25 de diciembre 2017
La mañana del 25 de diciembre, Anel Romaní sonreía al recordar lo sucedido la noche anterior; daba vueltas en el mismo punto, recordando a él, su sonrisa, su voz, su olor... todo.
Hace unas semanas había vuelto a ver a Diego González, el amor de su adolescencia y gran amigo en esa época. Pero, por cosas de la vida, ambos habían tomado caminos distintos al término de la secundaria y término de su relación; relación que, para Anel fue la mejor que vivió y, pese a los años, no retornó a sentir con otra persona.
Sonrió al recordar cómo inició el romance, cómo y porqué se encontraba en aquella situación. Pedro Díaz, conserje de la secundaria Mariscal Castilla unió a los jóvenes cuando ambos eran como agua y aceite, como perro y gato, porque no siempre Anel y Diego se llevaron de maravilla; gracias al señor Díaz iniciaron la amistad cuando, por enésima vez, fueron castigados a pasar horas extras ayudando al conserje después de clases.
Hacía diez años que Anel y Diego terminaron la secundaria, dos semanas de reencontrarse, menos de veinticuatro horas que ambos sentían el latir de sus corazones a un solo ritmo y de nuevo gracias a Pedro Díaz.
La noche de reencuentro de la promoción «Ángeles del futuro», Anel y Diego estuvieron la primera hora distantes; aunque cuando Diego dio el primer paso para saludar a su inseparable compañera del pasado, no hubo quien los separare. Entre risas, bebidas y recuerdos recordaron al ángel que los unió.
—¿Sabes algo de don Pedro Díaz? —preguntó curiosa y melancólica Anel.
—Me enteré que después de retirarse como conserje se instaló en un albergue para personas mayores.
—No puedo creerlo. Pensé que tenía familia —dijo apenada Anel.
—Tiene una hermana, pero vive en el extranjero. Por lo que sé, don Pedro no quiso abandonar su tierra.
—Lo entiendo —ante la respuesta de la joven, Diego se encogió de hombros.
Anel quedó apenada y pensativa, no era justo que una persona tan especial, buena como el señor Pedro estuviese en un albergue. Por esa razón Anel tuvo una idea.
—¿Sabes el nombre del lugar? —Anel enarcó una ceja, interrogante.
Desorientado al inicio, Diego entendió a qué se refería Anel.
—No, aunque puedo averiguarlo —ella, sonrió complacida.
***
24 de diciembre 2017
Luego de averiguaciones que tomaron días, Anel y Diego hallaron al señor Pedro en un albergue para personas mayores. Pese al tráfico que se ocasiona por épocas navideñas en la cuidad de Lima, llegaron al lugar indicado. Don Pedro emocionado y sorprendido por la visita en vísperas de Navidad, compartió con la pareja un lonche[1]-cena llena de recuerdos y comida típica peruana. En la mesa no faltó el típico panetón[2], chocolate caliente, pollo a la brasa, vino y la exquisita ensalada de papa.
—Ay chiquillos, quien los viera hoy no creería cómo se llevaron en el pasado —el señor Pedro bebió de su taza de chocolate—. ¿Cuándo se casan?
Anel estuvo a punto de escupir el chocolate que bebió y Diego de atragantarse con un trozo de pollo. Las mejillas de ambos jóvenes estaban del color del mantel: rojo. La pregunta del señor Díaz los había dejado descolocados ¿Casarse? Pero si apenas habían retomado la amistad, tanto él como ella tenían vidas hechas, incluso Diego vivía en el extranjero, no entendían por qué el ex conserje de la secundaria había asumido que eran una pareja feliz, a punto de casarse.
—Señor Pedro... —empezó Anel— nosotros no... Esto... Creo que...
Al notar el titubeó de su compañera, Diego intervino—: No vamos a casarnos —don Pedro frunció el ceño, interrogante. Diego deglutió saliva—. Me refiero a que no somos pareja, apenas acabamos de reencontrarnos.
—Ah, vaya chiquillos, y yo que pensaba que sería el padrino de la boda —rio— hasta traje tengo, algo antiguo pero elegante, eh —continúo carcajeándose.
Tanto Anel como Diego se miraron, procesaron las palabras del anciano, después de algunos segundos rieron junto a don Pedro.
Para aligerar la tensión de los jóvenes, don Pedro cambió de tema
—¿Qué opinan del nacimiento[3]? Tomó tiempo armarlo pero quedó sumaq
Anel frunció el ceño, desconocía el significado de la palabra. En cambio, Diego sabía una que otra palabra en quechua porque tenía familiares que manejaban el idioma.
—Sumaq significa bonito —aclaró el chico. Don Pedro afirmó sonriente.
Al finalizar la velada, tanto Anel como Diego desearon Feliz Navidad al anciano, él sonriente observó a la pareja.
—No olviden a este pobre viejo —sonrió—. Tampoco olviden que la amistad, los recuerdos y el amor los trajo aquí hoy: qhana [4] esperanza, chiquillos —les abrazó para desearles «Feliz Navidad», y bromeó diciendo que, por no ser niños buenos, ese año Papa Noel no traería regalos para ellos.
Sonrientes, al salir del recinto subieron al auto de Anel, pero la joven estaba algo agotada y pidió a su compañero que manejara por ella.
—Espero no perdemos, Lima a cambia tanto en estos años —confesó Diego, al internarse por las calles limeñas.
—Sí es.
El recorrido por las calles que estaban adornadas con decoraciones y luces navideñas la pasaron el mayor tiempo silencio, Anel intervenía cuando Diego preguntaba por dónde ir y ella daba indicaciones, después cada uno estuvo ensimismado recordando las palabras de don Pedro.
Cuando llegaron al departamento de Anel, ella preguntó si él deseaba a pasar, pero Diego denegó a la invitación.
—Lo siento —suspiro al no saber cómo abordar lo que tenía por confesar—Mañana regreso a Londres... Debo acomodar las maletas —quedaron en silencio hasta que Diego continuó—: Quien lo diría, pasaré Navidad en un avión —trató de bromear, pero no logró el efecto deseado.
Al escuchar la noticia algo dentro de Anel se destrozó, no esperaba que él retornará tan pronto a Londres. Entonces por enésima vez recordó las palabras de don Pedro, ¿Era una señal? Si no confesaba lo que sentía por Diego sabía que se arrepentiría de por vida.
Aspiró. Se acomodó en el asiento, quedando frente a él antes tomar la iniciativa.
—Sé que tienes una vida hecha en Inglaterra, sin embargo, no puedo negar que cuando te vi algo remeció dentro de mí.
»Sonaré egoísta o quizá muy sincera, pero no quiero que te alejes de mí... Te... Te quiero aquí, conmigo.
Expectante, Anel sentía el latir de su corazón a mil por hora, esperando por la respuesta de su acompañante. Asombrado, Diego procesó la confesión de la joven, abrió la boca para decir algo, pero de ella salió un balbuceo inentendible.
Con el transcurrir de los segundos, que para Anel se sintió una eternidad, el valor que sintió al inicio se transformó en vergüenza; agachó la cabeza para que Diego no notase su estado. Entonces Diego, no lo pensó más, reaccionó besando a la joven como deseó hacerlo desde que la vio enfundado en aquel vestido verde, que fue como una señal de luz de esperanza.
***
La noche del 24 de diciembre de 2017, dos almas separados por malos entendidos, situaciones absurdas y típicas de la edad revivieron profesándose amor eterno.
A media noche, abrazados, él beso la frente de Anel. En ese momento Diego revisó la hora en el celular, sorprendiéndose al percatarse que ya era noche buena, deseó lo que por años se reprimió de decir.
—Vaya, es Navidad. ¡Feliz Navidad mi bella Anel! Prometo que está será la primera de cientos navidades juntos —Ella, complacida, agradecida y emocionada sonrió.
—¡Feliz Navidad amor mío!
Ambos se fundieron en un beso lleno de promesas y sellaron el inicio de un maravilloso reencuentro.
[1] Lonche: comida que suele darse después del almuerzo antes de la cena en Perú. Consiste en pan, leche, café, o según el gusto de cada persona.
[2] Panetón: postre típico peruano de origen italiano.
[3] Nacimiento: representación que se crea-arma con motivo del nacimiento del niño Jesús. Se utiliza papel especial (conocido como papel para nacimiento), animales de porcelana, cerámica o plástico al igual que los pastores, reyes magos y María, José y el niño Jesús.
[4] Qhana: luz en aymara, idioma nativo peruano.
Estoy muy emocionada porque está es la primera historia que escribo ambientada en mí país. También porque este año fue muy productivo, maravilloso y de aprendizaje. Gracias por tanto.
Espero les guste Qhana, una historia que fue escrita para que participara en Antología <<Navidad en mi tierra>> de RomanceEs y que, gracias a dios, forma parte de la antología. Solo hice algunas modificaciones y añadí más detalles.
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