Dan se encontraba sentado sobre su cama frente a Brendon y Patrick, los tres estaban con las piernas cruzadas y observaban con atención el cuaderno frente a ellos. 

  Brendon frunció el ceño, alargando una mano para tocarlo, pero Patrick fue más rápido y de un manotazo le apartó el brazo antes de que siquiera llegara a tocarlo. 

  Él hizo un mohín, Dan lo amenazó con la mirada. 

—Oh, ¡vamos! ¿Para qué está aquí si no vamos a tocarlo? ¡Hay que intentar abrirlo!

—Ah-ah, negativo. Nadie tiene el permiso de tocar esta cosa, y mucho menos tú, Brendon. 

  El pelinegro frunció los labios. 

—¿Y a ti quién te dió permiso de decir si nosotros tenemos o no permiso?

—Soy el único de ustedes que no piensa con el pene, ergo, soy yo el que decide qué y qué no se hace. 

  Dan frunció el ceño, acercándose en un sigiloso intento de tocar el cuaderno.

—Yo no pienso con el pene—se quejó, estirando la mano con cautela. Patrick no tuvo ni que mirarlo para darle un buen manotazo y hacer que retrocediera.

—Pero tampoco con el cerebro, así que eres de chocolate—declaró, clavando la nariz en el aire. 

  Brendon rodó los ojos. 

—¡Yo tampoco pienso con el pene!—se defendió, alzando las manos y agitándolas en el aire. 

—Pues claro, como siempre lo tienes clavado en el trasero de tu novio, no creo que le des mucho espacio para respirar, ya no hablemos de pensar.

  Brendon decidió que un Patrick pasado de jarra era un Patrick peligroso.

  Soltó una sonrisa de lado, sonrojándose ligeramente y musitando un "Culpable" antes de echarse a reír. Dan lo golpeó con una almohada. 

  La risa de Brendon se quedó colgando en el aire unos segundos más antes de detenerse abruptamente. El chico se enderezó y, mordiéndose el labio inferior, señaló el cuaderno con la barbilla. 

—Honestamente, con eso podemos invocar a Satán—informó, completamente serio. 

  Dan rodó los ojos.

—No seas estúpido, lo más que pasa es que encontremos porno adentro o algo así, no creo que Satán esté escondido en un cuaderno escolar y...

—Quiero intentarlo—admitió Patrick, y antes de dar tiempo a ser detenido, se lanzó sobre el cuaderno y lo abrió sin cuidado. 

  Todas las páginas a excepción de la primera estaban completamente en blanco, y en la portada lo único que se leía era un nombre, aunque la página estaba arrugada y el crayón amarillo con el cual había sido escrito ya no se veía muy bien. 

—"Dayena Cote Vacía"—leyó Brendon en voz alta, estirando el cuello para ver sobre el hombro de su amigo—. Bueno, eso no suena nada a invocación satánica. ¿Tendremos que decirlo en otro tono?

—Y ahí vas de imbécil—Dan rodó los ojos, haciendo lo mismo que Brendon para ver sobre el otro hombro de Patrick—. Er, no me suena a nadie que conozca, ¿ustedes tienen idea?

—Negativo—Brendon se llevó a la boca la cerveza a medio tomar de Patrick, quien se había colapsado boca abajo sobre el cuaderno y ahora estaba roncando—. ¿Será alguien de otro grupo? Hey, ¡gordito Marinela! ¿A ti te suena el nom-? ¡Ow! ¿Qué pedo, Dan? 

  El rubio desenterró su codo de la costilla de su amigo e hizo una seña de silencio con la mano, señalando a Patrick con la vista.

—Deja dormir al pobre, ha estado bebiendo todo el rato. Ahora ven, acompáñame a buscarle aspirinas y un vaso de agua que mucho le van a hacer falta. Hablaremos de la dallena esa en la mañana. 

  A Brendon no le quedó más que obedecer refunfuñando. 

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Ah, es mi viejo amigo, el OOC. :^) ¿Cómo has estado, querido acompañante?