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Capítulo 12. Siete minutos en el cielo

Hinata entró sonriente. Como siempre era la primera en llegar.
Sakura la recibió con un abrazo y un chillido de emoción, como si no la hubiera visto en años cuando en verdad solo había pasado una semana desde el Festival Cultural.
Ahora era la fiesta post-producción... y todo el mundo sabía que las fiestas de Sakura eran legendarias.
- Creí que no vendrías -exclamó, tirando de su mano y llevándola al cuarto de arriba a toda prisa-. ¡Sasuke me mintió!
- En realidad no -contestó Hinata, dejando caer su mochila sobre la cama-. Mamá me había castigado así que le dije a los chicos que no vendría, pero hace como veinte minutos me preguntó si mis cosas estaban listas y si deseaba que me trajera en el auto -suspiró-. Y con tanta prisa olvide avisarle a los muchachos.
- ¿Ellos vendrán?
- Sasuke y Kiba sí, pero Naruto fue castigado o algo parecido... -musitó con leve tristeza y un pequeño mohín-. Yo ansiaba verlo...
- Bueno, sabes que las cosas pasan por una razón -respondió, sentándose en la cama junto a ella, con los ojos brillando-. El resto de los invitados llegara en una hora y entonces la verdadera fiesta iniciara. Mientras tanto... ¿qué te parece si jugamos a algo?
La chica sufrió un pequeño escalofrió.
- ¿A algo...? ¿Algo cómo qué?
Sakura sonrió con malicia.
- ¡Cambio de imagen!
- ¿M-Me convertirás en un chico de nuevo?
- No. Hoy la historia humanidad verá a Hinata Hyuuga vestida de chica.
- ¡Espera! -se levantó y dio un paso atrás, de manera automática-. ¿Estás loca? Estarán las chicas de tú escuela, ellas me conocen y se darán cuenta de que...
- No te preocupes, les dije que como nuestro apuesto Romeo no podía venir tendríamos a su hermana gemela.
- ¡¿Estás loca?! ¡No puedes inventar eso!
Sakura sonrió con superioridad.
- Ya lo hice, hija.
Hinata bufó. El día en que fuera tan decidida como Sakura Haruno de seguro se caería el cielo o algo peor.
"No, eso es muy dramático" -pensó de inmediato, deprimida-. "El día en que sea tan decidida como Sakura... será el día en que entre a una piscina, Naruto me bese y de un concierto de rock todo en la misma noche..."

***

Naruto se asomó por la ventana de su cuarto, sintiendo el fresco aire nocturno de noviembre.
- ¡Sasuke! -llamó, en un pequeño grito. Un par de segundos después el nombrado apareció por la ventana de su propio cuarto.
¡Eso de era vecinos era simplemente genial!
- ¿Qué pasa?
- ¿Dónde queda la casa de Sakura?
- ¿Ah? ¿La casa de Sakura? -Sasuke alzó su ceja, incrédulo-. Creí que no ibas a ir a su fiesta.
- ¿Creías? -preguntó el muchacho rubio, sorprendido.
- Le dijiste a Hinata que no irías.
- Sí, pero luego de eso mamá me obligó a ir. Dice que es una buena forma de socializar... -rodó sus ojos, hastiado. De haber insistido podría haberse conseguido perfectamente quedarse en casa, pero no tenía nada más que hacer y claramente cantar no era una opción con toda su familia en la casa-. ¿Tú iras?
El muchacho azabache sonrió.
- ¿Perderme la fiesta de Sakura? Ni loco. Son legendarias.
- Exageras, solo lo dices porque te gusta.
Sasuke se sonrojó.
- No es por eso, hablo en serio. Una de sus fiestas te cambia la vida.

***

Cuando el timbre sonó Hinata casi lanzó un suspiro de alivio.
Casi, porque tenía a Sakura vigilándola cual perro guardián.
- ¿Sakura?
- ¿Sí?
- Bueno... no crees que... eh... ¿deberías abrir la puerta?
La muchacha alzó la vista del estuche de maquillaje, en donde cuidadosamente se encontraba escogiendo la sombra perfecta que haría juego con los ojos de su amiga.
- Pero solo han pasado treinta minutos...
"Como si no lo supiera" -pensó la joven, omitiendo aquel comentario. Y es que cada minuto había sido una eternidad desde que Sakura hubiera abierto el armario.
Después de un rato decidiéndose la chica la había enfundado en un vestido azul con un escote que ella jamás, en condiciones normales, habría pensado en utilizar. Volvió a quitarle los lentes, ofrecerle los de contacto, la despeinó y peinó con maestría, como una verdadera profesional... y ahora venía la parte del maquillaje.
- Si te dejo sola aquí, ¿prometes no huir por la ventana?
- ¿Y arriesgarme a romper este precioso y perfecto vestido? -preguntó, con el mayor sarcasmo posible. Incluso abrió los ojos para darle mayor dramatismo-. Dios no lo quiera Sakura, preferiría mil veces usar un labial que no combine con mi perfume.
Y luego de eso se echo a reír, observando la mirada entrecerrada de su amiga.
- Muy graciosa, pequeña, muy graciosa... -volteó con elegancia y recogió una caja de su escritorio-. Está bien, te dejare escoger los accesorios.
- ¿Esta es de las veces cuando me dices "te dejare escoger" pero al final lo harás tu misma? -Sakura alzó su ceja y se cruzó de brazos.
- ¿Algún problema con eso?
- Pues de hecho traje algo especial -se levantó, camino hacia sus jeans y de uno de los bolsillo sacó un pequeño collar.
- ¿Qué tienes allí? -cuestionó Sakura. Hinata abrió la mano y le mostró el pequeño dije con forma de corazón, junto a una cadena de plata.
- ¿Es tu collar? -la mirada de Sakura brilló-. ¡Es el accesorio perfecto! Creo que no estás tan mal como esperaba, aún tienes una pizca de gusto.
- Muchas gracias -respondió Hinata, a secas.
- De nada -sonrió Sakura, aparentemente conforme. Dio media vuelta y se marchó hacia abajo, para recibir a los invitados.
Hinata respiró profundó y giró hacia el espejo, observándose por primera vez con detalle. No quería usar maquillaje, porque siempre solía creer que estaba ridícula al intentarlo... pero en verdad ahora sentía que se veía bien al verse así.
Guapa, de hecho.
Y no, no era una ilusión.
Se colocó el collar y sonrió. Sí, tal vez podía ser una buena idea...
De pronto la puerta se abrió y Kiba apareció.
- ¿Por qué me traes aquí? -reclamaba en vano, ya que estaba siendo empujado por Sakura.
- Porque quiero enseñarte mi gran obra -presumió la joven. Kiba miró al frente y al ver a Hinata abrió los ojos realmente sorprendido.
- ¿Q-Qué te paso? -masculló, luego de unos segundos de silencio. Hizo una mueca de desagrado-. Te vez tan...
Hinata sintió la sangre subir a sus mejillas.
¡Lo sabía, claro que se veía ridícula usando aquello!
¿Cómo había podido creer que se vería bien?
- ¿Qué clase de reacción es esa? -Sakura frunció el ceño-. ¡Se ve simplemente hermosa!
- ...es que está usando un vestido.
- No me digas Kiba -Hinata rodó los ojos-. Gracias por señalarme lo obvio.
- Ya... pero ¿porqué rayos estas usando un vestido?
Hinata iba a contestar, pero Sakura se le adelantó.
- ¿Por qué habrá chicos lindos? -cuestionó, con todo el sarcasmo del que fue capaz de usar en ese instante.
- ¿Chicos... lindos? -volvió a mirar a Hinata y de pronto en sus ojos hubo un brillo extraño, como si se estuviera imaginando... - Oh no, ¡no saldrá así!
- ¡¿Qué?!
- ¡Deja que tu hermana se divierta por una vez en la vida! -Sakura fue firme-. ¡Por Dios, me recuerdas a Sasuke!
Kiba guardó silencio y la observó anonadado. Una expresión de terror recorrió su rostro.
- ¡Estoy actuando como papá!
- No quiero ni pensar en cómo reaccionara él... -murmuró Sakura. Hinata sintió un escalofrió: ella tampoco quería imaginarlo.
- Lo siento, tienes razón mamá -lloró Kiba, de forma melodramática-. Hinata tiene derecho a divertirse, usar ropa ajustada y tener un novio.
- Kiba, a veces quiero matarte... -admitió la joven Hyuuga. Su amigo avanzó a ella y, apoyando las manos en sus hombros la miró directo a los ojos.
- No te preocupes hermanita, no le diré a Sasuke o Naruto que estas aquí -le guiño un ojo-. Tú secreto está a salvo conmigo así que podrás divertirte.
- ¿Qué... qué Naruto está aquí?
- Aún no, viene con Sasuke... en camino. Me llamaron hace diez minutos.
Hinata hizo una mueca y volteó a Sakura.
- ¡No!
- ¿No qué?
- ¡No bajare así!
- ¡¿Qué?!
- Pero te vez bien -reclamó Kiba.
- ¡¿Hola, hay alguien?! ¡Nadie puede saber que soy una chica!
Sakura y Kiba se miraron.
- Oh...
- ¡¿Eso es todo lo que dirán?!
- Okey, tranquilos -Sakura alzó las manos-. Que no cunda el pánico, tengo un plan.
Hinata deseó gritar.
¿Por qué confiaba una y otra vez en Sakura?

- Sakura, sé que a veces eres algo infantil... pero te recuerdo que no somos niños de primaria como para estar separados entre chicos y chicas.
El comentario llegó desde la joven de largo cabello rubio, quien con una sonrisa de superioridad observaba a la joven de cabello rosa.
En ese instante eran un grupo de diez chicas, todas del salón de Sakura que ocupaban parte del recibidor. Del otro lado de la casa estaban los chicos, todos amigos en la escuela de Hinata -incluyendo a Naruto y Sasuke quienes ya habían llegado-. El resto de los invitados llegaría dentro de un rato y entonces la fiesta comenzaría: Sakura siempre gustaba de hacer una junta antes de una gran fiesta .
- Ino, querida, ¿te han dicho alguna vez que te vez más linda con la boca cerrada?
- ¿Entonces qué gran cosa estas planeando ahora para nuestra pequeña tertulia?
- Pues... -Sakura dio un paso al frente, girando al semicírculo de chicas. Giró hacia un lado, enseñándoles una puerta-. Como todas sabes este armario tiene otra puerta que conecta al otro extremo -informó, sonriente. Hinata asintió, recordaba eso de cuando ella y Sakura jugaban a las escondidas de niñas: era su arma secreta-. Y... ¡los chicos están del otro lado! Así que aprovecharemos esta separación entre chicos y chicas para jugar juntos a ¡siete minutos en el cielo!
De inmediato los gritos y chillidos de emoción comenzaron.
Sakura sacó un wokie-tokie y, como si se tratara de una espía habló por él.
- Muy bien, hijo, deja pasar al primero.
- Entendido mamá osa.
- ¡Muy bien Hina, tu primero! -decidió de pronto, viéndola directo a los ojos.
- ¡¿Qué?! Ni pienses que entrare allí.
Pero no hubo caso, de pronto se vio empujada por el resto de las chicas, que emocionadas se reían de esa forma que Hinata tanto odiaba. Antes de darse cuenta se encontraba dentro del armario y en el instante en el que trató de escapar la puerta se le cerró en la cara.
Escuchó un golpe similar a un par de metros seguido de una maldición. Intentó ver algo pero no lo consiguió: ¡estaba tan oscuro!
Al instante supo que no estaba sola, había un chico allí. Probablemente un chico que, justo como ella, había acabado dentro contra su voluntad. Hinata tragó nerviosa, e incluso pensó en hablar o decir algo para excusarse, pero entonces él se adelantó.
- Ah... estos idiotas...
Hinata casi gritó. Casi, porque el terror la paralizó por completo.
Era Naruto.
Era Naruto.
¡Maldita sea! ¡¡El chico frente a ella era Naruto!!
- A-Ah... l-lo siento -se disculpó él-. Me obligaron a pasar...
Ella tragó y dio un paso atrás, mientras lo escuchaba a él dar un paso al frente en un probable intento de ver mejor.
¡¿En verdad de todos tenía que ser Naruto quién hubiera entrado?!
- ¿E-Estas bien?
Ella llevó las manos a su boca, asegurándose de no dejar escapar ningún sonido. ¡Si decía algo la reconocería en seguida!
Del otro lado de las puertas pudo escuchar varias risas y burlas, pero por suerte en el armario había suficiente espacio para que no se tocaran y estaba tan oscuro que ni siquiera podía verse a si misma.
"Tranquila, tranquila Hinata... él no te va a descubrir, no lo hará... Y cuando todo esto acabe tú podrás matar a Sakura y romper toda su ropa"
Tuvo suerte. A pesar de sus inmensas ganas de gritar y maldecir a Sakura allí mismo solo pudo guardar silencio, sentarse pegada a la puerta y esperar. Escuchó a Naruto hacer exactamente lo mismo, tal vez demasiado nervioso como para decir o hacer algo más. Cuando los nervios que la invadían fueron lo suficientemente insoportables se sacó su collar y comenzó a acariciar el pequeño dije, demasiado nerviosa como para hacer otra cosa.
Solo habían pasado solo cuatro minutos cuando él nuevamente se aclaró la garganta.
- Eh... s-supongo que no soy buena compañía... -comenzó, con decepción-. Lamento aburrirte...
Ella pensó en responder, pero al instante se arrepintió.
¿Qué debía hacer? ¡No podía simplemente dejarlo así!
Se puso de pie de golpe y, debido a los infernales tacones, perdió el equilibrio. Sintió la cadena de su collar deslizarse entre sus dedos y escuchó el tintineo que esté hizo al caer sobre la alfombra.
- Ah.
- ¿E-Estas bien? -preguntó Naruto desde el otro extremo, levantándose. Ella dio un paso al frente, completamente a ciegas y tratando de calcular a cuantos pasos debía estar Naruto de...
Entonces chocaron.
Fue tan sorpresivo que ambos dejaron escapar el aire. Hinata trató de mantener el equilibrio, pero entonces su pie se dobló, ella tropezó con los pies de Naruto y ambos fueron a dar al suelo. La joven cayó sobre él, pero por suerte pudo aguantar el quejido de dolor.
Naruto en cambio no.
- ¡L-Lo siento! -exclamó, asustado-. ¿Estás bien?
Hinata no le respondió, asustada, mientras tomaba asiento sobre él tratando de ponerse de pie. Su tobillo le dolió lo suficiente como soltar un leve quejido y mantenerse quieta, sentada sobre Naruto. El chico apoyó sus manos en la cintura de ella, tratando de buscar algo de lo que afirmarse.
Ella perdió el aire, consciente de la posición en la que se encontraban sus cuerpos en ese momento. Y aquello le produjo una oleada de escalofríos. Jadeó.
Él intentó sentarse, preocupado de que ella no le respondiera aún.
Y entonces sus narices chocaron.
Ninguno de los dos se movió, incapaces de reaccionar.
Hinata escuchó a Naruto tragar justo frente a ella, sintió su cálido aliento escapar de entre sus labios entreabiertos, pero supo con certeza que él no haría ningún movimiento, que se quedaría solo esperando. Y parte de ella encontró aquello tan tierno y perfecto en él que resistirse fue inútil.
¡Al diablo!
Cerró sus ojos y se inclinó adelante, acabando con los leves centímetros que los separaban. Lo besó, sintiendo su cálido aliento chocar contra el de ella. Él gimió antes de reaccionar, envolviéndola entre sus brazos y dejándose caer en el suelo de nuevo.
Sus suaves labios le respondieron con torpeza, pero con deseó impreso en cada movimiento.
Era su primer beso. Le estaba dando su primer beso al chico del que estaba enamorada.
¡Y él le correspondía!
La lengua de Naruto se aventuró y un instante después ella le correspondió. En cuanto lo hizo no pudo evitar el suspiro que escapó de sus labios. El cosquilleo que recorrió su cuerpo era algo inexplicable, de pronto fue como flotar, elevarse, y todo por besar a aquel chico.
Tres golpes en la puerta, que indicaban sus últimos segundos, fueron lo que rompieron el hechizo.
De inmediato ambos se separaron, cortando el beso, y se pusieron rápidamente de pie. Hinata retrocedió, pero de inmediato se agachó en el suelo buscando desesperada su collar caído, el que había provocado todo ello. Finalmente, luego de angustiosos segundos, rozó la cadena de plata y tiró de ella, recuperándolo.
- E-Espera... -Naruto trató de llamarla e intentó tomar su mano, pero no lo consiguió. Con o sin tobillo lastimado Hinata se puso de pie en un segundo.
La puerta se abrió y ella salió corriendo con los ojos cerrados, mientras volvía a colocarse el collar desesperada por huir.
Los chillidos no se hicieron esperar para ninguna de las chicas, pero Hinata fue más rápida y consiguió evadirlas a todas. Ni siquiera intentó volver por sus cosas, simplemente corrió directo a la entrada.
- ¡Espera! -Sakura detuvó su avancé, pero Hinata se liberó.
- ¡Me largó, lo siento! -le anunció apenada, con el corazón aún latiéndole veloz. Sakura no se conformó, de inmediato la siguió por la puerta hasta el jardín, preguntándole el porqué de su reacción. Entonces consiguió detenerla y la observó directo a los ojos-. No. Puede. Ser. ¡Lo besaste! -adivinó, al ver su sonrojo-. ¡Besaste al chico que te tocó!
Un sonido las alertó y, luego de un par de segundos, la puerta corrediza del jardín se abrió. Sakura tomó la mano de Hinata y corrió en dirección opuesta, tras unos arbustos junto a la puerta. Ambas guardaron silencio y observaron expectantes, aunque Hinata ya tenía una idea clara de quien se trataba: y por lo mismo no se sorprendió al ver a Naruto aparecer, respirando agitado.
El chico caminó por el jardín y fue hasta la entrada, mirando hacia la calle, buscando algo...
"¡Buscándote!"
Sakura apretó la mano de Hinata, intentando demostrarle en acción lo que aún no podía gritar. Finalmente, luego de varios segundos, el chico rubio suspiró y se llevó la mano al pecho justo sobre el corazón.
- ¿Naruto? -la figura de Sasuke apareció en escena, acercándose a su amigo-. ¿Te sientes bien?
- Sí, sí, solo necesitaba un poco de aire...
- ¿Estás seguro?
- ¿Por qué te mentiría? -su respuesta fue automática y defensiva, pero segura.
- Es solo que como saliste corriendo del armario...
- A-Ah... solo me maree de repente. Bebí el ponche demasiado rápido y pues, hizo efecto de un segundo a otro.
- Lo sé, es una receta especial de la familia de Sakura -sonrió Sasuke-. Y dime... ¿tuviste suerte con la chica que te tocó?
Hinata se sonrojó de golpe.
¡Todo estaba acabado! ¡Naruto y Sasuke eran mejores amigos: él le contaría todo!
Y por eso fue tan sorprendente que...
- No paso nada -Naruto suspiró, decepcionado.
- Oh bueno, tranquilo -Sasuke lo tomó del brazo y tiró de él-. Ven, regresemos.
Naruto se dejó llevar hacia la ventana corrediza por donde había salido. Aunque justo antes de entrar volvió a mirar atrás, como si esperar a que la misteriosa joven reapareciera.
La puerta volvió a cerrarse y algunos segundos después las chicas se permitieron volver a respirar.
- Un chico que escoge guardarse esos detalles para si mismo... -Sakura suspiró-. Si que tienes suerte hija... será un buen esposo.
- Cállate ya, Sakura -suplicó Hinata, dejándose caer sentada y recuperando el aire. Contrario a lo esperado aquello no hizo que su amiga desistiera.
- No me calles y dime como fue.
- ¿Qué cosa?
- El beso, demonios. ¿Cómo fue besar a Naruto?
Hasta que Sakura no lo hubiera dicho no pareció real. De inmediato sintió su sangre subir a las mejillas, mientras recordaba cada detalle con una exactitud única.
- ¿Crees que lo vaya a olvidar?
- ¿Estás loca? ¿Por qué crees que salió?
La joven solo suspiró. Justo cuando más necesitaba ocultar su identidad dejaba que algo así sucediera. Había besado a Naruto, pero no había pruebas de ello. Ninguna pista que el muchacho pudiera seguir para llegar hasta ella.
Solo había cometido un error. Sí, eso, un error.
Y nunca más sucedería algo así.
Se llevó la mano al cuello y suspiró algo aliviada, justo antes de sentir algo que no estaba bien. Sacó el collar fuera y, en vez del pequeño corazón de metal, una piedra verde-agua ocupaba su lugar.
¡Había tomado el collar de Naruto!
Lo que significaba... ¡lo que significaba que él tenía el suyo!
¡¿Y ahora qué diantres iba a hacer?!
CONTINUARA...

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