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40: 07/08

Yoon Gi estaba parado en una sala oscura. Sus pies tocaban el asfalto, pudiendo sentir el frío y la textura rugosa.

A su alrededor no había más que bruma negra. Nada.

Intentó dar un paso al frente y otro y otro más. Según avanzaba, a lo lejos veía una figura borrosa que no le daba muy buena espina.

Se detuvo de seguir al frente y aquello desapareció de su vista.

Se preguntó si debía seguir avanzando o ignorarlo y cerrar sus ojos. Suponía que estaba soñando.

Cuando decidió cerrarlos, escuchó un silbido en su nuca. Era una canción de cuna. Y después de que cesara la tétrica melodía, escuchó una voz.


No toques a mi hijo.


Se giró esperando encontrarse con el rostro de una mujer, pero no había nada.

Apretó sus puños con fuerza y volvió a cerrar los ojos. No iba a dejarse intimidar por lo que fuera que trataba de asustarlo. Fantasma, demonio... No le importaba, pero nada lo apartaría de él.


—Estoy soñando, es una pesadilla—se dijo a sí mismo.


No estás soñando. Te estás volviendo demente.


—¡No eres real!


Una fuerza empujó su cuerpo hacia atrás, haciendo que cayera al suelo. Un aire frío lo recorrió al rededor. No podía ver nada debido a la poca luz, y sabía que no iba a ocurrir nada bueno.

Siguió con los ojos cerrados porque creía que de ese modo sentiría menos temor o dolor.

La brisa congelada siguió paseando a su alrededor.


Te advertimos que te alejaras, pero no hiciste caso. Ahora debes morir.


—¿Por qué le haces esto a Jung Kook?—preguntó ignorando esas últimas palabras.


La mujer se volvió a aparecer y lo observó con una mirada de odio profunda. Se acercó hacia el rubio y lo agarró del cuello.


Él me resucitará, su alma. Morí por su culpa y ahora merece ser torturado hasta el fin de sus días.


Las manos de aquella mujer lo apretaban con odio, repudio, desagrado. Lo intentó asfixiar mientras que sonreía como si fuese divertido.

Yoon Gi se removió y agarró las manos que lo ahorcaban para sacarlas de ahí. Iba a luchar por zafarse, por vivir. No pensaba dejarse vencer en lo que él creía que era una mala pesadilla.


no impedirás que reviva. Él es nuestro. ¡Tú debes morir!


—¡No!


Los dos escucharon esa voz. La mujer soltó a Yoon Gi y éste se alejó de ella. Miraron en aquella dirección y ahí lo vieron.

Jung Kook estaba llorando y dando unos lentos pasos hacia donde estaban. Vio la cara de aquella mujer, la de sus sueños.

Ella se detuvo frente a su hijo. No podía tocarlo, sólo verlo y hablarle. Pasó una mano muy cerca de su mejilla, pero no sintió nada.

La mirada de odio del menor era más que notable. Yoon Gi recuperaba aire para respirar con normalidad, pero su corazón estaba muy acelerado observando esa escena entre madre e hijo.

Quería poder saber lo que Kook sentía al encontrarse con la persona que le arruinó la vida. Esa mujer era su madre, la culpable de toda su desgracia. La culpable de su problema de soledad, de tener a un ser de inexplicable figura a su lado, de su temor...


—¿Por qué?—habló Kook con su voz a punto de quebrarse en llanto.


El rostro de la mujer era totalmente inexpresivo. Pero un leve fruncido de cejas se empezó a marcar en su frente.

No le dio respuesta alguna. Simplemente se dedicó a mirarlo con cierto desprecio que, por supuesto, Kook notó.

Madre e hijo, frente a frente, situados en una realidad paralela que parecía ser un sueño.

Nada del ambiente cambió, todo seguía inundado de una bruma congelada, de un aire traicionero que de vez en cuando soplaba más intensamente, revolviendo los cabellos de los tres.


Tu alma es lo único que debía ofrecer para que él me diera el poder.


—Tú no eres mi madre—Kook apretó sus puños y comenzó a llorar—.Una madre nunca habría hecho esto a su hijo. He soportado a esa sombra durante toda mi vida, me han creído un loco esquizofrénico... No voy a dejar que hagas daño a Yoon Gi.


Él es una molestia —fue lo único que le dijo.


Yoon Gi se había incorporado. Ni hizo ningún tipo de movimiento porque no quería meter la pata y que aquella mujer acabara con sus vidas. Sólo escuchó y observó.


Las reglas deben cumplirse. Tu vida acabará cuando cumplas los 20 y nadie te va a poder salvar. Ni siquiera él —lo señaló a Yoon Gi-—Un ser humano tan insignificante como ese sólo estorba. No sirve, es basura... Te dejaste engañar por sus falsas promesas y amor.


Yoon Gi estaba sintiendo su sangre hervir. Apretó sus dientes con fuerza y luchó por no gritar. Tenía el mal presentimiento de que si hacía algo, todo acabaría.


—¿A los 20?—preguntó desorientado.


¿Ves? Él lo sabía y nunca te dijo, te oculta cosas. Sólo quedan horas para que sea Septiembre y desaparezcas para siempre...


El rostro de Kook se arrugó y rompió en llanto. Cayó de rodillas al suelo y cubrió con sus manos su cara.

Saber eso en ese preciso instante en que era consciente de que en relativamente nada de tiempo sería la fecha de su último día, rompía su corazón. Le dolía en todo su ser el que Yoon Gi supiera y nunca le hubiese dicho.

Por más que pensara que sería mejor no decirlo, se había equivocado. Ahora estaba a punto de llegar el momento. Fue como una explosión en su cabeza.

Miró a Yoon Gi con lágrimas resbalando por sus mejillas. El rubio parecía inmóvil, no podía decir ni una sola palabra, ni una disculpa por habérselo callado.

Los sonidos de unas agujas de reloj comenzaron a hacer eco en sus oídos. No despegaron sus miradas, como si esa fuera la última vez que pudieran mirarse a los ojos.

Yoon Gi se preguntaba si eso era su final. El final para ambos.

Dio un paso al frente, torpe y nervioso por un intento de acercarse hacia él. Pero no pudo, su cuerpo se detuvo al chocar con un muro invisible.

Sintió un dolor en su cabeza y cerró sus ojos, para después volver a abrirlos y encontrarse con que no estaba soñando.

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