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Capítulo 34. Batalla por la supervivencia.

En la mansión crepúsculo.

-Miren, según la información que hemos logrado recolectar respecto a los alrededores de Orario y los pueblos con los que perdimos comunicación, todo parece indicar que viene por la puerta grande ¿A qué me refiero? Viene exactamente en dirección a la puerta principal de la ciudad, tenemos que ponernos de acuerdo para saber quiénes sí y quiénes no pueden pelear contra él, así el resto de los aventureros puede encargarse de los monstruos que el calabozo estará spawneando al sentirse amenazado por la llegada del dragón-Dijo Finn en la reunión con todos los capitanes de las familias en la ciudad, las cuales no eran muchas, sólo estaban la familia Hestia, la familia Loki, familia Freya, familia Ganesha, familia Hermes, familia Hefesto, familia Takemikazuchi y algunas familias de bajo rango como la familia Miach.

-Yo pienso que debemos tener 2 grupos que enfrenten al dragón, combinando una cantidad considerable de magos para los ataques a larga distancia con varios aventureros especializados en ataques físicos, el problema sería que nuestras opciones y números son reducidos, tenemos a los suficientes para formar un grupo de ataque contra el dragón negro, no es ese el caso para proteger la ciudad, sería bueno tener ayuda extra-Comentó Lili al ver la situación en la que se encontraban, era un gran problema tener que proteger a la ciudad y pelear contra el monstruo.

-Yo pienso que olvidan a una ayuda importante-Interrumpió Fels, despertando la mirada de todos en el lugar.

-¿Qué haces aquí Fels?-Preguntó Loki al ver a Fels acercándose.

-Es Fels, mano derecha de Urano, relájense, es un aliado, pero retomando lo que dijiste ¿A qué te refieres?-Explicó Hestia a los presentes que estaban tensos por la presencia del encapuchado, cada fibra de su cuerpo les decía que no era humano pero debían mantener la calma.

-Gracias por la ayuda Hestia-Sama, como ella dijo, soy un aliado, respecto a lo que dije al entrar, olvidan a la seguridad del calabozo ¿no lo creen?-Comentó Fels ante todos los presentes.

-Tiene razón... pero ¿Ellos podrán ayudarnos? O mejor dicho ¿Querrán ayudarnos?-Preguntó Loki con clara duda.

-¡Hey!, ¿no sería una mala idea? ¿Cómo reaccionarían si se enteran de que los que protegían a los aventureros son monstruos?-Dijo Hestia en voz baja para la mano derecha de Urano.

-Enana, creo que subestimas a todas las familias de aquí, a mi ningún detalle se me escapa al igual que a los aventureros de primera y segunda clase, todos aquí nos dimos cuenta desde hace mucho tiempo de su identidad-Dijo Loki a Hestia.

-Es bueno saber que ya están enterados de ello-Dijo Urano entrando a la sala de la mansión crepúsculo.

-Oigan dejen de entrar como si estuvieran en su casa, hacen que tengamos que ponernos alerta innecesariamente, al menos avisen que vienen, toquen la puerta o qué sé yo-Dijo Loki con enojo por las recurrentes irrupciones en la sala de su mansión.

-Mis más sinceras disculpas pero no tenemos tiempo para formalidades de ese tipo, la situación es realmente desfavorable, necesitamos ese plan, los aventureros menores a nivel 5 pueden mantener a salvo a Orario con ayuda de los Xenos, ellos usarán su vestimenta habitual, así que les pido de la manera más formal posible que no se les ocurra atacarlos, ellos tienen la suficiente fuerza para mantener seguro Orario, quiero que los traten como aliados ¿De acuerdo?-Expresó Urano ante todos los presentes en el lugar, era un plan algo arriesgado por lo desconocido que era el actuar del calabozo, era posible que de un momento a otro a se le dé en gana generar un monstruo como aquel minotauro negro que causó tantos problemas hace poco tiempo antes.

-Si a nadie le parece mal, tenemos que ver en dónde nos ocultaremos los dioses mientras la batalla se libra, supongo que si alguno de nosotros muere, las fuerzas se verán reducidas por la pérdida del estado de muchos de nuestros hijos, yo propongo que en donde Urano se oculta pero no sé si a alguno de ustedes se le ocurre un mejor lugar-Dijo Hestia, preocupada por lo que a ellos podría pasarles.

-No tengo problema con eso, es lo mejor, de eso a estar en la superficie de la ciudad siendo blancos fáciles... no hay mucho que pensarle-Comentó Hefesto sin duda alguna en su rostro.

-¡Decidido!, por lo pronto, Liliruca y yo llegamos a un acuerdo respecto a la ofensiva contra el dragón, los magos como Riveria y Lefiya de nuestra familia y Hedin de la familia Freya serán quienes dirigirán los ataques a distancia, con algunos otros magos de otras familias, en ese aspecto estamos faltos de personal, respecto a la ofensiva yo los dirigiré, los aventureros que estaremos adelantes somos Gareth, Bete, Aiz, Tiona, Tione y yo representando a la familia Loki, Ottar, Hogni y Allen de la familia Freya, por último Bell Cranel de la familia Hestia, en total somos 14 aventureros de nivel 6 o superior los que lucharemos contra el dragón directamente, recomendaría llevar con nosotros a la renard pero no sé qué tan buena idea sea y tampoco el rango de alcance de su magia, ser subidos de nivel contra el dragón negro sería muy beneficioso-Dijo Finn, despertando el interés de todos los presentes por lo último dicho, sobra decir que eran muy pocas las personas que conocían la magia que poseía Haruhime, Finn no era consciente de ello por lo que no entendía el silencio.

-Yo la protegeré en caso de llevarla-Interrumpió una voz entrando por la puerta de la gran sala.

-Es una responsabilidad muy grande... Bete-Expresó Bell al ver al hombre lobo.

-Parece que nadie sabe tocar una puerta-Mencionó Loki en tono bajo y tomándose la frente.

-Lo sé maldito tomate, no me ofrecería si supiera que no puedo hacerlo, pero la protegeré así me cueste la vida-Respondió Bete sin una pizca de duda en su rostro, él estaba dispuesto a cuidar a la renard durante todo el conflicto, no sólo por ser una gran carta de triunfo, si no porque deseaba hacerlo.

-Pues de acuerdo, ya le conseguimos escolta a Haruhime y respecto a su magia, tiene un alcance considerable, lo suficiente como para estar con los magos, pero me alegra ver que Bete esté dispuesto a hacer mucho por ella-Dijo Hestia de manera burlona, el valor del hombre lobo era bueno pero no necesario, podría ser protegida a una distancia segura por los magos, no era necesario que Bete la tuviera durante todo el conflicto.

Al oír eso, el hombre lobo se sonrojó enormemente y la seguridad que antes tenia se desvaneció, por lo que decidió irse sin mediar palabra con nadie.

-De todas maneras, es bueno saber que si hay complicaciones con la zona de magos, Bete irá a ayudarlos-Comentó Finn con una risa nerviosa.

-Ya todos conocemos nuestras posiciones, la reunión terminó-Finalizó Loki, haciendo que todos los que estaban ahí, se retiraran a prepararse, cargar su armamento, reunir pociones, todo lo necesario para la batalla que en unas pocas horas se desenvolvería en el lugar.

Con Welf, en la fragua de la familia Hefesto.

"Tengo que terminar esta cosa, el metal no se derrite, he estado aumentando cada vez más la temperatura del horno pero de plano no se derrite, no puedo rendirme, tengo que hacerlo, tengo menos de un día pero lo lograré" pensó el herrero mientras metía más carbón al horno.

-Si necesitas ayuda es mejor que la pidas, solo veo como te frustras con eso, si no puedes aumentar el fuego con el carbón, tienes ahí apilada una espada mágica que libera fuego a diestra y siniestra-Dijo Tsubaki al herrero pelirrojo desde la puerta de su taller improvisado.

-Tienes razón pero... no sé hasta donde puedo forzar las llamas para fundirlo y si puedo evitar caer en Mind cero para eso-Contestó Welf con un sudor enorme en todo su cuerpo, el calor del lugar era realmente insoportable o al menos lo era para una persona normal.

-Solo inténtalo, no pierdes nada, si lo logras y forjas esa arma, muy probablemente Hefesto-Sama al fin reconozca una de tus armas como superior a las suyas, esa es tu meta al fin y al cabo ¿o me equivoco?-Comentó la capitana de la familia Hefesto ante la respuesta del herrero.

-De acuerdo... no hay tiempo que perder, lo intentaré como dices pero si no funciona, por favor consigue pociones, no saldré de aquí hasta fundir ese maldito metal-Contestó Welf mientras tomaba la espada mágica y lanzaba una gran cantidad de llamas al horno, haciendo que comenzara a tomar tonalidades de rojo oscuro por la cantidad de calor que se estaba almacenando en él.

"Veremos qué pasa, al fin haré un arma digna de ti, Bell" pensó Welf mientras lanzaba fuego de su espada, no se detenía ni por un segundo.

"Hefesto, si no lo aceptas después de esto, te lo robaré, se ve tan sexy cuando está centrado en algo" pensó Tsubaki mientras salía del lugar con una sonrisa placentera.

Con los aventureros, alistándose para la batalla.

Podíamos ver a Bell poniéndose una nueva armadura, cortesía de Welf, quien la había guardado en su taller poco antes de que salieran al viaje, era del mismo material que su cubrebrazo, de adamantita negra como el azabache, él únicamente tomó pintura blanca para que tomara el color de sus armaduras anteriores, digamos que el blanco era el color que mejor le sentaba, después de hacer eso, se la colocó parte por parte, puso en sus fundas su daga Hestia y su espada de cuerno de minotauro, en su espalda se encontraba su nueva arma, la lanza de Orión que había obtenido en su encuentro con la Diosa Artemisa al luchar contra el Antares.

"Esto debe ser suficiente por el momento, espero que todo salga bien, no quiero perder a nadie más, abuelo, mírame, hoy por fin demostraré que puedo ser el héroe que tanto confiaste que sería, después de todo el tiempo leyendo cuentos de héroes, tengo la oportunidad de ser uno, salvaré todo Orario, protegeré a la gente que me importa y grabaré mi nombre en la historia, ojalá estuvieras aquí, espero que algún día podamos reencontrarnos, no vendría mal una visita tuya, entiendo todos los problemas por los que has pasado para proteger al mundo, pero soy algo egoísta con mi deseo de verte, por eso mismo, cuando todo esto acabe, espero poder contar con tu presencia el día de mi boda con Freya" pensó Bell alzando el puño con decisión y mirando al cielo, ilusionado y seguro de que vencería, no había ni un ápice de miedo en su rostro.

-Bell... cuídate mucho, pase lo que pase el día de hoy, quiero que sepas que estoy agradecida con todos los dioses por poderte encontrar y que hayas decidido unirte en mi familia, en serio muchas gracias -Dijo Hestia con lágrimas desbordantes al ver partir al primer hijo de su familia.

-Lo haré Kami-Sama, tendré cuidado y respecto a ese agradecimiento, no puedo aceptarlo... ya que soy yo quien está agradecido porque usted me haya aceptado, mi vida ha sido feliz desde que al conocí, Hestia-Sama-Contestó el peliblanco mientras abrazaba a Hestia para después dirigirse al punto de reunión, no sin antes hacer una parada en un lugar para visitar a alguien.

Por su parte, en la familia Loki, los aventureros de la misma estaban reuniendo todo lo que sea necesario, pociones, poniéndose sus armaduras y limpiando sus armas para el combate, muchos de ellos, en especial Lefiya, quien, a pesar de ser nivel 4, estaba muy asustada, aunque comprendió que era normal estarlo pero no debía dejarse guiar por esos sentimientos. De lado de los que estarían en primera línea, había mucho silencio, no tenían motivos para mediar palabra alguna respecto al tema del dragón negro, ellos ya sabían lo que tenían que hacer y cómo lo debían hacer, sólo estaban a la espera de que la cuenta regresiva llegara hasta cero para comenzar a aplicarlo, todo lo que habían vivido a lo largo de sus vidas, todo obstáculo y todo reto se resumía a esa gran batalla, Aiz por fin recuperaría a su madre de las garras de ese mismo dragón y vengaría a su padre, su cruzada y todo el tiempo que había entrenado para llegar hasta ese día iban a rendir frutos, eso era lo que pasaba por la mente de la chica aunque también sabía que la posibilidad de que ocurriera algo malo estaba presente, pero eso no le impediría dar todo de si, porque sabía que cierto chico peliblanco haría lo mismo, haya posibilidades de ganar o no, Bell siempre se esforzaría para inclinar la balanza a su favor y ganar, su voluntad de acero era una de las cosas que admiraba de ese muchacho. Finn se encontraba nervioso, sería el capitán de la fuerza de defensa de Orario, debía comportarse a la altura, pero Tione notó esto y decidió apoyarlo para que no hubieran nervios dentro de él, ella siempre ha apoyado a su capitán desde que se unió a la familia junto a su hermana, que dicho sea de paso estaba confiada de que el "Argonauta", como llamaba a Bell, derrotaría al dragón negro, dándole la victoria a Orario. Del resto de la familia Loki no había nada que resaltar, los sentimientos eran semejantes entre todos aunque sus rostros serios no dejaban vislumbrarlos.

-Estamos todos listos, tal vez sea una batalla difícil pero nos hemos preparado toda nuestra vida para una hazaña como esta, no podemos retroceder, debemos mostrar al mundo el poder de los humanos, de los elfos, de los hombres bestia, de los hobbit, de las amazonas y de todas las razas que habitamos aquí, hay que mostrar de qué estamos hechos, no podemos rendirnos, ese monstruo morirá aquí y nosotros nos levantaremos con la victoria ¿¡Están conmigo familia!?-Dijo Finn como discurso motivacional para los aventureros de los que era capitán.

-¡ESTAMOS CONTIGO CAPITÁN!-Gritaron todos al unísono con gran euforia.

-Niños, antes de que se vayan, quiero decirles que para mí es un orgullo haberlos acogido como hijos, ustedes me hacen sentir orgullosa con el pasar de los días, sé que lograrán su cometido, cuando vuelvan haremos la fiesta de celebración más grande que Orario haya visto, así que más les vale a todos hacerlo-Dijo Loki al borde de las lágrimas al ver partir a los miembros de su familia.

-Loki-Sama... gracias por ser nuestra diosa-Dijo Aiz con una sonrisa cálida en su rostro.

-Ahhhh ¡Aiz eres tan linda!-Gritó al diosa mientras saltaba hacia la princesa de la espada para abrazarla.

*Puuuum*

Sonó un golpe en toda la sala, Aiz había golpeado en la cabeza a Loki, a pesar de que ella había correspondido al abrazo, la estupida diosa, que había echado a perder todo el ambiente por comenzar a manosear a la princesa de la espada, fue recibida por un golpe apenas la lujuria fue percibida por la princesa.

-¡Eres mala Aiz!-Gritó Loki mientras sobaba su cabeza, en la cual una gran chichón se había formado.

-No sabes leer el ambiente, diosa estúpida-Dijo Riveria mientras se llevaba a Aiz, al mismo tiempo, todos los demás en el cuarto se fueron tras de ambas, dejando sola a Loki.

-Regresen a salvo, hijos míos-Concluyó la diosa pelirroja mientras salía de la mansión al igual que sus hijos.

Mientras tanto, con la familia Freya, en Folkvangr, la diosa de la familia había visitado el lugar, buscando dar palabras de aliento a sus hijos, ella casi nunca había pisado el sitio pero, desde que se volvió más abierta con sus sentimientos y comprensiva con los de otros, se dió cuenta que había sido muy malagradecida con todos los integrantes de su familia, por eso mismo, deseaba mostrar su apoyo hacia ellos, los aventureros ya estaban listos, sabían a lo que se enfrentaban, no había ni un rastro de miedo en sus rostros, estaban serios y listos para proteger a su Diosa de lo que venga.

-Niños, reúnanse por favor-Dijo Freya, llamando la atención de todos los integrantes de la familia.

-Estamos a sus órdenes, Freya-Sama-Contestaron todos los integrantes, inclinándose ante la diosa.

-Dejen eso... no tienen porque inclinarse, lo que sucede es que... todo este tiempo los tuve que encantar para que estuvieran en mi familia, los obligué a unirse y a hacer muchas cosas que obviamente no querían, lamento mucho haberlo hecho, es por eso que... si así lo desean, puedes retirarse de la familia cuando todo esto acabe... no les pondré trabas ni nada parecido, ustedes son libres de decidir...pero de todas maneras, decidan lo que decidan, yo me encuentro realmente agradecida con todos ustedes, por todo lo que hicieron por mí, también estoy muy orgullosa, todos sus logros, victorias y hazañas me hacían sentir realmente orgullosa, aunque los haya atraído a base de mentiras, en serio puedo decir que los quiero-Dijo Freya con un rostro triste, agachando la mirada por la tristeza que le causaba no saber cómo iba a reaccionar su familia al enterarse de la verdad y cómo ella los había estado manipulando todo ese tiempo.

-Freya-Sama, gracias a usted tenemos un lugar al cual pertenecer-Dijo Hogni siendo el primero en opinar sobre la confesión de su diosa.

-Usted nos hizo ser fuertes-Dijo Hedin seguido del elfo oscuro.

-Nos permitió crecer como aventureros-Respondieron los hermanos Gulliver al mismo tiempo.

-Estamos agradecidos con usted por permitirnos ser parte de su familia-Contestó Ottar, uniéndose a todos los demás.

-Por eso mismo, aunque haya hecho todo eso, no nos alejaremos de la familia ni de usted, así que... Freya-Sama...-Comentó Allen.

-¡Gracias por ser nuestra Diosa!-Dijeron todos los integrantes al mismo tiempo.

La diosa estaba feliz por el resultado de la situación, por ver que el amor que sus hijos tenían hacía ella no era únicamente producto de su encanto, las lágrimas siguieron corriendo por sus ojos pero en esta ocasión eran de alegría.

-Muchas gracias por ser de mi familia... muchas gracias-Alcanzó a Decir mientras abrazaba a cada uno de ellos.

Una persona a lo lejos había visto todo, sólo sonreía alegremente al ver el actuar de Freya y escuchar su sinceridad, era Bell el que estaba ahí, orgulloso al ver como su pareja había cambiado y ahora era una persona sincera.

"Al parecer el ser Syr no era una fachada... era tu verdadero ser"pensó el peliblanco sin interrumpir la escena en familia de Freya con sus hijos.

Después de que todos se retiraran de Folkvangr, dejando sola a Freya en el sitio, Bell se acercó a ella.

-Veo que te tienen muy alta estima-Comentó Bell, rompiendo el silencio del lugar y sorprendiendo a Freya al oír su voz.

-Bell...-Alcanzó a decir la bella diosa al tener de frente a la persona que ama.

-Sé de todo lo malo que haz hecho pero... una persona no puede ser definida por su pasado únicamente, lo que hace en el presente y sus deseos a futuro son igual de determinantes, me alegra ver en la clase de persona que te haz convertido, Freya-Dijo el peliblanco, acercándose lentamente a ella y tomándola de las manos.

-¿Lo he hecho bien? ¿Puedo borrar los actos horribles que he hecho?-Preguntó Freya, apoyándose en el pecho del chico con sus dedos entrelazados con los de Bell.

-Lo haz hecho bien... no te preocupes... gracias por hacer todo esto, no por mi, si no por tu bien... respecto a que si se borrara todo lo malo, la respuesta es no, pero si vives arrepentida y tratando de enmendarlo, no tendrás que preocuparte por eso-Respondió Bell, soltando una de sus manos y posándola en la nuca de la diosa para proceder a acariciar levemente esa zona.

-Te amo Bell, te amo, gracias por todo lo que me haces sentir, gracias por estar a mi lado-Dijo Freya, soltando lágrimas de nuevo.

-Yo también te amo Freya, gracias por siempre estar conmigo, gracias por hacerme feliz-Contestó Bell amorosamente.

-Prométeme que volverás sano y salvo, prométeme que volverás a mi lado, pensar que estás en un peligro muy grande contra esa cosa hace que mi corazón apriete fuertemente y tenga miedo-Dijo la diosa sin despegarse del chico, era clara su preocupación.

-Al igual que las veces anteriores, lo prometo, al fin y al cabo, una boda y una vida de casados no puede hacerse con una persona ¿cierto?-Dijo Bell, levantando el rostro de la diosa hacia él.

-Es por eso que...-Agregó el peliblanco a sus palabras.

Se alejó de Freya un poco mientras buscaba algo en su bolsillo, al sacarlo, se hincó, Freya al notar esto sintió que su corazón se aceleraba enormemente mientras esperaba por las palabras de un sonrojado Bell, un gran brillo en los ojos de la diosa se hacía presente.

-Es por eso que... Freya, Diosa de la belleza, la diosa más bella de todo el mundo, persona que entró a mi corazón como si fuera su casa, para quedarse por siempre, quien me hace feliz todos los días, quien prepara un bento todas las mañanas para mi a pesar de que experimenta a la hora de cocinar, quien siempre se preocupa por mi cuando parto a un viaje, esperando mi regreso... ¿Le harías el honor a este simple mortal de compartir toda su vida contigo? ¿Le permitirías ser quien esté a tu lado por todo el tiempo que su vida dure? Porque yo quiero ser la persona de la que te apoyes cada que te sientas triste, quiere ser con el que compartas tus momentos de felicidad, tus momentos de enojo, de diversión, de melancolía, todo lo que vivas, todo lo que sientas... yo quiero estar ahí para verlo...-Decía Bell con una sonrisa tranquila pero con un sonrojo muy grande en sus mejillas, Freya únicamente veía atónita al chico con una pequeña caja negra en sus manos, apuntando hacia ella.

-Freya... cuando esto acabe ¿Te casarías conmigo?-Lanzó el muchacho la pregunta, dejando ver un anillo con una gran joya en él, un bello diamante que resplandecía tanto como el alma de Bell, cautivando a Freya desde el primer momento que la vió.

La diosa estaba de pie, con ambas manos en su boca realmente emocionada, Bell únicamente se ponía cada vez más nervioso por el silencio de ella.

"Como dije cuando me diste tu respuesta a mi confesión... eres un tonto Bell, necesitas comprender mejor a las mujeres, estoy tan feliz que estoy en shock, por eso no puedo decir nada".

-E-Entonces...-Dijo Bell antes de ser interrumpido por Freya que se había lanzado encima de él, abrazándolo con gran fuerza.

-¡Acepto, acepto, acepto, acepto! ¡CLARO QUE ACEPTO!-Dijo eufóricamente la bella mujer, con una felicidad desbordante.

En ese momento, se volvió a poner de pie al igual que Bell, el joven procedió a poner el anillo en el dedo anular de la mano izquierda de Freya, esa delgada y blanca mano tendría el anillo, confirmando que la única persona a la que él amará es ella y viceversa.

-Freya... gracias por aceptarme, ahora con más razón no puedo morir, tengo que volver a ti, así que confía en mi-Respondió Bell, dándole un beso a Freya, sellando sus labios.

Después de eso, llevó a su prometida hacia la zona segura de los dioses, para luego dirigirse al punto de reunión, en donde todos los aventureros esperaban al único integrante que faltaba.

Punto de reunión, en la puerta principal de Orario.

Ya con todos los aventureros de las familias que quedaban en Orario, el grupo encargado de la eliminación del dragón negro estaba esperando al último de ellos, quien estaba llegando a toda prisa al lugar.

-Veo que si llegaste, me preocupaba que te acobardaras-Dijo Finn de manera provocativa pero en clara broma.

-No haría eso, digamos que tuve que pasar a hacer una visita antes de que todo comenzara-Respondió el peliblanco, desviando la mirada nerviosamente al recordar lo sucedido hace unos pocos minutos con Freya.

-Ya veo, ya veo... tiene que ver con tu pareja, no haré más preguntas pero cuando ganemos, tienes que contarme con detalles lo sucedido-Dijo el hobbit con una mirada insinuante ante el chico, sabía que era Freya la persona que visitó.

-Así será-Respondió Bell.

-Oigan, si ya dejaron de hablar estupideces, digan lo que tengan que decir-Interrumpió Allen con claro disgusto al estar rodeado de muchos aventureros con los que no convivía y que no le agradaban.

-Lo lamento, bueno, creo que comenzaré, es bien sabido que las relaciones entre todos nosotros y nuestras familias no es la mejor, pero el día de hoy estamos reunidos por un objetivo más grande que no podremos cumplir si no nos unimos, así que quiero que las palabras de aliento las de Bell-Dijo Finn, cediéndole el centro de atención al peliblanco.

-P-Pero...-Alcanzó a articular Bell.

-Vamos Bell, es tu momento de brillar, tú eres el que más respeto se ha ganado de todos los presentes, lo justo es que seas el que dé las palabras de aliento, sé que posiblemente estés igual de nervioso que todos nosotros, incluso más, pero tu valor en situaciones así es lo que ha inspirado a muchos aventureros en Orario, me incluyo en esa lista-Dijo Finn, posando su mano en el hombro.

Bell pudo notar las miradas que se centraban en su persona, todos confiaban en él, estaban esperando las palabras de aliento del chico que, a pesar de ser el que menos tiempo lleva en la ciudad de todos ahí, era quien más coraje y garra de aventurero había demostrado al tener esa inquebrantable voluntad.

-Bien...-Dijo Bell tomando aire para comenzar a hablar.

-Para comenzar debo decir que no será fácil el reto que nos espera, eso todos lo sabemos, pero independientemente de ello, debemos dar al cara como los aventureros que somos, muchos nos convertimos en eso por diferentes motivos, fama, dinero, una meta, una venganza, un objetivo, tenemos diferentes razones para pelear, para no bajar los brazos, sin embargo, al final esos motivos pasan a segundo plano cuando pensamos en el futuro de todos los que queremos, todos nuestros deseos y sueños se unen formando uno, derrotar a ese monstruo que ha arrebatado tantas vidas inocentes, a dañado a mucha gente y tiene la posibilidad de volver a hacerlo, pero no se lo permitiremos, aunque los huesos truenen y se rompan, aunque los músculos se desgarren y duelan, aunque la sangre se salga de tus venas, de tus arterias, de dentro de tu cuerpo, lucharemos, lucharemos porque rendirse no está en nuestro vocabulario, lucharemos porque vale la pena hacerlo si eso nos asegura un mañana, lucharemos porque si no lo hacemos nosotros, todo lo que queremos, todo lo que añoramos, todo por lo que nos hemos esforzado, se esfumará, nuestras vidas, las vidas de los que nos importan, dependen de lo que hagamos hoy, aquí y ahora, en lo personal tengo miedo, mis manos tiemblan, un escalofrío recorre mi médula espinal, una alerta constante de peligro en mi cuerpo resuena cuando pienso en el dragón, pero no me voy a quedar quieto, porque el miedo que le tengo al dragón, no es comparable al miedo que tengo de perder a los que amo, por ese motivo y muchos más que podría seguir enumerando ¡Derrotaremos al dragón negro! ¡No importa lo que pase! ¡No importa lo fuerte que sea! ¡Tampoco importa si es atemorizante! ¡Nos levantaremos cada vez que nos golpee y tire al suelo! ¿Saben por qué? ¡Porque somos guerreros y los guerreros no se rinden! ¡Vamos juntos a escribir un pasaje grandioso en la historia y vencer al dragón negro!-Dijo Bell alzando el puño al aire, con una decisión inhumana, con un rostro serio, apretando sus dientes, tensando sus músculos y alzando la voz para que a nadie se le escape ningún detalle de lo que decía.

-¡SOMOS GUERREROS!-Gritaron todos los del lugar, haciendo la misma pose que Bell, alzando el brazo al aire, al parecer las palabras del chico habían sido escuchadas y recibidas por todos.

-Bien hecho Bell, bien hecho-Dijo Finn en voz baja, con una sonrisa orgullosa, estaba feliz de que haya sido Bell quien diga aquellas palabras.

Así fue como todos tomaron sus posiciones para la batalla, podían sentir el aire cada vez más denso y su pasar aún más rápido, como si algo lo empujara con una gran fuerza, como el aire liberado por... el aleteo de un par de alas.

Grupo de protección de la ciudad de Orario.

Todo aventurero de nivel 4 o inferior (Como se había acordado en la reunión de dioses y capitanes hace unas pocas horas), estaban cerca de la entrada del calabozo, en cantidad eran más que los encargados de pelear contra el dragón negro pero en fuerza eran inferiores por obvias razones, la principal era la diferencia de nivel.

-¿Estás nervioso Ouka?-Dijo Mikoto al ver el rostro de su anterior compañero de familia.

-Claro que lo estoy Mikoto, no tengo ni idea de lo que el calabozo pueda arrojarnos para protegerse, es aterrador imaginarse todas las posibilidades existentes-Respondió Ouka ante las palabras de la chica oriental.

-Oigan ¿Dónde está Welf? Unas espadas mágicas nos vendrían geniales en este momento ¿No creen?-Dijo Mord, un aventurero de una pequeña familia de Orario.

-Está ocupado construyendo la espada que servirá para derrotar al dragón negro, apenas lo logre, vendrá para acá, lo más probable es que deba llevarla al campo de batalla-Dijo Asfi, acomodando sus anteojos.

-Ya veo, así que el herrero está en ello, bien, nosotros lucharemos aquí-Dijo una enana con una armadura, una aventura de primera clase.

-Mia Grand, si usted es nivel 6 ¿Por qué no fue con el grupo que se encargará del dragón negro?-Preguntó Ryuu ante la encargada de la Señora de la Abundancia, la cual estaba lista para defender Orario.

-Simple, mi responsabilidad es aquí y es mi restaurante, además, estoy oxidada, sería un retraso para aquellos aventureros que nunca se han retirado-Contestó la enana.

-Es increíble... siempre había dicho que era fuerte pero esto solo me lo confirma-Decían varias voces en el sitio, caso de algunas chicas de la familia Loki como Alicia o las chicas de la familia Hestia.

Estaban en espera los aventureros, hasta que unos encapuchados salieron lentamente del calabozo.

-Somos los guardias del calabozo, nosotros los ayudaremos, espero que todos juntos podamos con esto-Dijo una de las voces.

Había una gran cantidad de "personas" de ayuda, en la que destacaba una pequeña niña siendo agarrada por uno de ellos.

El calabozo comenzó a rugir, un gran sonido ensordecedor retumbó en los oídos de todos, dando indicio de que la batalla ya estaba por iniciar, si ese sonido no fue suficiente para los aventureros, una alerta resonó por todas las calles de Orario.

"¡El dragón negro ha llegado! ¡Está a pocos kilómetros de aquí, la batalla ha comenzado!" Dijo la voz en las bocinas que estaban en cada punto de la ciudad.

-Así que al fin ha iniciado...-Dijeron todos al sentir la gran presencia y poder del dragón, pero ellos no tenían tiempo para preocuparse por él, más pronto que tarde, los monstruos comenzaron a emerger del calabozo.

Un ejército de monstruos ya conocidos salieron, entre ellos habían muchos irregulares, destacando varios que se podían encontrar en los pisos intermedios y profundos, los que se pueden destacar eran docenas de minotauros, similares al que en meses antes Bell había derrotado para subir a nivel 2, tenían en mano varias armas, sus ojos estaban inyectados en sangre, el color rojo de los mismos los hacía brillar, pero eso no era todo, dos grandes figuras caminaban hacia ellos, ambos causaban ligeros temblores en el piso por cada paso que daban, se trataba de los Goliath, jefes de piso del piso 17, para suerte de los aventureros(Si se le podía ver de esa manera) no eran irregulares aunque un goliath, irregular o no, no debía tomarse a la ligera, al lado de ambos gigantes, tres Green dragón y un pequeño ejército de AlMiraj y Killer Ant caminaban a paso acelerado y si no era eso suficiente, un monstruo conocido por algunos de los aventureros del lugar, hizo que se les helara la sangre, se trataba de la llamada "Calamidad", el monstruo que había acabado con toda la familia Astrea un tiempo atrás, el encargado de eliminar al causante del daño del calabozo... El Juggernaut, claramente habían muchísimos monstruos más pero los que se debían resaltar eran los anteriores por la fuerza que estos poseían.

-Juggernaut... al parecer tendremos un tercer y espero último round-Dijo Ryuu, sosteniendo una espada que le fue entregada por Welf como reemplazo de su anterior arma que fue destruida en el infierno vivido con Bell en los pisos profundos.

-Niña, más vale que no te confíes, esa cosa no da buena espina a nadie, si vas a enfrentarlo, no lo hagas sola, yo me encargaré de esos Goliath-Dijo Mia Grand, desenfundando una gran espada, que se asemejaba al arma que Gerg, uno de los hermanos Gulliver, usaba.

-De acuerdo Mia Grand, iré por ese maldito juggernaut-Dijo Ryuu, yendo a toda velocidad contra él.

La batalla en Orario había comenzado, todos los aventureros se lanzaron al ataque, Liliruca fungía como capitana de los aventureros en el sitio, el mismo papel que Finn estaba desempeñando en la batalla contra el dragón negro, batalla la cual, se lograba escuchar a lo lejos, al igual que ciertos rayos que eran producidos por cánticos de magia como habían planeado.

En la batalla de Ryuu, su tercer round había iniciado, la elfo se lanzaba con contra el juggernaut, cada tajo de su espada, cada corte y cada patada que le lanzaba, parecía no afectar en lo más mínimo al monstruo, el cual contaba con una velocidad comparable con su antecesor en el piso 37, ella se veía abrumada por ese mismo factor, así que tuvo que comenzar a tratar de igualar esa característica pero con poco éxito, a duras penas esquivaba los ataques del juggernaut, el monstruo comenzaba a acercarse poco a poco a hacer un daño mortal al cuerpo de la elfo, ligeras líneas de color escarlata se dibujaban en sus brazos y parte de su fino rostro.

-¡Maldita sea niña! ¡Deja esos malditos sentimientos de venganza! ¡Te están nublando y no te dejan pensar ni pelear con claridad!-Gritó Mía Grand mientras seguía luchando con uno de los Goliath junto a Mikoto y, sorpresivamente, Anya, quien después de mucho peleaba contra un monstruo, no lo hacía desde sus tiempos como aventurera de la familia Freya.

"Sentimientos de venganza... parece que es verdad... aún no he podido limpiar todos esos sentimientos de mi ser..." pensó Ryuu, agachando ligeramente la cabeza y esta apertura hizo que el juggernaut viera una oportunidad para acabar de una vez por todas con ella, pero algo frenó su ataque.

-Ryuu, creo que debes pensar en lo que tienes y no en lo que perdiste, llora sus pérdidas pero no vivas traumada por ellas, nos tienes a nosotras... somos tu familia-Dijo la persona que había salvado a la elfo, se trataba de Chloe, otra de las meseras y trabajadoras de la señora de la abundancia, pero más importante... amiga de Ryuu.

Esto hizo que la bella elfo recapacitara y comenzara a tomar con más fuerza su espada, Chloe se alejó del juggernaut para darle espacio libre a Ryuu.

-Todo tuyo amiga-Expresó la chica gato mientras iba a ayudar a otros aventureros.

-Tú no eres más que un monstruo que amenaza la vida de mis amigos...-Decía Ryuu.

-No eres más que un simple obstáculo en la victoria...-Agregaba a sus palabras.

-Es por eso que... te mataré aquí y ahora, no eres un objeto de venganza, sólo un pobre diablo al que se le acabaron las horas de vida-Concluyó la elfo, lanzándose nuevamente al ataque.

"En el cielo, sobre un bosque lejano"

Ryuu comenzó a recitar su canto concurrente al mismo tiempo que lanzaba cortes con su espada, los cuales el monstruo bloqueaba pero ya no con la facilidad de antes, parecía que la fuerza de la elfo había aumentado.

"Una infinidad de estrellas esparcidas en el cielo despejado"

Continuaba con su cántico, esquivando a una gran velocidad los ataques del juggernaut y contraatacaba con la misma intensidad.

"Dale a mi imprudente voz la bendición de la estrella de fuego"

Ryuu de un momento a otro pudo notar como el monstruo retrocedía de miedo, no lograba vislumbrar la posición de la elfo.

"Y otórgale la compasión a aquellos que te abandonaron"

"Adelante viento cortante"

"Viajero nómada que cruza los cielos y el desierto"

El cántico estaba finalizando y la desesperación del monstruo se hacía presente al atacar sin patrón alguno, como un niño haciendo una rabieta.

"Lleva contigo el polvo de las estrellas y destruye a mis enemigos"

Ryuu se posó justo enfrente del juggernaut y un gran brillo se desprendía de su cuerpo.

-¡Luminous Wind!-Gritó la elfa y aquel brillo desprendido aumentó su intensidad.

Una gran ráfaga de luz cargó en contra del monstruo, siendo abrumado por la misma, esperando únicamente la estocada final de su verdugo.

"Astrea-Sama... Alise... Kaguya... Lyra..., siempre estaré agradecidas con ustedes por haberme dado un lugar al cual pertenecer... pero es momento de que el pasado ya no me detenga más" pensó Ryuu al alzar la hoja de su espada, mientras una imagen de su anterior familia pasaba por su mente, provocando unas ligeras lágrimas en sus ojos.

En un rápido movimiento, el juggernaut fue hecho trizas de una vez y para siempre.

"Este será mi renacer..." pensó la elfo, de pie por unos segundos.

-La batalla todavía no acaba-Dijo después de recuperarse para lanzarse a matar los monstruos que aún quedaban.

Mia Grand junto a las anteriores aventureras ya mencionadas, acababan de derrotar al último Goliath, una nivel 6, una nivel 4 y una nivel 3 eran más que suficiente para derrotar a ambos.

La batalla se seguía librando, se podía vislumbrar a los guardias del calabozo o Xenos matando a gran cantidad de monstruos que acorralaban a otros aventureros, una pequeña niña salvó a uno de ellos que estaba apunto de recibir un golpe crítico por parte de uno de los minotauros.

-¿Está bien?-Preguntó la niña al aventurero, extendiéndole la mano.

-S-Si-La persona en cuestión tomó la mano y notó unas largas uñas en ella, sorprendiéndose de gran manera pero un único pensamiento cruzó por su mente.

"Ella me salvó... le debo la vida... no importa si es un monstruo".

Al parecer el plan había salido de maravilla, poco a poco todos en el sitio se dieron cuenta de quienes eran realmente los guardias, pero no les importó, ellos estaban peleando mano a mano y protegiéndolos.

Asfi recibió un aviso por un artificio que Fels le había proporcionado antes de iniciar el combate, era Welf, le estaba pidiendo su ubicación.

El pelirrojo estaba corriendo por la calle infestada de monstruos, parecía realmente cansado por todo el desgaste y uso de su magia para crear la espada, pero lo logró, al final pudo terminarla.

Al poder vislumbrar a cierta peliazul a la distancia, asesinando a unos cuantos minotauros, corrió hacia ella y de su espalda sacó la espada, una espada negra con tonos blancos, podía sentirse el poder emanar de ella.

-¡ASFIIIII!-Gritó Welf, llamando la atención de la capitana de la familia Hermes.

-¡LLÉVALE ESTO A BELL!-Agregó el herrero, dándole la espada en las manos y acabando con todos los monstruos que los rodeaban al liberar un mar de llamas con su espada mágica.

-Está lista... llevásela, desde la torre, aún estando solo, pude ver que están en problemas, yo ayudaré aquí para mantener a raya a estos monstruos, Bell te necesita-Dijo el pelirrojo mientras corría a donde más monstruos había.

Asfi sin duda en su rostro, comenzó a volar por el cielo, en dirección a donde la batalla contra el dragón negro se estaba desenvolviendo.

Pasaron los minutos y los monstruos del calabozo eran cada vez más y de pisos aún más bajos, llevaban casi 1 hora de combate únicamente pero la constante carga y lucha hacía que se sintiera como una eternidad.

-Asfi ya debió entregar la espada... espero que sea suficiente, nosotros haremos nuestra parte por ahora-Dijo Welf hacia la pequeña Lili que se encontraba dirigiendo a las tropas.

Seguía pasando el tiempo, 5 minutos, 10 minutos, hasta que, un gran ruido volvió a provenir del calabozo pero fue interrumpido por uno aún más fuerte.

-¡THUNDERBOOOOOOOOOOOLT!-Gritó una voz desde lo alto de Babel, todos voltearon hacia el origen del grito, ahí pudieron vislumbrar al gran monstruo, el dragón negro, siendo atravesado por una espada y emanando un brillo blanco desde dentro de él y cayendo al suelo a gran velocidad, si observabas bien, podías notar a un pequeño aventurero clavando la espada antes mencionada en el lomo del dragón y cayendo igual que él, con la única diferencia de que su caída sería amortiguada por el cadaver del monstruo.

Al tocar suelo el dragón, aquel sonido proveniente del calabozo había cesado.

-¡GANAMOOOOOOOOOS!-Gritó una voz en los altavoces.

Eso significaba que el dragón negro había caído, todo era júbilo y felicidad, los aventureros estaban abrazándose y celebrando.

Pero de pronto... un gran brillo resplandeció, una torre de luz que iba desde el suelo hasta el cielo.

-Un Dios ha vuelto al cielo...-Dijo Mia Grand al ver la escena.

-N-No me digas que...-Dijo Welf ante la impresión de lo que sus ojos presenciaban.

-¿Qué pasa?-Preguntaron todos los aventureros.

-Freya... no me digas que...-Comentó Mía Grand.

En la batalla contra el dragón negro.

Los encargados de luchar contra el dragón negro estaban de pie, esperando que la gran bestia se hiciera presente frente a ellos, tomando con fuerza sus armas, teniendo sus reflejos al máximo por cualquier ataque que llegue sin previo aviso, así era el nerviosismo pero no importaba que tan grande fuera, el valor y la decisión en el corazón de los aventureros era aún mayor.

De pronto una oleada de aire, aún más fuerte que la anterior, golpeó sus rostro, un gran aleteo se escuchaba y ahí fue cuando todos lo vieron... una gran bestia de color negro, alas gigantes al igual que el cuerpo del mismo, con dientes extremadamente grandes que hacía tensar cada músculo sus cuerpos y provocaba que sus ojos se abriera de par en par.

El dragón fue descendiendo hasta llegar al suelo al percatarse de la presencia de los aventureros.

Todos estaban en silencio hasta que la bestia abrió su boca, esto causó que tanto magos como la línea frontal de aventureros se pusiera en guardia, esperando lo peor.

-Veo que no importa cuanto tiempo pase, siempre habrá idiotas que osen enfrentarme...-Dijo la bestia con una voz ronca y atemorizante.

Esto hizo que las personas a las que iban dirigidas esas palabras se sorprendieran enormemente.

-Un Xenos...-Dijo Bell al oírlo.

-Te equívocas niño, no soy un monstruo débil con una pizca de materia gris, soy más inteligente y fuerte que cualquier monstruo y persona que haya existido, exista o vaya a existir, así que no me ofendas con ese comentario-Contestó el dragón al oír las palabras del peliblanco.

-Quisiera decir que si no interrumpen en mi objetivo los dejaré ir... pero ese no es el caso, yo vine a acabar con mi madre y con todos los malditos parásitos alrededor, mi odio por ustedes nunca se reducirá, me da asco solo verlos y tenerlos cerca de mi-Agregó el dragón.

Nadie bajaba la guardia, el dragón los tomaba como un chiste, el discurso dado por Bell era lo único que no hacía que se quebraran en ese instante.

-Nosotros seremos un parásito para tú madre, pero tú eres un parásito para el mundo...-Dijo Bell, despertando el interés del monstruo, que por primera vez había abandonado esa sonrisa llena de soberbia.

-Tienes una boca mi grande niño, será mejor ¡QUE TE CALLES!-Gritó el dragón, lanzando un ataque con la punta de su cola hacia el cuerpo del chico, los que estaban a su lado lograron ver como se acercaba al cuerpo de Bell pero no alcanzaron a bloquearlo.

Algo sorprendente pasó, aunque sea solo un ataque físico del monstruo y sin el 100% de su fuerza, el chico pudo esquivarlo a duras penas, recibiendo solo un rayón en la armadura.

El dragón abrió de gran manera sus ojos, estaba impresionado de que un simple niño pudiera evadir su ataque.

"Si no fuera por Failed Attack, estaría muerto ahora mismo" pensó Bell, recomponiéndose.

-Esto significa que la batalla acaba de empezar ¡VAMOS TODOS A POR ÉL-Gritó Bell, comenzando a correr de frente al dragón y esto provocó que todos los demás, tanto los encargados de ataques a distancia como los que pelean de frente, salieran de su shock y arremetieran contra el dragón.

Una gran ráfaga de hechizos eran lanzados a distancia mientras que los de enfrente al dragón se esparcían a lo ancho del terreno, el primero en asestar un golpe  fue Ottar, con su gran fuerza y velocidad, propia de su nivel 7, fue suficiente para lograr hacerlo pero grande fue su sorpresa cuando no dejó más que un ligero corte en las escamas del monstruo y una gran vibración en sus manos, aún yendo con toda su fuerza, no pudo hacer nada.

-¡OTTAR ESQUIVA!-Gritó Bell, empujando al gran Boaz que estaba apunto de recibir un golpe por parte del dragón.

El golpe fue recibido por Bell pero pudo poner sus dos armas frente al impacto para que este no diera en algún punto vital, aunque no evitó que el dolor se hiciera presente en sus brazos, con un solo golpe sentía como sus huesos crujían.

Ottar al notar esto decidió ponerse serio y se lanzó con aún más fuerza contra el dragón.

Por parte de las magas, Riveria fue la primera en lanzar su ataque.

"Heraldo del fin, nieve blanca. Forma torbellinos antes del crepúsculo. Luz que declina, tierra congelada. Ventisca, tres inviernos rigurosos - mi nombre es Alf" al terminar su cántico, una gran ola de hielo fue producida en dirección al dragón, congelando gran parte de su cuerpo, esto tomó por sorpresa al dragón, no podía moverse.

-¡HEY IDIOTA!-Gritó Bete al lanzar una gran patada al rostro del dragón.

-Maldito lobo, así no le harás nada-Dijo Allen con enojo mientras el apuntaba su lanza con decisión y activaba su magia, de un momento a otro, un pequeño borrón pasaba a gran velocidad al lado de todos, destruyendo todo lo que osara posarse en medio de su trayectoria, en ese instante, por ese único instante, se pudo ver la incomodidad en el rostro del dragón pero por culpa del hielo que cubría su cuerpo, no pudo bloquear el ataque.

La lanza de Allen se clavaba en el cuerpo del dragón, quebrando, para sorpresa de muchos, una de las escamas del dragón y clavándose en la carne del monstruo, el hombre gato sabía que debía sacar rápidamente su lanza para tomar distancia nuevamente pero al parecer, ser atacado fue el plan del dragón.

Liberó del hielo su cola y en el poco tiempo que le llevó a Allen sacar su lanza, fue atacado por ella, lanzándolo a volar, de no haber sido por Bell quien atajó su vuelo, se habría estrellado contra la pared más cercana o se hubiera arrastrado por todo el piso.

-Tempestad... ¡Ariel!-Gritó Aiz rápidamente para activar su magia, de esa forma una gran ráfaga de viento que tenía un color semejante al verde, rodeó su cuerpo y en un rápido movimiento cargó contra el dragón quien ya se había liberado del hielo, corte tras corte podía sentir vibrar su espada y manos, la gran armadura de escamas, con la que el dragón contaba, no le permitía ver por lo menos una gota de sangre salir de su cuerpo.

El dragón se comenzaba a enojar por todos los ataques de esa niña, le recordaba enormemente a un antiguo rival al cual asesinó hace ya muchos años, al cruzar por su mente la imagen de esa persona, sus ojos se inyectaron en odio y en un movimiento veloz, una de sus garras iban directo al cuerpo de la princesa, pero ella logró bloquearlo aunque la fuerza ejercida estaba comenzando a ser mayor que la fuerza de repulsión que Aiz daba en su espada para evitar recibir el contacto directamente.

"Rayo de luz desatado, arco del árbol sagrado. Eres un experto en el arco. Dispara, francotirador de las hadas. Penetra, flecha de precisión absoluta
Ari" recitó Lefiya a la distancia, usando su magia Arcs Ray para darle unos segundos a la princesa de la espada y así de esa manera, ella pudiera distanciarse del monstruo.

No habían pasado varios minutos desde que comenzaron pero el cansancio se hacía presente por evitar recibir daño, estaban más concentrados esquivando todo lo posible, impidiendo así contraatacar.

-Ya basta de juegos-Dijo el dragón para comenzar a cargar desde su boca una gran llama roja, esta iba dirigida a los magos, quienes estaban evitando la movilidad del monstruo.

Una gran llama roja fue directo hacia ellos pero para sorpresa de todos, esta fue reduciendo de tamaño, el motivo era simple, se trataba de Bete.

"Fros encadenado. La primera herida, Gelgja. La segunda herida, Gjöll. La tercera herida, Þviti. El voraz esclavista es tu única esperanza. Que forme un río, mezclándose en la marea de sangre, para lavar tus lágrimas. Nunca olvides esas heridas irreparables. Esta rabia y odio, tu debilidad e incandescencia. Denuncia al mundo, reconoce el destino y seca tus lágrimas. Que el dolor se convierta en tus colmillos, el lamento tu rugido - y tus compañeros perdidos tu fuerza. Libérate de las cadenas que te atan y libera tu aullido loco. Oh linaje de enemistad, oración usa este recipiente y devora la luna, bebe con avidez de su copa desbordante. Desnuda tus colmillos - y devora todo" recitó Bete ese cántico, provocando que su magia Hati se activara y comenzara a absorber toda la magia surgida del dragón, pero su habilidad no era ilimitada, mientras absorbía el ataque, era empujado por la misma fuerza del mismo, golpeándose con varios árboles y rocas en el sitio.

En ese momento, fue que Haruhime comenzó a activar su magia de aumento de nivel, siendo potenciada por Kokonoe.

Nueve grandes colas emergieron de su cuerpo, dándoles un aumento de poder a Bete, Bell, Aiz, Ottar, Allen, Hogni, Hedin, Finn y Gareth, el aumento en el poder de esas nueve personas se hizo presente en ese mismo instante, haciendo que se sorprendieran quienes no habían sido afectados por esa magia en anteriores ocasiones, pero no era momento de pensar en ello.

Los primeros en aprovechar esa situación fuero Hedin, Ottar y Bell, el elfo comenzó a recitar su cántico.

"Luchen eternamente, soldados indestructibles del rayo"

-¡Caelus Hildr!-Gritó el elfo, activando una gran ráfaga de rayos con forma de orbe en dirección al dragón, causando que retrocediera ligeramente.

-¡Hey maldita Renard! ¿¡Por qué no hiciste antes eso!?-Preguntó con cólera Hedin.

-¡L-Lo lamento! T-Tenía miedo-Dijo cabizbaja Haruhime.

-No importa, ahora tenemos más ventaja que antes-Concluyó el elfo, procediendo a cargar nuevamente con magia, en esta ocasión con Varian Hildr, así un gran rayo cayó al cuerpo del dragón, causando un pequeño rugido del mismo.

Después de la horda de ataques del elfo y de Riveria junto a Lefiya, quienes de igual manera cargaron contra él, Ottar y Bell aprovecharon a atacarlo con su espada y dagas respectivamente, cada uno atacaba por un lado del dragón, de frente llegó Aiz junto a Bete y Finn, en dirección a su rostro, para ver si con suerte lograban cegarlo completamente pero una gran voz resonó nuevamente.

-¡YA BASTA CON ESTOS MALDITOS JUEGOS!-Gritó el dragón con mucho enojo, lanzando un ataque a Ottar, provocando mucho daño al boaz para después mandarlo a volar y hacerle una herida grande en el brazo que usó para bloquear el ataque, Finn por su parte, con un golpe certero, le dieron un arañazo en el cuerpo, provocándole una gran herida teñida de sangre, Bete tuvo que invocar a Hati para que el daño fuera absorbido pero no fue suficiente para no salir herido, logrando sacarle el aire y dejarlo tumbado en el suelo, ya con Bete tirado, el dragón cargó nuevamente su aliento de fuego y lo lanzó contra las magas, haciendo que todo a su paso sea pulverizado, Riveria tuvo que lanzar magia de hielo para que el daño sea mayor, logrando únicamente que se reduciere la potencia, el rayo seguía naciendo de la boca del dragón así que debían cerrarle la boca a esa maldita bestia.

Bell tuvo que recurrir a lo único que le aseguraba una posibilidad de cumplir ese cometido.

Cargó por unos pocos segundos Argonauta.

-¡THUNDERBOOOOOOOLT!-Gritó el peliblanco, lanzando un rayo blanco con bordes azules hacia el hocico de la bestia, haciendo que se moviera a un lado por el impacto y causando que el disparo de llamas cayera en otro sitio.

Bell se encontraba tomando aire, su energía era consumida y desgastada por el uso de su magia, razón por la cual siempre la usaba para acabar de un último golpe a los rivales, pero contra el dragón negro eso no era posible.

La mirada del monstruo estaba inyectada en ira, ni contra las dos familias anteriores que enfrentó había estado de esa manera, él supo que el motivo por el cual ellos no lo habían derrotado en esa ocasión, fue porque pecaron de confianza, de no ser de esa manera, habría muerto, él podía ver como unas personas más débiles desempeñaban mejor papel pero era debido a que ellos siempre se consideraron más débiles que el dragón, haciendo que se esforzaran con todo para lograr vencer... sin embargo... eso no era suficiente.

El tiempo de Uchide no Kozuchi estaba por terminar, su aumento momentáneo de nivel estaba apunto de acabar, solo quedaban Aiz, Bell, Allen, las gemelas amazonas y Gareth que se había encargado de recibir gran parte del daño dirigido a las chicas antes mencionadas.

-Hey Niño, distrae a esa cosa junto al resto de todos ellos, tengo una idea-Dijo Allen, posando su lanza como intentando apuntar a su objetivo.

Bell seguía cansado, pero dió la orden.

En ese momento, todos los que se encontraban en condiciones de pelear, salieron corriendo al ataque.

-¡TEMPESTAD AVENGER!-Gritó Aiz, activando su habilidad y ataque más poderoso conocido, al combinar su magia Ariel que se ve potenciada por su habilidad Avenger.

Como ya era conocido por la gran mayoría de los que estaban en el sitio, una gran ráfaga de viento oscuro rodeó el cuerpo de Aiz, ante eso, el dragón pudo comprender de quién se trataba esa niña.

-JAJAJAJA vienes a vengar a tu padre y a salvar a tu madre, niña, la basura como tú debe morir ¡MALDITA ESCORIA! ¡NO SALVARÁS A NADIE!-Dijo el dragón negro con una risa muy grande, haciendo que el odio creciente en el corazón de Aiz creciera exponencialmente.

Ella fue la primera en acercarse con una velocidad aterradora, comparable con la de Allen al activar su magia, ambos lanzaron sus ataques, espada y lanza enterrando sus filos en el cuerpo del dragón, traspasando escamas y carne, el dragón trataba de evadir los ataques pero sin mucho éxito, ambas gemelas haciendo lo que podían, no habían recibido algún ataque en ese momento porque el dragón estaba concentrado en bloquear lo que Aiz y Allen podrían hacer pero de pronto... Uchide no Kozuchi acabó, haciendo que su aumento de nivel igual lo hiciera.

El dragón negro al percatarse de ello, golpeó repetidamente a Allen, causando que muchos de sus huesos sean rotos y en un intento de no seguir siendo golpeado, su lanza se posó frente a él, queriendo bloquear la serie de ataques del monstruo, causando que se rompa, ya desprotegido, el dragón lo tiró a un lado, esperando a que las heridas hechas le causaran la muerte.

Las gemelas no tuvieron oportunidad alguna de bloquear los golpes y fueron derrotadas con suma facilidad, Gareth, quien había sido el escudo de la familia por tanto tiempo en la batalla, fue atravesado por la cola del dragón, justamente en el pecho, casi causando una muerte instantánea de no ser porque un brillo blanco detrás de él, provocó que el dragón frenara el ataque cuando estaba apunto de perforar completamente el torso del enano.

Ahí pudo ver que en realidad, lograron su meta, distraerlo, para que ese maldito niño cargara su ataque final, una gran ola de aire  se hacía presente, el brillo cubría todo el cuerpo de Bell, haciendo que su cuerpo tomara un color blanco como su alma.

El joven comenzó a correr, el dragón podía ver todo en cámara lenta, cada paso, cada pequeño sprint, cada movimiento que hacía para cambiar de mano la daga Hestia, la cual aún no era cargada con esa energía, el monstruo trataba de atacar pero no podía, su cuerpo no era igual de rápido que sus sentidos en esos momentos, fue ahí donde se dió cuenta de algo, los ataques de todos ellos no fueron al azar, cortaron varias uniones de músculo, haciendo se le dificultara el moverse libremente, sus dedos con garras estaban colgando de su pata, como si fueran una gelatina, ya habían perdido cualquier clase de movimiento, ya no estaban unidos al cuerpo, su cola era lo único que le quedaba, no podía cargar su ataque de fuego, no le daría tiempo, sólo podía esperar el impacto y si sobrevivía, lanzar un ataque con su cola par acabar con la vida del peliblanco.

-No perderé... no puedo perder... la vida de mucha gente está en mis manos...-Decía Bell mientras se acercaba más y más.

-Mírame abuelo, mírame por favor... seré un héroe-

-Y para serlo ¡MATARÉ A ESTA MALDITA LAGARTIJA SOBREDESARROLLADA!-Gritó Bell a todo pulmón cuando ya estaba frente al dragón.

Con fiereza, clavó la daga un la cabeza del dragón.

-¡ARGOVESTAAAAAAAAAAAAAAAAA!-Gritó Bell, activando su habilidad en conjunto con su magia thunderbolt.

De esa manera una gran explosión comenzó a surgir, el brillo del cuerpo de Bell era absorbido por la daga, pasando toda esa energía al ataque final pero algo pasó de repente, la daga Hestia explotó en pedazos, haciendo que el chico saliera volando, siendo detenido por Aiz que estaba ahí viendo toda la escena.

-¡Bell!-Gritó la princesa de la espada al verlo completamente herido por la onda expansiva y las llamas que lo habían alcanzado.

-¿L-Lo logramos?-Preguntó Bell a una Aiz con lágrimas en sus ojos.

-Creo que...-iba a contestar cuando una voz sombría que ya conocían habló.

-Creí que me asesinarías, lo sentí demasiado cerca, lo he de admitir, pero no fue suficiente-Dijo la voz detrás de la cortina de humo, llamas y polvo.

El frío que surgía en el cuerpo de Aiz y Bell era indescriptible, el miedo era extremadamente grande, no había sido asesinado, aún con el plan que habían ideado, no lo lograron derrotar.

-Atrás de mi-Dijo Bell, posando su mano izquierda a la altura de Aiz para impedir su paso, ambos estaban desgastados, golpeados y agotados, no había magia, no había estrategia, no había aliados conscientes, sólo ellos 2 en un mal estado, sin posibilidades de hacer algo.

-Tienes valor niño, me recuerdas mucho a uno de los aventureros de la familia Zeus, que a pesar de ser débil, trataba con todas sus fuerzas salvar a sus compañeros, aunque de todas maneras lo asesiné, pero debo admitir que ese no es el caso contigo... tú no eres débil... si hubiera tardado más tiempo en llegar, es muy posible que fueras mas fuerte que otro aventurero en la historia, pero el tiempo no te favoreció, así que ¡MUERE!-Gritó el dragón, lanzando su cola pero antes de matar a Bell, un gran Boaz se interpuso en la trayectoria, empujando con mucha fuerza a Bell, estrellándose a una pared.

Se trataba de Ottar, él lo había salvado pero... ¿a qué costo?.

El capitán de la familia Freya había sido herido gravemente en su costado derecho, sólo pudo escupir sangre y desmayarse.

El dragón no le tomó importancia y lo tiró a un lado como un muñeco de trapo.

Por su parte Aiz, fue lanzada de la misma manera, cayendo sin poder hacer nada, ya no le quedaban energías ni fuerza ni nada, los magos no se encontraban mejor, después de bloquear el ataque del dragón, estaban realmente cansados.

Bell seguía tirado en el piso, sin moverse, su cuerpo no respondía, su mente se apagaba, su vida... se desvanecía.

-Ya no vale la pena seguir aquí... aún tengo a un rival más-Dijo el dragón, abriendo sus alas para subir hasta lo más alto de Babel y así destruir toda la ciudad y al calabozo junto con ella.

"Muévete, Bell" decía una voz en la mente del chico.

"No puedo... es imposible derrotarlo..." Contestó en sus pensamientos.

"Todo lo que quieres morirá si no te levantas en este instante" insistió esa voz.

"Ya todo está perdido... no puedo hacer nada más" respondió Bell nuevamente con una negativa.

Hasta que de pronto sintió una bofetada.

Estaba en su subconsciente, un pequeño de cabello blanco y ojos rojos había dado ese golpe.

"Con esa actitud nunca seremos un héroe" comentó con lágrimas el niño, se trataba de Bell o al menos de él cuando era más joven.

"Es imposible derrotarlo... no me queda nada más" Contestó el Bell actual.

"No sería la primera cosa imposible que hicieras ¿en serio soy tan tonto al crecer?" Reclamó su yo joven.

"¿A-A qué te refieres?" Contestó el actual.

"Piénsalo, desde que llegaste a Orario haz estado en situaciones de muerte casi todo el tiempo, el minotauro del cual fuiste salvado por Aiz, el espalda plateada que asesinaste, salvar a Lili, ganarle al minotauro irregular y subir a nivel 2, ganar el juego de guerra contra una familia que tenía al menos 20 veces más integrantes que la tuya, pelear contra una capitana de otra familia que era al menos 2 niveles más fuerte que tú, salvar a una linda Vouivre que tenía miedo de ser asesinada, ayudar a los monstruos que quieren ver la luz de la superficie, detener a Asterius lo suficiente para que nadie saliera herido, derrotar a una serpiente gigante y en el acto salvar a tu amiga elfo, pelear mano a mano contra el Juggernaut el suficiente tiempo para que esa misma elfo le diera el golpe final... matar a esos monstruos de tu expedición, asesinar nuevamente a ese minotauro, permitiéndote subir a nivel 6, matar hace poco al Antares que era una amenaza para toda la vida en la tierra, todas esas hazañas fueron logradas a pesar de que eran imposibles de realizar, imposible no es una palabra que esté en tu vocabulario, así que levántate, aún hay vida en tu cuerpo, por eso... ¡SIGUE LUCHANDO!" Dijo el pequeño Bell con una decisión muy grande, logrando que su cuerpo actual despertara de golpe de su desmayo.

Justo en ese momento sucedieron dos cosas, la primera, pudo observar como el dragón estaba cerca de la ciudad, específicamente de la Torre de Babel y la segunda es que pudo notar que la lanza en su espalda empezó a brillar.

-Artemisa-Sama... espero que esto sea suficiente...-Dijo Bell, tomándola de la forma que Finn le había dicho.

-¡AHHHHHHHHHH!-En un gritó desgarrador, lanzó el arma apuntando el extremo con el filo hacia el dragón.

-¿Qué es esa cosa?-Dijo el dragón al ver un brillo azul acercándose a él pero no pudo reaccionar, haciendo así que la lanza se incruste en su ala.

Un gran grito de dolor resonó en Orario, que observaba como el dragón volaba con una serie de movimientos irregulares por el daño recibido en una de sus alas, pero su trayectoria seguía siendo la misma, si él llegaba a la Torre de Babel, ganaba.

-Ya no puedo hacer más... tampoco eso funcionó-Decía Bell al ver con decepción que su último recurso había fallado, sus piernas comenzaron a temblar nuevamente pero alguien detuvo su caída.

-A-Asfi...-Logró decir Bell.

-Aún no acaba esto, ten, un regalo de Welf, lamenta la demora-Dijo la capitana de la familia Hermes al entregarle la espada.

Bell la tomó y pudo sentir como su cuerpo adoptaba energía proveniente de ella, su cuerpo sentía cómo una descarga de energía entraba a su cuerpo.

-Ve por ello-Dijo Asfi, viendo a Bell comenzando a trotar por las heridas en sus piernas, para después comenzar a correr con velocidad.

-Gana... Bell-Dijeron tanto Asfi como Aiz quien estaba despertando.

En ese momento, cuando corría el peliblanco, el dragón estaba cada vez más cerca de Babel, el chico debía recorrer todo el camino a Orario y subir la torre en muy poco tiempo.

"VAMOS... PUERDO IR MÁS RÁPIDO QUE ESTO... SOY EL HÉROE DEL DESTELLO BLANCO DESPUÉS DE TODO" decía Bell en su mente como palabras de aliento, las cuales, al parecer, estaban surtiendo efecto.

Una gran mancha blanca avanzaba a una velocidad endemoniada, impropia de un aventurero normal, cada paso que daba dejaba un rastro de destrucción, era como si un rayo pasara por todo el sitio.

-¿Qué diablos es esa cosa? No puede ser ese maldito niño...-Decía el dragón al ver el resplandor que igualaba su velocidad.

Pero ya era tarde, el dragón estaba en Babel, cargando el ataque que pondría fin a todo lo que estaba ahí, un gran brillo escarlata nacía de su boca, apuntando al calabozo pero algo detuvo esto e hizo que su ojo se abriera con terror.

Bell había escalado la torre por fuera y en un salto enorme se posó enfrente del dragón, con la espada en su mano.

El dragón trató de huir al ver su fin cerca.

-Esta vez... muere... maldita escoria-Dijo Bell en voz baja mientras dejaba caer la hoja de la espada que había aumentado en tamaño por la energía infundida en ella.

-¡MUEREEEEEEEEEEEEEEEE!-Gritó Bell a todo pulmón, clavando la espada en el lomo del monstruo, ese impacto causó que cayeran en picada ambos hasta que se toparan con el suelo.

*PUUUUUUUUUUUUUUUM*

Una gran onda de sonido retumbó la tierra y en los oídos de los presentes.

-Aún no muero maldita humano...-Decía el dragón con Bell en su lomo.

-Eso se puede arreglar-Dijo Bell tomando con ambas manos la espada.

"Esto va para todas las vidas que arrebataste, todos los futuros que quitaste... esto va para salvar a mi familia, salvar a mis amigos, salvar a las personas que amo..." pensó el joven mientras el brillo de su cuerpo por la carga de Argonauta se salía del mismo, causando un gran viento blanco a su alrededor, como una especie de aura emanada de su ser.

"Adiós... dragón negro..."

-¡THUNDERBOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOLT!-Resonó ese grito en todo Orario.

Un gran trueno cayó desde el cielo, no era exagerado decir que era del tamaño de ancho de la Torre de Babel.

*BOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOM*

Explotó la zona donde la Torre de Babel y algunos alrededores estaban.

Dejando únicamente una gran cantidad de humo y escombros.

Con Freya.

-Tengo un mal presentimiento...-Dijo con lágrimas en sus ojos la diosa de la belleza.

-¿De qué hablas Freya?-Preguntaron todos los dioses del lugar.

-Tengo que irme... tengo que salir de aquí... Bell...-Decía con terror en su mirada.

-No puedes irte Freya, no es seguro allá afuera-Dijo Urano ante el pedido de Freya.

-¡NO ME INTERESA QUE NO SEA SEGURO! ¡NO PUEDO QUEDARME AQUÍ MIENTRAS BELL MUERE!-Dijo la diosa corriendo hacia la salida.

-Fels... acompáñala-Ordenó Urano a su mano derecha.

Volviendo con Bell.

El dragón negro había sido eliminado, dejando únicamente una gran piedra mágica en el sitio, que estaba siendo perforada por la espada.

El aviso llegó a todos los rincones de la ciudad, incluso a los heridos de la batalla contra el dragón negro, todos se pusieron de pie menos Ottar, que estaba sanándolo.

Los que pudieron, fueron a toda velocidad a donde Bell se encontraba, al llegar pudieron ver la escena.

El dragón negro había sido derrotado, Bell yacía de pie como un héroe, idéntico a esa ocasión cuando logró derrotar al minotauro.

Todos fueron corriendo hacia él para celebrar pero no reaccionaba, eso les daba mala espina a todos.

El chico comenzó a caer lentamente hacia adelante, pero fue detenido por una bella Diosa, tomándolo en sus brazos.

-¡Bell! ¡Bell! ¡Reacciona Bell!-Gritaba la Diosa con lágrimas en sus ojos al ver la mirada perdida del chico en sus brazos, el resto de los que estaban ahí se acercaron rápidamente a ver lo que sucedía, grande fue su sorpresa cuando notaron lo que pasaba.

Los ojos de Bell habían perdido su color, no estaba respirando, no latía su corazón pero en su rostro había una gran sonrisa.

-¡BELL! ¡DESPIERTA BELL! ¡POR FAVOR DESPIERTA!-Gritaba Freya con terror y lágrimas en sus ojos.

Los semblantes de tristeza no se hicieron esperar, al ver como la amada del chico lloraba desconsoladamente con el cuerpo del chico, ellos igual comenzaron a dejar salir sus lágrimas y algunas palabras recitando su nombre.

-Bell...-Decía Aiz con miedo.

-Tomate...-Decía Bete.

-Argonauta...-Decía Tiona.

-Niño...-Decía Tione.

-Bell...-Dijo Finn.

-Humano...-Dijo Hogni.

-Niño...-Dijo Gareth, quitándose su casco.

-No puede ser...-Decía Allen.

-No puede ser posible...-Dijo Hermes quien acababa de llegar junto a Asfi.

-¡BELL! ¡DESPIERTA BELL! ¡DESPIERTA POR FAVOR! ¡ESTO NO PUEDE ACABAR ASÍ! ¡ME PROMETISTE QUEDARTE CONMIGO! ¡ME PROMETISTE SOBREVIVIR! Me lo prometiste...-Decía Freya, enterrando su rostro con lágrimas en el pecho descubierto de Bell.

-Freya... ya es tarde...-Dijo Hermes a la diosa con el cuerpo sin vida de Bell en sus manos.

"Zeus... se completaron las 3 grandes misiones pero... ¿Fue un costo justo dar la vida de Bell a cambio?" Pensó Hermes, agachando la mirada.

-Esperen, Fels ¿¡Puedes revivirlo!? ¿¡Puedes hacerlo como hiciste con esa Vouivre!?-Preguntó Freya al recordar aquella ocasión donde presenció la muerte y resurrección de Wiene.

-Puedo intentarlo... aquella ocasión sucedió por suerte-Dijo el encapuchado.

-¡HAZLO! ¡INTÉNTALO POR FAVOR!-Dijeron todos al mismo tiempo, haciendo que Fels se acercara sin titubeo al cuerpo de Bell y así comenzar su cántico para activar "Día de Orpheus".

-Área inexplorada, la pared prohibida. En este día, desobedezco el código del cielo: los asclepios de Pius, el cáliz de Salus. Tu voz forzando el poder de curación para llegar - Lo deseo a pesar de la espera. Tribunal del rey, trueno de condena. Si eres quemado a pesar de la providencia de Dios, confronta tu propio infierno. Abre Kaimon, más allá del río del inframundo. Escucha, rey oscuro. Deseo cruzar el umbral de la locura. Detener las lágrimas inesperadas, lamentación dispersa. El precio ha sido pagado. Luz del camino. Para el sacrificio dado en el pasado, quiero la iluminación del deseo insensato. Oh, no miro hacia atrás-

-Día de Orpheus-Finalizó Fels, haciendo que un brillo muy grande naciera del cielo en dirección a Bell, los rostros esperanzados no se hicieron esperar pero algo pasó... el cuerpo de Bell seguía sin vida.

-¿Q-Qué pasó?-Preguntaba Freya, atónita.

-No funcionó...-Dijo Hermes, quitando su sombrero.

-N-No funcionó...-Dijeron todos con clara decepción y tristeza.

-Repítelo...-Dijo a Freya en voz baja y con la mirada abajo.

-¡REPÍTELO!-Exigió la diosa con una cara seria y con lágrimas.

-Es imposible... no puedo hacerlo, mi energía ha sido consumida aún siendo un fracaso, el alma, si no se recupera pronto, muy probablemente reencarne-Dijo Fels.

-Iré por él...-Contestó Freya, despertando la mirada de Allen y Hogni, ellos sabían a qué se refería.

-Freya-Sama...-Dijeron ambos.

-Lo amo... no quiero perderlo, así signifique volver al cielo... quiero estar con él... me hubiera gustado vivir más momentos con todos ustedes aquí abajo... pero no será posible, lo lamento mucho...-Dijo Freya poniéndose de pie, apunto de suicidarse con un cristal que había quedado entre los escombros.

-Adiós a todos...-Finalizó Freya apunto de clavar el vidrio en su cuello.

-¡Esto no puede acabar así!-Dijo una voz a la distancia, haciendo que la diosa de la belleza se detuviera en seco.

Los ojos de los presentes se dirigieron a aquella persona.

-Zeus...-Dijo Hermes al ver a su viejo amigo en ese lugar.

-Hay una forma de salvarlo...-Dijo el dios mientras se acercaba al cuerpo de su nieto.

-No pensarás en...-Dijo Hermes al ver lo que su amigo planeaba.

-¿Qué piensas hacer?-Preguntó Freya.

-Simple... el precio de un alma... es otra alma-Dijo Zeus ante la sorpresa de todos en el lugar.

-Daré mi vida inmortal por la suya... tal vez deje de existir pero... él merece ser feliz...-Dijo Zeus para sorpresa de todos.

En ese momento, un gran brillo dorado surgió de su cuerpo, una torre que conectaba al cielo, toda esa energía fue recolectaba por Zeus, el cual comenzaba a perder el aura que desprendía su Arcanum.

"Bell, te manipulé para ser un héroe, no sé si al no interferir en tu vida lo hubieras sido pero... no puedo dejar que todo tu esfuerzo no sea recompensado, para mí siempre serás... mi amado nieto" pensaba Zeus mientras metía toda esa energía compacta en el cuerpo del chico.

De pronto, Bell comenzó a abrir los ojos poco a poco y pudo notar a todas las personas que lo rodeaban.

-C-Chicos... ¿ganamos?-Preguntó con duda el peliblanco.

-¡BELL!-Gritaron todos mientras se lanzaban a abrazarlo.

-Estoy vivo...-Dijo Bell al ver su cuerpo.

-¡Así es Bell! ¡Estás vivo! ¡Estás vivo!-Dijo Freya con lágrimas de felicidad, aferrándose al cuerpo de su amado.

-Creo que este es el adiós, nieto mío-Dijo Zeus a la distancia.

-Abuelo...-Logró decir Bell al ver el cuerpo de Zeus transparentarse.

-Bell, disfruta la vida que tienes... disfruta todo lo que este mundo tiene por ofrecerte... ríe, llora, ama, odia, quiere, diviértete, haz todo lo que tu corazón dicte, pero sobre todo... se feliz-Decía Zeus, como su despedida.

-Abuelo... lo logré, fui un héroe-Decía Bell, llorando a mares.

-Lo sé... estoy orgulloso de ti, Bell-Contestó Zeus.

-Me gustaría que te quedaras conmigo... pero veo que es imposible-Dijo el joven sin detener sus lágrimas, apretando su puño con fuerza.

-Desgraciadamente lo es... pero tal vez, en 10,000 años renazca nuevamente, si eso llega a suceder, estaré para ti, nieto mío-Contestó el dios.

-Abuelo...-Seguía llorando Bell.

-Bell... recuerda mi consejo... lo más importante es.... EL HAREM BELL, LO MÁS IMPORTANTE ES EL HAREM-Gritó Zeus con lujuria en sus ojos.

-¡ABUELO!/¡VIEJO IDIOTA!-Dijeron Bell y Freya al mismo tiempo por el comentario fuera de lugar de Zeus.

-¡JAJAJAJAJA! es broma obviamente, Freya... haz feliz a mi nieto-Dijo Zeus a la diosa de la belleza.

-Así será-Contestó la diosa con una dulce sonrisa aún con lágrimas en sus ojos.

-Hermes... me gustaría que, en la boda de ambos, vayas como el padre de Bell...-Dijo Zeus hacia su viejo amigo.

-Será un honor, viejo amigo-Contestó Hermes.

-De acuerdo... este es el adiós, me gustó verte por última vez... Bell-Finalizó Zeus, desvaneciéndose por completo y dejando tras de él una pequeña flor que nació en el piso donde estaba.

-Adiós... abuelo... gracias...-Dijo a Bell mirando al cielo, con sus lágrimas caer por sus mejillas rojas y con Freya tomando su mano.







Bueno amigos aquí tiene el penúltimo capítulo de la historia, solo falta unos más para finalizar y cerrar con broche la historia, espero sus opiniones, lamento si son casi 13,000 palabras pero no deseaba hacer este episodio en 2 partes, espero que me entiendan jajaja, de todo corazón espero que les haya gustado y esperen el último capítulo.

PD: Hoy se cumplen exactamente 2 meses desde que comencé este FanFic, me sorprende lo rápido qué pasa el tiempo jajaja.

Imagen bonita

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