Parte 6
Generalmente no me gusta meterme con casas que no conozco, nunca sabes que te puede esperar cuando tocas una puerta desconocida, podría perfectamente vivir dentro un psicópata, o un mafioso, un secuestrador de niños, alguien que goce de la tortura... pero cuando me puse a pensar en estos últimos días me di cuenta de que ya pasé por todo eso, y la verdad mis deseos de volver a casa son lo suficientemente grandes para que ya no me importe, aun así...
Hierba seca y el techo con tejas rotas, pintura que parece necesitar una segunda mano desde hace años, grietas en la acera, no voy a negarlo, me preocupa preguntar, pero el anciano de la casa de al lado me está mirando con desprecio y eso que ni me he acercado.
Oiga vejete, deje de mirarme así, ni que le hubiera hecho algo en otra vida.
Mientras Lincoln miraba al anciano de la casa de junto, este bufo molesto, agravando más su mirada, casi como si hubiera sido capaz de leer sus pensamientos.
Ese anciano da miedo, y las demás casas... al diablo, no me puede ir peor de lo que ya me fue hoy.
En ese momento, Lincoln reunió toda su energía restante y decidió pulsar el timbre.
Ese mismo día, unas horas antes
- ¿Encontraste algo Albert?
- Nada útil de momento, aunque el pueblo se ha deteriorado considerablemente, solo hace un rato vi a un vagabundo caminando por las calles mientras veía un contenedor de basura para ir a comer.
- Generalmente nunca te importaron, ¿Qué son uno o dos indigentes en estos tiempos?
- Era un niño Harry, aunque me encantaría saber por qué se tiño el cabello de blanco.
- ¿Podría haber sido como tú no?
- Por favor, ni yo ni nadie de mi familia podría verse como un indeseable tal como ese niño, antes comienzo a usar tirantes y una corbata de moño.
- Ni tú te humillarías tanto Albert, en fin, te avisaba para decirte que ya esta todo listo, oficialmente nadie podrá molestarte ni asociarte a nosotros por un largo tiempo, ¿Tienes al menos donde quedarte? Recuerdo que destruiste tu casa el día que te fuiste de ese pueblo.
- No te preocupes, compre una casa barata en un barrio tranquilo hace mucho, quizás este algo descuidada, pero podré vivir ahí.
- ¿No que cuando abandonas una casa por mucho tiempo se llena de vagabundos o inquilinos expropiadores?
- El vecino es un antiguo conocido, seguro que saco a patadas a cualquier indeseable.
- Si tú lo dices... en fin, suerte en todo Albert.
- Gracias.
Al decir eso, el anciano hombre colgó el teléfono y lo tiro a un basurero cercano, de modo totalmente casual antes de mirar al cielo en silencio.
- (Pensando) Te encontrare hijita, necesito decirte una cosa antes de que llegue mi hora.
Dicho eso, decidió partir al que sería desde ahora su hogar, una palabra un tanto lejana para él, pero si iba a empezar una búsqueda y posible guerra de un solo hombre, al menos tendría que prepararse bien, haciendo parar a un taxi cercano.
- ¿A dónde señor?
- Avenida Franklin 1216.
- A la orden.
No tardo mucho en llegar, encontrándose de pie frente a una deteriorada casa.
- Creo que necesito hacer varias cosas en este lugar. - Recoge las mangas de su camisa. - En fin, entre antes comience mejor.
Albert estuvo limpiando un poco, dejando que su mente fluyera tranquilamente cuando puso sentir el deteriorado ruido de un timbre que ni siquiera pudo terminar la balada antes de cortarse y escuchar como un fusible saltaba.
- (Pensando) Carajo.
Con molestia Albert bajo la escalera, acercándose a la puerta con molestia.
- Lo que sea que vendas, no me interesa.
Y abrió la puerta, topándose con un joven que fácilmente reconoció.
- Ah, es el anciano de esta mañana.
Instintivamente, Albert tomo la escoba junto a la entrada.
- Ah no, ni creas muchachito. - Muestra la escoba. - Esta es propiedad privada, ni creas que puedes seguir usándolo para tus cosas de indigente.
- ¿Otra escoba? Espere, ¿Cómo que indigente? Espere... ¡¡¡Oiga!!!
- Chu, fuera, estoy ocupado y comienza a buscar otro lugar que dormir.
- Con un carajo, solo quería preguntar por instrucciones.
- ¿De como dejar de ser pobre?
- ¡¡¡Que no soy pobre!!!
- Ibas a comer a un basurero, estas en los huesos y esa ropa... no me dejas muchas opciones.
- Mira imbe... señor, solo quiero saber como llegar a cierto lado.
- Ah, - Baja la escoba. - Si solo quieres una dirección está bien.
Las venas podían notarse tanto en los brazos, cuello y rostro de Lincoln mientras pensaba tragaba las palabras que realmente quería decirle al anciano.
- Verá... señor, yo no soy de este pueblo y estoy perdido, por lo que ni siquiera se como se llama el sector, ni este, así que le pido que no se moleste por la vaga explicación.
- Entiendo, entonces dime.
- Veamos, es un lugar con pocas casas, pero todas son grandes casas y tienen patios enormes, tampoco vi paradas de autobús cercanas y tenía un pequeño parque cercano con una fuente de agua.
- (Preocupado) Niño... ¿Quieres ir a robar a los ricos?
- ...
- Hay mejores maneras de salir de la indigencia, estoy seguro de que tienes más opciones que recurrir a eso.
- ¿Me va a decir o no?
- (Pensando) ¿Debería yo, un agente que ha dejado todo por su nación, dejar que un chico americano tan joven y con tanto por que vivir, se rebaje a eso? ¿Un simple ladrón de ricos? ¿Acaso mi bello país a caído tan bajo que los ancianos solo debemos mirar y quejarnos de como estas generaciones solo empeoran? ¡¿Son acaso los valores que representa mi bella bandera tan vacíos?
Albert miro hacia el cielo, observando como uno de los vecinos tenía colgada una bandera en un asta, flameando al viento del atardecer mientras los rayos de sol la iluminaban, observando como justo en ese momento un águila calva paso por sobre esta, intercambiando por una fracción de segundo miradas con esta.
- ¿Se encuentra bien señor? Esta... llorando...
- Es solo... que tuve una pequeña epifanía.
- ¿Entonces me va a decir cómo llegar?
- Claro que te voy a indicar como llegar. - Pone su mano en el hombro de Lincoln y aprieta con fuerza, centrando su mirada en el adolescente. - Te indicare como llegar a ser un respetuoso y digno chico estadounidense que se enorgullecerá a su nación en el futuro.
- ¿Eh?
Albert puso su otra mano en el otro hombro de Lincoln, este ni siquiera se dio cuenta que estaba completamente atrapado en las manos del anciano.
- Desde hoy, te adoptare como mi protegido, y tendrás el nombre de uno de los hombres más respetados y venerables de este país, el presidente que demostró que esta nación significa libertad como símbolo de que te libero de tu precariedad, yo te nombro... Lincoln.
- Yo... me llamo Lincoln.
- (Feliz) ¡¡¡Ese es el espíritu!!!
En ese momento, mansión Loud
- No lo sé Lynn, mientras veía su mirada no sentí que me apreciara, y eso que hice todas esas cosas por él, comienzo a preocuparme de que realmente este disfrutando de su estancia. - Dijo un preocupado Leonard mientras se dejaba caer sobre la mesa que habían puesto en mitad de la celda.
- ¿Pero que le hiciste? - Dijo Lynn quien estaba colgando en la pared sujetado de los brazos.
- No quiero convertirlo en un ser muy mimado, lo hice contigo y resultaste ser... tú... sin ánimos de ofender.
- No, claro, te entiendo, no te preocupes.
- Quisiera mimar más a mi nieto, se ve tan adorable con esa cara estúpida que pone cuando no entiende algo.
- Papá, cuidado, Lincoln es un muchacho joven y corrompible, aunque si deberías tratarlo con algo más de cariño.
- (Furioso) ¡¡¡¿Insinúas que no le doy amor?!!!
- ¿Siquiera le has dicho que lo quieres?
- Claro que no, debe entenderlo con mis cuidados y atenciones.
- ¿Y cuáles son esos cuidados?
- Nutro su mente, su cuerpo y su temple, incluso le di el día para que descansara.
- ¿Y qué está haciendo?
- No tengo idea, salió de la mansión a algún lado, pero con su forma de ser no tendrá problemas, eso y que le di mi tarjeta de crédito, si quisiese podría comprar un avión con ella así que no debería tener problemas.
- Señor. - Rita quien estaba atada junto a Lynn hablo. - ¿Y si intenta estar con él y conviven sin enseñarle nada? Podría conocer mucho más de Lincoln y él conocerlo a usted.
- Mmm, eso sería difícil, aquí estaría la niña que se trajo del orfanato así que mucha paz no tendríamos, si saliéramos a Royal Woods él estaría incomodo.
- Podrían salir de viaje a algún lugar, y de paso podría cumplir lo que queríamos hacer con Rita al volver, podría buscar al resto de mi familia.
- ¿Ir con Lincoln a buscar a mis nietas? Esa sería... una muy buena idea, pensar que tu cabeza si sirve, menos mal que no te mate apenas te vi.
- Gracias papá.
Los tres siguieron conversando unos minutos más antes de que Leonard se despidiese, cerrando la celda detrás de él mientras caminaba con una sonrisa en su rostro.
Era cierto que su plan de restaurar la relación algo tensa que tenía con Lincoln no estaba saliendo bien y que todos los libros de paternidad que leyó por lo visto no estaban siendo eficaces, pero el plan le parecía perfecto, Lynn y Rita recordaban donde estaban unas cuantas de sus otras nietas, el resto tendría que esperar a que recordaran o investigar él, por lo que se lo comentaría a Lincoln una vez llegase.
- Mmm, ya es algo tarde ahora que lo pienso, - Saca su teléfono. - William.
- ¿Si señor?
- ¿Llego Lincoln?
- No, la gente en la entrada no me ha notificado de su llegada.
- Eso es extraño, en fin, dame el número del teléfono de Lincoln.
- Mejor aún, le llevaré el teléfono, ¿Dónde está?
- Claro, estoy subiendo a... - Leonard lo pensó por un momento, unos pocos segundos se sintieron horas durante el análisis de las palabras de su hombre. - William, ¿Por qué tienes el teléfono que se supone le darías a Lincoln antes de salir?
- Pues... ah, no se preocupe señor, deme 1 hora y lo encontrare.
- Te doy 30 minutos. - William pudo sentir la intensión asesina en la mirada de Leonard. - ¿Entendido?
- Si... señor.
- Largo.
El gigantesco sujeto salió corriendo rápidamente, el anciano solo podía observar los últimos rayos naranja comenzando a desaparecer en el cielo nocturno.
- Siento como si algo... increíblemente estúpido estuviera por pasar.
Casa de Albert
Quedan 22 minutos
- Entonces, ¿Qué parte del trato no te gusta niño?
- Por ya ni me acuerdo de que vez, no soy un vagabundo, si tengo familia, no iba a comer al basurero esta mañana, no me interesa que me adopte y ya déjeme salir.
- Esta es una nación libre chico, puedes irte cuando quieras.
- Cuando se pone frente a la puerta cruzado de brazos es difícil poder salir.
- Esta es una nación libre chico, puedo pararme donde quiera y quedarme quieto.
- Estoy completamente seguro de que debe tener mejores cosas que hacer que estar haciendo un berrinche frente a un adolescente porque este le dijo que no.
- Tengo uno que otro proyecto personal, no te lo niego.
- ¿Entonces?
- Soy polifacético, y me gustan los desafíos tanto como los comics.
Lincoln solo observaba con una mirada juzgadora a Albert, pero este simplemente sostenía una sonrisa satisfactoria mientras seguía cruzado de brazos.
- ¿Por qué no se pone a leer sus comics?
- Son de colección, solo los leo en condiciones especiales y no lo haré con visitas.
- ¿Entonces puedo leerlos yo?
- No lo creo, ustedes los jóvenes y su cultura extraña no entenderían la magnificencia del buen Ace, al menos de los clásicos, hoy en día le han metido tanta basura rara.
Ah, es de esos, genial, espera.
- ¿Dijo Ace?
- ¿Te suena? Ace es genial, lo colecciono desde niño, aunque era difícil ya que mis hermanas varías veces robaban mi dinero, sobre todo una de mis hermanas menores.
- Señor, seré honesto con usted, solo estoy buscando una oportunidad de distraerlo y largarme, no quiero la historia de su vida.
- Pues te aguantas, ahora me escuchas.
- Ahg, ¿Al menos puedo leer Ace? Esa parte si es verdad.
- Esta juventud tan impertinente, en mis tiempos a los ancianos se les trataba con respeto, eso y que nos golpeaban si no obedecíamos, aunque ahora que lo pienso mi hermana mayor era la que más me golpeaba al hacer sus actividades y pidiendo que la ayudara a entrenar.
- Suena complicada.
- Lo fue, mi hermana mayor, Ruth, una chica castaña que vivía cada día de la vida como si fuera el último, siempre de un deporte en otro, ahora solo puedo verla en mis recuerdos.
- Yo... lo siento.
- Gracias, por mucho que la aprecie no entraría en una casa que apesta a gato como esa.
Un breve momento de silencio ocurrió entre ambos, Lincoln mirando despectivamente a Albert mientras este se encontraba recordando el pasado.
- No se ni porque me moleste en sentir lastima por usted.
- Oye, no fue una infancia fácil, vivir en una gran familia, ser el único varón entre varias chicas, que tu hermana mayor te usara como muñeco de pruebas para sus entrenamientos, no lo comprenderías... oh, lo que recuerdo, una vez ella y yo nos intercambios en una liga deportiva que solo aceptaba chicos...
Lincoln lo miro con desesperación, sabía que el anciano no se iba a callar en un buen rato.
Suburbios de Royal Woods
Quedan 18 minutos
- Este día fue horrible.
Rusty caminaba aburrido con las manos en los bolsillos de su pantalón, pateando una pequeña piedra desde hace varios metros, no tenía mucha energía ni muchas ganas, pero sobre todo no quería volver a casa, lo había arruinado todo ese día, había insultado a algunas personas sin querer o había tartamudeado tanto en otras que las personas se notaban claramente nerviosas y para rematar un día fallido, el tipo con el que se peleo y le rompió la nariz.
- Maldito anciano, ¿Cómo alguien tan delgado pega tan fuerte?
Al patear nuevamente la piedra saco las manos de los bolsillos con su móvil en una de estas, viendo la hora.
- Si tardo más Rocky se puede preocu...
En ese momento el adolescente fue tacleado con fuerza por un perro, tirándolo al piso mientras que el perro caía sobre su estómago y lo olfateaba.
- Ahg, mis entrañas...
- ¿Alguna pista chico?
Cuando Rusty levanto la mirada, pudo observar a un sujeto gigantesco mirándolo a pocos centímetros, clavando su mirada casi como si estuviese a nada de matarlo.
- Niño, ¿Viste a un chico de tu edad y cabello blanco?
- N..No...
El hombre devolvió la mirada al can, este solo paso su pata por su cuello rápidamente de un lado al otro mientras asentía siniestramente.
- Mi compañero opina lo contrario, dime todo lo que sabes.
- L..Le juro que no conozco a ningún peliblanco.
- ¿Seguro? Charles, dale motivos para hablar.
El can en ese momento salto del estómago de Rusty, dirigiéndose hasta su cabeza.
- H..Hey amiguito, ¿Eres un buen chico no? ¿No?
El can lo miro unos segundos antes de comenzar a levantar una de sus patas traseras.
- No, no, no, digo, s..si vi a alguien peliblanco hoy, lo juro, ¡Pero baja esa pata!
Charles sonrió mientras bajaba su pata trasera, acercándose a William.
- Lo vi en una tienda de ropa esta tarde, nos golpeamos un poco y se fue, eso es todo.
- ¿Qué tienda?
- Esta a unas cuadras de aquí, pero ya debe estar lejos, fue hace horas.
- Un rastro es un rastro, gracias peatón anónimo.
Al notar que el gigantesco adulto se retiraba un poco de él, Rusty pudo suspirar con más calma, estaba realmente nervioso y saber que podría ir a casa le reconfortaba, pero mientras se relajaba tirado en el piso sintió como era levantado sin esfuerzos por el sujeto.
- Esto... ¿Señor?
- Gracias por ser mi guía hasta llegar a la tienda.
- Yo... quiero ir a casa.
William solo río a todo pulmón mientras comenzaba a caminar.
- ¿Me podré ir cuando esto acabe?
William río con más fuerza.
Policía de Royal Woods
Quedan 11 minutos
- 911, ¿Cuál es la emergencia?
- (Desesperado) Un loco me tiene secuestrado, por favor, ayuda.
- Por favor deme la dirección o una ubicación referencial, si posee más tiempo por favor describa la situación.
- Avenida Franklin, 1215 creo, un anciano me tiene encerrado en su casa, estoy aprovechando que fue al baño para ocupar el teléfono, pero tiene todo cerrado, ayude... no, no es eso, no por favor...
- (Preocupada) Joven, ¡Joven!
- (Forcejeando) ¡No! ¡Déjame desgra...! - La llamada colgó.
- (Perpleja) Dios mío, ¡¡¡Tenemos una emergencia!!!
Avenida Franklin, casa del señor Grouse
Quedan 8 minutos
- Muchas gracias por traerme estas cosas.
- No se preocupe señor Grouse, papá siempre es feliz de ayudarle con la despensa.
- Oh Clyde, siempre tan gentil, sigh, ojalá todos los jóvenes fueran como tú.
- ¿Todo bien? Generalmente no se queja... mucho.
- ¿Alguna vez has sentido una sensación, casi como una intuición, de que ves a alguien y sabes que te va a causar problemas?
- Eh... creo que no.
- Tuve esa sensación hace un rato, poco antes de que llegaras un tipo se acerco a la casa del vecino, por su ropa estoy seguro de que era un vagabundo que buscaba comida o quizás escucho que la casa de al lado estaba abandonada y vino buscando refugio, al menos el dueño ya llego.
- ¿Llego? Yo creía que nadie usaría esa casa jamás.
- Si, un viejo amigo de la marina, compramos las casas cuando el barrio era barato, aun así, estoy preocupado por la llegada de ese malhechor.
- ¿Le parece que cierre las puertas con seguro hasta que papá llegue a buscarme?
- Y las ventanas por favor, no quisiera que el indeseable venga aquí y se cumpla mi inquietud.
- No se preocupe señor, yo me encargo, seguros y protegidos contra todo, nadie sale o entra.
- Hay veces en que puedes hablar de una forma muy criptica niño.
- Solo es por ambiente señor jajaja.
- Jajaja.
Avenida Franklin, por la calle
Quedan 5 minutos
- ¿Le tiene tanta confianza a ese perro?
- ¿Qué puedo decir? Confió plenamente en él y su nariz, al menos en este pueblo no hay un lugar que él no pueda encontrar.
- ¿Entonces por qué sigue llevándome a cuestas? Solo necesita al perro y ya.
- Sabes mucho en este punto.
- Oiga, ni siquiera se porque busca a ese sujeto, solo era un indigente que andaba por las calles.
- Pues, una persona poderosa lo adopto recientemente, y de indigente... gracias a lo que te dije, diría que tiene más dinero que toda la fortuna que ha acumulado tu familia en su vida.
- ¿Eh?
- See, ¿Qué clase de idiota lo confundiría con un vagabundo?
En ese momento, Rusty recordó las palabras de su padre, todos son clientes potenciales.
- Mierda, papá tenía razón.
- He escuchado esa frase tantas veces, ¿Quieres que sea tu epitafio?
- ¿Epitafio? (Preocupado) ¿De qué hablas?
- Sabes mucho niño, eso es todo.
- Oiga, yo solo tuve mala suerte, no se ponga así, juro que no hablare.
- Tu lo dijiste, tuviste una muy mala suerte.
El teléfono de William comenzó a vibrar, la alarma que había colocado como recordatorio le avisaba que el tiempo se le estaba agotando, este trago con dificultad ya que no quería ver la furia de su jefe, no otra vez.
Rusty, por su parte, estaba horrorizado de aquel comentario e iba a comenzar a gritar, pero en eso el perro tiro con fuerza de la correa que sujetaba el adulto, corriendo hacia una casa cercana.
- ¿Lo tienes chico? Uff, genial, mierda, no tengo tiempo para tratar contigo.
Como si no importara, William dio un certero golpe la nuca a Rusty, dejándolo inconsciente antes de tirarlo como si se tratara de un bulto, encaminándose detrás del can para llegar a la puerta de la casa y mirar una última vez al can, quien ladró en dirección a la puerta, ante esa confirmación, William pateo la puerta con todas sus fuerzas.
- ¡Lincoln! ¡¿Estás aquí?!
En ese momento, miro en dirección hacia el comedor.
Albert se encontraba recostado en el piso sin camisa mientras que Lincoln se encontraba exhalando agitado, sosteniendo una pose de victoria mientras alzaba uno de sus brazos con un comic enrollado en esta.
Los ojos de William y Lincoln se encontraron tras lo que pareció una eternidad, pues el adulto notaba como Lincoln seguía tan exaltado de estar pisando el estomago del hombre con uno de sus brazos.
- ¿Llegue en un mal momento? Lo siento, me retirare.
- ¡No es lo que piensas!
- Tuviste un problema con el anciano, él tenía gustos raros y para poder irte, lograste vencerlo en su propio juego y yo llegue justo cuando estabas celebrando el haber ganado.
- ¡Eso no...! De hecho, es lo que paso, espera, ¿Por qué lo hiciste sonar tan mal?
- Cuando ganas luego de haberte esforzado mucho quieres celebrarlo y posiblemente decir alguna tontería vergonzosa, ¿No?
- (Perplejo) ¿Desde cuando sabes tanto y entiendes lo que ocurre?
El teléfono de William volvió a sonar, este lo tomo con calma y contesto.
- Si jefe, estoy al lado de Lincoln, ¿Quiere conversar con él?
- Te creo, tráelo de vuelta.
- A la orden, - Corta la llamada. - ¿Quieres devolverte caminando?
- Solo quiero comer algo y dormir.
- Entendido, nos vamos en seguida, ¿Quieres que me encargue de silenciar al anciano?
- Solo es un viejo loco, no te preocupes, no creo que nos volvamos a topar.
- Como diga el jefecito, lo que sí, al menos abra la ventana, si no quiere que una persona de esa edad se ahogue o se muera...
- Solo... - Con algo de molestia, tras meditarlo unos segundos, Lincoln hizo caso. - Cállate y vámonos.
Ambos comenzaron a alejarse tranquilamente caminando, siendo seguidos muy de cerca por el can, aunque a los pocos minutos William no soporto más la tentación de preguntar.
- Por cierto, ¿Por qué el anciano tenía su torso desnudo?
- Según él, para leer comics uno debería estar en ropa interior o algo así, pero como me conoció recién, dijo que se dejaría los pantalones.
- ¿Y cómo lo noqueaste?
- Abrí uno de colección que tenía sellado y rompí parte de la portada, creo que le dio un ataque al corazón o algo.
- Eso fue cruel, el jefe se sentirá orgulloso de ti.
- Estaba asustado, el anciano era raro y ya fui secuestrado por ti, incluso llame a la policía en desesperación sabes.
- Jajaja, lo dejas vivir para que sufra de cosas así como ser incriminado por cargo de secuestro, tan joven y tan maligno, serás un digno sucesor.
- Solo... callate.
- Y con el mismo genio, de verdad es tu abuelo.
- ...
Lincoln no dijo nada más durante el resto del camino.
Mientras tanto, en la casa de junto a la de Albert, el señor Grouse se encontraba en la sala junto a Clyde, ambos se veían visiblemente nerviosos, el anciano por su presentimiento y el moreno simplemente fue contagiado.
- ¿No cree que papá se está tardando mucho?
- No lo negaré, primero esos fuertes ruidos de recién, ahora las sirenas de los policías escuchándose cada vez más fuerte.
- ¿Quiere un té o algo?
- No estaría mal, necesito quitarme el sonido de esas sirenas, vuelvo en seguida niño.
A paso tranquilo, el anciano subió a su cuarto hasta encontrar su escopeta de aire, no la cargaba pero el ruido de disparo el suficiente para asustar a la mayoría de los indeseables que intentaron meterse a la casa de su antiguo amigo antes, quizás lo mejor era hacerlo una vez, quizás el golpe fuerte de hace poco había sido el rufián de la tarde quien se coló por la fuerza, por lo que para sentirse tranquilo y ayudar a su amigo, tomo el arma y abrió la ventana, apuntando hacía la casa del lado.
- Espero que esto los ahuyente.
Y disparo.
El sonido no era tan potente como un arma de fuego real, eso lo sabía bien, pero cualquier medida sería útil en ese momento.
- Ahí la tienes rufián.
Pero en eso noto algo, desde la ventana pudo notar algo parecido a una persona, tirada en el piso, algo que no se había fijado ya que no había prestado atención, era un punto desde donde él podía perfectamente observarlo.
- ¿Qué es eso?
En ese momento las patrullas se detuvieron frente a su casa.
- (Confundido) ¿Clyde los llamo?
Y desde el patio de su casa, pudo escucharlos.
- ¡Adolescente abatido, repito, adolescente abatido! ¡Debió ser el que llamo!
- ¡¡¡Puertas bloqueadas!!! ¡¡¡Esta es la casa!!! ¡Equipo de asalto, prepárense!
- ¡¡¡Hombre armado en la ventana!!!
- ¡¡¡Hay otro rehén dentro!!! ¡¡¡Procedan con la máxima cautela!!!
En ese momento, Grouse solo pudo decir una sola palabra.
- ¿Eh?
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro