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Parte 1

Con la luna en su punto más alto, el anciano caminaba de un lado a otro en su despacho, sus manos estaban tensas y no paraba de dar vueltas, siendo William quien ya se encontraba mareado de ver a su jefe dar tantas de estas.

Si era verdad lo que sus invitados habían dicho esa tarde, el joven a quien invitaron gentilmente podría haber sido pariente directo de su jefe, en otras palabras, la primera impresión no pudo haber sido peor.

- Jefe, ¿Y si el muchacho de la tarde es solo otro joven de 16 años con pelo blanco que ha estado toda su vida separado de su familia al cual ya espantamos con todos los sucesos y sobornos a los cuales lo sometimos?

- ¿Sobornos? ¿Por qué lo dijiste en plural?

- Ah... bueno... es tan hábil como usted para obtener información, uff, ese chico es una mente criminal genio.

El anciano podía suponer que había pasado, observando con una mirada de desprecio absoluto a su empleado, sobre todo aquella estúpida expresión que demostraba que no estaba ni enterado de su molestia.

- Sabes que, no me voy a molestar por eso, tengo cientos de cosas peores en las que pensar.

- ¿Volverá a las andadas jefe?

El anciano tuvo que sostener su mano derecha con la izquierda, el impulso de darse una palmada en la frente era fuerte, demasiado para no tener que controlarlo.

- No William, por más que Lynn sea un imbécil, eso no quiere decir que mis nietos también lo sean, quiero saber de él, además, podría ser un buen sucesor, - La expresión del anciano se relajó, poniendo una sonrisa estúpida en su rostro. - Imagínalo corriendo por la casa mientras dice "abuelito, abuelito, eres el mejor abuelo del mundo".

- ¿No que su nombre es Leonard?

- (Enojado) ¡Mi nieto no me va a llamar Leonard!, - Poniendo nuevamente una sonrisa estúpida. - Me va a llamar abuelito.

- Si usted lo dice, ¿Si le dice abuelo le rompo las piernas?

- Si, ¡Digo no!

- ¿Es un si o un no a su sí?

- Largo.

- (Deprimido) Yo solo quería ayudar.

El gigante salió caminando desanimado hasta llegar a la entrada, volteándose para ver nuevamente a su jefe quien solo le respondió con una mirada de muerte, provocando que este agachase la cabeza y saliese de su despacho.

- En fin, solo me quedan unas cuantas horas antes de que amanezca, tengo que diseñar el plan "salvar mi relación con mi nieto que arruine sin saber que la había arruinado por culpa de los idiotas que trabajan para mí y pensar en un nombre más corto para este plan".


Al día siguiente, entrada del orfanato

Una vez al mes el orfanato realizaba una pequeña feria para recaudar fondos, al mismo tiempo permitía a candidatos de padres adoptivos convivir con los niños y los niños se divertían, según el encargado del lugar y la madre superiora todos salían ganando, supuestamente.

Aquella ocasión debería haber sido una semana atrás, pero debido a la fuerte tormenta que había azotado la ciudad tuvo que ser suspendida, por lo que durante la semana varias personas estuvieron haciendo varias reparaciones, Lincoln para su desgracia tuvo que ayudar, trabajo físico después de la escuela y sin paga alguna que terminaron en un secuestro a plena luz del día cuando quiso disfrutar de su bien merecido descanso, y ahora, se encontraba sentado frente a la caja de donaciones recibiendo a la gente que llegaba.

Esa bruja me engaño.

Lincoln giro su rostro y observo a la mujer comiendo tranquilamente un hot dog, el cual levanto mientras guiñaba su ojo a Lincoln.

Como si su ropa fuera a soportar otro par de hot dogs, mendiga anciana.

Mientras masticaba su molestia y se cruzaba de brazos, pudo escuchar como se acercaba una persona, por lo que giro su cuerpo para atender su ingreso.

- Bienvenido, la entrada es de 1 dólar.

- ¿Hay que pagar? Qué estafa niño.

- Si, si, lo que diga.

El poco interés de Lincoln le llevo a no darse cuenta en el momento, pero cuando presto más atención, pudo notar al gigantesco hombre que se alzaba frente a él.

- Espero hayas descansado de ayer. - Susurrando - Y espero que no le contaras a nadie nuestros secretitos.

- C..Claro... señor...

- No me digas así, ya somos buenos amigos, dime William.

- N..No es de b..buena educación.

- ¡Jajaja! - El gigante comenzó a reírse con fuerza, dándole una palmada a Lincoln con suficiente potencia para lanzarlo lejos de la silla donde estaba sentado. ­­- ¡Un chico respetuoso, al jefe le va a encantar! - Nota que Lincoln no esta frente a él, sino en el piso. - ¿Chico? ¿Qué te paso?

- (Molesta) ¡Oiga! - La madre se acerco donde ambos - ¿Cómo se atreve a hacerle eso al muchacho?

- Somos amigos, y le di una suave palmada en el hombro.

- ¿Suave? ¡Casi lo mata!, ¿Qué no ve que sus brazos son más delgados que un lápiz? Si sopla mucho viento a este niño se lo lleva la brisa.

Señora, deje de defenderme por favor, mi autoestima está más lastimada que mi cuerpo.

- ¿En serio? Podría colocar algunas piedras en sus bolsillos entonces, seguro que eso impide que salga volando.

- Eso... la verdad si seria una buena idea, ¿La escuchaste Lincoln?

El peliblanco comenzaba a levantarse, su miedo al gigante había sido reemplazado por sus ganas de golpear ancianas con túnica.

- Madre, ¿Por qué no mejor vuelve adentro? Seguro que los niños quieren seguir jugando con usted.

- ¿De verdad estarás bien? Te pusiste más pálido que de costumbre cuando lo viste.

- Estaré bien, William y yo somos buenos amigos.

- ¡Ja! ¡Sabia que me considerabas tú amigo!

Lincoln fue abrazado por el gigante, el cual no dudo en apretar sus brazos para demostrar su aprecio por el muchacho, este, por su parte, luchaba por que sus órganos no saliesen de su cuerpo.

- (Con dificulta) ¿Ve? Él y yo... nos llevamos... bien, y por favor... suéltame... que me estás... sacando el relleno.

- Oh, lo siento.

Lincoln fue soltado y pudo finalmente respirar, la mujer volvió a observar al musculoso de traje y asintió con el rostro.

- Bueno, pásenla bien, pero si quiere entrar recuerde que debe pagar 1 dólar, nada de privilegios por ser amigo de Lincoln. - Y la madre se retiró hacia el interior.

- Entonces... ¿Nos vamos?

- ¿Irnos? ¿Qué paso ahora?

- El jefe quiere verte de nuevo, ya que... ups, está vez no, no usaras tus poderes mentales en mi para sacar información.

- ¿Ok?

- La cosa es que el jefe quiere verte, y no te preocupes, no hay nada malo en esto, así que no resultaras herido.

Casi me matas dos veces hace solo unos instantes. - Pensaba Lincoln mientras intentaba idear una excusa para no irse con él.

- Escuche... señor William.

- William, somos amigos, no permitiré que un amigo me diga señor.

- Señor.

- William.

- Eh...

- William.

- Bien, William, mira, yo... estaría encantado de acompañarte, pero... estoy... sirviendo de recepcionista, si, eso, no puedo alejarme de la entrada durante el día.

- ¡Linky! - Una niña jalo de la polera de Lincoln, mirándole feliz. - Yo me quedo cuidando, así que sal con tu amigo.

- Lily, lo agradezco, pero la madre no lo permitirá. - Palabras dichas claramente sin ningún sentimiento de odio ni deseos de patear a la niña para que se calle.

- De hecho, - La madre apareció detrás de Lincoln. - Lo estuve pensando y ayudaste toda la semana con las reparaciones, creo que te mereces el día de descanso, ve con tu amigo.

William se acerco a la señora, tomando con delicadeza una de sus manos y besándola.

- Usted es realmente una bella mujer, en todo aspecto, pensar que la belleza de su rostro es equiparable al de su corazón.

- Oh, jojojo, dios, bueno, me lo dicen a menudo.

- Lo extraño sería lo contrario mi estimada.

- Ay, jojojo, Lincoln ya vete con tu amiguito y disfruta tu día.

¿Qué mierda... acaba de pasar?

- Muchas gracias, - Toma del brazo a Lincoln. - Nos vamos amiguito.

- ¡Esp...

El adolescente no alcanzo a protestar antes de ser jalado y seguirle el paso a William, quien tiraba de Lincoln como si fuese una muñeca de trapo la cual no oponía ninguna resistencia, encaminándose hasta el vehículo negro en el que había sido traído el día anterior, uno que era observado por varias de las personas que estaban comenzando a llegar para la feria del orfanato, una vez Lincoln fue depositado en el asiento copiloto y William se sentó en el del conductor, este procedió a conducir.

- Se que te prometí helado, pero lo del jefe es más urgente, otro día vendré a llevarte por helado, ¿Me das tú número telefónico?

- No... tengo señor.

- ¡¿No tienes?! - El gigante detuvo el vehículo en seco, ganándose un par de insultos del conductor que venía detrás. - ¡¿Cómo que no tienes?!

- No tengo tanto dinero señor.

- Increíble, un niño sin teléfono. - Siguió conduciendo. - A tú edad, yo ya tenía teléfono, aunque lo rompí por error.

- ¿Cómo... lo rompiste? - Lincoln podía imaginar la razón, pero su curiosidad fue superior a su miedo.

- Mientras intentaba pulsar los botones, mi dedo simplemente atravesó el teléfono un día.

Puedo imaginarlo, realmente puedo imaginarlo.

- Así que el jefe me tuvo que comprar otro, me tarde 4 teléfonos en aprender a ocuparlos sin atravesarlos ¡Jajaja!

- ¿4 teléfonos? Espera, ¿No dijiste que tuviste tus teléfonos cuando tenías mi edad? ¿Cómo pudo tu jefe comprártelos?

- Bueno, conocí al jefe cuando tenia unos 12 años, creo, desde ese día que trabajo para él y la verdad no me quejo.

- 12 años... es una buena edad para ser adoptado, mejor dicho, es casi el límite.

Lincoln lo sabía perfectamente, toda su vida había estado en el orfanato, sus primeros recuerdos era la sala común que compartía con tantos otros en su misma situación, algunos como él que no sabían lo que era una familia, otros que venían de una familia pero la vida los llevo a esa situación, por eso pudo ver por tantos años algunos patrones, el como los menores siempre eran preferidos para la adopción, posiblemente porque olvidarían que son huérfanos o porque eran más adorables, no estaba seguro de eso, pero es lo que había visto, recordaba que hasta los 10 años algunos potenciales padres le observaban e incluso tuvo una que otra entrevista pues el número de veces se redujo considerablemente, hasta que cumplió los 12 años, desde ese punto, él no existía para los adultos.

- Supongo que tuviste suerte, encontraste un buen lugar a temprana edad.

- See, digo, si el jefe no se hubiera encargado de mis padres no lo hubiera conocido.

- ¿Eh?

- ¿Qué?

- Nada.

- El jefe es una buena persona, no le debes tener miedo, además que él tiene buenos motivos para querer hablar contigo, después de todo a él no le gusta dejar cabos sueltos.

- ¿Cabos sueltos?

- Ya sabes, la posibilidad de que algo pueda salir mal, él es bastante estratégico para sus acciones, vieras como descubre potenciales soplones cuando hace negocios, hay veces en que me ha dado bastante trabajo, digo, no es común que por azares algún enemigo suyo se cole dentro de la mansión para obtener información, hay veces en que he tenido que ser bastante ocurrente para ocultar la evidencia.

- (Nervioso) ¿Esto no es de esas cosas que ayer me dijiste que no debía enterarme?

- Mmm... cierto, pero creo que ya no será necesario decírtelo más... oh, ups, olvide colocar el seguro en las puertas jejeje, la seguridad primero.

Lincoln pudo escuchar el mecanismo accionarse, impidiendo que la puerta pudiese abrirse, notando como el paisaje se alejaba de las concurridas calles y ya se encontraban en un sector con poco tránsito, principalmente bosques que ocultaban la visibilidad donde cualquier persona podría perderse fácilmente, además de que la radio comenzó a perder señal, pasando a ser estática.

- Quien lo diría, la radio esta fallando, supongo que tampoco los teléfonos tendrán señal entonces, supongo que nadie nos escucharía si gritáramos por ayuda, o si una jauría hambrienta se encontrara contigo por más que pidieras auxilio nadie acudiría, y considerando lo delgaducho que eres no podrías ni siquiera subirte a un árbol para salvarte, - Mira a Lincoln – Oye, ¿Por qué respiras tan agitado?

- Nada, no pasa nada, ¿A quien le pasa algo? A mi no me pasa nada, a usted no le pasa nada, ¿No? Aquí no pasa nada.

- Mmm... (Feliz) Es verdad, aquí no ha pasado... (Tono siniestro) Naaaaada, (Feliz) En fin, ¿Qué tal tu día?

En ese momento noto que el joven a su lado se encontraba desmayado y con espuma en la boca.

- Vaya que debe estar emocionado de ver al jefe otra vez, le hará bien dormir un rato.


Unas horas después

Lentamente Lincoln comenzó a abrir sus ojos, su cerebro estaba intentando reconectar con su vida mientras contemplaba lo que sería el techo de aquel lugar, por un momento se imagino que había despertado después de aquella desgastante noche y que todo había sido una extraña pesadilla, pero no tardo en notar el color blanco que predominaba en este, un acabado parejo y limpio que por instantes le hizo dudar, pensando en que había ocurrido y donde estaba, hasta que pudo recordar lo que había pasado.

- Así que finalmente despiertas.

Al escuchar esa voz Lincoln se incorporo rápidamente, notando que se encontraba en una espaciosa habitación que daba a una amplia terraza con vista hacia grandes terrenos verdosos y un escritorio en el centro, uno donde se hallaba sentado un anciano, uno que vino a su mente rápidamente pues solo el día anterior lo había visto, era el mismo anciano que lo había mandado, en teoría, a secuestrar.

- Bienvenido a mi mansión Lincoln, que grato que pudieras visitarme, digamos que ayer empezamos con el pie izquierdo así que quería conversar contigo.

Lincoln no avanzaba, solo miraba como el anciano le ofrecía un asiento cerca del escritorio con la mano.

- ¿Vas a venir? No estés tenso, no soy sospechoso para nada, solo soy un anciano que quiere conocer a un jovencito que conoció ayer y escucho un par de cosas interesantes.

Leonard dio una sonrisa a Lincoln en la que reunió toda su felicidad de estar ante un candidato a ser su sucesor y nieto suyo, aun tendría que hacer una prueba de adn y legalidades para acogerlo, pero nada de eso importaba en ese momento, todo se reducía a él y un familiar suyo, abriendo los brazos ante la posibilidad de que este fuese a abrazarlo o cualquier otro detalle, irradiando un aura de felicidad como no lo hacía desde que el imbécil de su hijo era un niño...

Pero para Lincoln...

Un anciano de traje elegante y expresión dura quien estaba claramente forzando una sonrisa que no venía a aquella aura de muerte acompañado por enormes ojeras que solo empeoraban combinarse con las arrugas de su rostro, era como si la mismísima muerte le estuviera invitando a sentarse a su lado para succionar su alma.

¿Entregarme voluntariamente a una muerte segura o intentar escapar y morir en el intento? Ese anciano no planea nada bueno... será... ¿Realmente buscaba a alguien joven y se conformará conmigo? Si es así... quizás lo que él quiere...

- ¿Vendrás a mi lado o prefieres que vaya yo donde ti? Digo, ya que estás aquí, debo ofrecerte mi hospitalidad como corresponde.

En ese momento, Lincoln tomo su decisión.

De un repentino salto, Lincoln se levanto y corrió hacia la puerta, usando todas sus fuerzas para correr tan fuerte como podía.

Leonard, por su parte, se quedó inmóvil por un momento.

- ¿Por qué abra corrido? ¿Acaso es tímido? (Decaído) Solo quería conversar con él. - Con tristeza se puso a jugar con su pie, como si fuese un niño que cometió una travesura. - Mi presentación era perfecta, la ensaye toda la noche, ¿Será el traje? ¡William!

Desde la puerta se asomó William.

- Diga jefe.

- ¿Y Lincoln?

- Salió corriendo, alguien que corre así probablemente necesita llegar a un baño así que no lo interrumpí.

- Mmm, tienes un buen punto, el viaje era largo, quizás necesitaba refrescarse un poco, aunque podría haberme preguntado, espera, ¿Y como sabría el llegar al baño? Este lugar es enorme.

- Ah... ¿Ups?

- William, avisa a todo el personal, la máxima prioridad ahora es encontrarlo y guiarlo al baño, no me gustaría que se hiciese en el camino solo por haberse perdido, o si ven que ya salió del baño, tráiganlo aquí.

- ¡Si señor!

- Excelente. - Dicho eso, se sentó en su asiento, observando el paisaje. - Seguro que te encantara tu nuevo hogar nieto querido.


Mientras tanto con Lincoln

Mierda, mierda, mierda, mierda, mierda, eso me pasa por creerle a ese idiota gigantesco, debí haber resistido como correspondía y no haber sido tan tonto, ¡Ahg, soy un grandísimo idiota!

Lincoln se hallaba escondido en una habitación oscura, observando por la puerta entreabierta como varias personas de traje formal y otros con atuendos de servidumbre caminaban a gran velocidad por todas partes.

Me están buscando, estoy seguro, tuve la suerte que ese gigante es idiota y solo se quedara viéndome correr, mierda, ni siquiera se dónde está la salida.

Con delicadeza cerro la puerta, caminando hacia atrás hasta que termino chocando con una gruesa tela que lo espanto, grito que se evito vociferar mordiendo su brazo, dándose vuelta rápidamente para dar un intento de patada hacia su oponente, solo para notar que era una cortina.

- (Furioso) ¡Carajo!

- ¡Creo que escuche algo viniendo de esa habitación!

¡Mierdaaaaaa!

Asustado totalmente, el chico procedió a ocultarse con la cortina, agradeciendo en esos momentos ser tan delgado.

Cuando noto que la iluminación de la habitación fue accionada pudo sentir como su corazón latía con tal fuerza que estaba seguro de que podrían escucharle, peor todavía cuando sentía los pasos por el lugar y algunos murmullos de fuese quien fuese aquellos que habían entrado.

- El niño está completamente perdido.

¡¿Acaso ya estoy sentenciado a muerte?! ¡¿Me volví el chisme de este lugar por estar condenado a acabar mi vida a unos miserables 16 años?! ¡Por favor, ni siquiera he besado a una chica o comido una hamburguesa decente!

- Vamos, sabes que el jefe les guarda piedad a los jóvenes.

Hey, quizás pueda vivir.

- Si, pero pidió que lo lleváramos donde él cuando lo encontremos, nunca hay piedad cuando él se encarga de algo, y claramente quiere hacerlo él mismo.

- Auch, pobre chico.

En el orfanato hay una niña llamada Esperanza, debí haberla traído para que la mataran también.

Dicho eso el chico pudo escuchar un leve sonido metálico, mirando hacía el exterior por primera vez para ver como un enorme jardín se extendía frente a él, algo que por más que Lincoln estaba sumido en el miedo no pudo evitar admirar, pues era uno de los lugares más bellos que había visto en su vida.

Este sujeto definitivamente intenta compensar algo.

Nuevamente pudo escuchar el sonido, pero esta vez al ver su costado pudo notar algo, el cristal sobre el que estaba apoyado realmente era una ventana, y el seguro estaba cediendo, intentando tirarse hacia atrás, pero el seguro ya había cedido y esta se abrió, provocando que Lincoln cayese y aterrizara sobre uno arbustos, amortiguando su caída.

Ahh, ay mi cuerpo, auch.

Aun adolorido, Lincoln se levanto y comenzó a caminar, intentando alejarse del edificio mientras rogaba que no fuese visto por las ventanas hasta que se internó en el jardín que había visto desde aquella habitación, esperando que eso le permitiese encontrar una salida, si algo podía agradecer al orfanato es que no importaba cuanto daño se hiciese, los menores siempre querrían jugar con él, por lo que caer de un 2° piso era otro día más para él.

Con clara paranoia el adolescente miraba a todos lados de aquel bello lugar, pero el dolor en su tobillo le termino provocando que se detuviera en una banca frente a una pequeña fuente de agua.

- Mierda, en el peor de los casos me torcí el tobillo.

No quería revisar, enterarse de más situaciones en su contra solo destruiría el poco espíritu que le quedaba, pero su queja termino atrayendo la atención de un ser que se encontraba en las cercanías, uno que Lincoln pudo ver como salía de entre las hojas.

Era un pequeño perro de color blanco con algunas manchas negras, más precisamente una en el ojo y otra en la espalda, Lincoln no sabía mucho de animales, pero podía notar que debía de ser de una raza pequeña, el cual le miraba extrañado, pero se acercaba mientras olfateaba.

- Ok, eres adorable, pero por favor no te acerques.

El can se acerco hasta Lincoln, y luego de olfatearlo comenzó a mecer su cola mientras sacaba la lengua, lamiendo una de las manos de Lincoln.

- Ok, eres aun más adorable, pero no puedo... - Vio la mirada de tristeza del perro, quería ser mimado. - No lo hagas más difícil, yo... yo... ahg, ok, pero solo un poco.

Lincoln lo tomo con sus brazos y lo acerco a su pecho, acción que el can aprovecho para lamer su rostro.

- Eres una ternurita, ¿Quién es un buen perro? ¿Quién es un buen perro?

- ¡Guau!

- Oye, jeje, no ladres por...

- ¡Guau! ¡Guau! ¡Guau!

- Oye, detente, sino llamaras la aten...

- ¡¡¡Guau!!! ¡¡¡Guau!!! - Lincoln observo el rostro del can, y estaba seguro de que lo que vio era una sonrisa jocosa.

- ¡Desgraciado traidor! ¡Yo confié en ti!

- ¡Se escucharon ladridos por aquí! ¡Vayan por el chico!

- Oh mierda.

Lincoln soltó al perro y se levantó, pero este rápidamente dio un salto y mordió su trasero.

- ¡¡¡Aaaahhhh!!!

- ¡Lo encontramos! ¡Lo encontramos! ¡Avisen al jefe!

- ¡¡¡Mendigo animal!!!


Unos minutos después

Lincoln nuevamente se encontraba frente al anciano, solo que esta vez se encontraba de pie debido al dolor en su trasero.

Aquel animal no había tenido piedad de él.

- Entonces... ¿Qué te pareció el lugar?

- Ya dígame que quiere conmigo, si me va a vender hágalo pronto, no creo que permita que alguien hable de lo que aquí ocurrió así que solo le pido que sea rápido.

- (Extrañado) ¿De qué estás hablando? No quiero matarte Lincoln.

- Si puedo pedir un último deseo, quiero comer una buena hamburguesa... espere, ¿No me quiere matar?

- Claro que no, no es por eso por lo que estás aquí, si te soy sincero, creo que fue cosa del destino lo ocurrido ayer.

- ¿Destino?

- Así es chico, hace mucho que lo he pensado y ayer recibí un claro indicio, - Se acerca a Lincoln. - He pasado por muchas cosas, algunas buenas y malas, pero siempre seguí mi intuición y acertaba, y ahora, esa intuición me dijo que tenía que acercarme a ti.

- ¿Cómo así? ¿De que habla señor?

- Lincoln, mírame, ¿Qué es lo primero que piensas al mirarme?

Que si respondo mal esta pregunta me va a volar la cabeza.

- Que es alguien de mucho dinero.

- Bueno, eso es verdad, pero algo más asociado a mi físico, a mi rostro, por ejemplo.

- ¿Se está quedando calvo?

- No.

- ¿Tiene ojeras tan grandes que parece tener ojos de oso panda?

- No. - Lincoln aspiro aire para hablar, pero lo interrumpió Leonard. - Di algo sobre mi nariz y te hare vivir tu peor pesadilla. - Lincoln soltó el aire sin hablar. - ¿En serio?

- Qué... ¿Qué tiene una gran barba?

- ¡Que estoy viejo idiota! ¡Estoy en mis malditos 70 y muchos!

- Perdón... entonces... usted lo que quiere es...

- (Emocionado) Si...

- (Preocupado) ¿Quiere mi colágeno?

En ese momento Leonard no lo soporto más y tomo la silla a su lado con claras intenciones de golpear con ella a Lincoln.

- ¡¡¡Que vas a ser mi heredero porque eres mi maldito nieto hijo de la chingada, así que te voy a adoptar y te va a gustar!!!

- ¡¡¡Ok pero no me pegue con la silla!!!

- Entonces, - Leonard bajo la silla. - ¿Tenemos trato?

- Si, si, si, solo no me... espere, ¿Qué cosa?

Una enorme sonrisa se esbozo en el rostro de Leonard, quien se abalanzo sobre Lincoln para envolverlo en un abrazo.

- (Preocupado) En serio que no se qué está pasando aquí.

- Nada malo chico, solo que ahora puedes llamarme abuelito.

- Eh...

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