15
—Ella misma. —"Obvio" quería decirle, pero me contuve— Ya estamos terminando el paseo, así que no desesperes, dentro de un rato está por allá. —Hablé lo más rápido posible, procurando ocultar mi bronca y los celos que me consumían.
Era tan... protector con ella, no lo toleraba.
"Si no me habla así a mi, no lo hará con ella".
Corté la llamada y le devolví el teléfono a Allison. Me alejé un poco intentando, sin éxito, disimular mis celos. Llamé a Matías.
—Ya estamos terminando, ¿Vienes?— Apenas si había atendido el teléfono y ya le estaba demandando algo.
—En un rato estoy por allá.
Aveces admiro la paciencia que me tiene.
—Gracias— dije bajando un cambio y corté la llamada.
Con mis ojos busqué a Allison quien estaba... asustada, supongo, por mi reacción. Respiré hondo.
—¿No le habías dicho que venías? —Mi voz salió demasiado suave como para ser la mía.
—Él no quería que me encuentre contigo —dijo tímida.
"Liam "no" ¡¿Qué?!"
—¿Por qué?
—No lo sé —miró el piso.
—Yo le diré que no se preocupe, somos amigas ¿no?
Ella asintió. Me siento mal por ella, pero Liam es mío, ya me convencí de eso y por el momento tengo la ventaja. No voy a desperdiciarla.
Fuimos hacia la puerta principal, mi primo no tardó en llegar con su auto.
—Sube, Ali, te llevamos —la invité amistosamente.
—¿Segura?
—¿Por qué no?
—Gracias —dijo mientras subíamos al coche.
"Ahora voy a saber dónde vive Liam"
—Él es mi primo, Matías. —Lo presento.
—Gusto en conocerte —dijo cortésmente—, ¿tú eres Allison?
—Si —le respondió un poco sorprendida— ¿Cómo lo sabes?
—Ah, Sisi es toda una chismosa —bromeó.
Le di un pequeño golpe en el hombro.
—Auch —se quejó y los tres reímos, aunque Matías intentaba, vagamente, ocultarlo.
Allison y Matías parecieron caerse bien, hablamos de, más que nada, la escuela, lo que me recordó que estamos a fines del segundo trimestre y esta semana es el cierre de notas.
—¡Ah, yo no estudié para mañana! —exclamé.
—Oh, que mal primita no vayas a repetir.
—Ja, como si fuera una opción para mí —respondí orgullosamente.
—Bueno, ya llegamos —interrumpió Allison.
La entrada de la casa era un tanto normal, pero no dejaba de ser elegante y se veía bastante grande.
—Ok, nos vemos mañana —saludé— ah, y dile a tu hermano que si quiere enojarse con alguien que se enoje conmigo.
Matías me miró sin entender. Y Allison rió entré dientes.
—Adiós —agregó Ali mientras se alejaba.
Creo que es raro llamarla "Ali" pero así le dicen...
—¿Ahora sí puedo ir a tu casa?— preguntó haciéndose el enojado mientras me sacaba de mis pensamientos sin sentido.
Reí disimuladamente.
—Vamos.
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[Liam]
Estaba hirviendo de rabia. ¿¡Cómo que esa cualquiera estaba con!... mi hermana?
De pronto escuché el motor de un auto acercarse, miré por la ventana. Ella bajaba del auto, mi tesoro. Les dijo algo a quienes la traían y se acercó a la entrada. Cuando entró a casa yo ya no estaba en la sala de estar, dejé que cierre la puerta y lo hizo lentamente. En ese momento aparecí frente a ella. Dió un pequeño salto de susto.
—¿Por qué desobedeciste? —exigí con una voz autoritaria.
—Yo... solo —respondió vacilando.
—Te dije que no quería que tengas nada que ver con esa chica- mis ojos estaban fijos en ella, el tono de mi voz bajó y, por el contrario, la tensión aumentó.
—Lo sien-nto —agregó temblando mientras se apoyaba en la puerta que acababa de cerrar.
Golpeé bruscamente mi mano izquierda con la pared demostrando mi fuerza.
—Eso no sirve de nada —dije.
Algunas lágrimas saltaron de sus ojos.
Odio hacerla llorar, me odio por ser tan posesivo con ella. Pero no puedo hacer nada para cambiar nuestra situación, somos "hermanos".
—Que-quería saber un po-co más de ell-lla —sozollaba mientras bajaba la mirada y la posaba en el piso.
La asusté, estaba consciente de ello.
—¿Por qué? —mi voz seguía firme, seca.
—Porque... ella es... —Sus lágrimas comenzaron a fluir con más rapidez— Tu novia —susurró.
Retrocedí un paso sin dejar de mirarla. Ella me recordó la inminente y cruel realidad. Lo que me hizo pensar que yo soy nadie para estar enojado por sus actos, no soy su padre y mucho menos... su persona especial. Aún así, ninguno de esos pensamientos apaciguó mi furia.
—Vete. —No quería verla más frente a mí.
Dió unos pasos rápidos hacia la puerta intentando no largar su llanto.
"Lo siento, por hacerte pagar mis errores"
—Que no se vuelva a repetir —agregué antes de que ella salga de la sala y giré mi cabeza para mirarla.
Sin voltearse asintió.
"Ella solo me obedece a mi ¿Verdad? Solo conmigo es así ¿No? Pero... ¿Qué voy a hacer cuando ella tenga... a alguien más en su vida? No tengo derecho a negarle enamorarse. —Me senté en uno de los sillones llorando en silencio con la cabeza baja— Soy una persona horrible —me repliqué— no la merezco".
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