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Las cosas parecieron volver a la normalidad una vez que el lunes se hubo arrastrado torturosamente y las clases se reanudaron después de mes y medio de vacaciones.
Patrick sostenía una termo con chocolate caliente entre las manos, recargado contra su casillero y esperando pacientemente a que Brendon terminara de verse en el espejo del suyo.
—Honestamente no quería venir hoy—comentó el pelinegro, retocándose los labios con su labial durazno de Sephora—. Me he quedado sin delineador, y no puedo dejar que Dallon me vea menos que perfecto, ¿cómo carajo te dejé convencerme de traerme?
Patrick, quien había perdido mucho tiempo en escuchar a Brendon quejarse todo el camino de ida a la escuela, simplemente se resignó a señalar el frapuccino acaramelado que descansaba sin tocar dentro del casillero del pelinegro junto a un par de discos de los Ramones y Muse.
—Porque te compré una porquería de Starbucks—recordó Patrick, tomando un sorbo de su termo—. Y, además, porque amas presumir mi carro.
Brendon dejó el labial en el casillero, lanzándole un beso al espejo con un sonoro "pop" antes de suspirar, llevándose una mano al corazón para agregar drama a sus gestos.
—Ah, sí. Una preciosa Chevy Pick Up de 1957 color cereza, con guardafangos cromados, tapones cromados y llantas de banda blanca. Patrick, cariño, ¿quién se resistiría a tal hermosura? Dejaría que me la metieras en ese carro.
Patrick hizo una mueca.
—Yo jamás se la metería a nadie en mi carro, jódete.
—Si, si. Te mataría si lo hicieras, de hecho. Ése chico Pete puede ser muy guapo, pero la pureza de tu pick up es tanta que yo jamás permitiría que la profanases.
—Lo que acabas de decir no tiene ningún sentido—interrumpió Dan, intentando ingresar la combinación correcta para abrir su casillero y fallando olímpicamente. Llevaba el cabello alborotado y ojeras del tamaño de un agujero negro, combinando jeans negros deslavados a gris con un suéter al estilo cowboy y converse blancos. Brendon tuvo que reprimir un grito de horror en pura ofensa a la moda.
—Lo que dice Bren jamás tiene sentido—suplió Patrick, acomodándose la fedora sobre el cabello.
—Solo tiene sentido para personas muy inteligentes, los idiotas no lo entenderían nunca—se defendió el aludido, cruzando los brazos y clavando la nariz en el aire.
—Ya veo porqué ni tú te encuentras un significado—Dan soltó una carcajada, dándose por vencido en intentar abrir su casillero y resignándose a golpear la cabeza contra el metal despintado.
Patrick dejó su termo en el casillero abierto de Brendon, ganándose un reproche por haberlo colocado encima de la copia autografiada del chico de Whatever People Think I Am, That's What I'm Not y se dirigió al casillero del rubio, colocando la contraseña y abriéndolo sin esfuerzo.
Los orbes azules del chico se expandieron ligeramente.
—Gracias—murmuró Dan, acercándose a sacar lo que necesitaba y cerrándolo de un portazo, estirando los dedos hasta poder agarrar el frapuccino de Brendon y darle un buen sorbo—. Ah, si, me faltaba cafeína.
—¡Eso era mío!—reprochó el pelinegro sin mucho sentimiento—. Tendrás que comprarme otro.
—Siempre te estamos comprando cafés de Starbucks—Patrick suspiró, rodando los ojos—. Parecemos tus Sugar Daddys. O Coffee Daddys, la verdad no quiero pensar en cómo funciona esto.
—Para eso tendría que darles mi culo. Y, no gracias, pero prefiero gastar su dinero sin entregarles mi inexistente virginidad reservada para Dallon—acabó de ponerse sombra de ojos antes de admirar su reflejo en el espejo un rato, soltando un suspiro triste.
—Falta el delineador—comentó Dan, sorbiendo del frapuccino acaramelado y aceptando internamente en que tendría que comprarle a Brendon otro.
Patrick gruñó y estrelló la cabeza contra el casillero.
—Oh, Dios. ¿Ves, ¡Patrick?! ¡Todos se darán cuenta! ¡Seré el hazmerreír por no tener mi maquillaje entero!
—Ya le diste cuerda, muchas gracias Reynolds. Vete a la mierda.
—Bueno, dormí una mierda y me siento como una, espero eso te sirva por ahora.
El chico con la fedora pareció pensarlo un poco.
—Si, supongo. Aunque te haré pagármelo pronto—ya ninguno estaba escuchando el berrinche de Brendon que seguía sonando como música de fondo—. ¿Sigues intentando descubrir el anagrama que claramente no existe?
—¡Pero tiene que haber uno!—el chico alzó las manos, exasperado. — ¡¿Qué más podría significar "Dayena Cote Vacía"?!
La campana para su primera clase sonó y Patrick decidió que en serio era muy temprano para empezar a lidiar con todo esto otra vez, así que se limitó a jalar a ambos de sus amigos por la mano hasta sus respectivos salones y dejarlos en las puertas.
Si entraban o no no podía ser menos su problema, se dijo. Pero todos sabían que lo sería.
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Se me pasó el cumpleaños de Beebo y Pattycakes, soy una mierda de emo. :"v
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