❤️Especial de San Valentín❤️
Era un día especial en Orario, uno como ningún otro y que marcaría la vida de una pareja que años atrás formalizaron su relación. Además, si fuese poco, planearon tal evento tan importante en aquella fecha catalogada como el "Día de San Valentín".
El día del amor sería el día en que Keitaro Cranel y Helun Flova, apellido que la madre del muchacho decidió otorgarle a la peliplateada, se casarían.
Habían pasado cuatro años desde que ambos se unieron en ese hermoso noviazgo que a lo largo del tiempo lo único que hizo fue acrecentar el amor que de por sí tenían al principio de todo.
-¡Apúrate Bell! ¡No podemos llegar tarde a la boda de nuestro niño!-Syr golpeó en reiteradas ocasiones la puerta del cuarto en que el susodicho se hallaba vistiendo.
-¡No tardo! ¡Estoy poniéndome la corbata!-Respondió el conejo, acomodando dicha prenda alrededor de su cuello y formando un nudo con esta, hasta que adoptará la forma de moño.
Estiró los extremos, impidiendo que quedase floja.
Se vio al espejo y sonrió, lleno de emoción.
Su hijo se casaría.
Su sangre, que conoció el amor a la misma edad que él, por fin uniría su vida con la de la mujer que le conquistó el corazón.
Eso le recordaba a no hace muchos ayeres, 19 años para ser exactos, donde se casó con Syr meses después de la derrota del dragón negro.
La perilla de la entrada a la habitación fue girada y se abrió.
-Ya te dije que te apresures mi amor. Quiero ver cómo se ven Helun y Keitaro-Syr, com un hermoso vestido color morado que resaltaba su grandiosa figura, declaró, acercándose al conejo y envolviéndolo con sus brazos desde atrás.
El joven, no tan joven dado que ha rebasado los treinta años, volteó.
-Estoy listo, amor. Es hora de ir a la iglesia-Habló el peliblanco, tomándola de las manos.
Ella rió.
-Fufufufu. No importa cuánto pasemos juntos, amo cada que me llamas así-Comentó, soltándose del agarre y abrazándolo. La proximidad entre los rostros fue mínima.
-Entonces continuaré haciéndolo todos los días de mi vida-Respondió Bell, besándole la frente.
*Mua*
-Quisiera otro... en los labios-La esposa pidió, posando el dedo índice encima de aquella zona.
-Te amo, hermosa camarera-Susurró, reduciendo la distancia entre las bocas.
-Y yo a ti, tonto héroe-Contestó ella, esperando ansiosa el beso.
*Mua*
Los labios se unieron en un tierno y dulce beso. Movían sus lenguas dentro de la boca del otro y Syr envolvía los brazos detrás del cuello del conejo, presionando el rostro de su amado al suyo e impidiendo que la unión se rompiera, a pesar de que la falta de aire comenzaba a presentarse. Bell, por su parte, la sostuvo de la cintura, acercándola a la suya.
Pasaron varios segundos que poco a poco se convertían en minutos.
-¿Mamá? ¿Papá?-La pequeña Noel irrumpió en la habitación.
El par rápidamente se separó.
-¿N-Noel? ¿Qué te trae por aquí?-Preguntó Bell, claramente nervioso, mientras que la peligris desviaba la mirada y acomodaba los mechones despeinados de su cabello, al igual que planchaba con las manos las arrugas del vestido.
-Keitaro-Nii se preocupó porque aún no llegaban y vine a ver a qué se debía-Explicó la infante, quien, debido a que pertenece a la raza de los espíritus, no es capaz de crecer.
-¡Yo también vine!-Wiene, la vouivre, hizo acto de presencia.
Había cambiado mucho desde la primera vez que se conocieron. Ahora tenía el cuerpo de una adulta joven.
-H-Hijas. Ya vamos en camino. Nos disculpamos por la tardanza-Syr fue quien tomó la palabra.
-¡Está bien!-Las dos niñas asintieron, cerrando la puerta tras de sí y dejando la habitación con ambos tórtolos calenturientos adentro.
Humo se desprendía de sus cabezas y las mejillas se les ruborizaron.
-Debemos controlarnos, al menos hoy. Es la boda de Keitaro y casi comenzamos a procrearse otro hermano u otra hermana-La madre del novio se tapó la cara, lamentándose de tal imprudencia.
-Fue mi error. Me dejé llevar. Es solo que... todo esto me recuerda a cuando nos casamos y no puedo evitar sentirme feliz. Verte vestida de blanco, caminando al altar, fue el momento más perfecto de mi vida...-Explicó el peliblanco, sentándose al borde de la cama que ha visto cientos, si no es que miles, noches de pasión entre ellos.
Syr se puso al lado de él, acompañándolo.
-A veces me despierto en las noches, temeroso de que todo sea un sueño y, al despertar, ya no estés conmigo. Te haz convertido en la persona más especial para mi, con quien deseo pasar cada día de mi vida hasta que de mi último respiro...-Adicionó, sonriendo y soltando pequeñas lágrimas.
A la diosa disfrazada de humana se le formó un nudo en la garganta.
-Tonto, no me hagas llorar. El maquillaje se correrá-Sacó el pañuelo del bolsillo de su marido y limpió las gotas producidas por el llanto.
-Y... ¿Sabes qué es lo que más llena de dicha a mi corazón?-Preguntó el esposo, ignorando aquel reclamo.
De repente la volteó a ver y las miradas chocaron.
-Que así será. No es un sueño ni una ilusión. Tú de verdad estás aquí y siempre lo estarás. Cuando por fin llegue el inevitable día de mi muerte, me acompañarás y compartiremos nuestro amor por toda la eternidad en tenkai-Declaró.
Los labios temblorosos de la mujer formaron una titubeante sonrisa.
-¡Sí! ¡Así será!-Gritó, apretando las rodillas y llorando.
-Pasarás conmigo toda la eternidad... ¡No permitiré que ande más te tenga!-Vociferó.
-Mi esposa es muy celosa-Opinó Bell, en tono de broma.
-Sí... porque no quiero que nadie te aleje de mi. Quiero que permanezcamos juntos siempre... esperé todos estos años por ti... mi Odr... mi esposo... mi Bell-Contestó Syr, posando la cabeza en el hombro de su hombre.
Él la envolvió en su brazo.
-Entonces, te prometo que...-Las se entrelazaron, al igual que los dedos, afianzando el agarre.
-No importa el lugar... te encontraré incluso en ese mar de almas y dioses... y cuando lo haga, te besaré-.
El corazón de la diosa saltó.
-Si rompes esa promesa te odiaré de por vida-Expresó Syr/Freya.
Luego negó.
-No... no soy capaz de odiarte... te amo... te amo mucho... te amo tanto que tan solo imaginarnos unidos aplasta mi pecho y me siento feliz-.
-Te amo...-.
-Te amo...-.
-Así que, por favor... búscame cuando lleguemos a Tenkai...-.
Concluyó, aferrándose a él.
-Lo haré... te lo prometo-Bell levantó el dedo meñique, queriendo sellar ese juramento.
Syr entrelazó el suyo con el de él.
-Una vez prometido por el meñique, debe cumplirse-La mujer soltó una risita con la voz entrecortada a consecuencia del llanto anterior.
-Sí, lo sé. Nunca cruzó por mi mente incumplirla-Respondió el esposo, poniéndose de pie y ofreciéndole la mano a su esposa.
-Ahora... es momento de presenciar el día mas feliz en la vida de nuestro hijo-Declaró.
-¿Cómo sabes que será el más feliz?-Cuestionó Syr.
-Porque el mío es el mismo. El día en que me casé contigo-Finalizó, contrayendo el brazo y levantando a la dama.
Ella no lo soltó.
-Keitaro... mi niño... ya vamos en camino-Susurró.
-Tampoco es que haya que caminar mucho. Literalmente está al lado la iglesia-Comentó el conejo, apuntando a la edificación que se alcanzaba a ver en la ventanea del cuarto del matrimonio.
-Arruinas el ambiente-La peligris puso cara de póker.
Y tras eso salieron de su hogar, donde el hombre que hoy se casaba vio sus primeros días... sus primeros pasos...
Ese "mocoso", como Mama Mia o la abuela Mia lo llamaba, ha crecido.
Y no hay nadie en el mundo a quien le golpee la nostalgia peor que a la madre.
Y, al arribar al edificio, Keitaro salió a recibirlos.
La boda daría inicio y era hora de que el novio se presentara, siendo el primero en entrar.
-Vamos, hijo-Dijo Bell, quien sería el que lo acompañara y llevaría al altar.
-S-Sí...-El joven conejo asintió. Era claro su nerviosismo. Ese sentimiento era comprendido por el padre dado que pasó por eso mismo.
Las enormes puertas de la iglesia se abrieron de par en par. Ellos caminaron hacia el altar, pisando la larga alfombra de color carmesí.
Los invitados comenzaron a ponerse de pie.
Los integrantes, con sus respectivas parejas, de la familia Hestia, Freya, Loki, Hefesto, Miach, Takemikazuchi, entre muchos otros estaban presentes.
También quienes pertenecían a "La señora de la abundancia" se presentaron, siendo amigas cercanas de la novia.
Los Xenos, acompañados de Wiene quien es hermana del novio, brindaron su presencia.
Toda persona importante para la pareja apareció. Nadie quería perderse la boda.
Paso a paso avanzaban el novio y el padre de este.
El silencio abrumaba el corazón del primero.
Esto fue notado por Bell, quien habló.
-Estarás bien. Puede que no todo salga perfecto este día y es justificado ese miedo, pero aprenderás que a veces los momentos más felices en nuestras vidas son los que no planeamos ni esperábamos que sucedieran. Así que respira hondo y prepárate porque... a partir de hoy empieza una nueva etapa en tu vida, una donde debes esforzarte para hacer feliz a la mujer que tanto amas y viceversa. Esfuérzate día a día con tal de proteger esa sonrisa, hijo-.
Keitaro asintió.
-Yo... protegeré a Helun y esa hermosa sonrisa en su rostro...-Respondió, recuperando parcialmente la confianza.
Luego de varios segundos recorriendo el enorme pasillo, por fin llegaron.
Bell se retiró a su asiento, justo en la primera fila.
Keitaro se posó de frente a la entrada de la iglesia.
De pronto la música inició.
El coro cantaba.
El órgano creaba el ambiente.
Los violines acompañaban.
Esto solo significaba una cosa.
Las novia estaba por llegar.
Y... fue exactamente lo que ocurrió.
Helun, quien usaba ese largo vestido blanco y con el velo de este color apareció. A su costado, acompañándola, se hallaba la madre del novio, Syr Flova o... Freya-Sama.
Se preguntarán... ¿Por qué? Simple... porque Helun fue quien se lo pidió.
Freya representó muchos años la figura materna. Fue quien la cuidó y le dio un lugar al cual pertenecer. No había ninguna persona que pudiese reemplazarla.
Las miradas atentas ante las dos hermosas mujeres reflejaban el gran interés que había en el para observar a la futura esposa. Su belleza pocas veces resaltada brillaría como un enorme sol.
Keitaro respiraba irregularmente. También se ha de recalcar que se sonrojaba entre menor era la distancia entre él y Helun.
Instintivamente sonreía. A pesar de estar nervioso era consciente de que esa resplandeciente mujer sería su esposa.
"Yo... soy muy afortunado" Pensó.
Aún si el velo todavía le cubría la cara, el peliblanco/gris era consciente de que no hay, ante sus ojos, fémina que supere la belleza que la peliplateada posee.
-Helun... tú haz estado a mi lado desde que te cubrí en mi seno. Haz cuidado de mí. Velaste por mis intereses sin considerar los tuyos. Como anterior diosa de la familia... no... como una amiga... una madre... puedo decirte que... mereces lo mejor que este mundo pueda ofrecer-Murmuró Syr al odio de su "hija".
No se percibía pero, debajo del velo, la peliplateada sonrió.
-Cuida mucho a Keitaro. Le diría lo mismo a él, sin embargo, está claro que lo hará. Es igual a su padre en ese sentido-Soltó una risita seguida del pedido.
-Lo haré... es el hombre al que amo...-Respondió Helun, entre pausas. No dudando, si no que se le formaba un nudo en la garganta y le impedía hablar correctamente.
Cuando por fin alcanzó el altar, Syr se separó de ella, tomando asiento junto a su marido.
De esa manera, la ceremonia comenzó.
-Estamos aquí reunidos para unir en sagrado matrimonio a estas cuatro almas que desean estar ligadas las unas con las otras por el resto de sus días y, de ser posible, en las demás vidas-La hermana María, quien fue la encargada de oficiar la boda, dio la apertura.
-El amor labora de formas misteriosas. Nunca sabemos cuando es que tocará a nuestra puerta, pero hay algo de lo que debemos estar seguros... Cuando lo haga, déjenlo pasar-.
-Es el sentimiento más hermoso que existe-.
-Limpia el alma-.
-Ilumina sus vidas-.
-Nos hace querer ser mejores personas-.
-Y esa es la razón por la que estamos aquí-.
-Antes de hacer el juramento, quiero que la novia diga sus votos y después el novio los suyos-.
Helun dio un paso adelante.
Ambos extendieron sus manos, sosteniendo las del otro.
-Keitaro, mi existencia siempre fue común. Yo era una chica que no esperaba nada del destino y mucho menos un futuro brillante... O al menos así fue hasta que te conocí...-.
-Yo, Helun, no puedo imaginar mis días sin ti en ellos. No creo alcanzar la felicidad sin tu presencia, ya que eres tú quien me la provee-.
-Es por eso que prometo amarte hasta el fin de los tiempos-.
Keitaro limpiaba sus lágrimas de alegría con el pañuelo de su bolsillo.
Soltó las manos de la peliplateada y levantó el velo.
Fue ahí donde la vio.
El hermoso rostro de su prometida deslumbraba al mundo.
-En verdad eres la mujer más hermosa del mundo...-Confesó sin pena alguna. Era meramente su sinceridad hablando.
El rostro de por sí ruborizado de la mujer se coloró de un rojo intenso.
Y fue el turno del novio para hablar.
-No tienes idea de cuánto te amo...-.
-Desde que llegaste a mi vida no he dejado de cuestionarme si me merezco tan maravillosa mujer-.
-Si merezco esta felicidad...-.
-Pero de algo estoy seguro, yo, Keitaro Cranel, te demostraré día con día lo que me haces sentir-.
-Quiero que seas las persona más feliz del mundo porque esa es la magnitud de mi sentir por ti-.
-Puedo decir, con total seguridad, que no hay lugar en el que quiera estar si no estás conmigo ¡Te amo!-.
El maquillaje de Helun se corría a consecuencia de las lágrimas.
Noel, quien fue la niña de los anillos, se puso al lateral de su hermano y cuñada, alzando la almohada roja en la que, encima, reposaban los anillos.
Helun agarro uno y lo puso en el dedo anular de la mano derecha de Keitaro.
Le siguió Keitaro, quien hizo lo mismo con la diferencia de que fue en la mano izquierda.
-Helun ¿Quieres recibir a Keitaro Cranel como esposo, y prometes serle fiel en la prosperidad y en la adversidad, en la salud y en la enfermedad, y, así amarlo y respetarlo todos los días de tu vida hasta que la muerte los separe?-Preguntó María.
-¡Sí, lo prometo!-Respondió la peliplateada, sonriendo enormemente.
-Y tú, Keitaro Cranel ¿Quieres recibir a Helun como esposa, y prometes serle fiel en la prosperidad y en la adversidad, en la salud y en la enfermedad, y, así amarla y respetarla todos los días de tu vida hasta que la muerte los separe?-Volvió a preguntar no obstante, ahora fue al novio.
Sin dudarlo ni un segundo, dio su respuesta.
-Sí, lo prometo-
-¡Por el poder que se ha conferido en mi, yo los declaró marido y mujer! Puedes besar a la novia-Finalizó María.
El muchacho, teniéndola de frente, comenzó.
-Helun... Te amo...-Dijo, mirando fijamente el rostro ilusionado y deseoso de la novia y..
*Mua*
La besó.
La gente aplaudía ante la unión de la pareja.
Bell y Syr se pusieron de pie y los observaron atentamente.
Todo se movía lento alrededor de ambos.
El sonido no se alcanzaba a escuchar y solo se concentraban en la escena de enfrente.
Se vieron de reojo, asintiendo.
-Nuestro niño es todo un hombre...-Musitaron al unísono, estando de acuerdo.
Los ojos grises de Syr tuvieron un pequeño resplandor violeta, el cual se desvaneció tan pronto abrazó el brazo de Bell.
"No hay mayor felicidad que esta..." Pensó.
Y... sin saberlo... ese mismo día... a la hermosa diosa de la belleza se le entregó el regalo que siempre deseó...
Poder vivir amando a su amado Odr... hasta que la piel se arrugue... y la edad pase factura...
Ese fue el milagro que los dioses le dieron a quien vivió prisionera en Tenkai...
Quien buscó y buscó tanto tiempo a su esposo, quien le enseñara el significado de amar...
Y por fin lo encontró...
Ya no podría importarle menos ser una diosa o no.
Consiguió lo que tanto anheló...
-Syr, te amo-Dijo Bell.
Esto tomó desprevenida a la peligris, quien lo miró.
-Muchas gracias por haberme confesado tus sentimientos hace 20 años. No podría ser más feliz-Adicionó.
El corazón de la mujer saltó.
-Gracias a ti por corresponder mi amor... te amo, Bell-Respondió.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
Noche de bodas. Después de la fiesta.
-¡E-Espera, Helun!-Keitaro quiso frenar a su esposa, quien lucía ansiosa.
-¿Sabes cuánto tiempo me contuve, mi amor? Ahora ya no debo hacerlo, somos esposos-La peliplateada sonrió de forma que causaba miedo al peliblanco/gris, al igual que cierta excitación.
*¡Pam!*
Cayó de espaldas en la cama al verse acorralado por su esposa.
-¿No debería ser al revés?-Preguntó el conejo cuando los brazos de la peliplateada se posaron a cada lado de su cabeza.
-Te amo... Keitaro...-Confesó.
Y...
*Mua*
Lo besó.
De pronto se elevó nuevamente.
-Ahora... tengamos nuestra noche...-Declaró, encima de él.
-¡E-Espera!-Gritó el chico pero no fue escuchado.
Y es noche... en niño se convirtió en hombre.
Tal parece que su relación no diferiría mucho a comparación con la de sus padres.
Y también parece que, compartir sentimientos con Freya tantos años, al final si influyó en el libido de Helun.
Ya saben lo que dicen, las calladas son las más sexys en la cama... ¡KEITARO CONFIRMA!
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
¡Finaliza el penúltimo capítulo de las antologías!
Sí amigos, ya estamos en la recta final de estas historias extras del fic de Syr. El último será subido la siguiente semana. Espero que les estén gustando tanto como a mi me gusta escribirlas.
Bueno, hasta aquí el capítulo de hoy, espero que sea de su agrado y dejen su apoyo como ya es costumbre.
En fin, déjenme sus opiniones.
¿Cómo estuvo el capítulo? ¿Sí les gustó?
Buzón de sugerencias/opiniones/comentarios.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro