SS. El romance de Keitaro. Parte 2.
En el capítulo anterior.
-¡Q-Quisiera que me acompañaras a una cita en la plaza del amor!-Gritó, cerrando los ojos, inclinándose hacia adelante y extendiéndole la mano.
-¿E-Eh...?-Salió de la boca de Helun.
"Él dijo... cita... ¿Verdad? No escuché mal ¿Cierto? ¿Cierto?" Quiso confírmalo en su subconsciente.
Si antes estaba roja, ahora esa definición del color obtenía un nuevo significado.
-¡¿EHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH?!-
El grito resonó en cada parte de Orario, asustando a quien fuese alcanzando por él.
En el capítulo actual.
-¿Eh? ¡Espera! ¡¿A qué te refieres con una c-cita?!-Preguntó Helun, sonrojada intensamente mientras trataba de que su interrogante saliera limpia y sin tartamudeos que delaten el cúmulo de sentimientos que está experimentando en ese mismo instante frente al dueño de sus sueños de amor.
-A exactamente eso, Helun. Quisiera que me hicieses el honor de acompañarme a una cita en la plaza del amor esta noche. Habrá un espectáculo de fuegos artificiales y desearía que fueses mi compañía en tan hermosa noche-Sin titubear ni siquiera un segundo, Keitaro externo su deseo. La seguridad reflejada en la oración, postura, también en lenguaje corporal, reflejaba la determinación en el joven.
Él iría rienda suelta a conquistar el corazón de la mujer que encantó el suyo. Postergar y dudar lo que tanto tiempo a aguardado en hacer solo provocaría que ese amor que jura y perdona poseer en lo profundo de su ser entre en conflicto y la confianza se disipa cual humo en el aire.
-P-Pero...-La chica quiso replicar pero no hallaba excusa alguna, ni las ganas, que valiera. Se limitó a desviar la mirada y cruzar el brazo derecho, pellizcándose el izquierdo en un pobre intento de despertar de lo que suponía era un sueño.
Ante la falta de respuesta, Keitaro se intranquilizaba.
-¿Acaso... no quieres?-Preguntó, ligeramente decaído.
La mujer negó con la cabeza seguido de aquello.
"Eres un tonto Keitaro, necesitas comprender mejor a las mujeres, estoy tan feliz que estoy en shock, por eso no puedo decir nada" Se dijo a sí misma, sin saber que prácticamente repitió las palabras que mentalmente expresó su diosa cuando se encontró en una situación bastante similar a la suya hace muchos ayeres.
Acercó la mano a la del contrario y la sujetó.
El peliblanco con tonos grises levantó la cabeza antes decaída en reflejo a esta acción.
-Sería un honor acompañarte, Keitaro. Nada me haría más feliz-Finalmente la contestación fue dada. Seguido de ella, una dulce y cálida sonrisa se dibujó en el rostro de Helun.
Las mejillas del muchacho se colorearon ante la belleza de su pretendiente. Nada ni nadie sería capaz de imaginarse lo feliz que es en ese momento.
-Solo que... ¿Podrías permitirme unos minutos? Quisiera cambiarme de ropa... esto no es idóneo para... bueno...-Helun entrecerraba la puerta, ocultándose detrás de ella.
Keitaro se fijó detenidamente en las prendas que vestía.
Se trataba de una pijama sumamente delgada que provocaba que las curvas del bien formado cuerpo de la bella mujer resaltaran en demasía.
-N-No me mires de ese modo... es... incómodo...-Helun se movió ligeramente a la izquierda, cubriendo el resto de su físico ante los ojos del chico.
-¡P-Perdón! ¡C-Claro! ¡Esperaré lo que sea necesario!-Rápidamente el conejo junior cortó la observación y se tapó la zona media y baja de la cara con el antebrazo.
-P-Pervertido...-Dijo Helun, inflando la mejilla derecha y cerrando la puerta.
"Eso... ¡Eso sonó jodidamente lindo!" Gritó mentalmente el peliblanco/gris.
Se palmeó los cachetes en reiteradas ocasiones, intentando recuperar el control de sí.
"Aceptó... es real... ella aceptó acompañarme... solo queda asegurarme de que no lo hiciese por mero compromiso... quisiera ser tan bueno como papá a la hora de leer a las mujeres..." Pensó, sin saber que su padre es el mayor idiota habido y por haber cuando de conocer lo que las chicas sienten se trata. A menos que él lo supere. Esperemos que no. Si no pregúntenle a medio Orario y a la mayoría de chicas de la familia Hestia y Loki que babeaban por Bell. Sin embargo, al final de todo, Syr fue quien se alzó victoriosa, conquistando el corazón del conejo. Su Odr.
-¡Achu!-Bell estornudó pisos abajo. El sonido alcanzó a donde su hijo se posicionaba aunque él estaba tan sumergido en su cabeza que lo ignoró.
En fin. Esos son detalles sin importancia ahora mismo porque la situación amerita el 100% de atención a los acontecimientos que están a punto de desarrollarse.
Keitaro permaneció de pie en el pasillo, a la espera de que la mujer de sus sueños saliera.
Se imaginó la infinidad de posibilidades respecto al aspecto que esta tendría y cualquier atuendo lo maravillaba. No por la ropa, si no por quien las vestía.
Eso causa el amor.
Se te imposibilita hallar defecto alguno en la persona que recibe tal sentimiento.
Y, a pesar de que él es perfectamente consciente de que Helun tuvo muchos problemas en el pasado, ese amor que le profesa no desapareció ahora ni lo hará nunca.
Algo que parecen compartir los hombres de la familia Cranel es que, sin importar lo extremadamente tontos que sean, cuando se enamoran, no hay nadie para ellos a sus ojos.
Ocurre con Keitaro.
Sucedió con Bell.
También con... Ente.
Aunque sobre este último se desconoce su paradero. Desde que la batalla contra el dragón negro finalizó con Bell como vencedor, desapareció.
No obstante, el corto período en el que Bell habló con él percibió cierta nostalgia, al igual que tristeza. Además, esos ojos rojos que brillaban en la oscuridad le parecieron extrañamente familiares al conejo.
De repente, rompiendo el hilo de pensamiento de Keitaro, la puerta detrás suyo fue abierta lentamente. Las bisagras rechinaron al extenderse.
Él volteó a dicha dirección instintivamente.
Y... ahí... parada justo enfrente de él... apareció la mujer más hermosa que ha visto.
Aquella ropa que usaba era... ¿Su ropa cuando era asistente de Freya?
-P-Perdona... no tengo ropa para momentos especiales... lo más cercano a un vestido en mi ropero era esto... supongo que me queda mal ¿Verdad?-Declaró la peliplateada, apenada de traer puesto eso y tratando de que su platónico no la viese fijamente al cubrirse con las manos.
-Todo lo contrario-Keitaro respondió sin dudar ni un segundo.
-¿Eh?-Helun lo miró.
-Luces increíblemente hermosa, radiante. No existe adjetivo adecuado para describirte-.
El corazón de la mujer saltó.
-Helun es... una muy bella chica. Que no importa lo que use... se convierte automáticamente en la persona más hermosa sobre la fas de la tierra y de quien gustosamente puedo presumir que será mi compañía en una cita-Adicionó, actuando de forma nerviosa el peliblanco/gris mientras aproximaba la mano a la de su cita.
Con tacto y delicadeza, tomó la de ella y entrelazó sus dedos.
Helun saltó ligeramente sin abandonar su posición debido a la impresión y al contacto piel-piel, el cual le transmitía calidez y seguridad luego de varios segundos.
Keitaro se hincó tras por fin sujetarla.
-Prometo que esta noche... será sumamente placentera y divertida, Helun-Declaró, como si de un hombre proponiéndole matrimonio a una mujer se tratara.
La peliplateada posó su mano libre en forma de puño encima de su pecho.
Los labios le temblaban al igual que las piernas.
Estaba completamente sonrojada pero a la vez encantada con el actuar de quien se supone fue un hermanito para él por muchos años.
No obstante... esa emoción... sensación... no le desagradaba.
-Estaré a tu cuidado... Keitaro...-Contestó, devolviéndole la sonrisa.
Y en ese momento, habiendo acordado mutuamente el proseguir con esto hasta las últimas consecuencias, dio inicio la cita.
Abandonaron Folkvangr sin soltarse.
Extrañamente nadie de la familia Freya, tampoco Bell, estaba ahí.
¿Abandonaron la sede?
¿Por cuál motivo?
Ni idea...
¿O tal vez sí?
-Es un estúpido plan-.
-Seremos descubiertos-.
Alfrigg y Dvalinn se quejaron.
-Sería más sencillo si un monstruo de dos metros no espiara también-Berling expresó su inconformidad al ser privado totalmente de la vista gracias al gigantesco cuerpo del Boaz que le tapaba el escenario.
-Yo estoy bien-Grer no lucía enojado.
-Es fácil para ti decirlo. Estás encima de Ottar-Hedin apareció al lado de El Rey.
-Los ojos no son el único medio de localización. El aura emitida por el alma será mi guía en esta travesía-Hogni, quien cerró los ojos momentáneamente para representar su punto, no se dio cuenta de un poste a sus narices y chocó con él.
*¡PAM!*
-Idiota-Dijeron al unísono los presentes. A excepción de Bell, quien vigilaba las acciones de su hijo.
"Ese es mi muchacho... estoy muy orgulloso de ti..." Pensó, limpiándose una lágrima que bajaba de su ojo derecho.
Su hijo estaba experimentando el romance.
Su pequeño que no hace muchos años cargaba en brazo se convertía en hombre.
¡Y por supuesto no se perdería esa transición en la vida de Keitaro!
Así que, junto a los chismosos de la familia Freya, lo seguirían.
-¡Se alejaron! ¡Sombras, movilícense!-Declaró el peliblanco, desapareciendo en el aire a gran velocidad.
Todos a excepción de Hogni lo ignoraron.
Posiblemente al elfo oscuro le agradó el apodo grupal con el que Bell se refirió al conjunto de entrometidos.
-Solo separémonos y evitemos llamar mucho la atención-Hedin se acomodó los lentes y se fue a otra dirección distinta a la señalada por el conejo.
-¡Hai!-Todos concordaron, abandonando al par de tontos delirantes.
Y de ese modo comenzó la operación "Proteger el romance del mocoso". A la cual se le unirían varias personas más.
En la plaza del amor.
-¿Segura que no se nos olvida nada?-Preguntó Ryuu.
-Eres muy insistente. Ya te dije que no. A ver, frutas, verduras, condimentos-Syr hizo el conteo rápido del contenido de las bolsas de papel que ambas camareras cargaban.
La elfo suspiró.
-Astrea-Sama fue muy amable al prestarnos a la capitana de su familia-Comentó la peligris, guiñándole el ojo a su mejor amiga.
-Dijo que me quedaba bien el uniforme de camarera y cuando se le mete una idea en la cabeza no hay nadie que se la saque-Se notaba el cansancio en la elfo de larga cabellera rubia.
-Exageras. El trabajo es divertido si estás aquí conmigo. De no ser por eso, y porque Mama Mia me mataría, hubiese abandonado el trabajo y me dedicaría al 100% a ser ama de casa-Respondió Syr, levantando el puño.
-No creo que sea posible. Wiene ya es mayor y trabaja en el calabozo para mantener a raya a los irregulares. Noel es una chica muy lista e independiente a pesar de su apariencia que no ha cambiado en lo absoluto. Y Keitaro ya es todo un aventurero adulto. Poco a poco tus hijos van creciendo...-Ryuu fue interrumpida.
-¡Cállate! ¡Siguen siendo mis bebés sin importar las responsabilidades que obtuvieron o el cambio en sus tamaños o edades!-Gritó la camarera y madre, quien no aceptaba que sus hijos crecían a ritmos alarmantes. Típico en una mujer que le cuesta decirle adiós a los retoños que con tanto amor crió.
-Lo siento-La elfo se disculpó.
-No te preocupes... es solo que... no falta mucho para que abandonen el nido... me acostumbré tanto a este estilo de vida que considerar siquiera que pronto acabará crea un vacío en mi estómago...-Cabizbaja, Syr confesó.
-Ojalá estos momentos durarán para siempre...-Susurró.
-Cranel-San seguirá contigo. Tu amado esposo. Eso jamás cambiará-La rubia le dio palmadas de apoyo a su compañera.
Syr sonrió.
-Sí... mi Odr... el hombre que esperé toda mi vida... él permanecerá conmigo-Concordó, sintiendo su ritmo cardiaco acelerar debido a que la imagen de su hombre cruzó en su cabeza.
Ryuu se quedó ahí, consolándola. Hasta que de repente ella saltó.
-¡Sí! ¡Mi Odr! ¡Le diré que hagamos otro hijo! ¡Así no estaremos solos nunca!-Un foco apareció encima de la cabeza de la peligris y brillos de sus ojos de ese mismo color.
-¿E-Eh?-Sudor bajó de la frente de la capitana de la renovada familia Astrea.
-¡Gracias por la idea! ¡No lo consideré!-La esposa con claras intenciones reproductivas le agradeció a su mejor amiga.
"Cranel-San, creo que acabo de causarle muchos problemas. Me disculpo de antemano" La elfo sintió lástima por el peliblanco.
Al voltear a un lado, incómoda por los múltiples agradecimientos de Syr, notó algo a la distancia.
-¿Are? ¿Ese no es Keitaro?-Dijo, preguntándole a la madre del chico.
Syr rápidamente dirigió su atención al punto que la rubia señalaba con el dedo índice.
Y, efectivamente, se trataba de él.
El rostro de la mujer se iluminó.
-¡Mi bebé!-Gritó, soltando las bolsas de papel que la segunda camarera atrapó en el aire antes de caer.
Syr iba correr a donde su hijo caminaba. Pero...
-Helun...-Frenó de golpe cuando la presencia de la peliplateada fue percibida al costado de él.
Ambos sonreían y platicaban plácidamente.
Incluso...
-Tomados de la mano...-Susurró al percatarse de ello.
No importa las mil excusas que se inventara. Ellos lucían exactamente como una pareja y emanaban esa aura.
-Una cita... mi bebé tiene su primera cita...-Musitó.
-Syr. Casi arruinas los ingredientes...-El brazo de Ryuu fue jalado, tirando las bolsas de papel.
-¡Vamos! ¡Seguiremos a Keitaro y a Helun!-Declaró, llevando a rastras a la elfo rubia que fue incluida en esta travesía en contra de su voluntad.
-¡Espera!-Lo ruegos fueron ignorados ante la fuerza sobrehumana de la simple camarera de "La Señora De La Abundancia".
Perspectiva de Keitaro y Helun
-Está muy animada la gente-Opinó la peliplateada al ver el bullicio provocado por los gritos de los niños y las risas de los presentes.
-Sin dudas. Estos tiempos de paz se agradecen-Comentó el muchacho, disfrutando del aire de calma que se presentaba en la plaza del amor.
Muchos habitantes que pocas veces vivieron una época así de pacífica en Orario agradecían que la actualidad distará tanto de años anteriores.
La pareja caminaba, observando las docenas de puestos a los costados de las calles.
Comida, juegos, entre muchos objetos varios.
Todo lo que podrías imaginarte para divertirte, comer o comprar con el objetivo de disfrutar este día festivo en Orario.
El aniversario de la derrota del dragón negro.
Es por eso que se respiraba un aire de dicha y felicidad.
-¡Hey! ¡Keitaro!-A lo lejos el conejo fue nombrado.
El par de tórtolos volteó al mismo tiempo ante el llamado.
-¡Tío Mord!-El muchacho reconoció a la persona de enfrente.
Se trataba de Mord, quien era íntimo amigo de su padre.
Este se encontraba al control de uno de los puestos en el festival, agitando la mano en dirección a su "Sobrino".
-Es un gusto verte chico. Haz crecido mucho desde la ultima vez-El hombre de edad ya mayor le dio una palmada en la espalda, alegre de topárselo.
-Lo mismo digo tío Mord-Keitaro correspondió al gesto, devolviéndole el "Golpe".
La espalda de Mord vibró ante tal fuerza.
-Jeje... parece que la fuerza es hereditaria...-Declaró, sintiendo que la zona impactada le ardía.
-Y vienes con compañía. Es un gusto verla aquí, señorita Helun-Tras notar a la mujer junto al peliblanco/gris, también la saludó.
-Muchas gracias por la amabilidad-La peliplateada se inclinó en señal de educación, correspondiendo al saludo cordialmente. Ella conocía a aquel hombre gracias a que es cliente frecuente en "La señora de la abundancia".
-¡Dejando las formalidades! Díganme ¿Les gustaría jugar? Yo estoy a ca4o de esta atracción-Dijo Mord, abriendo los brazos y enseñando debajo suyo la enorme pecera.
Ambos bajaron la mirada y notaron a los cientos de peces que nadaban ahí.
-¿Qué se supone que debemos hacer?-Preguntó Helun, interesada en ello.
-Sencillo. Solo deben usar esta pequeña red de papel y capturar a los peces. Al sacarlos los meterán en estos cuencos con agua y podrán quedárselos. Si el papel se rompe tu oportunidad finaliza-Explicó el encargado, ejemplificando sus palabras al levantar los objetos antes mencionados.
-¡Hagámoslo Keitaro! ¡Comprobemos quién captura más!-Emocionada, la mujer miró a su acompañante con brillos en los ojos y cerrando los puños. También despertó cierto espíritu de competitividad dentro suyo.
-E-Eto...-El muchacho, al tener así de cerca el rostro de su amada, se quedó sin habla.
Helun se sonrojó ante esto, dado que no se dio cuenta de la reducida distancia entre ellos, y se separó rápidamente.
-¡Ujum! P-Podríamos intentarlo...-Aclaró la garganta y retomó la compostura. Él aura de mujer madura que desprendía se disipaba de vez en cuando.
-C-Claro. Y no hay problema en competir. No obstante... ¿Qué obtiene el ganador?-Respondió el joven, rascándose el costado de la cabeza ya que fingía no darle mucha importancia a la recompensa de quien saliese victorioso en este desafío.
-Yo digo que el ganador le pueda pedir lo que sea al perdedor...-Mord intervino, ayudando a su sobrino.
-¡¿Lo que sea?!-Ambos se sonrojaron y vapor salió de sus cabezas, al igual que de las orejas.
-Ya, ya. Aquí tienen-Mord insistió en que eso fuese lo que estuviera en juego, dándoles los materiales necesarios para que la competencia diera inicio.
Cada uno tomó una paleta y una taza. Enrollaron sus mangas hasta los codos y centraron su total atención en el movimiento de los peces, decidiendo a por cuál ir cuando la cuenta regresiva llegara a cero.
-En tres...-Dijo Keitaro.
-En dos...-Continuó Helun.
-En uno...-Prosiguió el peliblanco/gris.
-¡Ahora!-Lanzó la señal la peliplateada.
En rápidos movimientos sumergieron su "Raqueta" en el agua.
Keitaro vio como uno se acercaba a la misma y pensó.
"¡Aquí va el primero!".
Levantó dicho artefacto de golpe cuando el pequeño animalito posó su cuerpo arriba del mismo.
Lo que no sabía era que... el papel del que eso estaba hecho no era tan resistente...
-¡¿QUÉ?! ¡¿POR QUÉ SE ROMPIÓ?!-Gritó al notar que el papel se despedazó tras mojarse aunado al peso del pez perforándolo y provocando así que aquel animalito se fuera de ahí.
Ha perdido magistralmente. Sin la raqueta es imposible ganar.
Sin embargo...
"Esperen... ¿Cómo le estará yendo a Helun...?" La duda le entró y volteó a su costado izquierdo. Aún existía la posibilidad de al menos empatar.
-No puede ser cierto...-Su mirada presenció el preciso momento en el que la bella humana sacaba un pequeño pez naranja del agua y este se encontraba flotando en el aire.
Junto con él, una pequeña cantidad de agua salió y salpicó en el rostro del impresionado joven.
*¡Plop!*
El cuerpo del premio cayó en la taza después de unos segundos a la intemperie en el aire.
-¡Tengo uno!-Celebró al ponerse de pie y dar algunos saltitos de alegría donde el pobre pez salía y caía al agua repetidamente.
-¡Mira Keitaro! ¡Logré atrapar uno! ¡A mi primer intento!-Ella continuaba feliz, sin creer que lo haya conseguido.
Es increíble lo emocionado que uno se siente por ganar un juego, o mejor dicho, una apuesta.
Por obvias razones la raqueta se rompió y ya no podría tomar otro. Por lo que solamente obtuvo uno.
-¿Cuántos atrapaste?-Le preguntó, ladeando la cabeza.
-Emm... N-Ninguno...-Contestó el chico, avergonzado y rascándose el costado de la cabeza.
-Fufufu. Eso significa que yo gané-La camarera de "La señora de la abundancia" infló su pecho. Sintiéndose victoriosa.
-Sí. Así parece. Vayamos a pedir una bolsa. No podemos llevarnos las tazas-Le informó al ponerse de pie.
Caminaron a donde otro los atendía, como se mencionó anteriormente.
Antes de llegar, a Keitaro se le ocurrió preguntar lo siguiente.
-Y dime Helun ¿Cuál será tu pedido? Por favor que sea algo que esté en mis manos-Dijo el chico sin soltar la mano de la mujer.
-Por ahora no tengo idea. Te lo haré saber cuando se me ocurra algo-Le respondieron con un tono coqueto. Raro en la mujer.
-¿Cuándo sería eso exactamente? Creí que tenías pensado qué pedir al sugerir el reto. En fin, prometo cumplir lo que sea que me pidas cuando el momento llegue-Él selló el acuerdo verbal. La duda lo carcomía más no insistiría.
Llegaron al puesto y en él colocaron al pez naranja en una bolsa con agua que luego cerraron.
Les dieron unas cuantas instrucciones de cómo debían cuidarlo y cosas por ese estilo.
Helun tomó la bolsa y acercó sus ojos al animalito. Luego le sonrió con dulzura.
-Te llamaré... Hideki...-Le dijo.
-¿Hideki? ¿Por qué?-Cuestionó el peliblanco/gris.
-Fufufu. Es un secreto...-Contestó la peliplateada bajando al pez de enfrente de su cara y guiñándole el ojo a su pareja mientras posaba el dedo índice encima de sus propios labios de forma un tanto sexy y risueña.
El corazón de Keitaro pegó un salto.
"¡HERMOSA! ¡ERES SIMPLE Y SENCILLAMENTE HERMOSA!" Gritó en el subconsciente.
-Ya veo-Soltó una risita breve.
-Bien. ¿Proseguimos con nuestra cita?-Adicionó el joven conejo, cambiando de tema.
-Claro. Aún hay muchas cosas que quiero ver. Además, muero de hambre-Respondió Helun.
Se alejaron del puesto después de despedirse de Mord y siguieron con su recorrido.
-Todo va bien-A espaldas de Mord apareció Bell.
-¿Eh? ¿Qué demonios...?-Esto asustó al antes mencionado, quien saltó al costado y...
*¡Splash!*
Cayó en la pecera.
-¡P-Perdón!-Bell se disculpó y sacó de ahí a su amigo.
-Ugh... ¿Por qué cada negocio mío en el que te relacionas termina conmigo afectado?-Le cuestionó, secándose con una de las toallas que guardaba en los cajones.
-Exageras...-El peliblanco rió nerviosamente.
-Jodiste mi ida al casino. También el negocio de comida en Rivira cuando un jodido Green Dragon atacó y no se te ocurrió mejor idea que usar la carpa de mi tienda como distracción. Ahora este maldito puesto improvisado-Mord se frotó los párpados.
-Jejeje...-El joven padre no supo cómo replicarle.
-En fin. Estás espiando a tu hijo ¿Cierto? Apuntó a una mujer mayor. Tal vez lo heredó de ti-El hombre bromeó.
-En mi defensa Syr lucía muy joven cuando la conocí y me enamoré de ella. Yo no sabía que tenía miles de años-Se justificó.
-Es grosero hablar de la edad de las mujeres, cariño-Justo al lado de la cara de Bell se asomó su esposa, quien sonreía teóricamente.
-¡¿S-Syr?! ¡O-Oh!-Él la nombró y, como le sucedió a Mord, debido a la impresión, se tropezó y cayó a la pecera.
*¡Splash!*
-Ugh...-Salió aquel quejido del conejo.
La peligris se acercó a su hombre y le extendió la mano.
-Ojalá eso te enseñe a no hablar de mi edad, mi amor. Podré ser una diosa pero es un asunto delicado. Yo soy una mujer de eterna juventud-A pesar de que ayudaba a su marido a pararse continuaba dándole advertencias que sonaban más a amenazas.
-H-Hai-Bell se limitó a asentir como perro regañado.
Syr sonrió, habiendo aclarado ese asunto.
-Cómo sea. Sigamos a nuestro hijo-Adicionó la madre.
-¿Eh? ¿Tú también?-Cuestionó el marido.
-Obviamente. No me perderé la primera cita de mi Keitaro-Contestó la peligris.
-Es más. Ryuu debe estarlo siguiendo ahora mismo-Adicionó.
-¿T-También Ryuu está involucrada?-Le preguntaron.
-Por culpa tuya mi familia los está vigilando. Estamos a mano-Respondió.
-Cierto-Bell no le cuestionó nada a su esposa. Ella daba más miedo que cualquier cosa o monstruo que haya enfrentado y es preferible mantenerla con la razón que meterse de lleno a una conversación que claramente no ganará.
-Me recuerda a nosotros... a nuestra primera cita ¿A ti no?-Dijo el peliblanco, cambiando el tema.
Syr sonrió con cierta melancolía.
-¿Cómo olvidarlo, amor? Nuestra primera cita huyendo de todos y disfrutando la compañía del otro. Ese recuerdo vive grabado en mi corazón-Declaró.
-¡Pero ahora lo importante es Keitaro! ¡Vámonos!-Complementó, rompiendo abruptamente el estado de ánimo.
A esta madre no la distraerás de la meta que se trazó. Presenciaría el romance de su retoño y, dependiendo del resultado, mataría o no a Helun. Claramente esto es broma... a menor que lastime a su retoño o la cita escale demasiado rápido, idéntica a la primera cita con su esposa donde acabaron en una habitación casi desnudos.
"¡El todavía es muy joven!" Pensó Syr, arrastrando a Bell, quien se divertía.
"Jejeje... amor... tú me quitaste mi virginidad a los 15 años..." Dijo mentalmente el conejo, percibiendo la hipocresía en los actos de su amada esposa respecto al hijo de ambos.
Pero, como se dijo anteriormente, él preferiría entrar al calabozo sin Armas ni falna antes de recriminarle algo a la aterradora y sexy mujer madura.
Mujer madura...
"Syr últimamente luce más atractiva... menos... infantil... en cuestión de apariencia. Sé que no quiere que hable sobre la edad. No obstante... en verdad corresponde a la que su cuerpo mortal debe tener" Declaró en el subconsciente.
De reojo notó algunos cabellos blancos en su nuca. ¿Acaso se tratan de canas? ¿No se supone que los dioses y las diosas no envejecen?
Bell sacudió la cabeza, deshaciéndose de esa absurda idea. Freya no envejece.
Eso lo extrañó. Aunque le restó interés y se concentró en la cita de Keitaro.
Por los techos de los edificios avanzaban los demás aventureros chismosos que vigilaban la cita. Conformados por los Gulliver, Ottar, Hedin, Hogni y Ryuu.
¿No le pueden dar un poco de privacidad al pequeño conejo?
Perspectiva de Keitaro y Helun.
Avanzaron unos cuantos pasos ya que la asombrada chica probaba cada uno de los juegos, pausando reiteradamente el recorrido.
Tiro al blanco fue el segundo que intentó.
Sorpresivamente ganó el primer premio que constaba de un peluche en forma de conejo. A saber por qué de esa forma pero según el dueño del puesto son muy populares últimamente. Ella abrazó tiernamente su recompensa, realmente le encantaba.
-Es lindo ¿Cierto?-Preguntó la opinión de Keitaro.
-Sí-Asintió el muchacho ligeramente avergonzado de la forma en que ella abrazaba dicho peluche porque, según su perspectiva, lucía exactamente igual a él.
Pelaje blanco con rayos grises y ojos de este último color. Era prácticamente Keitaro en forma de conejo. También había varios blancos de ojos rojos pero esos se agotaban como pan caliente por cientos de chicas que le entraban a la competencia.
-Me encantas...-Susurró la mujer.
-¿E-Eh?-El acompañante ladeó la cabeza.
-¡E-El peluche! ¡Se lo dije al peluche!-Se justificó Helun, entrando en pánico.
-¡S-Sí! ¡E-Era obvio!-El peliblanco/gris evitó insistir con ese asunto. Igual era muy tonto y crédulo para caer en tan pobre excusa.
-C-Continuemos...-Humo se desprendía de las mejillas de la peliplateada a consecuencia del calor irradiado en esa zona.
Retomaron el camino nuevamente hasta que, luego de algunos segundos y pocos metros adelante de la atracción anterior, un aroma delicioso entró en sus narices.
-¿Qué es eso...?-Preguntó Keitaro al aire, cerrando los ojos y disfrutando ese olor mientras esnifaba.
-Es...-La chica, como buena trabajadora de un establecimiento de comida, tenía muy desarrollado el sentido del olfato, por lo que no le llevaría mucho reconocer de qué alimento se trataba.
-¡Takoyaki!-Agregó, mientras se le hacía agua la boca.
Rápidamente se separó y corrió al puesto de comida, el cual estaba rebosando de gente.
-A Helun sí que le encanta el takoyaki. Lo apuntaré en mi lista de cosas que posiblemente me sirvan en un futuro-Agregó esa nota mental, corriendo detrás de ella. Quiere conocer cada pequeño detalle de la mujer que ama.
-¡Keitaro! ¡Keitaro! ¡Lucen realmente ricos! ¡Compremos algunos!-La peliplateada jaló la manga del adolescente con clara emoción.
-De acuerdo, de acuerdo. Los compraré. ¿Podrías buscar asientos? Sería incómodo comer a la vez que caminamos. Según papá, la comida debe disfrutarse en calma y en un lugar donde no haya mucho bullicio. Aunque es raro que él lo diga si tomamos en cuenta que comió casi toda su vida la comida de mamá en el calabozo mientras corría por su vida...-Una pequeña gota de sudor bajo en la frente del chico, asombrado ante la ironía e hipocresía de aquel cos dejó que su padre le dio.
-S-Sé que Syr-Sama no es exactamente la mejor cocinera pero ha mejorado mucho en los últimos años. Al menos ahora es comible lo que prepara-Opinó Helun, recordando esas múltiples ocasiones en la que casi vomitó el estómago ante la horrible cocina de su diosa.
*¡PAM!*
Un golpe seco se escuchó cerca de esa posición. No obstante, no dieron con el o la responsable.
-¡C-Cálmate amor!-Gritó una voz conocida que se alejaba poco a poco.
La pareja decidió ignorarlo, levantando los hombros.
-Entonces buscaré bancas libres. ¡Quiero mis takoyakis con salsa extra!-Helun agitó la mano, alejándose, no sin antes darle esa única instrucción respecto a las bolitas de pulpo.
"Realmente hermosa..." Pensó Keitaro.
-Niño. ¿Ordenarás o no? Frenas la fila-Habitante random número 1 le reclamó al conejo enamorado desde atrás de la fila.
-¡P-Perdón!-Él se disculpó e hizo su pedido. Dos takoyakis especiales con extra salsa. No estaba de más probar cosas nuevas. A lo mejor terminaba gustándole esa adición.
Ni corto ni perezoso, el encargado de prepararlos se los sirvió y entregó en pequeñas charolas de plástico.
Después de agradecerle y pagarle, se retiró.
Buscó entre el mar de gente a la hermosa mujer de sus sueños. Tal vez se deba a instinto o al corazón guiándolo, pero dio con ella muy pronto.
Helun yacía sentada detrás de varios de los puestos, en las separaciones de estos.
Se sentaba encima de un escalón porque no encontró ningún asiento libre. Era crédulo pensar que lo habría si se considera la cantidad de personas que visitaron esta feria.
Sin embargo... a ninguno pareció importarle esto.
Ella le sonrió y él le devolvió el gesto, aproximándose a dicho lugar.
Después de ofrecerle la charola que le correspondía a la peliplateada, tomó asiento a su costado.
-Muchas gracias-Agradeció la chica cálidamente, y separándose de él para evitar que el espacio entre ambos sea muy corto. El corazón de ambos no lo soportaría.
Al reír nerviosamente procedieron a la razón por la cual estaban ahí.
Aplaudieron y dijeron "¡Buen provecho!" Antes de comenzar a comerlo.
-E-Está caliente-Helun percibió el vapor proveniente de la bola de masa.
-Sí. Ten cuidado al comerlo. Sóplale y así se entibiará-Recomendó su acompañante mientras hacía esto mismo con la comida que clavó en el palillo.
Ella hizo caso y le sopló. Después lo metió a su boca.
-Mmmm ¡Esh delishiosho!-Dijo aún masticando.
-¡Muy delishiosho! ¡ESHTÁ GENIAL!-Keitaro concordó.
Los dos disfrutaban la comida con deleite. Cada bocado era más rico que el anterior. Ni cuenta se dieron que en menos de 2 minutos, sin importarles que aún hervían, casi se los terminaron.
-Ah... Solo me queda uno...-Comentó la peliplateada, mirándolo fijamente.
Ahí fue cuando una idea cruzó por su cabeza.
-K-Keitaro...-Lo nombró.
Él, quien se comió todos sus Takoyaki, respondió al llamado.
Cuando la vió, ella sostenía su última bolita rellena a cercanías de la boca del contrario.
-Dí Ah~-Pidió con sus mejillas sonrojadas aunque sin incomodidad.
Las mejillas del muchacho se sonrojaron enormemente. No se imaginó tal escena en la que ella lo alimentara ni en sus mejores fantasías.
"¡Sé fuerte!" Se echó ánimos.
-A-Ahhh~-El peliblanco abrió la boca y... la comida entró.
-No sé a qué se deba pero este es el que mejor sabor tiene de los que he comido esta noche-Opinó, luego de masticar y tragar.
-Me hace feliz oírlo-Comentó la humana.
Permanecieron en silencio prolongadamente. No hallaban tema el cual abordar para proseguir esa conversación informal. Matar el tiempo antes de que los fuegos artificiales empezaran era muy difícil.
Él la observaba fijamente. Concentrado en cada diminuto detalle que expresaba. Ya sea con palabras o con gestos.
¿A eso se referían con admirar cada parte de quien amas?.
Cerró los puños, recolectando valor. Había una cosa que deseaba preguntarle.
-H-Helun...-Primero la nombró.
La mujer atendió al llamado, volteando hacia él.
-¿Sí?-La brisa soplaba y ondeaba el cabello color plata.
Keitaro se maravilló ante ello pero sacudió la cabeza y recuperó el control de sí.
-Y-Yo...-.
-¿Tú?-.
-Quisiera que respondieras algo... ¡N-No es sobre nadie en particular! ¡Solo me interesa tu punto de vista!-Se excusó, en ese pobre intento de desviar la atención.
-Fufufu. Adelante. Gustosamente resolveré tus dudas-Helun soltó una risita.
-¿Q-Qué clase de hombres crees que le gusten a las mujeres?-Keitaro se rascó la nuca y desvió la mirada.
-¿Eh?-El semblante en su rostro cambió abruptamente a uno de sorpresa.
Sus labios se separaron ligeramente, abriendo parcialmente la boca, contrario a los párpados que revelaron por completo los hermosos ojos plateados de la mujer ante tal impresión.
-¡P-Perdón! ¡Olvídalo!-Ante la reacción de la peliplateada decidió mejor desechar la interrogante y preferentemente olvidarla.
-¡N-No! S-Solo me tomó desprevenida, lo lamento. Supongo que es normal que a tu edad te intereses por las mujeres y quieras saber más de ellas-Helun lo calmó, dándole a entender que no había absolutamente nada de malo en su duda.
Respiró hondo, pensando momentáneamente en qué responder. Keitaro Lao serraba, expectante.
-No soy capaz de hablar por todas las mujeres en el mundo. Sin embargo, desde mi más profunda opinión, creo que... me encantaría un hombre amable...-.
-Protector...-.
-Con tacto...-.
-Fuerte...-.
-Y... que reemplace todos los días malos que tuve en mi pasado por felices por lo que reste de mi vida...-.
Al decir esto último, los recuerdos del inicio de su vida pasaron fugazmente. El dolor de los años en que sobrevivía en Orario antes de conocer a su salvadora, Freya-Sama.
-Para mi... ese sería mi ideal... mi hombre ideal...-.
El rostro repleto de ilusión en la peliplateada deslumbró al adolescente, el cual no podía apartar la mirada de ella.
Su corazón latía a ritmo alarmante.
La temperatura en su cara aumentaba drásticamente.
-Helun...-Keitaro la nombró.
Suspiró pesadamente y tragó saliva seguido de esto.
Sujetó la delgada y fría mano de la peliplateada y la envolvió con las suyas.
Ella, cabizbaja, dirigió la atención instintivamente a él.
Entre los arbustos se asomaron los visitantes inesperados.
Bell comía takoyakis junto a Syr.
Ottar traía consigo una bolsa con un pez.
Los Bringar comían cada uno un algodón de azúcar.
Hogni una manzana acaramelada.
Hedin comía fideos de udon.
Ryuu solamente se preguntaba cómo eran capaces de comer en un momento así.
-Yo... aún soy joven...-Dijo el muchacho.
-Tonto...-.
-Inexperto...-.
-Débil...-.
-N-No es cierto. Tú eres...-Helun quiso replicar sin éxito.
-Sí... es así... aún me falta mucho camino por recorrer... para ser capaz de protegerte y convertirme en tu ideal...-Interrumpió Keitaro.
-¿E-Eh?-La voz quebradiza de la mujer reflejaba total sorpresa.
A lo lejos observaron los padres del joven.
-Es igual a cuando...-Syr se veía plasmada a sí misma y a Bell en la escena frente a la multitud.
-A cuando te me confesaste, amor...-Complementó Bell, agarrando la mano de su esposa.
Ambos se vieron fijamente y sonrieron. Pequeñas lágrimas se desbordaban al ser producidas a raíz de ese hermoso recuerdo nostálgico.
-Hazlo... hijo-Le dieron ánimos al unísono.
El retoño de ese amor abrió la boca e infló sus pulmones.
-Es por eso que... ¡Es por eso que quiero hacerme más fuerte a partir de hoy! ¡Quiero ser alguien que pueda caminar a tu lado! ¡Alguien que pueda hacerte feliz y estar contigo para compartir esa felicidad! por ese motivo yo... quiero que me cumplas un deseo egoísta, puede parecer una prolongación y estás en todo tu derecho de negarte y rechazarla, pero quiero decirlo.- Declaró Keitaro alzando la voz de una manera decidida y segura. Aunque esa seguridad fue desapareciendo con el pasar de las palabras.
Helun no expresaba palabra alguna. Estaba tan sumergida en la persona de enfrente que se le complicaba siquiera esbozar cualquier sonido.
El pecho le dolía.
Instintivamente sonreía.
Su corazón apretaba y sentía que en cualquier momento este se le saldría.
No podía creer lo que estaba escuchando de aquel niño que mucho tiempo vio de ese modo. No podía creer que cada palabra que salía de esa boca la hacía más y más feliz.
Su rubor pasó de estar en sus mejillas a cubrir todo su rostro, llegando incluso hasta la punta de sus orejas.
Se limitó a guardar silencio mientras esperaba de nuevo a que él terminara de decir lo que tuviera que decir.
-¡Por favor espérame hasta eso! ¡Espérame hasta que sea más fuerte y pueda estar a tu lado! ¡Te amo, Helun!-.
"Y la historia se repite..." Pensaron al mismo tiempo Bell y Syr, felizmente.
Helun sonrió. Los labios le temblaban.
-K-Keitaro... ¿Recuerdas nuestra apuesta?-Preguntó.
-¿A-Are? P-Pero eso qué...-El no comprendió a qué venía eso.
-Solo responde...-Exigió.
-H-Hai... ganaste el juego de capturar peces...-Confirmó, asintiendo.
-Yo... quiero cobrar mi recompensa...-Declaró.
-¿Uh? C-Claro... ¿Q-Qué pedirás...? ¡¿Mmmmmm?!-Los labios del adolescente fueron sellados por la peliplateada, la cual posó las manos en los dos lados de la cara del conejo peliblanco/gris y la jaló hacia ella.
Y...
*¡BOM!*
*¡BOM!*
*¡BOM!*
*¡BOM!*
Los fuegos artificiales comenzaron a surcar los cielos y explotar tan pronto llegaban a cierta altura.
Ante ese festival de luces multicolor... Helun besó al conejo.
-¡LO BESÓ!-Gritaron metros atrás. Gracias a los dioses no arruinaron tan hermoso instante.
-Ara~ Ara~-Dijo Syr.
-Es mi hijo-Bell se limpiaba la lagrima de orgullo que bajaba su pómulo.
-Sí. Solo teniendo los genes de su padre podría justificar semejante tonto. ¿Cómo no se percató de que ella estaba lista para aceptar?-La peligris se mofó.
-En mi defensa, cuando te me confesaste, yo estaba enamorado de Aiz...-El cuello de la camisa el peliblanco fue jalado.
-Vuelves a mencionar a la perra de la espada y esta noche no duermes dentro de la casa-Amenazó la esposa, celosa y perdiendo el brillo de esos hermosos ojos grises.
-H-Hai...-Él cedió ante esto.
No obstante... regresando al romance de Keitaro...
Los fuegos artificiales estallaban uno seguido del otro. Pero el sonido no alcanzaba al par de enamorados.
Helun rompió el beso tras varios segundos donde solamente se deslizaron los labios sin nada de lujuria o semejante.
-¡¿Q-Qué...?!-El joven se tapó la boca con el antebrazo y retrocedió ligeramente.
-Lo que quiero de recompensa es que... ¡Me tomes como tu novia aquí y ahora! ¡No esperaré a esa estúpida promesa! ¡Ya eres quien amo! ¡Hazte responsable!-Gritó la peliplateada, apretando el dobladillo de su vestido.
Rápidamente lo abrazó, envolviendo los brazos en él.
Keitaro permaneció estático, sin dar crédito a lo que acababa de escuchar.
Su amor... fue correspondido...
No solo eso, la mujer que ama lo besó...
La sensación de calidez en sus labios todavía se hallaba en los suyos.
Se limitó a sonreír.
-Tus deseos son órdenes. Pasaré el resto de mi vida cumpliendo tu solicitud...-Declaró.
La distancia entre los rostros se acortaba y los alientos chocaban.
-Te amo... Helun...-Confesó.
-Te amo... Keitaro...-Respondió la contraria.
Y...
Sellaron esa promesa, besándose por segunda ocasión.
El amor del hijo de Bell y Syr fue correspondido...
-Mi niño... es todo un adulto...-Susurró esta última.
-Sí...-El esposo abrazó a su mujer, concordando.
-Pronto se irá de casa...-Lloró la camarera, lamentándose.
Bell emitiría si dijese que no le dolía imaginarse esa escena. Aunque... es parte de crecer.
-¡Hazte responsable Bell! ¡Esta noche debes embarazarme nuevamente! ¡No estoy lista para abandonar la vida de madre!-Gritó Syr a su marido sin pizca de vergüenza.
-¡¿EHHHHHH?! ¡S-Syr! ¡¿DE QUÉ HABLAS...?!-Reclamó el peliblanco.
-¡No tienes permitido negarte! ¡Vamos!-Ella lo jaló, retirándose de ahí antes las miradas apenadas de la familia Freya y Ryuu.
-¡A-Aguarda! ¡Nuestro hijo!-Dijo el conejo, siendo llevado a rastras.
-Fufufu. Él se las arreglará solo... es hora de pensar en los siguientes... querido...-Le susurró Syr al oído.
"Hoy moriré por snus snus..." Pensó Bell, sudando frío.
Jamás vio así de decidida a su esposa en lo que respecta al sexo.
Y de ese modo abandonaron la escena.
Keitaro y Helun continuaban besándose, ignorando el objetivo principal de esa cita.
Admirar y disfrutar en compañía los fuegos artificiales.
Aunque... ¿Quién se concentraría en ellos teniendo enfrente a la persona que aman?
Keitaro en ese instante no lo sabía. Pero en su espalda, en su estado, se había creado un deseo inquebrantable, un motivo para crecer, un motivo para luchar, así que en su mente dijo "Deseo poder proteger y hacer feliz a... Helun".
No cabe duda de que su padre es Bell Cranel.
-Seamos felices juntos...-Dijeron al unísono tras romper el beso.
-Por toda la eternidad...-Concluyeron.
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¡Finaliza el décimo capítulo de las antologías!
Bueno, hasta aquí el capítulo de hoy, espero que sea de su agrado y dejen su apoyo como ya es costumbre.
En fin, déjenme sus opiniones.
¿Cómo estuvo el capítulo? ¿Sí les gustó?
Buzón de sugerencias/opiniones/comentarios.
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