¿Qué es el amor?

Siendo niña, cuando poco entendía de sentimientos,
lo divisaba como una sensación de apego y calidez, de gozo y de confort.

En mi adolescencia, lo sentí como un acto de encanto y seducción,
un peculiar hechizo que eclipsaba la mente y hacía vibrar el corazón.

También lo percibí como una chispa creciente de pasión,
un visceral deseo placentero, de entrega y posesión.

Era por esas épocas, solo una jovencita de ansías enardecidas y temple soñador...

Pero el tiempo pasó, y el amor no fue magia, ni instinto simplemente,
sino algo más profundo creciendo en mi interior.

Fue sentir empatía, entregarse al completo, con el cuerpo y el alma,
fue dar sin condición.

Y siendo ya una adulta, comprendí la grandeza que reina en el amor,
soberbio sentimiento en constante expansión.

Una emoción tan fuerte, que derrumba barreras y traspasa los límites,
deponiendo arquetipos en son transformador.

Es tan pleno y tan libre que excede incluso el cuerpo,
y se funde en el alma formando un aura única, pura, multicolor.

No hay un concepto único de la palabra amor,
con solo cuatro letras hay sinfín de variables para su descripción.

Las ciencias y las artes, incluso religiones, brindan definición,
pero es casi imposible hallarle explicación.

Porque el amor existe para ser experimentado, de diversas maneras,
sin un cerrojo hermético, ni cadenas antiguas de ancestrales candados.

Es un acto sublime, reparador, grandioso... Es don inesperado.

Es la gloria divina, cayendo sobre el mundo, como una fresca lluvia en el verano.