My Queen [Female!Oc]
"There's beauty in the way that you are. When I'm all alone, I can call on you. Guess I'm haunted too." Sonaba en las bocinas del lugar.
"¿No piensas bailar?" Le gritaba su amiga encima de toda la música del club.
"No." Negaba la chica.
"¡Vamos, desde que llegamos te la has pasado sentada sin hacer más que poner esa cara de cachorro mojado!" Rió a carcajadas, lástima que solo ella reía. "Bueno, te dejo, entonces. Yo planeo ir con un chico sexy para perderme toda la noche." Dijo sacudiendo sus hombros para reír una vez.
"¡Pásala bien, Emma!" Le gritó cuando la vió irse con una gran sonrisa. Aunque Brooklyn quisiera divertirse, no podía. Se sentía en el lugar erróneo.
Toda su vida vió como miles de chicos pasaban por los brazos de su mejor amiga Emma. Ella era rubia, unos ojazos azules y una cara preciosa, ni siquiera hablemos de su cuerpo, ella era perfecta.
Pero Brooklyn no era así.
Su cuerpo no era delgado, sus caderas eran anchas, sus muslos tenían marcas de estrías y sus manos parecían a las de un panda. Su cabello negro era lacio y brilloso pero eso no distraía a la gente que se burlaba de ella. Siempre usó ropa que la tapara para evitar que se burlaran más de su físico. Siempre fue el blanco para las bromas, no como Emma, ella era perfecta y hasta popular.
Nunca había tenido novio. La única vez que llegó a tener algo similar fue una broma de unos compañeros de la escuela, esa bromita le rompió el corazón. La hicieron creer que ese apuesto chico gustaba de ella, todo para que la humillaran frente a toda la escuela cuando ella intentó darle un beso. Nunca olvidaría sus risas.
Ese día era el cumpleaños de su mejor amiga y ella insistió en salir a un club nocturno. La maquilló y la vistió con uno de esos vestidos brillosos y ajustados. Brooklyn quería salir huyendo, no se sentía cómoda. Se sentía como..un cerdo con pintura en el rostro.
A lo lejos en la pista de baile podía ver a su amiga bailar con hombres y reír a carcajadas, mientras que en la mesa que ocupaban la pelinegra se mantenía sentada con su vaso en las manos. Brooklyn quería ser ella, quería que un chico se fijara en ella, quería que la apreciaran por su belleza pero...pero no se sentía bella en lo absoluto.
"No debería estar aquí." Se dijo a si misma dejando el vaso en la mesa. Emma ni siquiera se preocupaba en que Brooklyn la pasara bien, le preocupaba que la miraran, le preocupaba sentirse feliz divirtiéndose a lo grande.
La chica se levantó de la silla y sin esperar más se dirigió a la entrada del club.
"Come, past the dark, take my hand. Cover for my enemies. My ride or die till the end. No negative energy."
En un grupo cerca de la entrada un chico retrocedió. Brooklyn no pudo esquivarlo rápidamente provocando que la espalda de este golpeara a la fémina. "¡Ay, perdón!" Él rápidamente se volteó para agarrarla cuando la vió tambalear. Su reacción tan rápida hizo que la mencionada se sorprendiera. "¿Estás bien?"
Brooklyn le miró. El chico era más alto que ella. Su cabello era negro y largo sobre sus hombros, era precioso, lástima que usara un gorro ocultándolo. Usaba una cadena de oro con una cruz y vestía con ropa negra. En su muñeca había un reloj de Apple y en su otra muñeca usaba una pulsera de hilo. Nada de esto le importó a la chica porque ella miraba esos preciosos ojos rasgados. El chico tenía muchos lunares y una cicatriz sobre su labio.
"Te tengo to' pa'. 'Toy segura que tú no te quiere' ir. Dice "Toki, mami, 'toy puesto pa' ti"
Espérame 'esnuíta, que esta noche no te dejo dormir, ah."
El rostro de la pelinegra se tornó algo rojo al sentir como la agarraba de la mano y el antebrazo. Era una hermosura de chico, no había duda. La canción tampoco ayudaba.
"¡Lo siento!" Dijo con rapidez alejándose para ir corriendo a la salida tapándose su rostro con su palma abierta sobre su cien con vergüenza.
"¡Espera!"
El frío chocó su cuerpo, se tuvo que haber traído un saco antes de salir, ese corto vestido ajustado y sin mangas la iba a dejar congelada. Se encaminó alejándose de aquella fila con aquel gorila que decidía quien entraba y quien salía. Era obvio que la dejó ir sin más.
No sabía a dónde iría. No tenía auto. Su celular no tenía batería y era de noche. Era peligroso ir por ahí sola.
"¡Hey, tú!" Escuchó algo lejano. "¡La chica de vestido morado!" Ahora lo escuchó a sus espaldas haciendo que volteara a ver.
"¿Yo?.." preguntó dudosa señalándose a si misma a la vez que se abrazaba para tapar el frío de la noche.
"Sí." Se detuvo frente a ella jadeando por la carrerita que se dió. "Dame— Dame un segundo." Pidió tratando de agarrar aire mientras se sujetaba de sus propias rodillas.
Brooklyn lo miró callada y temerosa. Estaba demasiado confundida. "Si te vas a burlar, hazlo ahora." Murmuró con suavidad y evidentemente con dolor.
"¿Qué?" La miró hacía arriba confundido. "No, no, yo no—"
"¿No?" En sus ojos se veían la confusión de toda la situación.
"¡No! ¿Porqué me burlaría?" Se enderezó para suspirar.
"Yo— No lo sé. ¿Por mi peso? ¿Por cómo me veo?" Dudó ella. "Siempre encuentran algo en en mí a lo que odiar." Murmuró.
El chico de greñas la miraba raro ante estas palabras. La miró de arriba hacía abajo y negó con confusión. "No tienes nada de malo en como te vez. Luces genial."
"Luces genial."
No podía dejarse llevar por ello. Ya había sucedido antes, posiblemente sólo quería burlarse de ella como lo han hecho anteriormente.
Su cerebro le decía que se fuera pero, su corazón quería quedarse. Y le hizo caso a su corazón.
"¿Luzco...genial?" Murmuró repitiendo sus palabras con sus mejillas rojas.
"Sí." Sonrió para extender su mano. "Me llamo Alexis. Quería disculparme adecuadamente. Tuve que ver por dónde iba antes de retroceder."
"Oh, no te preocupes." Ella dudó un poco pero le extendió la mano para sacudirla. "Tuve que ver que ibas a moverte." No sonaba segura.
"En lo absoluto. Fue mi culpa. Mis amigos me dijeron pero no vi y te golpeé accidentalmente. Realmente, perdón." Su sonrisa era preciosa. Brooklyn podía sentirse ida por esta. "¿Ya te ibas? Te veías muy sola."
La pelinegra asintió soltando su mano para abrazarse a si misma. "Sí, los lugares así no son lo mío." Confesó avergonzada.
"¿Y qué es lo tuyo?" Las preguntas le parecían rara. ¿Un hombre queriendo saber sus gustos? Definitivamente, era raro.
"¿Porqué quieres saber?" Murmuró desconfiada y algo hostil.
"Eh.." él carraspeó. "Trato de crear un tema de conversación, pensé que era buena idea preguntar, lo siento." Con una mano en la nuca desvió la mirada a otro lado con algo de vergüenza.
Brooklyn se encontró sintiéndose mal por comportarse de aquella manera tan borde pero, es que le tenía miedo a que se burlaran de ella otra vez o algo parecido.
"En fin." Él suspiró. "Lamento molestarte."
Alexis se dió la vuelta para volver a caminar a el club donde estaban sus amigos disfrutando de un buen tiempo con música y bebida. No terminó de dar cinco pasos cuando ella le detuvo con su voz.
"Es por que se burlan de mí." Le respondió a la pregunta que tenía hace un momento. "Suelen usarme como objeto de burlas, por eso no...por eso me parece tan raro que quieras preguntar algo así." El chico se detuvo para mirarla. "Estoy tensa, estos lugares me enferman y— y más vistiendo así." Se miró unos momentos para suspirar.
Él calló unos segundos para darse la vuelta completamente una vez más pero para verla. "No creo que tengas algo de lo que deberían burlarse, no entiendo el porqué se burlarían de ti." Ella le miró con las mejillas levemente rosadas, tal vez por el frío de la noche o tal vez por sus palabras. "¿Y qué lugares te gustan?" Preguntó nuevamente con una pequeña sonrisa.
"¿Lugares?..Mm..Dónde sea que no sea aquí." Dijo sin dudarlo.
"¿Tienes hambre?" Preguntó de la nada dejándola aún más confundida.
"¿Lo preguntas por que soy gorda?" No dudó en preguntarlo con el ceño fruncido. Estaba preparándose mentalmente para algún comentario de mal gusto, una burla o algo parecido.
Pero su rostro no iba de acuerdo con alguien que haría esas bromas. El pelinegro frunció el ceño confundido e hizo una mueca rara. "¿No?" Dijo ladeando la cabeza levemente. "Por que cualquiera come y yo tengo hambre." Le explicó. "Vamos a comer algo, tú no quieres estar aquí y yo me muero de hambre." Sugirió con una sonrisa, la sonrisa más brillante que Brooklyn jamás había visto.
Le dió algo de vergüenza aceptar pero lo hizo. "Bien.."
Alexis se quitó su saco y se la colocó por encima de los hombros para taparla del frío. Se daba cuenta de que la chica estaba pasando mucho frío desde que salió, normal, era normal, contando que eran alrededor de las una de la mañana. Él se le acercó y le ofreció el brazo, ella sonrió un poco y pasó su mano bajo su brazo para agarrarse de él.
Por primera vez en su vida se sentía apreciada. Esa noche comieron juntos riendo y compartiendo miles de palabras. El chico le contaba sus anécdotas de los lugares que había visitado y ella escuchaba con una gran sonrisa atenta a cada detalle. Más de una vez soltó una carcajadas por las cosas que decía. Brooklyn le contó de sus aspiraciones de pequeña, le contó lo mucho que quiso ser creadora de videojuegos pero que nunca pudo dedicarse a ello profesionalmente. Estas palabras no pasaron por alto, Alex la escuchó y hasta le ofreció un lugar en su empresa. Ese fue el inicio de un cambio enorme en su vida y el inicio de una gran relación entre ambos.
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