EPÍLOGO: Final.
¡HEMOS LLEGADO A LAS 29K LEÍDAS! 😭💕
muchas gracias por su apoyo en mi primera historia con personajes de anime❤
ahora sí, disfruten del capítulo...
LOS AMO♡
EL DÍA DE SAN VALENTÍN.
Cuando era pequeño, mis padres solían expresarme todo su amor de muchas maneras, ya sea por medio de obsequios o un simple abrazo, mamá y papá celebraban el amor todos los días. En el tiempo que compartí con ellos jamás me falto su amor, ni cuando Koutaro entró a nuestras vidas, sus corazones eran tan grandes que ambos cabíamos. Si algo aprendí, fue amar incondicionalmente. Gracias, mamá y papá. Hoy, y siempre, amaré con todo mi corazón a quienes me rodean y lo voy a demostrar debidamente.
Rápido, de esa manera pasó el tiempo. Quién lo diría, se cumplieron siete meses desde que Kamitani y yo nos volvimos pareja oficialmente, y hoy es San Valentín. Nuestro primer San Valentín.
Fue rápido.
Como se esperaba, mi pupitre se hallaba repleto de regalos. Era muy halagador, pero todos en escuela saben que salgo con Kamitani. Todavía no entiendo la tenacidad de otras chicas, tampoco pienso tirar sus obsequios, debieron esforzarse muchísimo.
Es una lástima.
—¡¿Por qué Kashima-kun sigue siendo tan popular entre las chicas?! —se quejó de manera desesperada un chico de mi grupo, rascándose los cabellos bruscamente.
Ya lo había olvidado, los otros chicos nunca reciben dulces o presentes. Ni siquiera yo entiendo la obsesión que tienen ellas conmigo. Les he explicado reiteradas veces lo mucho que significa Kamitani para mí y lo importante que es mi relación, pero parece que no ha sido suficiente.
—¡¿Por qué?! ¡¿Por qué?! ¡¿Por qué?!
—Ya cálmate, Yamazaki-kun.
Suspiré al ver el drama. Me alegra que Kamitani cambiara ese tipo de comportamiento, pues solía ser como el tal Yamazaki, sólo que menos escandaloso.
—Ryuuichi.
Observe la figura frente a mí.
—Oh, Hayato, hola —le saludé mientras él tomaba asiento en la mesa de adelante. Cuando acabaron las vacaciones de navidad, Kamitani hizo un pequeño trueque con el antiguo dueño del pupitre. No estoy muy seguro con qué negociaron pero fue suficiente para que Kamitani cambiara de asiento.
—¿Regalos de San Valentín? —inquirió al ver el desorden de chocolates, paletas, cartas y osos en la mesa.
—Creí que serían menos... o ninguno.
—Te ayudaré a deshacerte de todo esto.
—¡N-No quiero deshacerme de nada, Hayato! —cubrí los obsequios con mis brazos— Se esforzaron muchísimo, al menos lo conservaré. De cualquier forma, si no leo las cartas van a seguir enviándomelas.
—Las envían aunque las leas.
—Bueno, no quiero ser grosero, es todo.
Sé que a Kamitani no le parece mi actitud y lo ha dicho un millón de veces, pero no puedo simplemente botar los regalos que ellas me hacen.
—Hayato, si yo te hago un obsequio, ¿te desharías de él?
—Por supuesto que no.
—¿Por qué?
Hayato alzó una ceja, incrédulo.
—Vino de ti —dijo.
—Y si no gustaras de mí, ¿qué harías con el obsequio?
—Pero me gustas.
—Hayato, es una suposición.
Lo pensó unos segundos.
—Lo habría botado como siempre.
—¿A pesar del esfuerzo, dedicación y amor que le puse?
—¿A qué viene tu interrogatorio?
Suspiré.
Le pedí a Hayato que observara nuevamente los regalos que me hicieron mientras hablaba:
—Yo no podría hacer eso. Han puesto su corazón en cada letra, en cada ingrediente, en cada yen —ambos nos vimos a los ojos—. No sé cómo puedes hacerlo sin sentir culpa alguna, y no te juzgo ni te pediría lo contrario, sólo no me lo pidas a mí porque yo tengo otra perspectiva.
A Hayato le brillaron los ojos. ¿Por qué de repente se siente tan conmovido?
—Acabo de enamorarme otra vez de ti.
Sentí las mejillas tremendamente calientes.
—¡Deja de avergonzarme, Hayato! —pedí tras ocultar el rostro entre mis manos.
—¡¿Qué?! ¡Él también!
Yamazaki había vuelto a gritar, pero esta vez era contra Kamitani.
—¿Ah? —musitó mi novio.
—¡Tienes una bolsa repleta de regalos! —apunto a un costal que ninguno de los dos había percatado hasta que Yamazaki apareció— ¡No es justo! ¡Tú sales con un chico y ellas siguen detrás de ti!
Reí. Parece que no soy el único con este problema. Me preguntó si a Nezu-san y a Yagi-san les está sucediendo lo mismo. Son atractivos, qué puedo decir.
—Tómalos si quieres, no me interesan —le dijo Kamitani a Yamazaki, extendiéndole el saco con regalos—. El cariño de mi novio es el mejor regalo que puedo tener.
—¡Son unos idiotas! ¡Además de ser populares con las chicas son malditamente perfectos como pareja! —Yamazaki estaba llorando de la impotencia, pero aceptó los regalos de Kamitani y luego se fue con su grupo de amigos para ser consolado.
—Iré a la guardería, estoy seguro que a los niños les va a encantar estos chocolates.
Metí en mi mochila todos los caramelos que pude, eran bastantes, y luego de cerrarla la cargué en mi hombro.
—¿Quieres que te acompañe?
—Estoy bien. Seguro no terminaste la tarea, ten —le extendí mi cuaderno—. Considéralo un presente.
—¿No tendré un verdadero regalo de San Valentín?
Me fue imposible no ver a Kamitani con ternura, lucía como un pequeño niño al cual le prohibieron los dulces.
—Dijiste que mi amor era suficiente —le di un beso en la frente—. ¡Ya regreso!
Kamitani y yo nunca fuimos buenos para los presentes, incluso en navidad decidimos abstenernos porque era estresante buscar un regalo que cumpliera expectativas que ninguno de los dos tenemos. Los detalles nacen cuando el día es apropiado, sucede cuando queremos, y creo que está bien. No somos una pareja ordinaria después de todo.
—¡Ryuu-chan! —La voz de Yagi me detuvo en medio del pasillo.
—Hola, Yagi-san.
—¿Vas a la guardería con los pequeños?
—Sí. Tengo un par de caramelos que de seguro los alegrará. —retomé mi camino, ahora en compañía de Yagi.
—Adivinaré, son regalos de las chicas.
—¿Cómo lo sabes?
Yagi sonríe de oreja a oreja.
—Ryuu-chan es muy popular —Me palmea la espalda, causándome un pequeño tambaleo—. ¿Y cómo lo tomó Haya-chan?
—Normal —dije. —Él también recibió muchos regalos.
—¡Son tan lindos! La pareja más hermosa de la academia lo tiene todo.
—No sé si pueda verlo de esa forma positiva, Yagi-san —sonreí a medias. Las chicas que me mandan obsequios no lo hacen por mero fanatismo a mi relación. —¿Ustedes recibieron algo?
—Cómo todos los días —Yagi lleva sus brazos detrás de la cabeza para posarla en sus manos—. Nezu dijo que les llevaría los chocolates a sus hermanos y regresó las cartas.
—¿Las chicas no se entristecieron?
—Les explicó que no tenía pensado leerlas en ningún momento porque las únicas palabras de amor que quiere leer son las mías. —Lo miré con sorpresa, él solamente sonrió con las mejillas levemente sonrojadas. —¿No es Nezu el mejor novio del mundo?
Me lo pensé.
—Hayato dijo algo similar... —《El cariño de mi novio es el mejor regalo que puedo tener.》Rasqué mi mejilla, un poco apenado por la proyección de las palabras de Kamitani en mi memoria. —Creo que tenemos a los mejores novios del mundo.
Ambos nos detuvimos frente a la puerta de la guardería. Me hubiese encantado invitar a Yagi, a los niños les viene bien relacionarse con otros, pero el chico suele tener hemorragias nasales que asustan a los menores.
—¡Ah! Casi lo olvido. Nezu me dijo que te diera esto —Yagi me extendió una pequeña carta color amarillo con detalles verdes— Suekichi y Kichi le mandan esto a los gemelos Mamizuka, parece que se encariñaron.
Tome en mis manos la carta, viéndola de cercas note lo realmente infantil que luce. No hace mucho que los hermanos de Nezu conocieron a los gemelos Mamizuka en un pequeño picnic que organizamos los mayores. Kamitani y yo queríamos tener una cita, pero gracias a las inocentes bocas parlanchinas de nuestros hermanos, en nuestro plan se añadieron todo el club de niñeras, Yagi y Nezu junto a sus hermanos menores. Fue divertido, para qué negarlo, aunque Kamitani sí se molestó.
—Gracias, se las leeré.
Como siempre, Usaida se hallaba dormido con Midori en sus brazos y el resto de los niños jugaban en los alrededores. Nadie se percato de mi presencia hasta que decidí cerrar la puerta a mis espaldas.
—¡Ryuu-chan! —gritaron todos en unisonó y corrieron a mi encuentro.
—¡Ryuu-chan, Ryuu-chan! ¡Hoy aprendí a silbar! —Kirin sopló muy suerte hasta que escupió un poco de saliva, ella sonrió después como si lo hubiese logrado.
—Muy bien, Kirin-chan. Eres toda una experta —aplaudí.
—Eso no es nada. ¡Yo aprendí a escribir un tres! —Taka me mostro una hoja con el número tres impreso en ella. La idea es que siguieran la secuencia del número, pero él hizo garabatos de muchos colores. Me limite a felicitarlo.
—Bien hecho, Taka-chan. Cuando se lo enseñes a Kamitani-sensei se pondrá muy feliz.
—¡Ryuu-chan! ¡Ryuu-chan! Mi hermano y yo nos regalamos una carta muy bonita, ¡mira! —Takuma levanto ambas cartas con sus manos, y aunque su contenido no eran más que dibujos que sólo ellos entendían, les sonreí gustoso al verlas.
—L-La mía dice que quiero a Takuma —susurra Kazuma con sus ojitos brillando.
—Que buenos hermanos son, Takuma, Kazuma.
—¡Usaida! —escuché gritar a Midori. Al levantar mi cabeza, me encontré con Usaida de piernas cruzadas, con la más joven del club en su regazo mientras jugueteaba con una pelota de goma.
—Usaida-san, lamento despertarte.
—No te preocupes —bosteza. —Al menos fueron los gritos de los niños y no los dolorosos golpes de Haya-chan.
Sonreí apenado. Hay costumbres que no cambian.
—¿Eh? —Observe a los niños, uno por uno, incluso los conté. Koutaro no estaba. —¿Dónde está mi hermano?
Sentí un ligero tirón en mi pierna y giré sobre mis talones, encontrándome con Koutaro detrás de mí. Él sostenía un libro sobre dinosaurios, últimamente se ha visto interesado en el tema. Lo cargué en mis brazos y lo apreté levemente.
—Hermano. Libro.
—Lo haré —prometí—, pero primero... ¿Quién quiere un chocolate?
Luego de repartir dos caramelos a cada uno, excepto a Midori que le ha tocado una pequeña porción del chocolate de Usaida, procedí a leerles el cuento que Koutaro me extendió minutos antes.
Con el transcurso del tiempo, los días en la guardería se volvieron gratos, a veces suelen desesperarme los niños cuando tienen rabietas, pero en sí disfrutó cada minuto. Incluso es divertido hablar con Usaida, estos días me he vuelto más unido a él. No es para menos, muy pronto estaré en el último año y necesito pensar en mi futuro.
—Antes de irme, Takuma, Kazuma —los llamé—. Los hermanos Nezu les enviaron una carta, ¿quieren que se las lea?
A ambos niños les brillaron los ojos y asintieron. Reí por lo adorables que lucían.
—Bien, dice: Gemelos Mamizuka, tengan un bonito día del amor. Esperamos verlos pronto. Los quieren, los hermanos Nezu. —El contenido de la carta era muy simple, a excepción del pequeño dibujo, pero fue suficiente para que los dos pequeños rubios se emocionaran demasiado. Me alegra la amistad que mantienen con los hermanos Nezu a pesar de la diferencia de edad.
—¡Dámela! ¡Dámela! —la pedía Takuma con pequeños brinquitos. No lo hice esperar más y se la entregué.
—Es cierto, hoy es día de San Valentín —Usaida se coloco a mi lado mientras veía a los niños—, les pondré una pequeña manualidad del tema. ¿Qué opinas?
—Me parece bien —dije sin tanta atención a sus palabras, colocándome la mochila sobre el hombro. No quedaba mucho para el toque.
—¿Haya-chan y tú planearon algo?
—No realmente.
—¡¿EH?! ¡¿EN SERIO?!
Pegué un pequeño brinco. ¿A qué viene esa cara de horror en su rostro? No es nada extraño que nuestra agenda esté libre, es decir, es un día como cualquier otro. El querer o no querer festejarlo no es precisamente una decisión que se debata entre parejas, sencillamente sabes cómo pasaras el día dependiendo de la actitud del contrario, y en ningún momento Kamitani y yo sentimos la necesitad de prepararnos para ese día.
—En serio —dije, inflando un poco las mejillas porque Usaida no cambiaba de expresión y eso me ponía un poco molesto—. ¿Qué?
—Nada. Sólo creí que por ser su primer San Valentín harían algo especial.
—¿A caso es necesario?
—Oye, oye. No intentes atacarme —levanta las manos a la altura de su pecho, alejándose un poco—. Si realmente no les interesa festejarlo, yo no soy quién para contradecirlos. Cada quién festeja el amor cuando quiere.
Me relaje. Creo que me pase con mi actitud. No sé porqué de pronto me sentí atacado.
—Discúlpame, Usaida-san —hice una reverencia.
—Tranquilo, Ryuu-chan. Mejor apresúrate que la campana esta por sonar.
Después de una clase larga de matemáticas, mi cerebro tuvo permiso de descansar y me lo agradeció enormemente. No tengo dificultades con la materia, pero se tiene que prestar mucha atención, pues nuestro sensei es un pasionista por los números y la clase suena más complicada de lo que debería.
—H-Hola, Ryuu-chan.
La linda de Yuki apareció delante de mí, extendiéndome dos pequeños regalos.
—Yuki-chan, gracias —acepté los presentes. Ella se sonrojo, pero asintió con una sonrisa.
—Uno es para Kamitani-kun —dijo mirándolo desde el rabillo del ojo—. No quiero dárselo personalmente.
—Yo tampoco quiero recibirlo personalmente —dijo Kamitani, también observando a Yuki.
—Entiendo —reí levemente, con una pequeña gota de sudor brotando de mi sien.
Yuki y Kamitani tienen una clase de enemistad, no sé cómo es que surgió este afecto, pero ninguno se dirige la palabra a menos que sea necesario. A Kamitani no le afecta relacionarse con Yuki, incluso la ayuda con sus estudios cuando lo necesita. Con Yuki no es diferente, ella siempre me acompaña a los partidos de Kamitani y hace banderines con su nombre para apoyarlo. Sin embargo, cuando estamos los tres juntos, siempre pelean por mi atención, incluso se aplican la ley del hielo. No puedo entenderlos, pero sé que no se odian del todo.
—Oye, Yuki-chan, ¿tienes planes de San Valentín?
Mi pregunta dejo pensando a Yuki. Su gesto es de lo más adorable. Ella siempre levanta un poco la cabeza, mira hacia arriba, forma un perfecto y delicado círculo con sus labios y golpetea su rosada mejilla con el dedo.
—Mari-chan me invitó a una cita doble.
—¡¿Eeeeh?! —exclame.
—¿Inomata y tú están saliendo? —preguntó Kamitani y Yuki negó de inmediato.
—N-Nada de eso. Yagi-san y Nezu-san planearon una cena junto a Mari-chan, pero ella no quiere hacer mal tercio.
—Caíste en su trampa —dijo Kamitani, pero ninguno de nosotros dos le entendimos.
Subí mis brazos al pequeño escritorio para después recostar mi cabeza sobre ellos.
—¿Ryuu-chan y Kamitani tienen planes?
—No —respondí.
—¿En serio?
—A Ryuuichi no le apetece celebrar San Valentín.
—Eso no es cierto, Hayato —aclaré—. No planeamos nada, es todo.
Por alguna extraña razón, Yuki me miró con unos ojos tristes. Le resté importancia y escondí el rostro entre mis brazos. En realidad quise evitar un cuestionamiento respecto al tema, pues me estaba molestando. El día es uno más para nosotros, ¿es tan difícil de comprender? Festejar San Valentín o no es nuestro problema.
No es como si a última hora quisiéramos festejarlo.
Al terminas las clases, Kamitani y yo nos dirigimos al club de niñeras para recoger a Koutaro y Taka. El ciclo escolar estaba por culminar, así que tuvimos un día realmente largo y exigente; Nuestros tiempos libres no cambiaron mucho y nos fue posible asistir al club para ayudar a Usaida, aunque él insistió en darnos el día para ponernos al corriente con las materias. Por una parte quería aceptar, pero no podía, mi responsabilidad es cuidar de estos niños en todo momento que sea posible, así que rechacé la oferta de inmediato. Kamitani lo agradeció, pero no lo deje irse. Estábamos juntos en esto.
—¡Hayato, mira! ¡Te hice una carta!
Una de las manualidades que los niños hicieron, fue una carta. Usaida les dio varios materiales como pintura de agua, crayones, sopa cruda, pegamento e incluso un poco de diamantina que él manejó para que los niños no hicieran un desastre. La diamantina no fue precisamente el material que más los ensucio, sus caras y manos estaban repletas de pintura.
—Esta cosa es horrible —dijo Kamitani al ver la carta. Taka estuvo a punto de llorar y yo de regañar a Kamitani cuando prosiguió—: Pero qué se le va hacer. Tendré que conservarla.
Los ojos de Taka se iluminaron y corrió a abrazar a su hermano por las piernas. Kamitani la sacudió un poco para apartar a Taka, pero él se aferro, comenzando a reír.
—Hermano. Toma.
Cargue a Koutaro en mis brazos mientras abría la carta. No había un texto, pero si muchos dibujos. Algunos de ellos eran ilegibles pero otros como un león o dos personas con distintos colores encima eran una representación perfecta.
—Gracias, Koutaro.
Mi hermanito sonrío de la alegría y se acurruco en mi pecho.
Después de cerrar la guardería y despedirnos de Usaida, comenzamos a caminar a la salida del instituto cuando nos encontramos con Inomata.
—Que bien. Pensamos que ya se habían ido —dijo ella. A unos pasos de distancia divisé a Yuki, Yagi y Nezu también.
—¿Qué sucede?
—La tierna de Yuki-chan nos dijo que no tienen planes para San Valentín —dijo Yagi, haciendo pucheros extraños con la boca. —¡Así que queremos invitarlos a una cita triple!
—Una cita triple suena divertido —canturrea Yuki, y comienza a fantasear junto a Yagi toda la cita.
—¿Cómo pueden ser un par de cabezas huecas? —nos apunta Inomata de repente— Si no van a utilizar el tiempo libre en sus estudios, ¡al menos fortalezcan su relación!
—Lo que ellos intentan decir es que deberían pensar un poco en ustedes —Nezu, que había permanecido callado y más alejado del resto, se acercó para hablar—. San Valentín es un buen día para festejar junto a quienes más estimes. Ustedes son una buena pareja, nadie tiene duda de eso, pero si continúan siendo sólo buenos entre ustedes, su relación va a deteriorase.
¿Deteriorar? ¿Acaso mi amor por Kamitani puede desaparecer? O peor aún, ¿Kamitani podría dejar de amarme?
—Usaida-chan dijo que San Valentín es el día del amor —oímos a Taka decir—. Hayato, tú amas a Ryuu-chan.
—Hermano. Amor. Kamitani.
Niños, incluso ustedes... ¿Por qué de pronto me siento mal?
—Lo siento, pero tendremos que rechazar la invitación. Ryuuichi y yo sí tenemos planes.
Todos abrieron los ojos, incluyéndome.
—¿Los tenemos? —pregunté.
—Era una sorpresa. No quería que sucediera lo mismo que en el picnic, así que también te lo oculte.
—¡Aaah! Yo quería una cita triple con Ryuu-chan —chilla Yagi, inflando las mejillas.
Tal parece que era el único que pensaba no festejar San Valentín con su novio.
—Hayato, ¿no crees que esto es demasiado?
—¿Por qué? ¿No te gusta?
—No es eso. Pero hubiese bastado con un ramo de flores.
—Ryuuichi, tú eres mi regalo.
—¡Pero hace mucho que no lo hacemos!
Cuando Kamitani dijo que tenía planes, él en serio tenía un plan. Resulta que logro convencer a la abuela de cuidar de nuestros hermanos, Saikawa no estuvo del todo convencido pero aceptó luego de que se le permitiese amenazar de muerte a Kamitani. La madre de mi novio al parecer tenía una cita esa noche y según sus palabras, regresaría muy, pero MUY tarde. Cuando escuché eso, inmediatamente supe a qué se refería, y me entraron unos horribles nervios.
Kamitani es diabólico.
Cuando la casa estuvo completamente sola, Kamitani me llevó a su habitación y tuvimos una sesión de besos húmedos. Mis labios hormigueaban de toda la succión, roses y mordidas que recibí, pero no quise que parara. Sus belfos recorrieron mi piel mientras sus manos retiraban cada prenda, estuve a su merced en casi cinco minutos. Me ponía nervioso repetir algo tan placentero como esto, pero nada se me ocurría para detenerlo, así que le permití continuar.
El cuerpo de Kamitani era hermoso, quise conocerlo perfectamente con mis manos, tocar cada punta. El sudor que recorría su piel lo hizo lucir tan sensual, ante mis ojos era la persona más perfecta. Intenté en varias ocasiones besarlo como él lo hizo conmigo, pero Kamitani se aferraba a dejarme recostado sobre la cama mientras se encargaba del resto. Se sentía tan bien que no conseguí resistirlo.
—Siento mucho no haber hecho algo lindo para ti —dije sobre sus labios—. Soy el peor novio del mundo.
—Claro que no —repuso él, rosando nuestras narices con ternura—. Eres la persona más perfecta que conozco. Siempre das lo mejor de ti para hacerme feliz, y lo logras sin mucho esfuerzo. Yo sé que todo esto es nuevo para ti, pero seré paciente toda mi vida si es necesario, porque te amo y no quiero dejarte ir nunca, Ryuuichi.
Cuando estamos solos, esos pequeños momentos donde podemos ser sólo él y yo, siempre termina robándose mi corazón. Una y otra vez. Kamitani tiene las palabras adecuadas para demostrarme cuanto me ama. No lo merezco, este ser tan increíble que me ama, no lo merezco.
—También te amo, Hayato —besé sus labios—. Estaré a tu lado para siempre, lo prometo. Todavía tengo mucho que aprender acerca del amor, lo que es estar enamorado de ti, pero sé que este sentimiento jamás va a desaparecer. Eres más que mi novio, Hayato, eres el amor de mi vida.
Y así, después de nuestros pequeños discursos, donde nos prometimos amor eterno, él y yo nos volvimos uno. Y espero que así sea para siempre.
.
¡FELIZ DÍA DE SAN VALENTÍN!
Prácticamente paso 1 año desde que ¿Qué es estar enamorado de ti? se publicó. ¿No sienten un poco de nostalgia al leer más sobre esta pareja?
Aw, me trae muy buenos recuerdos. No saben cuánto ame este proyecto, y culminar con este especial me pone mega sensible.
PERO BIEN, dejémonos de niñerías porque entonces sí lloro.
¿Les ha gustado el especial? ¿Qué sienten al tener de regreso a Ryuuichi y Kamitani? ¿Alguna queja antes de que esto termine? ¿Algún comentario lleno de amor?
Quiero aclara que no hice lemmon explicito porque la historia es muy fluffy, y quiero mantener esa esencia. Esta historia contiene más romance del que debería, aw :3
MUCHAS GRACIAS POR HABER SIDO PARTE DE ESTA MARAVILLOSA HISTORIA Y ESPERO QUE ESTE SAN VALENTÍN TENGAS MUCHO AMOR
Yo me despido, por siempre de esta historia.
LOS AMO.
Bye, bye.
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