Capítulo 19. ¡Noche de chicos!
- ¿Qué les parece si se vienen a mi casa hoy? A dormir.
La pregunta de Naruto surgió de forma inesperada durante la hora del almuerzo, como si no lo hubiese pensado con anterioridad. El moretón en su ojo seguía presente, pero el muchacho no había tenido intención de ocultarlo en ningún momento. Desde que hubiera enfrentado al chico que le había puesto el ojo de esa manera, su confianza parecía haberse elevado un montón. Ya no caminaba cabizbajo y encorvado, y su voz era cada vez más alta y segura a la hora de cantar con ellos.
- ¡Oh, genial! -gritó Kiba emocionado, mientras se daba los cinco Naruto-. ¡Noche de chicos!
- ¿Tus padres no estarán? -preguntó Sasuke, sorprendido. Naruto negó con una enorme sonrisa en el rostro.
- Se ganaron un viaje en el trabajo de papá. Y Konohamaru se quedara con un amigo porque así no pasara hambre ya que mamá nos dejó sin comida -suspiró ante lo último.
- ¿Y tú no sabes cocinar? -preguntó Hinata, sorprendida.
- Solo el ramen de tres minutos -se burló Sasuke, golpeando al chico rubio en el brazo.
- ¿De qué te ríes? -Kiba sonrió-. Nosotros tampoco sabemos cocinar.
- Ay chicos, ustedes son unos inútiles -suspiró Hinata, decepcionada. Ella sí sabía cocinar, aunque si lo pensaba bien había aprendido porque su madre consideraba esencial que una señorita supiera hacerlo.
- Pero no importa -Naruto se encogió de hombros, restándole importancia al asunto-, podremos sobrevivir a base de comida chatarra, ¿cierto?
- Claro que sí. ¿Necesito llevar algo? -Kiba ya se haba entusiasmado con la idea.
- Podemos ir de compras luego de clases -propuso Sasuke-. ¿Puedo llevar mis videojuegos, cierto?
Hinata observó aquello, mientras continuaba comiendo con calma, y sonrió. Verlos era como ver a Sakura planear una pijamada para chicas… aunque de seguro la fiesta de Naruto no incluía pintarse las uñas o ver películas románticas.
- Supongo que hoy terminare el trabajo de artes -murmuró, más para si misma que para ellos.
- ¿De qué hablas? -Naruto, que la había alcanzado a oír, se mostró confundido ante su comentario-. Tú vienes con nosotros.
- ¿A-Ah sí? -preguntó, sorprendida. Algo en su mente se disparó: ¡claro, se suponía que era un chico al igual que ellos!-. C-Cierto, cierto -sonrió de forma nerviosa-. Me distraje, perdón.
A veces odiaba eso de la mentira, ¡la metían en un montón de problemas que no podía esquivar…!
- Pero claro, una noche completa solo nosotros -Naruto le sonrió directamente a ella, consiguiendo que su corazón comenzara a latir de inmediato-. ¿Te parece bien, Hina?
Hinata asintió al instante, consiguiendo reprimir el suspiro que casi escapó de sus labios.
…aunque, por otro lado, si mentir significaba pasar un montón de tiempo con Naruto, tal vez estuviera lo suficientemente dispuesta a soportarlo por un tiempo más…
***
La casa de Naruto era igual a la de Sasuke, a excepción de los muebles y la decoración.
Cuando entraron el chico los llevó de inmediato a su cuarto, en donde todos pudieron dejar sus bolsos en una esquina mientras se decidían a que hacer primero.
Antes de llegar, Kiba y Hinata habían tenido que pasar primero a sus respectivas casas, para pedir permiso y recoger lo esencial. Kiba le había dicho a su madre que se quedaría en casa de un amigo y Hinata le había dicho a la suya que se quedaría en casa de Kiba.
Con una dosis más de mentiras diarias, la noche comenzó.
- ¿Y qué quieren hacer primero?
- Pues tenemos videojuegos, películas y mucha comida -explicó el rubio, conforme con aquello-. Y hablando de ello, será mejor que vaya por los refrescos.
- Te ayudo a traer las cosas -se apuntó Sasuke, colocándose de pie con velocidad-. No vaya a ser que tires algo.
- ¿Qué te sucede? -le replicó Naruto, mientras salían del cuarto-. No soy tan torpe…
- Sí claro, y los cerdos vuelan, Dobe…
Kiba y Hinata se quedaron a solas.
La chica aprovechó aquel momento para admirar el cuarto del muchacho, que se veía ordenado y limpio si lo comparaba al de Kiba o al de Sasuke.
Las paredes pintadas de naranjo le daban al lugar un aire fresco, así como la pequeña campanilla colgada en la ventana. Además de eso el cuarto poseía un armario, una cajonera, una cama, una pequeña mesa en el centro, estantes repletos de libros y un escritorio… que en ese mismo instante se encontraba siendo registrado por el chico de cabello castaño.
- ¡¿Qué estás haciendo?! -exclamó sorprendida, mientras que Kiba movía las cosas de un lado a otro sin parar-. ¡No puedes revisarlo!
- Busco tu estúpido collar -le rebatió el chico en susurros, con la intención de hacerla callar-. ¿Recuerdas? El que perdiste en el juego del armario.
Ella se sonrojó al instante. ¡Lo había olvidado por completo!
Le había contado a su amigo la historia de la fiesta de Sakura, omitiendo por completo el beso que Naruto y ella se habían dado.
- ¿C-Crees que este aquí? -preguntó mientras se acercaba a Kiba, luego de echar una mirada al pasillo asegurándose de que ninguno de los chicos viniera aún.
- Debe estarlo -aseguró el muchacho, en un pequeño gruñido-. Debió esconderlo en algún lugar para que nadie lo viera por error o algo.
Ambos miraron alrededor del cuarto, buscando algún lugar en el cual se pudiera ocultar un collar. La cajonera era lo único que se encontraba disponible para una rápida revisión y, además de eso, resultaba el lugar más obvio. Kiba y Hinata se observaron, justo antes de que ambos se abalanzaran sobre los cajones en busca del bendito collar.
Solo tenían una oportunidad, debían aprovecharla al máximo.
- Calcetines, bufandas, pantalones -el chico hacia a un lado las cosas con velocidad, aunque luego volvía a colocarlas en su lugar con exactitud justo a tiempo para revisar otro cajón-, ¿…quién guarda un secador de pelo aquí?
- Aquí hay algunas camisas y bajo ellas… ¿revistas? -preguntó la chica, confundida. Iba a tomar una en cuanto Kiba la empujó, alejándola de allí.
- Las revistas de un hombre son cosa sagrada -le explicó, cerrando el cajón de golpe. Hinata se sonrojó de golpe.
- ¡Oh, Kiba, que asco! -gritó, determinada a no dejar que aquella idea invadiera su mente. Y es que en verdad no quería imaginarse a ninguno de sus amigos leyendo determinado tipo de revistas…
- Es algo natural Hinata, no te deberías avergonzar.
- ¿Qué cosa es natural? -preguntó Sasuke con actitud burlesca, mientras entraba al cuarto y dejaba las bolsas llenas de refrigerios. Naruto entraba justo tras él, cargando una bandeja con vasos y un par de refrescos.
- ¡¡Nada!! -gritaron, alejándose a toda prisa de la cajonera.
- Hmp, como sea… -entrecerró sus ojos con sospecha, consciente de que sus amigos le ocultaban algo. Dejó la bolsa sobre la cama mientras que veía al muchacho rubio acomodar la bandeja sobre la pequeña mesa.
- Vamos, no te pongas celoso -se burló Naruto-. Si quieren tener sus secretos pueden hacerlo, nosotros también los tenemos, ¿no? -se puso de pie y caminó directo al armario, abriendo justo el cajón que segundos antes Kiba había cerrado. Revolvió un poco hasta sacar las revistas-. Ven, Sasuke, tengo algo genial.
Hinata abrió la boca, sorprendida y totalmente avergonzada.
Si eran ese tipo de revistas… ¿en verdad Naruto se las enseñaría allí?
- ¿Son las de edición limitada de este mes? -una sonrisa se dibujó en los labios de Sasuke-. ¡Genial! Mi madre encontró las mías y me hizo arrojarlas a la basura, ¿me las prestarías por una noche o dos?
- ¿Las vas a ensuciar? -preguntó el rubio, con regaño impreso en la voz. Kiba tosió para disimular sus nervios.
- Prometo ser limpio -Sasuke rodó sus ojos, hasta que Naruto accedió-. Ahora enséñame como rescatar a la maldita princesa.
- Pff, es fácil, pedazo de Teme… solo debes escoger el camino que te lleva bajo el puente y ahí…
- ¡¿Qué?!
Ambos voltearon de inmediato hacia Kiba y Hinata, quienes les observaban sorprendidos.
- ¿Qué les pasa? -reclamaron al mismo tiempo.
- ¿De qué hablan ustedes? -cuestionó Kiba, dudoso. Naruto y Sasuke se miraron a los ojos antes de responder.
- De videojuegos, duh…
- ¡¿Videojuegos?! -gritó Hinata, sorprendida. Sasuke se cubrió el rostro apenado, había comprendido de inmediato la situación; Naruto en cambio alzó su ceja de manera burlesca.
- ¿Qué clase de revistas creías que eran, Hina?
Ella se sonrojó de golpe, atrapada.
- ¡E-Es que… y-yo…! -miró a Kiba, en búsqueda de una ayuda, pero el chico se encogió de hombros con calma abandonándola a su suerte. Sasuke se golpeó la frente con la palma de la mano y Naruto negó con la cabeza, decepcionado.
Hinata sintió ganas de que la tierra la tragara.
- Hyuuga, eres un pervertido…
¡Ah, que injusto!
A pesar del incomodo momento inicial, la noche fue grandiosa.
Entre todos movieron la televisión y la consola de juegos hasta el cuarto, en donde terminaron por organizar un torneo de videojuegos de pelea del cual Hinata terminó vencedora gracias a una antigua técnica milenaria que su primo le había enseñado siendo ella solo una niña.
- ¡¡Ahhh!! -Kiba arrojó el control lejos, furioso luego de su quinta derrota-. ¡¿Cómo demonios lo haces?! ¡Ni siquiera tienes el videojuego en casa!
- ¡Solo tienes que apretar todos los botones al mismo tiempo! -explicó ella, con una sonrisa presumida. Naruto y Sasuke simplemente se habían rendido al primer intento.
- ¡Eso debería considerarse como una trampa!
Luego de eso parte de la noche se les había ido en risas y conversaciones, pero por sobretodo en recuerdos del pasado protagonizados por Sasuke y Naruto, y Kiba y Hinata, que tenían anécdotas a montones sobre sus infancias.
- ¡Yo no sabía que pateaba dormido! -gritó la chica, en medio de las risas, mientras le daba un empujón a Kiba-. ¡Y seguía despertándome en el suelo sin entender que rayos pasaba!
- ¡Ya te dije que el partido me tenía nervioso!
- ¡No mientas Kiba, todos sabemos que pateas dormido! -gritaba Sasuke en medio de un ataque de risa, arrojándole una almohada la muchacho.
Casi al final habían visto un par de películas de terror, que habían resultado más de risa que de miedo por lo malas que eran. Todo ello mientras acababan con la comida y los refrescos en un santiamén. Esa perfectamente había sido la parte favorita de Hinata: y es que amaba cuando nadie le decía que debía masticar lento y en silencio, como una dama.
Finalmente, había llegado el momento de irse a la cama.
- ¿Qué hora es? -bostezó Kiba, en un momento de la madrugada, mientras apagaban el televisor.
- La hora de dormir -le respondió Sasuke, viendo el reloj. No era que no pudiera quedarse despierto más tiempo, pero al día siguiente todos tendrían cosas que hacer y de seguro sería mejor si descansaban aunque sea un par de horas.
- ¿Me contaras un cuento, papi? -preguntó el castaño de manera burlesca.
- Hmp, ya quisieras…
- ¿C-Cómo dormiremos? -preguntó Hinata, nerviosa.
- Pues yo había pensado… -Naruto observó su propio cuarto, como si fuera un arquitecto-, dos en la cama y dos en el suelo, ¿les parece? A menos que alguien quiera pasar frio.
Caminó al armario y de allí sacó un futon, el cual estiró de inmediato sobre el suelo. Hinata miró por la ventana, a las nubes de tormenta en el cielo.
Los días cálidos sí que se habían ido rápido, los fríos ya habían llegado…
- Me parece una buena idea, así no nos resfriaremos -comentó Sasuke.
- Justo lo que diría mamá -comentó Kiba, sonriendo. Sasuke se sonrojó levemente-. Sakura y tú sí que son iguales…
- Ya cállate, antes de que…
- Entonces en parejas -repitió Hinata, con calma, para evitar que ambos se mataran allí mismo. Y es que Sasuke odiaba que alguien opinara de Saura y él.
- Que sea al azar -determinó Naruto. Se acercó ofreciéndoles cuatro palillos, cuyos extremos se encontraban cubiertos por su mano dejando ver solo uno de los lados-, los dos más cortos en la cama.
Los chicos asintieron y al mismo tiempo sostuvieron un palillo cada uno. Hinata tragó con nervios ante las posibilidades, mientras tomaba su propio palillo. Todo estaría bien mientras se quedara con Sasuke o con Kiba, lo que significaba que solo tenía un 50% a su favor de no quedar con…
- N-Naruto…
Ante la visión del otro palillo largo que el muchacho le enseñaba, no pudo hacer más que quedarse muda.
Tenía que ser una broma, ¿cierto?
- Espero que no seas de los que patean en la noche -rió el chico.
Kiba y Sasuke en cambio sostenían los más pequeños, aunque claramente haber ganado la cama no representaba una alegría para ellos…
Apenas Kiba, Hinata y Sasuke cruzaron la puerta del baño, la chica le colocó pestillo a la misma.
- ¡No puedo dormir con Naruto! -explicó de inmediato, volteando a ver a sus amigos avergonzada.
- No podemos hacer nada, si insistimos en que duermas en otra parte puede sospechar algo -replicó Sasuke al instante.
- ¿Y en todo caso qué problema hay con eso? -Kiba se veía confundido-. Creí que Naruto te gustaba… ¿tienes miedo de que le apesten los pies o qué? El que debería estar haciendo un escándalo por esto es Sasuke.
- ¡N-No es eso! -tartamudeó, avergonzada-. E-Es otra cosa. Si me pongo mi pijama y duermo a su lado, hay un par de cosas que de seguro Naruto va a notar -y al decirlo se apuntó directamente al pecho, consiguiendo que sus amigos comprendieran la situación.
- Oh demonios….
- S-Solo déjate la parte de arriba puesta -tartamudeó Sasuke, nervioso.
- ¡Chicos, no puedo dormir con el sos…!
- ¡No digas la palabra! -le exigieron, sonrojados.
Sí, eran mejores amigos, ¡pero simplemente habían palabras prohibidas en su relación! Específicamente, eran todas aquellas que tenían que ver con la biología de una chica.
Hinata los fulminó con la mirada ante lo último.
- ¡No puedo dormir con… eso… puesto! -susurró después, sintiendo la sangre subir a sus mejillas-. ¡Me va a ahogar!
- ¿Y qué demonios quieres que hagamos? -replicó Kiba-. Nosotros no te dimos esas… malditas cosas.
- ¡Kiba! -le regañó Sasuke.
- ¡Tiene que saberlo! -se defendió el castaño, indignado-. ¡Esas cosas son tremendas y siempre nos meten en problemas!
- ¡Oh, por favor! ¿Sigues molesto porque te gane en el torneo?
- ¡Apretar todos los botones al mismo tiempo es trampa!
- ¡Deja de comportarte como un niño y acepta que…!
- ¡Niños ya dejen de pelear! -ordenó Sasuke, en un grito-. ¡¡O haré que su madre los castigue por un mes!!
Kiba y Hinata se gruñeron mutuamente, pero al final cedieron. Habían cosas más importantes que hacer que ser castigados por Sakura. Ante aquel silencio Sasuke suspiró por fin, aliviado.
- Muy bien, este es el plan -explicó, con seriedad-. Cuando nos vayamos a dormir apagare la luz y entonces tú… bueno, ya sabes. Te quitas eso, preferentemente sin que nadie te vea.
Hinata se cruzó de brazos y alzó sus cejas, Sasuke la observó de vuelta con suplica en la mirada.
- Por el amor de Dios, Hina, suficiente tengo con aguantar a tu hermano. Solo vámonos a dormir, ¿quieres?
Los chicos salieron, dejando a la joven sola para que se cambiara en privado.
- Escuche muchos gritos… -comentó Naruto, al verlos regresar. Ya se había cambiado y llevaba puesto su pijama, que incluía un pequeño gorro de perro-. ¿Están bien?
- Sí, bueno, a este par de idiotas les gusta pelear por nada -se quejó Sasuke, fingiendo buscar algo en su mochila para retrasarse. Kiba bostezó mientras se quitaba la camiseta y se metía en la cama.
Hinata entró al cuarto, con un pijama que le había robado a Neji y otro de sus polerones encima.
- Te vas a resfriar -le advirtió Naruto al muchacho castaño, mientras terminaba de ordenar el futon-. Esta bastante frio.
- Da igual. Sasuke me mantendrá caliente por la noche -replicó el joven, sin medir sus palabras. Hinata no pudo evitar reír ante eso.
- Sakura me amara cuando le cuente que has dicho eso.
- Solo tienes celos porque dormirás en frio piso, mientras que yo tengo a Sasuke -se burló Kiba. Esta vez fue el turno de Naruto de sonreír.
- ¿Sí? Pues suerte con él, habla dormido y le gusta abrazar.
Sasuke abrió la boca, preparado para objetar, aunque Kiba lo interrumpió.
- Lamento decírtelo, pero Naruto tiene razón -el castaño rodó sus ojos-. Así que si en un punto de la noche me abrazas y me juras tu amor eterno mientras me llamas "Sakura-chan~", supongo que entenderás porque te pateare hasta que salgas de la cama.
Naruto y Hinata estallaron en una gran carcajada que los dejó en el suelo, mientras que Sasuke enrojecía de golpe y recogía una almohada para golpearlo.
En medio de aquella pelea Naruto se le acercó a Hinata, con una sonrisa traviesa en el rostro.
- Aquí entre nos, estoy feliz de que me tocara contigo -le confesó a Hinata, consiguiendo que ella sonriera al instante.
Ambos se recostaron dentro del futón, apegándose cada uno a su lado, y usaron las mantas para cubrirse en un intento por protegerse del frio. Hinata estaba segura de que Naruto podía oír su corazón, porque sonaba demasiado fuerte como para pasar inadvertido.
Sasuke volvió a su lugar, mientras que todos se acomodaban listos para dormir. Observó a Hinata, quien le asintió. Luego de eso el chico hizo una oración silenciosa al cielo y apagó la luz, esperando que nada más sucediera aquella noche. Avanzó a trompicones hasta su lugar designado junto a Kiba y se dejó caer en la cama, realmente exhausto.
Por su parte Hinata cerró sus ojos, intentando no pensar en que a un par de metros de su cuerpo se encontraba Naruto, recostado. Le tomó un rato que su corazón se relajara, los nervios convertían su estomago en un torbellino, pero el cansancio ayudo bastante. No supo cuanto rato paso antes de que comenzara a oír los ronquidos de sus amigos, pero estaba lo suficientemente cerca como para notar cuando Naruto se quedó profundamente dormido.
Al instante Hinata llevó las manos a su propia espada y con un suave movimiento que conocía de memoria, seguido de un par de pequeños "clicks", liberó los cierres de su sostén. El alivió la inundó de inmediato.
Y es que ya llevaba demasiadas horas con aquella cosa puesta.
Luego de eso, con lentitud para no despertar a Naruto, se deshizo de la prenda y la metió en su mochila, aliviada de poder respirar sin ella.
Volvió a acomodarse, exhausta, por lo que solo cerró sus ojos y dejó que Morfeo se la llevara un rato. A fin de cuentas, nada podía suceder en aquel rato, ¿cierto?
…
Naruto abrió sus ojos, bostezando con calma.
Comenzaba a amanecer, la luz se filtraba en la habitación permitiéndole ver lo suficiente y los ronquidos de sus amigos eran lo único que acompañaba el tic-tac del reloj.
Giró sobre si mismo, tratando de buscar una posición más cómoda para continuar durmiendo, cuando de pronto notó a Hinata a un par de centímetros de él. Su respiración calmada le aseguró que se encontraba por completo dormido.
"Pero miren quien tiene un lindo rostro al dormir…" -pensó, adormilado y sonriente. Y es que incluso llegaba a parecer una chica sin sus lentes.
De inmediato trató de llegar a su celular, ubicado a un metro de distancia de donde se encontraba recostado. En su opinión captar ese momento era clave, aunque luego pensó que de seguro Matsuri adoraría una foto de Hina durmiendo. Ya entusiasmado se convenció de hacer aquello.
Tuvo que volver a girar para poder alcanzar mejor su teléfono, dándole la espalda al chico como resultado. Estiró su mano un poco más y justo cuando sus dedos rozaron el pequeño aparato sintió como el cuerpo de su amigo se movía hacia el suyo.
Por un segundo un escalofrió lo recorrió por completo.
Descubierto, había sido descubierto por Hina, estaba seguro. Pero luego comprendió que solo había resultado una coincidencia, la respiración calmada del chico se mantenía igual que siempre.
Se permitió volver a respirar justo en el segundo en que algo golpeó contra su espalda.
Se quedó congelado, aún con el brazo estirado hacia el celular, pensando que cosa podía ser lo que lo presionaba tan fuertemente.
Algo grande y suave… demasiado suave…
"Tranquilo Naruto, relájate… solo estas imaginando cosas" -pensó de pronto, mientras que en vano trataba de asignarle una imagen a la sensación. Nada se le ocurrió, aunque luego de unos cuantos segundos recordó que Hina tenía una almohada con él.
"No creí que una almohada podía ser tan suave…"
Suspiró, extrañamente aliviado de haber encontrado la respuesta por fin. En otra situación probablemente hubiera intentado comprobar su teoría, pero en ese momento continuaba adormecido por el sueño.
Observó hacia la cama, en donde Kiba y Sasuke se encontraban repartidos sobre el colchón en lo que probablemente había sido una guerra por el espacio. Durante la noche, las quejas alternadas de sus amigos hacia el otro lo habían despertado en más de una ocasión, en cambio Hina se había mantenido silencioso y quieto, profundamente dormido como un tronco.
Sonrió para sus adentros mientras cerraba sus ojos. Por un segundo recordó el Festival Cultural, cuando habían tenido que almorzar en parejas para que Sakura estuviera cómoda, en donde también le había tocado compartir el lugar con Hina. Ese día había agradecido que el chico fuera tan pequeño y delgado…
"No hubiera podido dormir con Sasuke molestándome toda la noche… y tampoco quería arriesgarme a una patada de Kiba…"
Sí, definitivamente había sido una buena idea arreglar el sorteo de los palillos…
CONTINUARA…
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro