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Dedicación pa' takehearts , Babylonx5sos , MaferQueenx y barbmgc ❣️

Parpadeé, una y otra vez, intentando que mis ojos fueran capaces de transmitirle aquella imagen a mi cerebro. Pero las neuronas de este último se negaban a hacer sinapsis, resistiéndose a creer que eso fuera real.

Estoy soñando, me repetí unas ochocientas veces en tan sólo un segundo, mientras incontables pensamientos y emociones se entremezclaban en mi interior, haciendo que en él fuera hirviendo cada vez más esa ira que luchaba por salir.

Pero no era un sueño: Luke estaba ahí, y Nicole con él, pegada a sus labios como si fuera una Bon Bon Bum. Y lo peor no era eso, sino que Luke le estaba siguiendo el beso.

Aún así, no tardó demasiado en apartarse de ella, mirándola con el cejo fruncido cuando se dignó a acordarse de que tenía novia, una que de hecho estaba parada ahí, viéndolos intercambiar saliva con los ojos a punto de salirse de sus órbitas.

Ya entendiéndolo todo, dejé caer la mandíbula, tragando mosca pareja.

Era increíble, pensé, que después de todo lo que habíamos pasado, después de dos putas semanas sin vernos en las que yo lo había extrañado digamos que tanto como emigrante extraña su país, justo el día en que nuestra relación cumplía cuatro mardicientos' meses, él se hubiera llevado a la persona que yo más odiaba —después de Chávez, Maduro y todo ese combo— hasta su casa, que la estuviera besando en el portal y que seguramente planeara llevársela cama.

¡Já! Y yo que creía que el discursito de la distancia era porque me quería y no era capaz de hacerme daño sin estar totalmente seguro de que sus sospechas respecto a los mamaguevos videítos eran ciertas... Pero visto lo visto, tenía más pinta de deberse a que quería apartarme del tablero de juego, y así poder tirarse a Nicole todas las veces que le diera la gana sin que yo me enterara.

Luke volteó al escuchar el chirrido que produjo la puerta al abrirse, que fue acompañado por mi aparición en escena. La preocupación con la que veía a la catira se convirtió en sorpresa pura. Abrió sus azules ojos de par en par al igual que su boca, toda babeada por la perra aquella. El color de su rostro dejó la peluca y parecía estar a punto de desmayarse para el momento en que yo pude reaccionar.

Lo miré con arrechera, hundiendo las cejas y arrugando la frente al tiempo en que soltaba incrédulos suspiros cortos. Me eché hacia atrás, como si retrocediendo y alejándome de la escena pudiera anularla de la realidad.

—Lucía... —balbuceó él, tropezando unas letras con otras, como si del tiro se le hubiera olvidado cómo hablar.

—Aléjate de mí —le advertí, clara en que si se me acercaba más de la cuenta no me iba a aguantar y le iba a meter semerendo coñazo.

Me sentía traicionada, humillada, como si mi amor no valiera nada, estafada; porque la verdad era esa: que Luke me había engañado más que Tibisay Lucena en toda mi vida. Había estado jugando sucio con mis sentimientos por vete a saber cuánto tiempo, y yo de pajua había creído ciegamente en todo lo que me decía. Y lo peor era que me había dado cuenta; había visto las señales: las patadas con las que me salía, cómo me trataba últimamente, la distancia, el que yo no le importara lo más mínimo —porque si no fuera así hubiera hablado las cosas conmigo en lugar de sacar conclusiones apresuradas—. Yo lo sabía, pero había decidido excusarlo, ignorar el hecho de que estábamos vueltos mierda y no había vuelta atrás, y que la culpa era suya. Lo había hecho porque lo quería, porque sí, por mucho que me costara admitirlo, estaba perreada. Estaba perreadísima por Luke Hemmings.

Pero igual de rápido como lo comprendí, todo ese amor fue apagado cual interruptor, y fue sustituido por un cantidad equivalente de arrechera y decepción, que no dudé en manifestar.

Ya estaba bueno. Había tenido suficiente de la Lucía pajua.

Intentando no llorar con todas las fuerzas que pude acumular, le zumbé la puerta en la cara, dándole al mismo tiempo la espalda para irme derechito a buscar mi maleta. Sin embargo, Luke logró atrapar el cuadrado de madera antes de que la entrada se cerrara ante él.

—Lucía, no es lo que parece... —insistió Luke, entrando a la casa detrás de mí y olvidándose de la existencia de Nicole, como debió haber hecho en un principio en lugar de babosearle la jeta.

—¡Cállate! —le ordené, sin siquiera tomarme la molestia de voltear en su dirección mientras atravesaba la cocina con paso firme—. ¡Me sabe a mierda lo que tengas para decir!

—Lucía, no... —insistió, apresurando el paso hasta convertirlo en un trote—. Escúchame, por lo que más quieras... —Al haber podido llegar hasta mí en tan sólo un par de zancadas —porque cabe recalcar que mis pasitos de bebé no se comparaban a los suyos de jirafa—, el carajo me agarró de un brazo, intentando detenerme—. Ella me besó a mí... Yo no... Yo nunca...

—Vermale, versiale, bestiale, valmy... —susurré, cerrando los ojos por un momento para tratar de mantenerme calmada, pero no lo logré. Por el contrario, me solté de su agarre de un tirón, metiéndole un coñazo en el pecho en el proceso, aunque no intencionalmente. Bueno, sin querer queriendo, pues—. ¡NO ME TOQUES!

Luke se quedó impaktruenado por la forma en que lo miré, como si no lo conociera, como si le tuviera asco, como si lo odiara. Y todo era mentira, excepto lo primero, porque ese menor que me estaba haciendo tanto daño, que me estaba rompiendo el coracora, no era el Luke por el que me había vuelto loca. Ni de lejos.

Esa vez, cuando hablé antes de que aquel desconocido siquiera pudiera abrir la boca para seguir insistiendo, sí me volteé completamente en su dirección. Que viera la viva imagen de la arrechera.

—Es increíble que sigas viéndome la cara de pajua —le dije. Como no pareció captar bien el mensaje, me expliqué mejor, dándole un tono que hacía pensar a cualquiera que lo escuchara que estaba hablándole a un carajito chiquito:—. ¿De quién es la casa, Luke? Tuya, ¿no? No me digas que Nicole se llegó sola. No... ¿Verdad que no?

El poste me fue a responder, pero yo lo detuve. Como si tuviera derecho. Iluso.

—Dime una cosa —seguí, alzando las cejas y jugando con mi rostro para darle el sazón sarcástico que sabía que le dolería—. ¿Venían de un hotel? ¿O tenías pensado cojértela en la misma cama donde te regalé mi virginidad?

Admito que eso me sonó a asquito, pero no lo eché pa' atrás porque supe que había sido una frase fuerte, que le había llegado hasta donde yo quería que le llegara. Especialmente siendo consciente de que la Coleto estaba pelando la oreja desde la puerta con una sonrisa malévola de he logrado mi cometido, mariquitos.

Nicole...

Siempre metiendo la mano en donde no debía, buscando joderle el parque a todo el mundo en lugar de salir adelante por su cuenta, sin hundir a otros. No sería raro que ella tuviera que ver con los vídeos filtrados, ¿no?

Ya va. YA VA. ¡YA VA! Si mis matemáticas no me fallaban —aunque yo era mala 'e bola en esa vaina—, Nicole + Los vídeos del coño 'e su verga + El hecho de que la caraja me la tuviera jugada + El cumpleaños de Mike = LA MAMAGUEVA ESA SE HABÍA PASADO A SÍ MISMA LOS VÍDEOS DESDE MI CELULAR. Y, ¿cómo no? ERA ELLA LA QUE HABÍA PUBLICADO ESA MIERDA Y HECHO CREER A RAIMUNDO Y TODO EL MUNDO QUE ERA YO.

LA ODIO, NAWEBONAAAAAAAAAA.

Es que, marico, la arrechera que yo llevaba por dentro no era normal. Mi cuerpito era demasiado chiquito para albergar tanto odio como el que yo le tuve en ese momento a ella. Si no fuera por esa bruja trimaldita chavista, Luke y yo seguiríamos siendo los de siempre. Ni siquiera hubiéramos tenido aquella pelea de hacía dos semanas.

KIARRECHERAAAAAAAA.

Ahora sí se iban a mamar un huevo toditos, nojoda. Nicole por perra y Luke por pajuo y desconfiado.

—Aunque, ¿sabes qué? —comencé a decir, irguiéndome, lo más regia que pude—. Me sabe a culo. Total, es tu peo: eres tú quien acabar de destruir la mejor relación que va tener en su vida por la persona que ha estado jodiéndosela y jugando con su privacidad y la de sus amigos estas últimas semanas.

Si hubiéramos estado en otra situación, créeme que me hubiera reído de la cara que puso el pajuo ese. Pero no. Así que, asegurándome de que Cilia Fl... digo, Nicole... estuviera escuchando, solté mi corta pero eficiente explicación de coñazo.

—¿Por casualidad no te acuerdas... de unos vídeos que andaban por ahí... que tú coño 'e tu grandísima pepa juraste y perjuraste que yo había subido? —Alcé más las cejas, dándole más expresividad a mis palabras con movimientos de hombros y cabeza—. Pues fue ella... —La señalé, procediendo a gritar lo más fuerte que logré—. ¡Ella! ¡Ella me pidió el teléfono en la fiesta de Mike! ¡¿O es que no te acuerdas?!

Marica, no, me dije, cuando vi la Güaira acercándose. No llores. No le des el gusto a perricole.

Pero no podía más, menor. La garganta me ardía más que con los Doritos roulette, y la mandíbula me dolía demasiado de tanto gritar. Necesitaba desahogar lo que sentía, vaciarme, dejar salir el poco 'e refresco que me había tomado esa tarde esperando al imbécil de Luke. Por eso, se me acabó escapando una lágrima, que fue seguida por otra y otra más.

¡No! Lucía Isabella... Verga, ya la cagaste. Pajua.

Pero ya estaba harta de esa vaina. A la verga los dos mamaguevos aquellos y lo que pensaran. ME. SABÍA. A. MI-ERRRR-DA.

—¡Ella montó los putos vídeos de la verga y tú me culpaste a mí! —seguí gritando, acercándome a Luke hasta estar a pocos centímetros de él. Lo miré desde abajo, con el Lago de Maracaibo acumulado en los ojos, cayendo tipo el Salto Ángel. El patrimonio nacional en mi cara, pues—. ¡A MÍ! —Me señalé a mí misma, dándome coñacitos en el pecho con los dedos, tan arrecha que terminé dándole a él también con el dorso de la mano.

Seriedad y todo, pero admito que amé ver cómo sus cejas se hundían al entenderlo todo. Y el odio con el que miró a Nicole fue la cereza del pastel. Él sabía que la había cagado demasiado, que me había perdido por dejarse influenciar, por poner a una manipuladora egoísta por encima de su propia novia, a la que quería muchísimo, por poco que lo demostrara últimamente. Él sabía que toda esa vaina era culpa suya.

Y desde que le solté aquel grito el man no supo qué hacer más que mirarme como si se fuera a derrumbar en cualquier momento. Con la cara roja de la rabia e indignación que imagino tuvo para consigo mismo en ese instante, con las marcas de un par de venas sobresaliéndole en la frente y el cuello, y los ojos —entonces azul oscuro, casi negros— más tristes que pude verle alguna vez.

—Yo te entregué todo, marico... ¡Y tú todavía te atraves a pensar que soy yo la que te jode, y como si fuera poco me montas cachos! ¡Nawebona! —Me di la vuelta otra vez, dándole la espalda antes de que terminara siéndome imposible contener las ganas de caerle a piña—. Por mí te puedes ir a comer unas empanaditas, ¡PERO RELLENAS DE MIERDA!

Aunque reaccionó tarde, cuando yo ya estaba retomando mi camino hacia el cuartico donde tenía mis corotos, Luke se tomó el atrevimiento de hablar. —Lucía, joder, lo siento muchísimo... —Me siguió, buscando de agarrarme la mano, el brazo, o lo que fuera con tal de detenerme, hasta que lo logró—. Ya sé que toda esta mierda es mi culpa. Todo. Pero déjame arreglarlo... Te ju...

—¡TE DIJE QUE NO ME TOQUES, NAWEBONA! —volví a gritarle, ya llegando a mi punto límite cuando ciñó nuevamente su mano alrededor de mi muñeca. Me giré un segundo y lo empujé durísimo para apartarlo de mí. Así, aproveché su momentánea confusión para agarrar mis cachachás rapidito y encaminarme hacia la puerta de entrada.

Luke no dejó de insistir, pero llegados a ese punto ya no lo escuchaba. Era como si todo sonido e imagen —a excepción de la que me mostraba la salida— quedaran difusos. Como si se hubiera puesto el mundo en mute por un momento.

Sin embargo, no tardó demasiado en volver a la normalidad, justo en el momento en que tuve que pasar a un lado de Nicole para huir de esa casa. Así, pude escuchar su exclamación cuando le lancé un escupitajo como la propia marginal.

—Mierda, Lucía, déjame al menos llevarte a un hotel... —pedía Luke, saliendo detrás de mí—. Es peligroso y hace frío. Vas en vestido, joder. No hagas esto...

—¡MÁMATE UN WEBO DEL TAMAÑO DEL POLIEDRO! —fue mi respuesta, gritada entre lágrimas mientras me pasaba por la cara unos de mis brazos, con el fin de evitar que siguieran saliendo. Estaba claro que había fallado en el intento.

Él se detuvo en la puerta que daba a la calle al ocurrírsele alguna idea así de repente. Jurando que todavía había alguna parte de mí que le debiera algo de respeto, dijo: —Espera un segundo, por favor... Sólo... no te vayas todavía. —Luego se metió en la casa otra vez, con intenciones de buscar vete a saber qué.

Obviamente que yo no lo esperé un coño, pues. Fuera webona. Yo dejé el pelero y  me alejé de su alcance, agarrando mi maleta con una mano y pintando una paloma con la otra.

****

La cartera, el cargador, enumeraba mentalmente las cosas que se me habían quedado en casa de Luke, el bolsito de maquillaje, la paciencia y la dignidad...

Es que, mano, yo era pajua y lo demás era cuento. Esas vainas sólo nos pasaban a mí y al pato Lucas.

Una vez había escapado de casa de Luke, había buscado de llegarme por mi propia cuenta hasta Sunset Boulevard, donde podría conseguir algún alma noble que me ayudara. Además, que como era una zona concurrida, no estaría sola a mitad de la noche arriesgándome a que cualquier loco me metiera mano.

Total que me había sentado en la acera frente a un local de comida con mi maleta al lado, sintiéndome asquerosísima.

Ahí, había podido mear por los ojos con toda tranquilidad, hasta el punto en que las lágrimas dejaron de salir. Hasta ellas se arrecharon.

Le había dado tantas vueltas al asunto que si fuera un gurrufío ya se me habría todo. De verdaita' que estaba cansada de pensar en aquello, especialmente porque lo agarrara por donde lo agarrara siempre acaba llegando a la misma conclusión: no había vuelta atrás. Luke y yo estábamos acabados. Por muy cierto que fuera el hecho de que no habíamos pronunciado las palabras definitivas para terminar, de que realmente seguíamos juntos, podía estar segura de que la próxima vez que nos viéramos sería el final de lo nuestro. Y lo peor, era que había tenido que acabarse para darme cuenta de que estaba demasiado perreada por ese chamo, hasta el punto de admitir que en tan sólo cuatro maricos meses me había enamorado. Como la propia pendeja. 

Uy, ya, me dije, harta de seguir sacándole punta al temita. Céntrate.

¿Cómo buscaba un hotel? Porque de paso andaba sin pila, y de la zona residencial de Luke —Pacific Palisades— al centro de Los Ángeles había un largo trecho que no pensaba caminarme en vestido a las dos de la madrugada. Aunque, entonces que lo pensaba, todavía me daba para pagar un taxi. Y eso porque llevaba quince dólares metidos en el forro del teléfono. El peo era dónde coño me quedaba.

Lele, quizás, pensé. Total, ni que fuera la primera vez que me quedaba en su casa. Si no, estaban Inanna Sarkis y Hannah Stocking. Esas carajas eran tan panas que seguro me abrían las puertas así fuera por esa noche.

Valmy, no. Si es verdad que Juanpa me dijo que estaban en Florida, me bajé de esa nube, llevándome las manos a la cara.

No llegué a restregármela porque me dolía burda de tanto secarme las lágrimas, que después de media hora habían dejado de salir. O ya se habían acabado, o era el rato que llevaba caminando sin rumbo con el mamaguevo frío que hacía que impedía que pensara en otra cosa.

Espera un segundo, se me prendió el bombillo de repente. ¡Juanpa! Juanpa segurito que me dejaba quedarme con él y Mario en Downtown Los Ángeles. Y esa vaina no estaba tan lejos tampoco.

Sintiendo que la imagen mental que me había hecho de mí misma durmiendo debajo de un puente empezaba a desvanecerse, me paré de la acera en un solo movimiento. Agarrando mis maletas, apliqué la Jessie y empecé a llamar taxis, hasta que uno se dignó a detenerse.

Toma tu pepino, Chávez. Tan fácilmente no ibas a poder conmigo, mamaguevo. Ahora sí se prendió esta mielda'.

Sin agresividad, please.

Ayer andaba muy Inés, así que no le paren demasiado a los mensajes del tablero si los borro después.

Como los caps que viene son uffff, podemos hacer maratones full, pero todo depende de ustedes.

Tengo el otro escrito, así que lo estaré subiendo a mitad de semana. Maybe subo dos.

Ya no falta nada para que este beta termine, pero confíen en mí cuando les digo que les va a encantar el final.

La segunda parte tiene título ya, pero no se los voy a decir jeje. La publicaré en julio, avisando por aquí. Así que anden act.

Los amo😘

~Cams

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