Seok Jin

— ¿Y qué tal está el pie de manzana? Me dijeron que este lugar hacía los mejores postres. Mi pastel de chocolate está muy rico. — sonreí, tratando de no verme ridículo o muy hablador delante de mi hijo.

Tae Hyung dejó su cuchara a un lado y me prestó atención. Al menos estaba mirándome por primera vez desde que nos sentamos en esta mesa.

— Sí, está muy rico, Seok...

— Dime mamá si es que lo deseas. — tomé su mano, que se encontraba encima de la mesa, sin embargo, él se apartó de inmediato y yo solo fingí que nada había pasado.

— Como iba diciendo, Seok Jin, todo está muy delicioso, pero me tengo que retirar...

— Pero apenas hemos llegado hace veinte minutos. No podemos irnos tan temprano, además... — busqué en mi billetera la tarjeta y sonreí al encontrarla, sacándola de inmediato y mostrándosela a Tae. — Tu padre me entregó su tarjeta principal y podemos utilizarla en ropa, ya sea para nosotros o para tus hermanitos o mi nieto.

Tae Hyung me miró y su mirada cambió. Me sentí algo indefenso, a pesar de que fuera mayor que él por un año.

— ¿Mi padre te dio su tarjeta principal? — preguntó con clara curiosidad y hasta incluso, preocupación. Solo asentí, pues no había nada de malo en una tarjeta. — Él no me lo dio ni aún cuando cumplí la mayoría de edad y llegas tú y te lo da como si nada. — y ahora estaba indignado, al igual que yo. Mis padres me entregaron su tarjeta de crédito cuando cumplí la mayoría de edad y todo por verme feliz.— Lo siento, Seok Jin, pero ahora sí me tengo que ir.

Y no me dió tiempo a impedir su huida, pues para estar embarazado, corría muy bien.

Me quedé solo en la pastelería y solo tuve una opción al encontrarme con un pie a medio comer y sin compañía alguna más que una tarjeta de plástico que no quería gastar al estar en completa soledad.

Cuando Jung Kook, mi primo favorito, llegó, suspiré de alegría y mi sonrisa volvió a estar plantada en mi rostro. Jung Kook se acercó con esos aires de señor de casa y se sentó al frente de mí, donde yacía el pie de manzana a medio comer.

— ¡Esto no funcionó! — grité lleno de frustración. Jung Kook rápidamente me brindó algunas servilletas y yo se las arrojé.— Me dijiste que lo trajera conmigo en un día de madre e hijo, pero él escapó apenas pudo.

— En realidad dije algo parecido a madrastra e hijastro...

— Es mi hijo desde hace dos años atrás así que no me vengas con...

— En realidad es tu hijastro, no tienen ningún parentesco más que... Nam.

Juro que casi le tiro mi pastel de chocolate en la cara a Jung Kook, sin importar que sea mi primo favorito o incluso, mi hermano, sin embargo, me controlé, respiré tal y como en las clases de yoga que tomaba los lunes por la mañana y sonreí.

Casarme con Nam Joon había sido muy fácil, aceptar su anillo y soltar un gritito de emoción en el restaurante lo fue por igual, sin embargo, cuando me presentó formalmente a su hijo, Tae Hyung, la cosa se tornó algo... ¿Difícil?

Tae Hyung se había aferrado al recuerdo de su madre y yo respetaba su decisión, y lo tomaba como un hijo, a pesar de solo llevarnos un año de diferencia. Me prometí desde el acepto que dije en el altar, que le caería bien a Tae y que lo cuidaría como si fuera mi hijo, sin embargo, él no ayudaba en nuestra relación, siempre estaba evadiéndome e incluso cuando le conté sobre sus hermanos, pareció estar algo incómodo.

— No lo entiendo... — dije después de haber dado dos mordidas a mi pastel.— he intentado de todo para crear algún tipo de relación con él, creo que le caigo bien, pero a veces suele estar incómodo alrededor mío y siento que no he avanzado nada. Es mi hijo y no puedo hablar con él sin espantarlo... creo que estoy fallando como madre.

Y entonces las lágrimas quisieron salir, me sentía más emocional con cinco meses de embarazo.

— Seok Jin no llores, sabes que incluso tus sollozos son débiles y no causan tanta gracia como para reírme.— tomé un pañuelo de la cartera que había traído y que por cierto no era de nena, y comencé a limpiar algunas lágrimas que parecían querer salir y arruinarle el poco maquillaje que utilizaba.

— E-es que yo... no sé qué hacer, lo quiero demasiado y él solo me da la contra muchas veces. Tengo miedo de no ser lo suficiente para él o para sus hermanos, mucho menos para mi nieto.

Limpié las lágrimas que me quedaban y sonreí, volviendo a ser el Seok Jin alegre que se conoció hace cuatro años atrás con Kim Nam Joon.

— Deberías renunciar, Jin. Ese chico no te quiere, admítelo de una buena vez. — los brazos cruzados encima del pecho de Jung Kook ya me dió una idea de lo que estaba pasando. — No eres su madre, incluso solo eres mayor que él por un año y la verdad, no sé porqué te casaste con alguien que te supera por veintitres años. Tenías muchos chicos detrás tuyos y escogiste a un hombre que... que...

— Que me ama y al que yo amo. — terminé su frase. Jung Kook era de los pocos en mi familia que no aceptaron mi matrimonio del todo. Según el, Nam era demasiado mayor para mí. Tonterías, según yo.

— Tengo una tarjeta de crédito, ¿Qué crees que sea lo correcto? — mostré la tarjeta e hice un puchero.

Jung Kook suspiró y se acercó, dejando de lado ese perfil serio y de pocos amigos.

— Creo que deberías familiarizarte un poco más con él, aunque sea a la fuerza. Siempre dicen que después de mucho tiempo logras crear algún tipo de sentimiento en la otra persona, ya sea odio o amor.

Sonreí a más no poder al tener una brillante idea y me levanté de inmediato, dejando unos cuantos billetes, sin saber siquiera qué cantidad de dinero estaba dejando en la mesa.

— Saluda a Na Eun de mi parte y dile que estaré esperando conocer a mi sobrino. — salí lo más rápido posible del lugar y me adentré en el auto que Nam me había regalado en nuestro primer aniversario de novios y el que reemplazaba a mi antigua camioneta.

↪Nota del autor:

Ya tenía escrito este capítulo y prometo que seguiré escribiendo más capítulos cuando acabe con "Pequeño". Las adornos bebés ❤😚

Imagen en multimedia:
https://pin.it/7ajuw3hzt5ac2n