Llegaron al hotel y Max fue el encargado de hacer el check-in. Eran varias personas, por lo que habían decidido previamente compartir cuarto.

No era por ser tacaños.

Él y Max compartirían una, como era esperado. Y la demás pusieron sus nombres en papelitos mal cortados - cortesía de Óscar - para que la suerte decida su próximo roomie.

Se dieron cuenta después, que, lamentablemente, Max puso el número equivocado de habitaciones a separar cuando hizo las reservaciones a principio del mes. Tuvo que sacrificarse.

Se entretuvo bastante rápido una vez tuvo la llave de su habitación de hotel. Yuki y Lance ocuparon una de las camas, reclamándola como suya después de pelearse entre los dos por unos buenos minutos.

Max no estuvo muy feliz con la forma en la que se distribuyeron, sin embargo, fue su culpa para empezar, así que le tocaba sufrir las consecuencias.

A él realmente no le importaba convivir con los menores.

— ¡Oscar!

Lance estaba estirado en medio de la cama, la mano en alto sosteniendo su teléfono con una videollamada en progreso.

— ¿Cómo va todo, amigo? — Checo decidió ignorar el tono burlón en la voz del canadiense.

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Las cosas no le estaban saliendo cómo las tenía planeadas. Primero, sus pilotos se les escapan en el primer momento que no los tiene en la mira. Luego, le avisan que el jet de la empresa no está en funcionamiento y se ve obligado a contactar con los Mercedes para suplicar por un transporte. Y por último, al parecer no iba a estar solo en su viaje hasta Estados Unidos.