—Sebastián, ¿qué demonios estás haciendo? —espeté a los gritos, una vez que entré a la cafetería. Él se separó del abrazo con Allie, y me miró arrugando su nariz.

—Pues lo que quiera. Soy libre ahora —dijo él, cruzándose de brazos. Abrí la boca, con gran enojo.

—¿A qué te refieres? —le grité, acercándome a Sebastián. Él se paró de su asiento.

—Soy libre. Tú me cortaste —Sebastián estaba furioso.

—Pues si así lo quieres, así lo será —dije, casi en un susurro inaudible. Él sonrió tristemente.

—Entonces puedo abrazar a quién quiera —dijo él, abrazando a Allie. Ella me sonreía con maldad.

—Entonces yo puedo besar a quién quiera —sonreí, y caminé hacia afuera. Arrastré a Connor a la heladería, y lo besé frente a las narices de Sebastián.

—Y yo también —y besó a Allie. Yo pateé el suelo y agarré la mano de Connor. Salí fuertemente por la puerta.

Empujé a Connor hacia mi casa.

—¿Y tú qué me sigues? El beso no significó nada, fue por celos, idiota —le grité. Él señaló nuestras manos, y yo recordé que prácticamente había estado arrastrándolo las últimas cuadras. Me solté de su mano, le sonreí con nerviosismo, me despedí y entré a mi casa. A los segundos, un pedazo de papel entró por la puerta.

"De cualquier manera siento que te debo un helado. Mañana, después de la escuela.

PD: Estudia para Inglés.

—Connor".

_____________

N.A:

Gracias por los lindos comentarios en el capítulo anterior. Simplemente me desahogué.