—¿Limpiar su loza por un mes? —fue la séptima pregunta que le hizo T a mi madre. Ambas se encontraban sentadas en el sofá, con Sebastián, Luke y yo escondidos detrás del sillón. Mi amiga estaba convenciendo a mamá de que me dejara ir al viaje de playa, y ya había pasado al soborno de los típicos "hago esto por tanto tiempo". 

—Tenemos lavavajilas, querida —respondió mi madre. T resopló. 

—¿Pasear a su perro? 

—No tenemos perro. 

—Bueno, me refería a Eloise —dijo T. Escuché a Luke aguantarse una risa, pero no sonó más que eso. Pellizqué el brazo de Luke en señal de que se callara —. Ya sabes, la sacaremos a pasear a la playa. 

—Sí, no caeré en eso —concluyó mi mamá, lanzándose contra el respaldo del sofá. Suspiré y me paré de un salto. 

—Voy, o me escapo —dije, al mismo tiempo que mi madre daba un pequeño salto. Ella negó con la cabeza. 

—¡Oh, vamos, todos sabemos que no eres capaz de eso! —gritó, entre risas. Y de hecho tenía razón. 

—¿Qué demonios hace el chico besa-Eloise's y un hipster detrás del sofá? —preguntó mi padre, mientras entraba a la sala de estar. Mi mamá rodó los ojos y les indicó a ambos que se pararan y vayan hacia donde ella estaba —. ¿Ese es el que te rompió el corazón, hijita? —mi papá señaló a Sebastián, el cual estalló en risa. 

—No, papá, no me rompió el corazón. Ahora vete, ¿sí? Estamos en asuntos importantísimos en los cuales tú deberías opinar pero jamás lo haces —le dije. Mi padre se sentó en el sofá al lado de mi madre, en clara señal de que no se iría. Resoplé, pero aún seguía allí. 

—Bien, así que, ¿qué debo hacer para que dejen a su niña ir con nosotros? ¿En serio dejarán que una adolescente como yo vaya sola con dos chicos, cuando esos dos son unos idiotas que probablemente se queden sin dinero a la mitad del camino, por comprar muchos dulces? —insistió T. Mi mamá inspeccionó a mis amigos con los ojos entrecerrados. Al menos lo estaba pensando —. ¿Realmente quieren que yo sufra todo el viaje por escuchar sus conversaciones sin sentido y cumbia a todo volumen? ¿O que me olviden en una parada para cargar gasolina en medio de la nada? —siguió. Mi padre sonreía, pero mi madre tenía los ojos como platos —. Con Eloise, nada de eso sucedería. Ella es una buena administradora de ahorros, y como seríamos dos contra dos, seguro llegaríamos a un acuerdo de música mezclada. ¡Además de tanto que hablaremos, no podrán olvidarnos!

—Eso está por verse... —susurró Sebastián. Le di un fuerte pisotón en su pie, que salió desapercibido porque mis padres miraban a Luke. Él les estaba explicando algo. 

—Además, vamos tres chicos, no dos. Se te olvidó contar a Jake, Eloise —fue lo único que escuché de él. Mi padre lanzó la mirada de desaprobación, y mi madre apretó los labios. Miré con una mezcla de mis padres a Luke, y supo que había actuado mal. 

 Se suponía que no le diríamos de Jake. 

—¿Cuál es tu apellido, Luke? —preguntó mi madre. Miré a todos lados en busca de una salida rápida. 

—Mathews —y ahí fue cuando odié a Luke. 

—¡Ah, mira qué coincidencia, Eloise! Jack y Luke, encima Mathews, ¿no te suena de algún lado, pequeña? —dijo mi mamá, con tono sarcástico. 

—Puedo explicarlo —dije. Ella negó con la cabeza. 

—No, no puedes. Te dejaremos ir, con dos condiciones —mi mamá me miraba con malicia. ¿Qué demonios sucedía? —. Una de ellas, es que aprendas a convivir con Jake. Sé que aún le guardas rencor, cariño. He visto tu diario —abrí los ojos como platos. T ahogó una risa, pues de seguro ella también lo había visto alguna vez —. La segunda, es que llevarás a Jamie, para que sean número par de personas. 

—¿Qué? —gritamos a coro Jamie y yo, mientras que ella aparecía por la puerta. Había estado escuchando todo. 

—¡No, mamá, no puedes hacerme esto! ¡Iba a tener la fiesta del año en dos días! —gritó Jamie. Papá se encogió de hombros —. Además, por favor, estos dos —señaló a Luke y Sebastián — de seguro no saben siquiera deletrear la palabra carretera, ¿y pretendes que alguno de ellos maneje muchísimos kilómetros sobre la ya mencionada palabra? ¿En serio quieres arriesgar tanto mi vida? 

—Las órdenes son las órdenes, querida —dijo él. Jamie y yo nos miramos, al mismo tiempo que partimos en distintas direcciones. T, Luke y Sebastián me siguieron, no sin antes gritarles un casual "adiós" a mis padres. 

 Estaba furiosa. Bueno, en realidad, estábamos furiosas. 

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N.A:

Adivinen a quién le sacaron el celular por pelearse con su hermana a las siete de la mañanaaaa...

Yes, a mí D: