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¿Un bebé?

  Tulio y Bodoque quedaron boquiabiertos por ver a tan indefensa criatura, quien estaba dormido en una canasta rodeado por una sábana, pero Juanin, al contrario, se le veía maravillado por el pequeño bebé— No sabía que mandaban bebés a domicilio. —dijo el inocente albino con ignorancia a sus dos amigos— Yo tampoco, y no me acuerdo haber comprado o pedido un bebé. —dijo el ignorante narcisista haciendo que su amigo orejudo se molestará con semejante estupidez—¿Son idiotas o se hacen? No existen algo semejante, este bebé fue abandonado, y lo peor, es que lo abandonaron en la casa de Tulio. —dijo el conejo con ganas de querer ahorcar a uno de los dos.

  Su charla de la nada es interrumpida por unos quejidos del bebé que de a poco se convirtió en llanto, preocupado al pequeño albino—Ya, ya, no llores, todo está bien. —dijo Juanin cargando al bebé y tratando de que no se pusiera peor—Creó que se despertó por mis gritos, o porque tiene hambre. —dedujo el conejo con intenciones de encontrarle una solución al ruidoso llanto—Si ese es el caso, traeré una pizza o unos pedazos de... — trato de aportar el ignorante conductor de noticias, pero fue interrumpido por el reportero estrella—¡No idiota! ¡los bebés no comen eso! ¡¿Podrías dejar de ser tan ignorante?! — gritó el conejo con enojo nuevamente, dejando a Tulio sorprendido—Perdón. — se disculpó el chimpancé con pena.

  —Lo que necesitamos es comida para bebés, como leche para bebés o puré de alguna fruta. —explico con seriedad el conejo dándole una idea a su amigo—No se preocupen, yo me encargo. —dijo Tulio con orgullo agarrando el celular—Alo, quiero hacer un pedido, quiero... — él se aleja del lugar para que el llanto del bebé no moleste en la llamada.

  —Pobrecito, ya, ya, no llores, yo te entiendo, yo también pase por lo mismo. —dijo Juanin tratando de parar el llanto; por otro lado, Juan Carlos se estaba hartando del llanto, a un tal punto que quería pegarse la cabeza contra la pared, no lo dejaba pensar frustrándolo aun más, pero debía ser profesional ante esta situación—Tengo una idea. —dijo el conejo atrayendo la atención del albino—Dame al bebé Juanin. —dijo extendiendo los brazos para agarrarlo—Está bien, pero ten cuidado. —dijo Juanin algo desconfiado, otorgándole al pequeño—Me faltas el respeto Juanin, yo soy el conejo más cuidadoso del mundo, es más, mí tercer nombre es cuidado, Juan Carlos Cuidado Bodoque. —le contesto el conejo rojo ofendido cargando con delicadeza al bebé—Está bien, perdón. —se disculpó forzosamente el adorable albino.

  —Está bien...—Bodoque mira al bebé que aún seguía llorando, él se tapa los ojos con sus orejas dejando al bebé y a Juanin confundidos—¿Onta bebé?... ¡Aki ta!... ¿Onta bebé?... ¡Aki ta! —repitió esto varías veces tapando y destapando sus ojos con sus orejas. Después de la tercera vez de repetir la acción el bebé empezó a reír, parando el ruidoso llanto—Oh, de verdad funcionó, soy un genio con los niños. —dijo Bodoque sorprendido y a la vez orgulloso de su extraño plan.

  Mientras tanto Tulio está en la cocina, aun en la llamada, ordenando su pedido muy estricto—Y quiero que vengan rápido porque la última vez tardaron y... —fue interrumpido por una inesperada intervención de un repartidor—Zeñor Zu Kaja. —dijo el repartidor dándole una caja—Oh, gracias, aquí tiene su dinero, ahora lárguese. —dijo Tulio indiferente yéndose hacia la cocina para reencontrarse con sus amigos, cuando llego vio como sus amigos embobados por el bebé dejando al chimpancé un poco confundido—Muchachos, ya tengo la comida y también pedí unos pañales y un biberón para la leche. —informo Tulio llamando la atención de Bodoque y Juanin—Que bueno, dame eso, yo me encargo. —dijo Bodoque complacido de que Tulio hiciera algo bien—Está bien. — dijo Tulio orgulloso de su aporte.

  Bodoque fue a la cocina a preparar la comida, él saco una lata de la caja y empezó a leer las instrucciones—limpiar bien las manos, limpiar el biberón con agua caliente, llenar el biberón con agua caliente y dejar enfriar hasta llegar a 40° C... —se queda pensando un momento, preguntándose como sabría cuando llegue a esa temperatura—Ná, después lo descubriré. —dijo sin darle importancia para después seguir leyendo—Poner la formula, o sea, la leche, cerrar el biberón y batir hasta que la formula este completamente disuelta y después dárselo al bebé, mmh... Creo que entendí. —dijo con dudas para después abrir la lata y empezar a preparar la leche.

  Mientras Bodoque prepara la leche, Juanin y Tulio trataban de decidir qué hacer con el bebé—Creo que hay que llamar a alguien que tenga experiencia con bebés.—dijo Tulio pensando en quien pedirle ayuda—¿Rosario Central? —la sugerencia del albino hace que su amigo se alarme—¡NO, ESTA LOCA! —le contesto el narcisista exaltado y con un poco de miedo—Está bien, está bien...Emm...este... llamemos a Patana, la última vez tuvo buenos instintos maternales con el bebé monstruo. —sugirió Juanin dejando a su compañero algo indeciso—No sé, creo que es muy chiquita para que nos ayude con este enorme problema. —dijo Tulio dudoso de llamar a su sobrina—Pero no recuerdo a otra persona que nos ayude. —le dijo Juanin quedándose sin ideas—Está bien, la llamaré. —accedió el narcisista, agarrando nuevamente su celular para llamar a su sobrina.

  Esta historia continuara.

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