Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capitulo 07

Anya.

—¿Hacia donde vamos? —pregunto, mientras bajo dos escalones.

No obtengo ninguna respuesta, solo veo como Damián baja un par de escalones más, me siento un poco frustrada por la actitud tan inexpresiva que toma. Además ni siquiera sé hasta donde conduce este pasaje.

Mientras casi lo veo desaparecer en la poca iluminación viniendo de una especie de tubos en el techo me pregunto a mi misma ¿y si vamos hacia un lugar aún más peligroso? ¿Y si ni Damián sabe a donde conduce esto por eso está tan callado? ¿Es este el fin para ambos?

—¿Qué se supone que haces quedándote ahí? —le escucho ho preguntarme.

Lo primero que veo es observar hacia mis pies inmóviles y un poco temblorosos, acabamos de estar en un terrible peligro de muerte, y él actúa como si nada hubiera pasado.

—No has respondido mi pregunta —le digo, permaneciendo en el mismo lugar.

Noto como sube un par de escalones de nuevo. Queda aún más bajo que yo ñ, suelta un profundo suspiro obnservándome como si le costará entender mi reacción.

—Cualquier lugar es mejor que quedarse al borde de los escalones, ahora vamos —dice, guardando las manos en sus bolsillos. Espera un momento por mi. Pero como no me muevo vuelve a avanzar hacia abajo—. No quiero ser de mal agüero, pero si te vas a quedar ahí sólo espero que esos tipos no encuentren la manera de ingresar acá.

Sus palabras me impactan, volteo a ver hacia atrás, donde estaba la puerta agora perece una pared normal. ¿No es posible, o sí? Por su las dudas me apresuro a seguirlo. No logro ver su expresión caminando tras de él, pero quizás deba sentirse victorioso.

—Esto se ve tenebroso —comento, de nuevo no obtengo respuesta así que sigo hablando—. Nunca pensé que ocultararas un lugar así, ¿nadie más sabe de esto? Mmm quizás no, de otra manera lo sabría. ¿Para qué lo utilizas?

—Generalmente para atar personas que hablan mucho a una silla, luego me voy.

Formo una enorme o con los labios, pero claro que no lo nota porque ni siquiera voltea a verme. ¿Cómo que hablo mucho? Bueno quizás, pero cuando estoy nerviosa no puedo quedarme callada.

—Sólo preguntaba. Parece la base secreta de un súper héroe.

—Deja de leer tantos cómics.

—No voy a hacer eso. Además actuaste como un súper héroe, debes de darte crédito.

—¿Y si en realidad fuera un villano? —cuestiona, volteando a verme.

Sólo espera unos segundos por mi respuesta, al no obtenerla vuelve a avanzar hacia abajo.

—Espera —digo, tratando de alcanzarlo—. Sé que quizás te molesta mi presencia, pero no tienes porque estar tan callado. A decir verdad te agradezco que nos hayas salvado así, perdón por insistir en pasar. No sabia que estabas en una situación de peligro...

—Pudimos morir en ese momento, sólo corrimos con mucha suerte. La próxima vez que te diga que te vayas debes hacerme caso sin protestar ¿bien?

—Sí hubieras firmado esos documentos, ¿eres que hubiera sido suficiente para ellos? ¿Y si en realidad hubieran tenido otros planes?

De nuevo ya no responde nada, solo sigue avanzando hacia abajo. Esta vez lo sigo, pero en completo silencio. Entiendo que no esté con ánimos para hablar, así que continúo siguiéndolo en completo silencio. En realidad el recorrido es más largo de lo que había imaginado, los escalones continúan en forma de caracol, en dado momento me siento un poco mareada de dar tantas vueltas.

Volteo a ver a los costados, hay telas de araña. Al parecer este lugar no suele ser usado.

—Una araña —digo a Damián, observando que tiene una en la espalda. Por un momento se detiene, permaneciendo inmóvil—. Deja te la sacudo —digo, realizando la acción.

Por un momento se sobresalta, luego continúa muy quieto.

—¿Ya está? —cuestiona.

—Sí, mira —digo, sosteniendola de una patita.

Damián me observa haciendo una expresión que parece de asco, ¿no le gustan los insectos? Debe ser que no estoy actuando muy acorde, decido soltarla en la pared, es entonces cuando toma mi otra mano y jala de ella.

—¡Esto es toda tu culpa! No te das prisa al caminar —dice, apresurándome—. ¿Piensas que tenemos todo el resto del día libre o qué? Todavía tenemos que llegar y permanecer abajo, quien sabe cuánto tiempo, esto sería más fácil si estuviera solo, pero como siempre te tienes que entrometer en cada cosa que hago...

Sus comentarios deberían molestarme, pero los dice sin tono de malicia, parece estar en la misma situación que yo hace unos momentos cuando no guardaba silencio. Su cambio de actitud me hace reír bajito.

—¡¿De qué te ríes?! —cuestiona, sin detenerse.

—Lo siento, cuando estoy nerviosa suelo reír —miento. Decirle que su actitud me parece tierna quizás lo molestaría.

De nuevo no me responde nada más, pero no suelta mi mano. De hecho continuamos avanzando hasta llegar al último escalón.

Cuando por fin tocamos suelo plano de nuevo suelto un profundo suspiro, creí que terminaría rodando por las interminables escaleras. Me permito solo un momento para tomarme un respiro porque en cuanto elevo la mirada frente a mi quedo completamente pasmada, hasta se me olvida respirar por un segundo.

—¿Qué es este lugar? —pregunto a Damián.

Claro que como hace rato, parece haber olvidado que existe mi presencia en este espacio, porque es como si hubiera hablado sola, no hay ninguna respuesta.

En realidad lo que hay frente a mi es la sala de su mansión. Todo es exactamente igual así que no me queda duda. Pero ¿cómo es esto posible? ¿Es alguna clase de ilusión? Bajamos demasiadas escaleras ¿Estuvimos andando en círculos? Es una posibilidad. Entonces, esos tipos deberían seguir arriba...

—Descansa dónde quieras —dice, mientras toma su teléfono—. Tengo una cosa que hacer.

—¿Enloqueciste? —cuestiono, negando con la cabeza. Es cierto que hay muchos sofá aquí y el ambiente está tranquilo pero ¿olvidó que esos tipos siguen arriba?—: debemos salir de aquí cuánto antes. Es peligroso.

Sin esperar su respuesta me dirijo con rapidez hacia la puerta de entrada, parece percatarse pues escucho sus pasos presurosos venir en esta dirección.

—Espera, no vayas hacia allí —espeta, pero es tarde. Quiero irme de aquí y ponernos a salvo a ambos así que si voy y si abro la puerta.

Solo que lo que hay frente a mi, no es exactamente el jardín de su casa como lo hubiera esperado... ¿cómo es posible? Osea que en realidad no estábamos en la sala principal.

Y no sé que me sorprende más, si haber creído que lo estábamos o los montones de billetes apilados como si fueran enormes camas por toda la habitación. Quedo estupefacta, jamás había visto tanto dinero junto en mi vida. ¿Esto es real?

Doy dos pasos hacia atrás, sin poder salir de mi asombro. Solo que en ese momento choco contra algo, mejor dicho; contra el pecho de Damián.

Al levantar la mirada me encuentro con él observándome fijo. Tan serio como quien te acaba de decir que no hagas algo y aún así lo hiciste. Osea si desobedecí lo que mencionó pero tenía mis razones.

Él sigue sin apartar la vista de mi, lo único que se escucha es el estruendo de la puesta cerrándose a sus espaldas.

—No debes dejar abierta la puerta. Esta habitación está diseñada especialmente para que el dinero se mantenga en buen estado —informa.

—¿Es el fondo de el banco nacional?

—No, esta es la fortuna de los Desmond —responde, hablando con astío.

No entiendo porqué está tan enfadado conmigo, es cierto que para empezar no debería estar aquí, pero tampoco pude evitar estar en el momento equivocado.

—Es demasiado, lamento haber descubierto esto.

Soy yo quien aparta la mirada de sus ojos. Vuelvo a dar una mirada hacia el frente sin poder creer lo que mis ojos ven, pero si es real. Claro que sólo observo por un momento, vuelvo en mis pasos para salir de la habitación, sólo que Damián interpone un brazo frente a mi.

—¿A dónde vas? —cuestiona, noto que me observa de reojo, con la misma expresión de hace unos momentos atrás.

No sé porqué observarlo ser tan serio me da un pequeño escalofrío.

—Haré lo que me dijiste, volveré a la sala.

—¿Te ha afectado que he dicho que este dinero es de los Desmond? No hay ninguno más, porque en realidad soy el único sobreviviente. ¿Debí haber dicho que el dinero es mío?

Tragó saliva en seco, su tono de voz empieza a sonar herido hasta cierto punto. Ahora me doy cuenta, soy la persona menos indicada para estar aquí.

—Lo siento —respondo únicamente, en realidad no entiendo porqué me estoy disculpando.

Quizás porque en estos momentos siento cierta culpa por lo que le sucedió a su familia. Por aquel día.

—Eso no me hace sentir mejor, ni siquiera tener todo este dinero en mis manos porque no me comprará la felicidad.

—Volveré a los sofá a cómo me habías indicado.

—¿Ahora sí me harás caso? —cuestiona. Su pregunta queda suspendida en el aire.
á
Fijo mi mirada en el suelo. Trato de evitar sus preguntas a la ofensiva pero parece que no dará resultado, cada cosa que diga lo único que hará es incrementar su furia. Además creo que no solo eso sino también mi presencia.

Trato de esquivar su brazo, para salir de su presencia. Okey ya lo entendí, no me quiere cerca, no soy digna de algo así.

Trato de pasar por su lado, solo que entonces me sostiene y me empuja hacia atrás. Suelto un quejido al caer sobre una pila de dinero, no dudo que los billetes se hayan desordenado pero aplacaron un poco mi caída.

—¿Qué haces? —cuestiono.

La pregunta llega por si sola cuando se sube a gatas sobre mi y me inmoviliza tomándome de las muñecas.

—¿Por qué eres tan ingenua? —cuestiona, creo que ha ignorado mi pregunta—. Tu sola, aquí, en esta habitación donde nadie podría rescatarte. Con un chico como acompañante, pero no cualquier hombre, sino la persona que más te odia en este mundo.

Okey... Planteada la situación de esa manera da un poco de escalofríos.

—No te atreverías a hacerme daño —respondo, solo que mi voz empieza a ser un poco temblorosa.

No obtengo respuesta alguna, solo siento como sujeta con más fuerza mis muñecas, evito quejarme pero empiezo a sentir cierta angustia. Sobre todo porque su mirada sigue demostrando un profundo odio hacia mi.

—Lo lamento —musito. Su rostro se acerca lentamente mientras yo bajo lento el mío.

¿En qué está pensando? No creo que... No, no es posible. Pero si fuera cierto entonces...

Siento sus labios en mi cuello mientras un escalofrío me recorre la espalda. Muerde mi piel un tanto fuerte, eso sí que me hace soltar un quejido. Por alguna razón, empiezo a temblar cuándo se dirige hacia mi oído. Su voz es suave y tranquila cuando comienza a hablar.

—Sabes... Tienes razón.

Eso es todo, no dice nada más. Me suelta y se levanta como si no hubiera pasado nada.

Por mi parte me reincorporo sentándome, no puedo dejar de temblar. ¿Esto quería? ¿Infundirme miedo? ¿Burlarse de mí? Tan solo la idea de haber Sido burlada de esa manera hace que una furia incontenible se encienda en mi interior.

—¿Se puede saber qué rayos te pasa? —espeto, yendo tras de él. Luego de asegurarme dejar bien cerrada la puerta, aunque quizás no hubiera estado mal dejarla abierta.

—Nada, solo no deberías fiarte tanto de las personas. Si no conoces sus verdaderas intenciones.

—¿Me dirás que debo cuidarme de ti?

Mis palabras hacen que se detenga en seco, enmedio de la réplica exacta de la sala.

—Te advertí que no juegues con fuego y que no te enamores de mi, eso implica dejar de romantizarme como un caballero porque no lo soy.

—¿Ah no? —cuestiono, dándole la vuelta. Me planto de brazos cruzados frente a él—. Entonces ¿por qué te apartaste? ¿Acaso no fué la actitud de un caballero?

—No, ¿quién hizo que terminaras en esa situación? Esa sólo fué una pequeña advertencia. Si insistes en seguir cerca de mí no respondo por lo que pueda sucederte la próxima vez.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro