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Capítulo 35. ¿Está mal enamorarse de una Diosa?.

La luz brillante que desprendía el cuerpo casi desaparecido de Zeus daba sus últimos instantes de vida, dando a entender que la existencia de aquel dios se estaba apagando, hasta el punto de desaparecer por completo.

Muchos de los presentes estaban felices de que Bell hubiera sobrevivido pero Hermes y el joven no podían estarlo, uno había a quien fue su mejor amigo por miles de millones de años y el otro a la única familia que tenía hasta antes de llegar a Orario, pero eso no significa que el luto no se hiciera presente, los que rodeaban a la pareja y veían toda la escena, agacharon la cabeza y guardaron silencio, como si de un funeral se tratara, dando sus mejores deseos.

-Muchas gracias a todos-Dijo Bell, agachando la mirada que estaba fija en el cielo.

-Bell, tenemos que irnos, ya no hay nada que hacer aquí, mucha gente te espera, vivamos nuestro mañana juntos, como Zeus lo deseaba-Comentó Freya, tratando de levantar el ánimo del peliblanco.

-Tienes razón... mi abuelo no quisiera verme triste ahora que me ha dado el regalo de seguir viviendo-Contestó Bell, dando la vuelta y caminando hacia sus compañeros.

En ese instante pudo notar a la distancia que Aiz comenzaba a alejarse, yendo hacia la piedra mágica que el dragón negro había dejado.

-Ten-Dijo Bell, acercándose a ella y posándose a su lado para entregarle la espada mágica creada por Welf, el arma con la que la vida del dragón por fin llegó a su fin.

Esto sorprendió a la princesa de la espada, que estaba sumergida viendo aquel artefacto.

-Gracias Bell-Respondió Aiz, mientras tomaba el arma en cuestión.

"Por favor... espero que funcione... espero que al destruir esta piedra mágica pueda volver a ver a mi madre..." pensó la peli dorada, temblando por los nervios de no saber lo que sucedería.

La punta de la espada comenzó a enterrarse en la superficie del cristal, provocando que grandes líneas se dibujaran en él, quebrándolo poco a poco con el paso del arma hacia el lugar más profundo del mismo.

*CLASHHHHHHHHH*

Resonó levemente ese sonido en el sitio, quienes observaban lo que sucedía taparon ligeramente sus oídos.

De pronto, un gran brillo dorado comenzó a emerger de los restos del cristal, los ojos de Aiz se abrieron en su totalidad ante ello.

La luz que estaba esparcida fue uniéndose hasta tomar la silueta de una mujer, cuando el resplandor bajó de intensidad y permitió que los ojos pudieran enfocarse en la silueta de manera correcta, notaron de quién se trataba... era Aria.

-Mamá...-Articuló Aiz al ver a su madre después de tanto tiempo.

Aria abrió poco a poco sus ojos, que estaban cerrados por el descanso de tantos años que había tenido dentro del dragón, al abrirlos notó, cerca de ella, a una chica con un rostro joven, con cabello dorado, con un semblante ilusionado y lágrimas en sus ojos... ¿Dorados?.

-Aiz...-Dijo Aria al reconocer a la jovencita frente a ella.

-Mamá...-Repitió la princesa de la espada mientras se acercaba poco a poco.

-¡AIZ!-Gritó Aria con lágrimas en sus ojos mientras corría en dirección a su hija.

-¡MAMÁ!-Gritó de igual manera la princesa de la espada, acelerando el ritmo de sus pasos.

Llegaron a estar juntas y apenas estuvieron cerca, ambas se abrazaron fuertemente, con lágrimas desbordantes.

-Mamá... te extrañé, te extrañé mucho... todo este tiempo... todo este tiempo quería poder volver abrazarte, volver a verte, volver a oír tu voz y al fin puedo hacerlo... al fin puedo cumplir lo que en mis sueños veía lejano, lo que tanto deseaba... por lo que peleaba-Decía Aiz con mucho sentimiento, recordando todos esos momentos en los que se sintió sola.

-Perdón Aiz... perdón por abandonarte... me duele saber todo lo que sufriste... debió ser muy duro... por favor perdóname-Contestó Aria de la misma manera que su hija.

-Ya no importa eso mamá , estás aquí, volviste a mi-Contestó Aiz, separándose del abrazo y mirándola a los ojos con una sonrisa tierna, esa misma que estaba dibujada en su rostro hasta antes de que el dragón negro le arrebatara lo que más amaba, sus lágrimas eran limpiadas por los finos dedos de su madre al igual que las de su madre eran limpiadas por los dedos de Aiz.

-Nunca más me volveré a ir, Aiz...-Respondió Aria calmadamente.

Quienes estaban en el lugar, no pudieron evitar llorar de nuevo ante la escena tan tierna de una madre e hija reuniéndose nuevamente después de todo lo que tuvieron que pasar.

A la distancia, Allen veía en silencio el amor de esa familia.

Luego del reencuentro, decidieron que era hora de regresar a donde el resto de ellos había sido dejado, debían volver con Riveria, Hedin, Lefiya, Ottar y Haruhime.

Al pasar de algunos minutos, ahí estaban todos juntos, la herida de Ottar fue realmente devastadora pero habían llegado los hermanos Gulliver y lo llevaron con la médica de su familia, dejando únicamente a los 3 elfos y a la renard.

Reunidos todos, sin haber tenido ninguna baja, comenzaron su regreso triunfal a Orario.

Aunque una silueta a lo lejos observaba al grupo de aventureros, de un momento a otro, Fels se le acercó para hablar con él por unos momentos.

-¿Crees que es lo mejor únicamente observar?-Preguntó Fels al Xenos que había proporcionado la información del arma, Ente.

-Si, es lo mejor-Contestó.

-Yo ya no puedo tener cabida en su vida, no tengo derecho de estar con él... aunque sea mi hijo, después de decirle que sólo era un amigo de su papá en vez de decirle que yo era su padre por miedo a su reacción... no merezco estar junto a él, no merezco parasitar su vida-Agregó Ente, yéndose del sitio, perdiéndose a la distancia, no volvió al calabozo, sólo... se fue.

-Se feliz... hijo mío-Concluyó cuando ya había tomado una distancia considerable.

En el centro de la ciudad.

El ambiente estaba lleno de júbilo, todos los aventureros se estaban abrazando con alegría por haber sobrevivido a la peor amenaza que había asolado a la ciudad de Orario, pero había algunas caras preocupadas, resaltando las de las trabajadoras de la señora de la abundancia, los miembros de la familia Hestia y una pequeña Vouivre que ocultaba su rostro, la cual estaba siendo tomada de la mano por Welf.

-Estoy preocupada ¿Qué fue ese brillo?-Preguntó Lili, quien estaba junto a su familia.

-No lo sé... espero que no haya sido nada malo...-Respondió Mikoto.

-¿Bell está bien?-Preguntó Wiene, preocupada por el estado de salud de su salvador.

-Él prometió volver vivo y siempre cumple sus promesas, hay que esperar-Respondió el herrero, con una sonrisa hacia la niña.

Del lado de Mia Grand y sus chicas, la preocupación era mayúscula pero al pensar detenidamente, pudieron notar que tanto Anya como la propia enana aún tenían sus estados de la familia Freya, por lo que se preguntaban sobre lo que había ocurrido.

-¡AQUÍ ESTÁN NUESTROS SALVADORES!-Gritó uno de los aventureros al percatarse de la llegada de todos los que habían enfrentado, en una feroz batalla, al dragón negro.

En ese momento, tanto la familia Hestia, como Ryuu habían salido corriendo a ver a sus amigos, dejando de lado a todos los que estaban en medio de su camino, empujándolos de ser necesario.

-¡BELL! ¡HARUHIME!-Gritaron tanto el herrero como la chica oriental y la Hobbit quien, detrás de ella, tenía a la vouivre.

Se lanzaron para abrazar a ambos, tirándolos al piso en el proceso, Freya había evitado caer junto con Bell, al soltarse de su brazo.

De pronto un golpe en la cabeza de la diosa fue dado.

Ella al voltear notó de quién se trataba.

-Mia...-Dijo con clara sorpresa.

-Freya, eres realmente una Diosa estúpida-Dijo Mía Grand mientras la abrazaba.

-No debiste ir, estabas en mucho peligro, ya me informó Asfi de lo sucedido-Dijo Ryuu mientras hacía lo mismo que la enana.

Las tres chicas estaban en un abrazo triple al que después se unieron Anya y Chloe.

-Nos preocupaste tanto Freya-Sama-nya-Comentó Anya, ella ya sabía el secreto sobre la verdadera identidad de Syr, fue dicho por Mia y Ryuu.

-Tenías que ir a salvar el trasero de ese chico... piensa en ti también-Comentó Chloe, riéndose ligeramente.

-Perdón por preocuparlas...-Contestó Freya, correspondiendo al abrazo.

-No te preocupes, lo bueno es que ya estás aquí y estás a salvo-Contestaron todas al unísono.

Bell al ver esto, después de darles explicaciones a su familia sobre lo que había ocurrido y la manera en la que su abuelo lo salvó, fue llamado por 3 personas, se trataban de Allen, Hedin y Hogni, haciendo que los cuatro fueran a un lugar tranquilo.

-¿Q-Qué sucede?-Preguntó con nerviosismo el peliblanco ante la presencia de los tres aventureros frente a él.

-Diablos conejo, acabas de asesinar a la bestia más fuerte de todas ¿y aún así nos tienes miedo?-Dijo Allen con cara de reproche.

-Lo lamento...-Contestó Bell.

-No te disculpes idiota y escucha lo que tenemos que decir-Dijo Hogni.

-E-Escucho...-Respondió el peliblanco ante el pedido del elfo oscuro.

Sorpresivamente para el héroe de Orario, los 3 se inclinaron ante él, haciendo que Bell quedara pasmado.

-Por favor, cuida a Freya-Sama-Dijeron Allen, Hedin y Hogni al chico, aún inclinados, demostrando el respeto que ellos tenían hacia él.

-A-Ahhh esto yo...-Dijo Bell nerviosamente.

-¡CONTESTA RÁPIDO MALDITO CONEJO, ES HUMILLANTE ESTAR ASÍ!-Gritaron el trío de aventureros.

-¡SI! ¡PROMETO CUIDAR Y AMAR A FREYA POR TODA MI VIDA!-Contestó Bell con fuerza en sus palabras, adoptando una pose militar.

-Que así sea, si me entero de que le pasa algo estando contigo, te asesino-Contestó Hedin, siendo el primero en levantarse.

-Lo mismo digo-Replicó Allen.

-Humano, tengo que admitir que cuando te conocí solo pensaba en asesinarte pero no podía hacerlo porque eso haría que Freya-Sama volviera al cielo para buscarte, pero tras el tiempo que estuve contigo, entrenándote para que seas menos... tú, me di cuenta de que no eres como toda la basura que hay en el mundo, eres especial chico, te confío a Freya-Sama, no me arrepiento de haberte apoyado-Respondió Hedin, acomodando sus gafas.

-Maestro...-Alcanzó a decir Bell.

-Dime Hedin, que me digas maestro me estresa-Respondió el elfo.

-Esto es todo, pobre de ti que divulgues lo que acaba de suceder aquí-Contestaron los tres mientras procedían a retirarse.

Las familias comenzaban a reunirse con sus dioses, Loki vió a sus aventureros sanos y salvos, fue en dirección a ellos, abrazándolos con fuerza y llorando de alegría por su regreso.

En ese instante, Riveria pudo ver a Aiz, hablando alegremente con su madre, mostrando un rostro que la alta elfo deseaba ver desde hace mucho tiempo, actuando como una chica normal, ella simplemente quiso alejarse un momento.

-Ya no soy necesaria en su vida...-Dijo la vice-capitana de la familia Loki, con una mirada un poco triste.

-Eso no es cierto Riveria...-Dijo Aiz a sus espaldas.

-Tal vez haya recuperado a mi verdadera madre, pero tú siempre serás mi mamá Riveria-Agregó la princesa de la espada, abrazando a la elfo fuertemente.

Las lágrimas desbordantes de Riveria no se hicieron esperar, estaba feliz por no ser puesta de lado.

-Riveria, gracias por cuidar a mi hija todo este tiempo-Dijo Aria con una dulce sonrisa, se sentía en deuda con ella.

-No es nada en lo absoluto, lo hice porque quería y porque la quiero como a una hija de verdad-Respondió Riveria.

De esa manera, las tres se unieron en un abrazo en conjunto.

Ya las preocupaciones habían pasado, la familia Hestia le contó a su diosa lo que Bell les había dicho sobre la muerte de Zeus.

-Bell Cranel-Una voz llamó al héroe de Orario, se trataba de Fels.

-¿Fels?-Preguntó el peliblanco, siendo abrazado nuevamente, en esta ocasión por su diosa.

-Urano-Sama desea recompensarte por la derrota del dragón negro, así que eres libre de pedir lo que desees-Dijo Fels, pasándole el mensaje del dios de Orario.

Bell miró por un segundo hacia donde Freya y Ryuu lo miraban expectantes, tratando de oír lo que el chico pediría.

Solo le tomó unos segundos dar su respuesta.

-Quiero... quiero que Ryuu Lion sea quitada de la lista negra de Orario, también que se busque a la diosa Astrea para que regrese a Orario y vuelvan a formar su familia desde cero-Contestó Bell sin duda en su rostro y mucho menos en sus palabras.

Esto tomó por sorpresa a Ryuu, quien no daba crédito a lo que sus oídos escuchaban, Freya tomó la mano de su amiga, haciendo que se calmara.

-Dice Urano-Sama que si ese es su deseo, será cumplido, oficialmente, a partir de hoy, la aventurera conocida como Vendaval, será absuelta de sus crimines y podrá caminar libremente por todo Orario, también será asignado un grupo de búsqueda para que traigan de vuelta a Astrea-Sama-Recitó el encapuchado, haciendo oficial el pedido.

Ryuu comenzó a llorar de alegría, tapando su boca con ambas manos por la impresión, así que tanto ella como Freya, que tomaba su manos, fueron hacia el chico.

-Gracias Bell... gracias... muchas gracias-Dijo Ryuu, abrazando a su salvador.

-Gracias por pensar en mi amiga, Bell-Comentó Freya, feliz y sorprendida por el pedido del chico.

-Hey, Hey, Hey, dejando de lado todo el sentimentalismo ¿¡NO SE SUPONE QUE ESTAMOS CELEBRANDO!?-Gritó Hermes al cielo, despertando el júbilo nuevamente en todo el sitio.

-¡A LA SEÑORA DE LA ABUNDANCIA!-Gritó nuevamente el dios, guiando a todos sus conocidos y amigos hacia el estableciendo.

Ya en la señora de la abundancia.

Familia Hestia, Familia Loki, Familia Hermes, Familia Miach y Familia Takemikazuchi habían rentado todo el lugar para ellos, una fiesta privada entre los salvadores de Orario, la familia Freya fue invitada de igual manera pero ninguno de ellos decidió ir al festejo, únicamente su Diosa, quien había revelado a todos su verdadero ser, muchos de ellos estaban tomando cerveza a mares, curiosamente había una competencia que decidiría quién de todos es el que tomaba más alcohol, para sorpresa de propios y extraños, Hestia y Bete tomaban la delantera, ambos parecían estar en las últimas, llegó el último tarro para ambos, el que decidiría si quedarían empatados o si alguno de ellos se alzaría con la victoria, las apuestas no se hicieron esperar, todos votaban por Bete Loga de la familia Loki, todos menos una semi humana de la familia Miach que en repetidas ocasiones había sido beneficiada al darle su confianza a la familia Hestia y esta vez no fue la excepción, antes de que el hombre lobo alzara su tarro con cerveza, una molesta Haruhime lo tomó por su oreja, como si de un dueño y su mascota se tratara.

-Señor Bete, ya le había dicho que debería dejar de beber de esa manera, es peligroso para su salud, además de que volvimos de una misión en la que fue lastimado de gravedad-Dijo al renard, llevándose a Bete.

-E-Espera Haruhime *hip* debo demostrar que *hip* soy el mejor tomando alcohol-Respondía Bete mientras seguía siendo jalado lejos de la mesa donde esa competición se llevaba acabo.

Las risas de los presentes no se hicieron esperar, burlándose de Bete quien estaba siendo visto con una versión tan mansa y deplorable del mismo, una versión que casi nadie conocía.

-Al parecer Bete ya consiguió a alguien con carácter, tan inocente que parece, es aterradora-Dijo Tione al ver la escena, quería reírse aún más pero no sabía cómo reaccionaría Haruhime a su comentario, por lo que decidió guardarse sus burlas para cuando regresaran a la mansión crepúsculo.

-Así parece Tione-Comentó Tiona, quien se encontraba al lado suyo, observando lo que sucedía de igual manera.

-Bien, parece que gané, traigan su dinero-Dijo Naaza con un rostro de felicidad, extendiendo las manos para recibir el dinero, Hestia había ganado por default, después de eso cayó dormida en la mesa.

-Demonios, ella realmente tiene ojo para las apuestas ¿Verdad Miach?-Comentó Takemikazuchi a su amigo.

-Con esa suerte no tardaremos mucho en poder ser una familia aún más grande y con más ingresos-Contestó Miach con una rostro feliz por el buen ojo que tenía su primera hija para las apuestas.

La fiesta no se detuvo, a pesar de que Haruhime seguía regañando a Bete, los demás decidieron ignorarlos para no amargarse, ya después se burlarían del hombre lobo a gusto.

-Señor Bete, en serio debe cuidarse y pensar más en usted-Decía Haruhime.

-Lo hago... si no ¿Cómo seré un héroe para ti?...-Dijo el hombre lobo con voz baja.

Un gran sonrojo se presentó en el rostro de la chica, no esperaba escuchar esas palabras.

-¿Un héroe para mi...?-Preguntó Haruhime para confirmar que había oído bien esas palabras.

-Así es... deseo poder ser tu héroe... y así lograr que sientas algo por mi...-Contestó con clara ebriedad, pero no parecía mentir en lo más mínimo.

-Bete...-Contestó Haruhime.

El hombre lobo cayó en cuenta de lo que había dicho y su ebriedad parecía haberse desvanecido por la vergüenza.

-E-Esto... no quise decir eso...-Comentó el miembro de la familia Loki, tratando de excusarse.

-¿No quisiste decir eso?...-Respondió Haruhime, cambiando su rostro de sorpresa a uno decaído al oír el comentario del hombre lobo.

Bete al ver esto decidió que era hora de ser sincero, así que, tomando aire, habló.

-S-Sí quise decir eso... en este poco tiempo que he convivido contigo me he sentido feliz, realmente disfruto platicar contigo y ver todas las versiones de ti, pero Bell fue quien te salvó... así que debo ser lo suficientemente fuerte para asegurar que te protegeré, para ser tu héroe... tu único héroe de ser posible...-Respondió el hombre lobo, ejerciendo algo de fuerza en su puño.

-Bete... no tiene que hacer eso...-Respondió Haruhime.

-¿A qué te refieres?-Preguntó.

-Yo me siento de la misma manera desde que lo conocí... así que no tiene porque sentir que me debe algo, por eso mismo, si soy suficiente para usted...-Sonrío dulcemente la renard.

Rompiendo todo pensamiento en la mente de Bete, esa respuesta fue como un dardo a su corazón, se puso de pie y abrazó a la bella chica zorro.

-Te protegeré por el resto de mi vida-Dijo Bete, haciendo que Haruhime se sonroje pero poco a poco comenzó a ceder en el abrazo.

-Y yo estaré junto a ti por el resto de la mía-Contestó la renard.

Nadie pudo evitar ver la escena, en especial cierta pareja a la distancia que había hecho una promesa parecida hace unos ayeres, los aplausos no se hicieron esperar por parte de todos en el sitio, Loki, a pesar de ser muy especial con el tema del amor entre sus hijos con aventureros de otras familias, aceptó la relación, ella mejor que nadie sabía todo lo que su lobo taundere había sufrido a lo largo de su complicada vida, Haruhime y Bete se dieron cuenta que esos aplausos eran dirigidos a ellos y salieron del lugar por lo nerviosos que tenían al ser vistos.

-Es lindo ver el amor florecer ¿Verdad Bell?-Preguntó Freya, pegada al brazo de su amado como era costumbre de ella, ya no usaba un disfraz, estaba como la diosa.

-Cierto Freya, es lindo ver que las personas que se aman estén juntos, al igual que nosotros-Respondió Bell, envolviendo sus dedos con los de ella.

Muchos de los que estaban celebrando se sorprendieron al ver que la Diosa de la belleza estuviera de esa manera con un simple mortal, era obvio, ellos no sabían lo que había sucedido todo ese tiempo en el que ambos comenzaron a salir, por lo que algunos de los presentes procedieron a darles explicaciones de lo sucedido y del tema de Syr, la explicación pareció bastar y la que menos sorprendida parecía era a Loki, quien desde hace tiempo sabía de ello o mejor dicho, lo sospechaba.

-Hey Freya, ni en el cielo te había visto comportarte como una niña enamorada ¿Tan especial es ese niño? ¿eh?-Dijo Loki, igual de ebria que Hestia aunque a diferencia de ella, Loki aún seguía consciente.

-Fufufufu Loki, es que mi Bell es especial, es mi amado Vanadis Odr-Respondió Freya, abrazando aún más fuerte al peliblanco.

"¿Vanadis Odr? ¿Qué es eso?" Pensó Bell pero decidió guardar silencio.

-Vaya, al fin lo encontraste, tanto que llorabas por buscarlo y no verlo, ¡Hey niño!, cuídala mucho, es demasiado traviesa, es como una niña-Contestó Loki a lo dicho por Freya y dirigiendo esas últimas palabras a Bell.

-Así será Loki-Sama-Respondió Bell, tomando la mano de Freya y besándola en la frente, haciendo que se sonrojara.

-¡Te sonrojaste! Si pareces una niña, oye Freya, desde hace un tiempo me estoy preguntando esto pero ¿Qué es lo que tienes en tu dedo de la mano izquierda? No logro ver que sea algún artefacto mágico ni nada por el estilo, pero esa piedra preciosa es realmente reluciente-Lanzó esa pregunta la diosa pelirroja hacia Freya, quien al escucharla, dibujó una sonrisa en su rostro.

Los que escucharon el intercambio de palabras entre ambas se interesaron por ello, así que el silencio se hizo presente nuevamente para prestar completa atención a lo que la diosa de la belleza iba a contestar.

-L-Lo que pasa es...-Dijo Freya con un ligero tartamudeado en sus palabras, característica que nunca había demostrado en público teniendo su forma original.

-Lo que pasa es que le pedí matrimonio y planeamos casarnos-Interrumpió Bell, completando lo que tanto le costaba decir a su prometida.

Los susurros se hicieron presentes.

-¿¡TE VAS A CASAR TAN PRONTO!?-Gritaron todos en el lugar, incluida Hestia que por la notica despertó.

-El día de hoy, antes de la batalla, se lo pedí, jeje-Dijo a Bell rascando su cabeza.

-Ufff Bell, sé que me pediste que haga el anillo pero no esperaba que se lo entregaras tan pronto, eso me tomó realmente por sorpresa-Comentó el herrero ante la noticia.

-¡ASÍ QUE TÚ LO SABÍAS!-Dijo Hestia, sacudiendo a Welf.

-¡No pensé que se lo pediría tan pronto!-Decía el pelirrojo mientras era agitado.

-¡Entonces si serán mis papás!-Dijo Noel a la distancia mientras corría hacia ambos para abrazarlos.

-Así es Noel-Dijeron ambos, acariciando su cabello.

-Wow... simplemente wow... sí que vas en serio con ese chico Freya, me he quedado sin palabras-Comentó Loki, anonadada por la notica que acababa de recibir, era mucho que procesar.

-Sea como sea, brindemos por Bell y su futuro matrimonio ¡Alcemos copas y a Festejar el amor tan puro de ambos!-Gritó Hermes con orgullo al saber la noticia.

Todos en el sitio levantaron sus copas y se unieron al brindis, estaban felices porque Bell, el amigo de todos, logró encontrar la felicidad.

Pasaron las horas y poco a poco empezaron a abandonar el bar/restaurante, dejando una gran cuenta por pagar, de la que se hizo cargo el gremio, siendo un regalo extra de parte de Urano.

En las calles de la ciudad.

Ya habiendo abandonado el bar, dos hobbit caminaban juntos.

-Al parecer dirigimos la misión más grande de la historia, Liliruca-Comentó Finn hacia su acompañante.

-Así parece Finn, no puedo creer que, viviendo lo que viví antes de conocer a Bell y a la familia Hestia, hubiera dirigido a un gran grupo de aventureros, tal vez tengo un talento aún mayor que tú, "Valiente"-Respondió Lili con aires de grandeza.

-Es posible, pero no me quedaré atrás-Contestó Finn, con una gran soberbia, propia de él.

Seguían caminando, platicando como ya era costumbre entre ellos, hasta que el hobbit se detuvo en seco.

-Lili...-Nombró el capitán de la familia Loki a la chica.

-¿Uh? ¿Qué sucede Finn?-Preguntó Lili, ladeando la cabeza.

-Lamentó si es inoportuno pero... ¿Ya tienes una respuesta para mi propuesta?-Preguntó Finn, haciendo que la pequeña recordara aquella propuesta de matrimonio y se sonrojara.

-E-Esto yo...-Ella tartamudeó, pero se recompuso al jalar un poco de aire.

-Acepto...-Respondió.

De esa manera, el compromiso había sido sellado entre ambos.

-Me hace muy feliz que aceptaras...-Decía Finn.

-Pero...-Agregó Lili, interrumpiendo al pequeño rubio.

-Tienes que casarte primero con ella-Comentó Lili, señalando a una esquina.

De las sombras salió Tione, sorprendía al ser vista por Lili, en sus ojos habían pequeñas lágrimas, por sentir que su amor no iba ser correspondido.

-Tione...-Alcanzó a decir Finn.

Se comenzó a acercar a ella y se pudo de frente.

-Tione, siempre he sido consciente de tus sentimientos hacia mi y no puedo decir que en mi caso no sean iguales, es por eso que... si te parece bien...¿Te casarías conmigo? Entenderé si no deseas aceptar ya que es muy tonto de mi parte pretender tener dos esposas pero ...-Decía el rubio hasta que de pronto fue besado por la amazona, quien al separarse se sonrojó enormemente.

-Acepto... mientras pueda estar a tu lado, acepto-Respondió sin pizca de duda la mayor de las hermanas amazonas de la familia Loki.

-Pero si nos casamos... será con ambas al mismo tiempo, Lili, espero que nos podamos llevar bien -Agregó, dirigiendo esas últimas palabras hacia la otra prometida de Finn.

"¿Qué me esperará con dos esposas?" Pensó Finn con una sonrisa.

Con la Diosa Hefesto.

Welf, habiendo tomado la espada que Bell empleó para la derrota del dragón negro, se dirigió esa misma noche a ver a la diosa de la cual estaba enamorado, con la esperanza de que en esta ocasión por fin fuera aceptada su propuesta.

-¿Se puede?-Preguntó Welf, tocando la puerta del cuarto de su diosa.

-¿Welf? ¿Qué haces aquí a esta hora?-Preguntó Hefesto, al ver al pelirrojo enfrente de su puerta.

-Vengo con mi último intento de ganarme tu aprobación-Respondió el herrero, haciendo que la Diosa se sorprendiera por sus palabras.

-A-Adelante-Alcanzó a contestar, permitiéndole el paso a su cuarto.

Tomaron asiento en una pequeña mesa al lado de la cama.

Hefesto comenzó a inspeccionar el arma, cada detalle, cada golpe con el martillo que había dado Welf a la hora de aplanar el metal, el poder ejercido en el fuego para que se fundiera, lo fino de la manipulación del metal, cada detalle era apreciado por la Diosa quien sacaba cada vez más brillos de su ojo al mirar con más detenimiento el arma.

-Es perfecta...-Dijo Hefesto realmente sorprendida.

-Nunca en mi larga vida había visto un arma así...-Agregó la diosa.

-Y nunca he hecho algo que se le acerque...-Concluyó.

-Eso significa que...-Respondió Welf abriendo sus ojos.

-S-Si... p-puedes tomarme como esposa-Contestó Hefesto realmente sonrojada por decir aquellas palabras.

En ese momento, Welf se levantó de su silla y fue en dirección a ella.

-¿Welf?-Preguntó la Diosa.

-Bella rosa roja, con cabello color del fuego, viva y ardiente como este último, ¿Le daría el honor a este pobre mortal de ser su acompañante por el tiempo que mi corta vida alcancé a pasar con usted?-Recitó Welf, acariciando su cabello y quitando el parche de su ojo.

Hefesto se tapó el ojo.

Welf únicamente le apartó la mano.

-Eres hermosa, lo que tú consideras como defectos, yo lo considero una virtud más, no tienes por qué ocultarme todo tu ser, ya que yo te aceptaré tal y como eres-Expresó el pelirrojo ante el nerviosismo de la diosa.

-Acepto... Welf, acepto casarme contigo-Respondió Hefesto.

En ese momento, los labios de ambos se fueron acercando cada vez más, hasta que por fin se unieron en un beso pasional, torpe por parte de la diosa que no tenía mucha experiencia en ese ámbito, los dos se separaron para tomar un poco de aire.

-Te amo, Hefesto-Dijo el herrero.

-Yo también... Welf-Contestó la Diosa.

Esa noche... no salieron de la habitación.

-Vaya, vaya, Welf lo logró, al menos no tendré que escuchar la misma historia todos los días, mínimo tendrá otras que decirme-Comentó Tsubaki mientras escuchaba todo lo que sucedía en aquel cuarto, ella iba para darle una noticia a su diosa pero eso podía esperar.

En la mañana del día siguiente.

Los rayos del sol se asomaban en Orario, la gran batalla final había sido terminada, apenas ayer a esa misma hora, la histeria y miedo abundaba en todos, hoy era todo lo contrario, un aire de felicidad se esparcía por todo el sitio, dejando ver en cada calle grandes sonrisas y carcajadas de los aventureros, ese sentimiento aumentaría con la llegada del resto de la gente de la ciudad.

En el gremio se publicó una noticia que dejó boquiabiertos a los que alcanzaron a leerla, en ella se redactaba un informe sobre la identidad de las personas que habían ayudado a repeler los monstruos provenientes del calabozo con la llegada del dragón negro.

-Eran monstruos...-Decían las voces entre susurros.

-No puedo creerlo, ellos nos ayudaron...-Comentó uno de ellos.

-Pero son monstruos, eso no puede ser posible-Replicaba otro de los aventureros.

-No importa que sean monstruos-Dijo una voz a la distancia.

-Ellos lucharon junto a nosotros como compañeros, si el pequeño novato confió en ellos desde hace varios meses atrás, tanto así que se echó a todo Orario en contra por ello, no puede estar equivocado, decido confiar en su criterio... ustedes deberían hacer lo mismo, a la larga, nuestras diferencias solo recaen en lo físico, porque por dentro somos iguales y eso no debe ser impedimento para aceptarlos-Agregó aquella persona, se trataba de Mord, una aventurero cualquiera, quien le tenía mucho respeto a Bell.

Las voces daban sus opiniones, algunas estaban en desacuerdo con la propuesta del gremio que estaba al lado del informe, la propuesta de poco a poco permitir a algunos de los monstruos subir a la superficie, pero la gran mayoría había comprendido que no eran un peligro, compañeros de armas, compañeros aventureros, eso era lo que veían en los Xenos, ya no simples monstruos.

Subiendo a la superficie desde el calabozo, se encontraba una pequeña niña Vouivre caminando lentamente, buscando por todos lados a la persona que la llevaría a conocer toda la ciudad.

-¡Wieneeee! ¡Aquí!-Gritó una voz que la niña conocía perfectamente.

-¡Beeeeell!-Gritó la niña, corriendo hacia él para abrazarlo.

-Wiene ¿Cómo estás? ¿Lista para tu tour por Orario?-Dijo Bell con Wiene en brazos.

-Bell, creo que no nos has presentado-Dijo la chica al lado del peliblanco.

-Bell ¿Quién es ella?-Decía la vouivre al notar la presencia de la chica, esta vez en su forma de Syr.

-Wiene, déjame presentarte a Syr, o mejor dicho, Freya, diosa de la belleza y mi prometida-Respondió el joven, usando el brazo libre que tenía para abrazar de igual manera a Freya.

-¿Prometida? ¿qué es eso?-Preguntó la niña, ladeando la cabeza.

-Su futura esposa, eso es lo que es-Dijo de manera amable la diosa con disfraz de mortal.

-Esposa... ¡Ahhhh! ¡Ya sé! es eso en lo que dos personas que se aman se convierten ¿no? Ray me ha hablado de ello-Dijo la niña con una sonrisa.

-Señorita ¿Usted ama a Bell? ¿Lo ama de verdad? ¿No lo lastimará?-Preguntó repetidamente la pequeña Vouivre con una mirada triste por pensar lo peor.

-Sí, yo amo a Bell, lo amo de verdad, más que a cualquier persona o cosa en el mundo, nunca lo lastimaría, porque ese mismo amor me impide hacerle daño-Contestó Freya con una seguridad realmente grande por sus sentimientos, dándole una sonrisa sincera a la niña, mientras acariciaba los cabellos de la misma.

-¡Entonces Wiene aprueba la boda! ¡Sean muy felices juntos!-Dijo Wiene, abrazando a la diosa.

Bell únicamente veía la escena con un rostro feliz, presenciando la interacción entre ambas.

"Parecen madre e hija" pensó Bell, riéndose un poco ante ese pensamiento.

-Bueno, vamos a iniciar el tour Wiene, vamos-Dijo Bell, extendiéndole la mano a la niña y con su otra mano, tomó la mano de su futura esposa, llamando las miradas de los aventureros que veían cómo se alejaban, perdiéndose en la distancia.

En Rivira, piso 18, zona segura.

Dentro de un bosque de la zona segura, una elfo de nombre Ryuu se había adentrado a dicho lugar, a una tumba simbólica que estaba en ese lugar, la renovada elfo caminó hacia ella hasta que estuvo de frente.

-Chicas, aquí estoy de nuevo, probablemente esta sea la última vez que venga, sólo quiero darles las gracias por todo lo que hicieron por mi en el tiempo que estuvimos juntas, sus enseñanzas, sus consejos, su apoyo, todo vivirá dentro de mi, pero mi pasado debe quedar ahí, ustedes deseaban que siguiera viviendo, por eso me dieron la oportunidad de sobrevivir, honraré ese deseo a mi manera, tengo una familia nuevamente, personas que me quieren, personas que darían sus vidas por mi al igual que ustedes, agradezco de todo corazón el haberlas conocido, eso nunca cambiará-Dijo Ryuu mientras una imagen de sus amigas de la Señora de la Abundancia pasaba por su mente y después lanzar un ramo de flores a la tumba en manera de despedida, para no regresar nunca más, el camino que seguiría de ahora en adelante, era el que ella construiría día con día.

Fuera del bosque, Chloe y Anya la esperaban, listas para regresar a trabajar, ellas habían tenido el permiso de Mia Grand para ausentarse unas horas, algo injusto si pensamos que Syr tenía todo el día libre, pero claro, ella era la diosa de Mia Grand así que no había mucho que hacerle para evitar que eso sucediera.

-¿Salió todo bien Ryuu?-Preguntó Chloe al ver a su amiga acercarse.

-¿Te podemos ayudar en algo-nya? ¿Ryuu-nya?-Lanzó una pregunta de la misma manera la otra chica gato.

-Estoy bien chicas, gracias por su preocupación, pero es momento de que regresemos-Contestó Ryuu, caminando junto a sus amigas.

-Oigan-Llamó una voz al grupo, haciendo que las tres voltearan hacia el origen de la misma.

-Allen...-Dijo con sorpresa la hermana de este.

-Vana Freya ¿Hay algo que necesite?-Preguntó Ryuu mientras Chloe lo veía con enojo.

-Quisiera hablar con Anya-Respondió el miembro de la familia Freya mientras apuntaba a la chica.

-Lo lamento, pero es imposible que deje a mi amiga con un monstruo como tú-Contestó Chloe.

-Por favor...-Articuló el hombre gato, apretando sus puños.

-Chicas, no hay problema-nya, las veré en la señora de la abundancia-nya, estaré bien-nya-Dijo Anya hacia sus compañeras.

-De acuerdo, ten cuidado Anya-Dijeron ambas, tirándole una mirada fulminante al aventurero de la familia Freya para después proceder a retirarse.

-Bien Vana Freya-nya, dime ¿Por qué usted quiere verme-nya?-Preguntó sin tacto alguno la chica.

-Vine a disculparme contigo, Anya-Contestó el hombre gato.

Esto tomó por sorpresa a la chica.

-¿Disculparte-nya?...-Preguntó en voz baja.

-Te abandoné, te lastimé tanto física como psicológicamente, hice que pensaras que te odiará, no merezco perdón alguno y ninguna palabra que diga podrá justificar mis actos pero... todo lo hice para evitar que salieras dañada, tú no soportabas ser parte de la familia Freya, los malos tratos dados por todos los demás y no quería que sucediera algo fatal contigo, por eso mismo evité a toda costa que te vieras involucrada, provocando que abandonaras la familia, aún así, todo este tiempo, estuve vigilándote, pendiente de ti para evitar cualquier suceso desafortunado, pero repito... no justifica mis actos el haber actuado por ti, tal vez había una manera más fácil pero en ese momento no se me ocurrió otra idea, no estás obligada a perdonarme pero yo si lo estoy para disculparme, es lo mínimo que puedo hacer por ti, sin importar lo que decidas, para mi, siempre serás mi hermanita-Explicó Allen, con lágrimas cayendo de su rostro, recordando todo lo que ambos pasaron juntos, lo mala que fue su vida.

-Allen-nya...-Decía Anya mientras, de igual manera que su hermano, lloraba.

De pronto la chica abrazó a su hermano.

-Claro que te perdono-nya...lamento haber sido débil-nya... lamento haberte obligado a tomar esas decisiones y hacer que sufrieras tu solo en silencio-nya-Dijo Anya, llorando en el hombro del que nuevamente era su hermano, no Vana Freya, no el aventurero de la familia Freya, simplemente... Allen Fromel.

Allen correspondió al abrazo.

-Pasaré mi vida entera protegiéndote, hermanita-Dijo Allen, para finalizar el encuentro entre ambos.


De vuelta con Bell y Freya.

Habían pasado las horas, la cita entre ambos estaba apunto de terminar, al igual que el tiempo de viaje con Wiene, durante la cita grupal, Freya pudo jugar con la Vouivre, corrían juntas, comieron lo que ella había preparado, por alguna razón Wiene no se vió afectada por la comida, al parecer existen más seres vivos con un estómago de hierro como Bell.

-Freya ¿Podrías cocinar comida nuevamente para mi?-Dijo Wiene con estrellas en sus ojos.

El corazón de Freya latió enormemente ante la escena tan tierna que protagonizaba la linda niña.

-C-Claro, cuando nos volvamos a ver, prepararé comida para ti y para Bell-Contestó la diosa, acariciando la mejilla de Wiene, ella solo cerró sus pequeños ojos, dejándose mimar.

-¡YEIIIIIII! ¡FREYA TE QUIERO!-Dijo Wiene, abrazando a la chica, posando su mejilla con la de ella.

-¿Realmente nos verán como una familia?-Dijo Bell, viendo la reacción de Freya ante la alegría de la pequeña.

-Es hora de irnos Wiene, en otra ocasión seguiremos pasando tiempo juntos, te presentaremos a Noel igual, para que jueguen juntas ¿Está bien?-Comentó el joven peliblanco, tomando las manos de ambas con delicadeza para que se levantaran del césped donde estaban sentadas.

-¡Siiiii! ¡Voy a tener otra amiga!-Dijo Wiene con mucha emoción.

Llegaron al calabozo y ahí esperaba Fels para devolver a Wiene a donde los Xenos se reunían, al parecer, en unos pocos días, con el regreso del resto de la gente, los Xenos podrán vivir junto a los humanos.

Los tres se despidieron, Wiene no quería alejarse de ambos pero ya era el momento de hacerlo, tanto Freya como Bell se quedaron observando como la niña junto a Fels se perdían en lo profundo del calabozo.

Ambos caminaron lejos de la entrada del calabozo, el día estaba por terminar, Bell debía llevar a Freya a donde se hospedaba ahora.

-Entonces te quedarás en Folkvangr por un tiempo ¿Verdad?-Dijo Bell para romper el hielo.

-Fufufu ¿Qué sucede? ¿Celoso?-Contestó Freya con su típica risa insinuante.

-En lo absoluto, cuando nos casemos despertaré todos los días contigo, siendo tu bello rostro lo primero que vea al abrir los ojos-Respondió Bell, sin soltar la mano de su amada.

La respuesta del chico volvió roja la piel blanca de la diosa en un parpadeo.

-Entonces ¿Cuándo la haremos?, no hemos planeado mucho y estas cosas pueden salir mal si no se toma tiempo de anticipación, hay que ver el lugar y...-Decía Freya nerviosamente hasta que Bell la Interrumpió.

-No te preocupes, yo me encargaré de todo, apenas sean reconstruidas las zonas dañadas de la ciudad y vuelvan todas las personas, haremos la boda más grande que ha habido-Contestó Bell, calmando el nerviosismo de la Diosa.

-C-Confiaré en ti-Contestó la mujer.

Y así Bell camino con su prometida, tomados de la mano, hasta dejarla sana y salva en la sede de la familia Freya, despidiéndose de ella esa noche con un beso para cerrar de buena manera un día feliz.

Un par de meses después.

"La batalla fue ardua, el héroe del destello blanco se levantó contra todo pronóstico, empuñó la espada que fue traída por una compañera suya, con toda la fuerza que le quedaba, una velocidad increíble fue despertada y logró llegar hasta la cima de Babel, interceptando al monstruo al dar un gran salto para posarse frente a él, de pronto elevó su espada, listo para acabar con el dragón negro de un solo ojo y..."

-¡Hey Tiona! Deja de escribir el libro por un momento, la boda de Bell es en unas horas y aún no estás arreglada-Dijo Tione a la distancia, usando un vestido formal.

-Lo lamento, me metí demasiado en escribir el libro que perdí la noción del tiempo, ya me voy a arreglar-Tiona dejó el lápiz a un lado y cerró el libro que estaba escribiendo, al fijarse en la pasta del mismo, se podía ver el título.

"Epopeya del Héroe de Orario"

Con Bell, en la sede de la familia Hestia.

La fecha de la boda entre Freya y Bell había llegado por fin, la cual se había retardado por todos los problemas que hubo para reconstruir la ciudad, a pesar de que fue en una zona específica y no gran parte de Orario, de todas maneras, ya no tenía sentido mortificarse por ello.

-Bell ¿Estás listo? Al fin a llegado el día-Dijo Welf hacia su amigo que estaba en traje de gala para su boda, como debía ser.

-Estoy listo, solo un poco nervioso, pero nada del otro mundo, no he visto a Freya desde la mañana, creo que las chicas se toman muy en serio lo de no ver a la novia con el vestido, me sorprende que se la hayan llevado desde temprano a la mansión crepúsculo y que los sacaran de ahí ¿Verdad Finn, Bete, Gareth, Raúl y compañía?-Comentó Bell ante sus amigos, quienes estaban en la sala de la mansión de la chimenea, esperando para llevarlo hacia donde la boda se iba a llevar acabo.

-Por cierto, me estoy empezando a asustar ¿Dónde será la boda? Ustedes me dijeron que se encargarían de eso pero no me dijeron nada en lo absoluto sobre la ubicación-Agregó a Bell, ladeando la cabeza.

-Es una sorpresa idiota, deja de hacer preguntas-Respondió un elfo, dándole un golpe leve con su bastón, se trataba de Hedin.

-Sí maldito tomate/niño, deja de de preguntar y concéntrate en verte bien para tu esposa-Dijeron Bete y Allen al mismo tiempo.

-Es gracioso lo parecido que son ambos-Comentaron algunos susurros en la sala.

-¿¡ESTÁN BROMEANDO!? ¡YO NO ME PAREZCO A ESTE IDIOTA!/¿¡ESTÁN BROMEANDO!? ¡YO NO ME PAREZCO A ESTE IDIOTA!-Dijeron ambos al mismo tiempo nuevamente.

-Ya, no es momento para pelear, al menos este día hay que fingir que todos nos llevamos bien-Comentó Hogni, tratando de calmar la situación.

-¡NUNCA!-Dijeron a la distancia el hombre lobo y el hombre gato.

-¿Q-Qué no era así?-Preguntó Bell.

-Es hora-Dijo una voz irrumpiendo en la sala, se trataba de Ottar, dando el aviso de que ya era el momento de que Bell fuera llevado.

Al recibir la señal, una tela negra cubrió los ojos del chico para impedir que se diera cuenta de hacia donde lo llevaban, Hermes rentó dos carruajes para que todos pudieran ir en ellos hacia el lugar de la boda.

Después de algunos minutos, por fin los caballos se detuvieron.

-Ya puedes destaparte los ojos, Bell-Dijo Hermes hacia el chico a su lado.

En ese momento, el peliblanco retiró el pedazo de tela de sus ojos y ahí pudo observar con claridad una gran iglesia delante suyo .

-E-Es donde los niños que Freya y yo visitábamos...-Expresó el chico con sorpresa al ver que aquella vieja iglesia en la calle dédalo fue totalmente restaurada hasta el punto de parecer recién hecha.

-Ese es nuestro regalo para tu boda, en conjunto, la familia Freya, Loki y Hestia pagamos la remodelación completa de la iglesia así como la construcción de un orfanato completo y de gran tamaño detrás de la misma-Respondió Bete, posando su palma en el hombro del chico.

-Muchas gracias amigos... en serio muchas gracias-Contestó Bell, con lágrimas en sus ojos, era un regalo perfecto, en serio se habían lucido.

-Ya basta de cursilerías, si vas a llorar, llora de felicidad cuando veas la belleza de tu esposa, avanza, no instruí a un niño llorón-Dijo Hedin, dándole nuevamente un golpe en la cabeza.

-Y-Ya voy-Dijo Bell.

En ese momento, todo el grupo de hombres se separó para tomar asiento en las bancas de la iglesia, todos menos uno, Hermes, encargado de llevar a Bell al altar.

-¿Estás listo Bell?-Preguntó Hermes.

-Desde que comprendí mis sentimientos por Freya lo estoy-Contestó Bell.

Paso a paso, la boda estaba iniciando al estar presente el esposo, la música resonaba dulcemente, una melodía suave y disfrutable era el tema para la ceremonia, todos los invitados estaba presentes, en los que resaltaban los integrantes de la familia Loki, estando el capitán de esa misma familia en medio de una bella hobbit y una hermosa amazona, Bete sentado a un lado de una preciosa renard, a quien tomaba de la mano, por su parte, la princesa de la espada se encontraba en medio de la reciente encontrada Aria y la alta elfo Riveria, Welf, el mejor amigo del novio y padrino de boda, estaba con Hefesto, ella estaba realmente sonrojada al estar rodeada por el brazo del pelirrojo en un abrazo cálido, por otra parte, también estaban los miembros de la familia Freya, menos Ottar, por justas razones, él fungiría como acompañante de la diosa hacia el altar, Anya, la cual había arreglado la situación familiar con su hermano, estaba sentada al lado de Allen, quien yacía serio, contrario a su hermana que no dejaba de ver a los alrededores por la belleza del sitio al igual que miraba a la entrada de la iglesia, esperando la llegada de su amiga, Mia Grand estaba con el resto de las chicas en una misma banca, Ryuu, Chloe y Lunoire se encontraban en la misma situación que su amiga Anya, esperaban con mucha emoción ver a la esposa, Hestia se sentó al lado de Takemikazuchi y Miach, sus amigos, ella solo lloraba de alegría por ver la felicidad de su hijo, los invitados más sorprendentes eran los Xenos, estaban sentados todos juntos, después de lo sucedido en la batalla contra el dragón negro, fueron aceptados con los brazos abiertos, permitiendo así que pudieran vivir en la superficie como tanto habían deseado.

Tras unos minutos de espera, en los cuales por fin Bell llegó al altar, pudo notar que la encargada de oficiar la boda sería Maria Martel, encargada de cuidar el orfanato y a los niños que hay dentro del mismo.

-Es increíble que al fin esa chica tan amable se case con alguien tan bueno como tú Bell, la unión de dos almas que se aman y quieren pasar toda sus vidas juntos es algo que nunca me cansaré de ver-Dijo María al peliblanco en el altar.

-Así es Maria, no puedo pedir nada más, estar con la persona que amo y casarme con ella... cuando llegué a Orario no me imaginaba en esta situación-Contestó Bell, de pie mirando hacia la gran puerta de la iglesia.

Las grandes y pesadas puertas comenzaron a abrirse poco a poco hasta su totalidad.

Fue ahí donde Bell vislumbró el bello vestido que usaba su hermosa futura esposa, blanco en su totalidad, resaltando la figura de la misma, con un velo largo que se extendía más allá de sus piernas, la zona del escote estaba algo descubierta, permitiendo observar las perfectas proporciones con las que contaba, Bell únicamente pudo quedarse quieto, observando con admiración lo belleza incomparable de su prometida.

Al lado de Ottar, caminaba la hermosa diosa, detrás de ella se encontraban dos pequeñas niñas, Noel y Wiene la Vouivre, la primera de ellas era la encargada de sostener el largo velo mientras caminaba a la par de Freya, la segunda tenía una canasta llena de pétalos rojos, los cuales esparcía por todo el camino que se debía recorrer, una sonrisa radiante en ambas niñas se podía observar, estaban realmente felices por la unión de ambos, en los meses que pasaron hasta llegar a ese día, ellas se conocieron, al principio fue difícil que se entendieran pero lograron hacerse muy buenas amigas.

-Al fin llegó el día, por fin serán mi papá y mi mamá-Dijo Noel en voz baja hacia Wiene.

-Bell también es mi papá-Respondió Wiene, inflando sus mejillas.

Freya únicamente escuchaba la platica de ambas infantes y sonreía alegremente debajo del velo cubriendo su rostro.

Ambos, novio y novia, estaban por fin juntos en el altar, Bell, al tenerla de frente, levantó aquella fina y blanca tela que cubría el hermoso rostro de su pareja en un movimiento lento y cuidadoso, vislumbrando poco a poco los rasgos de Freya mientras lo iba alzando, hasta que por fin el rostro quedó completamente descubierto, deslumbrando a Bell por lo perfecta que se veía, el chico únicamente pudo sonreírle.

-Eres la mujer más hermosa que existe, pero ahora lo eres aún más-Le dijo Bell a Freya en un tono amoroso.

Ella únicamente agachó la cabeza, con claro sonrojo, esas palabras eran las que esperaba cuando decidió escoger el vestido.

De esa manera, la ceremonia comenzó.

-Así, pues, ya que que desean contraer santo Matrimonio, ambos unan sus manos, y manifiesten su consentimiento ante todos los dioses y la iglesia-Decía Maria.

En ese momento, ambos se tomaron de la mano.

-Yo, Bell Cranel, te recibo a ti, Freya, como esposa y me entrego a ti, prometo serte fiel en la prosperidad y en la adversidad, en la salud y en la enfermedad, y así amarte y respetarte todos los días de mi vida-Dijo Bell con la seguridad de que esas palabras dichas reflejaban su verdadero sentir.

-Yo, Freya, te recibo a ti, Bell Cranel, como esposa y me entrego a ti, prometo serte fiel en la prosperidad y en la adversidad, en la salud y en la enfermedad, y así amarte y respetarte todos los días de mi vida-Contestó Freya con la misma seguridad que el joven frente a ella.

Bell miró fijamente a Freya.

-Freya ¿Quieres ser mi mujer?-Lanzó esa pregunta Bell.

-Sí, si quiero-Respondió Freya sin vacilar.

-Bell Cranel ¿Quieres ser mi marido?-Preguntó la bella diosa.

-Si, por supuesto que si-Contestó Bell.

-De está manera y para sellar por fin el compromiso, por el poder infundido en mi, yo los declaro marido y mujer-Dijo Maria.

-Puede besar a la novia-Agregó, dirigiendo esas palabras al esposo.

Bell posó ambas manos en las mejillas de Freya, acariciandolas suave y dulcemente mientras sus labios se acercaban a la proximidad de los de ella, Freya solo cerró los ojos esperando el beso hasta que por fin llegó, los labios de ambos entraron en contacto para sellar el compromiso como Maria había comentado, en un beso tierno, sin lujuria, lleno de amor, todos los invitados comenzaron a aplaudir el inicio de la vida en sagrado matrimonio que estaba apunto de construir, al separarse del beso, los dos agradecieron la presencia de sus amigos y familiares.

En la celebración.

Todo el mundo se estaba divirtiendo, la fiesta fue en toda la calle dédalo, mucha gente de otras partes de la ciudad llegó para festejar junto a la pareja, se podían ver a algunos de los Xenos bailando con otros humanos, a Wiene y Noel corriendo de un lado a otro con Rye, Fina y Roux, niños que habitaban el orfanato de Maria, en toda la calle dédalo todo era gozo, comían lo preparado por Mia Grand y las chicas, quienes cocinaron todo el banquete como regalo de bodas, en parte, digamos que el banquete costó 10% menos de lo que costaría normalmente, pero ese descuento fue el regalo de Mia Grand hacia la pareja de recién casados. (Ellos son Rye, Fina y Roux).

Freya y Bell comenzaron a bailar al son de la música, tomados de la mano, con la diosa pegando su rostro al pecho del chico.

-¿Recuerdas cuando bailamos por primera vez aquí?-Preguntó la chica al peliblanco.

-¿Cómo olvidarlo? Fue en ese instante donde comenzaba a comprender mis sentimientos por ti-Respondió Bell, posando sus ojos a la mirada tierna de su esposa.

-Hice bien en invitarte a esa cita, nunca me hubiera imaginado todo lo que sucedería a raíz de eso ¿Y sabes qué? Me agrada-Contestó Freya, sonriéndole dulcemente a Bell.

-Agradezco que me hayas mandado esa carta hace ya casi 4 meses, mi vida ha sido muy feliz desde entonces-Dijo Bell, acariciando la mejilla de su esposa, para después besarla tiernamente.

-Te amo, Bell-Dijo Freya cuando se separaron del beso.

-Yo te amo más, Freya-Replicó el joven.

La celebración seguía, había llegado el momento de lanzar el ramo de flores y la liga, como la tradición mandaba, todas las chicas estaban reunidas, esperando el ramo, Freya contó hasta tres y el ramo fue lanzado, grande fue la sorpresa de todas al ver quien lo había agarrado, se trataba de Mikoto, quien curiosamente era la única que no había hecho tanto esfuerzo por él, sus ojos brillaron y con las mejillas rojas le dió una leve mirada a Takemikazuchi, cosa que él notó y al saber lo que significaba, su rostro también se pintó de rojo.

-Veo que Bell y Welf no serán los únicos que se relacionen con un ser divino ¿Verdad Takemikazuchi?-Preguntó Miach de manera burlona hacia su amigo.

-N-No te burles...-Contestó Takemikazuchi, sin perder de vista a Mikoto.

-No engañas a nadie, tu rostro te delata...-Iba continuar Miach con sus burlas pero una liga blanca cayó en su mano.

-¿Uh?-Dijo Miach al ver lo que había en sus manos, Bell había lanzado la liga y le cayó a él.

Miach únicamente se puso nervioso pero al voltear a un lado pudo notar a Naaza, viéndolo con pena.

-Te burlas de mi cuando tú estás igual ¿Verdad Miach?-Contestó Takemikazuchi hacia el dios de cabello azul, devolviéndole la burla.

-¡Te equivocas!-Gritó Miach.

-Como dijiste, no engañas a nadie, tu rostro te delata-Agregó Take.

Y así, de esa manera, la fiesta había sido un gran éxito...

Pero la noche aún no acababa.

Noche de bodas.

Bell y Freya se encontraban en aquella pequeña posada en la que durmieron juntos por primera vez hace ya varios meses, en esa ocasión estaban huyendo de los miembros de la familia Freya porque Bell se había "Robado" a la diosa, aunque en ese momento el chico no sabía de ello.

Se preguntarán ¿Por qué en ese lugar? ¿Por qué no en una posada más lujosa?, simple, en ese lugar ambos tenían cuentas pendientes y un cariño especial, esa noche Bell había rechazado a Freya, para después darse cuenta de su error, ese era el sitio donde ambos debían reconciliarse.

-¿Estás listo Bell?-Preguntó Freya, envolviendo sus brazos por detrás del cuello del joven.

-N-No lo sé, nunca he hecho algo así-Dijo Bell.

-No te preocupes, lo haremos porque nos amamos-Contestó Freya, desvistiéndose de a poco hasta quedar únicamente con una camisa delgada.

Ella se acostó en la cama y se transformó en Syr.

-¿Por qué te transformaste?-Preguntó Bell con duda mientras igual se deshacía de su ropa.

-En este lugar, tu rechazaste la oferta de Syr, así que la primera que debe tener una noche contigo, es ella-Respondió lujuriosamente la diosa disfrazada de humana.

Ella ya estaba acostada en la cama y Bell completamente desnudo.

-Tómame-Dijo Syr con una mirada deseosa.

En ese momento, parecía que Bell había tenido un corto circuito al ver semi desnuda a su esposa en la cama, de pronto todo rastro de aquel niño inocente desapareció, se puso encima de ella, con cada brazo suyo a un lado de ella, poco a poco fue bajando la cabeza hasta llegar a los labios de su esposa, dándole un dulce beso, que en cuestión de segundos se convirtió en uno largo y desenfrenado, las lenguas de ambos se paseaban por la boca del contrario, una experiencia realmente nueva para el joven aventurero, las manos de Syr acariciaban ferozmente la espalda de su hombre, mientras Bell tocaba suavemente la retaguardia de su mujer, haciendo que ella tensara un poco los músculos de la zona, el momento había llegado, ambos se encontraban jadeando, como si no quisieran separarse del beso, pero era necesario para poder tomar aire, un delgado hilo de saliva se alargaba entre más se separaban.

-Bell...-Dijo Freya con una mirada algo pérdida, deseosa de ir más allá.

-Freya...-Contestó el joven de misma manera.

-En este momento soy Syr...-Contestó la diosa.

Bell ignoró completamente esto último para continuar, no había manera que, llegados a este punto, pudiera parar.

Un beso aún más salvaje se daba, el mini Bell comenzaba a despertar entre más pasaba el tiempo, Freya notó eso y una de sus manos bajó a acariciarlo con sus suaves manos, pero algo la sorprendió, el tamaño... no era normal, era realmente grande, sus ojos se llenaron de sorpresa al sentirlo, Bell daba pequeños gruñidos porque Freya acariciaba su miembro por mucho tiempo y menos delicadamente como había comenzado, en ese momento, él supo que era su turno de conocer la zona privada de su esposa, su mano bajó poco a poco, acariciando el pecho de la chica con sutileza, para llegar hasta el plano abdomen y por fin llegar a los labios de abajo, con un par sus dedos, comenzó a tocar en ese sitio, la chica se retorcía un poco al sentirlo, hasta que de un momento a otro, por lo mojada que se encuentra a la vagina, dos de los dedos del chico se deslizaron hacia adentro, haciendo que Freya se viniera en el instante, separándose del beso y gimiendo fuertemente.

-Bell... Bell... Bell...-Repetía el nombre del chico, acostada y jadeando.

Ese fue el límite para el chico, sabía lo que seguía.

Su mano se posó en su miembro, dirigiéndolo a la cavidad inferior de la chica, mientras con su otra mano acariciaba la mejilla de Freya, a lo cual, ella simplemente lamió los dedos del chico.

-Syr... lo voy a meter...-Dijo Bell, con la mirada perdida y agitado.

-Hazlo... Bell-Dijo Freya, dando la señal aprobatoria.

En ese instante, Freya pudo sentir como el miembro del chico arrasaba con todo a su paso, expandiendo toda la pared de su vagina, ella únicamente podía hacer ligeras muecas de incomodidad que luego se convertían en muecas de placer, con su lengua por fuera, jadeando aún más fuerte y con Bell entrando poco a poco, era obvio estaban disfrutando la noche.

-Syr... Syr...-Decía Bell, aumentando la velocidad de sus movimientos.

-Ahh~ Ahhh~ Ahhh~-Era lo único que ella alcanzaba a contestar, estaba sumergida en el placer.

Hasta que de un momento a otro, Bell metió todo su miembro por completo, chocando con algo, se trataba del útero de la chica, había llegado hasta su espacio más profundo.

-AHHHHHHHHHH~ BEEEEEEEELL~-Gritó Freya al tener sentir que el miembro de Bell topaba con su útero.

-Freya... creo que me voy a venir...-Dijo Bell, moviéndose cada vez más rápido.

-Hazlo... hazlo... yo también me voy a venir... lléname Bell... ¡LLÉNAME!-Gritó Freya esa última parte y al finalizar de decirlo, un gran chorro salió disparado, llenándola por completo al mismo tiempo que ella arrojaba un gran chorro de líquido a la cama.

-Ahhhhh~-Decía Freya, sintiendo como el semen de Bell se escurría hacia afuera.

Bell únicamente se acostó a su lado, ni su resistencia de casi nivel 7 era suficiente para evitar su cansancio.

-Fue... increíble...-Dijo Bell, tomando aire para hablar.

-Esto aún no acaba... Bell...-Dijo Freya, levantándose lentamente y poniéndose encima del abdomen del chico.

-¿Freya?-Dijo el chico, cuando pudo notar una sonrisa maliciosa en su esposa y las pupilas de ella que tenían forma de corazón.

-Después de que... Ahhh~, me hicieras probar esto... ahh~, no hay manera de que me detenga esta noche-Mencionaba la chica mientras volvía a meter dentro de ella el miembro de Bell, poniéndose rígido de nuevo al ver el desnudo cuerpo de la chica, en ese momento, las energías volvieron igual al cuerpo del joven y en un rápido movimiento, se volvió a poner encima de ella.

Comenzó a lamer cada parte de su cuerpo, desde sus mejillas, sus labios, su cuello, su pecho, los pezones de su esposa, mientras movía la cadera rápidamente, su boca no se despegaba del pecho de la chica mientras que con una de sus manos, jugaba con el otro, Freya solo podía sentir un placer inimaginable surgir dentro de todo ella, estaba perdida, disfrutando el devorar con su vagina la zanahoria de su conejito.

Cambiaron de posición, ella se encontraba en posición de perrito, mientras que Bell estaba metiendo su miembro desde atrás, pudiendo observar el hermoso trasero y la blanca espalda de su mujer. Comenzó a moverse velozmente otra vez, con una de sus manos masajeaba el trasero de Freya, mientras que con la otra, jalaba su cabello hacia él, haciendo que ella alzara el rostro, dejando ver esa mirada suya que reflejaba lo mucho que lo estaba disfrutando.

-Bell~ me vengo... me vengo... ¡ME VEN...!-Gritó la diosa pero su boca fue tapada por los labios del chico.

En ese momento ambos se vinieron nuevamente, llenando a la chica por segunda ocasión.

Y así se repitió la rutina por aproximadamente 3 rondas más después de esa, hasta que por fin, ambos cayeron rendidos y cansados, durmiéndose al momento.

A la mañana siguiente.

Llegó la mañana, después de tan loca noche, los rayos de sol entraban por la ventana, el primero en despertar fue Bell, quien se tomó la cabeza y se vió desnudo, al ver su cuerpo y sentir a una chica a su lado, acostada en su brazo izquierdo, recordó todo lo que sucedió esa noche, avergonzándose, al posar sus ojos en el cuerpo desnudo de su esposa que estaba tapado por una blanca cobija, no pudo evitar tener curiosidad y levantó la delgada tela que cubría a ambos.

Ahí pudo ver, el cuerpo blanco y desnudo de Freya, o en este caso, de Syr.

-Bueno días... Bell-Dijo Syr al ver a su esposo mirarla completamente.

-Ahhh, p-perdón por...-Decía Bell con mucho nerviosismo, había sido atrapado en el acto.

-Tranquilo... puedes ver si quieres, al fin y al cabo... soy tuya-Contestó Syr, sonriéndole a Bell.

Ambos se dieron un pequeño beso.

El momento de levantarse había llegado, aunque su boda había sido un día antes, aún tenían responsabilidades que atender, tanto en el bar, en el caso de Syr, como en el calabozo, en el caso de Bell, ambos tomaron su ropa y comenzaron a vestirse, al parecer Syr había traído su uniforme de la señora de la abundancia en una pequeña bolsa, ya listos para abandonar la posada, Syr Interrumpió justo antes de que Bell cruzara la puerta.

-Sabes Bell...-Dijo la chica.

-¿Uh? ¿Qué sucede Freya?-Preguntó el peliblanco.

-Las diosas no pueden embarazarse pero... no sé si eso aplique en mi forma de Syr...-Comentó la Diosa.

-¿A qué te refieres?-Dijo Bell, abriendo sus ojos enormemente.

-Fufufu no lo sé...-Dijo la chica, saliendo del cuarto.

-¡FREYAAAAAA! ¿¡A QUÉ TE REFIERES!?-Preguntaba a gritos el chico, aunque él sabía la respuesta.

Mientras salían, Freya procedió a explicarle a Bell que nunca había tenido relaciones en su forma de Syr, Bell comprendió que existía la posibilidad de que se pudiera embarazar y guardó silencio, pero en su mente estaba realmente feliz y una sonrisa leve se dibujaba en sus labios.

Ya afuera en las calles, ambos caminaron juntos, en dirección al mañana, a una vida llena de amor correspondido, de un amor compartido, de un amor y un deseo inquebrantable.

"Llegué a Orario sin nada, sólo con unas cuantas monedas y un sueño, pasé muchas aventuras, derroté a muchos monstruos, salvé a mucha gente, me enamoré y fue correspondido, hoy me encuentro felizmente casado con esta bella diosa que, desde el primer momento que me vió, trato de enamorarme y lo logró... cumplí mi sueño... " pensó Bell, al mirar hacia un lado y observar a su hermosa mujer al lado suyo, tarareando una canción con una linda sonrisa.

-Syr-Nombró el peliblanco a la chica a su lado.

-¿Qué sucede Bell?-Preguntó la Diosa, ladeando la cabeza.

-Te amo, eres lo mejor que le ha pasado a mi vida-Expresó Bell sonriendo.

Esto hizo latir el corazón de Freya.

-Yo también te amo, eres a quien toda mi vida esperé y por fin te tengo a mi lado-Contesto Freya a esas palabras, en su disfraz de Syr, con una tierna sonrisa.

"¿Qué hubiera pasado si yo rechazaba a Syr? Perdón, mejor dicho ¿Qué hubiera pasado si yo rechazaba a Freya?, tal vez mi vida hubiera tomado otro rumbo pero ¿saben qué? No tiene sentido pensar en eso, mi vida es feliz de esta manera y no cambiaría nada de ella" pensó Bell mientras caminaban hacia un mañana feliz y un futuro próspero.
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Bueno amigos míos, de esta manera la historia llega a su fin, agradezco todo el apoyo que tuvo a lo largo de su emisión, fue un verdadero gusto escribir para ustedes este FanFic, el cual comenzó con un sentimiento de vacío, cuando terminé de leer el volumen 16 de la novela ligera y vi el rechazo de Freya, quise cambiarlo, de esa manera, con ese pequeño sentimiento, nacieron estos 40 capítulos(contando los extra), espero que les haya gustado realmente, a mi gusto, siendo la primera vez que escribo una historia de este tipo, realmente me gustó, pueden haber opiniones divididas y es comprensible, así que quiero leerlas, siempre leo sus comentarios y opiniones.

Por todo este largo tiempo solo puedo decirles esto:

¡MUCHAS GRACIAS!🙏🏻🙏🏻🙏🏻🙏🏻🙏🏻🙏🏻🙏🏻🙏🏻🙏🏻🙏🏻

Respecto a la siguiente historia, tengo pensado tomarme un descanso de una o dos semanas, sé que el hype es alto pero un descanso vendría bien, después de poco más de 2 meses sin parar, tal vez el descanso no sea Justo pero siento que sí merecido jajaja, en caso de tener inspiración, haré los capítulos del BellxEina y les avisaré, hasta aquí mi comunicado, un abrazo muy fuerte y hasta la próxima.

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