Un posible amigo
Michael, el niño que fue dejado en la puerta de una Iglesia, aquel que se ganó con méritos el sobrenombre de *El niño bendecido por Dios*.
Por un tiempo, se le busco algún hogar que lo acogiera, pero sin importar los intentos que se hicieran, siempre parecía volver a las puertas de esa Iglesia, como si ahí estuviese su destino. ''Michael viviría en esta Iglesia'', fueron las palabras del Padre Juanito, quien amaba el fútbol y cuando el niño cumplió la edad necesaria, este le inculcaría las bases del deporte.
- Michael, me genera algo de curiosidad, ¿qué piensas de las super técnicas? - El sacerdote veía algo curioso en ese joven y es que sin importar los años que llevará entrenando, parecía no sentir interés por desarrollar alguna super habilidad.
- Son increíbles - Murmuro entre una leve sonrisa.
Hace 5 años, su respuesta siempre sería la misma.
- Awww - Un bostezo fue el primer resonar de la Iglesia, siendo dado por el joven de cabellera dorada, quien, como de costumbre, se levantaba 1 hora antes que todo, tanto para hacer la comida, limpiar la Iglesia, su práctica de piano y en este caso, aprontarse para su primer día en la academia Raimon.
- ¿Tan temprano levantado? - El Padre Juanito se había adelantado, viendo como Michael salía de su cuarto con el uniforme del Raimon, siendo correspondido por una mirada levemente sorprendida.
- Je, admito que esperaba que siguieras durmiendo - Y como parecía costumbre, entre sus manos, sostenía un balón de Fútbol, con mochila en la espalda.
- En otras circunstancias quizás sí, pero hoy es tu primer día y me levante para hacerte el desayuno - Era notable que, entre sus buenas intenciones, había un claro cansancio.
- Muchas gracias, pero no era necesario - No tardo en tomar asiento junto a quien consideraba su Padre, bendiciendo los alimentos y dando el primer bocado.
- Esta delicioso - Exclamo entre sonrisas.
- Tienes que estar bien alimentado para hoy y aunque es algo tonto decírtelo a ti, más vale que prestes atención a la clase - Ni él se tomaba seriamente sus palabras, pues Michael siempre fue un estudiante modelo, sacando las más altas calificaciones y fácilmente podría estar en una clase más avanzada.
- Entendido - Respondió antes de dar su último bocado
- Muchas gracias por la comida - Tras esto, recogió su plato y comenzó a lavarlo.
- De verdad que tienes una disciplina envidiable - Murmuro entre risas, ese niño realmente era una bendición.
- ¿Tú crees? - Sonrió y termino de lavar su plato, estando listo para las clases.
- ¿Ya planeas salir? Aún falta como una hora para entrar.
- Lo sé, pero... Hay algo que me llama - No lo lograba entender del todo, pero debía salir en ese momento.
- Se que sonará maleducado, pero necesito que te despidas de las hermanas por mí - Antes de siquiera esperar una respuesta de su Padre, ese joven salió corriendo por la puerta, soltando el balón para llevarlo en un impecable drible, siendo visto desde lo lejos por Juanito.
-Ay, ese niño... ¿Habrá sido buena idea inculcarlo en el fútbol? - Sonaría retorico, pero realmente se lo preguntaba día y noche.
Aún era capaz de recordar la conversación que tuvieron el día anterior.
Michael corría al son del balón, manteniendo un drible perfecto, sin errores, sin movimiento innecesarios, ni presentando el mínimo desgaste con cada toque que le daba al balón.
Con ese nivel que poseía, era raro, casi sobrenatural, que no perteneciera a ningún equipo de fútbol.
Al mismo tiempo que esa sucesión de hechos transcurría, es que, por sus espaldas, venía corriendo a toda velocidad un chico de cabello castaño.
- ¡Cuidado! - Grito el ya presentado, quien, por la prisa, no había notado que delante de él estaba el joven de mechones dorados, queriendo evitar un impacto no deseado.
- ¿Hmm? - Michael desvió levemente la mirada, logrando notar la presencia del castaño, llevándolo a esbozar una leve sonrisa y en lo que pareció un parpadeo, el ''Niño Bendecido por Dios'', estaba en los cielos, con su balón acompañándolo a su misma altura.
- Increíble... - Murmuro el castaño, teniendo que levantar la mirada para divisar a ese ''ángel que volaba por las alturas''.
Michael mantenía su calma ante la situación, tirando levemente su torso para atrás, mientras el valón era empujado por la punta de su pie, hasta llegar a su pecho, completando una voltereta que lo posicionaría exactamente detrás del chico castaño, quien no aparto la mirada ni un segundo, hasta que el joven toco nuevamente Tierra.
- Hay que tener más cuidado - Su balón estaba bajo su pie, llamándole la atención de que el chico frente a él también tuviera un balón de fútbol - ¿Te gusta el Fútbol?
- Awawawa - Este aún no salía de su sorpresa, había sido un despliegue de habilidad único.
- ¿Hola?
- ¿E-Eh? - Tras unos leves segundos, logro volver a la realidad.
- Ah, sí, sí, sí ¡Amo el fútbol! Y oye, tú eres muy bueno, esa habilidad fue increíble, lograste saltar a una velocidad alucinante - Para Michael, no era de extrañar aquella reacción, no por ego, sino porque se tuvo que acostumbrar a las mismas.
- Muchas gracias y disculpa que pregunte, pero ¿Por qué venías tan apurado?
- Ah, eso, es que voy llegando tarde al instituto - Se rascaba la cabeza con diversión.
- Ya veo, ¿Vas a la Royal Academy? - Cuestiono entre incertidumbre, ignorando por breves momento el uniforme que vestía, pues era de las pocas instituciones cerca de su ubicación que abre tan temprano.
- ¿Eh? No, voy al Instituto Raimon - Su sonrisa era amplia, parecía estar orgulloso de su respuesta - Y veo que tú también - Ha este no se le paso por alto que ese ''ángel'' llevaba el uniforme de su instituto.
- Ya veo, tú también saliste temprano - Se rio con inocencia, confundiendo al castaño.
- ¿Temprano?
- Si, el Raimon abre dentro de una hora, aunque supongo que perdimos cómo 7 minutos en esta conversación - Tras ver la siguiente reacción del muchacho, lo supo de inmediato, estaba perdido con el tiempo.
- Ah... ¿¡¡EN UNA HORA!!? - Abrió los ojos en completo shock, llevando a una risa por parte de Michael.
- ¿Y tú de que te ríes? - Se quejo en lo que parecía el puchero de un niño pequeño.
- Je, je, je, perdón, perdón, me pareció divertido - Se disculpo entre una leve gota de sudor.
- Por cierto, aún no nos hemos presentado, mi nombre es Michael.
- ¡Yo soy Mark Evans! - El ya presentado extendió su mano, en búsqueda de un apretón que no tardo en suceder.
- Un gusto, Mark.
- Digo lo mismo, Michael.
Los dos mantenían una gran sonrisa, con Mark sujetando el balón con su mano libre y Michael manteniéndolo con su pierna derecha.
- Oye, ya que aún falta como una hora, ¿No te gustaría jugar a los tiros conmigo? - Su pregunta estaba cargada de una emoción rebosante.
- ¿A los tiros? - Michael levanto el balón con su pie, llevándolo hasta su misma rodilla y comenzando a dominarlo con extrema maestría.
- Me gusta jugar en la portería y veo que a ti también te gusta mucho el Fútbol - El rubio veía esos ojos cargados de emoción, parecían ser iluminados por ''la diosa del Fútbol''.
- ¿Juegas en algún equipo de Fútbol? - No lo entendía, pero había algo que lo quería hacer jugar contra ese chico.
- Si, bueno, somos muy pocos, pero soy el capitán del Raimon - Tras lo dicho, le llegaron los recuerdos del día anterior, específicamente, de la charla con su padre.
*Un día antes*
- Michael, entiendo porque lo dices, pero tú mismo sabes que no eres el culpable de aquello - Le ponía triste ver a su hijo cargar con tal culpa, desde ese aquel fatídico día, su sonrisa ya no brillaba de igual manera.
Al mismo tiempo que aquellas palabras se escapaban de la boca del Padre Juanito, Michael mantenía un leve e indefinido dominio del balón, logrando interceptarlo con su rodilla sin problema alguno, para que finalmente, el esférico fuera tomado por sus manos.
- Mi pierna fue la que estaba manchada en ese momento... ¿Qué otro culpable podría haber?
*Actualmente*
- Perdón, pero yo... - En un despliegue que parecía desafiar cualquier físico, dio un leve toque al balón, dejando que gire en su propio eje, para que su pierna izquierda saltará hasta posicionarse arriba del esférico, usándolo como un suelo, siendo guiado por su pierna derecha, la cual le dio un leve toque al balón, para que ese se moviera tal cual patineta.
- Yo jamás volveré a jugar en un equipo de Fútbol - Sus palabras se alejaban al igual que su presencia, dejando a Mark con los ojos abiertos. Siendo que, lo único que lo saco de su sorpresa, fue ver una pequeña pluma blanca en el suelo.
-¿Una pluma de ángel? - Sus ojos estaban incrustados en ese detalle que parecía tan insignificante, llevando a que en su mente resonara una sola pregunta. ''¿Quién es ese chico?''.
FIN DEL CAP :D
¿QUÉ LES PARECIO? ¿LES GUSTO? >.:3
ESPERO LO HAYÁN DISFRUTADO Y ESTOS DEBEN SER DE LOS CAPS MÁS CORTOS QUE HE ESCRITO XD, ES RARO, PERO MARAVILLOSO.
MUCHAS GRACIAS A TODO POR SU APOYO, LOS QUIERO MUCHISIMO Y SIN NADA MÁS QUE DECIR...
BYE BYE :3
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