**** 15. ¡Adiós¡ Puntos. ****
Continuamos abrazados en esa pequeña burbuja, saboreando el momento en silencio. Nos envolvía una sensación de paz que sabíamos que no duraría mucho; era como la calma que precede a la tormenta.
De repente, llamaron a la puerta y, con un suspiro de resignación nos miramos con tristeza, sabiendo que la realidad nos había alcanzado de nuevo. Nos habíamos sumergido en nuestro propio mundo, pero el mundo exterior no se detenía por nosotros.
— Lo siento, Nicol. No quería que esto terminara tan pronto —dijo con sinceridad mientras se incorporaba.
—Yo tampoco, Daniel —respondí mirándolo con tristeza.
Él me sonrió con ternura y me tomó de la mano, dándome fuerza. Le dio un beso en el dorso como siempre lo hacía y se levantó para abrir
—Hola, Emily —se saludaron con un abrazo y un beso.
—Hola, Fortachón. Hacía días que no te veía.
—Entra, por favor.
—Hola, Nicol. ¿Cómo estás hoy? —preguntó Emily mientras se acercaba y me daba un abrazo.
—Hola, Emily. Estoy bien, gracias.
Daniel nos dejó a solas y salió de la habitación, dándonos privacidad para hablar.
— ¿Cómo estás realmente, Nicol? —preguntó Emily con preocupación en su voz—, siento haber estado ausente todos estos días, el trabajo me ha absorbido. Creó que tendré que mudarme al hospital. Pero cuéntame, ¿cómo van las cosas con Daniel? Me sorprendió un poco ver su expresión, pensé que estaría feliz de verte.
—Daniel dijo que me amaba y que era muy importante para él, que jamás había conectado así con nadie. Y... lo besé.
— ¡Nicol Valencia! Me sorprendes —dijo Emily con una sonrisa burlona.
—También le dije que lo quería, pero que no podía seguir adelante.
—Ahora entiendo por qué tenía esa cara de funeral, le das a probar del paraíso y de una, lo destierras. ¡Eres cruel, amiga! —dijo en tono de reproche.
Suspiré y me pasé una mano por el cabello, sintiéndome culpable por haber lastimado a Daniel.
—Quiero hacer las cosas bien, Emily. No quiero lastimar a nadie más en el camino. Pero tampoco puedo seguir adelante con Daniel si no resuelvo primero las cosas con Adrián.
—Nicol, desde hace un tiempo, tú y Adrián dejaron de funcionar como pareja. Perdóname si soy demasiado franca, pero esas peleas constantes que tienen ustedes no son fáciles de ignorar. Todo el edificio lo sabe.
—Lo sé, Emily. No te imaginas la vergüenza que ciento por ello.
—Entonces, ¿cuál es el siguiente paso? —preguntó Emily con curiosidad.
—No sé cómo quedar bien con Dios y con el Diablo al mismo tiempo. Solo sé que quiero a Daniel. Siento que puedo cerrar mis ojos y dejar que me guíe, me siento segura. Con Adrián nunca me he sentido así. Ni siquiera en nuestros mejores momentos he sentido la mitad de cómo me siento cuando estoy con Daniel.
—Entiendo cómo te sientes, Nicol. Pero tienes que escuchar tu corazón y tomar una decisión que te haga feliz. No puedes vivir tu vida tratando de quedar bien con todo el mundo. Tienes que ser fiel a ti misma. —dijo Emily con sabiduría—. Y creo que tienes bien claro lo que quieres. Solo te falta el valor para aceptarlo y decidir ser feliz.
—Tengo miedo Emily, tengo miedo de equivocarme —admití—, pero tienes razón. Necesito tomar una decisión y ser honesta conmigo misma y con los demás. No puedo seguir fingiendo que todo está bien cuando en realidad no lo está.
—Sabes que te quiero ¿verdad?, y que cuentas con todo mi apoyo. Pero solamente tú tienes el poder para ser feliz —pronunció esas últimas palabras con firmeza para darme el valor que necesitaba.
━━━━━━━ ☆ ★ ☆ ━━━━━━━
Cuando salí de la habitación, encontré a Delia sentada en el pasillo. Me acerqué a ella y le dije:
—Estaré en la terraza por si surge algo.
—Muy bien, señor —respondió ella mientras yo me dirigía hacia la terraza.
Necesitaba tomar un poco de aire fresco y ordenar mis pensamientos. Lo único que me quedaba claro era que Nicol tenía sentimientos por mí, y eso era un buen indicio.
Una vez en la terraza, me senté en una silla y cerré los ojos, tratando de aclarar mi mente. Sabía que no podía forzar nada y que lo mejor era esperar a que Nicol resolviera sus problemas antes de dar cualquier paso.
Ahora necesitaba encontrar una forma de seguir cerca de ella. Tenía que hacerle saber que no estaba sola, que a mi lado tenía un futuro y que no tenía que seguir soportando maltrato de nadie. Estuve sentado allí por un buen rato, tratando de pensar en una estrategia, hasta que vi a Jackson acercarse.
—Hola, Jackson —Me levanté de la silla y lo saludé con una sonrisa.
—Hola, Delia me dijo dónde encontrarte, ¿Qué haces aquí solo? Creí que estarías aprovechando el tiempo para estar junto a Nicol —comentó cuando estuvo a mi lado.
—Sí, estaba con ella, pero llegó Emily y les deje a solas. Además, necesitábamos una pausa.
— ¿Una pausa? Y eso a que se debe.
—Nos besamos... —confesé.
— ¡Guau! Eso es un gran avance —exclamo emocionado y me dio una palmadita en la espalda.
—Sí, lo es. De hecho, ella admitió que también tiene sentimientos por mí, pero no quiere nada conmigo hasta que resuelva su situación actual.
—No pierdas las esperanzas, amigo. Hoy, ella dio un gran paso, y eso es lo importante. Solo tienes que ser paciente y esperar—me pone una mano en el hombre y dice—, recuerda que ¨Roma no se construyó en un día¨
—Supongo que tienes razón, Jackson. Ahora tengo que buscar la forma de estar cerca de ella. ¿Podrías fingir que necesita reposo eterno aquí en la clínica para que pueda verla? —pregunté bromeando mientras enarcaba una ceja y sonreía con sarcasmo.
—Siempre tengo la razón —respondió con autosuficiencia—, y con respecto al reposo no me tientes hermano, no me tientes —dice bufando y sonriendo—. Pero definitivamente necesitamos idear un plan para conquistar el corazón de esas mujeres, porque te digo que Emily me trae por la calle de la amargura.
—Eres un Don Juan, Jackson. Deja en paz a Emily. ¿No te bastan todas las enfermeras y doctoras de este hospital?
—No. Ninguna mujer que haya conocido antes se compara con ella —respondió con seriedad—. Pero ¿sabes qué?, esta conversación necesita un trago y apenas es mediodía. Así que, vamos a la habitación de Nicol, es hora de su chequeo.
—Muy bien, vamos —dije sonriendo mientras caminábamos. Por lo visto Jackson se había topado con la orma perfecta para su zapato.
De regreso en la habitación, noté cómo todas las enfermeras nos miraban. Jackson era muy popular en el hospital, no solo por ser un excelente médico, sino también por ser un mujeriego empedernido. Su pasión era la medicina, pero para él, las mujeres eran como el néctar de la vida: dulce y necesario.
Cuando Delia nos vio acercarnos, se levantó rápidamente. Jackson y ella se hicieron cargo de la situación con profesionalismo y entramos a la habitación.
—Buenas tardes, señoritas. Qué placer me da verlas juntas —dijo Jackson con su característica galantería.
Delia empezó a organizar todo y yo me quedé a un lado, dejando que hicieran su trabajo.
— ¡Hola! —respondió Nicol con una sonrisa.
—Hola cariño —dijo Jackson mientras se acercaba para darle un beso y un abrazo— ¿Cómo se siente hoy mi paciente favorita?
—Muy bien, gracias. En realidad, estoy ansiosa por quitarme esto ya.
—Te entiendo cariño. Vamos a revisar para ver cómo va todo —dijo Jackson mientras se volvía hacia Emily y le dedicaba una radiante sonrisa.
— ¡Hola de nuevo señorita Emily! —saludó con una sonrisa entusiasta.
—Buenas tardes, Doctor Holland —respondió Emily de manera educada y se colocó a mi lado. Jackson parecía decepcionado, esperando un saludo más cariñoso, pero enseguida se recuperó y se metió en su papel.
Observé cómo Jackson y Emily interactuaban, notando la tensión que había entre ellos. Era evidente que él sentía algo por Emily, pero ella parecía mantener cierta distancia.
— ¡Muy bien, cariño! Ahora vamos a verificar cómo está tu pierna —dijo Jackson a Nicol mientras comenzaba a retirar la escayola. Delia estaba a su lado, asistiéndolo en todo momento.
—De acuerdo, vamos a retirar el vendaje. Los puntos se ven muy bien. Felicidades, Nicol, y también a ti, Delia, por cuidar tan bien la herida. Ha sanado perfectamente —comentó revisando toda la zona de la herida.
—Gracias, doctor. He seguido sus instrucciones al pie de la letra —respondió Delia.
—Así me gusta que sean obedientes —pronunció Jackson con picardía y una sonrisa.
— ¡Ja! Claro que sí —murmuró Emily a mi lado mientras rodaba los ojos. Yo reprimí una sonrisa, sabiendo que Jackson la iba a tener difícil con ella.
—Voy a retirar los puntos, dime si sientes dolor, ¿de acuerdo? —Nicol asintió mientras Jackson hacía un corte en el área especificada y preguntaba—. ¿Todo bien, Nicol?
—Sí, no me duele.
—Qué bueno, me alegra saberlo. Pero ya puedes abrir los ojos. ¡Saluda de nuevo a tu rodilla! —exclamó Jackson con una sonrisa. Todos nos alegramos al ver que la herida había sanado por completo.
—Ahora vamos a revisar cómo está el esguince de tobillo —dijo Jackson mientras retiraba el vendaje y comenzaba a hacer movimientos de un lado a otro, girando, flexionando y estirando el tobillo. También colocó una mano en la rodilla y movió la pierna para evaluar cómo estaban los ligamentos—. ¿Todo bien, Nicol? ¿Sientes alguna molestia?
—No, ninguna. Se siente extraño, pero no duele.
—Muy bien, buena señal. Ahora vamos a ponerte de pie —dijo Jackson mientras él y Delia la ayudaban a levantarse—. Quiero que apoyes la pierna poco a poco —le indicó. Nicol asintió y lo hizo.
— ¿Te duele? ¿Sientes alguna molestia? —preguntó para asegurarse de que todo estaba bien.
—No, ninguna. La verdad es que se siente tan bien estar de pie de nuevo —dijo Nicol con una hermosa sonrisa en su rostro. Yo le correspondí con una igual cuando buscó mi mirada.
—De acuerdo, vamos a dar unos pasos. Daniel, por favor, colócate del otro lado. Vas a apoyarte en nosotros y caminaremos juntos —explicó Jackson mientras nos preparábamos para caminar.
Dimos una vuelta por toda la habitación y regresamos junto a la cama para que pudiera apoyarse si lo necesitaba.
— ¿Cómo te sientes? ¿Sientes alguna molestia o dolor?
—Me siento muy bien. Ya quiero correr de nuevo.
— ¡Calma, calma, señorita! Para eso quiero que esperes un poco más. Empezarás a dar cortos paseos y luego aumentarás la intensidad, pero poco a poco, ¿de acuerdo?
—Oh... está bien —respondió ella haciendo un puchero. Se veía tan hermosa cuando hacía eso, me tenía enamorado esta preciosa mujer con su sencillez. Quería abrazarla y besarla allí mismo, pero me contuve.
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