Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 09.

Anya.

Durante la experiencia vivida mientras estuvimos en ese momento de peligro, pude darme cuenta de una cosa. Damián me guarda un profundo rencor por algo que no hice pero que me dejó en la primera línea de batalla. Un suceso que ha dejado a mi padre con un humor terrible, se le nota mientras conduce de camino a casa.

—No quiero que te acerques más a Desmond ¿entendido? —dice, de la nada.

—Vamos a presentar una obra —le recuerdo.

—Renuncia a tu papel.

Suelto un profundo suspiro. Como si eso fuera posible a estas alturas cuando ya todo está planificado.

—No puedo, eso pondría en duda mi compromiso con la actuación.

—Bien, pero luego de eso no quiero que vuelvas a verlo.

Decido no responderle más, pocas cosas logran sacar de quicio a un hombre tan calmado como papá, así que debo asumir que tuvo una charla muy elevada con Damián.

Cuando llegamos a casa mamá nos espera ya con la comida preparada, aunque al verme lo primero que hace es correr a darme un abrazo.

—Tenía mucho miedo de que te pasara algo malo Anya-san.

—Estoy bien mami —digo, apenas alcanzando a respirar.

Se separa cuando nota el tono en mi voz, entonces fija la vista en papá.

—¿Loid-san? ¿Pasó algo? —cuestiona viéndolo, parece que su mal humor se nota desde lejitos.

—Nada, solo parece que la paz no durará por mucho tiempo más.

Mamá me observa confundida, intentando descifrar una respuesta. Pero solo me encojo de hombros. No sé qué decirle, además cuando papá se sienta enojado a leer su periódico no hay nadie que lo saque de su encimamiento.

—Pronto se cumplirán años de su muerte —comento, únicamente, observando la fotografía de Bond.

—Compraremos flores para llevarle, recuerdame.

—Gracias mamá.

Me doy la vuelta dispuesta a ir a mi habitación, pero antes de eso papá baja su periódico, fijando la vista en mi.

—Respecto a tus poderes para leer la mente, ¿no han regresado? —cuestiona.

—No, dudo que alguna vez lo hagan. Parece que estoy condenada a vivir una vida normal.

—A veces no sé si eso sea lo mejor o sea peor —no dice nada más, sólo vuelve a fijar la mirada en su periódico.

Al llegar a mi habitación sólo ocupo el tiempo en hacer las tareas. Afuera parece haber una fuerte tormenta lluviosa. Menos mal que logramos llegar a casa a tiempo.

***

Damián.

—Me pregunto, ¿qué pensarías de mi? —cuestiono, dejando algunas flores casi marchitas sobre la tumba de mi padre.

Es imposible obtener una respuesta, sólo se escucha a lo lejos el fuerte sonido de algunos relámpagos.

Tenía claro lo que quería desde hace años, venganza. Cada vez que tengo a Loid Forger delante, no puedo pensar en nada más que en eso. Pero cuando está Anya cerca de mi, es como si todos esos fantasmas se diciparan.

—¿Y tú madre? —pregunto, poniéndome de cuclillas frente a su tumba—. ¿Me apoyarías?

Desvío la mirada hacia la tumba de mi hermano, supongo que es a la única persona que no le pediría una opinión, estaría muy metido en sus propios asuntos como para escucharme.

Suelto una sonrisa apática acompañada de un resoplido, al final estoy como siempre solo. Depende de mi lo que quiera hacer o no.

Me gusta todo lo relacionado a la política, esperaba ser un gran funcionario que llevara sobre sus hombros a este país, pero me pregunto si acaso cargando con tanto odio dentro sería capaz de lograr algo así.

He tratado de mantenerme estable mentalmente, pero supongo que todo el dolor empieza a cobrarme factura. ¿Qué persona estaría caminando en el barro a casa enmedio de esta tormenta? Ni siquiera haber estado tan cerca de la muerte puede hacerme salir de esta confusión. ¿Qué es lo que necesito?

Una vez que estoy en casa, no me resta más que dejar los zapatos afuera. Supongo que no quiero causarles trabajo de más a los sirvientes que no vienen tan regularmente. He decidido quedarme aquí y no regresar al menos por hoy a la casa de mis padres adoptivos.

A medida que subo las escaleras, los relámpagos alumbran ciertas partes de la casa. Al llegar a la parte alta se ve el enorme cuadro de mi padre, iluminandose por momentos.

—¿Está bien condenarme a ser tu hijo? —cuestiono, negando con la cabeza—. ¡Detesto llevar yo solo toda esta carga! ¡Yo no nací para esto! —grito, golpeando el vidrio.

Miles de trozos caen por el suelo. Mi pecho sube y baja tratando de encontrar la calma. Con un relámpago más el cuadro se vuelve a iluminar, esta vez con una mancha roja en donde sostengo el puño. Se trata de mi propia sangre. Aún así, es demasiado liberador. Por unos segundos ya no siento nada más que alivio.

Retiro mi puño, caminando a una de las habitaciones, en especifico a la que solía utilizar. Trato de prender la luz pero no funciona, se ha de haber quemado algún fusible. Ni siquiera atiendo la herida que ne he causado, solo me quito la ropa mojada cambiándola por sólo un pantalón de algodón. Tumbandome boca abajo en la cama. Me siento cansado y a la vez liberado, tengo demasiado sueño... de hecho, no sé cuánto tiempo pasó durmiendo.

—¿Puedes dormir tan relajado? —cuestiona una voz, me suena demasiado familiar. ¿Dónde la he escuchado?

—Ahora tengo sueño... —murmuro, por lo bajo.

—¿Duermes sabiendo que las personas que nos destrozaron la vida siguen felices? Me siento decepcionado de ti.

Abro los ojos de golpe, entonces. Lo veo allí, parado frente a la ventana. Apoyado en un bastón. La figura de mi padre.

—Esto no puede ser...

—¿Tú salvando a la hija de mi peor enemigo? Estoy realmente decepcionado. Lo peor es que sientes cosas por ella ¿no?

—¡Tú no eres real! —le grito.

—Lo soy, siempre estoy rondando tu mente ¿no?

Se voltea de media vuelta hacia mi, otro relámpago se escucha. Iluminando parte de su rostro. Por mi parte me apoyo en ambas manos, sentándome en la cama.

—Vengate...

—No —contesto, observándolo lleno de espanto.

—Tienes todo a tu favor para tener éxito —dice, dando algunos pasos en mi dirección.

—No lo haré —reitero, retrocediendo un poco.

—Puedes darle donde más le duele...

—¡No!

—Está enamorada de ti, utilízala.

—¡No! —vuelvo a gritar, retrocediendo más mientras se acerca.

—Seria tan fácil para ti, como quitarle un dulce a un bebé.

—¡No voy a hacerlo!

—Eres un cobarde, ni siquiera mereces llevar mi apellido.

—¡Yo nunca quise ser tu hijo! —le grito, sentándome en la cama.

¿Sentándome en la cama? Ya estaba así. Veo asustado hacía los lados. Mi padre no está. Sólo soy yo enmedio de la habitación, viendo hacia todos lados. Buscando el producto de un sueño...

Así que si fue un sueño, parecía demasiado real. Pero no, esta es la realidad. Una donde ese fantasma no dejará de perseguirme ni cuando estoy en más tranquilidad.

***

Anya.

Comida en cada del tío Yuri. Para conocer a su prometida, mis padres ya están mucho más tranquilos de lo que estaban ayer.

Puedo decir que todo anda sobre ruedas. Pues ambos nos reciben con mucha cortesía. Ella es una mujer alta y delgada, de cabello negro pero corto, puedo decir que se parece en algunos rasgos a mamá.

—Bienvenidos, la mesa está servida —nos dice, invitándonos a pasar.

—¿Tan rápido? —pregunta mamá.

—Quería que todo estuviera listo para cuando estuvieras aquí —le responde.

Se nota el esmero que el tío hace cuando se trata de mamá, aunque quedo corta en palabras, cuando veo todo lo que hay sobre la mesa.

—¿No crees que es demasiado? —pregunta ma, viendo como la enorme mesa está llena de muchos platillos—, no creo que pueda comer ni la mitad de todo esto.

—Sólo tienes que escoger lo que más te guste, la comida es en tu honor.

—Creí que era para que nos presentará presentaras a tu prometida —le recuerda papá.

Volteo a ver como el tío Yuri cambia su expresión a una de desdén, aparecer siempre habrá cierta rivalidad entre ellos.

—Lotty, ella es mi hermana y merece el mejor trato del mundo. Si no puedes hacer más que esto por ella no eres digno de ser su esposo.

Volteo a ver a papá, por un momento creo que no caerá en una provocación como esa, sin embargo...

—Cena en mi casa, el próximo domingo. Te voy a demostrar lo que es un verdadero bufete.

Casi me caigo de espaldas al escuchar como cede ante la provocación. Es mamá quien tiene que intervenir para que la cosa no termine mal.

—¿Por qué no pasamos a la mesa? —cuestiona—. Es hora de que todos comamos.

Por suerte le hacen caso. Así que mientras estamos comiendo olvidan el tema de discusión. La mesa se vuelve a llenar pero de conversaciones agradables.

De hecho soy la primera que termina de comer y se levanta de la mesa. Han decidido beber unas copas, sólo espero que a mamá no se le pase la mano con eso.

Como no hay nadie más de mi edad, decido dar un paseo por la casa del tío. Esperando no perderme ya que no es que haya tenido mucho tiempo antes para visitarlo por cuestiones de estudio. De hecho al cabo de doblar varios pasillos ya me hubiera perdido, de no ser porque escucho las voces de ellos en la mesa.

Una habitación al fondo, llama especialmente mi atención. No debería de husmear pero lo hago, al entrar me doy cuenta de que se trata de la oficina del tío. Hay muchos libros y papeles desordenados sobre el escritorio. Así que este es su lugar de investigación. Imaginaba que el jefe de la policía secreta tendría algo más sorprendente aquí.

Me acerco a los archivos, la curiosidad me gana y termino abriendo las gavetas. En algunas trata sobre casos de desapariciones, no reviso lo que contienen. Sin embargo al abrir la última noto que hay afuera un letrero que dice "Caso Desmond".

No recuerdo lo que pasó en ese entonces, estaba demasiado pequeña como para comprenderlo pero ahora es diferente. No debería pero termino sacando el folder, está un poco pesado así que debe contener muchas cosas.

Al abrirlo con lo primero que me encuentro es un pequeño sobre, tamaño fotografía, está sellado. Tendré que encontrar luego la manera de dejarlo como estaba.

—Anya.

La voz de alguien tras de mi me hace sobresaltarme, dejando caer el sobre al suelo.

—Tío Yuri —contesto nerviosa, recogiendo las hojas.

—¿Qué haces en este lugar?

—Yo solo... —me volteo hacia el, sin saber qué decir. Pero al momento noto que tiene las mejillas rojas, parece estar ya bajo los efectos del alcohol—. Tenía curiosidad acerca de tu trabajo.

—¿Tú querías saber de mi trabajo? —cuestiona, dando algunos pasos torpes hacia mi.

—Si... —sostengo la mentira, un poco nerviosa.

—¿Por qué?

—Ser investigadora es uno de mis sueños que no pude cumplir —digo. Él mantiene el rostro serio alzado.

Por un momento me siento demasiado nerviosa. Me ha pillado husmeando, cuando se entere de que es el caso Desmond...

—¡Niña Chihuahua estoy orgulloso de ti! —exclama, dándome un abrazo. Incluso lagrimea—. Quieres ser cómo tu tío en lugar de como tu padre porque sabes que soy más genial ¿Verdad?

Me quedo inmóvil mientras me abraza, entornando los ojos. Al menos estar bajo los efectos del alcohol y sumando la competencia con papá su mente se encuentra totalmente nublada.

—Entonces ¿Si me dejas investigar? —pregunto.

—Todo lo que quieras, es más ¿Te dejo sola? —se separa del abrazo, tratando de sostenerme la mirada.

—Por favor —digo, en tono amable.

Lo veo retirarse agarrandose de las paredes, casi se cae en el intento, pero cuando cruza la puerta por fin puedo respirar tranquila.

Fijo mi mirada en los papeles que están en mis manos. ¿Debería seguir intentando ver que contienen? Si papá llega a venir allí sí que no tendré excusa. Él no es fácil de engañar ni estando tomado. Esta puede ser la única oportunidad que tenga de saber la verdad.

Motivada por eso, tomo la pestañita del sobre para abrirlo, pero antes de eso vibra mi teléfono sorprendiendome. Casi me da algo por la interrupción en un momento así, quizás debería apagarlo.

Debe ser Becky diciéndome que vayamos a una tienda y...

"Anya, te necesito... Ven a la mansión. Damián"

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro