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Dedicación pa' @RapNutella1995
QueenBeckDavies @aimr04 @luisangela123 @YakieftAgust AmyJaneMuller ❤️
Mientras más activ@s estén, más sorpresas como este maratón😏
Naguevona de susto.
Di un pequeño salto sobre mi asiento, mirando a mi alrededor hasta encontrarme con el susodicho.
Hablando del rey de Roma, pensé, irguiéndome en mi silla. La postura era lo primero; pero cuando estaba el crush, porque cuando no, parecía hasta el jorobado de Notre Dame.
Al verlo, me sorprendí un poquito, puesto que pensaba que el grupo ya habría salido hacía rato, pero después asumí que se habrían retrasado por equis cosa.
—¿Qué te puedo decir? —Apagué la cámara para luego bajarla; no quería que supiera que me lo estaba buceando—. ¿Cuándo llega tu cita?
Luke, quien venía vestido bastante casual como para ir a salir por ahí con un culito, echó la silla restante de la mesa hacia atrás para proceder a sentarse en ella.
Ay, no, pensé, ya puedo tirar a la poceta mi oportunidad de fantasear con las fotos de mis aps durante el resto de la noche mientras como helado y lloro por mi soltería.
Él rió. —La cancelé —dijo, restándole importancia.
Esquiusmi. ¿Cómo era la verga? ¿Le había cancelado a Nia? ME-NOR. Se prendió, aunque ahí como que había gato encerrado, deportado y devuelto pa' Tocorón. No me terminaba de cuadrar lo que estaba diciendo.
De todas maneras yo no tenía peo en que hubiera dejado plantada a la chama. Por mucho que me cayera bien Nia Lovelis, prefería a Luke conmigo.
Ups.
—¿El perro de Luke Hemmings sin jeva su única noche libre del mes? —le pregunté, fingiendo impacto.
—Increíble, lo sé —me siguió el juego con sarcasmo y puso sus manos sobre la madera, echándose un poco para atrás en la silla—. La verdad es que no estoy de ánimo para una cita. —Me miró desde el otro lado de la mesa—. ¿Y tú? ¿En serio vas a trabajar en tu única noche libre?
Epa, ya va. Empecé a sacar mis cuentas mentalmente, reparando en que si aquellos se habían ido por ahí, y el resto del staff —según nos habían dicho— se iba a un concierto de Coldplay que había cerca, eso significaba... Que Lukrecio y yo estábamos solos solitos.
Ay no, marica. Nervios mezclados con ganas de salir corriendo era como juntar Redbull con ponche crema.
Susto.
—No me queda de otra —contesté, encogiéndome de hombros—. Tengo que terminar ese póster, si no, Edward me escoñeta.
—¿Y tienes si quiera una pequeña idea de cómo lo vas a hacer? —me preguntó, levantando una ceja.
Marico, qué bello era. Literal, no sé qué le había pasado esa noche que se había vestido de una manera sencilla, pero que se le veía súper bien. Sin cajas fuertes ni vainas locas.
Llevaba una camisa blanca, con los tres primeros botones desabotonados, sin mostrar casi nada de pecho. Encima, llevaba un suéter negro tipo estos gringos que tienen como doble raya blanca en el cuello y las mangas. A todo eso, le metía un pantalón negro y unos zapatos deportivos. Normalito, pero había algo en ese conjunto que coño...
Pa' mí que era el suéter, mano. Tenía que ser.
—Ni la más mínima. —Sin darme cuenta yo le estaba dando a la pierna pa' arriba y pa' abajo como siempre. Qué peo con los nervios—. Se aceptan sugerencias.
Él miró pa'l techo, apretando la boca de un lado, cosa que hizo que le saliera uno de sus hoyuelos. Se lo pensó un rato, y en la sala de espera imaginaria, yo comencé a darle vueltas a mi conversación de hacía rato con Ashton.
"No es por ennubarte, como dices tú, pero si te fijaras en cómo te mira cuando sabe que no te das cuenta... No dirías lo mismo."
Verga, si tan sólo hubiera tenido ojos en la nuca...
De todas maneras no me creía esa vaina, pues. Luke y yo podríamos estarnos llevando muy bien últimamente y todo, y a mí me había llegado a contar cosas que según él no había dicho a nadie más; pero eso no significaba nada. Nos tirábamos puntas y lo que tú quieras; pero tampoco significaba nada. Incluso a veces, como Ash había dicho, podía sentir, o imaginar por pendeja e ilusa, que me recorría con la mirada. Pero eso, en esa época donde todo daba igual y el concepto de amor estaba tan distorsionado, seguía sin significar nada.
Lucía Rodríguez, Acción Poética, 2018.
—Ya sé —clamó Luke, sacándome de mi ensimismamiento—. ¿Qué te parece si te paseo por la ciudad a ver si te inspiras? —Arqueó los hombros y levantó sus manos a forma de pregunta—. Chicago es otro mundo de noche; te lo aseguro.
No si. A la que pasean.
—La perra entonces —dije lo primero que se me ocurrió.
—Ay, Lucía —replicó con una media sonrisa. A este como que se le estaba pegando lo criollo—. Tú sabes a qué me refiero.
Obviamente que sabía lo que implicaba salir de noche, a solas, con Luke Robert Hemmings. Yo no nací ayer. Y no era como si no quisiera, de bolas que quería. Además, era buena ayuda para lo del póster. Pero el problema estaba en que yo me conocía, y si me ponías en un ambiente quesuo con mi ap de toda la vida no me iba a resistir, marica; y como yo sabía que Luke no me iba a parar bolas, seguro la cagaba y el bicho no me hablaba más nunca.
—No sé... —Me llevé la mano a la nuca, haciendo una mueca.
—Al parecer las venezolanas no son tan atrevidas como dicen... —replicó, sabiendo perfectamente que estaba tocando mi punto débil—. Más bien... ¿cómo es que dicen ustedes? ¿Achantadas?
Enarcó una ceja, mirándome retadoramente. En sus ojos podía verse que lo hacía a propósito el mamaguevo ese. Y yo como pajua claro que caí en su trampa, pues. Con mi patria no te metas.
—¿Ah, sí? —Palmeé la mesa fuertemente, levantándome de golpe de la silla, con la cámara y su forro colgándome del cuello—. Achantado el culo tuyo.
Rió, levantándose también, gozando un puyero. —Demuestra que me equivoco entonces. —Se inclinó sobre la mesa, hacia mí, quedando a pocos centímetros de mi cara.
Yo por dentro, tratando de contener los nervios:
Imagínate tener a Luke Hemmings, sí, al webon ese, así de cerca, mirándote fijamente a los ojos...
Me quedé petrificada, marica. Ni que estuviéramos jugando congelados, pues.
Pero reaccioné. Y menos mal que me dio por moverme, porque casi me da un cucaterremoto en ese momento.
—Con una condición —cedí, irguiéndome. Él bajó su rostro hacia mí, con una sonrisa gozona de medio lado, indicándome que continuara—: vas a dejar de decirme "gnomo de jardín." ¿Trato? —Le extendí la mano, esperando que la estrechara.
Él se rió de que realmente le hubiera pedido eso, pero acabó contestando de todas maneras, envolviendo mi pequeña manito con la suya—Hecho, enana.
No si. Cuando te cambian un apodo por otro. Explícame tú.
—No jodas —me quejé, frunciendo el cejo, aunque en el fondo admito que me reí—. Eso no se vale.
—No dijiste nada de "enana" —se defendió, levantando un chin las manos, con los hombros encogidos—. Y ya el trato está hecho, así que vamos, Lu. —Hizo un movimiento de cabeza hacia la salida, indicándome que lo siguiera.
Se dio la vuelta, todo confiado de que yo iba atrás, pero pasados unos segundos tuvo que girarse otra vez, y ver que en vez de seguirlo yo estaba era sacando mi billetera, aún en la mesa.
Me miró con confusión, preguntándome telepáticamente qué estaba haciendo.
—Coño, Lucas Roberto —le expliqué a lo lejos, sacando la plata—. No me voy a ir sin pagar.
Él se rió conmigo de su propia pajuatada, llegándose nuevamente a la mesa donde yo estaba, para acompañarme a pagar el jugo que me había estado tomando antes de que el niño llegara.
Y una vez entregada la plata, nos fuimos del hotel.
****
—Entonces, chamito —le cuestioné, ignorando lo nerviosa que me ponía su presencia—. ¿Pa' dónde vamos primero?
Íbamos caminando por la acera de la calle paralela al hotel, del que habíamos salido hacía poco. Habían varias personas caminando de un lado a otro, tiendas abiertas y demás, así que tampoco era como que estuviéramos sólo nosotros.
—Es una sorpresa —me contestó Luke, sonriendo con autosuficiencia.
Me di la vuelta hacia él y empecé a caminar de espaldas, cosa que hizo que la cámara que me colgaba del cuello diera un brinco sobre mi pecho. —No seas gafo y dime, vale.
—Mmmm... —se hizo como que lo estaba pensando, pero acabó negando con la cabeza—. No lo creo.
Me giré nuevamente, dando pequeños saltos al caminar, bastante animada. —Mámalo. —Me adelanté un chin, kike haciéndome la arrecha, y dejándolo a mi espalda.
De repente, sentí un par de manos rodearme el cuello, y cuando me di cuenta de lo que pasaba, Lucas Roberto ya me había quitado la cámara.
Dame paciencia, pensé, dame paciencia.
—Coño 'e la pepa —me dije a mí misma por haber descuidado mi aparatico, y luego me dirigí a él—. ¿Vas a seguir con la guachafita?
—Deberías aprovechar que tan amablemente, como el buen amigo que soy, te estoy dando un tour por la ciudad —se defendió, prendiendo la cámara—, y hacer un vlog de estos que haces para tu canal.
"Amigo". Auch. Eso dolió más que una patada en las bolas imaginarias.
—Tú ¿cómo sabes que La Güaira es lejos? —le cuestioné, enarcando la ceja con una sonrisa de medio lado, y el me miró con el cejo fruncido, confundido pero divertido—. Pa' que me entiendas: ¿cómo sabes qué hago yo en mi canal?
—Y tú ¿cómo te sabes de arriba a abajo la setlist del tour? —me interrogó de vuelta, a modo de broma.
Cuando lo miré tipo...
...añadió: —No creas que no me fijo en cómo siempre cantas cada frase de cada canción en cada concierto.
¿Más o menos qué hacía él fijándose en mí? Ay vale. Ya sé quién te rellena pan canilla.
Ya quisiera yo.
—Bueno, sí, chico, yo admito que soy fan de ustedes, si tú admites que te pusiste a ver mis vídeos —le reté, mientras él comenzaba a grabar con la cámara.
Si te preguntas por qué lo sé, es porque se le prendió el botoncito rojo.
—Culpable. —Levantó una de sus manos, así como diciéndole "presente" a la profesora, mientras su otra mano seguía sosteniendo la camarita—. Ahora, deja de ser una maleducada y saluda a tus seguidores.
Rodé los ojos, pero terminé sonriendo y haciéndole caso.
—Hola, mis amores —dije en español, siguiendo mi camino, y de vez en cuando caminando de espaldas para poder mirar a la cámara—. Hoy estamos aquí en Chicago, y alguien —resalté el "alguien", payaseando con los ojos, cosa que hizo que Luke se riera. Aunque seguro que se rió fue por el gesto, porque ese no entendía ni papa del español— va a hacernos un tour por la ciudad. Considerando de quién se trata, nos deseo suerte, la verdad.
Hice una pausa para mirar al catirrusio, y me di cuenta de que estaba más desconcertado que'r carrizo, así que decidí hacer un cambio en la dinámica del vídeo.
—Como estamos en Gringolandia —agregué, en inglés—, me toca hablar en English pikinglish. Pero los que rasparon inglés no se preocupen, porque vamos a ponerle subtítulos a esto. Cuando lo edite, claro —aclaré a Lukrecio—. Así que bueno, ajá. Empecemos.
Me acerqué a él y tapé la cámara, por un momento, luego quitando la mano del lente. Lucas me vio rarito, así que le expliqué. —Es un efecto de vídeo que al editarlo queda bien chill, así que te agradezco que dejes de mirarme como si estuviera loca. Gracias, la gerencia.
—No lo haría si no lo estuvieras —replicó, mirándome a través de la cámara—, y tú y yo sabemos que eso no es así. Por eso es mejor que te acostumbres.
—Pir isi is mijir qui ti aquistimbris. —Lo imité, haciendo muecas con la cara—. Me caes mal.
—Quien no te conozca que te compre —me salió con el dicho más venezolano que las hallacas, cosa que hizo que me sorprendiera y la vez me riera, porque admito que sonaba raro al escucharlo en él.
Te apostaba un camión de ilusiones —aprovechando que yo tenía bastantes— a que eso se lo había enseñado Fiorella... digo, Ella.
De pana no sabía por qué me daba tanta risa decir eso.
El punto es que esa bicha era burda 'e loca diciéndole esas cosas a los 5 Ayuda, sobre todo sabiendo que después se les pegaban.
—Y bueno, Rodríguez —cambió de tema, echando un vistazo por encima del aparatico—, cuéntanos. ¿Cómo fue que te metiste en este mundo de YouTube?
—El que me entrevista, entonces. —Me crucé de brazos, mirándolo incrédula.
—Ah —me reclamó, devolviéndome la incredulidad fingida—, tú sí me puedes entrevistar a mí y hacerme bailar La Macarena a mitad de interrogatorio, pero yo no te puedo entrevistar a ti.
—Buen punto —acabé dándole la razón, acercándome más a él mientras seguíamos caminando por la acera.
—Contesta a las preguntas entonces —insistió, dejando pasar a una chama que venía con todo el apuro del mundo.
—Vermale, tú sí eres intenso. —Me pegué a las paredes de las tiendas, sin llegar a tocarlas, para no incomodar a la people—. Pa' que veas que soy la mejor amiga del mundo —le devolví el coñazo del "amigo"—, como tú me contaste lo de la innombrable, yo te voy a contar un betica que nadie se sabe.
Él me hizo señas, recordándome que todavía estaba grabando, así que yo le expliqué que después iba a cortar esas partes.
—Tú imagínate que la cámara no existe —le aconsejé, echando la cabeza hacia atrás para mirarle—, que así las mejores tomas salen solas.
Él asintió, agarrando el aparato con más soltura. —Ok. Ahora sigue contando.
Negué varias veces con la cabeza al ver que Luke dejaba salir a la vieja chismosa que llevaba dentro, y empecé a echar el cuento.
****
Como aquella vez en la roca, nos habíamos puesto a echar cuentos; pero había algo distinto, porque esta vez teníamos confianza, y técnicamente ya nos conocíamos lo suficiente como para profundizar los chismes.
Así, yo le había hablado de un episodio de mi vida que nadie, pero nadie aparte de mí conocía.
Resulta que, contrario a lo que había dicho Fiorella esa vez en el bar, a mí me habían empezado a hacer bullying mucho antes de abrir mi canal de YouTube.
En primaria, mis compañeros me tenían mucho reconcomio por yo ser la típica niña veinte del salón, y esa rabia, envidia, o como lo quieras llamar, aumentaba con el hecho de que los profesores siempre me pusieran como ejemplo para regañar a los otros.
La gente aprovechaba que yo era rellenita para meterse conmigo y hacerme sentir mal. De ahí que aún hoy en día tenga el autoestima por el piso.
El punto es que yo me quedaba callada de la boca y no le contaba a nadie lo mal que lo pasaba.
—Pero, ¿por qué no le dijiste a tus padres? —me había preguntado Luke—. Ellos te podrían haber ayudado.
Ahí, yo le expliqué que mis papás habían estado a punto de divorciarse, y yo no quería causarles más problemas, al igual que a mis hermanos, ya que a ellos los estaba afectando bastante la situación en casa.
Total que un día, cansada de tener que tragarme todas las cosas que me decían en el colegio, decidí hacer una especie de diario para desahogarme. Pero como yo era la reina de la originalidad, hice un videodiario, inspirada por "¡Buena Suerte, Charlie!".
El peo fue cuando Daniel, quien tenía que publicar el vídeo de una presentación que le habían mandado a hacer en el colegio en YouTube, se equivocó de vídeo, y publicó el mío.
Yo me vine enterando fue cuando a mi hermano le pusieron el 01.
Gracias a Dios yo no había contado nada de lo del bullying en la grabación, solamente cosas cómicas que me habían pasado en el día.
Daniel me había dicho que sus amigos se habían reído bastante al ver la broma en su salón, y me animó a que grabara más vainas locas como esa.
—Y así —acabé de contarle a Luke—, fue como nació mi canal. Ya el resto de la historia la contó Fiorella.
—Y ¿por qué nunca le dijiste a ella? —inquirió, mirándome a los ojos.
Yo me encogí de hombros. —Fiore cree que fue ella quien me salvó del acoso escolar. Y aunque no sea así en verdad, sí fue la primera persona externa a mi familia que se tomó la molestia de llegar a conocerme. —Hice una breve pausa, sin poder evitar sonreír ante lo mucho que quería a mi amiga—. Es mi heroína, y pretendo que siga sintiéndose como tal.
—Entre tú y yo —me dijo Luke, con la misma voz suavecita con la que hablaba el otro día—, te admiro. Ojalá todo el mundo se preocupara por los suyos tanto como tú.
Me sonrió de lado, mirándome con unos ojos que marico... Provocaba meterle ahí mismito.
Es que man, era increíble que fueran del color exacto que a mí me gustaba. Como azul profundo, pero no oscuro, sino como del color del cielo.
Qué arrechera que fuera tan inalcanzable.
—Llegamos —anunció él, haciendo que dejara de bucéarmelo para voltear a ver el lugar.
Y mano. Nawebona. Se pasó de bello.
¿Qué les parece el maratón sorpresa?
Esas cosas salen solas cuando interactúan mucho y dan todo su apoyo, so, como comentaron burda en el cap anterior, aquí está este.
Y desde hace burda que las tengo con el DJ Tijera, así que por lo menos ahora tampoco es como que los estoy dejando en misterio tan así. Pero no se acostumbren.
¿Todavía piensan que Ashella mate el queso primero, o...?
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