dios Kyoto, contrólate ya!
Kiba de inmediato soltó a Hinata y corrió hacia los chicos, quienes ya trataban de separarlos para que la pelea no pasara a mayores. Hinata trató de ir también, pero Naruto la detuvo de inmediato.
- Woah, suficientes peleas. Mejor nos desaparecemos antes de que nos vean cerca -ella asintió y se dejó llevar por Naruto, quien con velocidad se dirigió a la enfermería.
Le hubiera gustado quedarse y asegurarse de que sus amigos no salieran lastimados, pero Naruto tenía razón: luego de su pelea la semana anterior habían escapado por los pelos de un castigo. No quería empeorarlo siendo protagonista de otra pelea con chicos.
Además de eso la manera en que Naruto sujetaba su brazo para llevarla era más que reconfortante.
La enfermería se encontraba casi vacía, ocupada únicamente por la enfermera quien al verlos no pudo evitar lanzar un suspiro.
- Siéntate -le ordenó a Hinata, examinando su mano. Hizo una mueca sin evitarlo-. ¿Cómo te hiciste esto?
- Eh… m-me caí…
- Ay muchachos. Ustedes deberían ser más como las chicas -le regañó la mujer, pasando por alto su pésima excusa-. Ellas jamás pelean por tonterías.
- No fue una tontería -acotó Naruto, frunciendo su ceño.
- Siempre es una tontería -replicó la mujer, con convicción. Anotó algo en una hoja y se puso de pie, en dirección a la puerta-. Iré por una bolsa de hielo para bajar la hinchazón. Dejare a tu amigo para que te cuide.
- Ah… -Naruto comenzó a caminar directo a la enfermera, pero esta no consiguió escucharlo a tiempo-, espere, yo no soy bueno para…
La puerta se cerró y el chico suspiró, sintiéndose ignorado. Giró a ver a Hinata, quien se mantenía observándolo fijamente.
- Lo siento…
- Ah, no es eso. Es solo que si te comienza a doler o algo no sabré que hacer -ante aquella perspectiva se mostraba preocupado, cosa que le arrancó una pequeña sonrisa a Hinata.
- Supongo que si el dolor es mucho simplemente me desmayare -rodó sus ojos, como si aquello no fuera nada. Naruto caminó a ella y se sentó a su lado, interesado de pronto en su mano.
- ¿Te duele?
- Un poco, es la primera vez que golpeó a alguien -explicó, de forma tímida.
- Sí, bueno, mi primera vez fue la semana anterior.
- Pero no cuenta, tú le diste una patada a ese sujeto -replicó, haciendo un pequeño mohín y consiguiendo que él riera. Luego de unos cuantos segundos ella suspiró-. Mamá de seguro va a matarme…
- Es normal, a ninguna mamá le gusta que su hijo se pelee en un partido…
- Ni siquiera sé cómo le diré todo -Hinata miró fijamente su mano, que ya comenzaba a inflamarse. Ni siquiera quería pensar en la expresión que la mujer pondría al oír como ella había derribado a un muchacho más grande en medio de un partido de futbol.
Iba a ser asesinada sin contemplaciones…
- Perdiste los estribos muy rápido, ¿no crees? -la voz de Naruto se oyó de pronto, sacándola de sus pensamientos.
- Supongo que me molesto que me llamara niña… -respondió, tras unos segundos.
- Sí, bueno… es normal. A nadie le gusta que lo insulten.
Ella apretó los labios indecisa… pero al final lo miró decidida.
- No encuentro que llamarme niña sea algo malo -decidió, sorprendiendo a Naruto-. Lo que me molesta es que los hombres relacionen la debilidad a las mujeres, cuando en verdad somos iguales -tragó, tratando de explicar correctamente su punto de vista-. Cuando me llamó niña quiso decirme débil en verdad, pero utilizó esa palabra para burlarse, como si fuera algo de lo que avergonzarme… y yo creo que ser mujer u hombre no tiene nada que ver con la fuerza.
Bajó la vista, guardó silencio y se golpeó a si misma mentalmente, sobretodo al notar que Naruto no decía nada.
¿Acaso eso habría sido muy obvio para delatarse a si misma?
- Creo que tienes razón -admitió Naruto, pasados unos segundos-. Las chicas no son débiles para nada, sino que al contrario, son mucho más valientes que nosotros. Siempre evitan los problemas, como si tuvieran una especie de sensor en su cabeza que les dijera "no hagas tal tonteria", pero ellas son más listas porque hacen caso y así evitan el peligro.
Ella sonrió al instante, ilusionada.
Giró a verlo, aunque se sorprendió de lo cerca que el chico se encontraba de ella. Sin quererlo arrojó un respingo y perdió el equilibrio en su intento por alejarse, cayendo así de la camilla sin poder sostenerse. Lanzó un leve grito de advertencia y Naruto de inmediato trató de tomar su mano al notar lo que sucedería, en un pequeño intento de evitar la caída, aunque no funcionó para nada.
- ¡Woah!
¡Paf!
Hinata arrojó un leve gemido al sentir el peso aplastante del muchacho sobre ella. Casi al instante dio un respingo llamando su atención. Naruto se apoyó sobre sus codos sorprendido y asustado, su mirada se dirigió a la mano herida de Hinata, buscando ver si la caída había empeorado de alguna manera la situación.
- ¡¿Estás bien?! -ella le asintió en respuesta, completamente muda. Él suspiró aliviado-. Qué bueno. Gracias al cielo eres tan suave…
Sus miradas se encontraron y Hinata estuvo segura de que hasta para Naruto resultaba obvio el sonrojo que en ese momento ella llevaba en su rostro.
- ¿Sua…ve…? -murmuró con lentitud. Él abrió la boca para responder, aunque ningún sonido salió. Se veía desconcertado por lo dicho.
- ¡Maldita sea! -la puerta se abrió de golpe y varios pasos resonaron en la entrada la enfermería, mientras que la voz de Kyoto se dejaba escuchar por el cuarto-. ¡Déjenme, estoy bien!
- Cállate de una vez, hermano, y súbete a la maldita camilla -le replicó con furia Zentraedi-. ¡¿En qué demonios pensaba?! ¡Toneri es más grande que tú!
- ¿En serio creías que podías ganarle? Ese ojo sí que te dolerá mañana -se burlaba Kiba, mientras continuaba la marcha dentro de la habitación.
- ¿Dónde está la enfermera? -la voz de Sasuke se dejó oír llena de preocupación-. Hina y Naruto deben estar por…
Los cuatro aparecieron de pronto en la esquina, encontrándose de lleno con la escena que los dejó boquiabiertos.
- ¡No es lo que creen! -se apresuró a decir Naruto, mientras que con velocidad se alejaba del cuerpo de Hinata derribado en el suelo.
Sasuke y Kiba no sabían qué rayos hacer, cosa obvia por las expresiones de impacto que habían tomado sus rostros. Kyoto en cambio no pudo hacer más que sonreír.
- Sasuke, te dije que bajo tu cuidado el secreto de Hyuuga no aguantaría nada.
- ¡Qué no es…! -Naruto guardó silencio, extrañado-. ¿Secreto?
- ¡¡NADA!!
El rostro de Hinata se había puesto realmente rojo de un segundo a otro, como si intentara contener la vergüenza y las ganas de gritar al mismo tiempo. Con un gemido de dolor se colocó de pie, usando su mano lastimada, y se alejó con dirección a la puerta en un claro intento por huir.
- ¡Hina espera, tu mano! -Sasuke no dudó en correr hacia la puerta también. Zentraedi arrastró a Kyoto a otra camilla y pronto solo Kiba y Naruto se quedaron a solas, viendose directo a los ojos.
- ¿Hina tiene un secreto? -preguntó Naruto, con la vista clavada en el chico de ojos castaños. Este solo le sonrió antes de guiñarle un ojo.
- Lo siento viejo, mis labios están sellados.
El chico rubio no pudo evitar hacer un pequeño mohín ante ello.
¿Qué clase de secreto podía tener su amigo que le asustara tanto él lo fuera a saber?
CONTINUARA…
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro