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Estaba nerviosa. Demasiado, diría yo.
—¿Qué sucede? —me preguntó Will, sentándose a mi lado. Negué con la cabeza y me limité a observar el paisaje; Sebastián aún no llegaba, mientras que T, Luke y Connor hablaban por otro lado (este último parecía tocar un violín imaginario)—, tienes la mirada perdida. Me das miedo.
—¿Nunca sentiste nervios al estar cerca de alguien? —le pregunté.
—Sí, yo... se podría decir que sí —me respondió, algo incómodo ante mi pregunta.
—¿Hasta el punto de querer gritarle a todos que te gusta y que ya basta de fingir? —él lentamente asintió—. ¿Que ya hasta te confundes a ti mismo por lo que sientes por esa persona?
—¿Por qué me preguntas todo esto? —dijo él mientras se levantaba muy rápido. Se limpió sus manos con el jean.
—Sólo quiero saber si alguien se siente igual que yo. Que soy normal.
—¿Pero sabes lo difícil que es lidiar con todas esas cosas que dijiste? ¡Ella nunca me querrá de otra forma, jamás en esta vida! ¡Siempre me verá como el amigo inmaduro, aquel que comete tonterías sin sentido una y otra vez! ¿Nadie sabe que yo también siento? Que yo... —Will dejó su frase a la mitad.
—¡Hey, Will, no te desanimes! De seguro esa chica no tiene sentido común, o gusta de ti en secreto —lo animé.
—No lo entiendes, ¿verdad? —negué lentamente con la cabeza—. Lo sabía —él sonrió, pero no como él siempre sonreía. Esta vez, era algo extraño.
—Will... —quise empezar a decirle.
—Cállate —me respondió dándose vuelta y empezando a caminar. Me levanté y le agarré la mano, así frenándolo en seco—. Eloise... —empezó a decirme.
—Deberías decirle a esa chica lo que sientes. Esto no te está haciendo bien; jamás de había visto así —le admití. Él dejó llevarse, hasta sentarse en el banco—. Cuéntame, ¿qué sucede? —apoyó su cabeza en mi hombro.
—No puedo decirle lo que siento a esa chica porque jamás me dará atención. Ella ya está en lo que se dice "algo" con un chico. O al menos luego de hoy lo estará... —suspiré, muriéndome de pens por él. Esa mujer era una estúpida.
—¡Pues ve y detenlos! ¡Que no logren estar juntos! —le grité. Él rió en voz baja.
—Ojala fuera tan fácil...
—Lo es. Mírame a mí: ayer le dije a Sebastián que me gustaba. ¿Y sabes por cuánto tiempo lo pensé, amigo? —se separó de mi hombro.
—Lo repito: no todo es tan fácil —lo abracé amistosamente luego de unos segundos. Cuando empezamos a separarnos, amagó en besarme. Lo detuve. Will soltó una risa y me besó en la mejilla—. ¿Ves a lo que me refiero? —y se fue. Estoy el doble de confundida.
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N.A:
O me odian, o me odian.
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