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ELOISE'S POV.

—¿Es que jamás ha hecho nada malo? —pregunté, más para mí misma que para T, lanzándome sobre el sofá, aún con mi mochila colgada de un solo hombro y una carpeta en mi regazo —. No puedo competir con eso, T. Él estaría mejor con ella que conmigo. 

—No digas eso. Puede desplumar patitos en sus horas libres, sin dejar que nadie la vea. Puede ser un engendro del mal y podríamos no saberlo —dijo T, encogiéndose de hombros. Caminó hacia su cocina y se sirvió un vaso de agua —. Así que no saquemos conclusiones apresuradas.

Sonó el timbre, y T corrió a atender. Apenas abrió la puerta, se pudo ver a Grace, Myra y Verónica (la hermana menor de Adrianna y Ginna Fear), con los brazos cruzados.

—Nos dejaste afuera. ¡BUUH, MALA HERMANA! —gritó Grace. T rio, y dio media vuelta.

—Bueno, de todos modos ya nos estabamos por ir —dijo T. Yo asentí por detrás del sillón. Me paré de un salto —. Acaban de invitarnos al cine —la miré levantando una ceja (o al menos lo intenté, ¿está bien?). Las tres niñas pasaron a la casa, y subieron las escaleras a toda velocidad —. Deja tus cosas aquí, luego las pasas a buscar —asentí. Dejé la carpeta y la mochila sobre el sofá, no sin antes sacar mi teléfono y guardármelo en el bolsillo; ¿qué clase de adolescente no lleva su móvil a todos lados?

Caminamos unas cuadras, hasta que Luke apareció en el auto de su padre. Él manejaba, y Sebastián estaba sentado como co-piloto. En el asiento de atrás, estaba Will. Ambas nos subimos al carro, y Luke manejó hacia el cine.

El trayecto fue bastante corto y aburrido. Nadie habló.

Al llegar, fuimos directo hacia nuestro objetivo. Discutimos por qué película ver, pero al final elegimos una de terror.

Uno compraba las entradas, mientras otro conseguía las palomitas y las gaseosas.

—¿Y mis dulces? —dijo T, haciendo un puchero. Nadie le prestó atención, pero ella siguió protestando —. ¡MIS DULCEEEEEEEEEEEEEEES! —gritaba, haciendo un alboroto.

—Bien, te compraré tus dulces, ¡pero me debes una! —dijo Sebastián. T hizo una mueca, pero aceptó el trato.

Cuando compraron todo lo que había que comprar, nos adentramos en la sala de cine. Pasaron comerciales, y en ese tiempo ya nos habíamos acabado la mitad de las palomitas, T se había terminado sus dulces, Will había roto los lentes 3D, y la gaseosa de Sebastián se había caído al piso.

—¡DEJEN DE COMER PALOMITAS, MALDITA SEA, QUE NO NOS QUEDARÁN PARA LA PELÍCULA! —gritaba Sebastián.

—¡DEJA DE GRITAR! —gritó una anciana que estaba en el asiento por delante de mí, golpeándolo con su bolso.

—¡OH, USTED NO ME DICE CUÁNDO CALLARME! —siguió gritando Sebastián. Y de un momento a otro, todo el cine estaba en silencio, excepto nosotros y la anciana. Yo le jalaba los cabellos a la anciana; Luke intentaba quitarle las palomitas; T estaba sentada, sin comprender nada; Will gritaba: «¡PELEA! ¡PELEA!»; y Sebastián seguía discutiendo con la anciana y recibiendo golpes con la cartera de ella por aquello.

Cuando vinieron los guardias de seguridad, prometimos portarnos bien, y devolverle las palomitas a la anciana. Los oficiales dudaron, pero al final aceptaron.

—Oigan... ¿por casualidad no tendrán pegamento? —le dijo Will a los guardias, mostrándoles sus lentes rotos. Los oficiales suspiraron, y el más alto sacó de su bolso otros, entregándoselos a Will. Él les dio los destrozados, y aceptó los nuevos.

Cuando se fueron, comenzó la película.

Al ser una persona miedosa, claro está que di muchos saltos en mi asiento. Pero un susto, un sólo susto fue terrible.

—¡MADRE SANTÍSIMA! ¿QUÉ DEMONIOS FUE ESO? ¡POR DIOS, NO DORMIRÉ ESTA NOCHE! —grité, lanzando lo poco que quedaba de mi gaseosa y las palomitas hacia delante mío.

Oh, no.

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ANCIANA'S POV

Comencé a sentir algo helado por mi cabeza, junto con tres hielos. Luego, palomitas se pegaban en mi cabello.

Ahogué un grito; ¡así no podré ir a la casa de Paula, y ver la novela de las diez! ¡Hoy, María iba a decirle a Pablo que había escuchado a Susana decir por detrás de la puerta que Amelia iba a envenenar a Abel, para quedarse con toda su fortuna y poder escapar con Leandro, sin saber que Salomé la había envenenado a ella antes! ¡Iba a ser un capítulo explosivo, y yo me lo perdería por culpa de mi cabello!

—¡USTEDES! —solté, dándome media vuelta, y viendo a una jóven pelinegra con la boca abierta. En sus manos tenía un vaso de gaseosa sin tapa y sin contenido, y una bolsa de palomitas, sin nada dentro.

A su lado había un chico de pelo oscuro, que la miraba completamente divertido. Según había escuchado, se llamaba Sebastián, y la mirada que le daba por detrás de los lentes 3D a la jóven, delataba su amor. ¡Por favor, qué asco! El único chico que no me parece asqueroso, es Richard. Y ya llevamos cincuenta y siete años de casados.

Luego, había una chica rubia, que ni siquiera estaba pendiente del espectáculo. Ella rebuscaba en su bolsa de dulces algo que comer, aunque claro está que ya no quedaba nada.

A su lado se encontraba un chico de pelo castaño claro, aguantando una risa al ver mi cabello. Le saqué la lengua, y él de encogió de hombros, soltando toda la risa que guardaba.

Y ahí estaba... esperen, ¿Luke?

—¿Luke, solcito de mi corazón, eres tú? —pregunté a mi nieto.

—Sí, abuela... —dijo él, cerrando los ojos, sabiendo lo que iba a ser a continuación.

Salté hacia él, apretando sus mejillas. Mi nieta, que me había acompañado a ver la película, comenzó a reírse fuertemente.

—¿DE QUÉ TE RÍES, SOFÍA? —le grité, corriendo a apretar sus mejillas, tal como hice con mi otro nieto. Ella rodó los ojos, y saludó a Luke, que aguantaba la risa. Al cabo de un rato, aparecieron los guardias otra vez —. Hola, oficiales. ¡Quiten a esos adolescentes fuera del camino de mi nieto, son mala influencia! ¡SHU, SHU! ¡FUERA, BICHOS HORRENDOS! —les dije.

Los sacaron del cine a todos (incluyendo a mi Luke), mientras que yo sólo pensaba en cómo podría limpiar mi cabello al llegar a casa. Necesitaba ver ese capítulo.

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ELOISE'S POV.

Nos sacaron del cine a los empujones, y nos preguntaron nuestros nombres.

—T Smith —dijo ella, que no entendía qué sucedía.

—Will. Sólo Will —dijo él, guiñándole un ojo a la oficial que nos tomaba los datos. Ella rodó los ojos, y me preguntó su apellido. «Doson», susurré.

—Sebastián Wyght —dijo él, aún con una sonrisa delatora de su risa.

—Eloise Ruskin —dije, con una mueca.

—Ruperto de las Funes —dijo Luke, con una sonrisa en su rostro. La oficial arqueó una ceja, pero lo anotó.

Cuando salimos de la comisaría del cine, le pregunté por qué había dicho ese nombre.

—Ya estaba anotado anteriormente por un incidente de séptimo grado. Inicié una guerra de spoilers sobre la película, y se supone que no podía volver a comprar entradas hasta que cumpla los dieciocho —dijo Luke, encogiéndose de hombros.

Caminamos un largo rato, hasta llegar al estacionamiento. Luke nos llevó hacia la casa de T, y nos despedimos de los tres.

—¡Espera, Luke, quiero decirle algo a Eloise! —dijo Sebastián, antes de que salgamos del auto. Él asintió. Salió del carro, y me hizo un gesto con la mano para que hiciera lo mismo.

—¿Qué quieres? —le pregunté, una vez que nos alejamos lo suficiente del auto.

—Yo... —comenzaba a decir Sebastián. Negó con la cabeza rápidamente, y arrugó la nariz —. Sólo quiero que sepas que entre Allie y yo no hay nada —finalizó.

—¿Y eso qué tiene? —le dije, lo más seca que pude ser.

—Tú sabes —me contestó, con una mirada sincera. Suspiré.

—¿Me llamarías loca si te digo que creo que mientes? —le pregunté, alzando las cejas. Él sonrió.

—¿Me llamarías loco si te digo que realmente no hay nada entre Allie y yo? —me preguntó, imitando mis cejas levantadas.

—Sí —le respondí, con una mueca en mi rostro.

—Allí tienes la respuesta —sonrió —. Y pues no lo hay, compréndelo —dijo Sebastián.

—Sebastián —le dije, entrecerrando los ojos —. Es una reina de belleza mundial, cualquiera quisiera tener algo con ella.

—No si te conocieran —me dijo él. Me miró a los ojos, y se acercó un poco más a mí.

—¡Oh, vamos! Sebastián, eso no funciona conmigo... y con ninguna chica que vea la perfección de Allie —dije, arrugando la nariz —. Lo que significa que no funciona con nadie.

—Sabes que no soy un típico mujeriego. Sabes que te quiero a ti y a nadie más —dijo, con una sonrisa en los labios.

—¡Oh! ¿Esa técnica la usas con Allie? —le pregunté.

—Eloise, es que duele —dijo Sebastián, suspirando. ¿A qué se refiere? —. Duele que no comprendas todo lo que siento por ti. Duele que creas que la quiero más a ella. Duele, porque me tienes loco. Me encantas, y eso no puedo negarlo. Es que, Dios, ¿por qué piensas que soy tan idiota como para querer hacerte daño? —¿y si decía la verdad...? —. No comprendo por qué crees que Allie es mejor que tú; ella no es nada a comparación tuya.

—Yo... —comencé a decir. Me interrumpió.

—No. Déjame terminar —asentí —. Allie no es más que una chica normal. Sí, ganó ese prestigioso concurso, ¿pero qué tiene de especial, además de su belleza, que sólo tiene por fuera? —hizo una mueca —. Tú tienes muchas cosas que te hace hermosa, por dentro y fuera. Eres genial, y muy divertida, por ejemplo —sonrió —. Y no quiero a otra persona que no seas tú —se acercó un poco más a mí.

—Sabes que estamos peligrosamente cerca, ¿no es así? —le pregunté. Él asintió, sonríendo —. Y también sé que sabes que aún estoy enfadada contigo.

—Eso último no lo niego. El problema es que no comprendo por qué —suspiró.

—Porque... —comencé a decir. El me interrumpió.

—Ese no es el punto. Quiero que dejes de estar enojada conmigo, Eloise —me dijo, sonríendo.

—¿Y cómo harás eso? —dije, imitando su sonrisa. Sabía lo que haría.

—Uhm, no lo sé... tal vez así —dijo Sebastián, antes de besarme.

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ANCIANA'S POV.

Me había pasado shampoo, acondicionador, y jabón sobre mi cabello. Al fin, al cabo de una hora, había salido todo lo asqueroso de mi pelo. Me coloqué la ropa, y me puse la toalla sobre la cabeza.

Me miré en el espejo. Me saqué la toalla de la cabeza, y pude ver que mi cabello estaba rojo. Ahogué un grito.

—¡SOFÍA! ¡SOFÍA! ¡MI CABELLO! —gritaba horrorizada. Mi nieta, de veintisiete años, apareció por la puerta. Comenzó a reír, y no paró en cinco minutos. Me crucé de brazos —. Explícame qué demonios es esto —señalé mi cabello —. Aunque me encanta.

—Usaste mi shampoo colorante, seguramente —me explicó —. De todos modos no te queda taaan mal...

—Lo sé, me veo fabulosa —dije, lanzando un beso al espejo —. Ahora me voy, la novela comenzará.

Oh, mi cabello será la envidia de Paula y de su hermana Claudia, de eso no cabe duda.
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N.A:

Creo que la abuela de Luke es demasiado genial para este mundo xD

Weeeno, capítulo dedicado a @Nefilimm. No me deja etiquetarte -.-

Te lo iba a dedicar el 2 de febrero, pero no sé si ese día alcanzo a publicar. Sé que tu cumpleaños fue el 24, pero weeeno :')

El testamento ya te lo mandé el 25, bc no pude conectarme. Dudo que leas esto ahora, BUT AILOVIUUUUUU❤️🌸

Cato, sos kuuul.

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