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Dedicación pa' YakieftAgust , Babylonx5sos , MaferQueenx , mariavalentina61 , slayqueensss , XxavrilisimaxX y pa' lnfinitly ❤️

Admito que me emocioné con las dedicaciones, pero es que se la comieron burda el cap pasado. Se merecen todo el Love del mundo ps


Bueno, ya, pues. Los dejo leer tranquilos.

XOXO 💋 Gossip Girl.

—Así que este es mi nuevo ranchito —Lucía dio por concluida la exposición por videollamada que acababa de hacerme de su recién adquirido apartamento, dando vuelta a la cámara de su celular para redirigirla hacia su perfecta cara.

Muy gay y todo, pero sin exageraciones. Para mí Lu era perfecta en todos los sentidos, así ella lo negara y lo negara. Bueno, quizá perfecta en toda la expresión de la palabra no —porque es más que obvio que nadie lo es—. Pero el caso es que ella se acercaba mucho a serlo.

—¿"Ranchito"? —le pregunté al otro lado de la pantalla, confundido total al habérseme rayado el disco duro de vocabulario venezolano que había en mi cabeza.

Mi cerebro en ese momento, literalmente:

—Ranchito es Fiorella, ¿no? —intenté acertar, recordando el apodo de la mejor amiga de mi chica.

Ella no pudo evitar reírse ante mi fallo. Luego negó con la cabeza mientras depositaba su celular sobre alguna superficie plana, dejando la imagen quieta. —En este caso "ranchito" es una casa pequeña toda estartalada —explicó con una sonrisa, imagino que enternecida por mi estupidez

—Ah... —Dejé caer levemente mi mandíbula, mirando hacia el techo—. Perdóname, pero eso no es un "ranchito" entonces —repliqué, volviendo mi rostro a la normalidad—. Si a caso una humilda morada, pero como mucho.

Lucía se rió un poco al recordar mis palabras del día que llegamos a L.A., la introducción a lo que habría sido una de las mejores semanas de mi vida, entonces que lo pensaba.

—Yo sé que es todo súper rápido —siguió hablando, sentándose en el sofá que tenía detrás con las piernas cruzadas—; tipo que hasta hace menos de un día no sabía ni que tenía esta vaina y ya ahorita acabo de vaciar todas las cajas con mis periquetos. —Hizo una breve pausa, en la que hundió ambas cejas mientras sonreía de medio lado—. Todo gracias a los panas míos. Los amo. Gracias, La Gerencia.

—¡Yo también me amo! —se escuchó decir a lo lejos a una voz femenina, que supuse provendría de la hermana de Lucía.

La mayor de las Rodríguez rodó sus ojos verdes lo más atrás que pudo, para proceder a ignorar a la menor.

Riéndome un tanto por lo cómicas que eran sus muecas, recosté la cabeza sobre el respaldar de mi cama, sentándome sobre esta con las rodillas dobladas. Aproveché mi posición para poner mi teléfono sobre mi estómago y apoyarlo de mis piernas. —¿Quiénes son los que viven ahora contigo en la pequeña mans... digo, el ranchito?

—Pepe todavía no ha llegado de patria —respondió ella, sin borrar la sonrisa de medio lado que había esbozado hacía ya rato—, así que por ahora somos Bárbara, el pajuo del hermano mío, Luisfer y yo.

¿Luisfer? ¿En serio?, no pudo evitar preguntarse mi subconsciente, recordándome cómo se sentía esa opresión en el pecho —mejor conocida como celos— que llevaba ya un tiempo sin hacerse presente en mí.

Yo habría jurado que Lucía sólo había nombrado a sus hermanos cuando me contó que se mudaban. Era extraño que no dijera nada de Luisfer hasta entonces, ya que...

Mierda, no otra vez, quise parar la voz científica en mi cabeza que sacaba conclusiones aceleradas. Pero no pude, por mucho que traté.

Aunque llevara mucho sin saber de él, Luisfer seguía siendo mi mayor contrincante contra el cariño de Lucía. Un competidor bastante bueno, a decir verdad: me sacaba casi diez años de ventaja. Nada más y nada menos. Por eso, tenía que hacer mi mayor esfuerzo por igualar las situaciones.

Y, la verdad, no me era como que me molestara mucho hacerlo, ¿sabes? Romántico se nace, no se hace.

Aunque ahora que lo pienso, mi mamá me había echado una ayudadita a punta de correa la vez que le terminé a mi primera novia por mensaje. No volví a ser el mismo.

—Así que Luisfer... —solté involuntariamente, viendo hacia otro lado para evadirle la mirada a Lu—. Qué agradable sorpresa.

—Mientes peor que cocinas —dijo Lucía, mirándome incrédula desde el otro lado de la pantalla

—Oye —la detuve ahí, alzando un dedo en su dirección en modo:

—Me dueles —seguí replicando—. Yo pensaba que te habían gustado mis arepas.

—Me encantaron —aseguró rápidamente, aligerando su expresión como para parecer más inocente—. Pero reconoce que es la única vez que has usado la hornilla en tu vida.

Sabiendo que tenía razón, Lucía mantuvo la mirada fija en mí a la vez que yo en ella, en mi caso porque no quería aceptar que era verdad. Y así estuvimos unos segundos hasta que perdí el juego de miradas cuando fui el primero en parpadear.

Lu se rió, gozando de su victoria mientras yo miraba hacia otro lado intentando no reírme también. Fallando en el intento, claro está.

—Epa, por cierto —habló entre carcajada y carcajada, poco a poco bajándole dos tonos a su melódica risa—. Este fin de semana, ¿te parece si me llego a Los Ángeles? Sé que ya lo habíamos medio hablado y tal, pero como no estoy segura, tú sa...

—Sí —interrumpí su innecesaria explicación. Digo innecesaria porque estaba más que claro que necesitaba verla, y no a través de una pantalla. Necesitaba una probada de esos labios sonrosados con urgencia—, sí, sí, sí y sí.

Lucía, quien ya había parado de reírse, volvió empezar otra vez. En esta ocasión se le notaba que estaba un tanto nerviosa, a saber por qué. Ella fue a hablar, pero la aparición en escena de aquel ser que tan poca gracia me hacía la interrumpió.

—Marico, yo quiero invertir mis reales en esa charcutería —nos dijo Luisfer, apoyando los brazos del respaldar del sofá tras el cual estaba. Luego, le metió las manos en el cabello a mi novia para despeinarla toda mientras decía:—. Mira, Luke, te tengo un beta: confirmado que esta carajita está es burda 'e lo quesúa. Así que prepárate, mano, que cuando se llegue te espera sendo batuque.

Ok. Demasiada información.

Yo lo que más pude hacer fue reírme, pero Lucía... Es que tendrías que haberle visto la cara; nunca me hubiera imaginado que alguien podía ponerse tan rojo.

—Cállate la boca, nojoda —le exigió a su amigo, zumbándole lo que a ella y a Fiorella les gustaba llamar "tate-quieto".

Auch, pensé, sabiendo de primera mano cómo dolía eso.

Riéndose al igual que yo, Luisfer volvió a despeinarla, y así como apareció, desapareció.

Lucía dedicó unos momentos a acomodarse los rizos castaño oscuro a ambos lados de la cara, tapándose parte de ésta al ser consciente de lo ruborizada que estaba. A mí, la verdad, es que me parecía lo más tierno que había visto en mi vida.

¿Cómo era que se decía a lo que te da en momentos así? ¿Webardio? Bueno, eso.

—Hey —llamé su atención una vez acabó de arreglarse el peinado, al darme cuenta de un pequeño detalle en la esquina superior derecha de mi celular. Esperé a que ella hubiera volteado en dirección a mi imagen en su pantalla, ya menos sonrojada, y cuando lo hizo, seguí hablando—. Aunque me vayas a matar mentalmente, tengo que decirte que se me olvidó poner a cargar el teléfono antes, y lo que me queda es un dos por ciento de batería.

—Siempre pajuo nunca impajuo —fue lo que respondió, negando repetidas veces con la cabeza mientras sonreía de medio lado.

—Esa es mi marca personal —me excusé, encogiéndome de hombros—. No puedes culparme.

Ella rodó sus ojos verdes con diversión, aún con la sonrisa plasmada en sus labios. —Supongo que no.

Y así, sin más, nos quedamos lo que probablemente fue menos de un minuto mirándonos, simplemente admirando la lejana presencia del otro.

Luke Hemmings poesías. A su servicio.

—Te quiero —solté sin más, mirándola relativamente a los ojos.

Y antes de que alguien se de cuenta y pregunte, yo sé perfectamente que en inglés no hay diferencia entre un "te quiero" y un "te amo". Pero como en español sí, y yo lo sabía perfectamente, tanto Lucía como yo éramos capaces de diferenciar entre las dos frases. Ya fuera en la pronunciación, o en la forma en que se decía, el punto es que simplemente lo sabíamos. Y hasta entonces ninguno se había atrevido a decir lo otro, porque siéndote todo lo sincero posible, no estábamos listos, aún no.

Sí, ok, a mí me gustaba Lucía Rodríguez, no tienes idea cuánto, y ella me importaba mucho más que cualquier otra persona; era, además, mi confidente y hasta me atrevo a decir que mi mejor amiga. El detalle estaba, en que todavía no estaba enamorado de ella; o al menos no me había dado cuenta entonces.

Pero sí, digo todavía porque en algún momento reaccionaría y sería consciente de todo lo que había tenido delante en momentos como ese, sintiendo que debería haberlo aprovechado cuando pude. El único problema, es que para cuando lo hiciera ya sería tarde.

—Yo también te quiero —me correspondió ella, regresándome la mirada—. Espero que te vaya bien mañana en el estudio. Nos vemos el sábado.

—Te busco en el aeropuerto —añadí antes de que la chica cortara la llamada.

La susodicha asintió alegremente, siendo lo siguiente lo último que dijo ante la cámara antes de que la pantalla se volviera negra: —Buenas noches, L.

—Buenas noches, L —repetí, al poder aplicarle la misma frase a ella, con la ilusión de que hubiera podido escucharme.

****

Salí del baño con la toalla amarrada a la cintura, pensando en mil y una cosas mientras caminaba hacia el closet, dejando alguna que otra gota de agua en el piso de mármol.

Lancé la toalla sobre el colchón para empezar a ponerme la pijama, lo más rápido que pude dado el frío tan intenso que hacía.

Una vez lo hice, comencé a dirigirme hacia la cama con el fin de buscar la toalla mojada y regresarla a su lugar en el baño. Ya la tenía en mis manos, y pretendía darme la vuelta justo cuando escuché el sonido de varias notificaciones consecutivas provenientes de mi celular, probablemente de iMessage.

La curiosidad pudo conmigo, y acabé por desconectar mi teléfono de su cargador, y este a su vez del enchufe en la pared. Pero me arrepentí al segundo de haber leído los mensajes.

Jason Collins
en línea

Te queda mes y medio
10:34

Tengo tantas ganas de hacer públicas esas fotos comprometedoras tuyas...
10:34

No puedo esperar
10:34

Antes de que te confundas, "Jason Collins"... digamos que ni siquiera existía. Ese era simplemente el nombre con el que yo guardaba el contacto de mi querida, amable e inocente ex-novia —nótese mi sarcasmo—. Ocultaba su nombre real tras un falso que sólo yo pudiera reconocer, porque no quería que ningún personaje de mi grupo de amigos tuviera curiosidad en leer cualquier mensaje inoportuno de Sierra, especialmente Lucía.

Y ya sé se suponía que yo confiaba en Lu, y que debía contarle lo que pasaba: en fin, la ojiverde seguía siendo la única persona que sabía lo del chantaje de Sierra, gracias a que yo se lo había contado tiempo atrás con el fin de desahogarme. Y era verdad: yo confiaba en la venezolana, muchísimo, más que en la mayoría de personas a mi alrededor, pero desde que estábamos juntos había tenido que replantearme las cosas.

Y si te preguntas qué era lo que había cambiado... Sólo déjame que me explique, porque es bastante complicado.

Resulta que Sierra estaba comenzando a desesperarse al ver que yo no hacía lo que a ella le daba la gana, y ante esa desesperación, surgían amenazas. Contra mí, contra mis amigos, y al enterarse de la existencia de mi nueva novia, también contra ella. Y todos sabemos perfectamente que si Lucía Isabella se enteraba que aquella siquiera se atrevía a insinuar que me haría daño, iría hasta donde fuera que estuviese Sierra Deaton y a la mañana siguiente esta se despertaría metida en una caja sobre un barco a medio camino de Madagascar.

Por eso, no quería arriesgar la carrera —en ascenso, debo decir como buen novio orgulloso— e incluso vida de Lu por el capricho de contarle lo que iba mal en la mía. No me parecía bien, y menos desde que esa chica había pasado de ser un crush a convertirse en una de las personas más importantes para mí en ese momento.

Simplemente no podía contarle nada, ya lo ves.

Por eso, fue que el día del cumpleaños de Mike cuando Sierra me escribió a mitad de fiesta, tuve que excusarme y mentirle a mi novia a la cara para que no sospechara nada. Y tengo que decir que me sentí una de las peores personas del mundo al hacerlo. Pero bueno, con tal y mantenerla al margen, valía la pena.

Ya que estamos, tengo que agregar que esa noche Sierra me mandó lo que según ella era un adelanto de lo que estaría rondando internet en poco tiempo por el camino que íbamos. Traduciendo su lenguaje de la maldad, aquello vendría siendo unas cuántas fotos mías bastante íntimas.

Me daba escalofríos pensar que mientras yo dormía junto a ella cuando estuvimos juntos, Sierra se había estado dedicando a fotografiarme de arriba a abajo. Qué susto.

El punto es que la muy descarada las había tomado, y las conservaba intactas hasta ese entonces.

Luego de una larga conversación en la que yo evitaba gritar para no llamar la atención de nadie en la fiesta mientras por dentro me volvía loco de la rabia y la impotencia, acabé haciendo un trato con ella: yo tendría casi dos meses para prepararme y pensar bien qué me convenía más, y pasado ese tiempo, si no la llamaba para decirle que aceptaba asumir la responsabilidad del bebé, ella publicaría las putas fotos de mierda.

Y, la verdad, era que me conformaba con un rato de tranquilidad, o al menos con lo que en ese momento creí que lo sería, hasta que llegó aquel mensaje.

Sierra como que no podía dejar de joder nunca. La desesperación ajena era como el combustible que le permitía levantarse por las mañanas preguntándose a sí misma: ¿A quién voy a joder hoy?

Jason Collins
en línea

Capto el mensaje, ya me lo dijiste
10:34 leído

¿Qué quieres ahora?
10:34 leído

Nada
10:35

Sólo decirte que tú y esa chica...
10:35

¿Lucía, era?
10:35

Es que como Sierra insinuara que le iba a hacer algo a Lu, júralo que se iba a arrepentir el resto de su vida.

Jason Collins
en línea

Pues que se ven muy felices juntos
10:35

Imagínate cómo será su cara cuando sepa que su novio va a ser padre
10:35

Sabes perfectamente que el niño que llevas dentro no es mío
10:35 leído

Sí, pero ella no
10:35

Si tú supieras, pensé, sintiéndome satisfecho por habérmele adelantado. Sin embargo, preferí no decirle nada de que Lucía sabía, por su seguridad.

Jason Collins
en línea

Te tengo una pregunta
10:35

¿Cuando lo haces con ella nunca te acuerdas de mí? ¿De nosotros?
10:35

Digo
10:35

Como hubo una noche en que hasta me llamaste "Arz"
10:35

No sé si te pasará con todas tus ex's
10:36

Mierda, habló por mí mi subconsciente, intentando aguantar las ganas de acercarme con una buena escoba hasta su casa.

Y por mucho que fuera verdad lo de que cuando estuve con Sierra no paraba de pensar en Arzaylea las 24/7, Lucía no se comparaba a ninguna de las dos. Yo no necesitaba a nadie más que ella para sentirme completo, en todos los sentidos posibles. Así que la respuesta a su estúpida pregunta era un rotundo no.

Jason Collins
en línea

Si intimidarme es lo que quieres, déjame decirte que lo haces muy mal
10:36 leído

Y créeme que como llegues a tocarle un pelo a Lucía
10:36 leído

Vas a tener ganas de no haberte topado conmigo en tu vida
10:36 leído

Aw
10:37

Me alegra saber que la quieres tanto
10:37

Lástima que vaya a terminar rompiendo contigo cuando sepa que embarazaste a tu ex y la dejaste tirada
10:37

Qué insoportable era, de verdad. No entiendo cómo no pude verlo en su momento, ni cómo pude pensar por tanto tiempo que en ese ser había amabilidad y buenas intenciones en lugar de descaro y maldad.

Jason Collins
en línea

¿Te puedo decir algo?
10:37 leído

¿Qué cosa?
10:37

Que te vayas a la mierda
10:37 leído

Y ahí me salí de su chat, cerrando la aplicación para evitar saber nada de ella por el resto de la noche. Sólo me quedaba intentar no darle vueltas al asunto por lo que quedaba de día, y esperar no tener ninguna pesadilla acerca de la loca de mi ex.

Já, como si pudiera escapar de ella así tan fácil.

La verdad es que no me hubiera quejado tanto de saber que en tan sólo unos días, Sierra no sería la única de mis ex's que me causaría problemas. Y vaya problemas...

Alo.

Les cuento que ya estoy empezando la historia de Calum y... Ya todos sabemos quién, pero pa'l caído de la mata le dejo la duda.

Y nada, vale. Los amo😍

~Camula🥰

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