〇 ⇜●Ladrien •MLB•〇⇜ ●
Las gotas saladas caían por su rostro mientras sentía el aire frío y nocturno, el dolor que cargaba en su corazón era lo peor que había experimentado en sus cortos veintidós años. Aún no podía creer el ser malévolo que se escondía detrás de esa cara de Ángel.
Cada sollozo le calaba hasta los huesos, deseaba desaparecer de la faz de la tierra, no saber nada ni de nadie. Ahora mismo solo oscuridad era cuanto podía encontrar en su cabeza, se sentía decepcionada, ilusa, muy destrozada por dentro.
Aterrizó en el piso de su casa sin deshacer su transformación, solo se dedicó a lamentarse, era una suerte que a estas alturas ya no viviera con sus padres pues no tenía humor ni mucho menos podía contarles lo ocurrido.
—Marinette.—Su kwami salió de sus pendientes, levitando frente a ella con sus ojitos llenos de preocupación. —Por favor, mírame.
Ella permanecía hecha un ovillo sacando todas las lágrimas que se tuvo que tragar por no verse vulnerable, odiaba tanto que todo esto le afectara, pero ¿Quién podía culparla?, él le había profesado un amor que no existía.
—Soy una tonta, una estúpida.—sollozó al levantar la mirada hacia su amiga rojiza.—No sé como pude creer todas sus mentiras.
Tikki se acercó hacia ella, acariciando su espalda y así darle algo de consuelo. Estaba enojada, demasiado a decir verdad, pronto le pediría explicaciones a Plagg.
—Era difícil de saberlo, él...—Guardó silencio un momento pero al final susurró. —Aunque también solía ser muy obvio con sus intenciones.
La azabache se sentó en el suelo con las piernas en postura apache, sosteniendo su cabeza entre sus manos.
—Puedes decirlo en voz alta.—pasó su lengua por sus labios, justo donde sus lágrimas se anidaban.—Me dejé envolver por sus palabras, caí como una estúpida niñata, me emocioné por sus "Te amo", cuando el solo deseaba algo; Mi miraculous. ¡Bravo!, ¡Soy la peor heroína de este mundo!
Tikki no encontraba forma de calmar a su compañera, lo que Adrien Agreste había hecho era realmente una bajeza, algo que no creyó que fuera a realizar nunca. Quería ir y golpearle fuerte, reclamarle por cada una de las lágrimas derramadas esa noche.
—¿Qué piensas hacer?—exclamó al ver como Marinette se levantaba con decisión del suelo hasta su closet.
Dupain se secó el rostro antes de sacar una maleta y arrojar sus pertenencias a ella. Muchos la tacharían de cobarde, de traicionera por lo que iba a hacer, pero realmente necesitaba aquello.
—Si Adrien, Chat, o Hawkmoth creen que me van a vencer así de fácil, están equivocados.—Dijo con tono enojado y decepcionado. —Tal vez he perdido a un novio, lo entiendo, me lo dejó claro, pero no crea que va a poder quitarme lo que se me ha confiado.
Tikki admiraba la valentía de su portadora, pues incluso con el corazón destrozado, al haber escuchado accidentalmente la charla que Adrien mantuvo con su padre en donde se revelaban sus malévolos planes, ella seguía de pie como siempre.
—Pero no puedes irte, no podemos dejar París sin alguien que lo proteja. Además, tanto Hawkmoth como Adrien conocen la verdadera identidad de todos los portadores.
Marinette se dio la vuelta para observar a su criatura de motas rojas, estaba en lo cierto, no podía huir así como si nada. Pero en este momento, después de la charla que accidentalmente escuchó, cuando estaba a punto de entrar a la habitación del chico para darle una sorpresa; Lo mejor era alejarse de todo lo que le recordara a él, al menos por un tiempo
—No te preocupes, solo serán un par de días.—concluyó cerrando su maleta, yendo hasta su computadora.—Iremos al tíbet para buscar ayuda, he estado investigando y tal vez hay alguien que nos puede ayudar.
Esa noche Marinette se permitió llorar de dolor, rabia, así como frustración, pero sería la última vez que permitiría que alguien jugara con su corazón. Estaba segura que al irse en busca de los demás guardianes —quienes por alguna razón misteriosa, permanecían igual a hacer muchas décadas—, sería capaz de derrotar a Hawkmoth y sus secuaces.
Del mismo modo, el viaje servía para sanar su mente, poniéndole fin a ese oscuro capítulo donde Adrien jaló el gatillo directo a su pecho al hacerle creer que amaba a quien se encontraba bajo el disfraz de catarina sin conocerla.
Cuando era más que evidente que por eso se acercó a ella bajo el disfraz de chico enamorado, celoso de Chat Noir y su dulce romeo. Todo era una treta para seducirla, aprovechándose de su amor, pues solo así la tendría comiendo de su mano.
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