N.A: 

FOR GOSSSSSSHHH. 

800K DE LEÍDOS. DSJGDJSIUBDUBGDSKBKJDBJKSDBJKSDBGKJDBGBJKGBDJKFBJKFBKJFDBKDJFBGKJDBJKGDBJKDFGBJKDFBJKFDBGJKBGFKJBFKGFBJBF. 

LOS AMO DEMASIADO ♥

PD: Si ven que todos los capítulos hasta el 99 están dedicados a MicaMicael, es porque me ganó en una apuesta. Tienen permiso para bardearme por lenta y tener poca imaginación para los tags D:

PD2: Lamento muchísimo no actualizar muy seguido. He tenido problemas con el tiempo de organización de todo, y en serio odio tener que decirlo, pero creo que tuve un ataqeu de estrés por la escuela(? Sonaré medio (cofcof, demasiado, cofcof) paranoica y exagerada, pero créanme cuando les digo que todos mis compañeros andan casi igual que yo. ¡Te piden más de novescientas tareas al día, encima de que yo soy una irresponsable que hace todo a último minuto! Además de que te meten la presión de la Cena de Egresados, la bandera, y los regalos de fin de año. Creo que hay una gran injusticia con eso: ¡el año pasado nos obligaron a hacerles las tarjetas y los regalos a los de séptimo! ¡Y ahora, por culpa del "descontrol" del año pasado, no nos harán nada! 

PD3: Perdón por desahogarme D:

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HADDYE'S POV. 

—¡Maldita sea, no se nos ocurre nada! —gritó Ginna —. El año pasado hicimos que Luke y T se dejaran en la friendzone, ahora, ¿qué haremos con Sebastián y Eloise?

—La verdad, ni idea. Son personalidades que se complementan, pero nosotros jamás dejamos juntos a nadie —acotó Connor —. Somos Nn, no podemos ser humillados de esa manera. 

 Me recosté sobre la mesa y empecé un plan en mi cabeza. Luego de un largo rato pensando, se me ocurrió algo. 

—Ya sé qué podemos hacer, compañeros —dije, parándme de mi silla —. ¿Recuerdan la grilla que hicimos sobre Luke y T? —todos asintieron —. Bien, debemos guiarnos en eso. Ya saben, con el mismo título, casi mismo tiempo, sólo que diferentes sujetos, objetivos y aportes. ¿Qué hicimos con ellos dos? Los rompimos. ¿Qué haremos con Eloise y Sebastián? Los juntaremos. 

—Haddye, ya te dije que nosotros no somos así. Nosotros no nos hundimos así —dijo Connor. Reí sarcásticamente —. ¿Qué se supone que es tan gracioso?

 Negué con la cabeza repetidas veces. Nadie me comprendía en esta sala. 

—Estúpido, eso no significa que nos rebajaremos. Porque creceremos con esto —dije —. Daremos vuelta los mundos de estos dos. Les haremos creer que están enamorados. Luego, ¡pum! —Adrianna dio un pequeño salto en su silla, ya que golpeé mi mano en la mesa a centímetros de ella —, ¡una bomba! Pensarán que se aman, se odiarán al cabo de unos meses. Serán novios, cortarán, volverán, cortarán, y así hasta el fin de los tiempos. ¿Me entienden, o hace falta que se los explique con manzanas?

—¿Y cómo haremos eso? —dijo Adrianna —. Nosotros somos débiles en cuanto a Eloise y Sebastián. No tenemos influencias directas. 

—¿Eso crees? —dijo Ginna. Ella me había comprendido, ella sabía a qué me refería. 

 Sonreí para nadie. 

—Tengo un arma secreta, ustedes espérenme aquí —y así me fui. Volví al cabo de quince minutos, con una persona. 

 Cuando entré por la puerta, nadie lo pudo creer. Porque Jamie, la hermana de Eloise, estaba conmigo. Y los miraba con una sonrisa malvada en su rostro. Connor se paró, y me hizo una seña de que lo siguiera. Salimos de la casa, y me detuvo con el hombro. 

—¿En qué pensabas? —me preguntó —. Nos llevarás al fracaso. 

—Yo jamás fracaso —sonreí. Él resopló. 

—Conmigo no te hagas la superada, hermana. Te conozco al pie de la letra, y sé que esto fue improvisado. No diré nada a ninguna de las tres chicas que se encuentran ahí dentro —señaló hacia la puerta —, sólo porque no soy tan mala persona como piensas. Te diré una cosa: esto no va a funcionar. 

—¿Qué quieres? ¿Que te deje a cargo de la misión número dos? —pregunté, cruzándome de brazos —. Eso sería estúpido. Eres tan incompetente que no podrás hacerlo —apretó sus dientes. 

—Déjame a cargo, y verás que puedo ser mejor que tú en esto —dijo él, con tono desafiante —. Verás que puedo hacer un mejor plan que el tuyo. 

—Bien —acepté —. Pero tienes menos de un año, Connor. Y debes incluir a Jamie —asintió —. Ya no hay vuelta atrás —sonreí maliciosamente, y me fui. 

 Escuché que la puerta se cerraba detrás de mis pasos, pero yo no me volteé a ver si él había entrado. Seguí caminando por el vecindario, hasta llegar a mi casa. 

 Pobre Connor, no sabía ni en qué se metía.