Luego de tanto tiempo, por fin le lograba ver desde aquella torre de guardia dentro de el muro. Veía a un hombre que caminaba por el mismo camino del que se alejó su amado hace meses atrás.

La sonrisa en su rostro fue enorme mientras corría rápidamente hacia el borde de la torre.

"¡Quackity!" Llamó Ruben agarrando el brazo de Alexis.

"Es él." dijo el joven chico con alegria y lágrimas en los ojos. "¡Es él!" repetía.

"No, Quackity... Eso no es..."

Mientras el hombre se iba acercado cada vez más, la sonrisa en el rostro de Alexis se ha desvanecido poco a poco. Y el amor de su vida se acercó cada vez más a los grandes muros. Solo para mostrar que su piel morena ahora era mas oscura, incluso verde, su cabeza estaba sin ojos, gruñidos y sangre oscura, tan oscura como la noche.

Roier vino de vuelta a casa. Tristemente, ya no era él, era un caminante que cumplió la promesa que una vez le hizo a su amado. Volvió a casa.