Desperté por los gritos alegres de los gemelos Mamizuka y las frescas voces de sus padres, segundos después se les unió la señora Kamitani y el escandaloso fotógrafo y padre de Kirin, el señor Kumatsuka Satoru, adulando a la pequeña de su hija mientras ella reía a carcajadas. Le eché un vistazo a Koutaro que se hallaba a mi lado profundamente dormido. Pensé que las voces de afuera perturbarían su sueño pero fue todo lo contrario, al parecer no despertará pronto.
Intenté abrazarlo pero mis movimientos se vieron detenidos por los brazos de Kamitani alrededor de mi cuerpo. Me tensé al recordar la noche anterior y me agarré fuerte de las ropas de Kamitani, exactamente de las mangas de su sudadera. No creí que de verdad aceptaría algo como esto en mi vida. Yo, Kamitani, nosotros. Todavía me parece una locura.

—Chicos, ¿ya están despi...? Ouh.

Sentí que el alma huía de mi cuerpo a toda velocidad cuando la señora Kamitani asomo la cabeza y pudo vernos a mí y a su hijo en una posición comprometedora. Reaccioné pronto, apartando el cuerpo de Kamitani e incorporándome del suelo.

—Kamitani-sensei, yo...

—Parece que ya están mejor —comenta con toda frescura antes de salir de la tienda—. ¡Oigan! ¡Kashima-kun y mi hijo idiota ya se reconciliaron! —gritó la señora Kamitani a los presentes en el campamento, quienes segundos después los escuché aplaudir.

—¡Esa es una buena noticia! —se alegró demasiado Mamizuka.

—Creí que nos tomaría más tiempo —declaró Sawatori con un atisbo de alivio en su voz—. Sólo nos queda disfrutar del campamento.

—Les pediré ser los protagonistas de mi próxima obra: "¿Qué es estar enamorado de ti?". ¿Qué puede ser más realista que su historia? —la voz de la profesora Kumatsuka de repente sonó con tanta pasión que la imaginé envuelta en un aura macabra.

Mire a mi alrededor, escuchando la conversación de las profesoras, y lo pensé un poco... Así que todo esto fue planeado.

—¿Por qué he sido agredido en la mañana por mi novio?

Kamitani se incorporó del futón. Su cabello estaba revuelto y la sudadera desordenada, mostrando un poco de su abdomen.

—Kamitani —lo nombre con seriedad, cruzándome de brazos—, ¿qué tienes para decir en tu defensa?

—Se quitara en dos días, todos creerán que es un piquete de mosquito.

—¿Piquete de mosquito?

—Hablas de la marca que deje en tu muñeca, ¿no?

—¿La marca en mi...? —Levanté las mangas de mi camiseta y encontré en la muñeca derecha un extraño punto rojo expuesto en mi piel— ¡¿Me mordiste?!

—Shh. Vas a despertar a Koutaro y Taka.

Kamitani se acomodó la ropa y el cabello y salió de la tienda. Arropé a los pequeños para que descansaran un poco más y lo seguí. Quiero respuestas.

—Kamitani...

—No lo pude evitar —admitió, dando media vuelta. Quedamos frente al otro a una corta distancia—. Me gustas, Kashima.

—¡Deja de decirlo en voz alta! —pedí completamente avergonzado, con las mejillas sonrojadas y mis cejas fruncidas— Hablo del campamento.

—¿Qué le pasa al campamento?

—Hace un momento tu mamá y las profesoras estaban hablando de...

Sé que debo decirlo para que me entienda, pero estaba costándome trabajo. Todavía me avergüenza ser la pareja de Kamitani.

—¿De?

—De nosotros —susurré, poniéndome rojo hasta las orejas—. ¿Sabías algo de esto?

Kamitani llevó una mano a su barbilla, pensándolo.

—Ya veo —pegó con su puño la palma de su mano, encontrando una respuesta a mis preguntas—. Ayer, antes de venir al campamento, mi madre estuvo al teléfono con la vieja. Según dijo, necesitaban un integrante más y le pidió que asistiera. No tenía entrenamiento ni partidos, así que acepté.

—Quiere decir...

—Hemos sido engañados.

Todo tiene sentido. Por eso estoy aquí. No fue cuestión de mala o buena suerte, todo fue planeado. La abuela lo planeo. Ahora entiendo la caja negra en la mochila. Saikawa, tengo que hablar seriamente contigo.

—Entonces todos ellos saben que tú y yo...

Kamitani me besó. Fue corto, breve, suave.

—Estamos juntos. Lo saben.

De nuevo tenía esa sonrisa en su rostro, alumbrando toda oscuridad de mi mundo. Me tranquilizó, me hizo feliz, y ahora estaba sonrojado porque no pude retener mi emoción. Me gustaba verlo sonreír, Kamitani tiene la sonrisa más hermosa en todo el planeta –no es como si hubiese visto muchas–, cualquiera caería a sus pies. Quiero que siempre muestre ese gesto, de ser posible que sólo sonría para mí, y poder ser la causa de ello también.

—Te quiero, Kashima.

Kamitani envolvió mi cuerpo en sus brazos, apretando un poco. Sonreí, e inevitablemente le correspondí el abrazo. Realmente me gustaba estar así con él.

—¡Ryuu-chan! ¡Ha-chan!

Los pequeños gritos de Kirin llamaron nuestra atención. Nos separamos al verla acercarse junto a los gemelos.

—¡Estoy feliz porque son felices! —dijo la pequeña, inflando un poco los cachetes y sonrojándose— Mi papá puede tomarles bonitas fotos para que siempre recuerden este momento.

—No suena nada mal, Kirin, muchas gracias —le dije luego de sonreírle como agradecimiento.

—¡Ayer vimos muchas estrellas fugaces! —comentó Takuma, haciendo ademanes con sus pequeños brazos— ¡Pedimos muchos deseos!

—Muchos —susurró Kazuma temerosamente, aunque parecía igual de emocionado.

—Y uno de nuestros deseos fue que estuviera siempre juntos —volvió hablar Takuma—. Así como Kazuma y yo. ¡Siempre juntos!

—Gracias. Ha sido el mejor deseo que un tonto niño pudo pedir —argumentó Kamitani con la mirada brillosa y un puño arriba como muestra de victoria. Reí un poco.

—¡Oh! —escuché a Midori. La señora Sawatori se acercaba con ella en brazos.

—A todos nos hace muy felices que estén reconciliados, Kashima-kun, Kamitani-kun.

Reí, repleto de nervios, rascando la parte trasera de mi nuca.

—No debieron preocuparse —dije.

—Siempre están al pendiente de nuestros hijos, debíamos ayudarlos —sonrío Mamizuka, uniéndosenos—. Koutaro es un gran hermano a pesar de su edad. Es bueno que siempre te apoye, Kashima-kun.

—¿Koutaro?

—De no ser por él a la directora no se le habría ocurrido fingir un campamento para que ustedes dos arreglaran sus problemas —declaró la señora Kamitani—. La verdad es que realmente estoy feliz, ¡nunca imaginé unas vacaciones tan agradables como estas con todos los gastos pagados! —alzo sus manos, radiando felicidad pura.

—Mamá, no avergüences.

¡TAZ!

—¡Respétame, hijo idiota!

Todos los presentes reímos por la graciosa escena de la familia Kamitani. Espero que nunca cambie su relación, me agrada, y a todos entretiene.

Así que esto fue obra de Koutaro.

Las dos semanas pasaron volando y ya sólo quedaba un día del campamento. Todos nos habíamos divertido mucho, los niños jugaron hasta el cansancio también. Nos vino bien tomar un respiro de la ciudad y su monótona rutina. La comida, los juegos, las conversaciones, el paisaje, el ambiente, el lago. Realmente fueron días estupendos.

—¡Taka! ¡Koutaro! ¡Ya es hora de dormir!

La señora Kamitani llamó a los más pequeños, quienes jugaban con nosotros en el lago.

—Vamos, Koutaro, vayamos a dormir.

—Oh, no te preocupes, Kashima-kun. Los dormiré yo misma —se ofreció, tomando las manos de los dos menores—. Es la última noche del campamento, ¿por qué no se divierten un poco más?

—Pero...

—¡Yo también quiero divertirme con Ryuu-chan!

—Hermano. Kamitani. Jugar.

—No, pequeños insistentes, dejen que sus hermanos descansen de ustedes por una noche.

La señora Kamitani se alejó con los niños, uno en cada costado suyo, sujetando sus manitas. Sé que Koutaro estará bien y Taka dentro de un par de minutos, hasta que duerma. Durante el campamento Kamitani y yo cuidamos de ellos, jugábamos y dormíamos con ellos. No hubo quejas, o al menos verbales, pues cada tanto que Koutaro y Taka se encontraban distraídos, Kamitani aprovechaba para besarme o abrazarme. No duró como quisimos, pero era un tacto indispensable. Sin embargo.

—Kashima.

Centré mis ojos en Kamitani.

—¿Sí?

—Nademos hasta esas rocas. Podremos ver las estrellas a media noche.

—¡Cierto! ¡Esta noche habrá otra lluvia de estrellas! —recordé con una desbordante alegría en mi voz, ojos y todo el cuerpo. Me emociona muchísimo.

Comencé a nadar al lugar que Kamitani mencionó y llegué ahí en un santiamén. Kamitani estuvo ahí segundos después.

—Es la segunda vez que te veo tan emocionado —dijo.

—¿De verdad? —pregunté, descuidado, escalando a las rocas. Crucé las piernas y me sujete los pies, balanceando levemente el cuerpo. Le sonreí— Kamitani, ¿puedo preguntarte algo?

Él subió, sentándose a un lado mío.

—Dime.

—¿Qué habrías hecho si no aceptaba tus sentimientos?

Parece que mi pregunta lo tomó por sorpresa. Su cuerpo pegó un diminuto salto, casi indivisible, y sus mejillas adquirieron un color rojo. Es la primera vez que reacciona así. Me gusta. Es lindo.

Tardó un poco en responder.

—Besarte.

—¿Eh?

Entonces las piezas cayeron en su lugar.

—¡Ya decía yo que un beso no comprobaba nada! —grité, sacudiéndome los cabellos con frustración.

—Pensé que habías aceptado porque correspondiste a mi beso —Kamitani había abrazado sus piernas y ocultado medía cara entre ellas. Sus ojos fijaban cualquier punto del lago y tenía las cejas ligeramente caídas—. Fui muy egoísta. Te besaba, te abrazaba, te seguía a sabiendas de lo que tú sentías por mí. Me gustas tanto que no puedo controlarme, he sido un tonto.

—No es porque seas un tonto —dije. Kamitani me miró—. Kamitani, estás enamorado.

Vi los ojos de Kamitani brillar y le robe un beso de sus labios.

Las estrellas empezaron a caer sobre el cielo, alumbrando el momento y cumpliendo deseos desde lo más profundo de nuestros corazones.

El beso duró una eternidad. Una eternidad mágica. El tiempo perfecto para dos sujetos hablándose con el corazón. Susurraban: "Te quiero".

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Hola, hola.

¡Eeeeeeeeeh! 7u7

Ya nos pusimos de romanticones:'3 Ryuuichi cada día va progresando, ¡un aplauso por eso!

Para todos aquellos que quieren su lemmon aguanten un poquito más, esas cosas se hacen con tiempo, ya sé que esperaban algo bien zukhulento en el campamento 7u7 xd

¿Qué les pareció el capítulo de hoy? Espero que lo hayan amado tanto como yo :3

GRACIAS POR LEER Y SER MÁS DE 2 MIL LEÍDOS. AILOBIU.

Les mando un beso igual de adorable que los cachetes de Suga :33

Nos leemos pronto.