°•༢ 28
Sunny abrió la puerta de su casa como toda una madre abnegada mientras tenía entre sus brazos una bolsa de cartón con las compras semanales, encendió el foco y caminó sutilmente hasta la cocina.
—Entonces, he estado pensando en que podemos viajar a China por un tiempo. Además, aún eres joven puedes dejar la escuela este año y continuar al año que viene —dijo ella con total naturalidad.
"No", gritó la racionalidad de Jeongin.
—Sí —respondió el castaño muy a pesar suyo.
El estómago le dio un vuelco y tuvo que respirar profundamente para calmarse.
Eso era ridículo, Christopher le había dicho que lo mejor era seguirle la corriente a Sunny por los siguientes cuatro meses hasta que él lograse alcanzar la mayoría de edad, pero la sola idea de separarse del rubio le ocasionaba algo inexplicable en la boca del estómago y en la garganta.
—Querido, serán las mejores vacaciones de nuestras vidas quizá puedas conocer a una linda chica por ahí y quien sabe, formarías una familia con bebés tan hermosos como tú.
Jeongin sacudió la cabeza e intentó sacar esa idea de su cabeza, eso era absurdo.
—No quiero una familia.
Sunny se echó a reír.
—Aún eres un bebé por eso dices esas cosas, cariño.
—Mamá, escúchame —la sonrisa de Sunny se desvaneció lentamente—. Ya no soy un bebé
—Claro que sí —ella extendió sus manos hasta las mejillas suaves de su hijo para acariciarlas lentamente—. Mírate, eres un bebé tratando de jugar a cosas de grandes.
—Escúchame —Jeongin tomó aire, lo expulsó, la miro a los ojos y pronunció la única verdad que estaba dispuesto a probar—. El señor Bang y yo somos pareja. Él y yo... yo lo amo y sé que él me ama a mí también.
—Te está obligando a hacer algo que no quieres hacer, Jeongin —le dijo ella en voz baja—. Él se ha aprovechado de ti.
—No, mamá —Jeongin puso los ojos en blanco—. Yo lo inicié, yo quería.
—Sé sincero conmigo... Te está obligando a hacer cosas que no quieres hacer, ¿verdad?
Jeongin quitó toda expresión de su rostro y la rabia arremolinó en su cuerpo como una tormenta a punto de explotar.
—¡No mamá! ¡Él no me está obligando a hacer algo que yo no quiera hacer! —la expresión del castaño se hizo sombría—. Lo hago porque quiero y porque me gusta hacerlo con él.
Entonces la mejilla del castaño comenzó a arder con fuerza, su cabeza se giró a un lado de repente y sintió los dedos de su madre pegados en su carne dolida. El dolor comenzó a palpitarle en ese lugar, se limpió apresuradamente las lágrimas que querían salir y notó un pequeño sabor a metal en su boca.
—Oh, no —Sunny se precipitó a levantarle la mirada con sus dedos temblorosos—. Lo siento, cariño.
Jeongin bajó la mirada y horrorizado retrocedió tres pasos hacia atrás, huyendo de las manos de su madre.
Era la primera vez que ella le levantaba la mano, era la primera vez que ella lo golpeaba y para ser la primera vez había resultado trágicamente horrible.
—Es sólo que... —la expresión en el rostro de Sunny se hizo tempestuosa—. Él no es para ti, tienen edades diferentes y Christopher tiene mujeres por todo lado, él es una mala persona, cariño, él jamás te tomaría en serio... aún eres un bebé por eso no entiendes que los hombres como él no buscan niños para formar una familia, ellos buscan mujeres estables y con buen trabajo, mujeres que puedan darles hijos.
El castaño se aferró a su propia existencia mientras sus labios temblaban y miraba con frigidez a su madre.
Sunny rio con amargura.
—Podemos irnos a China con tu padre y ser la familia que siempre quisiste tener, Jeongin.
Jeongin rio con amargura. Quitó nuevamente las expresiones de su rostro y el rencor se le arremolinó en el pecho.
—No, no iré a ningún maldito lado contigo.
La advertencia de Jeongin rasgó la quietud del aire y, antes de que Sunny pudiese darse cuenta el castaño se echó a correr escaleras arriba hacía su propia habitación.
Esto no está pasando. Esto no está pasando.
La mujer se enderezó con un movimiento brusco y comenzó a caminar en pasos grandes para seguirlo, pero en cuanto llegó a la habitación de Jeongin sólo se encontró con una puerta cerrada, fría y cerrada.
Los oídos comenzaron a zumbarle y las lágrimas hacían que le picaran los ojos, pero lo que más le dolía era el pecho y la garganta; era como un puño que apretaba el vacío que había en su interior.
—Cariño, abre la puerta.
—Déjame solo.
Sunny pensó que iba a morirse allí mismo, asintió con quietud y también se encerró en su habitación; una vez allí sopeso todas sus opciones. No. No iba a dejar que su hijo arruinase su vida como lo estaba queriendo hacer.
Christopher era el culpable de toda aquella situación. Christopher tenía la toda culpa. Ese bastardo. Primero había jugado con ella y ahora planeaba hacerlo con su pequeño niño.
(...)
Cuando las manecillas del reloj de la casa Yang apuntaron las dos de la madrugada, Jeongin se sintió inquieto, había estado bajo la regadera de la ducha por media hora para intentar que la marca rojiza en su rostro desapareciese, pero todo fue en vano.
Se puso la ropa de gimnasia de su escuela para no faltar a clases y tomó algunas de sus cosas más básicas, necesitaba ver a Christopher y contarle, necesitaba escuchar de sus labios que todo iba a estar bien.
Caminó en puntillas hasta la puerta de entrada y metió las llaves en la cerradura para ser libre por fin, cuando puso un pie fuera el viento fuerte le sopló la cara con fervor y sin contemplación.
Se apretó así mismo para evitar jadear por el frio, caminó hasta la casa Bang y notó que las luces de la calle estaban encendidas.
Luego observó un automóvil negro al otro lado de la acera, sintió su cuerpo tensarse en rabia.
Aspiró profundamente e intentó relajarse.
Hyunjin.
Se acercó más y pudo apreciar que adentro del vehículo había una sola persona, buscó con la mirada a Félix, pero fue inútil, apartó sus pensamientos y se decidió a abrir la puerta del pasajero con fuerza.
El chico alto lo miró con el ceño fruncido.
—¿Qué diablos te pasa, Jeongin?
Los ojos de Jeongin se estrecharon y se mantuvo de pie.
—¿Qué estás haciendo aquí? ¿Estás esperando a Félix?
Hyunjin negó con la cabeza lentamente y palmeó el asiento contiguo a él, Jeongin sintió lastima por él, pero también sentía ira, sin más decidió entrar en el automóvil antes de congelarse.
—Hoy tuvo una cita con ese tal Matthew. ¿Tú lo sabías?
Jeongin negó con la cabeza. Levantó la cabeza y miró condescendientemente al alto, Hyunjin parecía cansado y un poco infeliz mientras apretaba el volante entre sus dedos.
—He estado aquí desde hace cinco horas, esperando a que él llegara, pero aún no lo hace. ¿Sabes lo que eso significa? —Hyunjin arrugó las cejas con expresión preocupada—. Seguramente Félix ya se ha revolcado con ese tipo, lo debe estar haciendo ahora.
Jeongin parpadeó confundido. ¿Qué diablos? Resopló y movió la cabeza de un lado a otro.
—Quizá deberías dejar de comportarte como un maldito maniático y hablar con Félix —El castaño gruñó—. No tienes derecho a perseguirlo si tú terminaste con él.
—Tú jamás entenderías lo complicado de nuestra relación.
Jeongin quiso decirle que aquello era falso, porque la relación que él mantenía con el señor Bang no era del todo sana, la diferencia de edades, las diferentes formas de ver la vida, incluso la música que ellos escuchaban era diferente, Christopher y él no tenían nada en común, sólo esa loca y estimulante idea de que todo podía salir bien si lo intentaban.
—¿Y eso qué significa?
—Nosotros somos diferentes, él quiere una casa en el campo mientras yo quiero vivir en la ciudad, él quiere ser pintor y yo seré un médico. Dime, ¿qué similitudes hay allí? —el alto hizo un gesto despectivo con los labios—. Se suponía que Félix estudiaría enfermería junto a mí, pero desde que ese tipo apareció en su camino todo lo que planeamos se fue al diablo. ¿Sabes lo que eso significa? Él está cambiando, sólo estoy acelerando las cosas entre nosotros, sé que más adelante esto será peor, yo no tendré tiempo para él y él tampoco para mí, entonces nos alejaremos de a poco porque nuestras formas de ver la vida serán diferentes y...
—Estás adelantado las cosas, Hyunjin —Jeongin tomó nuevamente la manija del auto entre sus dedos y comenzó a girarla lentamente para salir del vehículo nuevamente a la noche fría que le esperaba allí afuera—. Le estás quitando las opciones de ser feliz a Félix y también te las estás quitando a ti.
—¿Disculpa? —el alto resopló—. Yo sí estoy consciente de lo que hago, Jeongin. Al menos yo no me he liado con el padre de mi mejor amigo —al levantar el rostro, Hyunjin se percató de la tontería que había dicho y de los ojos rojizos de Jeongin, a juzgar por ello seguramente el castaño había estado llorando por horas—. No, discúlpame. No quise decir eso, es solo que... estoy jodido, ¿sabes?
—Olvídalo. Ya me voy.
Jeongin intentó mover los pies, pero parecía que le habían cortado las terminaciones nerviosas por un momento hasta que empezó a caminar, se tragó las lágrimas sin saber si hacía lo correcto, era estúpido arriesgar tanto a Christopher, él conocía a su madre, Sunny no jugaba limpio cuando trataba de ganar.
Llegó hasta la casa Bang que permanecía entre penumbras y sin pensarlo mucho comenzó a tocar la puerta con insistencia hasta que los nudillos de sus dedos comenzaron a dolerle.
Aproximadamente tres minutos después Christopher apareció en la entrada, llevaba sólo el pantalón de dormir y tenía los ojos adormilados.
Jeongin rio un poco por la forma tierna en que Christopher lo miraba.
El rubio miró los ojos claros de Jeongin, vio en ellos algo de temor y ansiedad, supo que debía hacer algo de forma urgente y lo abrazó.
—Se supone que deberías estar durmiendo, Jeongin —Christopher deslizó sus manos por la menuda espalda de Jeongin y dejó que sus manos vagaran libremente por el cuerpo del menor—. ¿Pasó algo?
—No podía dormir, estaba pensado en que nosotros podríamos escapar juntos por cuatro meses y entonces ya tendría la mayoría de edad. ¿No crees?
Christopher cogió un poco de aire antes de mirarlo.
Jeongin tenía los ojos llenos de lágrimas, pero había algo en su expresión que él no había visto jamás. Miedo, autentico miedo. Era algo muy malo.
—Eso sólo empeoraría las cosas, Jeongin.
—Vaya —dijo.
—Esto no es tan simple... —Christopher miró de los labios de Jeongin a sus ojos repetidas veces, lo miró con tanto deseo que el castaño comenzó a acurrucarse nuevamente contra el duro cuerpo del rubio, esa no era una buena ocasión para pelear—. Revisé un poco y Sunny puede demandarme por estupro y corrupción de menores e incluso alegar que tú te encuentras bajo presión y amenaza.
—Pero eso es mentira —Jeongin comenzó a reír un poco al notar como el cuerpo de Christopher subía de temperatura de a poco—. Yo negaré todo si me lo preguntan —Comenzó a entrelazar sus dedos, la situación era completamente surrealista, ellos se estaban exponiendo demasiado, pero eso no importaba, no ahora—. Sé que usted nunca me obligaría a nada, señor Bang.
Jeongin le dio una mirada inocente.
—Entonces he decidido que durante estos cuatro meses siguientes no tendremos sexo, Jeongin. Hasta que cumplas la mayoría de edad, es lo más prudente.
El castaño frunció el ceño de repente.
—¡Debes estar tomándome el pelo!
—En realidad, no.
—Está bien, pero sólo una vez más —susurró Jeongin con aires de inocencia.
Y Christopher se lanzó hacia él. Aplastó sus labios con los suyos y gruñó en la esponjosa boca de Jeongin, lo envolvió entre sus brazos para demostrarle que allí estaba seguro, nada tenía sentido en ese momento a excepción del beso que ambos estaban compartiendo.
Christopher estaba ansioso de continuar hasta que un taxi blanco aparcó delante de su casa y luego vio a Félix bajar del vehículo junto a otro chico.
Mentalmente ya estaba alistando una reprimenda épica para su hijo con su ética paternal magullada.
—Te espero arriba, no tardes.
Anunció Jeongin antes de escabullirse por debajo para entrar a la casa Bang con total confianza.
Christopher ya tenía muchos problemas en las manos y estaba comenzando a acostumbrarse.
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