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T'S POV
Y así que ahí estábamos, en una comisaría local por la pequeña pelea que tuvo Sebastián con el guardia. Ya saben, lo típico, agarrarse a golpes con un oficial de policía en un supermercado. Lo de todos los días.
Sebastián y Luke estaban en otra habitación, ya que los interrogaban por lo sucedido (lo sé, demasiado alboroto por nada). Ya habían pasado Connor, Jamie, Jake y Will. Sólo faltábamos nosotras.
—Los encarcelaran por eso —dijo Will —, se los aseguro. Somos casi todos menores de edad, sin ningún adulto responsable, en una provincia que no es nuestra. ¡Esto es tan genial! —gritó.
—Dime que lo último fue broma —dijo Eloise —, idiota.
—¿Qué problema tienes con los idiotas como yo? Vives insultándonos, niña. Eso no es lindo —Will puso la mano en su corazón y apoyó la cabeza en el hombro de Jamie, mientras fingía llorar.
—Mira lo que creas —dijo Jamie, señalando al pobre de Will que lloraba falsamente. Eloise rodó los ojos y se paró de su asiento. Agarró la mano de él, e hizo fuerza para que se parara.
—No lo haré —respondió él a su gesto —, la vida ya no tiene sentido —se tiró al piso, aún con la mano de Eloise fuertemente sujetada. Casi cae ella.
—Suéltame —esta vez, él la agarraba a ella. Will rio.
—Nunca —tiró más fuerte, y así mi amiga cayó al piso suavemente. La realidad es que Eloise exageró, ya que gritaba auxilio desde el piso.
Supe que iba en serio cuando Will comenzó a hacerle cosquillas. Ella no soporta ni la más mínima cosquilla que ya está riendo por años.
Comenzaba a quedarse sin aire.
—¡P... par... para! —gritó ella, entre risas. La verdad es que la escena, vista desde afuera, era terriblemente graciosa. Pero sospechaba que Eloise estaba en el infierno en ese momento.
Will no paró hasta que Luke y Sebastián aparecieron por la puerta, con una oficial detrás de ellos.
—Para ya, señorito. Hacen una linda pareja y todo, pero una comisaría no es para hacerse cosquillas —dijo la oficial.
—¿Pareja? —preguntó Eloise, levantándose del suelo y fingiendo vomitar.
—Me importa poco y nada si no lo son, se ven realmente tiernos —admitió la policía. Nos señaló a Eloise y a mí, y luego indicó hacia la puerta —. Es su turno.
Eloise y yo caminamos casi como soldados hasta nuestro destino. Nos hicieron sentar en sillas, y comenzaron las preguntas.
—Él es Tret —señaló al chico a su lado —, un estudiante de policía. Él les hará las preguntas que yo le seleccioné anteriormente —dijo la oficial. Esto parecía un test psicológico —. Y por si quieren saberlo, me llamo Nancy —nadie quería.
—Bien, antes que nada, díganme sus nombres —dijo Tret.
—Ella es Eloise —respondí, señalando a mi amiga.
—Ella es T —me señaló.
—Y juntas somos... ¡las chicas del grupo! —dijimos al unísono.
—No me traten como adolescente, niñas. Esto es serio —dijo Tret. Rodé los ojos, y me acomodé en la silla —. Bien, esta pregunta es para ti, Té...
—Te, se pronuncia Te. Sin tilde, señor —lo interrumpí.
—¿Te? Nadie se llama Te —dijo él.
—Es un diminutivo de Theodora. De todos modos, es sólo la letra, sin la e — lo corregí.
—Te, T, Theodora, cómo sea que te llames, ¿eres algo de los Smith? —me preguntó.
—¿Qué Smith? —pregunté —. Lamento informarle que hay millones de personas con ese apellido... Tresht —pronuncié mal su nombre apropósito.
—Los Smith Martinez —dijo Tret. Fruncí el ceño.
—¿En serio me estás preguntando si mi segundo apellido es Martinez? ¿Esperas reconocer a alguien por dos de los apellidos más comunes en muchísimos países del mundo? —dije. Tret se encogió de hombros.
—Ya dejen su charlita inservible y vayan a las preguntas —dijo Nancy —. Pero antes, entréguenme sus D.N.I.*, señoritas.
N.A: Remarqué la palabra "D.N.I." ya que no sabía si se decía así en todos los países o no. Estas siglas significan "Documento Nacional de Identidad", y es la documentación que confirma tus datos en el país. Ya saben, cosas como tu número único de ciudadano, tu nombre, padres, edad, fecha de nacimiento, entre otros. Mansa explicación la mía B)
Saqué mi documentación del bolsillo, y se la entregué a Nancy. Eloise imitó mi gesto.
—¿Eloise Gween Ruskin? ¿Theodora Smith Cartagena? —dijo Nancy. Resopló —. Bien, son unos nombres muy extraños, no debo mentirles —se encogió de hombros.
—Y uno aquí llamándose Tret González... —dijo él —. Bien, ¿por qué sus amigos golpearon a aquel oficial?
—¿Amigos? ¿Lo golpearon los dos? —pregunté. Negó con la cabeza.
—Entre tres. Luke, Sebastián, y el otro que es de cabello castaño y ojos marrones, no recuerdo su nombre...
—¿Will? —preguntamos Eloise y yo al mismo tiempo. Tret asintió.
—Oh... —dije. Eloise abrió los ojos de pronto, y me miró.
—¿OH? —dijo ella —. ¡A TI TE PASA ALGO! ¡Y ES ALGO CON WILL! —le cuesta disimular que me conoce hasta la palma de la mano.
—No, pf, claro que no —dije, rascando mi nuca. Eloise negó con su cabeza repetidas veces.
—A mí no me engañas, querida. ¿Qué pasó? —dijo ella.
—Chicas... —empezó a decir Tret.
—¡Cállate, están en una situación de amigas! ¡Es irrespetuoso interrumpirlas! —gritó Nancy.
—Y como si interrumpir cuestionarios no lo fuera...
—¡Cuéntame! —gritó Eloise. Suspiré.
—Bien, digamos que quizá, sólo tal vez —no lo diré —... me haya regalado una patata —Eloise rodó sus ojos.
—Sabes que no te creo —respondió —. Ya sé él que te gusta, amiga mía.
Y pude sentir cómo el ardor subía por mis pies y se posaba en mi cabeza.
Qué horrible es cuando te descubren.
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