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A ti que te diviertes desde hace 10 mil años [Secuela]

-Doblo por aquí... y por aquí... y... ¡listo! – La voz infantil y juguetona exclamo mirando su reciente obra de arte, un simple pájaro de origami.

El sonido de una tormenta a la lejanía se podía escuchar entre el mortífero silencio que se hacía presente en la habitación de la niña.

Hablando de la misma, esta tenía aproximadamente unos seis años, cabellos blancos, tez pálida, ojos azules tan pálidos que daba la impresión de ser ciega, vestida simplemente con un pijama de pantalón y camisa negras. Ajustándose las gafas dejo su reciente obra y lo coloco al lado de su mesa junto a otros trabajos recientes.

Su habitación era relativamente pequeña, contando con una cama pegada justo en la esquina, una pequeña ventana donde solo se veía la oscuridad, el escritorio de madera fina donde la niña estaba haciendo sus manualidades, mientras era alumbrada por una única luz.

Dicha luz colgaba frente a su escritorio, era una luz que no iluminaba por completo la habitación, iluminando su escritorio y a duras penas parte de su cama, era curioso, esa simple luz parecería una fuente de calor insuficiente, pero no lo era, la calidez que desprendía era tal que deseabas no separarte de ella.

No había juguetes, al lado del escritorio había una repisa llena de libros, y a su costado había una pantalla incrustada en la pared, y en el escritorio estaba lleno de figuras hechas de papel.

La tranquilidad de la niña era perturbadora, si la mirabas detenidamente al rostro, verías que su cabello lo enmarca, sus ojos lucían al borde de la ceguera, esos lentes de alto aumento para una niña de su edad. Sus labios ligeramente secos, su pequeña nariz le daba un aspecto adorable. Sin embargo, una desagradable sensación de inquietud había si la veías por poco tiempo.

Parecía una muñeca, su respiración pasaba casi inadvertida, era casi somo si vieras a un fantasma. Terminando con su reciente obra, un cuchillo de papel, jugando con el simulaba una batalla, una en la que, en su infantil imaginación, ella iba ganando.

La puerta de su habitación se abrió, ella miro de inmediato quien había llegado, la oscuridad ocultaba su apariencia.

-¡Papá! – Exclamo mirando al recién llegado.

-Hora de dormir, Rinn – Hablo suavemente el hombre.

-¡Aun es muy temprano! – Se quejó la niña con un puchero.

-Tienes que dormir hija, el descanso adecuado es importante para tu crecimiento – El hombre se acercó hasta que la luz pudo iluminarlo.

Cabello blanco, alta estatura contando con 1.80, piel tan pálida como la de su hija, de complexión delgada, vestido con un suéter de cuello de tortuga blanco, un pantalón negro y unos zapatos. Lo que más destacaba del hombre eran sus ojos, esos blancos y ciegos ojos.

-Está bien – Aceptó la niña mientras caminaba a su cama para meterse en las cobijas.

El hombre siguió la mirada a su pequeña, se acerco a la pequeña silla en el escritorio de su hija y la arrimo a la cama, todo con una suave sonrisa.

-¿Quieres que te cuente algo antes de dormir? – Ofreció el hombre con suavidad.

-Cuéntame sobre la Atlántida, le pregunte del tema a Lisa, pero solo me dijo lo que ya todos saben y me dijo que tú sabías más que nadie del tema – No hubo errores de pronunciación, hablaba con tanta claridad como un adulto.

-¿Por qué te interesa especialmente una ciudad que ya no existe? – La niña se encogió de hombros mientras se acomodaba.

-Me interesa, el tema me atrae, eso es todo – No mentía, había leído y visto acerca de múltiples ciudades de leyenda, pero no pasaban de eso, leyendas, era casi cuentos, pero algo distinto sucedía con la ciudad perdida más grande de todas que despertaba un interés ardiente en su interior.

No era como otras leyendas del mismo estilo, esas no les generaba ningún interés, era la Atlántida la que la "llamaba", no sabía el porqué, pero necesitaba saber más.

La sonrisa de su padre, Link, no titubeo, se mantuvo imperturbable, casi complacido de la curiosidad de su pequeña hija.

-Bien, sí eso es lo que deseas – Miro a los ojos a su hija. - ¿Qué quieres saber exactamente? – Preguntó.

-Todo, quiero saberlo todo – Respondió sin inmutarse.

-Perfecto, empecemos por lo que todos saben. La Atlántida era una isla tan grande como un continente, la ciudad más avanzada de aquella época que por mala fortuna vio su destrucción a manos de un tsunami gigante, ¿me equivoco? – Rinn negó. – Lo primero que tienes que saber es que no era tan grande como un continente, era considerablemente más pequeña, si tuviera que compararla podría hacerlo que era del tamaño de un país europeo pequeño.

-Lo de que era la ciudad más avanzada de su época es verdad, pero los humanos realmente desconocieron que tan avanzados eran, solo mostraban lo que el exterior debía ver de ellos, por eso mismo, los extranjeros eran bienvenidos dependiendo su importancia en el resto del mundo, pero nunca serían alojados, nunca vivirían aquí y aquellos que intentaban descubrir más no vivieron para contarlo.

-Y acerca de su destrucción... no es del todo mentira, pero... un pueblo muere cuando su gente muere, y el tsunami no fue lo que ocasionó la caída de la Atlántida – Rinn lo miraba con atención, sin interrumpirlo, atenta a cada palabra que salía de su boca.

-Si quieres conocer todo, empecemos con sus origines, la isla no fue obra del movimiento de las placas tectónicas, se podría decir que fue la primera isla artificial en existir, fue obra de un dios de los mares – Reveló.

-¿Neptuno? – Preguntó intrigada.

-No, él sí es un mito el cual ya nadie cree, era un dios distinto, su nombre era venerado por los atlanteanos, era lógico, él era su creador, no solo cree su paraíso, sino creo a otro tipo de humanos, de cabellos blancos y de piel que ha medido que paso el tiempo fue oscureciéndose más por el sol, el terror de cualquier racista. Se podría decir que los atlanteanos solo compartían la apariencia de un humano, aunque su funcionamiento, metabolismo, y manera de mirar al mundo era distinta al resto – Contó y su hija abrió los ojos.

-¿No eran humanos? – Preguntó intrigada.

-No del todo, había ciertas diferencias, pero esas nunca se mostraron al resto del mundo. El objetivo de aquel dios era crear la civilización perfecta, sus "hijos" en la cima del mundo, por eso creo una isla donde los mejores recursos no se hacían de esperar, no le faltaba nada, al primer atlanteano que creo lo nombro el rey, le dio la tecnología, los conocimientos, la fuerza, le dio todo lo necesario para levantar el imperio más grande en la historia. De esa manera ocurrió, pronto todos los atlanteanos creados construyeron la enorme ciudad, desarrollaron armas nunca antes vistas por el hombre, transportes, conocimientos, música, arte, no había nada en lo cual los atlanteanos no pudiera dominar.

-¿Qué tipo de armas y transportes? – La niña se sentó inmersa en el relato.

-Para que te hagas una idea, fue en el 1326 que se creó la primera arma de fuego, eso decía el resto del mundo, pero en realidad fueron los atlanteanos los que crearon dichas armas, aunque claro, comparar el calibre entre esas dos versiones es muy humillante para la de 1326 – Se rio ligeramente. – En cuanto al transporte, es obvio que dominaron sin problemas el mar y pronto los aires tampoco fueron una excepción – Rinn abrió los ojos, lo que su padre decía desafiaba toda la historia de la humanidad hasta este punto.

-¿Entonces cómo llamaba ese dios? – La niña pensaba en todas las deidades de los océanos habidas en la historia, pero ninguno coincidía a las acciones que su padre relataba.

-Su nombre no tiene importancia, un dios muere cuando permanece en el olvido y así se quedará por el resto de la eternidad – Un escalofrío bajo por la espina de la niña, su padre no cambio ni su tono de voz ni arrugo la cara, pero la frialdad con la que había dicho esas palabras le helaron la sangre. Decidió cambiar la pregunta.

-¿Qué tan adelantados a su época eran?

-Sin contar todo lo que ya te dije, se podría decir que a día de hoy estarían solo una generación atrasada a lo que hay hoy en día, eran la envidia del mundo entero, una guerra contra la Atlántida era la perdición, sencillamente no había oportunidad de ganar, eran el modelo perfecto de sociedad en el mundo, o eso creía la gente... – El pragmatismo con el que su padre hablaba siempre lograba incrementar más su intriga.

-¿Cómo eran los atlanteanos?

-Mmmm... ellos... eran arrogantes, los más arrogantes que alguna vez pisaron esta tierra, también eran las personas más racistas, xenófobas, y demás connotaciones negativas de ese estilo. Para que te hagas una idea, el supremacismo blanco de toda la historia no se compara al desprecio que los atlanteanos sentía por el mundo entero. Era entendible, no había enemigos que les hicieran frente, nadie se comparaba a ellos, un ciudadano suyo valía más que diez mil personas y un guerrero valía más que cien mil, ya ni te hablo de la familia real – Imaginar ese nivel ego era casi insano para la joven mente de Rinn y con las comparaciones tan tajantes de su padre no parecía estar jugando.

-No obstante, podrán haber sido todo eso, pero sí que eran brillantes, avances científicos, médicos, militar, agricultores, lo tenían todo, sus leyes eran claras y estrictas, nadie se atrevía a romper la ley, nadie jamás mancharía su nombre al hacer tal acción, esa fue la mentira que le hicieron creerse al mundo entero. Ya que la realidad es que la Atlántida es el lugar más retorcido y podrido sobre la faz de la tierra. Todos los delitos habidos y por haber se hacían todo el tiempo, ¿sabes por qué nunca veías un mendigo o un vagabundo por las calles? – Preguntó mirando a su hija.

-Err... porque todos eran ricos – Su respuesta hizo sonreír un poco más a Link.

-Sí y no, la pobreza era inexistente en la superficie de la Atlántida, el atlanteano más pobre podrían confundirlo con un noble de alto calibre, pero la razón es lo que ya te comenté, la imagen que querían dar al mundo. El rey era de esa clase de personas que lucen importante 24/7, pero que ocultan toda su basura debajo de la alfombra. Esa "basura" son aquellos que rompían la ley del rey que perjudicaba la imagen de todo el imperio, a esa "basura" les esperaba un castigo atroz, peor que la misma muerte – Otro escalofrío recorrió todo el cuerpo de la pequeña albina. Esto estaba resultando tan maquiavélico que solo avivaban más el fuego de su curiosidad.

-¿Cuál era ese castigo? – La sonrisa tan oscura que su padre formo le dio una idea de que tan grave era.

-Cuando use la metáfora de ocultar toda tu basura debajo de la alfombra era literal en este caso. Como te dije, la isla era la primera en ser creada artificialmente, su estructura daba desde lo más profundo de la tierra, era casi un modo de llegar al núcleo de la tierra, pero... en el interior de lo que debería de ser roca y tierra con todas sus formaciones... estaba hueco y en el centro de la isla había un árbol, el árbol más grande del mundo, tanto que era una exhibición y un modo de adoración para los atlanteanos. Pero como te dije, a aquellos que se atrevían a romper las normas del rey eran enviados al "hoyo".

-Ese "hoyo" era todo el lado hueco de la isla, donde la oscuridad reinaba, donde la miseria estaba en todo su esplendor. Todo aquel que lo condenaban ahí no solo perdería el derecho de llamarse a si mismo atlanteano, sino que también caía en la parte más baja de seres vivos, más inferiores que los animales o el resto de humanos en la tierra. Era un lugar que sacaba a flote la depravación pura para sobrevivir, recurriendo al canibalismo y a la caza de otros condenados, donde pasarían el resto de sus vidas, ahí procrearían, sus descendientes serían una escoria tan grande como sus progenitores, nunca viendo la luz del sol. Era el olvido de que alguna vez estuvo en la parte más alta el mayor castigo para un atlanteano, era la condena a la más profunda y fría oscuridad – Rinn no podía creer ese nivel de maldad, ese castigo era lo más cercano al infierno mismo.

-¡Eso es horrible! – Exclamó perturbada, quería saber más, necesitaba saber más.

-Si que lo es... pero... ese castigo fue el principio de su fin – Esa forma tan misteriosa de hablar de su padre era tan tranquila y atemorizante que podía mortificar a cualquiera. Los ojos de Rinn empezaban a dilatarse más y más completamente sumergida en la historia de su padre, necesitaba saber más.

-¿Cómo ocurrió su caída?

-Vino de aquellos a quienes condenaron, verás. Otra cosa que debo mencionarte y es que la Atlántida solo ha tenido un rey, el primer atlanteano que reino siglos enteros, la razón de esa extraña longevidad era otro regalo de su dios, seguro has escuchado de la tan famosa "fuente de la juventud" – Rinn asintió. – Entonces ya sabes la respuesta, en realidad, era un agua especial que solo el rey podía tomar, él y los miembros de su familia que él decidiese.

-La gran mayoría estaban a favor del rey, pero, aun así, había un muy pequeño grupo que deseaba que su reinado acabase, pero nunca se les presento una oportunidad y si fallaban, el hoyo los estaría esperando. Esa oportunidad vino en forma de un hombre, de un chico nacido dentro del hoyo, alguien que conocía a la oscuridad mejor que nadie. La única forma de encontrar subir devuelta a la superficie era escalando el descomunal árbol sagrado hasta llegar a la cima, este joven fue el único que consiguió tal hazaña. Escapando de la prisión a la que una vez conoció como hogar, se entero de toda la verdad y una vez estando fuera aprendió las costumbres de los demás. Se hizo pasar como un atlanteano de toda la vida, a través de una elaborada red de mentiras – Dio una pequeña pausa para relamer sus labios.

-Pasando a formar parte del ejercito atlanteano, entreno y se convirtió en un gran guerrero, pero su objetivo fue llegar hasta la familia real, cosa que consiguió gracias a una persona, la hija del rey, volviéndose amantes logro encontrar un puesto como consejero real, aun con su corta edad y pasado no tan claro para el resto. No obstante, cumplía de manera extraordinaria sus labores, de esa manera, poco a poco inicio una conspiración junto a la hija del rey para derrocarlo, para hacer una nueva Atlántida. Así que adentrándose en más secretos del imperio obtuvo una sustancia prohibida, temida incluso por el dios creador de la isla.

-Con esa sustancia en su poder, solo continuo con la elaborada maquinación, haciendo de la sombra de la princesa, juntos reunieron a todos los que quería muerto al rey dentro de la isla, lo que tenían que hacer era simple, abrir la compuerta al hoyo. Ellos no sabían las verdaderas intenciones del joven, él regreso devuelta al hoyo y reunió a todas las pobres almas condenadas en ese lugar, les prometió un poder con el que pudieran vengarse, volverían a ser atlanteanos, los nuevos atlanteanos al orden de la nueva reina, niños, adultos o ancianos, todos quienes aún recordaba con rencor a los de arriba y los más jóvenes quienes se llenaron de odio no dudaron en aceptar – Un estruendo tan fuerte de aquella tormenta lejana no se hizo esperar, cosa que asusto a Rinn e incluso se pudo escuchar el chillido de otra persona afuera de la habitación.

Link miro por el rabillo del ojo la puerta, sabía de quien se trataba, continuo su relato, ya hablaría con ella.

-Los nuevos atlanteanos renacieron convertidos en monstruos feroces, todos siguieron las instrucciones de aquel joven misterioso. Quien subió junto con ellos a la superficie en la hora exacta que los de arriba abrieron la compuerta justo a la medianoche. Mientras eso sucedía, la princesa encaro y decapito a su padre, siendo esta la señal para que los nuevos atlanteanos surgieran en medio de una feroz tormenta. La sangre, los disparos, los gritos, las llamas, los rayos y las olas. Toda la isla se sacudía en una visión aterradoramente hermosa. Fue una completa masacre, las armas de los atlanteanos eran mortíferas, pero comparado a las bestias en la que los nuevos atlanteanos se convirtieron todo su esfuerzo quedo reducido en nada.

-Ese día, no había forma de escape para nadie, si alguno intentara salvarse metiéndose al océano moriría ahogado por las fuertes olas que chocaban contra toda la isla. Las personas imploraban la ayuda de su dios, pero ese dios nunca llego en su ayuda. Finalmente, bajo el liderazgo de la nueva reina de la Atlántida que con tranquilidad caminaba hasta la costa junto al otro misterioso joven. Dirigiéndose al único vehículo del lugar, a travesando miles de cadáveres en el proceso, los nuevos atlanteanos se arrodillaban ante su nueva reina, dejándola pasar hasta que llego a su vehículo que se elevo por los cielos y vio el resultado de la masacre. Finalmente, ordeno a sus nuevos súbditos derrumbar la isla, y así lo hicieron, provocando un terremoto tan grande que hizo surgir un tsunami sin precedentes que arraso por completo con la isla, hundiéndola en las profundidades del mar. Así fue como el gran imperio de la Atlántida quedo en el olvido – Finalizó.

La piel de gallina que se le quedo a Rinn era impresionante, estaba anonadada, su mente imaginaba toda esa situación, era horrorizarte, tan maquiavélico que la hizo sonreír. No era la sonrisa tranquila que su padre mantenía, era una sonrisa torcida, por como lo describía su padre era todo un espectáculo. Que divertido sería haber podido mirar todo.

-Por eso mismo, hija, un pueblo muere no cuando destrozan su ciudad, sino cuando su gente fallece.

-¡Eso fue increíble, papá! ¿Cómo es que sabes...? ¡Ay! – Un repentino dolor subió hasta sus ojos, quitándose las gafas cerro los ojos para apaciguar el dolor, intento volver a abrir los ojos, fue por unos segundos que pudo ver como las cosas cambiaban de color.

-Mis ojos me están matando, lo odio – Comentó irritada. No le agradaba para nada esos brotes de dolor tan repentinos. – Ojalá no tuviera estos ojos – Se limpio una pequeña gota de sangre que salía de su ojo.

Link la tomo de la cara y la hizo mirarlo, limpiando suavemente la sangre, se miraron directamente, el albino nunca borro su sonrisa.

-No digas eso, hija, nuestros ojos son los más especiales de todos, ya que lo vemos todo, ni la oscuridad ni la luz serán muros que no podrás romper, la verdad nunca escapara de nosotros y ni la más elaborada ilusión lograra engañarnos. Estas creciendo, pero lo entenderás hija, por eso descansa por ahora – Concluyó mientras la acostaba y colocaba las gafas de la niña en una pequeña mesita que había al lado de la cama.

-Está bien, papi, pero aun quería escuchar más – Se quejó la pequeña.

-Te seguiré contando de esto mañana – Se acercó a la pequeña y metiendo su mano debajo de la almohada saco un peluche de un conejo. – Ten, abraza a Bum-Bum para que puedas dormir mejor – La niña hizo caso y abrazo al muñeco. Link puso la silla en su lugar y procedió a salir de la habitación.

-Buenas noches, papi – Se despidió la niña.

-Que descanses, hija mía – Se despidió apagando la luz, la puerta se abrió y salió.

Rinn cerró los ojos y por un momento, en su cabeza una macabra risa se hizo presente. No obstante, la niña cayó rendida ante el sueño y el cansancio.

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Respiro profundo disfrutando el embriagante olor de la carne cocinándose, dio pequeños saltos como un niño pequeño disfrutando de la magistral danza que eran los gritos de las personas, se lamio los dedos deleitándose con la sangre de los soldados, jugueteo con su rifle mientras disparaba un potente rayo que le voló el abdomen a otro soldado, finalmente apreció con gracia la bella vista que se alcanzaba desde el gran palacio del rey.

El fuego destruyendo hogares y edificios, el bello color de rojizo manchando las calles con las personas corriendo despavoridos de los atemorizantes monstruos que salían desde todos lados dispuestos a devorarlos. Los guerreros que aun pretendían pelear solo podían mirar impotentes como la piel gruesa de aquellas terribles criaturas logran resistir sus disparos, otros combatían ferozmente cuerpo a cuerpo o con armas blancas, consiguiendo un resultado más prometedor que con las armas de fuego, sin embargo, las imponentes garras de las bestias eran aún más efectivas que cualquier cuchillo.

Cualquier persona solo vería destrucción, muerte, desesperación, horror, miedo. Pero a los ojos de Link todo era un gigantesco espectáculo de luces, una belleza absoluta. Todo era una gran y majestuosa obra maestra, la escena de terror más grande de todas, como se estaba divirtiendo.

La sonrisa de cabo a rabo no abandonaba su rostro encapuchado. Vestido con su armadura de guerrero, solo mantenían encima suyo un abrigo con capucha, la luz de las llamas apenas lograba iluminar su maquiavélica sonrisa, sus ojos se mantenían ocultos en la oscuridad. Prosiguió su camino.

Continuo su recorrido, dirigiéndose a unas grandes escaleras, subiendo con tranquilidad, sabiendo que ya solo había dos personas vivías. Llegando al último piso, el más alto de todo, las oscuras nubes acompañaban este fatídico día.

En el gran pasillo vio a más monstruos devorando los guardianes del rey, su aspecto intimidante, tres metros, piel azulada con fuertes escamas difíciles de penetrar, manos extremadamente largas, su cuello estirado similar al de un reptil, sus ojos blancos sin vida se posaron sobre él.

No se detuvo, y ninguno de los monstros le interrumpió el paso. Solo continuaron su cena, Link camino hasta las enormes puertas que daban a la habitación del rey. Sin miramientos abrió las puertas encontrándose con su esperada escena.

Dentro de la lujosa y destellante habitación se encontraba la mujer más bella de toda la isla, cabellos blancos como él, piel morena por el contacto al sol, su vestido blanco de la más fina y cómoda seda hecha exclusivamente para la princesa del imperio manchado de sangre, de su cuello colgaba un collar hermoso, sus ojos dorados resplandecientes, llenos de pésame, horror, dolor y temor, en sus manos una espada cubierta de sangre. Era contrarios totales en apariencias.

A un costado de ella se encontraba el cuerpo de su padre, el rey, vestido con su imponente armadura, sentado en su trono, estaba sin cabeza. Mirando al fondo, vio la cabeza del rey en el balcón, mirando toda la destrucción de su imperio. Su sonrisa se amplió más.

Ella lo miro, lo reconoció de inmediato, iba como la primera vez que vio a ese hombre. Tan misterioso, tan oscuro, nadie confiaba en él, pero ella sí lo había hecho, ella decidió darle una oportunidad para que sus actos hablaran más que sus pragmáticas palabras.

Él se acercó. Ella bajo la mirada, aterrada. Él era un monstruo, el monstruo más grande de la existencia, la combinación del miedo con el mareo no eran una sensación agradable en lo más mínimo.

Escucho sus pasos acercándose a ella hasta estar frente a ella. No se atrevió a alzar su mirada, solo podía mirar sus botas, no era capaz de soportar este miedo.

El hombre se agacho hasta estar de cuclillas, ella se sobresalto cuando su mano fría acarició su mejilla, sin imponer resistencia la hizo mirarlo. Vio esos ojos muertos, sus pelos se erizaban incontrolablemente, esos ojos que antes no se atrevía a mirar por lástima y pena, ahora se daba cuenta de lo realmente fríos y malévolos eran.

-¿Por qué tan triste, reina mía? – Preguntó en la sagrada lengua de los atlanteanos. Ella no respondió, esa sonrisa lucía tan amable, tan feliz, tan repulsiva.

-Esto... no debía pasar... no se suponía que debía pasar de esta manera – Alcanzó a decir, su voz tan melodiosa estaba al borde de romperse. Amargas lagrimas bajaban de sus ojos.

-Se... suponía que debía ser un nuevo comienzo... ¡no debía ser el final de Atlantis! – Gritó con dolor, su pecho dolía tanto y sus manos no paraban de temblar, llenas de la sangre de su progenitor.

-¿De qué hablas? Si todo sucedió tal como lo planeamos, es todo un éxito – La tranquilidad con la que hablaba calo profundamente en su interior, incrementando el temor dentro suyo.

-No... ¡no, no, no, tanta gente no debía morir! ¡Se suponía que esto debía ser una nueva era para el imperio! ¡Para nuestro... mí hogar! – Su garganta le ardió con ese último grito.

Hubo un pequeño silencio, sus palabras no consiguieron perturbar la sonrisa del hombre, sus ojos permanecieron tan fríos como el hielo.

-Todo fue como lo planeamos – Reitero. – Absolutamente todo salió como lo planeamos, ¿recuerdas?, tú reinarías a los nuevos atlanteanos que destrozarían por completo el antiguo régimen del rey para crear un futuro resplandeciente, era tu objetivo, tu sueño... un Atlantis con honor y nobleza, digno de ser auténticamente el imperio más grande en el mundo, y no el nido lleno de serpientes una más podrida que la otra – Cada una de sus palabras era una puñada dolorosa.

-Planeamos que tus hombres aquí tan solo se encargarían de abrir las puertas del hoyo para así dejar salir a los que decidiste dar una segunda oportunidad y a aquellos quienes nunca les dieron esa chance, y así fue, ellos eliminarían a toda la escoria podrida dejando solo a la gente noble que gobernarías hacía una nueva era, pues bien... – La hizo voltear a la terraza donde las llamas y los gritos de terror se hicieron presentes. Ella temblaba incontrolablemente.

Cada grito, cada destello, pronto un rayo cayó provocando un gran estruendo, las primeras gotas de la tormenta no se hicieron esperar.

-Se esta cumpliendo, no hubo mentiras u engaños, están acabando con las malas personas, es tal como tú me dijiste, están... estamos haciendo un renacer – No tenía palabras, murieron por completo en su garganta.

-Sabes... afuera, del otro lado del océano, existe la leyenda de un ave de fuego, llamada fénix, ¿sabes cuál es su mayor cualidad? – Ella negó débilmente. – La inmortalidad, siempre que muere renace de sus cenizas en un ciclo sin fin, una llama que se apaga para volver a ser encendida. Esto es justamente lo que está sucediendo – La fuerte lluvia no lograba apagar las candentes llamas que lo consumían todo.

-Y aun con esa culpa que te atormenta, fuiste tú la que estuvo de acuerdo conmigo, fuiste la única que me escucho, que me comprendió. Yo nunca te mentí, ni te insiste, fuiste tú la que tomo las riendas de su vida por una vez en cientos de años, fuiste tú la que decidió romper sus cadenas y volar – Acercó su rostro tan cerca que podía sentir su suave respiración, su corazón sentía que iba a reventar.

Era verdad lo que decía, desde que tenía memoria solo había visto con monotonía y molestia la misma forma de actuar de su padre durante siglos, ella odiaba eso, odiaba la arrogancia de su padre, odiaba la arrogancia de todos, esas falsas sonrisas solo servían de mascaras para ocultar al horrible monstruo que habitaba dentro de esa piel humana.

Siempre la obligaban a hacer cosas que ella no quería, la obligaron a ser inmortal y bella solo para que algún día se casara y engendrara la descendencia de su propio padre. Lo odiaba, le daba tanta repulsión y asco.

Tuvo suerte de no haber bebido del agua más joven, si eso hubiera llegado a ocurrir tendría la apariencia de una niña por el resto de la eternidad.

No fue hasta que vio por primera vez a ese hombre tan misterioso llegar tal y como estaba ahora, sus ciegos ojos ocultos entre su capucha, sus palabras tan elocuentes y esa nula arrogancia. Y... ese peluche colgando de su cintura, a los demás les pareció perfecto para burlarse, pero ella lo vio tan tierno. Ahora, se daba cuenta de que, a diferencia de él, eran los demás los que estaban realmente ciegos.

-Eso fue lo que tú querías hacer, yo me pose a tu lado apoyándote, porque todo esto es solo para divertirme – Esas palabras resonaron en lo profundo de su mente.

-¿Esto... es... divertido? – Preguntó genuinamente incrédula.

Esa pregunta provoco que su sonrisa se ensanchara, y por un momento, ella pudo ver un macabro brillo en sus ojos.

-¡Claro que es divertido! Desde que tengo me memoria solo me había concentrado en sobrevivir, tratando de buscarle sentido a mi existencia, hasta que mi gran amigo me enseño lo divertida que es esta vida, ver el miedo y horror en el rostro de las personas es tan hermoso, y con estos ojos... solo puedo sentir fascinación ante tal obra divina – La sensación que inundo su cuerpo era indescriptible. – Pero... desde que salí del hoyo y te conocí fue que también me di cuenta de otra cosa que antes no había percatado, y eso es el goce que es divertirme con los demás, tú y yo nos hemos divertido tanto solo nosotros dos. Y fue por eso que conquistaste mi corazón, me mostraste ese valor que ahora no quiero soltar nunca. Así que por eso quiero divertirme junto a ti por el resto de la eternidad – Sus palabras apenas podía procesarla y esa última parte la hizo darse cuenta.

-¡El agua sagrada! – Exclamó.

Él no respondió, pero con su sonrisa lo hizo evidente.

No supo ni que decir, no supo que hacer, algo dentro suyo se sentía roto.

-Tú... ¿vas a matarme? – Era su fin, algo dentro de ella estaba muerta.

Él suspiro.

-Claro que no, ¿no escuchaste mi monologo de hace unos momentos?, bueno, te lo repetiré más simple. Tú y yo estamos juntos en esto y no pienso abandonarte – Link tomo suavemente sus manos y la levanto con delicadeza.

-¿Estamos... juntos? – La pequeña llama de la esperanza se escucho en su temblorosa voz.

-De aquí hasta la eternidad, mi amada reina – Esa última palabra le martillaba la cabeza con fuerza, cada palabra que salía de la boca de ese hombre al que le entrego por completo su amor, sus emociones, su ser calaban en lo profundo de su alma, mente y cuerpo.

-Yo... yo... soy – Tartamudeo insegura.

-¡Tú... eres la reina de la Atlántida, Medusa! – Ella abrió los ojos. Él tenía razón, nunca hubo mentiras, nunca hubo engaños, él siempre estuvo abierta con ella, él también le entrego su ser. Tomo sus manos con fuerza y le planto un apasionado beso que acabo con todo el espacio a su alrededor, ahora solo había oscuridad y ellos dos.

El viento soplo tan fuerte que descubrió el rostro de Link, agitando sus ropas con fuerza. Esa unión había enfurecido a dios.

Cuando rompieron el beso, Medusa miro a su amado, su mirada ya no era la misma, el contorno de sus ojos se volvió completamente negro, su mirada era distinta, era más oscura. Extendió el brazo sintiendo una inexplicable fuerza, estaba atrayendo algo. El sonido de algo rompiendo contra el viento no se hizo esperar y pronto un objeto fue a toda velocidad contra ellos.

Link solo dio unos pasos al costado, su sonrisa permanecía inmutable. Ese objeto llego a los brazos de Medusa quien miro su tridente, el tridente del rey.

-¡Soy la nueva reina! – En el momento que declaró esas palabras más rayos cayeron del cielo. La mujer se acercó al balcón hasta estar frente a la cabeza de su padre, al lado de dicha cabeza estaba la corona real.

Sintiendo la lluvia por todo su cuerpo, y el frío suelo por sus descalzos pies y el duro acero de su tridente, se agacho y recogió la corona que sin titubear coloco en su cabeza.

La corona surgió un cambio y se volvió más pequeña, como una diadema llena de preciosas joyas. Una extraña aura oscura la inundo y los cielos parecieron volverse más oscuros. Su largo cabello se alzó mágicamente, moviéndose serpentinamente y el siseo amenazante no se hizo esperar. Mirando la cabeza de su padre, la tomo y la miro. Una malévola sonrisa se formó, ver el terror y el miedo le lleno de un inconmensurable placer.

-No eres tan arrogante ahora, eh, padre – Incrusto la cabeza en el filo de su tridente. Así todo el mundo vería a su nueva líder. Regreso su mirada a su amado quien la veía encantado.

-¿Nos vamos? – Preguntó firmemente, su voz obtuvo una profundidad tan grande como la del mismo océano.

-Por supuesto, mi reina – Camino junto a ella, colocándose de nuevo la capucha. Se poso a su lado y tomo su mano. Ella le sonrió dulcemente mientras unas rocas flotaban hasta el balcón, formando una escalera.

Las llamas se mantenían inapagables como las del mismísimo infierno, los gritos de terror habían cesado por completo, ahora estaban los rugidos de victoria de los nuevos atlanteanos.

Una vez llegaron bajaron por completo mirar el gran árbol sagrado el cual estaba prendido en llamas, era solo cuestión de tiempo para que fuego alcanzara las raíces y una vez eso sucediese todo se vendría abajo.

-Hasta nunca – Murmuro Medusa mientras era conducida por Link.

El hombre solo reía por lo bajo, tal y como esperaba, había quedado una puesta hermosa. Miro a los nuevos atlanteanos devorando a los antiguos atlanteanos, las calles bañadas de sangre y escombros.

En cuanto las bestias miraron a su nueva reina, inclinaron la cabeza agradecida con ella por esta oportunidad. Ella solo miraba imperturbable toda la masacre.

Mirando con la cabeza en alto mientras caminaba apreciando a sus súbditos. Miro a lo poco que aun tenía forma de los antiguos habitantes. El miedo impregnando eternamente en su expresión y en sus almas. Eso la hizo reír un poco, escuchar la risa de su amado era tan contagioso.

Continuaron caminando, vieron como en una pila de cadáveres de mujeres había nuevos atlanteanos, presumiblemente niños, pudieron apreciar como dentro de las mismas había cientos de huevecillos.

Miro entre esa pila de cadáveres a una antigua vecina. Tenía los ojos tan abiertos que casi se salían de sus cuencas, sus ropas estaban completamente destrozadas, sus brazos y piernas le habían sido arrancados, dentro de su vientre, abdomen, pecho y boca se estaban incubando pequeños monstruos.

Link miró interesado eso, no esperaba que ese instinto reproductivo se activara tan pronto, pensando en que investigaría más a fondo eso, quizá... podría experimentar con eso.

-Que hermoso – Pronuncio Medusa, esa escena, antes le hubiera parecido la escena más horripilante de toda su vida, pero ahora veía en ella su sueño, una nueva era, nuevas vidas, un camino a seguir.

Link miro como uno de los monstruos se acercaba a él, con la cabeza gacha por la presencia de su reina. Gruño palabras indescifrables, el albino lo miro entendiendo perfectamente lo que intentaba decirle.

-Derrumben las murallas, pronto esta ciudad caerá por completo, espárzanse en las profundidades, yo y la reina todavía hay algo que hacer – Ordenó tranquilamente, la criatura asintió y con un poderoso rugido atrajo la atención de todos, transmitiendo las órdenes.

Medusa aun seguía mirando aquellos huevecillos cuando los cadáveres fueron cargados por sus súbditos quienes hicieron una reverencia en respeto y salieron corriendo hacía las orillas de la isla.

-¿Qué cosa es lo que nos falta de hacer? – Preguntó Medusa mirando al albino.

-Matar a dios – Esas palabras las dijo con tanta tranquilidad, como si la implicación de dicho acto no fuera la cosa más pesada del mundo.

La reina lo miro sorprendida, sin palabras por aquella declaración.

Aun con su nuevo poder, ella no estaba segura de vencerlo, las dudas inundaban su mente, pero al ver la expresión tan tranquila de su amado decidió calmarse. Seguro tenía algo planeado.

-Ven, apurémonos a llegar al puerto – Dijo mientras tomaba su mano y comenzaba a correr.

Corrieron hasta llegar al puerto, el cual estaba destruido casi por completo, Link saco un dispositivo, presionándolo, esperaron solo unos segundos antes de que una nave surgiera desde el agua hasta elevarse en el aíre. La nave se acercó a ellos, descendiendo lo suficiente para que subieran.

Antes de subirse, Medusa quito la cabeza de su padre y la arrojo al océano. Link quien ya estaba dentro, la ayudo a subirse. Una vez dentro, la nave se elevó hasta las nubes.

Los relámpagos cada vez se hacían más intensos. Medusa se inclino en su asiento, relajándose por unos momentos.

-¿Qué debo hacer? – El albino sonrió un poco más ante la confianza de su reina estaba depositando en él.

-Toma a Bum-Bum – El albino tomo al peluche de su cintura y se lo dio a la mujer. Confundida, iba a preguntar al respecto, pero una poderosa sensación de pesadez se hizo presente. Un poder desconocido y sin precedentes fluía por todo su cuerpo. Una risa del infierno resonó por toda su mente, miro a su amado con los parpados pesados. – Solo debes confiar en él – Indicó antes de que Medusa cayera profundamente dormida.

El silencio se hizo presente, la tormenta seguía implacable afuera. Pronto una incontrolable risa salió de la garganta del albino. Miro una pantalla, la misma marcaba un terremoto de magnitud sin precedentes. Pronto un tsunami arrasaría con toda la isla.

Este éxtasis de diversión recorriendo de arriba a bajo sin control lo estaba llevando a un pequeño nirvana de placer. También podía escuchar su risa, Bum-Bum se estaba divirtiendo, la cosa mejoro cuando vio que la aun dormida Medusa sonreía maliciosamente entre sueños.

Pronto escucho a la gran ola que llevaría a la antigua Atlántida al completo olvido en la historia del planeta.

~0~0~0~

Camino entre los interminables pasillos del lugar, las tenues luces que iluminaban a los costados daban un ambiente misterioso. Con el suelo completamente alfombrado y con un pequeño rastro de lo que era una sustancia viscosa.

Link vio los colores fosforescentes del movimiento de aquella sustancia tratando desesperadamente de ir a un lugar en concreto.

Se acerco a la misma, con sus ojos solo podía ver el color de los movimientos que hacía, cuando vio aquella cosa tensarse ante su presencia solo levanto su mano.

Aquella sustancia se aferró a su mano con desesperación, en ese momento Link fue capaz de escuchar cientos de voces en su cabeza, hablando en una lengua distinta.

-Cálmense – Ordenó con tranquilidad. De inmediato las voces se callaron por completo, la sustancia dejo de aferrarse. El albino continuo su camino en silencio.

Luego de tanto caminar se encontró con una puerta, la misma se abrió automáticamente, acompañado de un ligero chillido de sorpresa.

-¡Dios puedes hacer algo de ruido! – Le grito una voz dentro. La habitación era similar a la de su hija, la diferencia es que por el lado de la cama había muchísima de aquella sustancia regada por las paredes, en especial la cama.

Acostada en la misma, estaba una mujer hermosa, cabellera rubia, ojos celestes, vestida con una simple camisa sin mangas azul junto a unas bragas grises.

-Deberías aprender un poco de mi si quieres espiarme mejor, cariño – Comentó juguetonamente. Entro dentro de la habitación. – Pero lo que me preocupa es que no me hagas caso cuando digo que debes descansar, se irán desprendiendo de ti si estas muy estresada – Dijo mientras acercaba la sustancia a la mujer, misma que tomo su mano aliviada, aquella viscosidad se introdujo dentro de su cuerpo de nuevo.

-Ya decía yo que estaban faltando algunos cuantos – Suspiro aliviada.

-Unos cientos – Corrigió el albino, tomando la silla del escritorio la acerco a la cama para conversar.

La rubia trato de evitar el contacto visual, sus pelos se erizaban con la simple presencia del albino. Solo se recostó y bufó.

-Antes de que digas algo, solo fui por un poco de agua y comida – Se excuso.

-Pudiste pedirle eso a Lisa, te hubiera ahorrado el viaje – Ya sentado la miro con una sonrisa pragmática.

-No confiamos en ella – Declaró tajante.

-Ella no muerde – Comentó juguetonamente.

-No importa, no confío nada en inteligencias artificiales, son un estorbo – Gruño molesta.

-Ouch, si ella tuviera sentimientos seguros le dolerían tus palabras – Se río ligeramente.

-No los tiene, es una máquina y si los tuviera ya no las habríamos merendado – Se rasco incomoda, iba a decir otra cosa, pero una repentina toz la invadió. Miro su mano, había más de ese tipo de moco extraño.

-No te esfuerces demasiado, solo quédate aquí a descansar, Lori – Repitió el hombre con una fría tranquilidad.

Lori solo se volvió a tragar aquel moco, gruñendo se pudo apreciar la vena palpitante de su frente.

-Es más fácil decirlo que hacerlo, más cuando tienes tantas voces discutiendo en tu interior – Link miro el resto de "mocos" que estaban esparcidos, reunidos y concentrados en la mujer.

-Tú eres su reina, cálmalos, que apenas es el inicio de tu lindo proceso – Recargo su cara con la palma de su mano.

-Ya me gustaría verte a ti en nuestra situación para ver que responderías a las estupideces que tú mismo me estás diciendo – Sonrió sosteniéndose la cabeza con fuerza.

-Probablemente te arrastraría conmigo sin quejarme, desgarrando tus ropas y deleitándome con tu cuerpo, es lo que se me ocurre – Lori sonrió mirando por primera vez al hombre desde que entro.

-No nos tientes de robarte tu idea, que tampoco estoy tan bien como para hacer eso – Una poderosa sensación de vértigo la inundo. – ¡Ugh! Si solo llevo 4 semanas, no me quiero imaginar lo que me espera en unos meses – Se abrazo a sí misma tratando de controlar el mareo.

-No será nada agradable para todos ustedes, tan solo mira la cantidad de parásitos que soltaste solo por ir a la cocina por agua y comida, los siguientes meses con seguridad tendrás toda tu habitación inundada de ellos – La idea no resultaba agradable para la mujer, el hombre solo se divertía mirando su expresión.

Lori gruño.

-¿Que te dije acerca de la palabra? – Cerró los ojos.

-¿Cuál palabra? – Respondió haciéndose el desentendido.

-Sabes a lo que nos referimos... – Gruñó esas palabras, su voz cambiando drásticamente a medida que hablaba.

Link amplió su sonrisa.

-Ya, no se molesten tanto, solo es una inofensiva broma – Lori abrió los ojos mirándolo, parte de su cara se transformó en algo distinto, y aunque vieras tanto su parte humana como la otra, se podía notar la molestia en ambas.

-Esas bromas no nos hacen gracia – Volvió a gruñir. Deshaciendo la otra cara. Otro gruñido apareció, esta vez fue el estómago de la rubia.

-Siguen hambrientos – Declaró.

-¿Qué esperabas? Tengo que comer por miles... y ahora se agregó uno más... mierda... si así se pone solo estando en la cuarta semana voy a pegarme un tiro para el siguiente mes – Se sentó mientras abrazaba sus rodillas.

Sus uñas pronto rasguñaron con fuerza sus piernas, la sangre no tardo en hacerse esperar. Sin embargo, como una manada de animales, los parásitos alrededor de la mujer subieron hasta sus piernas, luego bajaron, sus recientes rasguños ya no estaban.

Lori ni se inmuto por lo sucedido, estaba más que acostumbrada, esa era su vida.

Link por otro lado solo dio dos aplausos.

-¡Lisa! Necesito más comida para el sujeto número: 19375 – Miro a la rubia. – ¿Quieres algo en específico? – Preguntó. Lori se le quedo mirando en silencio por unos segundos.

-Pollo, chocolates... y pretzeles, por favor – Pidió, casi con timidez.

-Ya la oíste, Lisa – Sonrió. No paso ni un minuto cuando una gran mesa surgió de la pared con todo lo que Lori había pedido, lamentablemente, los parásitos que se encontraban ahí no tardaron en ir hacía el gran banquete.

-¡No acaparen la comida, bastardos codiciosos! – Gritó Lori, provocando que se detuvieron, ella ni se esperó a que saliesen de la comida cuando empezó a devorar cual animal toda la comida.

No se dejaba absolutamente nada, y apenas masticaba una vez antes de traer más comida a su boca y tragarla toda de golpe.

Link dejo comer a Lori quien arraso con todo, no se dejó absolutamente nada. Limpiándose un poco de saliva de la comisura de sus labios dio un suspiro, aliviada.

-Sabes... podríamos llevarnos bien con esta... Lisa – Lori sonrió satisfecha, gran parte de las voces habían callado.

-¿Ves? Tan solo pídelo, estas en tu hogar después de todo – Lori se acostó, pensando un poco en las palabras del albino. El casi imperceptible rubor que se formó en sus mejillas de tan solo escuchar la palabra "hogar". Un escalofrío bajo por su cuerpo entero, fue tan fuerte que incluso los parásitos de fuera de su cuerpo lo sintieron igual.

-Por cierto, ¿tan aburridas fueron las películas que te mostré que terminaste escuchándonos? – Preguntó.

El nerviosismo de Lori fue algo notorio, pero recupero su compostura rápidamente. Desvió la mirada, ligeramente apenada.

-Ya te lo dije, fuimos por algo de comer, cuando veníamos de regreso los escuchamos, pero no escuchamos todo – Explicó.

-Ya veo, ¿Qué tanto escucharon? – Su imperturbable sonrisa no cambio, solo entrecerró ligeramente los ojos.

-Escuchamos ese tétrico cuento que le contabas a tu hija, ¿no te da miedo dejarle un trauma a la niña?, literalmente yo a su edad les temía a los insectos, pero con lo que le cuentas me sorprende que pueda dormir tranquila por las noches, más con ese muñeco tan espeluznante que le das antes de dormir – Comentó sintiéndose más calmada.

-¿Cuento?, para nada, tan solo le enseñaba un poco de historia antigua – Esa respuesta intrigo a Lori.

-Que yo sepa, Atlantis solo fue un mito, pero... tú... sabías demasiado del tema – Se dio cuenta, en su momento cuando escucho todo eso el dolor de cabeza era muy insoportable y le nublo el pensamiento, a todos.

-Con todo lo que has vivido, me sorprende que te impacte algo así, pero bueno, no puedo decir que el pueblo de Atlantis perdió a toda su antigua gente que no muto en una feroz criatura – Era obvia aquella implicación, más viendo que Link no era ningún monstruo a primera vista, en su relato solo un hombre se mantuvo sin cambios. Los detalles de aquella perturbadora "clase de historia" antes de dormir llegaban a ella.

Lo miro a los ojos, esos blancos y ciegos ojos a simple vista se podía pensar que solo veían la oscuridad, no era así, esos ojos eran la cosa más criptica que Lori había visto en su vida, ni su colmena podía saber con certeza el alcance de esos ojos.

Recordó otra cosa que la hizo sentir una desagradable sensación, y siendo una colmena colectiva, ese sentimiento se multiplico por mil, esa sensación fueron los celos.

-Oye... ¿Dónde quedo esa princesa de la que contaste? – Era muy notorio los celos en su expresión, en su tono, le estaba exigiendo más que preguntando.

-¿Ella? – Guardo silencio un momento antes de mirar a la ventana. Lori siguió su mirada. – Ella sigue gobernando, nunca paro de trabajar en estos diez mil años que han pasado – Finalizó sacando un pequeño collar de su suéter, acariciándolo con delicadeza.

La rubia lo miro, los celos no habían desaparecido, tenía unas ganas de encontrar esa maldita princesa y devorarla viva. Los miles de simbiontes parasitarios viviendo dentro de ella solo la alentaban más y más a emprender esa carnicería.

Link pudo ver con claridad los miles de colores moviéndose agresivamente por todo el cuerpo de Lori, podía ver a la misma desprendiendo una sed de sangre abrumadora, así que sin inmutarse su sonrisa se esfumo.

Repentinamente tomo a Lori con ambas manos y le dio un beso, cosa que ocasionó que la reina y su colmena le prestaran toda su atención.

Mirando esos ojos, esa expresión, esa infinita oscuridad que en el fondo sabía que habitaba dentro del albino, una oscuridad tan grande capaz de consumirlo todo, era hipnotizante.

-Debes descansar, cariño, tú y tus miles de simbiontes dentro de ti solo deben tranquilizarse, todos ustedes deben de recordarlo, me pertenece a mí, a la oscuridad, a nadie más, son parte de mí, así que no hay necesidad de causar alboroto en tu hogar, menos aun con nuestro pequeño bebe formándose entre tantos organismos vivos. Recuérdenlo bien, esa pequeña forma de vida, esa aberración, ese pequeño monstruo es nuestro bebe, el de todos, ¿entendido? – Sus palabras eran claras y firmes, Lori permaneció embelesada por las acciones del albino, por sus palabras, todo su cuerpo estaba dando vueltas.

Como amaban esta sensación.

-Sí... es nuestro bebe – Asintió suavemente, esperando otro beso más, cosa que así ocurrió, Link sonrió de nuevo y le planto otro beso, soltándola, Lori aun mantenía los ojos cerrados tratando de disfrutar por completo ese momento.

-Tengo que regresar a mi oficina, volveré pronto, tan solo descansa mi querida reina parasito – Se paró y dio la vuelta, dispuesto a irse, pero Lori lo tomo de la mano, casi desesperada.

Su respiración se hacía más agitada, su cuerpo estaba encendido, necesitada, todos y cada uno de los seres dentro de ella lo necesitaba.

-Quédate con nosotros, por favor – Suplicó con un tono frágil, sumiso y necesitado.

Link se soltó suavemente de su agarre y volvió a acostar a Lori. Quien no paraba de mirarlo, profundamente enamorada de él.

-Descansa, volveré contigo en un rato, duerman un poco, si no puede hacerlo... – Estiro su mano debajo de la almohada, sacando a Bum-Bum. Lori se asustó, ese peluche no había estado bajo su almohada, poco antes de que el albino llegara había tirado su almohada por accidente. Ese espeluznante peluche daba mucho miedo.

Con las manos temblando sostuvo al peluche contra su pecho, cerrando los ojos, lo último que vio fue la suave sonrisa de su amado, acariciándole con delicadeza mejilla antes de que ella y todos sus "residentes" cayeran en un profundo sueño.

~0~0~0~

-Hoy están especialmente agitados – Murmuro mirando las paredes de cristal.

Se encontraba bajando en un elevador. Este dio una vista completa del panorama oceánico. Alguien normal solo vería negrura infinita, pero Link no era alguien normal, él podía ver a los millones de atlanteanos nadando entre las aguas profundas del océano, fungiendo de imponentes guardianes.

Ellos no lo miraban, no le prestaban atención, sabían que él estaba yendo hacía su oficina. No les importaba lo que hiciera ahí, solo seguían su instinto y las ordenes de su reina.

Recuerdos cruzaban por su mente en estos instantes, viejos recuerdos de su yo de hace diez mil años, se sentía un niño, diez mil años y nunca dejo de divertirse como en sus primeros años de existencia.

Finalmente, llego a su destino, el punto más profundo del océano. Las compuertas se abrieron revelando una especie de laboratorio.

-[Buenas noches, amo] – Hablo una robótica y fría voz una vez el albino piso su oficina.

-Buenas noches Lisa – Saludó jovialmente a la inteligencia artificial que desarrollo. Miro un poco como estaba su oficina, había pasado un tiempo desde que regreso, pero tuvo que ir a hacer un poco de trabajo de campo.

Miro unos gigantescos tubos llenos de una sustancia negra, en medio ponía "Sustancia G-L". Al ver eso, los recordó, quizá debía mirar que planeta había destruido ahora, su batalla contra esos superhéroes había sido muy emocionante de ver.

Giro la cabeza y miro al otro gran tubo que contenía un tipo de sustancia rosada con la etiqueta "Virus A-Y". Cierto, tampoco lo veía a esa familia en un tiempo. Se encogió de hombros, aun le quedaba muchas cosas pendientes que observar.

Camino en silencio hacía una gran silla, sentándose cómodamente miro en frente al vidrio que solo mostraba oscuridad, jugueteando con una magic 8-ball.

-Lisa, muéstrame los universos que tengo pendientes

-[Enseguida, amo] – De inmediato una pantalla de luz surgió frente al albino.

-Veamos que hay por aquí... – Miro el primer mundo que Lisa le mostro. Curioso, esa versión suya encontró la victory box. Necesitaba más contexto de eso, así que sí. Su dedo toco la pantalla y la arrastro hasta la ventana donde se proyectó dicho mundo.

La pantalla volvió a surgir mostrando otro mundo.

Alzo una ceja curiosa, era el torneo de dioses y humanos, ahora estaba una versión de Lucy Loud combatiendo contra... ¿ese era Onmitron? No esperaba verlo en estos duelos a muerte, pero no iba a quejarse. Esa lista de peleadores era interesante, y tenía especial interés de ese ángel vestido de humano.

Arrastro el dedo y el universo compartió pantalla con el primero.

Siguiente mundo.

El siguiente mundo mostraba a tres chicas conversando entre sí, una pelirroja de cabellos largos, una castaña con un gorro anaranjado y otra chica de cabellos grises, parecía estar calmando a las dos primeras. Esa última niña llamaba su atención, era especial, podría valer la pena. Arrastro la pantalla.

Siguiente mundo.

¿Un niño araña?, por lo general no le prestaba tanta atención a este tipo de mundos, principalmente porque le estaba resultando aburridos en su mayoría, pero ver ese abogado ciego tener un reloj especializado en sordos le pareció divertido. Así que sí.

Siguiente mundo.

¿Alice Loud? Esta hija de Lincoln Loud y Lucy Loud estaba obteniendo cierto auge, ¿sería como las otras tres?, vería que tal. Aprobado.

Siguiente mundo.

Vaya, era raro ver que Rosato tomara relevancia en un mundo hoy en día, pero, era interesante verla cargar con la consciencia de Lincoln Loud en unas gafas. Eso podría darle una idea interesante a futuro. Pasa.

Siguiente mundo.

Ohhh esto sí era interesante, una familia atrapada dentro del malévolo pueblo de Silent Hill, eso debía de verlo, había pasado un tiempo desde que vio algo relacionado con el pueblo infernal, desde que los bastardos incestuosos de Luna y Lincoln Loud se adentraban para encontrar a este último. Afirmativo.

Siguiente mundo.

¿Zalgo? ¿Los SCP? Con solo saber que esas dos cosas se mezclaban en un solo mundo era suficiente merito para darle una oportunidad, lo que más le emociono fue saber que había muchos más seres terroríficos, necesitaba un plato de pasta para ver eso. Aprobado.

Siguiente mundo.

Oh mira, ese musical de una de las parejas más tóxicas del multiverso, tampoco era afín a este tipo de mundos, pero mínimo resultaba entretenido mirar el masoquismo de ese Loud y lo patético que resultaba la Santiago a la hora de expresar sus sentimientos, pero hey, si veía a Komi-San de vez en cuando, ¿por qué no?, eran similares, solo que en este caso eran adolescentes estúpidamente enamorados y no solo una mocosa incapaz de comunicarse sin cagarse encima. Aprobado.

Siguiente mundo.

Oh... es el mundo de los superpoderes, no, ¿Cómo los llamaban en ese mundo? ¡Quirks!, ya recordé. Este mundo... es interesante, este niño será una especie de evolución humana de la hallucigenia, no tenía idea, pero claramente ese plan macabro que está formando es muy divertido. Plus Ultra.

Siguiente mundo.

Ya veo, el niño zorro deserto y traiciono a todos sus carceleros, suena dulce, ese conflicto interno con el mundo se ve interesante, también puedo ver que estas bestias con cola son mucho más poderosas que otras versiones. Definitivamente sí.

-¡Ah por cierto, Lisa! ¿la guerra del grial ya va a comenzar? – Preguntó.

-[Aun queda un tiempo para que Angra Mainyu inicie a escoger a los maestros] – El albino bufó decepcionado, esperaba que esa guerra fuera pronto, siempre adoraba todas las líneas de tiempo que eso podía desarrollar.

Miro un último mundo.

-¿Este mundo es...?

-Sí... lo es – Bum-Bum habló emocionado. Link miro al peluche que descansaba en el descansa brazos, había llegado desde hace rato, se había percatado de eso, su amigo ya no podía sorprenderlo.

Ambos miraron el mundo que se mostraba en la pantalla. Sus sonrisas se ensancharon, la emoción era palpable en sus rostros.

-Sin duda, es un sí – Habló con tranquilidad mientras arrastraba la pantalla. La voz profunda de Bum-Bum solo río.

-Ese maldito Cipher – Se limitó a decir.

Los dos seres oscuros miraron los múltiples universos, observándolos con cuidado, deseaban ver que desenlace podían tener. Aun quedaba mucha diversión para ambos. Eventualmente, actuaría cuando fuera necesario.

Y una vez actúen, habrá D̷͚͎͎̙̝̟͙́̒̑i̴̹̩̺̾͂̍̾̎͛́̚͘ͅv̸͙͗̂̏͒̔̈̋͘ę̴̤̲͎̂̿̅̃͛̐̚̚͘ͅr̷̡̧̗͉̱̭͉̹̦͗s̶̞͎͕̫̦̬͖̭̟̗̀͛̎͗̓̊͘͝ͅí̴̭̱͚͇̌̂̈́̊̊ó̷̢̗̥̩͖͚̬̳͙͙̐̔̀̽̈́̋͌͝n̵͔̿̅́̈́̿͆̌́̈́ para todos los mundos.

~0~

Hello there, espero haya disfrutado este shot y por si aún no lo has notado, este shot es secuela de ¿Qué es la diversión? que también se encuentra en esta colección por si alguno no lo ha leído.

Como pudieron ver planeo hacer de Link y de Bum-Bum villanos dentro de mis historias, que no tan solo van a limitarse a TLH. En principio, este shot estuvo planeado... desde que acabe su primera parte en 2020, peroooo ustedes saben, flojera + muchas historias + escuela/estudios = lo de siempre.

Lo que si les puedo decir es que la habilidad de Link es una versión mejorada de la sinestesia, que es la habilidad de ver el color en los sonidos, solo que, en este caso, los ojos de Lincoln ven el color en toda la existencia misma, no hay oscuridad o luz que lo ciegue, así como puede saber la verdad de las personas con mirarlas, así que las mentiras o las ilusiones son inútiles, también esos ojos le permiten entender todos los lenguajes del multiverso. Unos ojos muy interesantes, ¿no les parece?

No hablaré en detalle sobre todo lo visto en este shot, pues contiene muchas referencias y detalles a todo mi trabajo como ficker e incluso en los siguientes proyectos que quiero hacer [Sin contar las referencias que hice a otros autores], se los dejaré a ustedes de encontrar/teorizar, será entretenido leer lo que se les ocurra.

Respecto a mi siguiente actualización, todavía me queda hacer un anuncio especial que vendrá pronto, luego de ello será otro cap del hilcoln. Y supongo que eso serían todas las actualizaciones de este mes, a no ser que haga todo esto en buen tiempo y me dé por actualizar algo más. Posiblemente otro shot de aquí o algo relacionado con BNHA, no creo que vaya a ser el albino callejero, pero tampoco lo descarto, en fin, problemas para mi yo del futuro.

Ah y antes de que se me olvide, el siguiente shot puede ser un family sin stories o la continuación de Luz de Luna, lo que me apetezca más escribir.

Sin nada más que decirles se despide Dark-Mask-Uzumaki.

Bye.

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