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SS. Niñeras en acción.

-¿Podría repetirlo, Freya-Sama?-Preguntó Ottar mientras el resto de la familia perteneciente a la diosa de ese mismo nombre se asomaban desde detrás de él.

Nos hallamos en Folkvangr, sede de la familia más fuerte de Orario donde día y noche entrenan con el objetivo de fortalecerse. A pesar de que estas costumbres han disminuido tras la derrota del dragón negro.

Sin embargo, ahora mismo y sin ser conscientes, se enfrentarían a la prueba de mayor envergadura en sus vidas, la cual, ni miles de años en el calabozo los prepararía.

Recibieron la visita de Bell Cranel, quien se desposó a la diosa Freya. El par vestía finamente, el hombre traía un traje negro y corbata a moño mientras que Syr, el disfraz de la deidad antes mencionada, un vestido morado con arreglos florales en el cabello que resaltaba enormemente su belleza incomparable. Y claro, no olvidemos al invitado más importante... Keitaro Cranel, el hijo de ellos dos.

-Quisiera que cuiden a Keitaro. Bell y yo celebraremos nuestro aniversario de bodas y no podemos llevarlo con nosotros-Respondió Syr, la hermosa chica peliplateada que también era Freya, la diosa patrona de la familia.

Ottar, Allen, Hedin, Hogni y los Bringar abrieron totalmente los ojos, casi saliéndose de sus orbitales.

El joven, al notarlo, intervino.

-¿Nos permiten un momento?-Pidió Bell, llevándose a su esposa e hijo.

-¿Estás segura de esto?-Le susurra, cuestionándole de la elección.

-No pero se nos acabaron las opciones. Noel y Wiene son muy jóvenes como para encargárselas. Hestia debe estar emborrachándose en La Señora De La Abundancia porque en esta fecha recuerda que te casaste conmigo. Y probablemente Miach y Takemikazuchi la acompañen. Ryuu y los nuevos miembros de su familia están en una expedición. Haruhime y Bete salieron juntos al igual que Lili, Tiona y Finn. Anya, Chloe, Lunoire y Mama Mia trabajan hoy así que será un rotundo no. Además, temo que lo dejen descuidado en la cocina o en una habitación solo. Prácticamente mi familia fue la última opción pero ¿Qué se le va hacer?-Respondió la peliplateada, recapitulando la travesía en busca de una niñera para el bebé, el cual apenas tiene 1 año y pocos meses de nacido.

-Si lo pones de ese modo es cierto... No obstante ¿Están capacitados? No desprender el aura de "Cuidadores de niños"-Pregunta el conejo, preocupado.

-Tranquilo amor, ellos cumplirán cualquier de mis ordenes y deseos a la perfección-Contestó Syr, confiando plenamente en las capacidades de sus "Hijos".

Una gota de sudor le bajó de la frente.

"He... quisiera decirlo sin dudarlo..." Dijo mentalmente, revelando lo que en verdad pensaba de la decisión.

La pareja regresó a donde los miembros de la familia Freya los esperaban.

La madre del pequeño extendió los brazos, enseñándolo.

-Ahora está dormido. Ya comió y normalmente se despierta 3 horas después pidiendo leche, puré de frutas o queriendo eructar-Comentó.

Ottar cargó a Keitaro cuidadosamente, el cual yacía arropado y con los ojos cerrados.

-En esta mochila esta lo necesario en cualquier caso que se presente. Si le da hambre hay papillas y purés de frutas frescas. Si quiere leche agarren el biberón y caliéntenlo hasta que alcance la temperatura ambiente o ligeramente superior, si es muy caliente le lastimará la lengua o los labios. Si es fría no la beberá y la rechazará-Explicó.

-También deben estar pendientes de que no tenga gases. Si comienza a llorar de la nada y la razón no es hambre, arrúllenlo y denle palmadas en la espalda, así eructará-Adicionó Bell.

-Y si lo acuestan en alguna cama deben asegurarse de que no quede boca arriba, asegúrense de que lo haga de lado-Agregó Syr.

Los miembros de la familia Freya asentían. Hogni escribía notar porque cree que probablemente se le olvidará.

-No sujeten muy fuerte su cabeza. Los huesos no se han unido al 100% y podrían deformarla-Recordó el conejo. Esas clases infernales que Eina le impartió le ayudaron en demasía a sobrellevar el cuidado de su hijo.

-Jueguen con él de vez en cuando. Hay juguetes en la mochila así que utilícenlos como vean conveniente-Complementó la peliplateada.

-Eviten dejarlo en superficies duras. Todavía no sabe caminar ni gatear, lo se sientan en el suelo probablemente el peso de su cabeza le ganará y se golpeará-Dijo el padre.

Los ojos del resto se convertían en remolinos.

Muchas instrucciones, cuidados, alertas, advertencias y reglas.

-¡Ah! ¡Casi lo olvido! Si encuentra algo que le divierte es probable que no se calme hasta que se lo den. Normalmente se aburre a los cinco minutos y lo desecha-Rememoró la madre.

-Siendo así... ¿Cuento con ustedes?-Preguntó.

-S-Sí... Freya-Sama...-Respondieron al unísono, sin estar seguros pero no se negarían a la solicitud debido a la lealtad que le tienen.

Bell, quien esperaba en la puerta a su amada, los observó, sintiendo pena hacia ellos.

-¡Hasta luego entonces! Cuiden mucho a mi niño. Es pequeño y frágil pero muy adorable, quiero jugarle sus mejillas siempre que lo cargo y estoy triste por alejarme de él. Sin embargo, sé que harán lo mejor que esté en sus manos-Declaró Syr, sonriéndoles, no sin antes acariciar a su retoño y besarle la frente.

-¡Nos vemos al atardecer!-Se despidió animadamente, propio de ella.

Y de esa manera el matrimonio abandonó Folkvangr, cerrando las enormes puertas, dejando detrás a aquellos aventureros sin experiencia en el cuidado de infantes.

El silencio abundó, nadie rompía el hielo.

-Bueno, me retiro-Dijo Hedin, acomodándose los lentes y girando.

-Alto-Habló Allen, frenándolo en seco al posar la mano en su hombro.

El elfo lo vió de reojo, frunciendo el ceño.

-¿Qué intentas poniéndome esos sucios dedos encima, gato idiota?-Le cuestiona, reprochándole la acción.

-No huirás imbécil. Este trabajo nos concierne, te guste o no-Contestó, afilando la mirada.

*¡Plaz!*

Hedin quitó la palma de encima, golpeándola de revés.

-No huyo, estúpido. Investigaré qué se necesita para cuidar a ese mocoso. A diferencia tuya, yo sí me preocupo por cumplir a la perfección este encargo-Encaró al hombre gato.

El pelinegro respondió a la agresión.

Chispas se desprendían cuando chocaban tras el contacto visual.

-Cállense-Ordenó Ottar, parándose a centímetros de ellos y desprendiendo un aura intimidante.

-Freya-Sama confía en que cuidemos a su hijo. Nuestro deber es unir fuerzas y afrontarlo-Expresó el Boaz.

-Tch. Ese niño luce tranquilo-Recriminó Alfrigg, asomándose de puntas y así observándolo.

-Sí, que se quede así-Pronunció Dvalinn.

-¡Llévalo a la habitación de Helun!-Gritó Berling.

-¡Shhh! ¡Idiota! ¡Lo despertarás!-Lo chistó Grer, regañándolo a susurros porque si levantaba la voz cometería la misma tontería que su hermano.

-El viento plateado desapareció sin dejar rastro, abandonando el bello valle-Contestó Hogni y, ya siendo costumbre, nadie le entendió a excepción de su compañero elfo.

-Helun se fue. Tomó el lugar de Freya-Sama en el bar-Aclaró Hedin.

El elfo oscuro asintió, confirmando lo dicho por el traductor.

-A veces cuestiono cómo es que captas lo que dice. Luego recuerdo que los imbéciles se comprenden entre sí y la duda desaparece-Comentó Allen, cruzado de brazos y picado todavía.

-Pues estás tardando en copiarle el idioma, gato asqueroso-Contestó el elfo, apretando el mango de su báculo.

-Me comprueban que no servirán para nada en esto. Lárguense-El Rey, enojado, los echó.

-¡¿Quién te crees, maldito jabalí?!-Allen y Hedin se molestaron y apuntaron a él.

-Mmm-Un ruido salió de los labios de Keitaro, quien arrugó las cejas.

Ottar posó el dedo índice encima de sus labios, silenciándolos.

-Lo llevaré a la habitación de Helun. Es la única que no almacena armas ni objetos peligrosos-Declaró, yendo a aquel sitio.

-Oye, oye. Olvidas la mochila-Hogni la agarró, llevándolo mientras lo acompañaba desde atrás.

-Supongo que habrá que turnarnos. Freya-Sama dijo que estemos pendientes de él al dormir porque si se acuesta boca arriba hay riesgo de que se ahogue en caso de vomitar. Así que lo vigilaremos-Sugirió Allen.

-Una buena idea ¿Ves que no es difícil mostrar sensatez de vez en cuando?-Opinó Hedin.

El pelinegro se irritó pero no le reclamó. Guardar la calma es indispensable.

-Yo cuidé de Anya, mi hermana, cuando éramos jóvenes. No hay problema en que me toque el primer turno-Informó, ofreciéndose.

-¡Pedimos el segundo!-Los Bringar eligieron su turno al unísono, alzando la mano. Los cuatro hermanos cuidarían del bebé al mismo tiempo.

-Estoy de acuerdo en ser el último-El elfo se acomodó los lentes y no contradijo la decisión.

-Después de que Ottar y Hogni regresen les comentaremos de ello. Ahora retroalimentemos las indicaciones-El hombre gato quiso que repitieran lo que escucharon. Así se confirmarían que no pasaron de largo los detalles de las múltiples indicaciones.

En la habitación de Helun.

El Boaz y el elfo oscuro se encontraban dentro del cuarto ligeramente pintoresco, el cual no almacenaba absolutamente nada más que una cama y roperos. Modesto.

-Lo acostaré-Avisó El Rey.

-El reloj girarán y no se detendrá hasta que las manecillas señalen la hora de la verdad-Vociferó Dainsleif.

-Soy consciente de que despertará tarde o temprano-Le respondieron.

Recostado en la blanca cama, el bebé sonrió, curveando la comisura de sus labios.

Hogni lo acomodó de forma que durmiera cómodamente.

Al tenerlo en sus manos notó lo pequeño y frágil que es.

El recién nacido ignoraba los peligros que el mundo alberga. La inocencia que este desprendía provocaba cierto malestar en él.

-Alguien que no vivirá los males que nosotros enfrentamos cara a cara en carne propia...-Susurró, envidiándolo.

-Freya-Sama lo ama mucho. Su hijo... su sangre. Esa clase de milagro que rompe el tabú sobre la fertilidad de los dioses y diosas... dormido tranquilamente a escasos centímetros-Comentó Ottar.

-En fin. Las próximas horas no ha de despertar, estemos en calma y esperemos a que nos releven-Informó, sentándose al borde del colchón y observando fijamente a Keitaro.

-De acuerdo-Fue la contestación del elfo oscuro.

Los minutos transcurrieron sin nada que despertara preocupación, aparentemente.

Los agudos sentidos que el par de aventureros han desarrollado en el calabozo les permitiría escuchar los débiles latidos en el corazón del infante, cosa normal si tomamos en cuenta el tamaño que posee y el cuerpo al cual le proporciona sangre.

De repente... abrió los ojos.

Rápidamente, mientras los párpados se abrían, el dúo se posaró al costado de él.

Ese color gris fue percibido por ambos.

-Son idénticos a los de Freya-Sama en su forma humana...-El boaz se percató de ello.

El bebé lo vio brevemente hasta que la presencia de Hogni le llamó la atención.

Keitaro estiró sus pequeños brazos.

-Mmm-Reía, queriendo alcanzarlo.

-Acércate a él-Ordenó el capitán de la familia Freya.

-¿Eh? ¿Por qué?-Dubitativo, cuestionó el elfo.

Ante la expresión que recibió, se resignó.

-H-Hola... hijo del conejo...-Saludó, acortando la distancia.

-He...-Sonrió Keitaro.

Las puntiagudas orejas eran el objetivo.

Usando sus dedos pequeños, las sujetó desde la punta.

-Mmm he-Se divertía, estirándolas.

-El dolor es parte de la existencia...-Declaró el "Juguete" viviente. En resumen, le desagradaba que lo tocaran, sobre todo en aquel sitio específico. Sin embargo, posee el autocontrol suficiente que evita golpearlo.

-¿Bah?-El bebé oyó lo anterior, ladeando la cabeza.

-Ni él sabe qué dices-Comentó Ottar.

Después de varios minutos de diversión unilateral, el juego fue abandonado.

Keitaro bostezó. Es increíble lo rápido que se cansó, tal vez no despertó a consecuencia del hambre y solo fue temporal.

-Dormido... y el turno terminó-Alertó el Boaz, viendo que su compañero se sobaba las orejas enrojecidas tras la manipulación y toqueteó excesivo.

-Son sensibles...-Se quejó.

-Vamos por relevo...-Antes de que finalizara la oración...

-¡Buaaaaa! ¡Buaaaa! ¡Buaaa!-El pequeño lloró, de repente y sin previa señal.

-¿Qué demonios? Se supone que se cansó-Reclamó Ottar, yendo al auxilio.

-¡Buaaaa! ¡Buaaaaa!-El lloriqueo no cesó.

-Si llora es por hambre... ¡Hogni! ¡La comida!-Vociferó.

El elfo corrió hacia la mochila y la abrió.

-La leche está fría y calentarla tardará. Dale el puré-Dijo, abriendo el frasco y metiendo la cuchara.

El boaz abrazó al infante y lo acercó.

Sus labios chocaron contra la espesa papilla pero no lo comía.

-¡Buaaaa! ¡Buaaaaa!-.

-¡No es hambre!-Entraron en desesperación ante la negativa en ingesta de alimento.

-¡Tal vez el gas le causa malestar!-El siguiente escenario fue recordado.

Ottar lo arrulló, dándole palmadas en la espalda. Le costaba regular la cantidad de fuerza a ejercer. No obstante, lo hizo bien.

-¡Buaaaaaa! ¡Buaaaaaaa!-El bebé no dejaba de llorar.

No es hambre.

No son gases.

¿Entonces?

-Lo arrullas muy fuerte-Reclamó Dainsleif.

El cuerpo diminuto se elevaba parcialmente en el aire y...

-¡Hehe!-Se rió. Luego cayó en los brazos de El Rey.

Guardó silencio momentáneo y...

-¡Buaaaaaa! ¡Buaaaaa!-.

-Jummm lánzalo hacia arriba de nuevo-Sugirió Hogni.

Ottar lo hizo.

-¡Hee!-Se calmó Keitaro, divirtiéndose al flotar y cayendo nuevamente.

-Continúa. Le gusta-.

-¡Mmm hehe!-.

El infante reía alegremente.

Volaba y... volvía a los brazos.

Arriba y... abajo.

El llanto cesó, así que supusieron que solo quería divertirse.

Lo realizaron varias veces... más de las necesarias.

-Oye... ¿Por qué infla las mejillas?-Cuestionó el elfo oscuro.

El Boaz lo notó antes de atraparlo y...

-¡Buargh!-Vomitó, manchándole el pecho y extremidades superiores.

-Ugh...-El quejido no tardó en salir por parte del afectado

-Mmmm ¡Buaaaaaa! ¡Buaaaaaaa!-.

El lloriqueo regresó.

-Que asco...-Susurraron mientras el líquido con partes sólidas era quitado.

-Al carajo los turnos, llama a todos-Dio la orden Ottar.

Hogni corrió, buscando al resto.

Sostuvo a Keitaro, alejándolo de él.

-¡Buuuaaaaaaa! ¡Buaaaaaaa!-.

-Silencio...-Lo calló, amenazándolo.

Él dejó de gritar momentáneamente, pasmado.

Luego se le arrugó el rostro y...

-¡Buaaaaaa! ¡Buaaaaaa!-.

Ottar suspiró.

-Lo intenté...-Quiso probar si la relación establecía mediante miedo funcionaría en alguien tan joven. Falló estrepitosamente. No existen jerarquías a tan temprana edad.

-¡¿Qué demonios huele tan mal?!-Se quejó Allen.

El capitán de la familia volteó a donde ellos yacía de pie. Enseñando de donde provenía el olor.

-Puff-Se rieron los Bringar.

-Iré a cambiarme, les toca-Entregó al niño.

-No se manchó así que no hay que quitarle la ropa. Pero al vomitar se quedó sin comida dentro del estómago, aliméntenlo-Adicionó, retirándose.

Hedin se encargó de sostener a Keitaro.

-¡Buaaaaa! ¡Buaaaaa! ¡Buaaaa!-.

-Saquen ese maldito biberón y caléntenlo-Exigió. El ruido del lloriqueo lo irritaba.

Hogni hizo caso, llevándose la leche a la cocina.

Los Bringar curiosearon en la mochila y sacaron varias sonajas.

Alfrigg sacudió la suya.

*Tic, tic, tic*

-¿Ba?-El llanto cesó.

-Mmm-Aplaudió con sus manitas, queriendo que repitiera el sonido de antes.

-Muevan esa cosa-El hombre gato les indicó.

*Tic, tic, tic*

*Tic, tic, tic*

*Tic, tic, tic*

*Tic, tic, tic*

La sacudieron al mismo tiempo.

-¡Hee! ¡Mmhumm!-Eso entretuvo al pequeño.

Los hobbit sonaban la sonaja reiteradamente, cambiando de lugares y así despertarle la atención.

Él los miraba, aplaudiendo y riendo. Su favorito al momento era Alfrigg, a quien no le quitaba la vista de encima.

-Oye Alfrigg, le agradas. Pensamos que era imposible que le cayeras bien a alguien-Se burló el resto de hermanos.

-¡Cállense!-Gritó, apretando el juguete.

*¡Crack!*

Y rompiéndolo tras ejercer fuerza excesiva.

Keitaro saltó en los brazos de Hedin, asustado.

*¡Snif!*

*¡Snif!*

-¡Espera! ¡Perdón! ¡No llores!-El hermano mayor de los Bringar quiso evitar que llorara de nuevo, arrebatándole la sonaja que Grar tenía pero era demasiado tarde.

-¡Buaaaaaaaaaaah! ¡Buaaaaaaaaaaah!-.

-¡Ahhhhhhh! ¡Malditos idiotas!-Insultó a sus hermanos, culpándolos de hacerlo enojar y que de ese modo perdiera los cabales.

-Tch ¿No son capaces de controlar sus impulsos?-Les cuestionó Allen, posándose enfrente de ellos.

Su cola negra se meneó cerca del infante, el cual abrió los ojos y se calló.

Limpió las lágrimas y mocos con la manga del antebrazo.

-Mmmm-Se fijó en la cola del gato.

El elfo entendió a la perfección las intenciones. Incluso se inclinó ligeramente adelante, facilitándole el deseo.

"Servido... jálale la cola al idiota..." El plan maquiavélico de Hildrsleif dió marcha.

*¡Slash!*

Rápidamente agarró la punta y la estiró.

El pelinegro, al no percibir peligro ni hostilidad, no reaccionó a tiempo hasta que varios pelos de su cola fueron arrancados y el dolor fueron mayúsculos.

-¡JODIDO IMBÉCIL!-Gritó, alzando el puño y girando en su propio eje.

Cuando por fin recuperó la razón, sus nudillos estaban a escasos milímetros de la cara del bebé, quien fue despeinado por el aire empujado.

Allen se asustó.

Reaccionó mal y casi golpea al hijo de su diosa.

Palideció.

Pensó que Hedin fue el responsable y casi lo paga el inocente.

-¡Baaa!-Keitaro copió el golpe que su tío lanzó, chocando los puños con él. Entre sus dedos se asomaban los pelos que arrancó.

-¡Baaa!-Repitó.

-Ugh...-Vana Freya fingió que fue dañado, quitando fuerza en el brazo y agachándose mientras fruncía el ceño.

-¡Waaaa!-Se alegró el niño, quien abrió y cerró la mano.

-¡Baa!-Dijo otra vez.

Hedin empujó aire al copiarle.

El cabello de Allen se revolvió.

-¡Waaaaaa!-Celebró Jeitaro, saltando desde donde el elfo lo cargaba.

Alfrigg se acercó a él y...

-¡Baaa!-Le dio un puñetazo en la nariz.

El hobbit retrocedió.

-Ugh... ¡Es muy fuerte!-Dijo, cayendo de espaldas.

Todos se rieron.

-¡Mi turno! ¡Lo enfrentaré!-Vociferó Dvalinn, tragando saliva.

-¡Baaaa!-Repitió.

-¡Puah!-El segundo hermano se impulsó, rodando en el suelo y estrellándose en la pared.

-¡Es igual de fuerte que su padre! ¡No se contengan Berling y Grer!-Declaró, cayendo desmayado (De mentira).

-¡Vamos hermano!-Los dos menores atacaron y...

-¡BAAAA!-Dos puñetazos al aire en su dirección fueron dados y...

*¡PAM!*

Se estrellaron en el ropero.

-Traje el biberón...-Avisó Hogni, viendo a sus compañeros tirados.

-¡Baaa!-Keitaro apuntó a él.

El elfo oscuro ladeó la cabeza.

-¿Ba?-En su inocencia, el infante no comprendió por qué no funcionó su "Poder".

-Fufufufu ¿Crees que yo, el rey de las artes oscura caerá de un golpe? ¡Ofendes a esta eminencia de lo natural y sobrenatural!-Dainsleif siguió el juego después de que entendió el contexto del juego. Realizó varias poses extrañas, cuál chico con síndrome de octavo grado.

-¡Ba!-El bebé arrugó las cejas y sonrió.

-Hero...-Dijo, moviendo los dedos.

-¡Ohhhhh! ¡Tenemos un héroe aquí! Revele su fuerza o la negra noche lo consumirá, cayendo derrotado ¡JAJAJAJAJA!-Hogni le apuntó, riéndose al igual que lo abría un villano.

-No dejes que se burle de ti. Ataca-Hedin le aconsejó.

-¡Baaaa!-.

-¡Puah!-Golpe directo al cachete.

-¡Baaaaaa!-.

-¡Ughhhhhh!-Gancho al hígado.

-¡BAAAAAAAAAAAA!-.

-¡AHHHHHHHHH!-.

*¡CRASH!*

El cuerpo del elfo fue tirado a la puerta, rompiéndola y deslizándose en el pasillo.

-Tch... te subestimé... he sido... derrotado...-Fueron las últimas palabras del rival.

-¡El rey oscuro ha caído derrotado ante la imponente fuerza del héroe legendario!-Festejó Hedin, elevándolo como el ganador.

-¡Waaaaaa!-Se sacudió Keitaro, feliz de ser el campeón.

Ottar, quien regresó, los observó y sonrió.

"Supongo que no es tan malo" Pensó.

Arrebató el biberón al desfallecido (De mentiras) Rey oscuro.

-Hora de comer-Señaló al contenedor de leche y Keitaro pidió que se lo dieran.

El elfo le cedió el niño al boaz.

Sonidos de la boca chupando reemplazaron el ruido de batalla anterior.

Pasaron varios minutos así.

-Cuida que no coma demasiado o vomitará-Dijo Allen, sosteniendo el biberón.

-¡Podemos darle puré después!-Los Bringar sostenían un frasco cada uno de diferentes sabores. Fresa, pera, melón y manzana.

-Iré por su manta, así lo envolvemos cuando termine-Hogni se dirigió a la cama por el pedazo de tela.

-Yo lo cuidaré mientras duerme-Se ofreció Hedin.

Cada quien realizó sus labores sin rechistar y sonriendo instintivamente.

Horas después.

*¡PAM!*

-¡Mi bebé! ¡¿Dónde está mi bebé?!-Syr entró de repente, pateando la puerta.

-¡Tranquila Syr! ¡No actúes así!-Bell la trataba de detener.

La humana se la pasó toda la cita preocupada, tanto que no se concentraron en lo absoluto en disfrutar el tour en barco y mucho menos la comida porque cada ingrediente le recordaba a Keitaro y comenzaba a preguntarse si hizo bien en dejarlo a manos de sus "Hijos".

El resto de la cita hasta el regreso al puerto fue "¿Cómo estará?" "¿Ya comió?" "¿Cuánto tardaremos en llegar?". Incluso estuvo a punto de encantar al capitán del barco y obligarlos a retornar pero el conejo la detuvo.

-Cállate amor...-Respondió la peliplateada, amenazando a su esposo.

-¡Hiiii!-Se asustó el muchacho, soltándola.

-Freya-Sama. Está en la habitación de Helun. Hedin lo cuida-Informó Ottar, apuntando a la segunda planta.

En un abrir y cerrar de ojos, la chica corrió hacia allá con el marido siguiéndola.

-¿Y la puerta?-Se cuestionaron antes de entrar.

Se asomaron y, en la cama, Keitaro dormía plácidamente, del idéntica forma a cuando se los entregaron antes de partir a la celebración.

El alto elfo los chistó porque si hablaban lo despertarían.

Ellos sonrieron, felices de ver tan calmado a su hijo.

El bebé se estiró y bostezó, despertando.

Se frotó los párpados y vio a donde Syr se hallaba de pie.

-Ven con mamá... es hora de irnos ¿Te divertiste con tus tíos?-Le preguntó, recogiéndolo y cargándolo.

Le tocó la nariz y Keitaro sonrió.

-¡Ma...!-Dijo.

Luego apuntó al peliblanco.

-¡Pa!-.

Luego miró a Hedin.

-Oji...-Habló, impresionado a sus padres.

Después señaló detrás de su papá.

-Oji...-.

-Oji...-.

-Oji...-.

-Oji...-.

-Oji...-.

-Oji...-

Nombró, refiriéndose a Alfrigg, Dvalinn, Berling, Grer, Allen y Ottar, los cuales entraron.

De repente apareció Hogni y el infante sonrió.

-Maou...-.

El elfo oscuro posó nuevamente, retándolo.

-De acuerdo, es hora de volver a casa-Avisó la madre mientras el padre recogía la mochila donde guardaron el juguete que el mayor de los Bringar rompió. Sé secreto iría a la tumba.

-Despídete de tus tíos-Bell lo acarició, pidiéndole que mueva la mano en señal de adiós.

Él lo hizo y los miembros de la familia Freya le devolvieron el gesto.

El conejo se acercó a ellos y se inclinó a adelante a manera de reverencia.

-¡Muchas gracias por cuidar de Keitaro!-Agradeció.

-En serio les agradezco, mis niños-Dijo Syr, copiando el gesto.

Los aventureros les respondieron que se despreocupen.

La familia se retiró, abandonando Folkvangr.

Los 8 suspiraron de cansancio.

-Fue difícil...-Ottar opinó.

-Ni lo menciones-Los Bringar contestaron.

-Pero...-Allen expresó.

-También divertido-Hedin recordó el día en que entrenó al padre de la criatura. Aunque lo niegue, se divirtió rostizando al conejo.

Hogni permaneció en silencio.

"Esperaré el segundo combate, mocoso. Me pregunto... ¿Qué tan fuerte serás en el futuro?" Pensó, emocionado ante lo que les depararía en el futuro a él y a Keitaro, el héroe que se convertiría en su poderoso rival.

Helun se coló en la entrada. Regresaba del trabajo en La Señora De La Abundancia y subió a su habitación realmente cansada, queriendo dormir.

-¿A-Are...? ¡¿Y LA PUERTA?!-Gritó.

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¡Finaliza el tercer capítulo de las antologías!

Créditos de la idea JoelEPB

Bueno, hasta aquí el capítulo de hoy, espero que sea de su agrado y dejen su apoyo como ya es costumbre.

En fin, déjenme sus opiniones.

¿Cómo estuvo el capítulo? ¿Sí les gustó?

Buzón de sugerencias/opiniones/comentarios.

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