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Dedicación pa' -marikisima , aimr04 , JuanPedroEstafador , AnyiBlue , Babylonx5sos , justlikkev , fangirlarepxs y shxwnlxver ❤️
Dedicaciones pa' los 4/5 que más comenten.
Btw, la nota es importante.
Los amou❣️
Paseaba mis ojos por la terraza, donde unas cuarenta personas caminaban de aquí pa' allá, ya fuera bailando, conversando o bebiéndose hasta el alma en una copa.
Había menos bululú del que había esperado, la verdad. Supuestamente porque al Maikol no le gustaban demasiado ese tipo de fiestas hollywoodenses donde se llegaba medio mundo. Tipo los quinceaños, tú sabes, que la gente se coleaba: comenzaban siendo ochenta personas, y terminabas viendo al peliculero de la esquina de tu casa dándole hasta abajo en la pista.
Pero bueno, por mí mejor, porque de pana que esa noche no me quedaban ganas de socializar mucho. Como cuando te dicen tus panas pa' salir y metes una excusa cualquiera con tal y quedarte durmiendo. Cosas de flojos.
Ajá, total que bueno.
El Miguel andaba por allá con su gente que llevaba meses sin ver mientras el grupito Ayuda nos juntamos en una esquina a hablar paja.
De paso, marico, tengo que decir que los señores pelilocos papás de Mike eran igualitos al mariquito ese. Parecían todos salidos de la misma fábrica, literal.
Cosa 1 y Cosa 2 se quedaban pendejos.
—Es increíble que se lo hayas dado a ella antes que a mí —se quejaba Calum ante Luke, refiriéndose al collar que colgaba de mi cuello sobre el escote que dejaba entrever mi vestido.
Epa, por cierto, este espacio es patrocinado por PrettyLittleThing. Esa gente me mandó un vestido todo bello como agradecimiento por nombrarlos en un vídeo recorriendo Madrid, así que gracias, La Gerencia.
Pero, de pana, ya dejando la publicidad, el bicho vestido ese era beio'. Era como de tela de un plateado clarito con cagarruta de unicornio —o sea, brillitos—, sueltico, y así como con arruguitas no intencionales. La parte que me cubría el pecho de lado y lado dependía sólo de dos cadenitas que acababan juntándose en mi cuello en forma de gargantilla, dando lugar a un escote que no era demasiado cubierto pero a la vez no demasiado abierto hasta el punto de parecer vulgar. En favor de aquello, la espalda estaba totalmente descubierta, como si no llevara nada, hasta llegar a la zona de la pantaleta donde obviamente estaba todo bien tapado, continuando con la parte baja del vestido. Y eso.
Bueno, entonces, que nos desviamos un chinbirix.
—Muchacho marico —defendí mi vaina, mientras Luke aferraba una de sus manos a mi cintura con la otra sosteniendo el ron con Coca-Cola que nos habían traído hace rato.
—Conociendo a Hemmings seguramente te soltó un discurso todo meloso antes de siquiera sacar el collar —apostó por ello Rena Lovelis, dándole vueltas a su pelo rosado.
Me recordaba demasiado a alguien...
Yo de pana no superaba haber conocido a esa chama y a su hermana. Literal las amaba burda, tanto a ellas como a Hey Morado en general. Pero bueno, había que disimular los ataques de fan loca, tú sabes. Sacando pa'lante la versión venezolana de Starstruck.
Luke echó sus pepas de ojos bien pa' atrás, ya acostumbrado al bullying que le hacían.
—Y la carajita esta ya se veía a sí misma con el vestido de novia —salió a decir Ranchi, cagada de la risa por la cara que puse cuando pronunció esas palabras.
Mi mejor amiga tenía que ser pa' conocerme tan bien.
Mientras aquellos seguían metiéndose con nosotros como los piaso' 'e envidiosos que eran, yo levanté la mirada y ladeé la cabeza para hablarle a Luke cerca del oído. —Si algún día se te ocurre hacer esa vaina, que espero que aún no —le aconsejé, dejando que mi pelo cayera en ondas sobre su camisa—, tiene que ser en la Torre Sindoni.
Él frunció el cejo. —¿En dónde? —me preguntó por lo bajo, algo confundido pero a la vez agarrando dato mentalmente.
—En mi ciudad allá en Venezuela: Maracay. —No pude evitar sonreír, reviviendo mis recuerdos de la infancia, cuando podía pasarme horas admirando aquel rascacielos maracayero—. Torre Sindoni, piso 27. En el restaurante este... —Chasqueé los dedos consecutivamente, tratando de acordarme del nombre del sitio ese al que media Aragua quiso ir por un buen tiempo—. Shambala, se llama.
Él se rió también, sabrá Dios por qué. —Lo tendré en cuenta. —Luego me acarició la piel desnuda de la espalda, mientras yo recostaba la cabeza de su hombro, ambos regresando a la conversación grupal.
—Entonces, ¿nos echamos otra ronda? —ofrecía KayKay Blaisdell a Misión Vivienda y a las panas de Hey Morado, las Lovelis, sacudiendo un chin su vaso vacío.
—¿Maduro es colombiano? —dio por respuesta Fiorella, sí-a-todo mode on.
Los incultos aquellos se le quedaron viendo tipo:
...sin entender un coño de la referencia. Pajuos, pues.
Ella hizo un gesto con la cabeza, rodando los ojos en el proceso—. Que sí, vale. Más claro que el agua.
Riéndose por los comentarios de la catira, las otras tres le echaron una miradita al resto del grupo antes de dejar la peluca en dirección a la barra.
Yo siempre por fuera como la Guayabera.
A medio camino, la en ese entonces pelinegra Nia Lovelis, volteó su carita de niña mal un chin pa' atrás, hacia Calumcio. Este le regresó la sonrisa con una doble intención bastante obvia.
Yo sabía, dije internamente al notar lo que pasaba entre esos dos individuos.
Qué léxico, vale. Parezco la propia narradora de Animal Planet.
Bueno, chic@, a lo que quiero llegar es a que yo estaba clara que esa gente tenía su vaina.
Aquello me creo un peo mental que me hizo pensarme dos veces lo de presentar a Calum y Bárbara, porque yo conocía al chino aquel, y ese mariquito no tenía escrúpulos a la hora de jugar con los sentimientos de la gente sin importarle mucho. Y yo lo quería así y todo, pero mi hermana era territorio intocable.
—Chicos —llamó una voz femenina por encima del murmullo general, cortando mis pensamientos—. Mike los está llamando.
Luego de sacudir levemente la cabeza para volver a la realidad, levanté esta misma hacia la dueña de dicha voz, la Cristalito.
Ashton y Calum se miraron entre sí, ambos coincidiendo en que desconocían el por qué los llamaba Michael. Quisieron incluir a Luke en su intercambio de miradas, pero el poste estaba más ocupado alejando sus manos de mi cuerpo para sacarse el celular del bolsillo.
—Necesita que vayan un momento —explicó Crystal por su jevo, ante la cara de perdíos de Cashton—. Está por allá... —La chama que tenía ese pelo que parecía un algodón de azúcar, señaló en dirección a un grupo de gente que se acumulaba cerca de unas mesitas. Así así a ojo pelao', podían verse a unos cuentos pelilocos a lo lejos, haciéndole compañía al principal.
—Yo ahora voy —les dijo Luke, pasando a estar súper concentrado en su teléfono de un momento a otro—. Necesito hacer una llamada primero.
Fonzi y Bonzi se miraron entre sí, aún confundidos, pero decidieron no preguntar y en su lugar hacer caso a las peticiones de Mike.
—¿Qué querrá ahora? —le preguntó aLRighT LoS anGELes a the sensation, mientras se alejaban de nosotros a paso lento.
Lo último que pude ver antes de girarme hacia Luke, fue la encogida de hombros de Calumcio.
—¿Todo bien? —pregunté al jevo mío, mirándolo con las cejas hundidas en una mueca de preocupación.
Me había parecido raro, pues, que de repente pasara de estar riéndose con nosotros a ver su celular como si no hubiera otra cosa importante ahí. Demasiado zozpechozo para mi gusto.
Él separó la mirada de su aparatico un par de segundos para pasarla por mi cara, queriendo reconfortarme con esta. —Todo perfecto —me tranquilizó, rozando momentáneamente uno de mis brazos con sus manos de guitarrista—. No tienes de qué preocuparse. —Hizo un ademán con una mano, como haciéndonos saber a la vidrio-roto y a mí que iba a irse por allá a resolver su vaina.
Y así hizo: se llegó hasta una esquina de la terraza cercana a donde se hacía la fogata, ignorando mis ojos cuando lo buscaron en todo su recorrido hasta allí.
Iba a montar una piscina de pelotas con las bolas que me estaba parando.
Equis, me calmé a mí misma, a pesar de todo. Seguro será una mariquera que no vale la pena contar.
Yo de pana no quería convertirme en una de esas cuaimas celópatas y controladoras, así que lo mejor era tragarme las preguntas con un poquito de ron y dejarlo ser. Luke sabía que podía confiar en mí, así que él veía; ése era su peo si me contaba o no las cosas.
—¿Qué tal, Lucía? —interrumpió mis juegos mentales la pelo carnavalero—. ¿Qué ha sido de tu vida estos meses?
Yo miré a mi alrededor, cayendo en cuenta que del grupo de ocho personas sólo quedaba yo, además de la recién llegada Crystal.
Qué bolas. La excluida, entonces. Si no fuera por la peliloca, estaría más sola que la carretera 'e Ocumare a las diez de la noche.
—Todo fino, marica —le respondí, cruzándome los brazos a la altura de las tetas, mientras intentaba no pensar —. Calándome a los cuatro gafos estos con todo el gusto del mundo. ¿Y tú qué has hecho, chamix?
Ella se rió por mis frases criollas, como siempre. Pura tipa seria la Cristalito. —¡Uffff! Un poco de todo —exageró, dándole a la mano como para agregarle dramatismo a la vaina—. Acaban de contratarme para llevar la nueva colección de invierno de Bershka, y también saldré en las fotos de los mostradores de las Stradivarius en Los Ángeles.
Nawebona. ¿No será como que poco? Ella produciendo y uno pensando que la bicha esa vivía de una mata 'e rial' que tenía escondida en su casa.
—Ah, y en vacaciones del año que viene puede que Guess nos lleve en un viaje de promoción a Bali —agregó, volviendo a subirse la manga caída del suéter al hombro.
—¿Guess? —pregunté, pareciéndome increíble que la marica hubiera conseguido contactar con esa gente—. ¿Guess, Guess? ¿Los que de vaina y no se limpian el culo con billetes?
Ella asintió con satisfacción, orgullosa de haber logrado involucrarse con esa marca toda vergataria.
Admito que yo me quería colear en ese viaje, ¿oyó? ¿Y pa' Bali? Con más ganas todavía. Ya me veías a mí tomándome una pastilla de chiquitolina o inventándome un inador pa' que me transportara hasta esa vaina.
Sin previo aviso, Crystal me bajó de mi nube mental, metiéndome un lepe en el brazo. Su intención era llamar mi atención, pues, pero la mamagueva me dio fue duro. Flaquita y todo, e igualito era capaz de dejarte un morado.
—Ah, y conocí a una venezolana —exclamó cuando pareció acordarse, así de repente.
—¿De pana? —Sin pararle demasiado a Crystal, yo me puse a buscar a Luke con la mirada, aún algo preocupada por la llamada esa que no terminaba de cuadrarme.
Yo sé, yo estoy clara que parecía una loca, pero es que hablando serio mi instinto me decía que esa llamada podría ser más importante de lo que Luke la hacía parecer.
¿Sierra quizás?, me pregunté, esperando estar equivocada.
Por su parte, Crystal dio la cara por nuestra conversación, asintiendo mientras sonreía con la jeta cerrada, toda cuchi—. Es amiga de un amigo de Mike... creo. De hecho, me dijo que te conocía y todo. No sé cómo se me pudo olvidar decírtelo antes.
—Ah, pues. —Alargué la "s", continuando con mi búsqueda óptica.
—En serio —insistió.
Al no encontrar a Luke en el lugar al que se había estado dirigiendo antes, me imaginé que habría entrado otra vez a la casa de Michael, así que volteé pa' allá. Pero en lugar de ver a mi novio, me encontré con la persona que menos quería ver en ese momento... Bueno, que no quería ver nunca, nojoda. No nos caigamos a coba.
—Creo que se llamaba... —Crystal se llevó un dedo a los labios, pensándolo. Poco después abrió la boca para hacerme saber su conclusión, pero yo la interrumpí con mi propia respuesta.
—Nicole Núñez.
Sí, menor, era ella; por mucho que parpadeara y sacudiera la cabeza, seguía siendo ella. La caraja acababa de hacer su entrada a la terraza, y como si ya de por sí no fuera una cagada, iba junto a Luke.
Parecía habérselo encontrado en la casa, ya que él seguía con el teléfono pegado de la oreja. Además, él señaló con una sonrisa que no me gustó mucho en dirección a Crys a mí, quedándose detrás de la pared cuando Nicole asintió y comenzó a acercarse a nosotras.
—¿Cómo lo supiste? —preguntó asombrada la vidrio roto, como si yo fuera la versión diva de Akinator.
Por cierto, ya que estamos. Ese mamaguevo genio del coño me tenía arrecha ya; siempre me ganaba el mardito'. Me adivinaba hasta el nombre del heladero que pasaba por mi cuadra. Coronando el señor Pedro, pues.
Bueno, entonces, no nos desviemos.
Yo, toda ladillada, hice un movimiento de cabeza hacia la Nico, demostrándole a Cristalito la razón por la que sabía el nombre de la tipa.
La peliloca volteó, sorprendiéndose positivamente al ver a la rubia llegándose hasta nosotras con su sonrisota toda hipócrita.
—¡Nicole, hola! —la saludó, abriendo los brazos para recibir a la gringo-venezolana en un apapucho.
Ellas se abrazaron ahí rapidito, conmigo rodando los ojos y volteando la cabeza hacia otro lado. La menor no llevaba ni cinco minutos ahí y ya me tenía cansada.
Cuando terminaron, Nicole se giró hacia mí, poniéndome una de sus mil caras, en este caso sonriente. La Fragmentada, pues. Si al caso vamos ella sería Patricia.
—¡Lucía! —me saludó, haciéndole creer a Cristalito que éramos las mejores amigas—. ¡Cuánto tiempo!
—Ja, ja —hice como que me reía, sacando a la luz la sonrisa más falsa que mis labios pudieron formar—, sí...
Ella vino y me medio abrazó, dándome un beso en el cachete.
Yo tipo:
Me provocaba era salir corriendo al baño y lavarme esa falsedad con agua, jabón y Vanish.
—¿Qué haces aquí? —le pregunté cuando se separó, teniendo que calarse mi cara de eco contigo.
Yo de pana no sabía fingir que una persona que detestaba me caía bien; se me notaba demasiado. Necesitaba un tutorial de WikiHow de "Cómo ser hipócrita". Capaz lo buscaba y me salía.
—El cumpleañero me invitó —explicó con la frente en alto, satisfecha de haberse podido inmiscuir en mi vida una vez más—. De veras sigo sin creerme que esto esté pasando. —Fingió emoción, casi que "llorándole" de la felicidad a la Crystal.
Esta cayó en la trampa de Nicole, soltando un aaaaw mientras la miraba como si fuera Meap el de Phineas y Ferb.
Ya empezamos con la jalabolería, pensé, decidiendo que aunque no me quedara de otra que calarme ver a Nicoleto por el resto de la noche, no tenía por qué reproducirme su disco rayado. En otras palabras, iba a dejar la peluca. Que ella pretendiera ser amiga de otra.
—Qué fino verte, chica —comencé a mentir, hablando bajito pa' que no se me notara el tono sarcástico en la voz—, pero voy a...
—Qué bueno será tenerte por aquí —me interrumpió Crystal, probablemente al no escucharme por el nivel de mi voz—, ahora que te quedas definitivamente en Los Ángeles.
¿Cómo es la verga?, se preguntó mi subconsciente, aún shook. NONONONONONONONO.
No, mano. Yo quería a esa marica lejos de mis amigos, lejos de mi novio, lejos de todo lo que tuviera que ver conmigo. Y no era que le tuviera miedo, claro que no, pero no tenía ni las ganas ni el tiempo pa' andar en un ring de boxeo mental constante con esa tipa. No, gracias.
—Ah, sí, Lucía —me llamó la aludida, sonriendo de oreja a oreja—. No te había dicho que me voy a quedar, por fin. —Puso las manos sobre mis hombros, kike emocionada—. ¡Vamos a pasar un montón de tiempo juntas ahora! ¿Verdad que es calidad?
Yo fingí una risa nerviosa, quitándomela de encima con delicadeza. —Sí, vale... Súper calidad, chica. —Esbocé una sonrisa así tipo las de Niall, y devolví sus manos a donde pertenecían: lejos de mí.
Mientras Nicole alababa a Crystal, diciéndole lo divertido que sería pasar tiempo con ella, pensé en una excusa para irme de ahí lo antes posible.
—Mira, muy bonito verte y todo, pero tengo una sed que no juega carrito —me excusé, cuando por fin se me ocurrió algo—. Así que me voy a buscar algo de tomar... —Comencé a alejarme, despacio, todavía con la sonrisa fingida pegada a la cara.
—Te vemos luego —aceptó mi huida la Cristina, agitando levemente una de sus manos en mi dirección para seguir hablando con Nicole.
Yo dejé la peluca, el disfraz y toa' verga, y le di la espalda al dúo aquel.
Opté por no pensar en lo que fuera que estuviera tramando la mamagueva de la Nicole, porque de pana no valía la pena. Si ella pensaba que eso era un juego, pues tendría que jugar sola. No me pensaba rebajar a juegos de carajitos. Na nai.
****
Se te cayó, me jodía mi subconsciente, mientras yo miraba fijamente al piso en busca de mi dignidad, la moral, chamita.
Haciendo una mueca de burla hacia mí misma, le di otro largo trago a mi copa, ahogando mis inseguridades en alcohol.
Estaba pasada de gafa, lo sé. Había dicho que no le pararía ni media bola a las estupideces de Nicole, lo sé. Estaba cayendo derechito en sus trampas, lo sé. Pero en ese momento, lo único en lo que podía pensar era en que ahí estaba ella, bailándole pegao' a mi novio frente a mis narices.
Así, tal cual: en el gran espacio que hacía de pista, estaba un poco 'e gente dándole al booty, entre los cuales se había metido Luke. No llevaba ni medio minuto de habérsele unido a sus amigos con el fin de divertirse con ellos, cuando Nicole le llegó y se le puso al lado, comenzando a bailarle como si estuviera en pleno puticlub.
A Luke se le notaba que estaba incómodo, porque hasta intentó echarla a un lado con delicadeza como el caballero que era. Aún así, ella no se había despegado, mucho menos al darse cuenta de que yo los estaba viendo.
Seguro te preguntas por qué coño yo no me metía ahí a darle un batacazo a la marica esa con mis propios movimientos, pero es que de pana había bebido tanto para olvidarme de la presencia de ese ser que si inventaba de desbaratarme en la pista iba a terminar era vomitando. Y no, mano, susto.
De paso que la bicha llevaba toda la rumba así, intentando caerle a mi jevo como si yo no estuviera ahí mismo. Tenía unas ganas de caerle a piña que no jugaban camión. De verdad.
—Es una perra —concordó con mis pensamientos Fiorella, recostándose de la pared de la que ya yo me sostenía—, ya eso lo sabemos. Pero no significa que tengas que beberte toda la barra, Lucía Isabella.
"Ella" era la única que parecía darse cuenta de quién era Nicole en realidad, porque el resto estaba encantado con la nueva visitante. Si tan sólo la conocieran de verdad.
—No estoy borracha —la tranquilicé, igual de sorprendida que ella poro aguante—; no todavía. Pero dame unos minutos más viendo cómo la ridícula esa le menea la chapa a Luke y créeme que no dejo Cacique pa' nadie.
Fiorella negó repetidas veces con la cabeza, soltando un suspiro. —Cuando tomas te me apajuateas, de pana. —Separó su espalda de la pared de mármol, haciendo una mueca de desaprobación antes de alejarse de mí, como todo el mundo había hecho esa noche—. No me vayas a dar las gracias, después, Borrachín —le escuché decir a medio camino.
Wtf, pensé. ¿Qué habla esta loca? Más o meno. De panita que no entendí.
Regresando a la actitud depresiva que me traía la bebedera, apoyé también la cabeza del frío material de la pared de aquella esquina apartada en la que estaba. Seguí alimentando mi estupidez regresando mis ojos a los dos bailarines estrella de la pista, nótense mis celos.
Lo que no me esperaba, era ver cómo Fiorella se entrometía entre ellos, interrumpiendo a la Nicole en pleno ritual de apareamiento para apartar a Luke de su lado y así poder decirle algo al oído. Sin nada de disimulo, movió la cabeza en mi dirección.
Yo giré la mía, haciéndome la que no los había estado observando a detalle desde la distancia. Así seguí, entendiendo por qué debería de darle gracias a la vergataria de mi mejor amiga cuando Luke dejó a un lado el baile para llegarse hasta mí.
Yo escondí media cara dentro de la copa, evitando mirarlo a los ojos cuando se detuvo frente a mí, dejando el resto de la fiesta fuera del alcance de mi campo de visión.
—Lu —me llamó por el diminutivo del diminutivo de mi nombre, buscándome la mirada con la suya—. Amor, ¿qué tienes?
Yo ignoré el primer llamado, tratando de buscar las palabras para hacerle saber que estaba celosa sin quedar como una loca.
—Hey, Lu —insistió él, acercándose más a mí para rozarme ambos brazos con sus suaves manos—. No me gusta verte así. Si es por la chica...
—No la soporto —solté sin más, ahora sí viéndolo a los ojos—. Lo hace puro para joderme la paciencia, como si fuera yo quien le hubiera hecho algo malo y no ella misma. —Hice una pausa, dándome cuenta de que acaba de cagarla—. Perdón, pero de pana no aguanto.
Yo pensaba que ya que había hablado mal de la menor aquella, la que quedaría mal ante mi propio novio sería yo. Al fin y al cabo eso era lo que Nicole quería: jugar ella el papel de la niña buena atacada por una psicópata, a quien yo personificaba. Lo peor es que me había tragado el papel con cartón y todo.
Con lo que no contaba, era con que Luke no era tan pajuo como aparentaba, al menos un 80% de las veces. Pero además de eso, que me quería de verdad, y por ello, le daba igual lo que cualquier otra persona le dijera, él confiaba en mí. Al menos eso se suponía en ese entonces.
—Mi mamá me prohíbe hablar así de una chica —dijo Luke en lugar de darme la espalda, dándole su toque de humor con una sonrisita burlona—, pero por mí que a Nicole la jodan.
Admito que me reí. Liz Hemmings haciéndolo todo bien desde... el año en que naciera esa señora. Amando a mi suegra con todo el cora.
—Sabes perfectamente que no tengo ojos para nadie más que tú —continuó Luke, satisfecho por haberme hecho soltar una carcajada y salir de mi depre—. Te lo he demostrado de todas las maneras posibles, ¿o no? —Se agarró el collar con la bandera de Venezuela, como indirecta, pelándome los ojos en el proceso.
—Existen muchas venezolanas —regateé, aún encogida en mi esquinita, como sin querer aceptar tan fácilmente que Luke tenía razón.
Luke, quien no se rendiría tan fácil, le dio la vuelta al collar, dejando ver el nombre que estaba grabado detrás. —¿Y todas se llaman Lucía Rodríguez?
JAJAJAJAJAJAJA, qué pajua soy. Ni me acordaba que ponía mi nombre en la parte plateada que cubría la "espalda" de la bandera.
—Te sorprendería lo común que es mi nombre —seguí haciéndome la difícil, pero siendo sendo fail al reírme como la propia pajua.
—Lo que me sorprende es que mi novia acaba de decir una frase sin ser marginal.
Ay, no, man. Admito que lo amo. Ese niño había conseguido subirme el ánimo con una conversación tan corta. Nawebona. Un premio, puej.
—Tú ganas, vale —cedí, separándome de la pared, aunque seguía con los brazos cruzados frente a mi pecho.
—Yo siempre gano. —Levantó las cejas, con una cara de gozó increíble.
Sí, Luis, pensé, pero lo dejé quieto que creyera que sí. Se lo merecía.
—Pero ahora... Con respecto a lo de que sólo hay cabida en mi mente para ti... —añadió, obligándome con suavidad a deshacer el bloqueo que tenía con mis brazos para poder entrelazar los dedos de su manos con los de las mías—. ¿Qué tal si se los demostramos?
Ay chiamo. Se prendió.
Idk cómo (no me digan moco, pls), pero el cap salió súper largo.
Se debe más que nada a que andan activos en la pista, y esa cosa se recompensa, pa' que vean, vale.
Nada, eso era lo importante. Y decirles otra vez que los loviu😘
~Camz🥰
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