Capítulo 8: Impulso.
¿Desde cuándo tengo ojeras? ¿Qué es esta mirada? ¿Por qué me siento así?
—Debió ser el insomnio —me dije al verme en el espejo.
Cerré la llave de la bañera y toque el agua para comprobar su temperatura...
Perfecto.
Sumergí mi cuerpo desnudo lentamente en el agua caliente, relajándose de inmediato mis músculos, uno a uno, sanando heridas internas. Un baño no es lo que quiero, pero creo que lo necesito.
EL AGUA SE ELEVA Y DEJÓ DE RESPIRAR. PUEDO ABRIR MIS OJOS, ES OSCURO E INFINITO. ESTRELLAS POR DOQUIER ILUMINANDOME Y UN SOL OCULTO EVITANDO OPACAR SUS BRILLOS. ABRÓ LA BOCA EN BUSCA DE AIRE PERO NO LO TENGO. LAS NUBES ME OFRECEN EL SUYO Y ME NIEGO. COMIENZO A LLORAR, DESESPERADO.
—¡Ryuuichi! ¡¿Pasarás la mañana entera en el cuarto de baño?! ¡Te haré dormir en la tina si eso pretendes!
Oí los gritos de la abuela como el mar en una concha marina y luego unos golpes sacudiendo la marea.
—¡Ryuuichi!
MI PECHO SUBE Y BAJA, LOS PULMONES EXIGEN SU OXIGENO. NO PUEDO VER MÁS EL CIELO ESTRELLADO PERO TAMPOCO ESTOY SEGURO DE SI ERA UN CIELO REAL. MI PIEL, MI CUERPO, MI MENTE. QUIERO ALGO.
—¡Ya termino, abuela!
Cuando salgo de la bañera me arremete un ligero golpe de viento que suscita a mis brazos protegerme. Al levantar la vista me encontré de nuevo con mi reflejo, y de pronto originó un dolor vehemente sobre mí. Me aferré, buscando una cura para el dolor, entre recuerdos y memorias había un lugar seguro. Cerré los ojos.
Sonríe. Mírame. Habla. Bésame. Escucha. Abrázame.
Respiré profundamente y después continúe mi día.
Tuve que darme prisa cuando salí del cuarto de baño porque la abuela podía empezar a sermonearme si me veía y lo último que deseo ahora es oír regaños. Tal vez abusé de mi tiempo, y me disculpó, pero no me siento tan bien como otros días. Sólo rezó que no sea una enfermedad. Necesitaba ese baño, un tiempo a solas, o quizá no realmente. Quería... entender algo que... ni siquiera sé si realmente existe o pueda encontrar; tal vez estoy dando vueltas con un solo zapato.
—Hermano. Listo.
—Sí, Koutaro, ya nos iremos a clases.
Mi pequeño hermano me observó detenidamente.
—Sus almuerzos ya están listos, Ryuuichi-sama.
—Gracias, Saikawa-san.
Sujete a Koutaro en mis brazos y salí de la habitación. Caminé de lo más normal, oyendo los pasos de Saikawa por detrás y pesándome la mirada curiosa de mi hermano sobre mí.
—Kamitani. Novio.
—¡Koutaro! —me sobresalte al oír aquellas palabras.
—Ryuuichi-sama, ¿su estado de ánimo se debe a Hayato-sama?
—¡¿Qué?! ¡Espera! ¡¿QUÉ?!
Repartí miradas veloces a ambos presentes, sin creerme lo que decían.
—Hermano triste.
—N-No estoy triste, Koutaro —sentí la cara como horno caliente—. Sólo no me siento bien.
—¿Hayato-sama tuvo que ver en su estado de salud? ¿Acaso no funciono el amule...?
—¡SAIKASA-SAN, NO LO MENCIONES! —rogué.
Estaba que hervía. Ya había olvidado aquel incidente.
—Estoy bien —aseguré.
—Como diga, Ryuuichi-sama —hizo una pequeña reverencia, y al incorporarse acomodó sus gafas—. Pero estoy dispuesto a cometer cualquier crimen por su bien.
—¡No necesito que jures ese tipo de lealtad!
Eché un suspiro y seguí caminando. Vi a Koutaro con mis cejas levemente fruncidas.
—Ahora entiendo como es que Saikawa lo sabe.
La jornada de exámenes terminó muy rápido para mi gusto. Quedaba una semana de clases antes de las vacaciones de verano y eso sonaba bien para muchos. Varios estudiantes parecían haber iniciado al instante tras posponer sus tareas para nuevo inicio de curso y hubo otros que debían estar al corriente antes de dicha fecha. La mayoría de los casos de lo último dicho recaen en los clubs, principalmente los deportivos. Ya saben, por los juegos intercolegiales.
—¡Ryuuichi! ¡Koutaro! ¡Qué bueno que llegan!
—Hola, Usaida-san —le sonreí, siendo correspondido—. ¡Oh! Mira, Koutaro, Taka ya está aquí.
—¡Koutaro-chan! ¡Vamos a jugar juntos!
Koutaro asintió repleto de energía y lo bajé para que entrara al club con Taka.
—¿Kamitani ya llegó?
Usaida afirmó con su cabeza.
—Ah, sí. Dijo que tenía entrenamiento con el club y por eso trajo a Taka temprano.
—Ouh...
No he cruzado palabras con Kamitani desde que iniciaron los exámenes. Han sido días muy ocupados para él, e importantes. Su club de baseball entrena para las interescolares, aunque se sabe por malas lenguas que no es un equipo prometedor salvo por Kamitani, pero de cualquier manera se esforzaban mucho para mejorar. A consecuencia, Kamitani dejo de asistir al club de niñeras por un tiempo, pone más atención a las clases e incluso hace las tareas durante el descanso, y tiene entrenamiento hasta tarde después de la escuela.
Cada segundo de su vida es dedicado plenamente al baseball.
—¿Te importaría quedarte un momento con los niños? Necesito hacer algo.
—¿Eh? ¿Problemas maritales?
Los colores se me subieron a la cara hasta sentír como me explotaba una pequeña nube de vapor por las orejas. Koutaro, sé que eres un bebé, pero hay cosas que no deberías nombrar en voz alta. Y tú también, Taka Kamitani.
—¡No es eso, Usaida-san!
—Vale, vale. Te creo. No te preocupes, yo te cubro.
Luego de agradecerle salí de la guardería, dirigiéndome al campo de baseball.
Escuché el bateo y varios gritos que informaban la dirección de la pelota. Kamitani corrió en su búsqueda antes de que aterrizara sobre el suelo mientras el bateador hacía su carrera lo más pronto posible. Chicos normales en un club normal. Me pareció divertido intervenir en su juego, el equipo tenía caras frustradas y estaban repletas de cansancio, una broma puede venir bien. Entré al campo y atrapé la pelota antes que Kamitani.
—¡Buena atrapada, Kashima-kun!
Saludé a los del club con una sonrisa y levanté la pelota en mis manos mientras los de camisas azules se soltaban a festejar. Debe ser el equipo al que beneficie. En verdad borre esas caras largas.
—¡Cinco minutos de descanso! —avisó el capitán, a lo que todos acataron respondiendo un fuerte y sonoro "¡SI!".
—¿Pasa algo, Kashima?
Al ver el gesto neutral en Kamitani me puse ligeramente nervioso. Todo lo que hice fue entregarle la pelota.
—Siento haber arruinado tu juego.
—La verdad es que nadie atrapa la pelota, les distes una lección.
Reí. Parece que no está molesto como lo imaginé.
—¿Necesitabas algo?
—¿Eh? ¿Yo? —me empecé a rascar la mejilla izquierda, un poquito ansioso— Ahora que lo mencionas...
Ni yo tengo idea a qué vine. Sólo me nació hacerlo.
—Kashima...
—¡Sí! —respondí de inmediato como si tomaran lista, pero sólo era Kamitani llamándome— P-Perdón, dime —me sonroje.
—¿A qué has venido?
—Oh, eh, bueno, verás, yo...
—¡Kamitani-kun! ¡Se terminó el descanso!
Salvado por la campana. ¡Bien hecho, capitán!
—Debó volver. ¿Te parece si hablamos después de la escuela?
—¿No tienes entrenamiento hasta tarde?
—Me lesioné el brazo.
—¡¿Qué?! ¡¿De verdad?! ¡¿Y estás bien?! ¡No deberías jugar así!
—Exacto.
Kamitani alzo el pulgar, provocando una sonrisa en mí.
—Hayato Kamitani es un rebelde sin causa —bromee.
—También te extraño, Kashima. Esa es mi causa.
Sin perder tiempo, plantó un beso en mis labios.
No logré procesar sus palabras y el beso detuvo mi corazón. Han sido actos que mi cabeza no esperaba recibir ni ha encontrado la forma de reaccionar. Quedé abismado con su calor envolviendo todo mi ser hasta curar el más mínimo detalle.
Me siento bien. Me siento mejor.
—Nos vemos en la salida.
Tras darse media vuelta lo sujete del uniforme y me aferré a su cuerpo, sorprendiéndolo por la espalda. Estuve varado en su mar por un tiempo hasta que la marea vino a alejarme. Ese frío desapareció. No necesité cerrar mis ojos e imaginarlo. Ahí estaba y me sentí bien al tenerlo.
Pero debí soltarlo segundos después.
Kamitani parecía congelado en su lugar. El equipo requería de su asistencia y él sólo se mantuvo ahí parado. Me empezó a preocupar.
—Kami...
—Discúlpame pero... necesito motivación para entrenar.
Lo vi de arriba abajo y aguante una pequeña risa al observar el color de sus orejas. Eran totalmente rojas.
—¿Puedes abrazarme otra vez?
Reaccioné, y mi alma se me vino al cielo.
—¡No digas cosas tan vergonzosas, Kamitani!
—¿Quiere decir que no tendré mi abrazo?
Hice un mohín con los labios pero lo hice. Lo abracé.
—Ahí tienes.
Sus manos acariciaron las mías hasta entrelazarse. Su calor venía de nuevo a mí, descongelando toda capa de hielo en mi corazón.
—Kashim...
Salí corriendo del campo antes de que sucediera otra cosa idéntica.
Mi cuerpo temblaba y sentí que me derretía. El corazón me latía como un loco.
Bum, bum, bum.
Una y otra vez, más rápido cada segundo.
Empecé a llorar, había lágrimas en todo mi rostro, no pude componerme.
Estando lejos del lugar me deje caer sobre el suelo y cubrí mi cara con el antebrazo. Seguí soltando lágrimas como catarata hasta que mi corazón regresó a la normalidad.
Estaba asustado, pero repleto de alivio. Me invadía una extraña tristeza sobre el pecho, aunque abundaba una enorme sonrisa. Yo... No lo entiendo. Siento... Siento...
¡Bum, bum, bum!
Yo...
—Te extrañé mucho, Kamitani.
.
Hola, hola.
¡QUE BELLOOOOOOOOOO! Esté par de tortolos está volviéndome loca uwu
Ya casi son las vacaciones de verano (en la historia xd) y tengo una sorpresa súper cute para estos dos :3 Les va a encantar, incluso sentirán el amor, aunque Ryuuichi podría tener un extraño complejo de Onodera, ahvedaxd
ESPERO QUE LES HAYA GUSTADO MUCHÍSMO EL CAPÍTULO DE HOY.
Les mando un beso repleto de amor como los que le da Usagui a Misaki 7u7
Nos leemos pronto.
Y CASI LO OLVIDO, MUCHAS GRACIAS POR EL 1K DE VISITAS, SON GENIALES, AILOBIU.
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