Capítulo 04
Damián.
Tomar una clase muy diferente a política, parecía una locura cuando lo mencionó un profesor. Debo seguir los pasos que un día estableció mi padre.
Además, vi la manera en que el padre de Anya me veía cuando la llevé a su casa, por mucho que quiera cumplir mi venganza estoy usando una espada de doble filo.
sin embargo... cuando vi que había un cupo libre en su clase, fue como si un mensaje del más allá me estuviera diciendo sigue adelante.
Necesitaba estar cerca de ella, pero ese amigo suyo ¿Kevin? O se como se llame; no se le despega. Es frustrante que esté a su lado, pero a pesar de las hostilidades del momento la clase terminó de buena manera, con un pequeño detalle...
—Desmond, ¿puedo hablar contigo?
—Por supuesto —respondo, volviéndome hacia la profesora de artes escénicas.
—Iré al punto —menciona, mientras caminamos por el pasillo—. La razón por la que propuse recrear la obra es porque estamos cortos de presupuesto en nuestra clase y necesitamos encontrar la manera de generar ingresos para las actividades del próximo semestre.
—Entonces ¿necesitan una donación? Cuenten con ello.
—No —responde, deteniéndose—. Quiero que tu seas quien protagonice esta obra como Romeo. Eso atraerá a muchos espectadores.
Lo que dijo hizo que me detuviera en seco, ¿yo un actor? Deben estar bromeando, hay muchas personas en ese curso que si se apasionan por ello, yo decidí entrar por simple capricho.
—Lo siento, pero no puedo aceptar, no tengo el suficiente talento para eso. Apoyaré económicamente en anonimato.
—Es una actividad grupal que se daría tarde o temprano, el talento nace con el deseo de hacer algo. La perseverancia hace todo posible.
—¿La perseverancia o venir de una familia con un renombre muy conocido? Que para bien o para mal siempre será popular —digo, volviéndome hacia ella. Puedo notar el impacto en su mirada. Se queda callada por un largo momento, tanto que tomo su silencio como que no volverá a hablar, he dado justo en el clavo. Sin embargo, a lo lejos puedo visualizar como Anya ríe con su amigo al tener este momento libre. ¿Cómo es posible que puedan divertirse tanto mientras yo me dirijo a una clase que les haría explotar las neuronas? Quizás den algo de envidia. Vuelvo la mirada hacia la profesora para distraerme de es escena, ella sigue petrificada por mis palabras, así que no sé porqué pero decido añadir—: acepto, aunque esto me sobrecargará la agenda.
—¡Gracias! —expresa con alegría, como si el alma hubiera vuelto a su cuerpo—. Ahora solo debo seleccionar a las demás personas del reparto.
Parece emocionada, sonríe tanto como Anya. Por alguna razón ver sus expresiones hace que sienta rabia interna. Hace mucho que no logro sonreír de corazón, ni ser feliz con los acontecimientos que me suceden. Entonces ¿por qué personas como ellas encuentran felicidad en simples momentos?
—Pero tengo una condición —agrego, haciendo que su sonrisa se desvanezca un poco.
—Claro, la que quieras.
—Quiero que Anya Forger sea quien interprete a Julieta. Si logras que acepte me tienes, sino olvidate de que he aceptado.
No espero su respuesta, hay una clase que me espera. Tampoco necesito estar intranquilo por lo que pueda o no suceder. De cualquier forma saldré ganando.
Y si, las cosas salen tal y como lo esperaba con la distribución de los papeles al día siguiente. Empieza a repartir libretos cerrados aciento por aciento, parecen distribuidos de una forma justa en la que la suerte decidiría que personajes representaría cada uno, pero una vez que abro mi carpeta noto que dice Romeo Montesco.
—¿Seré Julieta Capuleto? —se cuestiona Anya a mi lado.
Quisiera decir que eso me sorprende, pero la verdad es que no.
—Mira que coincidencia, yo seré Romeo Montesco —digo, en un tono mas alto del que pretendia quizas para que me escuche Ken.
Tal y como lo pensé mis palabras no son ignoradas por el, pues en seguida me dedica una mirada como si pudiera matarme con solo verme mal.
—Esto es demasiada coincidencia, ¿tu tramaste esto no? —me acusa, señalandome con el dedo indice.
—¿Crees que tengo tiempo de ponerme a planear todo un complot? Ya dejate de tonterías —respondo, fingiendo indiferencia.
Si, tiene toda la razón pero eso no tiene que saberlo, ni menos Anya.
—Es cierto Ken —me da la razón ella—, debe haber sido solo coincidencia, ¿que papel te tocó a ti?
A pesar de escuchar las palabras amables de Anya, continúa con la mirada fija en mi. Quizás esperando alguna otra reacción de mi parte pero no la obtiene, asi que no le resta mas que abrir su carpeta, ahora su expresión es de confusión.
—¿La nodriza? —pronuncia. Ahogo una risa al escuchar eso.
—¿podemos cambiar? —pregunta una chica a su lado—, tengo el papel de uno de los amigos de Romeo.
Da un profundo suspiro antes de hacer lo que ella sugiere, entonces Anya vuelve a hablar:
—¿Lo ves? No hubo ningún complot, sólo era cuestión de suerte.
-
—¿Ya todos tienen sus papeles? Anotaré sus nombres —anuncia la profesora.
Uno a uno empiezan a mencionar sus personajes, cuando llega mi turno todos voltean a verme, escucho murmullos por lo bajo, al parecer esto creará mas controversia de lo que esperaba pero en cuanto Anya menciona su personaje los murmullos aumentan. Incluso noto como varias chicas la observan con envidia o enojo mientras ella se encoge en su lugar, esto debería de alegrarme pero por alguna razón no hace que me sienta mejor.
Una vez que han terminado de anotar nos indica que mañana empezaremos con los ensayos asi que espera que minimo empecemos a aprendernos el libreto desde hoy.
Habla afinando detalles, pero ya es información que no me interesa asi que me pongo de pie con mi carpeta y me retiro sin decir nada más. Tengo una clase en diez minutos pero mi mente se ha quedado absorta en el momento en que Anya se sintió mal. Si algo tan pequeño me afecta, ¿cómo reaccionaré cuando lleve a cabo mi venganza por completo?
[...]
—¿El libreto de Romeo y Julieta? —pregunta el profesor Henderson.
Al bajar el libro, noto su presencia. Estaba tan sumido en la lectura que no me percaté de cuando llegó.
—Me dieron el papel principal —confieso, fijando la mirada en el cielo.
Es una noche oscura por lo que noto, estar sentado a la mesa techada bajo el farol ha hecho que pierda la noción del tiempo.
—Te estábamos esperando para cenar, pero si estás muy ocupado le diré a Martha que guarde la comida para después.
—No se preocupe, en seguida iré.
—¿Seguro? —cuestiona, fijando de nuevo su vista en el libreto—. Parecias muy concentrado.
—Sólo es porque intentaré estar a la expectativa del personaje, aunque eso les importará poco a los demás —confieso, encogiéndome leve de hombros.
—¿Por qué crees que no les va importar?
—Por la misma situación de siempre, las personas estarán allí solo para ver al último de los Desmond, para bien o para mal mi nombre sigue causando controversia entre quienes me odian o me respetan u siguen teniendo interés en la inmensa fortuna que me dejó mi padre, desde individuos particulares hasta grandes empresas de inversión. Incluso gracias a ti y a Martha los números en el banco son incontables. ¿Por qué tuvieron que hacerte cargo de mi? Aumentaron el peso sobre mis hombros.
—No podía dejar tu educación en manos de alguien más, creo que hice un buen trabajo ¿no?
—Por supuesto.
Que busque venganza no es culpa de ellos, mis padres adoptivos hicieron todo lo posible para que fuera bien. Si alguien tiene la culpa de empezar a dar marcha a este plan soy yo.
—Damián, confío en que sabrás vivir tu vida de la mejor manera que quieras. Sin importarte la opinión de los demás. Serás un buen Romeo Montesco.
—Ya le dije que eso lo hago por...
—Porque la señorita Forger está estudiando actuación —completa, tomándome por sorpresa—. La señorita Blackbell se lo comentó a Martha. No estarías poniéndole tanto empeño a esto si ella no fuera a interpretar el papel de Julieta ¿No es así?
Aprieto el puño por debajo de la mesa. Por supuesto que lo estoy haciendo con ese propósito, pero se supone que solo yo conocía mis intensiones. ¿Cómo es que puede leerme así?
—¿Becky lo dijo? Vaya, parece interesante su teoría pero en realidad estaré cómodo con quién sea que intérprete ese papel.
—Puedes engañar a todo mundo, incluso a ti mismo, pero no a mí. Estudias política algo que no tiene nada que ver con la actualización y aún así decidiste tomar la clase para estar un poco más cerca de ella, porque así es el amor, aunque busques alejarte siempre habrá una manera de volver a acercarte.
—Esas no son mis intensiones —insisto, aunque sé que mis intentos por justificarme serán inútiles.
—Hoy me llamó Loid Forger agradeciendo que invitara a la señorita Forger a venir, pero dijo que para la próxima espera que lo invite a él también y a su esposa. Decidí seguirle el juego pero soy consciente de que no hice ninguna invitación, ¿fuiste tú no es cierto?
—Lo siento... no volveré a involucrarlo —suelto un suspiro, guardando las manos en mis bolsillos.
Fijo la mirada en el cielo, tratando de encontrar serenidad. Las cosas se me están yendo más de las manos de lo que había pensado.
—¿Ves como si serás un buen Romeo? Si tengo que darte un consejo para tu actuación sería que no reprimas tus sentimientos. Aunque lo veas como un personaje impuesto a conveniencia tienen más en común de lo que crees. Ambos están enamorados de una bella joven pero el odio entre sus familias ha prevalecido por mucho tiempo.
—Yo no estoy enamorado de...
—Entre más lo niegues, más difícil te será contener ese sentimiento —dice, interrumpiendome.
—¿Entonces que espera que haga? —cuestiono, aunque mi voz ya suena llena de fastidio.
Quizás porque nada está saliendo como esperaba.
—Eso solo lo sabes tu mismo. No cuestionaré tus decisiones ni tus sentimientos. Eres libre de hacer lo que quieras pero también tienes que ser consciente de que tus decisiones traerán consecuencias ya sea buenas o malas.
—Saldré a dar una vuelta, no me esperen para cenar —digo, levantándome del aciento.
Hasta hace poco estaba seguro de lo que quería, pero ahora ya no. ¿A qué viene está indecisión? Quizás se deba a que él tiene razón, no estoy actuando bien. Pero ¿qué puedo hacer? Llevo demasiada rabia por dentro.
Aún con todo eso, me sorprendo a mi mismo conduciendo hasta encontrarme afuera de su edificio. La noche sigue luciendo muy oscura y sólo se ven las luces de las ventanas encendidas de los apartamentos. ¿Qué estoy haciendo aquí? ¿De todos los lugares del mundo justo decido venir aquí?
—¿Segundo? —escucho que pregunta una voz cerca de mi.
Volteo a ver sorprendido, me doy cuenta de que efectivamente se trata de Anya.
—¿Qué haces afuera a estás horas?
—Eso debería preguntarte yo a ti —menciona acercándose, ahí noto que trae varias bolsas cargando, posiblemente de la tienda de la esquina.
—Salí a dar una vuelta nada más.
—Entonces ¿Quieres pasar? Traigo palomitas, íbamos a ver una película así que eres bienvenido.
—De ninguna manera —respondo. Al ver su expresión noto que he usado un tono de voz muy duro—. Lo siento.
Estoy enojado con todo el mundo, incluso con ella pero en realidad no lo estoy. Me es imposible por mucho que lo intente. Quizás eso es lo que más me frustra.
—¿Tuviste un día pesado no? —cuestiona, colocando las cosas sobre el capó del auto—. Te entiendo, yo no me puedo imaginar estudiando política.
—No es tan difícil como aparenta.
—Aún así, cuando te sientas agobiado y necesites distraerte cuenta conmigo. ¿Si?
Acerca una lata de té caliente en mi dirección,dudo por un momento pero termino tomándola.
—Vaya que es una noche fría —comento, ignorando sus palabras—. Antes de venir aquí estaba leyendo el libreto, supongo que solo necesitaba distraerme un poco.
—Yo sigo repasando las escenas, se me complica memorizarlas.
—¿Y estás conforme con tu papel y con el mío? Respresentaremos una pareja.
—Claro que lo estoy. Hagamos bien nuestra primera obra.
—Así será, pero....
—¿Pero? —repite, muy cuestionante.
—Habrá una escena de un beso.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro