Ji Min

— ¡Oh por dios! ¡Se movió! ¡Se movió! ¡Lo sentí! — Yoon Gi seguía "pegado" a mi vientre y yo no podía estar más feliz de sentirlo de esa manera.

— En realidad, no pueden moverse hasta el quinto mes...

— Pero tú ya estás a punto de entrar al quinto mes. — golpeé su cabeza, no tan fuerte, pero lo hice. Él rio y se alejó.— Solo era broma, mi amor.

— Pues a la próxima piensa mejor en lo que vas a decir, en especial si es delante de tu hijo. — me crucé de brazos y esperé que también se disculpara con su hijo, pero esa disculpas nunca llegaron y tampoco era para tanto, pues solo quería ver a Yoon Gi hablando con mi vientre. Era divertido.— A la próxima dormirás con el perro de la vecina. — le dije como si en verdad fuera algo gracioso, sin embargo y contra todo pronóstico, sonrió.

— Está bien, lo siento Kumamon.

— ¡Hey! — le di una bofetada, no de esas fuertes (como la primera vez que nos vimos), pero sí una que lo hizo reír. — no pienso llamar a mi hijo como un muñeco de tu infancia.

— En realidad era...

— Me importa un pepino si era un dibujo animado o algo parecido a eso. No pienso llamar así a mi hijo y la conversación se acabó. — me levanté tan rápido como mi vientre me lo permitió al escuchar mi móvil sonar. Yoon Gi bufó, pero me importó muy poco al comenzar a hablar con mi mánager.

No sé cuánto tiempo estuve fuera de mi tibia cama o cuánto hice esperar a Yoon Gi, pero cuando dije un "adiós" definitivo, ya eran dos horas más tarde de lo que vi en el reloj al atender la llamada.

No me importó despertar a Yoon Gi cuando prácticamente me lancé encima de él, tampoco aplastarlo con mis siete kilos demás, pues esto era lo que estaba esperando desde hace unas semanas atrás.

— ¡Volveré a trabajar! — grité. Yoon Gi estaba algo desconcertado, pero al escuchar la palabra "trabajo" despertó por completo y frunció su entrecejo.

— Ya hemos hablado del tema, Ji Min. No te hace falta nada, tienes muchas cosas o es que...

— Sí me hace falta algo. — empecé. — ¡Un trabajo! Estoy todo el día aquí y odio estar encerrado, ni siquiera permites que entre al gimnasio del tercer piso.

— Pero estás embarazado. — me contradijo y sabía que era una buena excusa para no hacer nada, ni siquiera limpiar la casa, pero yo no era de esos tipos que preferían quedarse todo el día en cama a que salir a divertirse.

— Lo sé, pero en esta ocasión no voy a hacer ejercicios con el actor que me asignen. Esta vez solo voy a reencontrarme con todos esos actores que entrené y verificar si siguen su dieta. Es...

— Ya dije que no, Ji Min. Te conozco, puedes sobre esforzarte y luego... — un suspiro salió de sus labios y sabía que él mencionaría a nuestro primer bebé.

Mi mirada de inmediato bajó. No me gusta hablar del bebé que perdí, mucho menos echarle la culpa a mi trabajo, pero creo que Yoon Gi parecía disfrutar mencionarlo si eso me hacía sentir algo culpable y en todo caso, alejarme del trabajo que yo más amaba, que era ser entrenador de actores y actrices del cine coreano y muchas veces, cine extranjero.

Rápidamente me bajé de sus piernas y caminé hacía el armario. Comencé a extraer todas mis prendas sin importar que Yoon Gi estuviera insistiendo en saber qué planeaba hacer.

— ¡Ji Min, basta! ¡Esto no es un juego! — me detuvo cuando apenas pudo y yo no pude sentirme más amenazado en ese momento.

— ¡Suéltame! ¡Soy mayor de edad y sé lo que haré con mi vida!

— ¡Pero llevas a mi hijo en tu vientre y esa es una vida que aún no sabe qué es lo que quiere!

Empujé a Yoon Gi y negué.

— El trabajo es en Seúl, solo son unos cinco programas en los cuales estaré presente. Espero que me extrañes. —esas fueron mis últimas palabras antes de cerrar mi maleta y salir por la puerta de esa gran mansión que YoonGi había comprado para nosotros.

↪Datos:

Meses de embarazo

Ji Min: cuatro, casi cinco meses.

↪Nota del autor:

Otro capítulo, más bebés. Espero que les esté gustando, porque a mí me gusta escribirlo.

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