El ser huérfano llegó a afectarme significativamente hasta que la abuela nos adoptó. Su gran, sofisticada, hermosa y solitaria mansión fue transformada en un hogar. En ese tiempo creí que a Koutaro y a mí nos separarían. Intenté idear un plan si eso llegaba a suceder; ó una forma de escapar juntos. Gente desconocida decidiendo lo que es bueno para nosotros, juntos o separados, obtener más posibilidades para encontrar una nueva familia, lo que sería más benéfico para mí y Koutaro..., sobre todo para el pequeño Koutaro. Había sido aterrador, y frustrante porque... ¿Qué podía hacer yo?

Por fortuna nada trágico tuvo que suceder para encontrar una resolución de nuestro caso. Me sentí aliviado. Todavía lo estoy. No sé qué haría sin Koutaro, mi familia..., la que me queda. No podría seguir sin él a mi lado. Es... todo mi mundo.

—¡Kashima-kun!

Oí la dulce pero solida voz de Inomata llamarme por detrás. Gire un poco la cadera, teniendo cuidado con Koutaro, pues lo tengo en brazos, y salude a mi amiga.

—Inomata-san, hola.

—Te busqué en la guardería pero ya no te encontrabas ahí cuando llegué.

—Oh, sí. Lo siento —reí medianamente. Sabía que olvidaba algo—. Los profesores recogieron a los niños temprano.

—Pudiste llamar, o enviar un mensaje.

Inomata empezó a causarme nervios. Es la persona menos empática que conozco, mas su corazón no es de puro hielo o piedra o una fusión de ambas. Aún así mi lengua tropezaba al tratar de explicarle.

—E-Eh, lo sé, l-lo que pasa es que, bueno, verás, y-yo quedé con Kamitani y-y, bu-bueno...

—¡Kashima!

—¡Ryuu-chaaan!

Volteé enseguida al reconocer tan aliviadoras voces. Kamitani y Taka se acercaban a nosotros con una sonrisa, y con "sonrisa" me refiero a que Taka era el único que portaba una. Me preguntó porqué Kamitani no sonríe más a menudo, tiene muy bonita sonrisa, y es tan cálida cuando la ves.

—Hola, Kamitani, Taka —saludé.

—Kamitani-kun —gruñó Inomata.

—Inomata —la nombró sin dudar.

El ambiente se volvió sombrío de repente y sentí un fuerte golpe de culpa sobre el pecho. ¿A caso tengo que ver en esta temerosa situación? Es como si Inomata y Kamitani estuvieran luchando a muerte desde sus ojos.

—Inomata. Kamitani. Odio. Mucho —Koutaro apuntaba a los presentes con su pequeño dedo mientras hablaba, lo que hizo alarmarme. Baje su mano enseguida cuando esas fulminantes miradas apuntaron a mí. El sudor en mi frente delataba el abundante miedo que me invadía.

—¡K-Koutaro no-no quiso decir e-e-eso! ¡Él...!

—¿Qué haces aquí, Kamitani-kun? ¿No tienes entrenamiento?

—Me lesione el brazo derecho.

De pronto se hallaban ignorándome y poniendo esas caras retadoras otra vez.

—No pareces lesionado cuando cargas a tu pequeño hermano con ese brazo.

—Entonces fue el izquierdo.

—Eres diestro. ¿No necesitas el derecho para lanzar la bola?

—Hoy soy zurdo.

—Eso es una tontería.

—Como tú.

—¡YA! —grité, colocándome entre ellos. Repartí miradas desaprobatorias entre ambos y agregué—: ¿Qué es esa discusión tan intimidante? Me molesta que ambos estén peleando frente a Taka y Koutaro.

Inomata y Kamitani se echaron un último vistazo antes de desviar la mirada incluso de mí. El aire dejo de pesarme, a pesar de sentir los hombros cargados. Inomata fue la primera en disimular una floja tos para cambiar de tema.

—Kashima-kun, ¿estás por irte a casa?

—La verdad es que...

—Tenemos una cita. No irá a ninguna parte.

—¡KAMITANI! —exclame alarmado. ¡¿Qué cosas le está diciendo?!

—Mi hermano dejo la práctica porque extrañaba a Ry... —Kamitani cubrió la boca de Taka antes de que dijera más de lo debido, cosa que me alivio.

—Ryuuichi. Kamitani. Novios.

—¡KOUTARO! —grité ya en un estado de alteración. Retorne hacía Inomata intentando explicarle— No... Inomata-san... Él... Kamitani... Yo... Eso no... Es...

Inomata parecía impactada con lo que mi hermano pequeño había dicho. Sus ojos, aquellos que jamás creí volverles a ver lágrimas, iban derramando dolorosas gotas. No tuve tiempo suficiente para reaccionar cuando ella huyó en sentido contrario. Quedé con la mano al aire sin poder detenerla y cuando quise gritar no conseguí hacerlo, pues la voz se esfumo de mi garganta. Empecé a sentir culpa porque mis piernas no corrieron, no la siguieron, ni siquiera lo intentaron.

El único con corazón de piedra congelada soy yo.

—Kashima...

—¡Todo es culpa tuya!

Empecé a caminar por el mismo rumbo que tomo Inomata, ignorando por completo los gritos de Kamitani viniendo desde atrás. No quiero verlo. No quiero hablar con él. No quiero saber nada de su existencia. Si hace un par de horas creí que el oxigeno me faltaba estando lejos de Kamitani, pues ahora estoy siendo sofocado por su presencia.

—¡Hey, Kashima!

Lo ignoré.

—¡Oye, Kashima! ¡Kashima!

Me detuve un segundo sólo para decir "Tú no quieres alejarte de mí, pero yo sí de ti" y retomar mi camino sin problema.

Pero de ninguna manera fue borrado aquel malestar.

—¡Ryuuichi! ¡Cumpliré lo de hacerte el cuarto de baño en tu nueva habitación! ¡¿Oíste bien?! ¡Sal de ahí ahora mismo!

—Creo que Ryuuichi-sama no ha de sentirse muy bien, señora.

—¡¿Eh?! ¿Qué te hace creer tal cosa, Saikawa?

—Hermano. Enojado. Novio. Triste.

—¿Qué dices, Koutaro?

—Ya estoy afuera —me aparecí delante de ellos con la pijama puesta y una toalla sobre la cabeza para cubrirme el cabello húmedo. La abuela, Saikawa y Koutaro mantuvieron la mirada puesta en mí, esperando una explicación u otro comentario, sin embargo no le tome la más mínima importancia y me dirigí a mi habitación. Ya salí del baño, era justo lo que quería la abuela, no tengo razones para permanecer parado delante de todos.

—Ryuuichi.

Pero la abuela sí las tiene.

Di media vuelta, siendo soso al moverme, y la mire con pereza.

—Siento mucho tardar en la bañera... otra vez —dije.

—No es el baño, o las horas que te tardes ahí dentro, ni siquiera la irrespetuosa manera en la que me ves...

Corregí mi postura al instante, no quise hacer enojar a la abuela. Ella también hablando su gesto, pero no hubo un cambio drástico sin embargo.

—¿Hay alguna razón para que estés actuando así, Ryuuichi?

La mujer mayor llevó ambas manos a su espalda mientras esperó pacientemente una respuesta de mi parte. No había razón para mi comportamiento, o al menos el que ella habla, sigo siendo el mismo Ryuuichi que conoce. Que todos conocen.

—Ryuuichi, pasa a mi oficina por favor. Saikawa encárgate de Koutaro.

Le di tantas vueltas a su pregunta que la abuela pensó que sería más apropiado discutir mis razones en privado. Fui a la oficina sin replicas, era lo más conveniente. No tengo algo que ocultar ni mucho menos, le explicaré en el gran error que está y podré volver a mi cuarto para recostarme en la cama sin preocupaciones.

Dormir, dormir, dormir y despertar en mi último año de preparatoria para huir a la universidad, alejarme de todo y de todos.

—¿Y bien?

La abuela me prestó toda su atención, a lo que yo me sentí levemente incómodo. De repente los ojos me pesaban y los sentí húmedos.

—¿No me contarás? —hizo una seña a la silla frente a su escritorio mientras ella tomaba asiento.

De algún modo decidí preguntar algo mientras me sentaba.

—¿Qué haces cuando... cuando...? —no me atreví a terminar la pregunta porque el corazón me latió fuerza y terrible rapidez. Llevé una mano al pecho y apreté mis ropas.

Cálmate, corazón. ¿Qué ocurre contigo?

—Ryuuichi, ¿no estás nostálgico?

Alce la cabeza.

—¿Nostálgico?

—¿Extrañas a tus padres?

Aquella pregunta detuvo el pulso de mi corazón.

—Saikawa dijo que amaneciste aparentemente enfermo, y la rutina de la bañera ha sido larga como la de hace un momento. Tu expresión es horrible, como de alguien que odia al mundo. Casi es una imitación exacta de mí.

Su comentario dañó duramente mi ego.

—N-No es eso, abuela —dije—. Extraño a mis padres como usted extraña a su hijo, pero no estoy nostálgico y dudo también que mi estado de ánimo sea porque odio al mundo.

—Koutaro tiene la razón entonces, ¿verdad?

La cara me hirvió. Baje la cabeza casi a la altura de mis piernas y jugué un poco con mis manos.

—K-Koutaro es muy pequeño —intenté justificarme.

—Pero parece que no se equivoca mucho contigo. Koutaro puede ser el niño más difícil de descifrar, pero tú, Ryuuichi, le abres tu corazón al mundo entero.

—Sólo no lo entiendo.

La abuela analizó mis palabras antes de preguntar...

—Entender ¿qué?

—Lo que debo hacer con estos sentimientos. —Una vez que mi boca empezó a moverse no pude callar lo que decía. —Qué... ¿Qué tengo que hacer cuando le gustas a alguien? ¿Aceptar sus sentimientos? ¿Obligarme a querer? ¿Rechazar y ver como llora?

Ella gruñó levemente.

—La típica dimensión del amor que todo adolescente mira —dijo la abuela en un tono aburrido—. Mi hijo hizo exactamente las mismas preguntas antes de casarse con su mujer.

—¡E-Espere! ¡Yo todavía no quiero casarme!

—Quiero decir, ¿por qué se complican tanto? Si te gusta esa persona, acéptala. ¿No te gusta? Tú no eres el responsable de sus sentimientos.

—¿Y cómo sé que estoy enamorado?

—¡No soy ninguna especialista en el amor! ¡Averígualo tú mismo! —La abuela fue empujándome fuera de su despacho— ¡Y si vuelves a quedarte más tiempo del apropiado en la bañera, prometo decirle a Saikawa que clavé la puerta para que nunca más salgas! —y dio un portazo.

¿Qué lo averigüé por mí mismo? Sé que la abuela intentó ayudarme con algo, pero sus consejos no me parecieron útiles. Tengo tantas cosas qué pensar pero cuento con tan poco tiempo y las personas a mi alrededor suelen creer que tengo siempre la respuesta. Por una vez, sólo una vez, necesito entenderlo.

Saqué mi teléfono y llamé a una persona.

—¿Hola? —oí su voz responder mi saludo desde el otro lado de la línea.

—¿Podemos hablar mañana antes de la escuela?

.

Hola, hola.

Sorry si me tarde un poco con el capítulo, lo que pasa es que ya regresé al trabajo y, bueno, ya saben, me consume de repente.

¿A QUIÉN CREEN QUE LE LLAMO RYUUICHI?

La historia comienza a tener un poquito de drama uwu Empiecen a temblar de miedo muajajaja xd

ESPERO QUE LES HAYA GUSTADO MUCHO EL CAPÍTULO DE HOY.

Les mando un beso tan explosivo como Kacchan :3

Nos leemos pronto.