SS. Visita a la señora de la abundancia.
Nos encontramos en el famoso restaurante/bar dirigido por la enana Mia Grand "La señora de la abundancia".
El día era como los demás en cuestión de trabajo. Clientes entrando y saliendo, la cocina encendida y las hermosas camareras atendiendo los pedidos de la gente mientras estos consumían bebidas y varias entradas antes de sus platos fuertes.
Entre las trabajadoras se hallaban 3 hermosas chicas gato, dos de ellas atendían a los visitantes desde la zona delantera mientras que la tercera cocinaba rápidamente, y con total concentración, la comida que sería servida.
Su nombre era May, una pequeña gata que era realmente diligente con su trabajo y no permitía que personas inexpertas se colaran a su centro de trabajo.
Continuando con la gente trabajando ahí, tenemos a Lunoire, una humana que, al igual que la mayoría de chicas, fungía de camarera.
Y por último, pero no menos importante, Ryuu y Syr, quienes platicaban plácidamente.
Se preguntarán ¿Ryuu? ¿No ella volvió a ser aventurera? La respuesta es simple... y dejaremos que ella la conteste.
-Después de la expedición hemos tenido tiempo libre. Decidí volver a trabajar con ustedes para apoyarlas, últimamente el trabajo abunda aquí más que antes-Reveló, dando un vistazo a los presentes, entre los que se encontraban personas de diferentes razas. Beastman, elfos, humanos, enanos, hobbit y... ¿Monstruos?
Si, varios de los Xenos que ayudaron durante la batalla contra el dragón negro convivían mano a mano con quienes años atrás los catalogaban como enemigos.
Desde que la relación entre ellos y los habitantes de la superficie fue pacífica, al igual que empática, no ha sido necesaria que los denominados "Monstruos inteligentes" se escondan de la vista de todos.
Cumplieron su sueño... ver la luz del hermoso sol que golpeaba en sus pieles, pelajes, escamas, plumas, etc.
Entre ellos, en una mesa, un aventurero, junto a su grupo, compartía alimentos y bebidas con cierto Lizzard de escamas rojas y ánimo a tope.
-¡JAJAJAJAJA! ¡YO GANARÉ!-Gritó el hombre de mediana edad mientras agarraba el tarro de cerveza y lo bebía hasta el fondo.
-¡No permitiré que Morduchi gane!-Lyd copió el comportamiento y tragó el contenido del tarro sin miramientos.
Ambos se abrazaban y celebraban.
-Lyd. Beber mucho podría complicar tu visión cuando volvamos a Knoss-Dijo una hermosa Siren emplumada.
-Exageras Ray *¡Hip!* estoy en perfectas condiciones-Contestó el Lizzard. El hipo se presentó, demostrando la ebriedad.
-Estoy de este lado-Habló Ray, golpeándole la cabeza porque él le hablaba a su cerveza.
-Están muy animados-Dijo Syr, asentando platos con comida a la mesa.
-¡Muchas gracias! ¡Ahhhh! ¿Qué nombre tiene este manjar?-Preguntó el Xenos, apuntando a una sustancia amarilla y pegajosa.
-Se llama queso. Lo haz pedido todos los días desde hace 5 años-Respondió la peliplateada mientras le bajaba sudor de la frente y le temblaba la ceja.
-Perdón-Se disculpó la Siren ante la estupidez de su acompañante.
Lyd agarró un pedazo de pan y lo hundió en el queso derretido.
Luego se lo metió a la boca y abrió los ojos.
-¡Delicioso! ¡Dulce néctar!-Gritó, relamiéndose los dedos.
-¿Podría traerme más de este dulce manjar, esposa de Belluchi?-Pidió el Lizzard, haciendo una reverencia.
-Fufufu. Claro-Syr disfrutaba ser llamada de ese modo, así que se apresuró a pasarle la orden a May.
-Noto que la vida lo ha tratado bien-Declaró Ryuu, dándoles bebidas a Mord y compañía.
-Ni que lo digas. Desde que el dragón negro cayó, la fortuna me ha sonreído. Tanto que, gracias al Pequeño novato, vaciamos los casinos en una sola noche-Contestó el aventurero antes de tragar la cerveza.
-Continúa usando ese apodo... ¿A qué se debe?-Le cuestionó la elfo.
-No lo sé. Me he acostumbrado y a él no parece importarle-Explicó, levantando los hombros.
La rubia sonrió y asintió, alejándose.
Momentáneamente el trabajo cesó. A pesar de que los clientes llegaban.
-Es cansado-nya...-Se quejó Anya, recargándose en la barra.
-Ni que lo digas-nya-Chloe la secundó, suspirando.
-¡Hey, ayúdenme a barrer!-Reclamó Lunoire la pereza del resto.
-No seas tan diligente-nya-Dijo la castaña, tomando una de las escobar y apoyándose en ella.
-¡Siempre debo darles órdenes y se quedan flojeando!-Les recriminó la humana.
-Hay eco-nya...-Susurró la pelinegra, ignorándola.
En intercambio se extendió a varios minutos. A lo lejos, desde la cocina, las observaba May, Syr, Ryuu y Mama Mia.
-Esas tres nunca cambian-Opinó Ryuu.
-De hecho es agradable que algunas cosas se mantengan sin alteraciones-Comentó Syr.
-Y es curioso dado que les ofrecí volver a sus familias hace 3 años-Confesó la enana.
El sitio permaneció en silencio brevemente.
-Repita eso por favor-nya, Mama Mia-nya-Exigió la chica gato, observándola lúgubremente y tras frotarse los párpados. Deseaba confirmar lo oído.
-¿Uh? Les dije que ya no era necesario que trabajaran aquí. La deuda fue saldada hace mucho pero insistieron en quedarse. Tal vez la vida de aventureras, cazarrecompensas y asesinas no les agradó, prefiriendo la calma del bar.
-No-nya. No me refiero a eso-nya. Lo que quiero decir es por qué no-nya me lo ofreció a mí-nya...-Vociferó May, apretando el cucharón de la sopa.
-¡Jamás! ¡Eres una mina de oro! Sin tu comida no tardaría en cerrar este lugar-Respondió la jefa.
-¡NO ES JUSTO-NYA!-Se quejó la chica gato.
-La vida no es justa. Ahora cocina-El semblante de Mia cambió, amenazándola.
-Hablando de cosas que no cambian...-Comentaron las dos camareras.
De pronto, entre el ruido de fondo, no escucharon los llamados de cierto infante ni se percataron de la presencia de este hasta que la falta de Syr fue jalada.
-¿Are?-La peliplateada bajó la cabeza y se topó con un pequeño niño de no más de 5 años, quien la miraba desde abajo con sus enormes ojos grises mientras se chupaba el dedo.
-¡¿Fueh?! ¡¿Qué haces aquí Keitaro?!-Preguntó, impresionada de que su hijo estuviese en el bar.
Rápidamente lo cargó en brazos.
-Mamá... quería visitarte...-Dijo Keitaro, abrazando a su madre y sonriendo de oreja a oreja.
-¡Ahhh! ¡Eres muy lindo! ¡Mami te dará muchos besos!-Contestó Syr, apretándolo por lo tierno que es su hijo.
*Mua*
*Mua*
*Mua*
*Mua*
*Mua*
Lo besó en reiteradas ocasiones, dejando marcas de labios en toda la superficie de su blanco y suave rostro. Al detenerse, él le dio uno en la mejilla.
*Mua*
La madre lo abrazó más, pegando su cachete al de él.
-Perdón por irrumpir-Se disculpó Noel.
-Es que fuimos de paseo con Keitaro y cuando le dijimos que nuestra mamá trabajaba aquí insistió en querer visitarlo-Adicionó Wiene.
-No se preocupen. Me alegra que convivan con su hermanito. Pero a Mama Mía no le agrada la idea de que los niños entren a "La señora de la abundancia"-Syr vio de reojo a la enana.
-¿Quiere que me vaya, abuela Mia?-Los enormes ojos grises del niño se cristalizaron al preguntar aquello.
La dueña del establecimiento cerró los suyos y posó ambas manos en la cintura.
-Mocoso, te he dicho que no me llames así...-Avisó.
Las camareras y cocinera temblaron de miedo, tragando saliva.
"¡Mama Mia lo va golpear!" Fue el pensamiento colectivo.
Ella se acercó a ala madre y él hijo.
-Porque si lo haces... no puedo negarte nada...-Mia sonrió, acariciándole la mejilla.
La boca de los presentes se abrió totalmente, sorprendidos de lo que presenciaban.
-¿Nosotras también?-Se asonaron Noel y Wiene a espaldas de Syr.
-Claro. Solo no hagan desastres y cuiden bien al niño cuando su madre trabaje-La enana permitió que se quedaran bajo las condiciones antes establecidas.
-¡Yei!-Celebraron los hijos de la camarera.
Keitaro bajó de los brazos de su madre y fue con sus hermanas.
-¡Keitarouchi!-Saludó Lyd.
-¡Tío Lyd!-El nombramiento fue contestado y corrió a abrazar al Lizzard.
-Es bueno verlos. ¿Cómo has estado Wiene? Últimamente haz ido poco a Knoss y Fels te ha estado buscando-Declaró Ray, revolviéndole el cabello a la vouivre.
-Perdón. Es que papá no me ha dejado ir porque dice que soy muy joven todavía como para proteger el calabozo y quiere entrenarme. Tal vez pronto esté lista-La peliazul, emocionada, saltó.
-¿A ti cómo te va-nya, Noel-nya?-Preguntó Anya a la pequeña niña de cabello gris.
-No nos has visitado-nya ¿Acaso nos olvídate-nya?-Chloe fingió tristeza.
-¡N-No es eso! Papá y mamá me cuidan siempre y alguien debe quedarse a cuidar a mi hermanito. Aunque he extrañado trabajar aquí con ustedes...-Confesó la infante.
-¡Tierna-nya!-Las chicas gato la abrazaron y ronronearon.
-¡De acuerdo! ¡Basta de pausas! ¡A trabajar!-Mia levantó la voz, rompiendo el ambiente. Los clientes, quienes presenciaban en silencio la reunión, desviaron la atención y se concentraron en el motivo de su visita... ¡Comer y beber!
Y de esa manera la jornada laboral continuó.
Las meseras se movilizaron y las cocineras se apresuraron a realizar los platillos.
Las bebidas se servían a ritmo acelerado dado que se acercaba la hora en que los aventureros abandonaban el calabozo y eso significaba clientes sedientos de alcohol para entorpecer sus cerebros.
Lyd, Ray y Mord cuidaban a los niños. Este último conocía a los tres niños, sobre todo a Keitaro, a quien normalmente le compraba bocadillos cada que se lo topaba junto a su padre.
En pocas palabras, la relación de aquel hombre que antes quiso dañar al padre del infante y la familia Cranel era amistosa.
Las cosas cambian.
La gente cambia.
Lo único necesario es un incentivo y la suficiente motivación para que eso suceda.
-Tio Mord ¿Qué come?-Interrogó el peliblanco.
-¿Uh? Son galletas ¿Quieres?-El hombre le entregó la bolsa de galletas.
-¡¿En serio puedo agarrar una?!-Se alegró, viendo con los ojos brillantes los dulces.
-Adelante-Dijo Mord.
Él metió la mano en la bolsa y sacó una.
La comió y...
-¡Están deliciosas!-Declaró.
-¿Verdad que sí? La cocinera de este bar es talentosa. A parte de comidas deliciosas prepara postres y bocadillos exquisitos-Opinó el aventurero.
-¡Tengo una idea!-Gritó Keitaro, abandonando la mesa y corriendo a la cocina.
-¡E-Espera!-Quiso detenerlo pero la velocidad del menor fue mayor a la capacidad de reacción.
"Es igual de rápido que su padre para huir" Pensó, riendo incómodamente.
Mientras tanto, en la cocina, May freía la carne y verduras. Se mantenía al pendiente del agua con los espaguetis y revolvía la gran olla con sopa.
Se encargaba a la par de varias tareas sin siquiera sudar.
¿Por qué solo ella trabaja ahí? Se preguntarán. Sencillo, esa chica gato... ¡ODIA QUE LA GENTE ENTRE A LA COCINA Y HAGAN BATIDEROS!
No existe ser más diligente en el arte de la cocina que ella. Tanto así que echó a patadas a Anya y Chloe cuando prepararon un arroz con sardinas que sabía horrible y olía igual o peor.
También a Syr cuando preparaba esa aberración llamada comida que le entregaba a Bell cuando este iba al calabozo años atrás. Cuando apenas era el "Pequeño novato". Desde ese día la peliplateada traía la comida ya hecha en Folkvangr.
"Hum... esto está listo-nya" Pensó.
Sumergida en sus pensamientos su falda fue jalada, llamándole la atención.
-¿Nya?-Le salió de la boca, observando al responsable de la interrupción de su trabajo.
-Tia May... ¿Me harías galletas?-Preguntó el niño semejante a conejo.
-¿Nya? Lo lamento-nya. Debo terminar los pedidos-nya-Lo rechazó, regresando la atención a la estufa.
-¡Por favor, tía May...!-El peliblanco la jaloneó.
-¡Ya-nya!-Le apartó las manos de la tela.
-No puedo-nya. Estoy ocupada-nya-La irritación de la chica gato aumentaba. El solo tenerlo en su centro de trabajo la incomodaba.
-Ademas-nya. Aquí es peligroso, vete-nya-Adicionó, echándolo.
-¡Hmph!-Keitaro infló las mejillas, enojado
La vio fijamente y, esos hermosos y cristalinos ojos apunto de llorar, tuvieron una chispa de violeta.
La cola de May se erizó.
-Tía May... ¿Me harías galletas, por favor?-Pidió amablemente pero algo en su forma de pedirlo y tono de voz cambió.
-Hai-nya...-Respondió la cocinera, abandonando el resto de responsabilidades y buscando la harina, huevo, mantequilla, huevo, azúcar, etc.
Los minutos pasaron y los clientes se quejaban de la tardanza.
-¿Qué hace esa gata? Está demorando más de lo normal-Dijo Mia, volteando desde la barra a la ubicación de esta.
-¡Oye! ¡¿Qué haces?!-Le gritó la enana.
May, quien sacaba una charola del horno, la miró y no le hizo caso.
El niño, esperando, no le quitaba los ojos de encima a la chica.
Esto le dio mala espina.
-¡Syr!-Llamó a la peliplateada.
Ella fue a donde la jefa requería su presencia.
-¿Hai?-Respondió la muchacha.
-Dices que tu hijo nació cuando adoptaste tu forma humana... ¿Verdad?-Interrogó Mia.
-¿Are? Es una pregunta un poco vergonzosa de responder cuando hay mucha gente...-Syr se rascó el costado de la cabeza, apenada y sonrojada.
-Solo responde-Le exigieron.
-S-Sí. Bell y yo, en nuestra noche de bodas, lo hicimos... cuando yo tomaba este papel de Syr... ¡¿Qué cosas me hace decir, Mama Mía?!-Le reclamó aunque la reacción de la camarera distaba del desagrado.
-Mira al retoño de esa noche y dime que notas-Declaró la dueña del bar.
Curiosa, Syr siguió la instrucción.
Su hijo estaba recibiendo una bolsa llena de galletas de diferentes formas y tamaños.
Este cerró los ojos y agradeció a May pero, cuando los abrió nuevamente... lo percibió.
Un escalofrío recorrió la espalda de la madre.
Rápidamente corrió a la cocina.
-¡Mamá! ¡Mamá! ¡La tía me las dio!-Avisó el peliblanco.
Syr rápidamente lo cargó.
-¿Eh? ¿Quieres?-Sonrió Keitaro, sacando una y ofreciéndola.
Los ojos grises de la muchacha brillaron, como los de su niño minutos antes y...
-¿Nya? ¿Dónde estoy-nya?-La cabeza de la chica gesto dolía.
-Keitaro... mi amor... ¿Qué fue lo que hiciste?-Preguntó la peliplateada, rebosante de furia.
-¡Hiiii!-El infante tembló. Que su madre adoptara esa actitud significaba que hizo una tontería aunque a veces no supiera el por qué.
-Estaba cocinando-nya... y de repente todo se volvió negro-nya...-Declaró la cocinera.
-Esto fue...-Mama Mia confirmaba la sospecha.
-Sí... la habilidad "Encanto" que las diosas de la belleza usamos-Reveló Syr, dándole la razón a la enana.
Keitaro las miró confundido, ladeando la cabeza mientras dos brazos lo rodeaban.
-¿Pero cómo es eso posible?-Se cuestionó la madre.
-Tal vez... no eras del todo humana esa noche...-Expresó Ryuu, entrando a la habitación.
-No creo... recuerdo la luna de miel a la perfección y...-La piel de la chica palideció.
-No puede ser...-Se percató de un detalle en sus memorias.
-¿Qué?-Las tres mujeres en la sala insistieron por la respuesta.
-M-Mientras Bell... ya saben... "Se esforzaba". Hubo un instante en que... sentí que mi cuerpo se calentaba pero... fue breve...-Confesó.
-Cambiaste a tu forma de Diosa...-Susurró la elfo.
-Entonces-nya... no me digas que-nya...-El centro de atención fue el niño que Syr cargaba en brazos.
-Un semi dios de la belleza... como si tener los genes de su padre no fuesen suficiente...-Mia se frotó los párpados.
-Mamá... ¿De qué hablan?-Preguntó Keitaro.
-Mi amor, quiero que me prometas algo-El ambiente cambió abruptamente mientras la madre le sostenía las manitas a su bendición.
-Por favor. Lo que le hiciste a May... no lo repitas...-Agregó la camarera a la oración anterior.
El niño, cabizbajo porque hizo enojar a su madre, asintió.
-Perdón...-Se disculpó. Lágrimas le caían, arrepentido.
-Tranquilo. No te regañaré. Solo cumple la promesa. Las promesas son sagradas y no deben romperse porque si lo haces mami se entristecerá-Dijo Syr, acariciándole la mejilla.
*Mua*
Y besándole la frente.
-¿Desde cuando puedes hacerlo?-Le cuestionó con tacto.
-No sé... solo sé que mi cabeza duele cuando realmente quiero algo...-Contestó.
-Es como ¡Pum! Y luego ¡Bam!-El infante no hallaba las palabras para expresarse correctamente.
-Fufufu. Eres mi hijo al fin y al cabo. Te enseñaré a controlarlo después de hablar con papá. Por ahora evita andar de caprichoso o te castigaré-Le dio un pequeño regaño y amenaza.
-¡Sí mamá!-Keitaro asintió.
La camarera lo bajó y este corrió a donde el resto de la familia platicaba plácidamente. Les ofreció galletas y ellos las aceptaron.
May suspiró.
-Bueno-nya...-Se enrolló las mangas.
-A trabajar-nya...-Declaró.
-¿En serio? ¿No estás enojada? ¿No descansarás? Te lo compensaré-Syr, arrepentida, le habló.
-Mentiría si dijese que no me molestó-nya... pero es un niño-nya. Solo edúcalo mejor y que aprenda de sus errores-nya. Además... hay clientes a quienes complacer-nya-La chica gato se movió a la velocidad de la luz y los platillos fueron saliendo uno a uno.
-Si quieres compensarme-nya... ¡Paga esas galletas y apresúrate a atender a los visitantes-nya!-Gritó.
-¡Hai!-La peliplateada regresó al trabajo, mismo caso con Ryuu.
En segundos se entregaron los pedidos y el trabajo se redujo.
Mama Mia, cruzada de brazos, suspiró.
"No hay duda de que es hijo tuyo, niña tonta" Pensó, riéndose de la situación luego de que esta se apaciguara sin problemas mayores.
Sirvió las cervezas. También se sentía motivada.
Tal vez lo que el mocoso hizo estuvo mal... pero que tú misma lo aceptes y lo reprendas por ello demuestra cuánto haz crecido, diosa tonta... sigue así..." Adicionó, feliz.
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¡Finaliza el quinto capítulo de las antologías!
Bueno, hasta aquí el capítulo de hoy, espero que sea de su agrado y dejen su apoyo como ya es costumbre.
En fin, déjenme sus opiniones.
¿Cómo estuvo el capítulo? ¿Sí les gustó?
Buzón de sugerencias/opiniones/comentarios.
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