Marco
Pov Marco
Había salido demasiado tarde, después de esa linda presentación tuve que ser ayudante de una de mis amigas con sus vestuarios, sabía que era importante para ella, pero ¡es sólo ropa!
—¡Migueeeeeeeeel!— llegué mirando a mi queridísimo amigo como loco—¿Y ahora tú?—pregunté mirando que realmente parecía que acababa de perder su pasaporte,
—No encuentro mi sudadera, según yo si la traje, pero no está—mi amigo hacía puchero mientras parecía intentar recordar algo.
—Ya estás muy grandecito para perder una sudadera, no mames...—antes de terminar de regañarle me quede un poco congelado al ver al chino que salía de la cocina, ¿Desde cuándo había otro chino en esta casa? y más importante ¿Dónde está mi heterosexualidad? que la acababa de perder—, no mames, ¿desde cuándo hay otro chino? —murmuré bajo para mi amigo intentando sonar todo menos desesperado.
—Es Kyle, trabaja aquí, es asistente de cocina ¿Y dónde está mi sudadera? —habló irritado aun buscando su sudadera, pero a mí me valía madres, ese chino era otro pedo.
—¿Pasa algo Miguel? —la señorita Cass se hizo presente, causando que yo y mi amigo la viéramos.
—El niño perdió su sudadera —hablé con simpleza mientras Miguel volvía a su puchero.
—¿Una roja con gorro? —preguntó el asiático mayor, que ahora que lo veía parecía que estaba emputado, pero no mames ¿Qué pedo con ese wey?, sentía nervios y me sudaban las manos, además su voz, uffff.
—¡Si, esa mera!, ¿Dónde está? —preguntó un poco emocionado mi compañero mexicano, aunque eso no duró mucho por la respuesta.
—¿No es la que se llevó Hiro puesta? —no pude evitar recordar el momento de la tarde, donde el chino se había enojado al decir que Miguel estaba con chicas, realmente quería reírme, pero por cortesía a mi amigo no lo haría.
—¡Puto chino pendejo!—habló enojado cruzándose de brazos—, al menos pídela para la otra cabrón—bueno vale verga, es mi mejor amigo.
—¡JAJAJA! y el wey decía que no estaba celoso —mi risa era de las que contagiaban, pero me valía madres, no mames esa era una escena muy graciosa para mí, además de ver a mi amigo sonrojado ¡Valía oro!—. Ay Miguel, tal vez tú no quieres novia, pero hay un chino que ya te quiere amarrar—de nuevo mi risa salió, amaría molestar a Miguel con el chino.
.....
—¡Mameees cabrón! y yo buscando a un chingo de viejas para que aceptes alguna y sólo debía hacer que llegara un chino a tu vida—miré a mi amigo, realmente estaba asombrado, ¡estaba pasando por fin!—. Wey, estás celoso de que Kyle esté con tu chino, que se hablen bonito, estén juntos, que Hiro sonría para él y no para ti, no mames, mi trabajo fue por nada.
Aunque ahora que Miguel me lo decía, yo también me sentía enojado, el chino cara de culo no se veía de muchos amigos, así que yo quería empezar a acercarme y lo estaba logrando, aunque sabía que no sólo quería una amistad, me interesaba ese wey y ahora mismo estaba enojado con Hiro.
—Deja de decir estupideces, no me gusta Hiro, además de que no lo conozco para que suceda eso, además que no estoy celoso—su voz enojada me hizo suspirar, realmente era un tonto, ¡Y el pendejo aquí era yo!—, estoy molesto porque yo quería ser su amigo, ¡pero ese wey vino a cagarla!
—Si claro, wey, no mames, a ti tal vez no te guste el chino, aún, pero si estás celoso, vamos, respóndeme, te molesta que él sonría o este junto a el cara de culo ¿sí o no?—murmuré comiendo mi gomita, si el wey no se daba cuenta iba a ser en vano este pedo.
—Simón, pero—antes de que acabara lo abrace dando caricias en su cabeza, aunque debía decir que yo estaba parado en el sillón y el normal, puto poste.
—Mi lindo y pendejo Miguelin ya está creciendo y está celoso—fingí una lágrima falsa causando que se enojara más, gracias chino.
—¡Qué no estoy celoso Marco de la Cruz!—gritó "molesto" aunque en realidad estaba avergonzado y se sentó de golpe en el sillón—, no lo estoy y menos por Hiro.
—El chino de Kyle—me causaba gracia decir eso, pero solo tenía una opción, debía hacerlo entrar en razón.
—¡Es mi chino! —miré a mi amigo sonriendo, el wey estaba pálido—, no mames...
—Miguel, mi trabajo ha terminado, pero el tuyo acaba de empezar—le guiñé mientras me iba a preparar un café, sería tan divertido ver sus expresiones de confusión.
....
Mi día había comenzado normal, domingo, ir a correr, regresar y ducharme, luego ir de compras, el cual se vio interrumpido y abortado por la chica loca que me quería putear, hice lo más inteligente del mundo, correr.
—¡MIGUEEEEEEEEEL SÁLVAMEEEEEEE!—entré corriendo a la cafetería, me haría pendejo esta vez, corrí tras el chino abrazándolo—, chino, tú amiga me quiere golpear
—¿Qué le hiciste?—escuché sus suspiros y negar, el aroma de este cabrón era increíble.
—El café aún no abre y ya hay dramas aquí — la voz de Hiro me hizo sonreír con burla, si la loca esa me perseguía a diario y podía abrazar a este wey, entonces es un precio justo—, ¿Entonces Marco?
—No hice nada, sigue con lo mismo, terminé corriendo y vine aquí, pero ahora sabe dónde vivo—abracé más al chino como si no me diera cuenta, ahora, modo pendejo activado—, ¡¿Ah, qué pedo?!, ¿cuándo creciste?—debía decir que me sentía demasiado imbécil, claro que no se podían confundir, pero el momento de desesperación era mi cuartada.
—¡No te rías chino!—escuché a Miguel quejarse, claro que eran diferentes mamón—, estás abrazando al otro chino wey
—¡Ah no mames! —me separé de putazo para seguir con mi perfecta actuación—. Perdón wey— miré su rostro, estaba confundido, pero no se veía enojado, vas por el buen camino Marco de la Cruz—, en fin, Hiro, ayúdame— dije alargando las vocales finales, tomé sus manos notando el rostro rojo del chino y de reojo vi a mi amigo enojado—. Dile que ya no intente matarme.
Miré cómo una sonrisa aparecía en su rostro, sentí un pequeño escalofrío, los dos postes se hicieron hacia atrás, esto te pasa por pendejo Marco, por pendejo.
—Le diré, pero a cambio debes ir a recoger algo —miré al chino más alto quien se encogía de hombros, trague saliva, ¿en qué me había metido?
....
Luego de recoger el paquete oloroso del chino dos, había empezado a entablar una conversación con él, aunque claro era difícil, muy difícil, ya que era antipático a madres, pero no me iba a rendir, ¡era Marco de la Cruz!
Habían pasado varios asesinatos en la ciudad, eso me causaba un escalofrío, aunque tenía fe en que los héroes esos lo resolvieran.
Esa noche después de la cita con Hiro, Miguel no había regresado, estaba preocupado por su seguridad, pero esperaba que fuese una falsa alarma y que estuvieran pasando un agradable momento..., y que usaran protección.
Me había costado mucho conciliar el sueño, pero se fue al carajo cuando mi celular empezó a sonar. Estaba realmente tentado a no responder, e incluso apagarlo, pero el sueño se había ido.
—¿Bueno? no mames chino, son las dos de la mañana ¿qué pedo? —me quejé escuchando ¿aire?
—Marco, necesito un favor, necesito que desde donde sea que estés evites que Miguel salga del café, por favor, te pagaré con lo que quieras —escuché aún en ruido en silencio, sin duda alguna era aire ¿estaba en una moto?
—De acuerdo, me debes una grande chino, sólo sígueme la corriente mañana, haré lo que pueda, pero ¿En qué estás metido?, se escucha mucho ruido.
—Hiro, estamos llegando— escuché la voz de alguien que no pude reconocer ¿Llegando? ¿A dónde? ¿Con quién?
—Te lo encargo, por favor —antes de poder decir o preguntar el chino ya había colgado.
¿Qué mierda pasaba? no tenía idea, algo que si sabía era que esa llamada era importante y mi amigo estaría en peligro si salía.
Me levanté tomando una sudadera y salir de nuestro departamento, iría a buscar a Miguel. Bajé saludando al oficial de la entrada, iba a salir, pero no me dejó, al parecer nadie podía salir. ¿Por eso era desde aquí evitar que Miguel saliera?
Marqué a Miguel esperando que contestara, entonces era algo importante, Miguel no debía salir.
—¿Qué quieres Marco? —la voz irritada de mi mejor amigo me calmó, estaba bien, aún estaba bien.
—¿Dónde estás?, iba a ir a buscarte, pero ya me dijeron que no puedo salir, bueno, el punto ¿Está el chino contigo? —murmuré colocándose la sudadera, si el wey no me hacía caso me saldría por la puerta de la basura paa buscarlo—, ¿Miguel?
—No, no lo está, se fue hace unas horas con sus amigos por una emergencia de no sé qué, voy a salir a buscarlo —habló bastante enojado, se notaba que quería ir a verlo.
—No mames pendejo, no salgas, quédate ahí, wey hablé con Hiro, me marcó diciendo que se encontraba bien y eso—ahora necesitaba una excusa, o algo que hiciera a mi amigo avergonzarse, calmarse o sólo dar en su corazón—. Wey..., ¿besaste a Hiro?
¿Qué clase de pregunta era?, supongo que era lo más rápido para que él se confundiera.
—¿Por qué quieres saber eso? claro que no —habló ahora incómodo —. Marco, si esto es para hacer tu papel de vieja chismosa, no va a resultar, de verdad debo ir a buscar a Hiro—habló nuevamente, había ayudado a bajar su enojo.
Me tendrás que explicar, Hiro.
—Wey, si Hiro está con sus amigos deben estar a salvo, cuando regrese sin pedos yo lo agarro y le das sus buenos putazos o besos, lo que más te agrade, pero por favor, no te expongas por algo que pueda ser una falsa alarma ¿si?, te lo pido como familia.
Había dado en el blanco, escuché su suspiro de su resignación, muchas gracias pinche chino.
—De acuerdo, yo estaré aquí —susurró colgando primero. Ahora mi trabajo era saber que vergas hacía el chino.
.....
No era de mis mejores ideas, pero entrar a la Universidad de Ciencias había sido realmente sencillo, demasiado, algo para lo que no estaba preparado era para ver a Hiro y sus amigos así de lastimados.
—¿Me dices qué pasó? —miré al chino que tenía frente mío, estaba todo golpeado y el labio roto nuevamente—, no mames chino, dime qué vergas te paso o te llevaré con Miguel.
Escuché su suspiro, ninguno de sus amigos estaba interesado en nuestra conversación.
—¿Cómo entraste aquí?, esta no es tu Universidad—pregunta estúpida para ese momento.
—No evites mi pregunta, mira, no es como que sea tan difícil entrar, más si entras en bola, ahora que respondí, tú responde —miré al chino de forma sería, necesitaba respuestas.
—¡Chicooooooooos!, ¡minimax y yo encontramos vídeos sobre nosotros, justo cuando golpearon a Hiro!— me giré a la puerta donde Fred, el chico del concurso de miradas había entrado mostrando un vídeo.
No mames el vergazo que le metieron a ese wey
—Oh mierda...santo vergazo le metieron al tipo...espera ¿A Hiro? —Mi celebro empezó a conectar las cosas, esos weyes ¿de verdad?—. No mames....
—Oh no—se escuchó a coro, esto no era bueno
—Honey, tu mezcla rara para la memoria, ya —Fred fue el primero en hablar mientras yo retrocedía
—No mames, sea lo que sea que sea esa madre yo no le entro y en segunda, Hiro, eres un pendejo al arriesgarte así— miré sus ojos, estaba molesto—. Déjame ver si estoy entendiendo cabrón, ustedes...—me quedé callado mirando todo el lugar, sólo estábamos nosotros—, son los héroes de la ciudad, son los que están intentando ver que pedo con las muertes y ¡esa es la razón de todos tus golpes!, no mamen, tienen suerte de ya estar bien amolados o yo ahorita les metía otro por descuidados —los miré molesto, a todos, eran unos descuidados—, ¿Por eso me marcaste el sábado?
—Si, necesitaba evitar otro accidente—su voz fue leve mientras miraba a su equipo —, necesitábamos mantener a salvo a todos, no queremos más inocentes lastimados.
—Por favor, permítenos borrar tu memoria de este momento, nadie debe saber de esto— la voz de esa china fue extrañamente amable y exageradamente dulce. Eso me daba mala espina y yo no iba a entrarle.
—No gracias joven, hay muchas cosas vergas de esta linda visita que quiero recordar, además—Debía saber si al chino de verdad le importaba Miguel, la mejor forma, poner a prueba, de forma directa.
Tenía mis manos en sus mejillas, no podía separarse, era la escena perfecta, aunque no me iba a acercar más, ya estaba apartado para el otro chino con cara de odio hacía el mundo
De la nada sentí un putazo en mi vientre, ¿Qué pedo? ¿Cómo estaba tan fuerte?
—Simón..., si te importa—mi voz salió entrecortada, pero si había cumplido mi objetivo
—Marco, perdón, lo hiciste de la nada y....—me levanté mejor, intentando recuperar el aire que perdí
—No hay pedo, bueno Hiro, si me necesitas para entretener al Miguelin o tu tía, no dudes que lo haré, solo por favor mantente con vida, quiero ser padrino —sonreí sacando algo de mi mochila —. Y con el chino, aunque no lo pidas, bueno debo irme, deje a Miguel comprando burritos, por cierto, ten, maquíllate —sonreí saliendo de ahí despidiéndome de todos con mi mano e ir a buscar a Miguel.
Hiro ya era mi familia, así que le haría paro.
.....
Miraba pálido mi celular, esos weyes estaban super mal heridos, quería ir con ellos a ayudarles, pero ahora mismo debía entretener a Miguel, saliendo de esto debía ir con mamá Cass y tal vez distraerme hablando con el chino cocinero, que para ese punto me traía más pendejo que Hiro a Miguel, y eso era mucho que decir.
Necesitaba una buena excusa, ¡pero ya!
.....
—Ya te dije que estoy bien— un suspiro de cansancio salió de los labios del chino, pero me valía madres, les había llevado roles de canela, esos me ayudaban cuando me daba en mi madre y claro que también a regañarlos—. Enserio, estamos bien y Marco, gracias por cubrirnos y ayudarnos al mantener a todos en calma.
—Eso es lo de menos pinche chino, no mamen, deben tener más cuidado y no atacar a lo pendejo, Hiro, tienes una herida muy cabrona en tu costado, un poco más y habrías muerto, lo mismo para ti China , tu rubiecita estás exageradamente lastimada, tu, chinos vergas casi mueres por esas descargas, tú quedaste inconsciente después de que te aventaran ese pedazo de concreto en la cabeza, que gracias a tu traje de lagarto o a la puta suerte no te descalabro y sigues con vida y ustedes dos, no pues de ustedes no tengo quejas—miré a ambos robots quien sólo parpadearon—, el punto es que ustedes deben estar a salvo, sólo respondan ¿cómo pretenden mantener a salvo una ciudad y a sus habitantes si no pueden mantenerse a salvo ustedes mismos?, si planean hacerlo a costa de su seguridad, si son unos genios, la ciudad perderá a sus héroes, familias perderán a sus hijos y la ciudad será un blanco fácil, ¡claro que están siendo inteligentes en esto!
Miré a los chicos que tenía frente a mí, no se veían y sabía que no estaba nada, pero NADA bien, era muy claro, intente relajarme contando, necesitaba evitar poner peor la situación, pero con sólo verlos así nuevamente me enojaba y empecé nuevamente a contar.
—¿Cómo han...ya saben excusado sus heridas y el no ir a casa?, digo, para no cagarla— intenté que mi voz sonara serena, aunque quería meterles un putazo.
—No tenemos excusa, sólo desaparecemos, no respondemos el celular, la escuela venimos y nos vamos, al menos hasta que las heridas mejoren no podemos pasearnos con tanta tranquilidad.
—Haber cabrones, no pueden simplemente hacer esa mamada, por si lo olvidaste, tú —murmuré nuevamente enojado y señalar al chino—, tienes una cita con Miguel hoy y ustedes tienen trabajo, ¿acaso olvidaron que hoy tienen una junta con el cliente de seguridad? ¡No mamen!, mejor ya díganme que sea su secretario y les digo sus pendientes—el suspiro fue colectivo, probablemente ninguno sabía si hacer lo que ya tenían de plan o cancelar todo. Por sus miradas estaba seguro que querrían cancelar.
....
Luego de reprimir a esos pendejos, había ido a realizar unas prácticas y unas notas, estaba adelantando mis clases por cualquier cosa que pasara con ellos, era estúpido pero no pendejo, no iba a poner en riesgo mis clases, luego de salir hice lo mejor que pude hacer, ir a hablar con el cara de culo, desde la escena que Hiro había visto en la cocina era incómodo entre nosotros, jotear entre ambos había sido correspondido por el otro, pero después de lo que Hiro vio, él se separó de mí, no más juegos de coqueteo.
Vaya que dolía, él lo veía como juego, para mí no lo era, realmente me gustaba ese wey.
—Hola —susurré sentándome en el suelo a su lado, era su descanso y aprovechaba para fumar un poco lejos del café—. ¿Cómo va todo? —sonreí intentando mantener una conversación con él, una "normal".
—Va bien, no hay mucha gente, Miguel se acaba de ir, ¿No debes estar en la escuela?—mire al frente y negar—, tuve otra situación más importante —murmuré tomando su cigarro y aspirar, necesitaba calmarme y era un buen consuelo, uno que hace mucho no hacía—. ¿Qué?
—No sabía que fumabas y ¿Qué es más importante que la escuela?—
"La vida de alguien de mi familia y sus amigos"
Sólo me encogí de hombros mirando al frente y regresarle su cigarro
—ya casi no lo hago, y hay cosas más importantes que la escuela.
—Si tú lo dices —miré de reojo, su semblante era serio, aunque no estuviese enojado, me gustaría ver su expresión tranquila—, ¿Qué me miras? —sentí mi rostro caliente mirando al frente de forma rápida.
—Nada, sólo me preguntaba, ¿Alguna vez estas sin tu expresión seria?—murmuré mirando los autos pasar, el transporte era bastante en esta ciudad y aun así parecía tranquilo.
—En algunas ocasiones, supongo, no es como que este preocupando por mi expresión todo el tiempo—había burla en su voz, suficiente para que mi corazón y los nervios empezaran a sentirse fuerte "Estúpido y sensual chino"
—Simón, supongo, oye ¿Qué te sucede? hemos estado...distantes —no estaba seguro de como guiar la conversación, a decir verdad no creía que debía seguirla, pero quería saber—, somos compas, dime que pedo
—Seré honesto Marco, ¿Te gusto o algo similar? o ¿Sólo es por "mamar", como dices? —esa era una pregunta que no me la esperaba, miré que apagaba su cigarro, ¿qué se supone debía decir? —, ¿Entonces?
—Me gustas, desde hace un rato—confesé suspirando, no sabia cuál era la peor respuesta, pero al menos lo iba a intentar.
—Me voy de la Cruz—lo vi que se iba a alejando sin más, me sentía mal, era muy raro el sentimiento y la presión en mi pecho ¿Por qué se sentía así?, sólo era un rechazo.
Un rechazo.
Era increíble, la primera vez que sentía esto así de intenso y terminé rechazado, claro, ¡muchas gracias vida!
Caminé a mi hogar, Miguel debía seguir en su cita con el chino, espero que les vaya mejor que a mí y que también, el chino sepa que decir de sus golpes.
Al menos podía llegar a comer el helado que había en el refrigerador, los chocolates y ponerme a ver películas, según mis amigas eso las anima en un rechazo o ruptura amorosa. El gritarle a esa persona, o simplemente escuchar música y cantarla fuerte, valía la pena intentar.
—¡LA PUTA MADRE CON ESE CHINO PENDEJO CARA DE CULO!— hablé molesto encontrando la escena más mamona, incómoda y en este momento nada agradable para mí. Mi mejor amigo a nada de besar a su chino, la había cagado en grande y sin querer—, lo siento...
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