Isla Martín García, patrimonio nacional
Por @Nathivo
Hoy vamos a dar un paseo por una de las islas más emblemáticas de nuestro país: la Isla Martín García. Está ubicada a 46 kilómetros de Buenos Aires río adentro, sobre el propio Río de la Plata, apenas a 3,5 kilómetros de la costa uruguaya. En épocas de marea baja, la isla es la única frontera "seca" que existe entre Argentina y Uruguay (ya te voy a explicar esto). Hoy es considerada patrimonio Nacional Histórico y Reserva Natural Protegida. Pertenece al territorio argentino y oficialmente al distrito o partido de La Plata, capital de la provincia de Buenos Aires.
Formada por roca sólida de granito, hace unos 1800 millones de años (¡Wow!), es parte del macizo de Brasilia, que llega hasta la cadena montañosa de Tandil (!). Tiene una superficie de 184 ha (hectáreas); su punto más alto es de 27 msnm (metros sobre el nivel del mar, y gracias a una chimenea...) y tiene apenas 126 habitantes permanentes, es decir, que viven durante todo el año en la isla, "aislados" (¡cuac!). Gracias a la gran cantidad de sedimento que traen las corrientes del río, se formó, junto a la Martín García, otra: la Isla Timoteo Domínguez.
Oficialmente es territorio uruguayo, y por eso se dice que la única frontera seca entre ambos países es el límite de las dos islas, ya que, cuando la marea baja, se puede cruzar de una a otra caminando, con un buen par de botas de goma (por el barro, vio).
¿Qué tiene esta isla de maravilloso? Pues, ¡qué no tiene!, sería mejor preguntar. A pesar de su acotada superficie, la isla alberga un sinfín de atracciones y peculiaridades, a saber:
• un muelle (básico ¿no?)
• un aeródromo (si leíste bien, un aeródromo, ese mismo donde andan los aviones)
• un teatro de forma muy rara (ya lo vas a ver)
• una cárcel (en ruinas hoy)
• una panadería que es famosa por hacer uno de los pan dulces más ricos del país
• más de 800 especies de fauna introducidas y una flora muy particular (por ejemplo, con un árbol parásito pocas veces visto)
• un barrio chino (?)
• un museo histórico
• un hospital que fue en su época el Lazareto "cuarentenario"
• un laberinto verde (formado por espesas ligustrinas)
• una enorme chimenea parte de los hornos crematorios de la isla de antaño
• un raro cementerio con antiguas tumbas y cruces torcidas (no parece tener precedentes este extraño hecho)
• una usina eléctrica
• una planta potabilizadora de agua
• una pintoresca hostería; una cantera transformada en pantano hoy
• una casa muy famosa donde se alojó un escritor más famoso aún (Rubén Darío)
• una poderosa batería de enormes cañones apuntando hacia río (en desuso hoy, claro, menos mal, ¿no?)
• una escuela (con jardín, primaria y secundaria)
• un centro cívico (con estafeta postal y todo)
• una plaza central (infaltable, obviamente)
• un restaurante muy peculiar (tiene una piscina)
• algunas calles asfaltadas, otras de tierra, ripio y pasto
• infinidad de pequeños senderos, del ancho de una persona, en medio de la selvática maleza que recorren la isla
• dos playas de arena de río
Todo esto, adornado con una arquitectura colonial que prima en las construcciones de la isla. ¡Ah! Y además hay 9 autos y un tractor. ¡Uff! Te agitaste de tanto leer ¿no?, yo también ¡Ja, ja! Y seguro me olvido de alguna que otra peculiaridad, pero vamos por partes (dijo Jack...).
La única forma de llegar a la Isla Martín García es por aire (gracias al aeródromo que posee) o por agua; no hay puente o camino que la conecte al continente (ni del lado argentino, ni del lado uruguayo). La única empresa que llega allí por agua es la compañía Cacciola® S.A., una empresa naviera con sede principal en la ciudad de Tigre (partido de Tigre, pcia. de Buenos Aires), la cual posee una gran flota de ferris y catamaranes a disposición para el transporte fluvial de pasajeros (hoy parte del Grupo ERSA S.A., grupo empresario argentino que posee otras cuantas empresas de transporte).
Desde el aire es posible llegar en vuelos turísticos con planes de dos horas de espera o poco más (depende el paquete que se obtenga). Entretanto, uno puede recorrer mínimamente los alrededores del aeródromo. No encontré información de rutas oficiales de vuelos a la isla. Otros son recorridos de "bautismos" que hacen escuelas de pilotos particulares como vuelo inicial y, por supuesto, en vuelos privados (generalmente desde la base aérea de Morón o desde la base Militar de El Palomar, ambas ciudades y partidos de la pcia. de Buenos Aires). Ahora sí, tener en cuenta que son bastantes "saladitos" estos combos en avión: alrededor de $15.000 por una persona en pesos argentinos, unos U$D 535,00 con un dólar a $28, como está hoy aproximadamente, contra los $1.200 que sale, ida y vuelta, en barco. Es bastante diferencia, pero bueno, es la otra opción.
Una vez llegamos a la Isla, hay varias opciones de hospedaje. Entre ellas, dos campings y una hostería muy linda. Una vez hospedados, como ya enumeramos, hay muchas atracciones interesantes, históricas, peculiares y hasta algo tenebrosas incluso. Hablaremos de las más características para no meter un enorme contenido que pueda saturar. Por ejemplo, hablemos de la chimenea del crematorio, el único punto de altura que se toma como máximo en la isla (27 msnm), en desuso hoy en día, claro. En su época, era donde terminaban los cuerpos que sufrían cólera, viruela, fiebre amarilla y demás infecciones graves de antaño, imposibles de controlar por la medicina de la época, junto al Lazareto cuarentenario, llamado así porque la gente que llegaba en barcos desde afuera, camino hacia Buenos Aires, se quedaba allí en cuarentena, para luego poder entrar al país. Funcionó hasta 1920. Fueron usados, tanto el Lazareto y el horno crematorio, como foco de control de las epidemias que azotaban Buenos Aires. A las personas enfermas se las mandaba allí a cursar su cuarentena; las que sobrevivían volvían, y las que no, terminaban en el crematorio, que hoy es una especie de museo recordatorio de nuestro propio y terrible pasado.
Otra gran peculiaridad es el tema de la escuela. Para los pobladores permanentes de la isla, existe la escuela, que cubre el jardín, la primaria y la secundaria. Luego, para seguir una facultad, los alumnos deben trasladarse a Buenos Aires. Pero la educación básica está asegurada. Por la situación geográfica y demográfica de la isla, las clases son de martes a sábados. Esto se debe a que el transporte fluvial que llega a la isla solo lo hace en días dispares, por ejemplo, hay viajes los sábados, domingos, martes y jueves únicamente. Entonces los maestros que cumplen turno en la escuela (la mayoría de Buenos Aires), llegan el martes y comienzas las clases, hasta el sábado en que viajan de nuevo a sus casas a pasar dos días (domingo y lunes). Sería su fin de semana. El resto del tiempo, se hospedan en la isla para poder cumplir con su trabajo.
Otra zona hermosa la forman dos playas cubiertas por arena de río, gruesa y de un amarillo oscuro, donde se puede nadar o incluso pescar. La profundidad media del Río de la Plata es de 10 metros, nada, digamos, para el tipo de río que es; y cerca de estas costas no supera los 50 o 60 centímetros de profundidad y así hasta los 80 o 100 metros río adentro.
El Centro Cívico es otro edificio pintoresco, con su estafeta postal antigua decorando la entrada. Allí se realizan funciones administrativas, casi como una municipalidad local. Es de arquitectura colonial y está muy bien cuidada. La plaza central Guillermo Brown se encuentra justo al ingreso de la Isla, cuando uno pasa el muelle, cruza un pequeña calle asfaltada y allí se levanta la plaza central con el monumento al que fue el primer almirante irlandés nacionalizado argentino de la fuerza naval Argentina, tanto en la cronología como en el prestigio, y consagró su vida al servicio de su patria de adopción, por lo que es considerado el Padre de la Armada Argentina.
Otra estructura interesante, en ruinas ahora, es la cárcel, que funcionó hasta 1957. Fue confinamiento de comunistas y anarquistas de principios del siglo XX. Otros presos muy famosos que tuvieron su propia estadía allí fueron el presidente Hipólito Yrigoyen, Marcelo Torcuato de Alvear, Honorio Pueyrredón, Luis Dellepiane, Juan Domingo Perón y Arturo Frondizi, entre los que más resaltan. Así como fue cárcel para algunos, fue lugar de inspiración para otros, como Rubén Darío y Jorge Luis Borges, que también han pasado por la agreste isla.
El Barrio Chino, una especie de pueblo fantasma metido adentro, fue en una época el antiguo muelle por el que se ingresaba a la isla. Se decía que era el antro de la prostitución y de la venta de cuestiones... poco legales, podríamos decir. Hoy en día, sus casas parecen salidas de un pueblo fantasma. En el interior de los restos de las construcciones, se huele a guano de murciélago y se tropieza con gruesas telarañas antiquísimas. Algunas fueron engullidas por la selva isleña y dentro de sus cuartos las malezas se filtran como dueñas de casa. Un espectáculo maravilloso e inquietante a la vez.
A través de senderos, algunos del ancho de una persona, otros del ancho de una calle, se puede recorrer casi toda la isla. A pie o en bicicleta (si llevaste una) son los principales medios para recorrerla. Es muy fácil perderse las primeras veces, pero al ser tan pequeña, realmente, siempre se sale a algún lado conocido. Una de las atracciones más raras que tiene es el cementerio (más adelante entraremos en detalles). Allí están enterrados los restos de Martín García, quien le da nombre a la isla. Recordemos que fue descubierta en la expedición de Juan Díaz de Solís, en el año 1516. Martín García, el despensero de esa expedición, murió a bordo y fue enterrado al tocar tierra. La isla, por esos tiempos, estaba habitada por indios charrúas (indígenas uruguayos) y guaraníes chandules, que ocupaban el delta del río Paraná, Martín García y las costas de Buenos Aires. A los primeros se les atribuye el episodio de 1516 en el que Juan Díaz de Solís, descubridor del Río de la Plata también, y su expedición fueron muertos y devorados por indígenas en la costa uruguaya, frente a Martín García. Sin embargo, estos indios no practicaban la antropofagia, por lo que es más probable que hayan sido los chandules los reales protagonistas de esta trágica historia.
La isla fue suelo de grandes batallas históricas. Los cañones apostados a lo largo de toda la orilla, apuntando al Río de la Plata, dan cuenta de ello. Iniciada la campaña naval de 1814, entre el 10 y 15 de marzo de ese año, se produjo el combate de "Martín García" entre las fuerzas navales realistas al mando de Jacinto de Romarate y la flota de Buenos Aires al mando de Guillermo Brown. Luego del desembarco y asalto de la isla por las fuerzas de Brown, fue evacuada por los realistas, y quedó en manos de las Provincias Unidas del Río de la Plata.
En 1826, durante la guerra del Brasil, fue ocupada brevemente por las fuerzas brasileñas y liberada nuevamente por Brown (otra vez nuestro héroe de la plaza central), que fue quien la artilló.
También fue escenario de otros combates durante el proceso del surgimiento del estado argentino. Durante el bloqueo francés al Río de la Plata contra el gobierno de Juan Manuel de Rosas en la provincia de Buenos Aires, fue atacada y tomada el 11 de octubre de 1838 por fuerzas francesas aliadas con el Partido Colorado de Uruguay y el Partido Unitario argentino, cuando se produjo el Combate de Martín García (1838). La isla fue devuelta en noviembre de 1840. Posteriormente, fue ocupada por fuerzas de Montevideo, aliadas a los unitarios exiliados. En 1843 fue recuperada por las tropas federales de Rosas, pero en septiembre de 1845 Giuseppe Garibaldi la reconquistó para Montevideo. En 1852 fue devuelta a la Confederación Argentina. Durante la Guerra entre la Confederación Argentina y el Estado de Buenos Aires, se produjeron dos nuevos combates en torno a la isla: Combate de Martín García de 1853 y Combate de Martín García de 1859.
Como verán, fue trofeo deseado de muchos países durante décadas. A cambio del reconocimiento de la soberanía argentina sobre Martín García, Argentina debió reconocer la uruguaya sobre Timoteo Domínguez. La solución adoptada, si bien no conformó a ninguna de las partes, permitió llegar a una fórmula de "mal menor", en el límite de lo aceptable para ambas naciones.
Otro dato interesante es que el adoquinado de las calles de la ciudad de Buenos Aires se hizo gracias a la extracción de granito de aquí mismo. La isla, como dijimos, es una gran roca de granito, parte del Macizo de Brasilia. Los adoquines que adornaban (y aún adornan, por ejemplo, las calles de San Telmo) y cubrían las calles, fueron extraídos y llevados en barcos o buques cargueros desde aquí, gracias a la labor de los presos que trabajaban en la cantera, hoy transformada en un gran pantano.
Para ir cerrando este extenso artículo, quiero comentar dos cosas más que tiene esta misteriosa isla. Por un lado, cuenta con un exótico teatro, el Cine Teatro Urquiza. Allí se pasaban películas en blanco y negro y se realizaban importantes obras teatrales. Tiene esa arquitectura extraña y sigue siendo otra de las estructuras más curiosas de la isla. Originalmente se trató del Salón Urquiza, inaugurado en el año 1910, con la finalidad de utilizarlo para bailes y reuniones sociales. Hacia 1919 se lo adaptó como cine y, en la actualidad, una vez al mes, se realizan funciones especiales.
Por último, hay que mencionar el cementerio, uno de los lugares más extraños. Allí mismo, donde se supone está enterrado Martín García, hay una particularidad que no se ha visto, me animaría a decir, en ninguna otra parte de nuestro continente. El cementerio está compuesto por tumbas austeras. Aunque un detalle las diferencia del resto de las tumbas de cualquier otro cementerio, estas están todas torcidas, es decir el eje central es derecho, pero el eje que cruza a este, formando la cruz, está torcido. Todas realizadas de la misma forma. Es algo muy extraño que ni el habitante más viejo de la isla sabe explicar. Hoy en día se hizo un molde especial para conservar, en las nuevas tumbas, esta alteración peculiar.
"Cementerio inaugurado en el año 1889. Presenta aproximadamente 200 sepulcros, 26 de los cuales fueron exhumados de un antiguo y pequeño cementerio de la isla, por lo que algunas de las tumbas tienen cerca de 150 años. Casi el 15% del total de los sepulcros pertenecen a conscriptos fallecidos a comienzos del siglo XX. También se observa una cantidad elevada de tumbas de niños. Llama la atención la presencia de cruces con sus brazos inclinados en muchas de las lápidas, lo que entrega una imagen misteriosa e inquietante." Así reza esta pequeña explicación que la saqué del sitio oficial del Gobierno de Buenos Aires. Buscando alguna explicación oficial encontré esta. La verdad es que en vez de aclarar, suma dudas, diría yo...
En conclusión, la Isla Martín García es un lugar que ningún argentino debería dejar de conocer. Acá se han librado batallas navales, geográficas y políticas a través de nuestra historia. Es un monumento vivo de nuestra idiosincrasia y de nuestros albores socioeconómicos. Además es un hermoso paseo, mágico, misterioso y cautivador.
Foto 1: mapa esquemático de la Isla Martín García y la Isla Timoteo Domínguez.
Foto 2: esquema de la conformación de la Isla Martín García y una aproximación de su geografía.
Foto 3: vista aérea de la Isla.
Foto 4: cartel situado al ingreso de la Isla desde el muelle, mostrando algunos de sus atractivos a los turistas (foto de mi propia confección).
Foto 5: una de las playas, la más grande, que hay en la Isla.
Foto 6: monumento de la plaza central.
Foto 7: interior del Centro Cívico (foto de mi propia confección).
Foto 8: exterior del Centro Cívico donde se observa a la derecha, la estafeta postal.
Foto 9: exterior de lo que fue la cárcel o presidio de la Isla.
Foto 10: interior del presidio hoy en día (foto de mi propia confección).
Foto 11: ingreso a las ruinas del Barrio Chino.
Foto 12: muestra de cómo avanzó la vegetación sobre las casas abandonadas del Barrio Chino.
Foto 13: unos de los tantos senderos internos de la Isla, del ancho de una persona aproximadamente (foto de mi propia confección).
Foto 14: vista aérea de una zona selvática de la Isla, justo al lado del Barrio Chino (foto de mi propia confección).
Foto 15: uno de los tantos cañones de artillería pesada montados alrededor de la Isla, todos apuntan hacia el Río de la Plata.
Foto 16: frente del Teatro Urquiza, estructura peculiar si las hay.
Foto 17: entrada al cementerio de la Isla, donde se ve claramente la austeridad de las tumbas y la extraña forma de sus cruces (foto tomada del sitio oficial del Gobierno de Buenos Aires).
Foto 18: interior del cementerio, manteniendo la misma arquitectura y principios austeros (foto tomada del sitio oficial del Gobierno de Buenos Aires).
Foto 19: foto aérea donde se ve la totalidad de las Islas Martín García y Timoteo Domínguez.
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