Prologo
Cuando estás solo generalmente no haces muchos planes, ¿No hay muchos incentivos para pensar tan alto no? Digo, no creo que a nadie le disgustaría tener más dinero del que se puede gastar, pero me considero una persona realista, la probabilidad de que me vuelva alguien famoso, millonario o siquiera obtenga una buena estabilidad económica son difíciles.
¿Por qué tanto pesimismo?
Digamos que no tengo mucho apoyo paterno, ¿Qué mis padres me odian o me ignoran? Se podría decir que lo segundo, creo, digo, no los conozco.
He pasado varios años recluido en una casona con gente similar a mí, si soy sincero pensaba buscar algún trabajo que me permita pagar una renta barata una vez me digan que me tengo que largar y ya, soy demasiado perezoso para unirme al ejercito o estudiar para una beca universitaria, así que, algún trabajo simple como repartidor de mensajería, cajero en alguna tienda, quizás cortar el césped, no lo sé, cualquiera de esos trabajos me sirve.
¿Qué soy alguien sin aspiraciones? Claro que lo soy.
Saben, hace unos días uno de los niños del orfanato se puso a quejarse conmigo porque le estaba dando algunas instrucciones de limpiar y me dijo: "Ni que fueras mi papá", ¿Mi respuesta? "Ni que tuvieras papá idiota", él lloro, yo reí, la encargada me golpeo, fue un día curioso, oh, y ese día encontré una galleta en el piso, ahora que lo pienso fue un buen día.
Lincoln sintió un fuerte tirón de sus manos, la cuerda con la que estas estaban atadas le obligo a pararse de su asiento.
- ¡Camina idiota, y ni se te ocurra hacer ruido!
Supongo que te preguntaras que fue eso, simple, hoy me levante como de costumbre, cepille mis dientes, desayune junto al resto de huérfanos y cuando salí a la calle para caminar, me rapto esta gente, y ahora tengo una bolsa en la cabeza y las manos atadas, caminando a ciegas, ¿Por qué estoy tan tranquilo? Soy algo hablador, converso con ustedes, eso me tiene tranquilo, no estoy loco ni estoy nervioso e invente a alguien para hablar porque estoy a un grito de orinarme ni nada.
- ¡Camina más rápido imbécil!
La cuerda fue jalada con más fuerza, casi provocando que el muchacho se tropezara, pero luego de un trote algo extraño logro recuperar su postura.
- (Tímido) Me dijiste solo caminar.
- ¡No hables!
- ...
- ¡¿Me escuchaste idiota?!
- Usted... me dijo que no hablara.
- ¡¡¡Que no hables!!!
Un nuevo jalón casi tumbo a Lincoln, quien ahora sentía como su frente estaba completamente humedecido por el sudor.
- ¡Si vuelves a hablar juro que te arrepentirás!
Lincoln asintió con la cabeza, olvidando completamente que tenia una bolsa en la cabeza y no había sido visto.
- ¡¿Entendido?!
- ...
- ¡¡¡¿Te pregunte si lo entendiste?!!!
- ...
- ¡¡¡Te estoy hablando idiota!!!
- (Temeroso) Si...
- ¡¡¡No hables!!!
No puedo hablar, pero me pide que hable, es como hablar con la hermana en el orfanato, pero con la posibilidad de que me estén apuntando con una pistola.
Caminar es una buena forma de distraerse, tanto como lo es hablar, me ayuda a no pensar, ¿Qué si bien podrían estarme llevando a algún lugar para sacarme los órganos? Supongo que sería el final, ¿O quizás venderme de esclavo? Se supone que ya no hay esclavitud, no venderían a un tipo de 16 años que apenas tiene fuerza para trabajos forzados, digo, gastarían más en tirarme a una zanja cuando me quebrara de lo que les aportaría... ¿O quizás me quieren vender por kilo? Tampoco conseguirían mucho ahora que lo pienso, me pregunto si ofrecer mi hígado voluntariamente podría pagar mi libertad.
Lincoln pensaba hablar para comentar aquella idea, pero antes de poder siquiera exhalar sintió como de una patada fue lanzado con fuerza, impactando contra una pared.
- Quédate ahí y no llores.
El chico se quedo en silencio durante un momento, sus manos aún estaban atadas, pero al menos pudo moverlas lo suficiente para comenzar a sacarse la bolsa de la cabeza.
Al menos no se quedaron a golpearme más.
Comenzó a posicionarse, apoyando su espalda contra la pared cercana, todo lo que podía observar era una habitación oscura y una puerta metálica frente a él, había sido un viaje que él calculaba unas 2 o 3 horas, no tenía idea donde estaba ni el menor conocimiento de su situación, por lo que solo suspiro antes de esconder su cabeza en sus brazos, sollozando en silencio.
No aspiraba a mucho, ¿Entonces por que esto? Ni siquiera serviría que pidieran un rescate por mí, nadie pagarían por mí, maldita sea.
Estuvo unos minutos en esa posición hasta que desahogo la pena de su corazón, dejándose caer de costado, observando la entrada que era su única fuente de luz.
Supongo que debí invitar a Ronnie a salir, hubiera sido una tarde agradable, o comprarme ese pastel, maldición, siempre me dije que otro día cuando tuviera más dinero, ¿Quizás haber entrado en algún grupo deportivo? Nah, tampoco estoy tan muerto aun para divagar tanto, aunque si me hubiera gustado comprarme algunas copias de Ace, seguro que acumularían valor de coleccionista.
- ...pero señor.
- No tengo nada que hablar con imbéciles como ustedes.
Los pasos se hacían más fuertes en la dirección de la celda de Lincoln, pero este no estaba prestando atención debido a su catarsis mental, escuchando como una puerta cercana era abierta con fuerza.
- ¡Finalmente nos encontra...! No está aquí.
- Eso quería decirle, no era en esta celda.
- Claramente me dijeron que era la 12va.
- Era la siguiente a la 12va.
- ¿No podían decir simplemente que era la 13va?
- Es un número de mala suerte, señor.
Incluso desde su celda, Lincoln pudo escuchar el sonido de un fuerte golpe, seguido por un extraño silencio el cual se transformo en sonoros pasos que se acercaban a su ubicación, algo que no le dio mucha importancia considerando que seguía pensando en todas las cosas que no hizo y ahora se arrepentía de no haber hecho, hasta que sintió como la puerta era abierta con fuerza, sacándolo de su prisión mental para prestar atención.
Frente a él se alzaba un anciano de traje, uno bastante elegante, acompañado de una prominente pero cuidada barba la cual estaba dominada principalmente por canas que acompañan un rostro severo, pero que se notaba el paso del tiempo, detrás de él, una persona que Lincoln estaba seguro debía medir unos 2 metros y con brazos más grandes que su cabeza.
- ¡Finalmente nos encontra...!
El anciano miro fijamente a Lincoln, quien se notaba asustado del sujeto detrás del anciano.
- ¿Quién carajos es este niño?
- ¿No dijo que buscaba a su hijo?
- (Furioso) ¡¿Y por qué carajos traes a un niño aquí?!
- (Asustado) Es... Es la fotografía que nos dio señor.
En ese momento Lincoln lo noto, el anciano tenía la marca de una palma en su frente, acto seguido vio como se daba un fuerte golpe con la palma en el mismo lugar, tan fuerte que el golpe resonó por toda la celda.
- La foto es de hace casi de 20 años, ¡¿Acaso creyeron que se vería igual?! ¡De hecho, este niño ni siquiera se parece!
- Uhh, ¿Está seguro de que no es su hijo perdido?
- ¡No pedazo de...! Ahg, mierda. - El anciano camino lentamente hasta el asustado muchacho, agachándose para acercarse a su nivel. - ¿Estás bien niño?
- Ah, señor, mis chicos le debieron decir que no hablara.
- (Molesto) ¿Por qué mierda trataron así a un niño?
- Bueno, de lo que usted ha hablado de su hijo...
Nuevamente otra fuerte palmada en la frente del anciano, la zona se veía tan roja que parecía una marca de nacimiento.
- Mis más sinceras disculpas eh... ¿Cómo te llamas niño?
- Vamos. - Hablo el gorila detrás del anciano. - Habla.
- Lin... Lincoln señor.
- ¿Lincoln qué?
- Sin... apellido... señor...
- Ah, un huérfano, - Se voltea para observar al musculoso. - Secuestraron a un niño cualquiera, que ni se parece a mi hijo y para empeorar, huérfano, ¿Quieres empeorar un poco más está situación William?
- N..No señor.
Un gran suspiro salió de parte del anciano, quién le dio la mano a Lincoln y lo ayudo a levantarse y quitarle el nudo de sus manos.
- En serio que no se como compensar este error, y ruego que mis hombres no te hayan tratado demasiado mal.
- N..No señor.
- Eso es bueno, te devolveremos en una pieza, así que tranquilo, ¿De dónde eres niño?
- Del... orfanato en la calle Garrinson.
- Ah, ese que esta en el centro de la ciudad, estamos a un par de horas, mi gente te llevara con delicadeza y espero nos perdones.
- No... no se preocupe.
- (Feliz) Excelente. - Mirando al musculoso con expresión seria. - William, en compensación por tu estupidez llevalo sano y salvo a su casa, y como sepa que lo volvieron a maltratar, juro que te voy a reventar esa cabeza hueca que pareces tener, ¿Entendido?
- Si señor.
- Entonces, nos vemos niño, - En ese momento saco un cheque y luego de escribir un par de cosas lo puso en las manos de Lincoln. - Por las molestias y tu silencio, ten buena vida.
- G..Gracias.
Dicho eso, el anciano se retiro tranquilamente, Lincoln podía sentir como su corazón parecía querer abandonar su pecho y su cuerpo sudaba completamente, pero se encontraba paralizado.
- Andando.
La palmada de William saco a Lincoln del trance, quien aun se negaba a hablar.
- ¿Qué te comió la lengua algún ratón o qué? Ya escuchaste al jefe, estás bajo su protección, puedes hablar libremente.
- ¿No van a vender mis órganos?
- ¿Qué? No, jajaja, el jefe hace mucho que dejo esos trabajos.
- Ah, ja, ja, creí que eso iban a hacer.
- See, en sus mejores tiempos si, un par de imbéciles que se le atravesaron en el camino y que pagaron sus deudas con sus cuerpos, literalmente, oh, no escuchaste eso.
- No, para nada, no te preocupes.
- Por favor, no se supone que esas cosas salgan a la luz.
- Me... doy cuenta.
- Así que... ¿Qué se sintió ser secuestrado y preparado para ser asesinado?
- ¡¿Asesinado?!
- Ups, eso tampoco tenías que saberlo, eh... ¿Si te compro un helado prometes guardar el silencio?
El rostro de aquel gigantesco sujeto lucia amable, pero Lincoln estaba seguro de que de su respuesta esa amabilidad podría mantenerse o romperse en el acto.
- Esta... Está bien.
- (Feliz) Genial, vaya, eres un buen chico, perdón por todos los problemas.
El resto de la caminata por los pasillos de lo que parecía ser un cárcel fue en silencio por parte del peliblanco, escuchando las divagaciones de aquel gigante amable hasta que pudo volver a ver la luz del día, o mejor dicho, los últimos rayos de sol que estaban quedando de día ya que el cielo comenzaba a teñirse de naranja, siendo escoltado hasta un vehículo de color negro, Lincoln no sabía de vehículos, pero estaba seguro que debía ser uno muy caro.
El viaje en vehículo fue llevado por las conversaciones sin sentido del gigante, quien iba desde sus rutinas de ejercicios hasta otros secuestros que había realizado, si tuviera que contar cuantos helados le había prometido por su silencio ya le habría dado un coma diabético, pero era el instinto de supervivencia de Lincoln hablando por él, algo que termino cuando estaban a 1 cuadra del orfanato donde el peliblanco vivía.
- Vaya, es triste pero la charla se acabará aquí, (Feliz) Eres alguien sorprendentemente agradable jajaja, en fin, otro día te llamare para que vayamos por esos helados, cuídate.
Dicho eso, el gigante amable se despidió y siguió su camino, dejando al muchacho en la soledad de la noche, sintiendo como las piernas le temblaban.
¿Esto realmente paso? ¿No es una linda alucinación pre-operatoria mientras estoy siendo preparado para que abran mi estomago y me quiten los órganos?
- Uff.
La respiración de Lincoln era pesada, apretando con fuerza su pecho mientras intentaba que sus piernas reaccionaran, caminando a pasos torpes y lentos los pocos metros que le separaban de aquel establecimiento, sabiendo que iba a ser regañado con mucha fuerza por el director del lugar, pero no podía importarle menos, solo quería dormir, quería pensar que todo fue una vil ilusión de su cerebro.
- Oh mier...
Fue cuando su cuerpo no dio más y termino vomitando el poco desayuno que aun no se había digerido en su cuerpo, pues era lo único que había comido en todo el día.
- Necesito... dormir...
El tiempo entre llegar, ser regañado y recostarse fueron cosa de instantes para Lincoln, había sido un día pesado, y ahora finalmente podría descansar.
En esa noche, calabozo de la mansión del anciano
El anciano caminaba a paso lento, aun pensando en la molestia de aquella tarde mientras William caminaba a su lado.
- ¿Estás seguro de que está vez no es un niño sacado de otro basurero verdad?
- Estoy seguro señor, usamos los contactos con la policía y según la progresión de edad y récord criminal, este si es su hijo.
- ¿Me puedes explicar por que no hicieron eso desde un comienzo?
- Mmm... ¿No se nos ocurrió?
El anciano tuvo el impulso de volver a abofetear su rostro, pero contuvo sus ganas debido a que aun le dolían los golpes de esa tarde.
- En fin, veamos si realmente es el imbécil de mi hijo.
Al observar la celda, la abrió con calma y pudo notar a una pareja tirada en el piso, riéndose con claros signos de estar completamente drogados, pero se fijó en el varón, un hombre que tenía varios rasgos parecidos a los suyos, un par de arrugas menores y abundante pero sucio cabello castaño, además de los ojos completamente enrojecidos.
- Jojo, mira amor, llego el que debe traer las pizzas.
- (Serio) Es él, definitivamente.
Un chasquido de dedos fue todo lo que necesito para que William se retirara, dejándolos solos.
- Lynn.
- Jeje, ¿Acaso me conoce seño..r? Papá.
- Sabes, no me importo que dejaras la carrera de negocios, no me importo que quisieras de la nada volverte chef ni me importo esa... actitud tuya tan idiota que tenías, pero cortar todo lazo conmigo de la nada y estar 20 años ocultándote como una cucaracha mientras solo te dedicabas al libertinaje y ser una paria. - Sin mayor importancia, comenzó a pisar la mano que Lynn tenia apoyada contra el piso.
- ¡¡¡Ahhhh!!!
- Patético, eres un ser asqueroso Lynn, tú y la zorra que te acompaña, usar mi nombre cuando estabas desesperado para conseguir favores y luego volverte indetectable otra vez, manchas mi reputación solo con existir y eres un asqueroso drogo, ¿Algunas últimas palabras antes de que limpie mi nombre?
- ¡Perdón, perdón, perdón!
El anciano suspiro y presiono con más fuerza su pie, se podía escuchar el sonido de los huesos desde la suela de su zapato torcerse ante la presión.
- ¡¡¡Perdón papá, lo siento por lo que hice!!!
- Ya es tarde, 16 años tarde.
- ¡Por favor, perdóname, tengo, tengo hijos por ahí, Rita y yo habíamos pensado en volver a verlos para re-encaminarnos, por favor, por favor, no me mates antes de eso!
- ¿Hijos? - El anciano levanto su pie, momento que Lynn aprovecho de ver su mano con algunos dedos torcidos y sangrantes. - ¿Tienes el descaro de decirme que engendraste hijos y aun así seguiste esta estúpida vida?
- (Sollozando) Yo lo... lo siento...
- (Asustada) S..Si señor, así es... solo que los dejábamos abandonados en... orfanatos, no podíamos hacernos cargo... estábamos... asustados... de... de hecho, veníamos por el mayor... está en esta misma ciudad... en el orfanato de la calle Garrinson, lo sabemos porque el fue peculiar, él... él tenia el cabello blanco, ¿Qué... qué raro no cree?
- ¡¿Crees que me voy a creer semejante estupidez?! ¡Un niño de cabello blanco en un orfanato! ¡¿Esa es su mejor excusa?!
En ese momento, el anciano pensó en cierto suceso de esa mañana, cierto... niño de pelo blanco apareció por su cabeza, volviendo su rostro en una expresión más nerviosa, apagando su furia rápidamente.
- ¿Y que edad tendría ese niño?
- Unos... ¿16 años?
Pese al miedo, si Lynn o Rita podrían haber definido el rostro de aquel anciano en ese momento, sería con una sola palabra: mierda.
Mañana siguiente, en el orfanato
Siendo cerca de las 9 de la mañana, Lincoln observaba el techo sobre su cama, pensando un poco en los sucesos ocurridos el día anterior antes de negar con la cabeza, no quería pensar mucho en lo ocurrido.
Eso fue más adrenalina de lo que una persona como yo necesita, y creo que me gane un justo y merecido día de no salir de la cama, digo, hoy es domingo en todo caso, vendrán los padres que quieren adoptar así que los menores no me van a molestar con sus juegos, además ya me perdí la hora del desayuno, sep, ya lo tengo pensado, usare mis ahorros y me iré a comer una buena hamburguesa de almuerzo, con eso compensare ayer y hoy, pero por el momento, la protección de mi cama es todo lo que necesito.
Mientras volvía a arroparse, pudo escuchar como la puerta de su habitación se abría.
- (Molesto) Hice fila hasta los 13 años para obtener esta habitación, y si obtuve una puerta es para que la usen gremlins endemoniados.
- Ajem.
Lincoln conocía esa voz, para su completa desgracia, conocía perfectamente esa voz.
- Asumo que sigues con ese extraño habito tuyo de dormir en bóxer, así que saldré por un momento y para cuando entre, espero al menos que tengas pantalones.
- Si... madre.
Una vez cerrada la puerta, Lincoln salto de su cama a buscar sus jeans.
¿Saben que es peor que un anciano para nada sospechoso te secuestre una tarde de sábado? Que la madre de un orfanato, del que "supuestamente" no manda, este enojada contigo, más cuando eres casi un adulto y te conoce desde antes de que supieras caminar, ¡Eso! Si da miedo.
Mientras Lincoln ya había terminado de ponerse sus pantalones y procedia a ponerse torpemente una polera, la anciana mujer volvió a entrar, mirándolo de pies a cabeza.
- Tan descuidado como siempre.
- Si sabe que soy un caso perdido, ¿Para que viene un domingo a verme?
- Es día de adopción muchacho, tienes que estar presente.
- Por favor, ¿Quién querría adoptar a alguien mayor de 10 años? Prefiero ahorrarme el disgusto y aprovechar para olvidarme del secueee...
- ¿Secueee...? ¿Qué es un secueee?
- (Nervioso) Ah... es un... un... una secueeela, si... un amigo de la prepa me invito hoy... je... je...
La mirada inquisitiva de la mujer parecía introducirse en el chico.
- No se que clase de cosas raras estás haciendo, pero más te vale estar presente en la visita, todavía te queda algo de tiempo y puede que ocurra el milagro chico.
- (Serio) Ambos sabemos que no va a pasar.
- Confía en mí, tengo un buen presentimiento el día de hoy. - La anciana saco en ese momento de su habito una caja de jugo y un sándwich. - Además no es sano saltarse el desayuno, posiblemente ayer ni comiste.
- ¿Cómo lo...?
- ¿Supe? Por favor, he criado niños más tiempo del que tu llevas vivo, ya prepárate niño porque...
En ese momento, fuera del orfanato, un elegante vehículo de color negro se estaciono, saliendo de este un hombre de elegante traje del mismo color.
- ...puede que hoy sea el gran día.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro