Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

[C A P I T U L O 7]

Los tres salieron de comisaría por la parte trasera y caminaron hacia el auto, donde los esperaba su amigo gallego.

-Yo creo que a Papu le hace falta una alegría-comentó Gustabo

-Yo creo que alguien ya se la está dando, eh ______-dijo Horacio con tono picante, dándole un codazo a la nombrada.

-Yo creo que te inventas muchas historias-contestó la chica, de forma burlona pegandole unas leves palmadas en su hombro.

-Pero no lo negaste-intervino Gustabo, haciendo que su amigo de cresta comenzara a reír.
Ella solo río, para luego adelantarse y llegar con Segismundo, a quien se lo veía algo preocupado.

-¿Estás bien?

-Si ustedes, ¿Les ha hecho algo el supermariconetti ese?-preguntó, viendo como llegaban sus otros dos compañeros.

-No, tranquilo Segis-contesto ______ sonriendole en un intento de calmarlo, cosa que pareció funcionar.

-Estamos de puta madre-dijo Gustabo.

Estuvieron un rato-unos diez minutos máximo- contándole al de buzo a cuadros lo que había pasado dentro del despacho, exagerando en alguna que otra frase.

-Así que, ahora hay que ver de donde cojones sacamos ese número-finalizó la chica, dejando ver algo de inquietud en su voz.

-Tranquila, ya veremos como-dijo Horacio, mientras Segismundo ponía una mano sobre el hombro de ella y Gustabo asentía al tiempo que sonreía levemente.

-Ahora podemos dar una vuelta-propuso Gustabo-ir a tomar algo y luego ver que hacemos.

Todos aceptaron la oferta, y se montaron al vehículo amarillo. Ésta vez, ______ iba de conductor, y Horacio de copiloto.

Al llegar a destino, bajaron y cerraron con seguro el coche. Una vez allí se pasaron unas tres horas debatiendo como encontrarían ese numero telefónico, o siquiera alguna pista del Sapo Juárez.

La noche ya estaba comenzando a caer sobre la ciudad, y la pequeña banda dicidió tomar rumbo, cada uno a su casa.

Estaban adentrándose a unas calles algo desoladas cuando la chica-quien ahora iba en el asiento tracero-noto que una camioneta negra los seguía.

-Métele caña Gustabo, que nos siguen
-dijo la pasajera de atrás, viendo como otra camioneta entraba, por el carril derecho, a la calle.

Los coches siguieron acercándose, hasta chocar su trompa con la parte trasera, logrando desestabilizar el vehículo, obligándoles a frenar.
Rápidamente los de las camionetas negras se bajaron apuntando sus armas, dispuestos a disparar si así fuera necesario.

-Bajen del auto, con las manos arriba-gritó uno de ellos.

Con cuidado de no hacer ningún movimiento brusco, hicieron lo que les pidieron.

-Al auto, chiquita-gritó nuevamente mirando a la chica, señalando la camioneta a la cual debía subirse.
Pensó en negarse, pero eso solo empioria las cosas. Sin contar de que corría el riesgo de que le dispararan a sus compañeros. Así que se subió sin ofrecer resistencia alguna y juntando sus manos para que sean precintadas.

Una vez arriba observaba como Gustabo, Horacio y Segismundo también eran obligados a subir a la otra camioneta.

-¿A dónde vamos?-Preguntó ______ seria, manteniendo su compostura. No recibió respuesta alguna, solo una mirada a través del espejo retrovisor.

Le parecía curioso que si fuera un secuestro no le vendrán los ojos, la durmieran o algo.
Fue un viaje bastante corto, y se detuvieron al llegar a un puente, donde la obligaron a bajar. Por un momento creyó que la obligarian a tirarse-aunque eso no tuviera mucho sentido-, pero al sentir que el conductor la tomaba bruscamente del brazo y la guiaba cuesta abajo esa idea cesó.
Bajaron por una rampa bastante maltratada, y pudo ver que justo debajo del puente había otro hombre. Al principio no se percató, pero al ver su traje se quedo helada.

Ya no hacía falta conseguir el número telefónico, ya había dado con "el Sapo Juárez"*. Un hombre de unos 35-40 años, corpulento y que vestía un traje verde oliva. Era algo así como el gordo Tony de los simpsons, solo que de tez trigueña y sin ojeras.

-Hola muñeca-la saludo con una sonrisa tetrica, mirándola con cierto desprecio.

Seguido de eso, bajaron más hombres trayendo a Segismundo, Gustabo y Horacio, quienes también tenían las muñecas atadas.
Se miraron entre sí, como preguntandose que pasaría o que harían a continuación. Pero esa "charla de miradas" fue interrumpida por la voz del hombre.

-Supongo que ya deben saber quién soy-dijo con orgullo. Gustabo y Horacio se miraron entre sí, realmente no tenían ni la más mínima idea de quien era-pero, por si acaso me presento, soy Juárez. El sapo para los amigos.

-Yo soy Horacio, pero puedo ser lo que usted quiera-mencionó coqueto.

-Joder Horacio, no dejas títere con cabeza eh-comentó la chica riendo y con tono de reproche.

-A lo que veníamos-dijo el de traje, acomodandose el cuello de su saco-Quién de ustedes fue el hijo de puta que mató a mi hombre-un aire sombrío inundó su rostro y el enojo se hizo presente en su voz.

Ninguno contesto, simplemente se miraron entre ellos. No es que quisieran seguir liandola, solo que no querían delatarse entre ellos; eran unos chivatos, pero tenían códigos.

-No piensan hablar, está bien-replicó Juárez sacando su revolver del interior de su saco, apuntando a Segismundo. Los cuatro entraron en pánico, al final el que menos había hecho era el que más la pagaba.

-Fue Gustabo-balbuceo ______ mirando como el nombrado le lanzaba una mirada de "que te reviento"-yo lo obligue

El de traje sonrío con sorna al tiempo que dejaba de apuntarle al de cabello negro. Se acercó lentamente a la chica, colocando su arma sobre su sien.

-¿Por qué lo hiciste muñeca-preguntó con un tono triste, obviamente fingido, mientras corría un mechón de su cara con la punta del arma.

-Te hice un favor-argumentó en defensa propia-Lo primero que hizo cuando Horacio le disparó, fue cacarear como una gallina -mintió, intentando zafar de la situación-nos contó todo sobre ti, incluso nos dijo donde encontrarte, pero nosotros solo queríamos venganza para Horacio... Pero me dio tanta rabia escuchar como se chivaba de ti, que lo matamos por soplon.

A decir verdad, sono bastante convincente, pero había algunas cosas que no le cerraban. Sin embargo, al hombre le gustó su actitud, podía ver algo de miedo en sus ojos pero eso no le impidió hacerse valer y ver como una persona ruda. Y después de todo, Pope no era nadie importante, solo querían hacer notar que con la mafia no se metia nadie, o terminaban mal; pero por ellos podían hacer una excepción.

-Y por qué supones que debo perdonarlos, muñeca?-consultó, bajando el arma.

-Podemos trabajar para ti, ya sabes, encargarnos del trabajo sucio-propuso el de campera roja.

La idea no le disgusto mucho al jefe, por el contrario, le pareció buena.

-Sueltenlos-ordenó a sus hombres, por lo que cortaron los presintos, liberando sus manos-Recibirán instrucciones pronto.

Como si nada hubiera pasado, todos los hombres se subieron a las camionetas. Dejándolos solos.

-Podrían llevarnos al centro-gritó Segismundo, pero fue ignorado.

Los vehículos arrancaron a toda marcha y se fueron dejando una nube de humo bastante importante.

-Bueno... A caminar muchachos-comentó ________, comenzando a andar mientras se ponía la capucha de su campera, dado a que estaba comenzando a hacer algo de frío.

-Joder, estamos a tomar por saco-dijo Gustabo, comenzando a caminar.




Una apodo re de mierda le puse al mafia jajajajaj, pero es lo que hay xd.
Muchísimas gracias por el apoyo que le dan a la historia. Los ailoviu

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro